Transmigracion Noviembre

Page 7

GENERADOR

Es tiempo de silencio.

“Donde hay poca justicia es un peligro tener razón.” Francisco de Quevedo

He pasado mucho tiempo escondido tras el nebuloso panorama de la incertidumbre. He decidido también, a pesar de ello, seguir y no estorbar en el plan, por ignoto, que me tiene destinado la vida. Sin embargo, reconozco que de haber sabido que desde la adolescencia me vería involucrado en tantos asuntos de índole aparentemente jurídica, —derivados casi en su totalidad de actos de violencia y abuso—, y de saber la cantidad de dinero perdido, habría seguramente, y de una vez por todas, abandonado el sinuoso pero tremendamente satisfactorio sendero de las letras, para adentrarme, en definitiva, por el perplejo pero infalible universo de las leyes. Hago la siguiente relación con miras a ilustrar brevísimamente, algunos sucesos por los que hube de transitar, —momentos difíciles sin lugar a dudas—, de los que a pesar de todo, —contando cualquier afectación casi de muerte—, salí muy bien librado. No del todo lo comento para manifestar mi errada suerte, por el contrario, acaso sirvan las palabras como prevención para aquel intrépido camarada.

La memoria me ha traído el recuerdo de los años de infancia en cuyo ambiente tranquilo y admisible, percibido hasta entonces por mi muy limitado horizonte, resplandecía por estar libre de violencia. Ibas donde quisieras, andabas a cualquier hora sin temer nada, sin el miedo y la desconfianza, costumbres que hoy nos acompañan a sortear peligrosamente sinfín de vicisitudes. Así fue que en días recientes se repitió la historia, pues me vi forzado a acompañar a repartidor chofer empleado en negocio familiar de embotellamiento de agua en garrafón de veinte litros y demás presentaciones, para dar cumplimiento de trámite legal burocrático requerido en oficina oscura muchísimo mal atendida de ministerio público, atestada de malhumorados garañones y damitas de torcidas muecas, después de haber sido sometido, por segunda vez, éste repartidor chofer, a tremebunda golpiza ejecutada por malandro local promotor de autojusticia injusta y desquiciado por supuesta invasión de ruta de repartición, y en consecuencia supuesta menguada economía personal.

Luego de largas horas de espera, cerca de las cuatro de la madrugada, amablemente se acercó quien parecía ser un funcionario, -—no lo digo por su aparente pedantería sino por el gafete cuya mica resplandecía holográficamente—, quizás fuera el secretario de turno, era un chaval de nariz chata, escaso cabello relamido con sustancia espesa aglutinante de abundante polvo, ocasionador eventual de estornudos incontenibles pero gratificantes, quien con voz agudísima, apenas escuchada, salida de morada boca y apretados dientes dijo: ¿puedo ayudarlos en algo? Respondí sí, golpearon al chofer repartidor por segunda vez y vamos a denunciar por segunda vez, y el chaval dijo no tú no puedes sino él, y señaló al chofer repartidor, y dije sí fue a él pero yo lo acompaño; no se procedió la ocasión anterior, por lo tanto deseo hablar con la jefa, y señalé la oficina del fondo, y dijo no lo creo, pero debe pasar él y no tú, y él agachó la mirada y no supimos si quiso decir sí o no o nada, sólo levantó los hombros. Entonces señalé a él y le dije qué hacemos, y el chaval dijo pasa y quise pasar y dijo no tú no sino él, a él tomaremos declaración, tú espera sentado en la sala, y él por fin hizo gesto, levantó la ceja derecha y se dispuso pasar por la puertecilla del mostrador atorada apenas con servilletas varias dobladas y redobladas que hacían de broche. Mientras, el chaval volteó a buscar señal aprobatoria de jefa, viendo de reojo el cubil en cuyo frontis se dejó ver rendija de vidrio ahumado pecoso de moscas circundantes por donde se escapaba una muy tenue luz acompañada de macabra sonrisa femenina, todavía no reconocida pero ya con sospechada actitud prepotente, henchida de superioridad necesaria para ocupar puesto ofrecido por gobierno en turno mediante dudoso concurso o examen sumamente dificultoso, al fin superado por sutiles artimañas o trucos aprendidos a lo largo de agotadora preparación para dichas pruebas.

5


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.