Un camino septiembre 2013

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La feria de Upianita

A 27 kilómetros de la capital de Santiago del Estero, en dirección sur, la Feria Artesanal y Productiva Upianita constituye cada sábado un lugar de reunión de la cultura y la naturaleza de la provincia donde pobladores de localidades cercanas comercializan sus productos. Por su diversidad y poder de atracción, es un paso obligado en el primer tramo del Camino Real. Aquí se puede disfrutar de un día de campo con folklore en vivo de la

La Capilla de San Pedro, sitio histórico en el Camino Real santiagueño.

A

bajo, suelo de tierra, escenario de leyendas. Arriba, cielo claro y sin nubes, un celeste furioso iluminando a esa silueta marrón con los tonos verdes de sus plantas autóctonas. Atrás, las historias iniciales de un país, el nuestro. Adelante, un sendero de pueblos que honran su identidad y resisten al olvido. Santiago del Estero, la madre de ciudades, la primera fundada en territorio nacional y el corazón del viejo Camino Real, que unió el Alto Perú con el puerto de Buenos Aires y otras provincias argentinas.

Hacia un lado del río Mishky Mayu, que bordeaba la región santiagueña a lo largo de casi 400 kilómetros, el Camino Real fue hace siglos la ruta del comercio, trazada en sentido vertical. Y fue, sobre todo, la ruta de la colonización, que se hizo por tierra desde el Océano Pacífico, con carretas y mulas en bajada desde el virreinato del Perú. Por el Camino Real pasaron conquis-

mano de músicos locales, ver peñas al aire libre, pasear en sulky y probar deliciosos

tadores, misioneros, ejércitos enteros, comerciantes, caudillos, arrieros y las mil historias que entre todos supieron tejer. Allí, entre la maleza del campo santiagueño, perduran las culturas ancestrales: idiomas como el quichua, creencias religiosas nacidas en el lugar, leyendas como la de La Telesita, una joven que mientras bailaba cayó sobre una fogata que la calcinó. Costumbres de antaño, el ser y el hacer de los hombres. Los ritmos de chacarera y vidala, el dulzor del mistol y el calor de la gente colorean el paisaje de estos pueblos que alguna vez fueron amenazados por el desarraigo. Supieron de éxodo rural, de falta de oportunidades, de marginación de la escena productiva. Una iniciativa de la Subsecretaría de Turismo de la provincia, en coparticipación con las comunidades, trabaja en la puesta en valor de este histórico trazado. “Al tener casi 500 kilómetros,

platos tradicionales: chivito, lechón, asado criollo, empanadas, vizcachas, pasteles de charqui y quesos de cabra. Con sus postres a base de cayote, zapallo, higo o miel de caña, la propuesta dulce también es imperdible. La feria también exhibe el parque temático Escultura, Naturaleza y Leyendas, donde se recrean los relatos más populares, y la Exposición de Cruces, que revive la historia, cultura y religión de las comunidades del Camino Real.

lo estamos haciendo por segmentos. El primer tramo abarca desde la Capital hasta la localidad de Loreto, situada 60 kilómetros al Sur”, señala Alicia Montenegro, a cargo del Programa de Desarrollo Turístico del Camino Real. Los pueblos de San Pedro Manogasta, Tuama, Villa Silípica y Sumamao (ninguno de ellos supera los 1.500 habitantes) fueron los primeros en abrir sus brazos.

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