LUGARES DE TRANSITO

Page 73

artísticas actuales se ha vuelto un lugar común, vale la pena resaltar algunas propuestas que van más allá de lo obvio para crear reflexiones relacionadas con el tiempo y su capacidad de distorsionar o afectar la mirada de la arquitectura y de la ciudad. En estos momentos de crisis en la vida urbana, en donde megalópolis al borde del colapso y del fracaso como Bogotá, son la contra-cara del enfrentamiento del ser humano con la naturaleza, vale la pena reflexionar sobre las maneras en que se pensó el futuro en el pasado. Menciona Italo Calvino en su libro Las ciudades invisibles: hay que «buscar y saber reconocer quién y qué, en medio del infierno, no es infierno y hacer que dure y dejarle espacio». Espacio físico y mental, espacio para la memoria. La obra del artista/arquitecto Luis Fernando Ramírez (Bogotá, 1969) pretende justamente reflexionar sobre cómo los modelos modernos se constituyeron en grandes meta-narrativas como la fe en el progreso, el desarrollo de la ciencia y la tecnología, con fines colectivos y sostenibles, que tal vez, por su grandeza en las ciudades de nuestro continente, se revelaron más como fracasos que como logros. Closer Than We Think (Más cerca de que lo que pensamos) cuestiona ideas relacionadas con la muerte de la arquitectura moderna más allá de la nostalgia de un futurismo que no fue, para resaltar un espíritu moderno que se niega a desaparecer. […] «A través de imágenes que tomo prestadas de la modernidad, de historias ficticias, textos e hibridaciones culturales, mi trabajo considera los posibles significados de una modernidad híbrida y poluta, pero aún deseable»7. La visión que el pasado nos arroja de un futuro que debía ser, se manifiesta en esta obra a través de una proyección de fotografías de arquitectura futurista de las décadas de los sesenta, setenta y ochenta, mayoritariamente en América del Norte, realizadas por el artista en algunos casos, y tomadas de archivos, en otros. El uso de la fotografía resulta sumamente interesante en esta obra ya que la imagen estática titila, mientras un reloj de tiempo avanza quinientos años a manera de película o cómic de ciencia ficción, pero nada pasa en la imagen. Esa imagen del futuro permanece congelada a medida que el reloj avanza y regresa al año actual. Ramírez toma la medida del tiempo como una de sus coordenadas esenciales, y en este sentido iban las investigaciones del científico/arquitecto Buckminster Fuller, quien consideró que para la permanencia de la humanidad habría que cambiar los códigos temporales de la sociedad y las rutinas del sueño entre otras pautas de comportamiento del ser humano. Al igual que la obra Pasado Tiempo Futuro de Nicolás Consuegra (Bucaramanga, 1976) nos queda la duda ¿Puede ser la arquitectura un sistema para medir el paso del tiempo? Efectivamente, la fotografía sí se concreta como el testimonio principal de la arquitectura de una era. En Colombia uno de los principales fotógrafos de la arquitectura modernista fue el alemán Paul Beer, quien en los años cincuenta y sesenta era contratado por constructores y arquitectos para hacer los registros de sus espacios. De manera impecable y exhaustiva retrató casas y edificios emblemáticos de la capital colombiana en el momento de su máximo auge modernista. Consuegra utiliza una de estas fotografías para realizar una construcción idéntica de este espacio, y plantear un juego de la mirada. Lo que a nosotros nos llegó como huella de un pasado en blanco y negro, es escenificado en tiempo presente y vuelto a retratar en colores. El efecto ilusionista de este trompe-l’œil modernista revertido, engaña al espectador, quien en principio se acerca a las dos imágenes, la original y la contemporánea (realizada con la maqueta a escala) para revelar ese carácter ambiguo de la imagen posmoderna que toma 7. Tesis de grado de su maestría en Artes en la Universidad de Stonybrook, Nueva York, 2011.

71


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.