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MUSEO XUL SOLAR

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BRASILIA

BRASILIA

2- RELACIÓN URBANA

2.1 - METAMORFOSIS

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Brasilia se convirtió hoy en una de las ciudades más estratificadas cuanto menos, de Brasil y quizas también, del mundo. La carencia en el crecimiento urbano no permitió que la idea inicial de Kubitschek donde la ciudad albergaría a cualquier ciudadano sin distinción sea concretada, “una sociedad abierta, donde banqueros y diputados federales debían vivir al lado de choferes y empleados de comercio”, solamente los altos funcionarios tenían la influencia necesaria para acceder a vivir en los primeros complejos habitacionales que se construyeron. El resto de los ciudadanos ,como por ejemplo los propios obreros encargados de esta xonstrucción fueron expulsados a la periferia de la ciudad, que por supuesto no contaba con ningún equipamiento. Allí se crearon una serie de “ciudades satélites”, todas en torno al Plan Piloto. Dando a cuenta por un lado la poca posibilidad de expansión que presentaba este proyecto y manifestando a su vez la gran brecha entre clases sociales que sigue existiendo hoy en el país.

Pensada originalmente para que 500.000 personas vivan en el casco principal hoy vemos que la realidad es muy distinta: unos 3.000.000 viven dentro de la ciudad planificada (Plan Piloto) y más de 1.000.000 vive en estas ciudades satélite. Entre ellas la ciudad-barrio Sol Nascente, una de las favellas más grandes de todo Brasil. Demás esta decir que ninguna de estas casi treinta ciudades cuenta con la planificación de Brasilia, ni tienen estos enormes espacios verdes ni las grandes avenidas de la capital pero tampoco cuentan con infraestructura básica como hospitales o sedes municipales propias.

2.2 - VIVENCIA

Con la funcionalidad como pilar, se propusieron una serie de bloques urbanos (sobre el eje norte-sur) en los que los habitantes tenían todo lo necesario para su vida diaria sin tener que trasladarse por la ciudad. Manzanas enteras que contenían todo el programa necesario para vivir cotidianamente: vivienda, mercado, escuela, iglesia y todo lo que pudiera hacer falta. Inmensos parque contenidos entre los edificios de la administración pública, todos idénticos por cierto, se encontraban sobre el eje este-oeste, pensados como vimos anteriormente como “eje monumental”, con el único objetivo de representar a la capital como un monumento que guarda el espíritu de este nuevo país y no a partir de la necesidad de los pequeños peatones.

Los medios de transporte públicos y sobre todo, el automóvil cobraban una gran importancia en este plan, donde la eficiencia y la funcionalidad estaban por delante de todo, las personas trabajan el centro y cuando termina su horario laboral automáticamente se van cada uno a su correspondiente manzana para allí realizar el resto de sus tareas cotidianas, estos parques, estas grandes avenidas no son un recorrido, son tan solo un medio para llegar a un destino.

Nada más viendo la ciudad desde una vista aérea la percibimos diferente a las demás, y es que es una ciudad completamente artificial, lo vemos en sus firmes trazos, en su relación con el entorno, en el lago Paranoá. Espacios enormes vacíos, las deshumanización de su escala, la prioridad hacia el automóvil dan como consecuencia una ciudad con espacios públicos fríos, abandonados, como mínimo, poco amigable para el peatón. Todo esto, sumado a la homogeneidad de estas “supermanzanas”, como son habitualmente llamadas, en las que se realiza la mayor parte de la vida diaria, carentes del bullicio propio de una ciudad vivida por muchos, heterogéneas desde su gestación, hace crecer una ciudad descolorida, sin alma, donde ni el ciudadano común, ni la sumatoria de ellos son prioridad.

CONCLUSIÓN PARCIAL

Una ciudad que no prioriza las emociones de las personas en las que en ella viven carece de alma propia. El fuerte enfoque por la funcionalidad tanto en representación de una idea como en la optimización de los movimientos de las personas dio por resultado una ciudad con una atmósfera urbana muy desabrida, poco auténtica, angustiante si la comparamos con otras ciudad de este mismo calibre pero surgidas como fruto de la relación entre espacios vividos, recordados y experimentados por un sin número de personas. Como alguna vez dijo Renzo Piano “Un barrio se hace en 50 años, y una ciudad en 500”, Brasilia solo tardó cuatro. Y en esto vemos reflejada la idea de que a una ciudad no la definen sus fuertes trazos, sus monumentos ni su minuciosa planificación, son las experiencias, las vivencias y los recuerdos de cada uno de sus ciudadanos las que logran darle un carácter único. Creemos que es la falta de estos espacios existenciales la que da por resultado una Brasilia incapaz de convertirse en una ciudad con un espiritu propio.

Plaza de los tres poderes, inhóspita.

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