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Hace mucho tiempo no sabía lo que era tener paz

Mi vida sentimental era un fracaso; mi esposo me era verbalmente, esto me volvió una mujer amargada; pensé que habia nacido para sufrir.

Mi esposo por estar con sus amantes y amigos descuidaba su hogar. Económicamente estábamos en una situación crítica, tenía que pedir ayuda a mi madre y, a mis suegros para poder alimentarnos por causa de esposo, él derrochaba el dinero.

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Me detuve a mirar todos los aspectos de mi vida y en lo sentimental había fracasado, pues mi esposo estaba en manos de sus amantes, mi hijo enfermo, yo vacía y deprimida, ese era mi fondo, ¡llevaba una vida destruida!

Así llegué a la Iglesia Universal, cargada de tantos problemas. En esa época comenzaba la Campaña de Israel, ahí supe que debía subir al Altar y así fue, subí e hice mi voto con Dios y Él me respondió ¿cómo?; pues, mi esposo se alejó de sus amantes, de las malas amistades, mi hijo fue curado, volvió a mí la paz y la alegría que hace muchos años no sentía. Además, mi esposo y yo conquistamos el Espíritu Santo, Él transformó nuestro interior, por eso hoy nuestro hogar es una bendición.