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TRAGAR SALIVA O MORIR

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SALA DE PRENSA

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Tragar saliva o morir: el dilema de Haas

Los valores humanos de Nikita Mazepin quedaron en evidencia cuando el pasado mes de diciembre salió a la luz un vídeo en el que se veía al ruso aprovecharse de una chica en estado de embriaguez. Desde entonces, se ha intentado vetar su llegada a la Fórmula Uno. Pero gracias a la fortuna de su padre, el ruso pudo hacerse con la segunda butaca del equipo Haas.

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La opinión de Mario Arroyo

Que le pregunten a Lawrence Stroll si se arrepiente de haber gastado un solo céntimo en que el pequeño Lance alcanzara en 2017 la cúspide del deporte de motor. Probablemente se reirá y luego te dirá que su economía no lo ha notado para nada. Al retoño de Lawrence, poseedor de una de las mayores fortunas de Canadá y de una majestuosa colección de Ferrari, se le conocía en Europa por el aparatoso accidente en el que se vio involucrado en 2015 cuando aún competía en la Fórmula 3 Europea. Su monoplaza, tras colisionar con el coche de otro competidor, dio varias vueltas de campana hasta terminar inerte en la escapatoria de la Curva Grande de Monza.

Los inicios no eran prometedores, pero en la familia Stroll se pusieron más serios que nunca. Con ayuda del talonario, iniciaron una ofensiva que culminaría con Lance como campeón de la F3 al año siguiente y con un asiento firmado con Williams para debutar en Fórmula 1 en 2017. Cuatro años después, en 2021, ese chico ya goza de cierto renombre en el paddock y poco a poco va ganando algo de prestigio. Quizás nunca sea campeón del mundo, pero haber aprovechado la fortuna familiar no lo hace peor piloto. Después de todo, el automovilismo es un deporte al alcance de muy pocos bolsillos.

El caso de Nikita Mazepin, hasta el mencionado incidente extradeportivo anteriormente mencionado, es similar. Si bien los resultados del moscovita son algo

menos brillantes que los del canadiense, ambos han sido conocidos en algún momento de sus carreras por ser dados a hacer maniobras peligrosas. Aunque comenzó a brillar tras lograr en 2018 el subcampeonato de la GP3 –bastantes puntos por detrás de Anthoine Hubert, todo sea dicho-, su eclosión particular llegó en 2020, año en el que pasaría su segunda campaña en la Fórmula 2 peleando contra las mayores promesas de los monoplazas. A lomos de su Hitech logró dos victorias y cuatro segundos puestos que lo ubicaron quinto en la clasificación general.

Más allá de los números, Mazepin demostró ser un piloto rápido y muy agresivo. Su tendencia a provocar situaciones peligrosas se mantuvo, si bien se vio reducida en comparación a lo visto en años anteriores. Un problema de juventud común con una solución fácil, pero que lleva cierto tiempo.

Antes de terminar el 2020, los Mazepin se sentaron alrededor de una de las tantas mesas enormes que tendrán en alguna de sus mansiones y empezaron a evaluar las opciones que tenía Nikita para debutar en Fórmula 1 la temporada siguiente. Y ahí es donde entra Haas.

Gene Haas, propietario del equipo, dejó caer en octubre que se estaba planteando vender la escudería. Estaba harto de que realización solo enfocara a sus coches cuando alguno de sus pilotos hacía algo que no debía y, para colmo de males, los de Netflix habían contribuido bastante a que su equipo se forjara una reputación de macarra, desorganizado y explosivo. Además, su director, Guenther Steiner, es un tipo sin pelos en la lengua y con una paciencia tirando a limitada. No le molesta que haya cámaras delante cuando le da por explotar y ha dejado perlitas como “parecemos una panda de imbéciles” -en referencia a la escudería- para la posteridad.

En vistas a 2021 y con el escándalo del niño aún sin haber estallado, Haas había perdido a casi todos sus patrocinadores. No se le auguraba un buen futuro al equipo americano, que estaba falto de inversión.

