Los pequeños super heroes de la carretera

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En 2011 se han reducido un 51% las víctimas infantiles en carretera Es la

primera vez desde 1961 que el número de víctimas mortales en accidentes de carretera no llega a 1.500. Durante 2011 han fallecido en España como consecuencia de accidentes en carretera 1.479 personas (han descendido pero siguen siendo demasiadas), 14,5% menos que en 2010. En 2011 ha habido 2.762 muertos menos que en 2000, 2000, lo que supone una reducción acumulada del 65,1 5,1 por ciento. Y en cuanto a los heridos graves en vías interurbanas también se han registrado descensos. El año 2011, 2011 con 7.069 heridos graves,, ha presentado un descenso del 9,8% respecto de 2010. Respecto de 2010, el grupo de edad que mayor reducción porcentual porcentual ha experimentado en 2011 ha sido el de fallecidos de hasta 14 años, años, con 25 fallecidos menos,, lo que ha supuesto una reducción del 51%. Estamos muy contentos por la disminución de víctimas mortales infantiles en carretera, pero NO satisfechos, satisfechos todavía queda mucho por hacer, mucho por mejorar. El objetivo son CERO víctimas infantiles en cualquier medio de Transporte y en este nuevo año 2102, lucharemos fervientemente porque así sea y esperamos contar, como siempre, con tu apoyo y colaboración.

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Mikel Garrido Díez – Presidente de la Asociación Unidos por la Seguridad Infantil – Mikel.garrido@seguridadinfantil.org


LOS PEQUEÑOS SUPERHEROES DE LA CARRETERA

A lo largo del siguiente artículo voy a tratar de presentar una enorme duda razonable a la que todavía no se ha conseguido que nadie de aún con la respuesta. Lo que para un mundo está lleno de normas, estudios, estadísticas y resultados, para otro mundo paralelo y prácticamente similar sólo existe el vacío como respuesta a los mismos puntos. Los dos mundos son la seguridad infantil en el vehículo particular y en el autobús (sobre todo escolar).

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Voy a empezar a enumerar los puntos que parece que en el vehículo particular funcionan de una manera y que en el mundo del autobús, la física, la lógica y la razón funcionan de forma totalmente diferente, provocando que nuestros pequeños se conviertan en súper héroes nada más cruzar la puerta del autobús.

1.- A 50 Km/h, y sin el adecuado sistema de retención, un niño de 20 kg de peso se golpearía contra el parabrisas con una fuerza equivalente a 500 kg. Este mensaje, claro, conciso y proporcionado por numerosos estudios de centros tecnológicos y avalados por la DGT es exactamente igual independientemente del vehículo en que se circule, un coche, una moto, un autobús o un leopardo. Nadie pone ya en duda la veracidad de este dato físico, motivo por el cual, el uso de sistema de retención adecuado a estatura, edad y peso es un requerimiento vital en pro de la seguridad de los pequeños viajeros. Pero, ¿por qué si para el coche particular es tan claro, en el autobús no se potencia y se obliga su uso? ¿Acaso los autobuses no alcanzan la velocidad de 50 km/H?, ¿Funciona otra física diferente en este mundo paralelo? En el caso del autobús no importa esta rotunda afirmación física, ya que gracias a los súper poderes de burbuja de campo de fuerza que cada pequeño adquiere al entrar en un autobús hace que un choque a 50 Km/h y una fuerza de 500 kg sea imperceptible por sus pequeños cuerpos.

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2.- El uso de los sistemas de retención infantiles reducen en un 40% las lesiones mortales y un 70% la posibilidad de sufrir heridas graves. De nuevo, numerosos estudios avalan esta afirmación para el vehículo particular. La comparativa es más bien sencilla de realizar conociendo los datos anteriores al año 2005 (año de entrada en vigor de la obligatoriedad del uso de SRI en los coches) versus los posteriores años. Una afirmación que comparto al 100% y del que soy ferviente defensor de su obligatoriedad en el vehículo particular, pero, de nuevo ¿qué hace que en el autobús esta afirmación lógica, testada y demostrada deba funcionar de diferente manera?, ¿existe un poder sobrenatural en este medio de transporte que haga que nuestros hijos e hijas no precisen la misma seguridad? En el caso del autobús no es necesario el uso de los SRI, gracias al súper poder de convertir sus pequeños cuerpos en duras estructuras de acero nada más traspasar la puerta de entrada.

