RELATOS DE LA CULTURA - MEDELLÍN CONTADA A PARTIR DE LA CREACIÓN

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RELATOS DE LA CULTURA

MEDELLÍN CONTADA A PARTIR DE LA

CREACIÓN


CONTENIDO

01 02 03 CAPÍTULO

BARRIO PÁGINA 10

CAPÍTULO

LECTURA PÁGINA 42

CAPÍTULO

ESTÍMULOS PÁG I N A 74


04 05 06 CAPÍTULO

PATRIMONIO PÁGINA 104

CAPÍTULO

CAPÍTULO

MÚSICA

CIUDADANÍAS

PÁGINA 134

HASHTAGS Como hashtags se conocen las etiquetas, palabras o conjuntos de palabras precedidas por el caracter #. En los últimos años estos han sido muy promocionados en los textos digitales permitiendo hacer búsquedas y filtros rápidos a la información. En este libro hemos construido una lectura disruptiva a través de hashtags que posibilitan conectar valores clave, en los procesos culturales a lo largo de los capítulos propuestos. Los hashtags utilizados proponen no solo una lectura distinta a la tradicional de los textos escritos sino, que conectarán experiencias y procesos bajo una misma palabra-concepto-valor.

PÁGINA 168

#Resiliencia: págs. 14, 55, 192, 193, 195, 200, 204 #Ciudadanía: págs. 14, 28, 46, 57, 108, 144, 185, 199 #EjercicioDeLoPúblico: págs. 20, 50, 78, 108, 113, 144, 147, 152, 185, 190, 192, 199 #CulturaCiudadana: págs. 142, 185, 188, 196 #CulturaParticipativa: págs. 21, 50, 61, 78, 80, 84, 88, 91, 118, 175, 193 #ApuestasDeCiudad: págs. 81, 91, 141, 177, 185, 196, 198



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UNO DE LOS PRINCIPIOS MÁS FUNDAMENTALES EN EL DESARROLLO DE LA CULTURA, y por ello mismo simple y de difícil cumplimiento, es persistir. En los campos del arte y de la gestión del desarrollo de los productos culturales no hay un proceso terminado, sino, por el contrario, una infinita elipse de tiempo en la que se suceden acciones, una tras otra, como quien construye un muro o anda un camino y con sus pasos refuerza la ruta. En Medellín, como en cualquier otra ciudad, el proceso vivido ha sido arduo y constante, eso sí, y como en todos los caminos el presente da cuenta de ello, pero la distinción de nuestro testimonio radica en la fuerza transformadora y de esperanza que ha tenido el trasiego conjunto que cada uno de los momentos ha tenido y que con su carga de significaL A C U LT U R A C O M O P R O C do permanente ilumina y da sentido a la cotidianidad de los barrios, los escenarios, las salas de exposición y las gentes que pasan por ellos. Vamos al pasado a reforzar la potencia de la inspiración inicial, de los primeros nombres y de sus luchas; rememoramos los inicios para sorprendernos de las ideas visionarias y de su vigencia; en las palabras de esos comienzos, en las imágenes que quedan, volvemos a aprender, y nos viene como de otros tiempos, el entusiasmo de esos antepasados por lo mismo que hoy nos anima el aplauso y la asistencia. Del presente que hemos tenido el privilegio de asistir y también participar desde la función pública, damos cuenta en este texto en el que resumimos, como en una suerte de aleph, la condensación de un relato, una mirada, que en el presente da cuenta de todos los acumulados de lo vivido y las aspiraciones para el futuro. Por la dimensión de semejante historia, y como ya se dijo, por la magnitud de lo que su voz transmite a la ciudad, al país y a todos aquellos que se inpiran en Medellín, reconocemos la dificultad de contar en un solo texto lo que generaciones han construido, lo que organizaciones han logrado y luchado. Lo que sí pretendemos es presentar un texto honesto y concienzudo que cuenta justamente de este construir sobre lo construido. De nuestra parte, en un gobierno que apuesta por la vida y la equidad, reconocemos en la cultura la fuerza más cierta para sembrar las raíces de una nueva forma de estar sobre esta tierra en la que la armonía entre todos sea una posibilidad de todos los días. Como el mito de Sísifo, no habrá día en el que no tengamos que renovar el compromiso y repetir las tareas, pues una ciudad educadora no es más que la certeza de que todo espacio es pedagógico para todos los ciudadanos.