Dmitry Mazepin vio la oportunidad perfecta para replicar lo que en su día hizo Lawrence Stroll: comprar un equipo entero que atravesaba un mal momento económico para que su hijo pudiera correr sin grandes preocupaciones. Pero Gene Haas, empresario audaz, no se lo quiso vender. En su lugar, le ofreció una butaca y la posibilidad de ser el patrocinador principal de la escudería. Dmitry no tardó mucho en aceptar.

Pocos días después del anuncio oficial del fichaje y ya cerrado el año automovilístico, salía a la luz el mencionado vídeo en el que Nikita deja claro al mundo que es un déspota y que el dinero no compra valores ni respeto. Las redes sociales –Twitter, para ser más concreto– estallaron y se inició el movimiento #WeSayNoToMazepin con el objetivo de que Haas prescindiera de sus servicios como piloto y, por ende, de su capital o que la propia Fórmula 1 tomase cartas en el asunto y le prohibieran correr por atentar contra su campaña inclusiva #WeRaceAsOne. No ocurrió ni lo uno, ni lo otro. Poderoso caballero es el dinero.

A modo de represalia, diversos medios de comunicación han optado por ignorar la existencia del ruso y no mencionarlo ninguna vez. Los aficionados lo odian, parte de ellos tampoco lo menciona y prácticamente nadie se plantea comprar su merchandising. Ahora viene el momento en el que yo me pregunto a quién le hace daño esto realmente.

¿A Mazepin? Seguirá en Fórmula 1 mientras quiera. Puede pagarlo. ¿A la Fórmula 1? Bueno, puede que tampoco. Después de todo, también se armó cuando se anunció que este año Arabia Saudí sería la sede de un Gran Premio. Porque en Arabia Saudí otra cosa no, pero respeto por los derechos humanos tienen más bien poco. ¿Quién es el afectado?

Yo lo tengo claro: el mayor damnificado es Haas. Y sus trabajadores, los que pueden salir peor parados. En un equipo promedio de Fórmula 1 trabajan en torno a 400 personas. Trabajadores con sus obligaciones y sus respectivas familias. ¿Y si Mazepin se va, Gene cierra el equipo y todos pierden sus empleos? Eso es lo realmente preocupante.

8Son los trompos que lleva Nikita Mazepin este año: 5 en Baréin y 3 en Imola. Esta inestabilidad del ruso, más la antipatía que ya de por sí despierta, le ha dado el mote de ‘Mazespin’

Más allá de eso, en el plano deportivo, los que llevamos algo de tiempo en esto hemos visto la parrilla reducirse de 24 a 22 unidades para, finalmente, acabar con 20 coches en pista. No creo que acabar con 18 monoplazas sea una perspectiva atractiva para nadie.

Dios me libre de defender a Nikita Mazepin. Que quede constancia de que en ningún momento quiero hacerlo. Está claro que es un déspota, un abusador y que su calidad como ser humano es nula. Pero, siendo honestos, la aportación económica que hace su padre es lo que ahora mismo está manteniendo cientos de empleos. Haas aceptó no destituir al moscovita a regañadientes y con una pistola en la nuca: era pasar el trago o desaparecer. En diciembre no hay margen de maniobra.

LAS 30 PRIMAVERAS DE F1 EN EL CIRCUIT

ALAS PUERTAS DEL GRAN PREMIO DE 2021, EN SU 30 ANIVERSARIO, REPASAMOS LOS MEJORES RECUERDOS DEL CIRCUIT DE BARCELONACATALUNYA

Es nuestro evento más especial. Nuestro Gran Premio de casa. Nuestra fiesta del automovilismo.

El Circuit de Barcelona-Catalunya cumple 30 años como sede del Gran Premio de España. Contra viento y marea se ha quedado un año más, y ya es el trigésimo en el calendario de la cumbre del automovilismo.