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3.- Prohibido transportar menores sin los SRI adecuados a edad, estatura y peso. De nuevo, numerosos estudios avalan esta afirmación para el vehículo particular. La propia evolución del cuerpo humano en sus primeros años de vida requiere diferentes modelos de SRI (Grupos 0, 0+, I, II y III) que se deben ir cambiando a medida que los pequeños crecen. Este hecho no es por simple capricho, sino que de nuevo, es única y sencillamente por garantizar la integridad física de los mismos y minimizar en todo lo que sea posible las graves consecuencias que acarrean los accidentes.

Pero de nuevo, esto que todos sabemos para el vehículo particular, en el caso del autobús no nos debe preocupar lo más mínimo, gracias de nuevo a los súper poderes. El autobús, como el mejor de los transformer, modifica su estructura interna adecuando los asientos de forma automática al menor, no siendo preciso no sólo el uso de SRI sino que tampoco el tener que adaptarlos a su edad, estatura y peso.

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4.- El uso de cinturones ideados para adultos en menores de 1,35 m puede ser mortal sin el SRI adecuado. No debemos de olvidar que vivimos en un mundo adaptado para adultos. En el coche, como en el autobús, todo está ideado para que adultos, con unas medidas estándar, puedan disfrutar de comodidades, visión, acceso y por supuesto seguridad. Cualquier personalización al mundo del menor debe contar con un accesorio o adaptación a su mundo, a su tamaño. Pero esto no ocurre sólo en el mundo a motor, sino en todo, camas, comedor, juegos, sillas, hasta en el cuarto de baño. Por ese motivo, cosas que nos parecen totalmente lógicas en cualquier orden de la vida, parece que en el autobús no es necesario. “Si ya lleva cinturón de dos puntos, para que precisa más”. Y es normal, lo que la gente no sabe es que un pequeño o pequeña desde los 18 meses, nada más entrar en un autobús y gracias al súper poder de la transformación corpórea les convierte a todos en esbeltos/as adultas de no menos de 1,80 metros, permitiendo así el uso de un vehículo ideado para adultos.

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5.- Hasta los 18 meses obligatorio uso de SRI contrario a la marcha (recomendable hasta los 36 meses) Punto basado en irrefutables comprobaciones y estudios. El cuerpo de un menor de 18 meses no sería capaz de soportar un impacto incluso inferior a los 50 km/h de forma frontal. Simplemente, y para que sea sencillo su entendimiento, la cabeza de un bebé respecto a su cuerpo no está en la misma proporción que en la de un adulto. Un leve choque con parada en seco podría provocar que se desnucara. Todos lo entendemos, y vemos claro el desarrollo de SRI específicos para los más pequeños (Grupos 0 y 0+) o que incluso, con mayor edad, los SRI adecuados sean con retención de 5 puntos (parecido a los coches de rally) para que de esa forma la fuerza de un impacto se reparta en más zonas de su cuerpo mitigando golpes secos que pueden ser mortales. Pero en el autobús parece que no ocurre lo mismo. No es raro ver a pequeños de escasos año y medio o dos años viajando al colegio ya en autobús, con viajes de casi una hora y a velocidades superiores a 50 km/h. Y si van contrarios a la marcha es por saludar o jugar con sus amigos que van en la butaca de atrás. Pero es que lo que la gente desconocía, es que nada más sentarse en una butaca de autobús, estos pequeños se convierten automáticamente en “mini Hulks”, lo que les confiere una musculatura y una fuerza equivalente a la de un rinoceronte de 600 kilos, por eso no hay nada de que preocuparse.

