16 | El Penquista Ilustrado / Reportajes
Concepción, Miércoles 16 de septiembre de 2015
Claudia Tapia, cuequera
Un pie de cueca callejero • El paseo peatonal se viste de tricolor y la gente que pasa es testigo de la pequeña fiesta a la chilena en el lugar. Vestida de huasa y con pañuelo al viento zapatea con elegancia, casi sin tocar el suelo ni perder jamás la sonrisa. Nicole Briones N.
C
laudia Tapia Álvarez camina por el paseo peatonal de Concepción vestida de huasa, de “china” más bien, con un vestido floreado y ribetes fucsia de satín. Lleva medias color piel, zapatos negros y el pelo amarrado en un moño tirante. Con un abrigo suelto, largo y negro intenta cubrirse a medias del frío de la tarde. No lle-
va cartera, sólo una bandera chilena grande. Lo necesario para trabajar. Claudia baila cueca en la calle. Es una cuequera itinerante. Ella y sus amigas que la acompañan parten en la esquina de Aníbal Pinto con Barros Arana y van recorriendo el paseo peatonal hasta llegar a Colo Colo y Castellón para poder interactuar con el público. Bailan alrededor de cinco a diez cuecas en el mismo lugar, invitan a algunos tímidos a ser sus parejas de baile y luego se van. Lo primero es el paseo Para bailar, se hacen un espacio entre transeúntes de traje y corbata que miran de reojo y sonríen, vendedores ambulantes, perros callejeros y más de algún peatón despistado que prácticamente se encuentra con ellas al pasar. Zapatean con elegancia, suavecito, casi sin tocar el suelo. Con una mano baten coquetas el pañuelo, con la otra toman su pollera, moviéndose de un lugar a otro, sin jamás perder la sonrisa, en búsqueda de su acompañante. Bailan solas, pero, a veces, las acompañan algunos amigos del conjunto que, vestidos de huaso, dan inicio al paseo del baile nacional. Entonces la cueca empieza con una suave tonada que Claudia acompaña con las palmas para atraer la atención entre el bullicio del centro penquista. "Bailo la cueca porque es lo que me hace feliz, para botar tensiones, dar alegría y mostrar ese sentimiento patrio que llevo en el corazón", cuenta Claudia, mientras acomoda la bandera tricolor que la acompaña en su rutina. La cuequera “La Tapita”, como la llaman sus más cercanos, es egresada de Psicología de la Universidad de Concepción y es miembro del conjunto folclórico “Los del Biobío, grupo que ya tiene cinco años de existencia. Cuenta que desde niña siempre le llamó la atención el baile folclórico y por eso participó en diversos talleres de danza latinoamericana que impartían en su colegio María Inmaculada. “Había una niña
mayor que bailaba muy bien, pero a mí no me tomaban en cuenta. Mirando, aprendí. La primera vez me dejaron bailar por pena creo yo, y cuando me vieron realmente no me soltaron más", cuenta con orgullo. En 2013 se incorporó al conjunto “Los del Biobío” donde participó en diversos encuentros nacionales de bailes tradicionales. Sin embargo, fue en 2015 cuando el grupo ganó el concurso para participar en el Festival Sivo que se realizó en Holanda, un espectáculo internacional de folcklore con canciones, danzas, trajes coloridos y una gran variedad de instrumentos musicales tradicionales. En el encuentro anual participan entre 18 a 20 grupos de distintos países. “Fue una experiencia espectacular, conocí culturas y tradiciones que para mí eran completamente desconocidas. Es algo inolvidable”, expresa con nostalgia mientras arregla la cinta de su vestido. Claudia cuenta que la idea de bailar en la calle comenzó el año pasado y partió por la necesidad de recaudar recursos para costear los gastos de los distintos encuentros folclóricos que se realizan a lo largo del país durante el año. En un principio eran sólo dos; ahora son cinco y deben turnarse para cumplir con sus presentaciones. Sin embargo, a medida que fue pasando el tiempo, el incentivo monetario quedó en segundo plano, y sus presentaciones se convirtieron en una instancia para rescatar el baile nacional y nuestras tradiciones. “No me voy a hacer millonaria con esto, con la cueca no hay lucro. Pretender ganar plata con ella es de tontos", afirma. La última patita de cueca En su quinta cueca en el paseo peatonal, casi al atardecer, los aplausos de los transeúntes no tardan en llegar. Más de alguno interrumpió el paso para ver un baile completo, no dura más de un minuto y medio. Finalmente, Claudia pasa un sombrero para rescatar las monedas. Considera que les fue bien, pero no le gusta dar cifras. Toma su bandera y comienza a caminar de vuelta a su hogar, en Talcahuano.