Ha visto encumbrarse a pilotos como Michael Schumacher o Max Verstappen, ha logrado récords de asistencia, que ha visto sus gradas rojiblancas teñidas de azul cielo por culpa de un joven de Asturias que nos levantaba, y nos levanta, a todos del asiento, y ahora ha visto sus gradas de naranja gracias a un chaval de Madrid, que hará próximamente que sean rojas.

Decía la canción Volver de Carlos Gardel que veinte años no es nada. Pues para el Circuit, treinta no es nada, pero da para muchas memorias. Por ello, hemos querido recopilar los mejores recuerdos del Circuit de periodistas y personalidades de nuestro país, de muy diferentes generaciones

Adrián Fernández

motor.es // efe.uno

Me gustaría poder ‘tirarme el folio’ y decir qMe gustaría poder ‘tirarme el folio’ y decir que mi mejor recuerdo del Gran Premio de España data de las carreras de Montjuïc de los 70, pero el pequeño inconveniente de haber nacido a mediados de los 90 me lo impide un poco. A nivel de espectador, Montmeló no es la carrera más espectacular de la historia, y menos aún desde que alguien pensó que una chicane en la penúltima curva era la idea más brillante que se podía tener, pero recuerdo haber vivido con mucha intensidad las carreras de 2013 y 2017. Quién nos iba a decir que aquella visita de Fernando Alonso al Circuit, la cuarta como piloto de Ferrari y la duodécima de su carrera en Fórmula 1, iba a ser la de su último triunfo en el Mundial. En parte, supuso también desquitarse del sinsabor que dejó su frustrante derrota ante Pastor Maldonado el año anterior, pero la forma de conseguirlo fue también gloriosa. Casi tanto como ver cuatro años después a un imberbe Verstappen, en su primera oportunidad con un equipo grande, aprovechando el Pearl Harbor de Mercedes para estrenarse en lo más alto del podio, en todo un duelo generacional ante Kimi Räikkönen.

Presencialmente, el residir en Madrid ha hecho que mi presencia en el Gran Premio se haya visto limitada a la edición de 2018, en la que tuve oportunidad de trabajar como periodista acreditado para MOTOR.ES, siendo esta mi primera vez

en el paddock del Gran Circo. Habiendo estado ya en Montmeló con anterioridad, poder vivir la experiencia de la Fórmula 1 desde dentro, con sus entresijos, sus vaivenes, su intensidad, la carga ambiental del entusiasmo eléctrico que se percibe en cada momento… Ni me acuerdo de la carrera casi, y ni falta que hace. Aquel GP de España fue el que reforzó mi convicción de que este mundillo ofrece sensaciones inigualables, de esas que no querrías que acabasen nunca.

Yo entré en Mundo Deportivo en 2013, y hacía un poco de todo, fútbol, baloncesto… Pero en el año 2016, Raymond Blancafort, el encargado de Fórmula 1 por aquel entonces, se jubiló, y le sustituí. Fue justo un mes antes del Gran Premio de ese año.

Una cosa es ver la Fórmula 1 y otra contarla y escribirla, y me di cuenta del reto que era en la presentación del Gran Premio, cuando el presentador, Josep Lluís Merlos, al terminar, quiso homenajear a Raymond, y dijo: “Quiero desear muchísima suerte al sustituto, que no lo tendrá Encima ese Gran Premio fue una locura. Estaba solo, era mi debut, y pasó de todo. Vaya debut. Los Mercedes se chocan en la salida, veníamos del cambio en Red Bull de Verstappen por Kvyat, la carrera la acaba ganando Verstappen…

Lo que más recuerdo es la tensión post Gran Premio, en la rueda de prensa de Mercedes. En teoría tenían que ir los dos pilotos, pero fue primero uno, no recuerdo si Hamilton o Rosberg, y luego el otro, por separado, con una cara larga que hacía notar que ahí había mucha tensión.

