Salir de Cuba fue explorar qué me tocaba a mí en el mundo porque la Cuba que a mí me vendieron y en la que yo creía hasta los 20 años era una teoría muy linda que todos somos iguales, mentira, todos tenemos los mismos derechos y somos iguales en materia prima, pero eso que dice el comunismo y el socialismo que a cada quien según su necesidad, veamos los países comunistas cómo viven que cada uno es más desastroso que otro. Si tú no engendras capacidad de emprendimiento en la gente, donde ellos quieran invertir en ellos, crecer por ellos, generar abundancia en otros y tú piensas que el Estado te lo va a dar todo, cuál es el incentivo. A los 20 años, cuando se cae la Unión Soviética, yo era el dirigente de estudiantes universitarios y el rector me dice, vamos a informarle al claustro que a partir de mañana se suspenden del currículo dos asignaturas, marxismo leninismo y materialismo dialéctico. Yo me paré frente al rector y le dije no, yo no me voy a parar al lado de usted a decir eso, porque dónde está lo que pusieron en mi cabeza, el rector me dijo, usted tiene diversionismo ideológico, así se le decía en Cuba a todo aquel que pensara diferente. Y fue mi primer momento de decir algo anda mal aquí, empecé a abrir los ojos y ese año me tocó ir a un pre congreso del Palacio de la Revolución Cubana, donde Fidel Castro dirigió una sesión plenaria y luego tuvo el agasajo a la una de la mañana y nos hicieron una recepción y la recepción tenía todos los quesos, vinos, pastas, licores, postres y en mi casa lo único que había era arroz hervido y la mitad de un huevo hervido. Cuando yo hablo de algo, no lo hago desde una teoría fanatizada, porque toda sociedad tiene sus luces y sus sombras, en Cuba tuve acceso a una educación, que no se dejen engañar, aparenta ser gratuita, no lo es, había que recoger por 45 días, café, plátanos o papas. Yo hablo lo que he vivido, yo nunca podría venir a Colombia a hablarles del proceso de paz porque yo no soy colombiano y porque no lo he vivido. Salir de Cuba para mí fue abrirme al mundo, he vivido en Canadá, en México, España y ahora vivo en Estados Unidos, no he encontrado aún una sociedad perfecta. Llegué a Canadá en 1998, para cubrir un festival multicolor, si vas a vivir en otro país debes tener una mentalidad abierta, una mentalidad universal, global. En 1997 yo vi por primera vez desde un monitor en La Habana, la señal de CNN con Ángela Patricia Janiot y dije, yo quiero trabajar allí, 2001, termino mi carrera, busco una pasantía, busco a un amigo en CNN, que había sido compañero mío de la universidad, él me conecta con un colombiano (ejecutivo) y hago la pasantía, cubriendo yo todos los gastos de viaje por tres semanas en Atlanta, y allí comenzó mi historia con CNN, allí hice conexiones con los ejecutivos, les dije, por qué ustedes no tienen un reportero en Toronto, y me dijeron, es que allí no pasa nada, no hay noticias. Entonces yo les presento ideas de reportajes, si a ustedes les parece, empecé con la Parada de Santa Claus para el programa Destinos y después a un colombiano le hice un reportaje sobre telemedicina para el programa de Consulta Médica. En el 2002 el Papa Juan Pablo II iba a Toronto a la Jornada de Juventud Católica y CNN, que ya me tenía haciendo estas piezas, dijo, te hacemos unas pruebas y si pasas te damos la cobertura, esa cobertura de la visita del Papa abrió las puertas de la credibilidad y que los ejecutivos dijeran este muchacho ha hecho un buen trabajo, hay que ponerlo a hacer más cosas. Eso me costó 11 años. Yo agradezco a CNN porque me dio la oportunidad de conocer América Latina, de crear un liderazgo de conciencia a través del programa y de que hoy yo pueda estar aquí en esta hermosa universidad, gracias a toda esa estela que se creó con el impacto que ese programa tuvo en CNN en Español.