CHASCA Nº 16 - 2009 – JUNIO

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Antiguos Alumnos

Jorge Rabasa Dolado, UN AMIGO

Por el H. Pencho

Quien alguna vez ha entrado a charlar con Jorge Rabasa se percata enseguida que es un conversador nato. Le gusta el diálogo. Eso sí todas las palabras en su sitio y además con calma, pensando lo que dice. El motivo de esta conversación es una entrevista para nuestra revista “Chasca”. Jorge es Antiguo Alumno marista. Su padre D. Vicente Rabasa, fue presidente de la Asociación de Padres del Colegio. Es Fiscal de la Audiencia de Alicante, imparte clases en la Facultad de Derecho, casado con Magda, a la que también encontró en el colegio, y padre de Marina, antigua alumna y de Nacho, alumno actual. Pero charlando con Jorge, lo primero que uno se percata es del gran cariño que tiene a lo marista. Es un Antiguo Alumno que de verdad quiere a los Hermanos. Jorge ha pateado muy bien en compañía de Magda los orígenes maristas: el Hermitage, La Valla, Marhles...

A otros los he conocido ya en la etapa de mis hijos, entre ellos, Hermanos Manuel Jorques, Javier Salazar, Aurelio, José, Vallejo, Jose-Ignacio… Tuve también un compañero de pupitre que hoy es el H. Mateo, con el que me encontré aquí felizmente más de treinta años después, a su vuelta de distintas Misiones.

1.- ¿Qué Hermanos pasaron por tu vida en tus años de permanencia en el Colegio?

Muchísimos. Decenas de anécdotas graciosas. Y sobre todo, cosas que se nos han quedado grabadas en la memoria, como las distintas dependencias del Colegio anterior (de General Mola); las amistades que allí pude hacer; las caminatas a la Ciudad Deportiva, donde dábamos parte de la Educación Física; los recreos con centenares de chicos repartidos en sólo dos patios, en los que cada clase, sin embargo, sólo chutaba su balón; los viejos pupitres dobles de madera; el sonido de la chasca…

hermano Álex.

En el campo pedagógico, se utilizaban sistemas muy efectivos, como las ruedas de números que escribía en la pizarra D. Mariano, para aprender a multiplicar desde muy pequeños; las batallas de preguntas cruzadas entre Romanos y Cartagineses; el concurso de Cesta y Puntos (a imitación del televisivo); o algunas clases muy prácticas, como cuando D. José Luis Rodríguez en Ciencias Naturales nos trajo los enormes pulmones de una vaca.

Quisiera que recordaran que han estado en un centro en el que la enseñanza va más allá de las Ciencias y Letras, pues pertenece a una Institución que tiene por insignia las tres violetas (sencillez) y en la que el lema de su fundador, desde comienzos del S. XIX, es el de “formar buenos cristianos y honrados ciudadanos”. Para algunos tal vez eso sea un mero emblema y una frase que quedan bien, sin embargo -y con el transcurso de los años se comprende mejor- tienen una aplicación práctica en el mundo actual.

Muchos, pues yo entré en Maristas, en Infantil, con cuatro años y salí en C.O.U. con dieciséis. Podría destacar a los Directores de aquélla época, como el Hermano Báscones, buen amigo de mis padres, como también el H. Rius, y el H. Millán, que lo fue de primaria. También dirigieron el Colegio en aquellos años los HH. Arturo Moral y Marino Latorre. De entre los que me dieron clase recuerdo a algunos -jóvenes entonces- como los HH. Julián, y Antón. Y otros que ya eran de edad avanzada cuando los de mi curso estuvimos con ellos y que mostraban los conocimientos propios de quien ha vivido mucho. Así, el H. Arturo Alonso, que nos recordaba eso de ganarás el pan con el sudor de tu frente y añadía y no con el sudor del de enfrente; o el H. Inocencio, que cada mañana nos recibía con una pizarra llena de anotaciones y dibujos con tizas de colores para sus explicaciones de Química (entonces no había Internet); y el H. Agustín, que nos dio Matemáticas y fue el primero en darme a entender que debía estudiar Derecho. También recuerdo a los HH. Moliner (Física) y Cirilo. Otros no los tuve de profesores, pero si los veía por los patios e instalaciones: HH. Hilario, Javier, Víctor, Pablo… Hay dos que requieren mención especial: el muy querido H. Feli y otro al que conocí teniendo yo catorce años y él, con unos pocos más, estaba “recién salido del horno” (del Seminario) evidenciando ya el entusiasmo que le caracteriza, y que luego, acabada nuestra etapa colegial, seguía llamándonos desde distintos puntos de España y del extranjero, a veces en momentos cruciales. Este es el que hoy -por razones de amistad- me hace esta entrevista (Pencho).

¡Qué buena iniciativa!

Igualmente guardo buen recuerdo de muchos profesores. Son tantos que, sin olvidar a los demás, menciono seguidamente sólo a aquellos que fueron, además, tutores nuestros: la señorita Amparo, D. Mariano Borja, D. José Manuel Guijarro, D. Ramón Jurado, D. Leandro Martínez, y D. Francisco Porras. 2.- ¿Qué recuerdos o experiencias guardas de aquella época?