Otro recuerdo personal es en 2018 con Carlos Sainz. En la semana posterior al Gran Premio concerté una entrevista con él, ya que había test y Carlos se subía al coche. Normalmente en una entrevista es normal tirar por temas de actualidad, fichajes, cómo está el equipo… Los pilotos ya van con un discurso aprendido al respecto de esos temas.

Por eso, llamé a mi jefe y le dije: ‘Mira, no voy a hacer la entrevista como todos. No voy a hacer preguntas trampa. Quiero que Carlos se abra’. Carlos es normalmente un tipo cerrado en las entrevistas, así que antes de empezar le dije: ‘Carlos, no te voy a hacer preguntas trampa. Quiero que te abras y te conozcan’. Entonces se relajó y me dijo ‘Venga, pues vamos allá’. Fue una de mis mejores entrevistas, ya que rompió su coraza. Tenía una corazonada de que iba a salir bien.

En el aspecto deportivo me quedaría también con el Gran Premio de España de 2016, con la tensión que hubo en Mercedes, el fenómeno Verstappen que implosionó…

Fabio Marchi

Mundo Deportivo

ESPECIAL: 30 AÑOS DEL CIRCUIT

Jose Manuel Zapico (Virutas de Goma)

motor.es

El Circuit es un lugar muy importante por lo que aporta, no solo el Gran Premio, ya que se realizan muchas carreras. Yo he sido fotógrafo oficial de competiciones como el antiguo EuroFormula Nissan, así que tengo muchos recuerdos.

Pero mi primer recuerdo es del año 1992, del Gran Premio de España, que creo gana Mansell, con Schumacher segundo. Cayó una tromba de agua, vamos... Una locura para esa época del año. En el parking había una de barro, los coches atascados... Nadie esperaba una lluvia así en mayo. Recuerdo que había una auténtica guerra para conseguir bolsas de plástico, con el único objetivo de hacerse unas improvisadas botas de agua. Cogíamos la bolsa, con un poco de cinta, y nos hacíamos la protección. Pero claro, no había para todo el mundo. Imagina el panorama para llegar a los coches. Todo el mundo calado hasta los huesos, entre barro... Había peleas por hacerse con una bolsa, y el que tenía suerte tenía hasta dos.

En 2006 tengo un recuerdo muy cachondo. Fue en el Campeonato de España de Fórmula 3. Para entonces tenía una moto que me la compró el equipo de Emilio de Villota. Me la compré en Málaga, la monté en un monovolumen, y para allá que fui. Para el trabajo de fotógrafo, una moto como esa es imprescindible para poder moverse por el circuito, sobre todo uno como el Circuit de Barcelona, que es grandísimo.

Cuando el sábado había acabado todo, me fui a dar una vuelta por el circuito, quería verlo y sacar alguna instantánea. Te pongo en situación: mano derecha, cogiendo el manillar; mano izquierda, un sándwich. Y llegué a una curva cerrada, ciega y con grava. Fui muy rápido, y me pegué tal hostia... Eso sí, me caí sin soltar el sándwich. La gente de delante me aplaudía, y me decía “¡Bien hecho chaval!” “¡Muy bien!”.

En fin... Los chicos de la ambulancia me curaron, me pusieron una venda. Me pasé el resto del fin de semana disparando con la mano izquierda, con el dedo anular, pero me dolía, me la notaba hinchada. Así que al volver a Málaga, pedí ayuda en el aeropuerto para bajar las maletas, me fui al hospital, me hicieron placas, y me dijeron que tenía la mano rota. Yo soy diestro, así que afectó a mi caligrafía. Tardé once meses en entender lo que escribía. Me he caído tres veces en moto: esa vez, una en Monza y en Albacete.

En Montmeló también he fotografiado el accidente más bestia de mi vida. 10 coches, tres accidentes simultáneos, provocados claro, unos por otros. Diez coches implicados, siete varados... fue en 2006.

En mi casa hay una bolsa de trocitos de asfalto que me regalaron los chicos del Circuit después de la última reasfaltada.

