25 de julio de 2012

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Ecuador en anécdotas

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Por: Jorge Ribadeneira

MIÉRCOLES 25 DE JULIO DEL 2012 / Últimas Noticias

Sorpresa y rumores tras el deceso de Aurelio Mosquera

¿QUÉ PASÓ CON EL PRESIDENTE? l 2 de diciembre de 1938, el prestigioso médico quiteño y dirigente liberal, doctor Aurelio Mosquera Narváez -nacido en 1883- se encontró, inesperadamente, instalado en Carondelet, llamado a gobernar por cuatro años al siempre inquieto Ecuador. Lo primero que hizo fue nombrar Ministro de Defensa al joven (32 años) Galo Plaza Lasso. Luego echó una mirada al panorama político. Los años treinta fueron dominados por la inestabilidad. Ningún gobernante tuvo el gusto de terminar su período. El doctor Velasco Ibarra, por supuesto, se cayó al año de asumir el mando (agosto de 1935). Luego vino su ministro de Gobierno, Antonio Pons, quien convocó a elecciones. Pero como advirtió que iba a triunfar un conservador, buscó un dictador (Federico Páez), quien fue echado por un general, Alberto Enríquez Gallo. El general ‘Mashca’ Enríquez se portó bien durante un año y luego convocó a una Asamblea -integrada por igual número de conservadores, liberales y socialistas- que nombró a un presidente, Manuel María Borrero, quien renunció pronto. Fue entonces cuando los asambleístas escogieron una madrugada al doctor Aurelio Mosquera Narváez, quien aceptó resignadamente la alta designación. Casi lo primero que hicieron el presidente Mosquera Narváez y su ministro Galo Plaza fue disolver -15 días después- a la Asamblea que les eligió. “Tuvimos que hacerlo para que la Asamblea no nos tumbe a nosotros”, dijo años después Plaza al autor de estas notas, con una sonrisa en su rostro. El problema clave fue que la Asamblea quería ascender a general al coronel revolucionario izquierdista Luis Larrea Alba, y Mosquera Narváez se oponía. Con maniobras de fuerza o de habilidad se mantuvo en el mando. Era un personaje conocido y respetado en Quito, médico de mucho prestigio, ex rector de la Universidad Central, ciudadano muy estimado. El doctor Mosquera era, además, jefe del liberalismo y muy amigo del doctor Carlos Alberto Arroyo del Río, liberal aspirante a la Presidencia. La izquierda estaba muy activa y miraba también hacia el Palacio de Gobierno.

E

Muerto, de pronto Las únicas novedades eran políticas y administrativas cuando, el miércoles 15 de noviembre de 1939 circuló en Quito y luego en el resto

Los asambleístas escogieron una madrugada al doctor Aurelio Mosquera Narváez, quien aceptó resignadamente la alta designación.

Fue difundiéndose el rumor de que el final inesperado se debió en realidad a que el doctor Mosquera Narváez se había suicidado.

del país la noticia de que el presidente doctor Aurelio Mosquera Narváez yacía enfermo y su estado era bastante grave. Más aún, a las 08:00, el presidente del Senado doctor Arroyo del Río recibió un mensaje en Guayaquil e inmediatamente viajó a Quito, en un avión de la empresa alemana Sedta. Los rumores subieron de tono y más cuando el doctor Arroyo del Río asumió el mando del país, en su calidad de presidente del Senado. El presidente Mosquera Narváez falleció el viernes 17, a la una y veinte

minutos de la mañana. La noticia corrió rápidamente, provocando conmoción en todo el país, sobre todo cuando llegó hasta los últimos confines nacionales. El sábado a las 10 de la mañana se realizó el funeral, con numeroso y dolido acompañamiento, encabezado por Arroyo del Río, familiares, ministros, funcionarios y público en general, en medio del pesar y la sorpresa, con una pregunta a flor de labios. ¿Qué pasó?

¿Pues, qué pasó? Solo en diciembre de 1911 se había suscitado algo igual en el Ecuador, cuando el presidente Emilio Estrada murió por enfermedad en Guayaquil. Pero el deceso del doctor Mosquera Narváez sorprendió, además, por sus características, entre ellas la escasa información que se tenía y el final casi inmediato. Los boletines de prensa solo hablaron escuetamente de enfermedad y en algún periódico se hizo constar que fue víctima de un ataque de uremia, palabra que recoge los términos orina y sangre. Pero paulatinamente fue difundiéndose el rumor de que el final inesperado se debió en realidad a que el doctor Mosquera Narváez se había suicidado “al ingerir una medicina venenosa que él mismo se recetó e hizo preparar en la Botica Alemana de Quito”, según escribe el historiador Simón Espinosa Cordero, en el capítulo respectivo de la colección Edufuturo. Más aún, otro historiador, Eduardo Muñoz Borrero, en su conocido libro ‘En el Palacio de Carondelet’, sobre los presidentes del Ecuador, anota entre las posibles causas de la muerte de Mosquera Narváez: “Unos dicen que fue por un paro del corazón, otros por derrame cerebral, por un ataque de uremia o por haber ingerido una fuerte droga con el ánimo de suicidarse. La verdadera causa ha quedado en el misterio”. El mismo autor, en una anotación de su libro, va más allá cuando señala que Mosquera Narváez “se habría privado de la vida por un problema conyugal” y añade que el doctor Andrés F. Córdova “habría visto un frasco de veneno en el velador del Presidente”. El doctor Arroyo del Río asumió interinamente la presidencia y más tarde, en 1940, llegó a Carondelet tras una discutida jornada electoral.

Esta es la portada de EL COMERCIO del viernes 17 de noviembre, que informaba de la muerte del Presidente.

(Esta anécdota fue publicada por primera vez el 18 de diciembre del 2008 y la reproducimos aquí por pedido del público)


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