Se nos enseñaba a razonar, pero también a memorizar (lo cual, pese a lo que algunos piensan ahora, creo que es muy útil). Y había mucha disciplina, pero como decimos entre risas los compañeros cuando nos reunimos y rememoramos algunos episodios, ninguno nos hemos muerto por eso. En el campo de lo religioso, recuerdo especialmente cómo se vivía la Navidad y las celebraciones del mes de mayo. Son también de grata memoria las actividades deportivas, el cine de los domingos por la tarde, las obras de teatro, las excursiones y viajes de fin de curso, las Concentraciones con otros colegios de la Familia Marista de Levante y las fiestas colegiales con el famoso partido de fútbol en el que los de C.O.U. jugaban con los pies atados por parejas contra los más pequeños y que tuve el honor de disputar frente a mi

Por el H. Pencho

Como cada sábado por la tarde que hay liga del campeonato interno de Antiguos Alumnos, bajé a las zonas de las pistas cercanas al pabellón. Y me sorprendió verles que entraban con bolsas de diferentes mercados. Después de los saludos y las risas de rigor, le pregunto a Miguel Angel Vico, que en compañía de su novia traía unas buenas bolsas: - ¿Qué lleváis en esas bolsas Miguel? - Los Antiguos Alumnos hemos lanzado la idea de que aquellos que quieran pueden traer alimentos para llevarlos a Cáritas. Queremos contribuir a ayudar a la gente en esta situación de crisis. El sábado los dejamos aquí y el domingo por la mañana uno de nosotros los coge en el coche y los lleva a la Cáritas de la parroquia de San Esteban. En ese momento sólo fui capaz de decir algo así como: ¡estupendo!. Después he reflexionado este hecho.Y lo primero que he pensado es que hay muchos jóvenes buenos, y esto anima. Segundo que nuestros Antiguos Alumnos son capaces de hacer fructificar aquellas semillas que un día se les sembró en el colegio. Y tercero que hay que seguir acompañándolos con presencia, con puertas abiertas y que siempre sepan que estamos ahí. El campeonato de futbito de AA.AA. no es solo jugar, y jugar con furia, es compartir recuerdos, es seguir tomando una bocanada de aire limpio. Gracias por vuestro testimonio y vuestra generosidad.

3.- Eres padre de una antigua alumna y padre de un alumno actual: ¿Qué es lo que más te gustaría que tus hijos se haya llevado o se lleve de su paso por el Colegio? Es obvio que se llevan formación y vivencias similares a las que he descrito. Espero que sepan aprovecharlas.

Por lo anterior, en el Colegio, en diversas actividades, habrán podido confirmar junto a sus compañeros que son aconsejables determinadas formas de actuación (quizá no fáciles hoy día, pero que merecen intentarse), tales como: tratar de evitar que la principal o única meta sea el “triunfo” en lo económico o en lo social, por encima de valores importantes; rechazar la discriminación, que comienza por creerse mejor que otros; intentar prosperar, pero nunca a costa de los demás o pisando al de al lado , y no olvidar que los que han podido obtener mucho (estudios, experiencias…) están obligados a mucho en la atención a quienes no han tenido esa suerte. Muchísimas gracias, amigo Jorge.

Queridos lectores de la Chasca, Por Clara Soria Gálvez y Carlos Ruiz García

Tanto Carlos como yo, nos hemos animado a escribir en esta sección para compartir con todos vosotros algunos de nuestros recuerdos como antiguos alumnos de este colegio. Nos tenemos que remontar a hace ya algunos años, en los que éramos unos jovencitos y estábamos en plena efervescencia adolescente. Recordamos con mucho cariño al Hermano Vallejo y sus clases de latín, la primera declinación “rosa-rosae” y su gran lema “Carpe Diem”. Esto era lo que siempre nos decía en clase y la verdad es que te animaba y te hacía pensar que se le podía sacar más provecho al día que teníamos por delante. ¡Qué buenos momentos pasábamos en clase y qué ambiente se respiraba tan positivo! Además de reírnos con él, aprendíamos muchísimo, veníamos muy contentos al colegio y los recordamos a todos, Hermanos y profesores como una gran familia, todos muy cercanos y

siempre dispuestos a ayudarnos y animarnos. Nos van surgiendo más recuerdos de todos estos años pasados y cómo no entre ellos se encuentra el Hermano Juan, que nos explicaba las diapositivas de Historia del Arte con mucha gracia y conocimiento. En las clases de religión hacíamos dinámicas y actividades de lo más divertidas. Si mal no recuerdo, más de una vez tuve que ponerme en el centro de la clase a remar “un barco imaginario” mientras él tocaba la guitarra. Daba un poco de vergüenza y más a esa edad, pero había que contribuir a la clase de religión, por lo tanto había que tomárselo con humor y valentía. Nos gustaría ahora mismo volver a ser alumnos y vivir de nuevo aquellos momentos tan especiales. Desde aquí queremos agradecer a cada uno de los Hermanos y profesores que conocimos, su aportación y esfuerzo para ayudarnos a ser unos buenos cristianos y honrados ciudadanos, muchos de los principios y valores que hoy en día poseemos son gracias a toda la comunidad educativa marista, que nos formó a lo largo de todos aquellos años.

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