ESPECIAL: 30 AÑOS DEL CIRCUIT

a los aficionados que no pueden tener acceso a pie de pista. Muchas veces me han reñido por eso, gente de Pirelli y Michelin, y es lo que les digo, no dejan de ser restos que caen a la pista. Un año me fui a recoger a la curva de entrada a meta, y me vino Jenson Button estando yo agachado, y me preguntó: “¿¡Qué haces!?”, y yo le dije, en castellano: “¡¡Recogiendo Virutas de goma!!”. Yo creo que me miró y pensó, “este pirado...”.

Así fuera de pista... La crema catalana del catering... Estaba de muerte. Siempre robaba los tickets de la gente para poder repetir postre.

Deportivamente no tengo ningún recuerdo especial. De deporte me quedo con los amigos que he hecho ahí, que son muchos.

La primera vez que estuve acreditado en Montmeló para una pretemporada de Fórmula 1. Fue en 2011, cuando de golpe y porrazo se añadió una semana más de test por los disturbios en Bahréin. Hice el intento de acreditarme... ¡y salió bien! Poder estar por fin al otro lado trabajando fue una experiencia fantástica y no me he perdido ninguna pretemporada en Barcelona desde entonces.

A nivel deportivo, es más difícil pero probablemente me quede con la actuación de Michael Schumacher en 1996. Primera victoria con Ferrari bajo una lluvia torrencial. Fue algo espectacular y visto a posteriori, el inicio de una era.

El mejor recuerdo personal sin duda es ir al Gran Premio de Fórmula 1 de 2013, la última carrera a la que he ido como aficionado y no periodista. Recuerdo ir con mi madre, que no sabe nada de F1, y mi hermano, que era muy pequeño, y les inculqué mi amor por las carreras. Les obligué a ir a las 8 de la mañana cada día para ver todas las competiciones. También fue la última victoria de Alonso.

En la parte profesional, el mejor recuerdo probablemente fue la Fórmula Renault Eurocup 2.0 de 2017. He estado en tests de F1, F2, F3, diferentes categorías juniors, y me han dado vueltas en un Blancpain. ¡Cada experiencia ha sido brutal

Àlex García

Diario Motor // efe.uno // Autosport Japón

Tomás Slafer

SoyMotor

Jose Miguel Vinuesa

motor.es

Mis recuerdos del Gran Premio de España podrían remontarse a 1971, cuando mi padre fue por primera vez a una carrera de Fórmula 1 en Montjuic, o las sucesivas en el Jarama… pero eso sería contar lo no vivido y sólo lo transmitido.

Mi recuerdo imborrable de un Gran Premio de España se remonta al 10 de mayo de 1998. Ya llegando al circuito, podíamos escuchar los F1 con sus motores V10 aullando. Era como si fueramos en el barco de la Odisea escuchando a las Sirenas. Teníamos que ir hasta allí.

Y al aparcar y subir una pasarela, jamás olvidaré la primera imagen en directo de un F1: subiendo La Moreneta, a cierta distancia, el Stewart-Ford con Rubens Barrichello al volante. Luchando por colocar el coche en la difícil contracurva. Aún hoy brilla en mis ojos ese momento, como el de un Minardi atacando esa misma curva con vehemencia, y demostrándome ‘in situ’ lo que ya sospechaba a través del televisor: la endiablada velocidad del más lento de la parrilla.

Por supuesto, los Schumacher, Häkkinen, Villeneuve, Alesi, eran otra pasta. Un placer visual y sonoro. Esa primera vez fue una experiencia magnífica. Y lo cierto es que las veces que he estado en el Circuit ha sido una experiencia fantástica. Como en 2001, cuando Mika Häkkinen se paró delante nuestro en la última vuelta de la carrera, yendo líder, y cediendo la victoria a Michael Schumacher. Aquello fue incomprensible. Pero el aficionado, de cualquier color, respetó el momento y aplaudió al vencedor moral de la carrera. Por desgracia, eso cambió poco después. Y así llegó el momento más amargo vivido en un circuito.

