Revista Adventista - Preparate para el encuentro con tu Dios (Marzo 2011)

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Elena White Los hechos de los apóstoles comienza con estas palabras: «La iglesia es el medio señalado por Dios para la salvación de los hombres. Fue organizada para servir, y su misión es la de anunciar el evangelio al mundo» (pág. 9). «Los discípulos oraron con intenso fervor pidiendo capacidad para encontrarse con los hombres, y en su trato diario hablar palabras que pudieran guiar a los pecadores a Cristo» (Ibíd., pág. 30). La oración, sin un enfoque claro en la misión, lleva a la justicia propia y al orgullo farisaico. La misión sin oración produce un testimonio impotente e inefectivo. La oración y la misión, sin el fundamento de la Palabra de Dios y su verdad, crean un clima que fomenta las aberraciones doctrinales y la herejía. La oración, el estudio de la Biblia y la misión son las características distintivas de todo verdadero reavivamiento. El llamamiento al reavivamiento durante el Concilio Anual es un llamado del Espíritu Santo a una experiencia más profunda con Jesús, en espera del poder de la lluvia tardía para la proclamación final del mensaje de los tres ángeles. Este llamamiento no implica que el Espíritu Santo no haya estado guiando, instruyendo y capacitando a su iglesia en el pasado. Sin duda, lo ha hecho y continúa haciéndolo. El impresionante crecimiento de la iglesia en los últimos años, con más de un millón de nuevos miembros por año, y la fidelidad del pueblo de Dios, son claros indicadores de las bendiciones divinas. Aun así, la obra del Espíritu Santo en el pasado no alcanza para el presente. El Espíritu Santo nos está llamando a una experiencia renovada. Necesitamos el poder del Espíritu para cumplir la misión final de Dios en esta hora clave de la historia de la tierra, en vísperas de la segunda venida de Cristo. Dios ha querido derramar la lluvia tardía sobre su iglesia remanente durante muchos años. Depende de nosotros rendirnos en humildad ante el Señor, pidiéndole perdón por nuestro orgullo y egocentrismo. Se nos dice que «el descenso del Espíritu Santo sobre la iglesia es esperado como si se tratara de un asunto del futuro, pero es el privilegio de la iglesia tenerlo ahora mismo […]. Debemos tenerlo, y el cielo está esperando concederlo» (Elena White, El evangelismo, pág. 508). Dios llama con urgencia a cada miembro de la iglesia para que tenga una relación más profunda con él en oración, estudio de la Biblia y estudio del espíritu de profecía, según se manifestó en los escritos de Elena White. Nos llama a un compromiso más profundo con la testificación y la evangelización. Nos invita a buscar el derramamiento del Espíritu Santo para recibir el poder de la lluvia tardía y terminar así su obra en esta tierra. Tenemos que

cumplir la misión divina con su poder (Zac. 10: 1; Rom. 9: 28; Apoc. 18: 1).

Reavivamientos verdaderos y falsos

Cuanto más amamos a Jesús, más deseamos compartir su amor; cuanto más compartimos su amor, más lo amamos.

El diablo detesta el reavivamiento, y quiere hacer todo lo posible para impedirlo. El maligno sabe que cuando el Espíritu Santo se derrame con el poder de la lluvia tardía, la obra de Dios será completada. «No hay nada que Satanás tema tanto como que el pueblo de Dios despeje el camino quitando todo impedimento, de modo que el Señor pueda derramar su Espíritu sobre una iglesia decaída y una congregación impenitente. Si se hiciera la voluntad de Satanás, no habría ningún otro reavivamiento, grande o pequeño, hasta el fin del tiempo» (Elena White, Mensajes selectos, t. 1, pág. 144). Los frutos de un verdadero reavivamiento se revelan en un carácter transformado que manifieste el fruto del Espíritu Santo (Gál. 5: 22-24). Un reavivamiento genuino lleva a que los hombres y las mujeres revelen ese fruto en sus vidas. No existe el verdadero reavivamiento sin arrepentimiento, confesión y obediencia a la voluntad divina según se revela en su Palabra. Todo reavivamiento superficial que se enfoca principalmente en señales milagrosas, manifestaciones físicas y prodigios, constituye un engaño. Dios puede obrar milagros. Sabemos que en los últimos días habrá una poderosa manifestación del poder del Espíritu Santo. Sin embargo, el principal objetivo del reavivamiento no son los milagros sino la revelación del carácter amante de Cristo en nuestra vida y el deseo de compartir su amor y verdad. Como Satanás aborrece a Cristo, detesta también a los que quieren ser como Jesús o testificar de él […]. Cuando se produce un reavivamiento genuino, las iglesias afectadas por el “frío formalismo” se encienden con la nueva vida en Cristo. La apariencia de piedad que caracteriza la complacencia laodicense da lugar a la oración sincera, el estudio serio de la Biblia y la testificación entusiasta. En los reavivamientos genuinos, el pueblo de Dios no queda atrapado por la excitación emocional, ni enamorado de las señales y los milagros. Sienten amor por Jesús, están comprometidos con las verdades de su Palabra y anhelan compartir a Cristo y sus verdades para el tiempo del fin. En otras palabras, el reavivamiento ordenado por el cielo es equilibrado, no cae en los extremos de la conducta fanática o las meras demostraciones emocionales. Se concentra en Jesús y su Palabra, y halla expresión en la testificación y el servicio.

rA mar. 2011 [53] · 5


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