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Visión de ultratumba

Julio Cuello Perelló

El viejo Caronte, de faz angulosa, tendiome en la orilla su mano huesosa, con árido gesto y ademán salvaje buscando, impaciente, mi pobre bagaje.

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Miré en la otra orilla la playa desierta, entre los fulgores de una luz incierta; sentí la nostalgia fugaz de la vida, en el triste instante de la despedida.

"Fui pobre en el mundo -le dije al ancianomi bolsa está exhausta, mirad, buen hermano". Y el viejo barquero, con la mano diestra, retiró la barca, se fue lentamente… En el panorama, tétrico, silente, fulguró en sus ojos una luz siniestra.