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sábado 28 de junio de 2014

artesanía

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Papagayero de Antímano

Cuando se siente la altura uno olvida todo Nicolás Agüero es un dibujante de sonrisas dedicado a la cultura popular

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e caminar rápido, poseedor de una mirada cariñosa y reflexiva, enamorado del trabajo con los niños y las niñas, amante del arte popular, con los brazos tostados de tanto estar expuestos al sol, enseña lo que sabe hacer: elaborar y volar papagayos. Ese es José Nicolás Agüero, mejor conocido como “Nicolasito”. Con 50 años de trayectoria, todo cuanto hace es porque le gusta. Su intención no es tener el reconocimiento de la gente. Para él, lo más importante es que un niño o niña construya sus juguetes con materiales desechables y eleve, aunque sea una sola vez en su vida, un papagayo. -Nos ha dicho que su madre fue una mujer amante de la poesía ¿por qué cree que le enseñó el arte de hacer papagayos y no el de escribir? -Me imagino que lo hizo para entretenerme y no fuera tan callejero. Porque yo siempre he sido de la calle. Era muy tremendo. A ella, no le importaba que yo pasara todo el día volando papagayo. -¿Qué significado tiene para usted el papagayo? -Al papagayo yo le debo mucho. Para mí es un juego que habla por sí solo. Es humilde y sencillo. Tal vez es

El papagayo es el juguete más barato

el más antiguo del mundo. Con toda la tecnología, sigue siendo el juguete más barato. -El papagayo no sólo divierte sino que compromete en otros conocimientos al momento de su elaboración ¿nos podría explicar ese proceso? -Tiene muchas etapas porque el niño aprende a construir, se despeja, se ubica, trabaja con dos elementos: el aire y la naturaleza. Se le quita el estrés. En el momento en que un chamo está volando papagayo y siente por primera vez la altura se le olvida todo. -También crea juguetes con materiales reciclables ¿por qué utiliza estos para elaborar sus juguetes? -Porque están en la calle. No tienen ningún costo y puedes elaborar juguetes que fácilmente entretienen a un niño, como aviones, carros, yoyos, cualquier cosa. Yo no tengo taller donde guardar nada de lo que hago, todo está en la calle. -Hoy, los artistas y creadores pueden vivir de lo que hacen, ¿es su caso? -No, porque en mi casa nunca me enseñaron que iba a hacer papagayos para vender, sino la solidaridad y el compañerismo. Fui pobre, pero tuve mi lata de sardina, mi harina de maíz, mis

La música es el complemento de su vida

caraotas. Mi verdadera necesidad era entretenerme. -Si tuviese que escoger entre papagayero y juguetero ¿con cuál arte se quedaría? -Papagayero. Yo creo que es lo mejor que puede haber. Lo más bello es ver a un niño con una sonrisa, verlo feliz. Con el papagayo se invierte poco pero se gana mucho, la alegría es lo más importante. He elaborado papagayos hasta donde tú ni te imaginas. No hay un barrio de Caracas donde yo no haya hecho un papagayo. -¿Ha recibido algún premio por sus creaciones? -Sí, el Municipal de Cultura, en Libertador, la declaratoria como Patrimonio Cultural Viviente y reconocimientos en muchos pueblos de Venezuela. -¿Eso tiene alguna importancia? -No, no ando buscando eso. Yo hago las cosas porque me nacen y me gustan, no por un premio. Ni siquiera los tengo contados. Cuando me gané el de Patrimonio Cultural Viviente, la emoción no era por el premio propiamente dicho sino por los personajes que allí estaban. Compartir con gente que desde chamo admiraba, como Santiago Tovar “el Alacrán”, Nicolasa y Carlos Daniel Palacios, del grupo Madera. Me sentía orgulloso y alegre de estar con veintidós personajes de la cultura venezolana.

Acorde de trompeta

José Nicolás Agüero, además de ser cultor popular también fue un músico que abandonó ese camino. Desde temprana edad salieron acordes por su trompeta. Se presentó en escenarios como el de la Escuela Militar, Batallón Bolívar y la Escuela Naval de Venezuela. -¿Por qué abandonó ese arte? -Mis padres imaginaban que yo iba a ser Beethoven, pero no. Al hacer papagayos se me abrieron las puertas que nunca logré como músico. Cuando viajé fuera de Venezuela lo hice con una orquesta al Festival de Barranquilla,Colombia, y no como papagayero. Aunque, allí conocí el primer festival de papagayos en mi vida. -¿Ese viaje cambió su futuro como músico? -Por allá viví unas experiencias maravillosas y descubrí que mi juego de niño existía en un festival. -¿Cómo se imagina si volviese a nacer? -Quisiera vivir en la misma casa, tener los mismos amigos, las mismas necesidades y cargar mi lata de agua. Tener la misma mamá, el mismo papá y los mismos hermanos. Contar con los mismos amigos y vivir en la misma calle de mi barrio. Sería el mismo que soy. Anny Coronado Reyes / Caracas Fotos: Ubaldo Zabala y Gustavo Velásquez


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