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6.- Múltiples campañas de comunicación de seguridad infantil en el coche Acción que comparto y aplaudo. Porque aunque es obligatorio desde el 2005 el uso de SRI en los vehículos particulares, y que todo el mundo es consciente y está sensibilizado con que realmente salva vidas, no es extraño encontrarse aún a cantidad de menores viajando sin la adecuada protección en viajes por carretera. Pero me extrañan las escasas, por no decir nulas, campañas de comunicación y sensibilización por la seguridad infantil en los autobuses. De nuevo, los dos mundos tan exactamente iguales parece que en el caso de la comunicación cogen caminos diametralmente opuestos. Para el coche, múltiples campañas de seguridad vial, de seguridad, de obligatoriedad... millones de euros sólo en comunicación y acciones de formación. Para el autobús, cero. Es normal, no hay de qué preocuparse. La administración y los principales expertos en seguridad vial son conocedores de los súper poderes que nuestros hijos e hijas adquieren al entrar en un autobús. Nosotros, como padres y madres no lo sabemos, ya que es posible que nos alteráramos al conocer las transformaciones de nuestros pequeños, por eso mejor seguir viviendo en la ignorancia.

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7.-La DGT califica como infracción grave el no hacer uso de los sistemas de retención infantil. La sanción es de 200,00 € de multa (hasta 260,00 € en reincidentes) y conlleva la pérdida de tres puntos. En los accidentes en que mueran niños y no estuvieran sujetos por el cinturón de seguridad o por los dispositivos adecuados para su edad se podrá acusar a los conductores de homicidio o de delito de lesiones imprudentes Viendo que las campañas de sensibilización, las muestras y pruebas de las consecuencias de no emplear SRI no funcionan, la administración y la DGT en concreto no ha tenido más remedio que emplear el viejo método del “palo”. Y una vez más, a modo particular, lo aplaudo y comparto. Lamentablemente, aún sigue existiendo mucha gente que piensa que a ellos no les va a pasar, que es un trayecto corto, que cuando eran pequeños no existían estas cosas y no pasaba nada. Pero pasa, y ahí están los datos que lo corrobora. Pero volviendo al mundo paralelo, el autobús, no existe absolutamente nada de eso. No es obligatorio ningún uso de sistemas de retención, si llevan, basta con poner los cinturones ideados para adultos, y si no los ponen tampoco pasa nada, total, son súper héroes. En el autobús no es necesario aplicar esta serie de medidas, ya que gracias a los súper poderes de los pequeños y a que es imposible que un autobús tenga un accidente, estas sanciones y normas no son necesarias. Lo único que tienen prohibido es que el autobús vuele o que los pequeños lancen rayos al exterior.

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Con este artículo trato de mostrar como dos mundos tan similares, el del vehículo particular y el del autobús, difieren tanto a la hora de tratar la seguridad infantil. Por supuesto no planteo el hecho de que en vehículo particular sea exagerado la seguridad infantil planteada, ahí están los datos, en el año 2011 se redujo un 51% la mortalidad de los menores de 14 años por accidente de automóvil; sino a la prácticamente inexistente acción en pro de la seguridad infantil en los autobuses. No se debe de olvidar, que los datos más alarmantes en el transporte de autobús son los de la accidentabilidad. Esos casos en los que el menor, por un leve frenazo, ha sufrido un impacto que le puede dejar marcado para toda la vida. Los autobuses están ideados para adultos, y las zonas de impacto de un menor siempre es contra zonas duras, como la mesilla, el asa, el posa vasos o incluso el cenicero que aún muchos llevan. Dos mundos paralelos con enormes similitudes: -

Ambos son vehículos a motor Los niños y niñas son exactamente los mismos Las velocidades son casi similares (urbanas e interurbanas en su inmensa mayoría) Las carreteras por las que circulan son las mismas Los peligros existentes son prácticamente los mismos

Pero sin embargo, la seguridad infantil en ambos mundos es totalmente diferente.

AÑO 2012 – 10

POR LA SEGURIDAD INFANTIL EN EL TRANSPORTE ESCOLAR

Mikel Garrido Díez – Presidente de la Asociación Unidos por la Seguridad Infantil – Mikel.garrido@seguridadinfantil.org


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