Revista Adventista - Cinco certezas para el 2017 (Enero 2007)

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E VA N G E L I ZA R LO P R O F U N D O D E L CO R A Z Ó N GERALD A. KLINGBEIL Profesor de grado y posgrado de la Universidad Adventista del Plata.

A solas con Jesús Jesús es el modelo para nuestra vida de devoción personal.

A

ún está oscuro. Aún titilan las estrellas en el cielo sobre Palestina. Aún duermen todos. Aún reina el silencio. Se escucha el murmullo suave de los animales domésticos de la aldea. Una puerta se abre con un leve crujido, y la figura de un hombre vestido con ropas comunes y sencillas sale de la casa. Nada se mueve en la aldea. El hombre ha cubierto su cabeza y sus hombros con un manto de lana, y camina a oscuras hacia las colinas cercanas. Desde el lago se escucha el susurro manso de las olas que llegan a la orilla. A lo lejos se ven algunos barcos de pescadores con lámparas encendidas. El hombre camina con decisión. Comienza a subir las colinas que se levantan en el lado occidental de la aldea. La figura se ve cada vez más pequeña en la distancia. Ahora se escuchan los primeros sonidos en la aldea. Un gallo canta la bienvenida al nuevo día. El hombre ya no lo oye, está en un lugar solitario, mirando hacia el cielo, hablando con alguien, aunque no se ve a nadie. En el silencio del amanecer, Jesús conversa con su Padre. Todavía cubre su cabeza el manto, como expresión de humildad. Todavía hay silencio y todavía hay tranquilidad. Sin embargo, pronto los discípulos y la gente lo buscarán. Muy pronto comenzará otro día de servicio abnegado en favor de las ovejas perdidas que necesitan un Redentor. Muy pronto los enfermos lo rodearán buscando, anhelantes, que les devuelva la salud. Muy pronto comenzarán nuevamente las discusiones teológicas con sus adversarios eruditos. Muy pronto comenzará a percibir otra vez la miseria de prejuicios, celos y oscuridad espiritual. Pero todavía hay silencio, todavía se escucha a Dios. Los Evangelios cuentan muy poco sobre los hábitos de meditación y oración de nuestro Señor Jesús. Hay referencias aisladas aquí y allá, pero no hay un tratamiento metódico o estructurado del tema. En total se pueden encontrar unas diez referencias a la vida de devoción personal de Jesús; cada una tiene apenas uno o dos versículos.1 Entre ellas se encuentran las referencias a su experiencia en el Monte de los Olivos la noche cuando Judas lo traicionó. Aunque no se encuentra una teología o instrucción explícita sobre la vida de devoción personal de Cristo, se pueden apreciar tres elementos comunes que aparecen en casi todos los contextos.

1er principio: “De mañana” Muy temprano era el momento preferido por Jesús para la comunión con su Padre celestial. Es notable observar cómo Jesús, siendo Dios, necesitaba este 2 · [002] rA ene. 2007

momento de íntima comunión con su Padre; es realmente una indicación de que era cien por cien humano, igual a nosotros. Si Jesús necesitaba ese momento, yo también lo necesito. La preferencia de Jesús por la mañana tiene repercusiones sobre el estilo de vida, aunque también encontramos a Jesús al anochecer buscando la soledad para orar y estar en comunión con su Padre (Juan 6: 15, 16; posiblemente también Luc. 5: 16; Mar. 6: 46). Jesús pertenecía a una sociedad mayormente agrícola, donde se vivía al ritmo de la naturaleza. Cuando bajaba el sol, la gente se preparaba para ir a dormir. Cuando llegaba el alba, el pueblo se levantaba. Existían velas y lámparas, pero no se utilizaban para convertir la noche en día. Para poder levantarse temprano uno tiene que acostarse pronto. Cuando convertimos la noche en día es lógico que muy temprano en la mañana no tengamos ni el deseo ni las fuerzas para recibir el pan celestial. Claramente, Jesús no solamente se levantaba temprano, de madrugada, porque así eran las costumbres de la sociedad en la que vivía. Había otra razón mucho más importante: el momento más oportuno para encontrarnos con nuestro Padre celestial es justamente temprano en la mañana, cuando todavía no se “quemó la leche”, cuando comenzamos de nuevo. Yo noto en mi propia vida que cuando comienzo mi día muy apurado o sin tomarme tiempo para conversar con Cristo, no tengo el fundamento adecuado para enfrentar lo que todos tenemos que enfrentar.

2º principio: “A solas” Existe un segundo principio importante que podemos imitar de la vida devocional personal de Jesús: siempre iba a un lugar solitario. La palabra griega que se utiliza en Marcos 1: 35 (o en otros contextos como Mat. 14: 13; Luc. 4: 42; 5: 16) aparece también con frecuencia en la Septuaginta, la traducción griega del Antiguo Testamento. Esta palabra se utiliza para traducir diferentes palabras hebreas, to-


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