Penquista Ilustrado, edición N° 136, año 5

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Concepción, Miércoles 19 de octubre de 2016

El Penquista Ilustrado | 5 DIEGO ROJAS OVALLE

en la comuna de Colbún, en la Región del Maule. Ambas, una vez elaborados sus productos en laboratorios autorizados por ISP, se destinarán a la realización de dos proyectos de estudios clínicos que se encuentran en preparación por los respectivos equipos de profesionales de la salud que participarán en el proceso. En el caso de Fundación Daya, el programa que desarrolla en conjunto con la Municipalidad de La Florida, se llama “Uso compasivo de aceite de Cannabis como tratamiento del dolor en pacientes oncológicos” y tiene como objetivo implementar terapias basadas en el uso de aceite de cannabis medicinal para el manejo y alivio de dolor, destinado a cien usuarios del servicio de salud de la comuna y los otros cien a beneficiarios de la fundación. En este escenario, Daya tuvo que solicitar autorización a diversos organismos e instituciones que se vean involucradas con la puesta en marcha del proyecto. En el caso de los fármacos, la norma es estricta. La planta de cannabis tiene más de 500 compuestos, y los únicos que son utilizados por Sativex son el Tetrahidrocanabinol (THC) y el Cannabidiol (CBD). Por este motivo existe un gran marco que regula el tratamiento y condiciones de las plantas para su producción. “Es una mezcla de dos extractos de planta que tienen siempre la misma concentración de principio activo: THC y CBD. Y eso es un fármaco, un producto que es estándar; que siempre tiene las mismas concentraciones, y que no varía. Ha demostrado ser eficaz, ha pasado los estudios clínicos, demostrando ser capaz de ser lo que dice que es”, explica el bioquímico José Sepúlveda Ugarte, Director Ejecutivo de la fundación local “Ciencias para la Cannabis”. Ellos realizan diversos estudios para llevar a cabo líneas de investigación relacionados con la planta. Asesoran empresas, instituciones, universidades; jueces y médicos. Ximena Steinberg Acuña, también bioquímico y coordinadora de la fundación, es perito de la Defensoría Penal Pública. Ambos opinan que a estas alturas y con toda la evidencia que existe, cuestionar el poder analgésico de la planta es ignorancia. “Los canadienses tienen un manual clínico donde están todos los usos de la cannabis. Esto debería manejar un médico que quisiera usarla. Están todos los estudios; entonces decir que no existe, es básicamente no haber hecho la tarea, no haber leído”, explica José Sepúlveda. “Cualquiera sea el producto que se extrae desde la planta, debe demostrar ser eficaz, no la planta en general. Por eso hay un tema de norma; el auto cultivo no tiene marco legal,

no debe regularse y no lo está, mientras que los productos sí. Ése es un tema de salud pública”, agrega el profesional. Explican que el uso personal está en un marco distinto. Lo que la Ley 20.000 sanciona, en cambio, es la salud pública, no la personal. Esto, porque el único que está en riesgo en ese escenario es el individuo, no la salud pública. “Distinto es el que trafica, vende comercializa o incluso el que regala fuera del marco legal. Él puede poner en riesgo la salud pública, porque está repartiendo”, agregan. Por su parte, Ximena Steinberg explica que hay vías alternativas, como la elaboración de un producto de cannabis, pero siempre para uso personal: “Que el cultivo no se realice de forma farmacéutica no quiere decir que el potencial terapéutico del preparado baje. Eso es simplemente una cosa normativa”. “La otra vía legal –agrega Sepúlveda- que es más eficaz

“Gracias a la comisión de salud y al ejecutivo, logré mi permiso para cultivar. Pero no todos lo tienen” Cecilia Viviana Heyder, ex usuaria de Sativex

y barata es el autocultivo. A pesar de que el ISP aprobó Sativex, no lo vamos a ver en la práctica; muy pocos la van a usar”. Explica que hoy muchas personas hacen preparaciones caseras y las venden: “Eso es tráfico”, sentencia. ¿Por qué?, porque no es un producto farmacéutico aprobado por el ISP, sino que es artesanal; un elaborado penalizado por el artículo 1° de la ley 20.000”. La realidad del enfermo A pesar de haber accedido a Sativex hace dos años, Cecilia Heyder dice: “No estoy posibilitada para comprarlo hoy; no tengo las lucas y aunque lo tuviera, tampoco lo compraría. Tengo que ser consecuente, yo estoy luchando por el bienestar social y no puedo darme ese lujo mientras mis compañeros están suplicando o vendiendo sus casas por un medicamento”. Aún es más honesta en su fundamento: “En Chile, nos guste o no, el enfermo no se muere de enfermo, se muere de pobre, por no tener plata para comprarse su propia medicina. Y eso lo hemos olvidado”, enfatiza. Explica que desde hace más de dos años no tiene atención médica; dice que es el precio que pagó por pedir Sativex. Discusión legal Actualmente se discute en el Parlamento el proyecto que despenaliza el autocultivo de marihuana, con 81 indicaciones. Hasta ahora se han dis-

cutido solo tres. “Hoy día las personas que son detenidas por infringir la ley 20.000 son consumidores, y no narcotraficantes o microtraficantes. ¿Vamos a seguir utilizando nuestros recursos de seguridad pública en perseguir consumidores versus perseguir micro y narco traficantes?”, consignó a TVN la parlamentaria comunista, Karol Cariola, integrante de la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados que revisa las indicaciones del Gobierno al proyecto. “En el fondo como yo veo las cosas -y como lo dijo la diputada Rubilar la semana pasada-, lo que quiere la mayoría de los parlamentarios es que se

apruebe el uso medicinal, pero sin cultivo”, declara Cecilia Heyder. “Gracias a la comisión de salud y al ejecutivo, logré mi permiso para cultivar. Pero no todos lo tienen... por eso encuentro que es muy injusto y muy absurdo todo lo que está sucediendo”, agrega. Cecilia Heyder concluye: “Es un medicamento inalcanzable, nos guste o no. Todo lo que tenga marihuana en Chile es grito y plata. Y si es medicinal, con mayor razón. Yo sé que no soy querida, porque vengo denunciando todo lo que está sucediendo. Lo tengo más que claro. Encuentro que es preferible ser transparente a ser hipócrita, y eso no lo soy”. amanda carrillo norambuena

‫ ׀׀‬Fuera de su horario de oficina, Ximena Steinberg y José Sepúlveda trabajan en la fundación, que tiene por objetivo orientar a la sociedad chilena acerca del uso medicinal, social e industrial de la cannabis.


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