Fariña

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O Grove, se negó a colaborar con el magistrado. En febrero de 2014, la Policía detuvo a otros dos agentes por facilitar información a los narcos. Todos están pendientes de sentencia. La tercera pata del Estado no se libró de la onda expansiva del narcotráfico gallego. Además de políticos y autoridades, los pasillos de los juzgados también se vieron salpicados por la narcocultura. En los años 80 al juez José María Rodríguez Hermida lo conocían en el Palacio de Justicia de Pontevedra por su falta de dureza cuando el acusado era contrabandista. Decían los abogados que un caso era «RH positivo» cuando Rodríguez Hermida se interesaba por él, aunque no llevara el caso. El magistrado acabó suspendido en 1984, tras ser acusado de aceptar sobornos a cambio de la liberación del jefe de la Camorra, Antonio Bardellino. El boss napolitano estuvo preso en Carabanchel en 1982; y Hermida lo dejó salir provisionalmente con una endeble fianza de cinco millones de pesetas. Bardellino pagó, salió y hasta el día de hoy nadie lo ha vuelto a ver. Francisco Velasco Nieto, de Vilagarcía, trabajaba en el bufete de Vioque y defendió durante muchos años a Laureano Oubiña y a su mujer, Esther Lago. Murió de un infarto en 2004, a los 52 años, y los vecinos lo recuerdan porque siempre lucía un sombrero de ala ancha. Los jueces y colegas del gremio guardan de él una imagen menos pintoresca, como el hombre que torpedeaba cualquier registro e interfería en las operaciones. Hacía, en fin, su trabajo. Hasta que en 2001 lo condenaron por no trazar bien la línea de separación entre cliente y abogado, y acabó en prisión por blanquear capitales de los Oubiña. Velasco Nieto formó parte de un grupo conocido como los «narcobogados», en su mayoría pertenecientes al bufete de Vioque, y también en su mayoría, acusados de complicidad con el contrabando y el narcotráfico. La imagen que mejor los define es la recogida por el periodista Perfecto Conde en 1988. En ella se puede ver a Velasco Nieto en las puertas del juzgado de Corcubión rodeado de marineros del Smith Lloyd of Cairo, un barco apresado con un alijo de tabaco en las costas gallegas. El abogado está repartiendo billetes a los tripulantes para pagar la fianza. A Oubiña lo defendieron Gerardo Gayoso Martínez, que acabó condenado por tráfico de hachís, y Ana Soler, que terminó compartiendo


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