Mauro Cabral
La tercera consecuencia a mencionar se relaciona estrechamente con las otras dos –derivándose de su afirmación, pero también sirviéndoles de supuesto constitutivo. Se trata de la introducción misma de la distinción entre corporalidades –aquéllas nombradas, las malformadas o deformes, pero también aquéllas que no se nombran, las ‘normales’ y las ‘normalizadas’ –aunque estas últimas aparezcan, una y otra vez, articuladas bajo el modo de la promesa (promesa de identidad, de veracidad, de locus genérico, de buena vida, de bien común). El paso explícito o implícito de estos cuerpos por el discurso implica, en cada fragmento en consideración, una profunda valoración moral: aquélla que instituye y afirma la deseabilidad de lo que no se posee –es decir, introduciendo la intersexualidad no sólo en una ontología negativa, definida por lo que a su corporalidad múltiple le falta– sino orien-
ORIENTACIONES revista de homosexualidades
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