Era el año 2005. Y cierto pseudoaficionados tuvieron a bien dedicarse a insultar al que escribe estas líneas y a mi padre por el simple hecho de vestir ropa ferrarista. Ya

Se coloca la primera piedra en el Circuit 1989 Sede de la contrarreloj por equipos de ciclismo en los JJ.OO. 1992 Primera reforma del trazado con la eliminación de la chicane Nissan 1995 Primera victoria de Alonso en Barcelona 2006

se sabe, por aquel entonces Schumacher era el dominador, y la ‘alonsomanía’ estaba en ebullición.

Nunca olvidaré ese momento.

Porque desde ese día, mi padre, que ha pisado muchos circuitos en muchas décadas, se sintió tan agredido y molesto, que tomó la decisión de no volver a pisar un circuito jamás. Ciertos energúmenos que no tildaré de aficionados de Alonso, tuvieron a bien criticar lo que en cualquier país del mundo es la norma en el automovilismo: tú puedes preferir a un piloto o equipo, pero respetas a todos. Eso me enseñaron a mí, y eso es lo funda Y ese es el momento más amargo que he vivido en un Gran Premio de España. Y no fue justo. Pero por supuesto, nada tiene que ver con el lugar ni con la organización. De hecho, volví años después para ver la estrepitosa primera victoria de Max Verstappen. Así que mis recuerdos del Gran Premio de España, en términos globales, son positivos.

Por desgracia, en los últimos tiempos a carrera se encuentra en el alero, a punto de caer. Esperemos que se mantenga durante muchos años. España merece tener F1.

Introducción de la chicane en el último sector 2007 Primera victoria de un venezolano en F1 con Pastor Maldonado 2012 Max Verstappen se convierte en el ganador más joven de un GP 2016

Abel Cruz

motor.es

En la época en la que estamos, la más rara de los últimos 45 años, pensar en el paso del tiempo es algo que, hecho sin medida, puede doblarte el cerebro, literalmente.

Cosas que pasaron en nuestras vidas, hace tan sólo dos años, pueden parecer de hace una década, y hechos de hace 30 años, aunque se dice pronto y es una morterada de tiempo, pueden parecer frescos en la memoria como si hubiesen ocurrido ayer.

De esta reflexión ‘sui generis’ viene el tema de este artículo: los 30 años del Gran Premio de España de F1 que en 2021 se disputará el segundo fin de semana de mayo, en el Circuit de Barcelona-Catalunya. Tras Lasarte (en la época de los Grand Prix), Pedralbes, Montjuïc, el Jarama y Jerez, en 1991 se concluyeron los trabajos en el nuevo trazado que ha albergado la prueba desde entonces.

1991 vio el declive de Ferrari, tras el subcampeonato de 1990, y el auge de Williams, con su propulsor Renault y su perfeccionado sistema de suspensión activa. En McLaren se mantenían en cabeza, pero el empuje de los de Grove les puso en serios aprietos, en más de una ocasión.

La prueba de 1991 en Barcelona fue la única en la historia del Circuit que no fue en primavera. Antes de ella, hubo varios cambios de pilotos en equipos –casi todos de segunda fila-, pero el suceso de ‘mayor’ importancia fue sin duda el esguince que se hizo el bueno de Nigel Mansell en un partidito de fútbol previo al inicio de la acción. Precisamente, el inglés llegaba segundo de la general con 24 puntos de desventaja (83 a 59) sobre Ayrton Senna, líder casi indiscutible de la temporada.

Quince días antes del GP, se disputó la primera prueba oficial -a modo de ensayo general de las instalaciones-, el Campeonato Español de Turismos. Todo pareció en orden y la organización de la prueba encaró el gran evento con más confianza.

