Mi cielo protector

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Mi cielo protector fotograf铆as

Lucila Bodel贸n


Los primeros encuentros con la fotografía comenzaron durante mi infancia en los viajes por el interior del país que hacía junto a mis padres. Una Minolta mecánica, muy cuidada por mi padre, me ayudó a tomar mi primera foto. Me emancipé de la mirada de ellos estudiando cine y fotografía en los años 90´s. Mi formación ortodoxa me llevó a pasar varias horas en el laboratorio hasta dominar de excelente modo la técnica y la forma de la fotografía Blanco y Negro. En el 2004 empecé a llevar en mi cartera una cámara casi descartable, confeccionada en plástico y de diseño lúdico. El color se apoderó de mis ojos, como así también el azar. Crecí y me emancipé nuevamente de mi escuela y de esas enseñanzas mientras volvían los viajes y comenzaban las fotos descontracturadas, la mirada fresca acompañada de mi andar más seguro y sereno. Desde entonces, tomo fotografías recreando mi vida: mis memorias, mezcla extraña de recuerdo, olvido y fantasías. La forma da sentido al contenido. Camino por lugares elegidos particularmente que interpreto porque los transité alguna vez. Los conozco, los quiero, los contemplo y en ellos me veo: los campos de Buenos Aires son mi infancia; las playas, mi adolescencia; y Buenos Aires, la ciudad en la que elijo vivir hoy. Me pregunto quién he sido y quién seré, mientras camino y fotografío lo que acontece construyendo un mundo fraccionado, secuenciado, desordenado y en constante cambio como lo es nuestro exisitir.


Allí estará siempre la luz delicada que recorta pequeños árboles lejanos el gusto insistente por el mundo, una catarata vertiginosa de percepciones sin nombre: el inicio. Y ella, o la que fui, permanece guardada en cada hoja esperando el rocío y la niebla del invierno o las dulces mañanas de frío evaporándose, mientras repaso sus rutas en la palma de mi mano, esa niñita me acompaña Cada vez que me decido, en este traspasar de puertas ella, allí.

Constanza Sanz Palacios


Molino en el cielo de Juan


Peque単o juguete en el camino


Las tierras no tienen due単o


Campos en San Pedro


Creía y no creía, por esa razón, el mar. Porque entonces mezclamos nuestros odios, nuestros sexos, nuestros furiosos trazos humanos ardiendo en el agua, y los ojos abiertos a la inmensidad, buscando partículas de vidas posibles, probando hasta qué punto, qué borde, qué límite el territorio será nuestro, espesura o dolor Y la pregunta rozándonos las sienes si tal vez, luego de tanto disolverse emerge en algún sitio nuestro, propio el cuerpo. Constanza Sanz Palacios


Intimidad


EfĂ­meros Otros


Primer signo de amor


Suavemente dormido


Habito pequeĂąa y pronto cruzarĂŠ el mar


Solito


Peque単o refugio


Vida, tiempo ahora envuelta en mí serena con manos suaves hacia adelante, como recibiendo y ofrendando este deseo: un corpus de imágenes en ciernes restos de hebras después del click. Entrega fugaz que construye mundo Buenos Aires, algo más para compartir. Constanza Sanz Palacios


Ahora


DialĂŠctica Urbana


Datos técnicos Fotografía color analógica 35 mm Toma directa / Copia por ampliación Medidas: Pequeño formato: 15 X 21 cm. Mediano: 45 x 30 cm Grande: 100 x 66 cm Tiraje: 7 copias + 1 autor

Videoart: http://www.youtube.com/watch?v=5_HVtOXqIg0

Lucila Bodelón lucilabodelon@gmail.com 15 57 09 14 07


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