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OSWALDO RUIZ: LOS DESTINOS DEL PAISAJE

por Melissa Mota

El trabajo del artista mexicano Oswaldo Ruiz utiliza la fotografía para hacer arqueología de lo cotidiano y mostrarnos nuevas maneras de pensar lo contemporáneo. Con el proyecto Todo lo sólido, presentado recientemente en la galería Patricia Conde en la CDMX, Ruiz ofrece imágenes en las que la estética y la sensibilidad chocan con la realidad que retrata para cuestionar de forma profunda nuestro impacto en el medioambiente a fin de encaminar el devenir.

Mediante la serie fotográfica que compone el proyecto Todo lo sólido, el artista regiomontano Oswaldo Ruiz devela la problemática del extractivismo geológico de la zona metropolitana de Monterrey y la consecuente transformación del paisaje. Esta situación no es nueva, desde principios del siglo XX las montañas que colindan con la ciudad han sido explotadas para extraer rocas calizas y arcillas a fin de producir cemento y concreto a escala internacional.

A pesar del impacto medioambiental a la flora y fauna, así como la contaminación producida por las detonaciones a las laderas, continúa siendo una actividad común, sin importar que algunas zonas cuenten con la declaratoria de Área Natural Protegida. Esta mutilación, además, hace que se pierda la función que tienen las montañas de filtrar el agua de lluvia al subsuelo y permitir que los mantos acuíferos sean recargados.

Desde 2018 Ruiz ha explorado cerca de 40 pedreras (nombre con el que se le conocen a las canteras) en los principales cerros de trabajo, centrándose especialmente en los de Topo Chico y las Mitras, así como los de las sierras del Fraile y de San Miguel. El resultado es un relato visual que permite conocer la relación compleja entre las montañas y la ciudad, denominada como la capital industrial del país.

El proyecto fue recientemente presentado en la galería Patricia Conde. Bajo la curaduría de Ariadna

Ramonetti, se exploraron tres momentos del proceso de explotación. En primer lugar, las huellas o las cicatrices que dejan a las montañas los agresivos métodos de explotación, como la barrenación con explosivos. Después de sustraer grandes tajos verticales hasta agotar el material, los cerros son abandonados sin ningún intento posterior de reparar el medio, dejando a la vista un paisaje trunco (o como prefieren llamarlo Ramonetti y Ruiz, un “necropaisaje”).

En segundo lugar, se indaga sobre los nuevos paisajes que se crean a partir de esta situación en la ciudad misma, pues el material pétreo regresa en forma de muro, banqueta, casa, puente, banca y demás. La pieza más representativa de este momento es Desdoblaje, una fotografía en la que se puede ver un paisaje urbano de concreto y cemento compuesto por complejos de departamentos y casas en una antigua pedrera abandonada del cerro de las Mitras. Lo monumental de la obra hace que sea aún más contundente el contraste entre la montaña explotada al fondo y su transformación en material de construcción en primer plano. De igual manera, en el video De Topo Chico a Chipinque, Ruiz capta momentos de esta convivencia con el material en la urbe, como el desgaste de una pared de alguna obra pública, una escoba que barre un piso de concreto, hormigas caminando sobre la acera, tabiques abandonados o suelos quebrados.

Finalmente, Todos los sólidos se centra en la producción de figuras decorativas de inspiración neoclásica y grecorromana, hechas por artesanos que formaron parte de los grupos provenientes de otros estados y municipios, que durante los años setenta se instalaron en las laderas de antiguas canteras de Monterrey. Gracias al surgimiento del Frente Popular Tierra y Libertad en 1973, conformado por 350 mil personas, se pudieron formar colonias, garantizando el derecho a la vivienda para quienes dependían de la economía informal. Al establecerse cerca de las pedreras, los artesanos tuvieron acceso a los remanentes del material, con lo que podían realizar objetos ornamentales, adecuando su trabajo a procesos semi industriales, como el vaciado en cemento con moldes de fibra de vidrio. El resultado son columnas, animales y figuras humanas que parecen talladas directamente en piedra. Ruiz retrató 23 objetos hechos con cemento por Armando de

León y su hija Patricia, artesanos de la colonia Primero de Junio del sector Tierra y Libertad.

Con este proyecto, el artista reflexiona sobre la violencia que el capitalismo ejerce sobre el territorio y el tejido social, además de indagar en la construcción de paisajes que desplazan y transforman lo natural. La documentación de la transformación violenta de la montaña en ciudad y las huellas del extractivismo, deja al descubierto una problemática que, si bien es irreversible, aún hay un campo de acción legal para frenar la devastación y optar por soluciones menos contaminantes y con planes regeneradores del daño al medioambiente. Durante el encuentro “Las islas también se desplazan: Diálogos situados sobre arte, política y territorio” 1 , llevado a cabo en mayo de este año en Monterrey, Ruiz señalaba que, dentro de los

1 www.youtube.com/watch?v=nfIx3feC8TY&ab_channel=CentroCulturalPlazaF%C3%A1tima límites y capacidades del discurso fotográfico, la visibilización puede generar cierta toma de conciencia y nuevas aproximaciones a esta problemática, además de dar la posibilidad de crear o imaginar qué hacer con los espacios que han sido abandonados y de qué manera se puede generar una legislación más clara para los usos de la montaña. www.pcg.photo | Instagram @patriciacondegaleria

Universidad cuenta con una en del por la UNAM y actualmente es doctoranda de la misma institución. Fue coordinadora de la galería Ángulo Cero, un espacio dedicado a la intersección entre el diseño y el arte, y ha colaborado para revistas como Código y Gatopardo

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