Los que hayáis ido recientemente al Circuit, habréis visto que las instalaciones son realmente buenas, aunque no siempre fue así, obviamente. El fotógrafo catalán Jordi Villaescusa, con quien he compartido multitud de viajes y de reseñas escritas en mis 13 años en Red Bull, asistió ese primer GP. “Pues aquella fue mi primera oportunidad para ver F1, tras haber visto rallies, motos y demás en Montjuïc y otros lugares. Aunque las pelouses, algunos accesos y otras zonas como algún aparcamiento no tenían el acabado actual, ni mucho menos, todos los que fuimos consideramos que el entorno era más que correcto para ver la carrera”.

En cuanto a la acción en pista, la climatología respetó la competición… a ratos. Para las clasificaciones (entonces había dos) el cielo estuvo totalmente nublado, pero no llovió. En esas sesiones, los McLaren y los Williams tuvieron un mano a mano bastante intenso. De los primeros tiempos marcados el jueves, en torno al 1’22, se llegó al 1’18.571 de Gerhard Berger en la primera sesión oficial cronometrada, que le dejó como poleman. En parrilla le siguieron Mansell -quien tuvo una leve fuga de aceite en la segunda sesión, y se quedó a solo 219 milésimas- y Senna -a 313 milésimas-, después de que sus mecánicos le montasen por error un juego usado de gomas, que además usó en su coche de reserva (aunque lo del coche

ya estaba planeado). Cuarto se situó Ricardo Patrese (Williams), quinto Michael Schumacher (Benetton), y los Ferrari de Jean Alesi y Alain Prost siguieron de cerca al futuro heptacampeón del mundo.

Las cifras oficiales de asistencia situaron en 70.000 a los asistentes a ese primer Gran Premio en Montmeló, celebrado el 29 de septiembre de 1991, en un día tapado y con riesgo de lluvia.

En el warm-up matinal llovió y todos los pilotos trataron de adaptar en lo posible los monoplazas para afrontar de la mejor manera la prueba, en caso de que la lluvia volviese.

Una vez iniciadas las hostilidades, la lluvia no caía, aunque la pista seguía húmeda. Senna salió bien y se situó cerca de Berger, con Mansell al acecho, pero Schumacher le superó antes de acabar la primera vuelta. Mientras Berger cogía distancia, sus tres perseguidores y Alesi mantuvieron una intensa lucha. Mansell se dio cuenta de que el austriaco estaba poniendo tierra de por medio y acosó al máximo a Ayrton. Su lucha acabó por proporcionar una de las mejores imágenes de la F1 moderna, con ambos pilotos en paralelo en plena recta de meta y llegando a mirarse durante medio kilómetro. Incluso pareció que ambos empezaban a trazar a la vez la primera curva y sólo entonces Mansell aprovechó para situarse segundo, al estar por el interior.

Villaescusa recuerda este instante como si fuese ayer, desde su atalaya de la curva 2: “Ya se veía que ambos estaban con el cuchillo entre los dientes, sobre todo Mansell, quien debía arriesgarse si quería seguir optando al título. Ver las chispas del McLaren, el aire condensado de los alerones y que ambos frenaron tan tarde como pudieron, es algo que no olvidaré en mi vida. Y no veas el rugido de la gente al ver esa escena. Con razón Frank Williams dijo que ambos le habían puesto un par”.

Esta lucha ayudó a ambos a acercarse a Berger lo suficiente para que Senna se pusiese líder en el primer cambio de neumáticos. No obstante, Ayrton vio pronto que su compañero tenía más ritmo y le dejó pasar, intentando a su vez protegerle de un Mansell que estaba tirando al máximo. No obstante, la lluvia volvió y el paulista hizo un trompo en la zona final de la pista que le relegó a la quinta posición. En la vuelta 20, Mansell obtuvo su premio, y pasó a liderar mientras que Schumacher había alcanzado a Berger y amenazaba con superarle, antes de hacer un trompo que le dejó sexto.

Finalmente, y tras un fallo electrónico que obligó a Berger a retirarse, Mansell ganó por delante de Prost, Patrese, Alesi, Senna y Schumacher. En el Mundial, Senna seguía tenía un margen cómodo ante Mansell de 16 puntos (85 a 69), y sólo quedaban dos carreras por disputar. Ayrton logró su tercer y último título en la siguiente prueba, en Japón.

