La muerta que vivio seis veces Silver Kane

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El rostro apareció ante sus ojos. La mujer lanzó un grito lacerante, angustioso, mientras todo se ponía a dar frenéticas vueltas en torno suyo. Apenas pudo repetir: —Nooooo… Y fue entonces cuando supo que estaba condenada a muerte. Fue entonces cuando las manos dejaron de acariciarla para buscar sólo su garganta, para segar la fuente de su vida. Los ojos de la mujer se dilataron espantosamente. La estaban estrangulando. Se le iban las fuerzas, el alma. Por fin, todo se nubló ante ella. Todo dejó de girar. Era el fin. Pero ella no podía sospechar aún que también era el espantoso principio. Que aún moriría cinco veces más.


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