El gran esfuerzo realizado por RACC y el resto de gente implicada en proyecto del nuevo trazado recibió elogios de gente de todos los estamentos posibles de la competición. Por poner un mero ejemplo de esos halagos que recibió el Gran Premio, Juan Manuel Fangio aseguró que “en España se ha pensado en todo: en el trazado, las instalaciones, la ubicación de la gente. En todo. Además, he hablado con otros pilotos y dicen que la carrera ha sido exigente y el circuito ha sido un desafío”.

30 años después, ese desafío y esa ilusión para afrontarlo no han desaparecido. Puede que la tendencia idiota de matar a los circuitos más tradicionales que se tiene desde hace varios años, acabe algún día con el Circuit de Barcelona-Catalunya. Pero no será por no hacer las cosas bien que en España se dejaría de tener una sólida prueba tal y como se la conoce ahora.

Paula Robaina

MEW Magazine

Mi recuerdo favorito deportivo del GP de España de F1, fue el Gran Premio de la temporada de 2016, la primera victoria de Max Verstappen. Creo que es una de las gestas más memorables de la F1 actual, con Verstappen convirtiéndose en el ganador más joven de la F1 en su primera carrera con Red Bull. Tenemos la suerte de que este pasaje de la historia de la F1 haya sido en nuestro país, y es uno de los tantos récords de los que el Circuit de Barcelona-Catalunya ha sido testigo.

Y ya en un plano más personal, nunca olvidaré mi primera visita al Circuit, en febrero de 2020 para los test de pretemporada. Fui con mi amiga Marta, que también es gran fan de la F1, y aunque muchas cosas de nuestro viaje se torcieron, nos olvidábamos de todos los problemas en cuanto llegábamos al circuito. Me siento realmente afortunada de haber podido disfrutar de esos dos días de test antes de que llegara la Covid-19 y nos impidiera volver a los circuitos.

Mi mejor recuerdo personal fue en 2018. Después del Run the Track del sábado-tarde, le pedí una botella a un mecánico muy majo de McLaren. Me quedé hablando con él y me invitó a entrar al box de McLaren donde estaba cubierto el coche de Alonso. Después nos dejó a solas y me metí en el paddock y pude pararme a charlar con Leclerc, Gasly y más pilotos así por la cara y sin entrada al paddock. En el aspecto deportivo, me quedaría con la séptima posición de Fernando Alonso en la clasificación del 2017.

Como recuerdo deportivo me quedo con la temporada 2012. Cuando pensábamos que Fernando lo tenía hecho para lograr la victoria en casa, y llegó Pastor Maldonado con el Williams haciendo la carrera de su vida y se llevó el gato al agua. Me alegré muchísimo, lloré de la risa.

Personalmente no puedo seleccionar ningún recuerdo. Ir a un Gran Premio de España presencialmente es una espina que aún tengo clavada, y espero quitarme pronto.

El Circuit de Barcelona-Catalunya es ya como mi tercera casa. La primera es, claramente, mi vivienda, y la segunda el Circuit Ricardo Tormo de Cheste. Pese a que solo he tenido la fortuna de visitarlo dos veces, me he sentido muy acogido. Ambas fueron especiales. 2019 por la locura de día que fue para servidor, y 2020 por ser, hasta ahora, mi última vez en un circuito. Una semana muy completa y que añoro con nostalgia.

Finalmente, en el ámbito deportivo, seleccionaría sin lugar a dudas las dos victorias de Fernando Alonso en este trazado, 2005 y 2013, que me hicieron levantarme del sofá. También me quedo con su salida del 2011: de quinto a primero. Aunque de poco sirvió, por desgracia.

Albert David

The Finish Line

Mario Arroyo

The Finish Line

Sergi Alejandro

The Finish Line / SoyMotor

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