ESO


8 /// Relatos de la cultura / Medellín contada a partir de la creación

Por ello, inspirados en una Medellín conectada entre sus habitantes, con el ideal de redes de trabajo por el desarrollo integral, creamos el concepto de las UVA (unidades de vida articulada) que con las 20 que se sumarán a la infraestructura sectorial del deporte, la cultura y la educación, podrán verdaderamente interconectar procesos e impulsar el desarrollo comunitario. Bajo la premisa de quitar la cerca para estar más cerca, los tanques de EPM sirven hoy para la devolución de espacio público de calidad en las zonas en donde la urbanización desordenada no dejó un lugar para el encuentro ciudadano, pero que hoy se renueva en estas nuevas tipologías en donde se crean parques e infraestructura de calidad para las diversas experiencias de enseñanaza de las artes y la formación ciudadana. De estas se entregarán doce en todo tipo de barrios, pues el mensaje de equidad es necesario en todo lo largo y ancho del territorio local. Una segunda modalidad de UVA, a cargo del Inder, y con el apoyo de la Vicealcaldía de educación, cultura, recreación, deporte y participación, también se ha puesto al servicio de la ciudad en los puntos en los cuales se priorizaron, estos son: Castilla, Sol de Oriente, Nuevo Occidente y San Antonio de Prado. En edificaciones de gran envergadura y con servicios complementarios, estos edificios se suman a los anteriores, bajo la responsabilidad de EPM, y que suman así 20 para entrar en asocio con toda la infraestructura social con la que ya cuenta el municipio, entre las que se suman el Sistema de Bibliotecas, casas de la cultura, centro de desarrollo de Moravia, canchas y polideportivos. Por todas estas razones es por lo que nos atrevemos a decir que Medellín disfruta ahora de una red muy importante, y nunca antes vista, de escenarios que podrán albergar un movimiento real de ideas, contenidos, preocupaciones y aspiraciones. Todo ello lo hemos resumido en los siguientes valores de trabajo que consideramos es necesario divulgar como verdaderos principios: crear, compartir, comunicar y cuidar. El ejercicio de estos valores generará una formación ciudadana entre todas las generaciones, una basada en el respeto por la diferencia y el autocuidado. Consideramos como un verdadero privilegio haber contribuido a este hermoso sueño de ciudad, un proyecto por siempre joven y en construcción en una ciudad con anhelos de vida y comprometida con su transformación. La alianza público privada que aquí se configura da cuenta de que este, más que un sueño, es un verdadero pacto social que cada vez se acentúa con mayor énfasis.

Aníbal Gaviria Correa / Alcalde de Medellín


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HACE POCO, OTRA VEZ, ALGUIEN PREGUNTABA SI EN MEDELLÍN LA CULTURA ERA LA CENICIENTA DEL CUENTO; si los temas sobre arte y cultura en la administración pública eran los últimos, si eran los rezagados, el papel sobrante. La pregunta me tomó por sorpresa, la había olvidado. En estos últimos cuatro años, y sumando otros procesos de más atrás, creo que el cambio sobre la función de la cultura y su papel protagónico en una ciudad con deseos de cambio, ha tomado cada vez más el lugar que le corresponde en el desarrollo humano integral. Varias cosas me son indicio de que esa subvaloración se ha ido remozando. La primera, el incremento exponencial de los presupuestos públicos; la segunda, la creciente infraestructura con cobertura en toda la ciudad; y la tercera, la manera como la comunidad C R E A R Y C U LT I VA R misma al momento de tomar decisiones privilegia en muchos casos los proyectos culturales como base de su esperanza y raíz de su presente. La presencia de bibliotecas en todo el territorio de la ciudad, no solo las que están bajo la tutela del municipio, sino también las que tienen carácter comunitario, son una prueba de ello, pues todas se sustentan tanto en sus colecciones como en la fuerza de los vecinos que han luchado por ellas, las cuidan y también alimentan con trabajo vigilante y que se coordina con el de la Secretaría de Cultura. También es este el caso de las casas de la cultura y el Centro de Desarrollo Cultural de Moravia. Estoy segura de que estos espacios, que se sumarán a los nuevos en el Popular, Santa Elena y la comuna 8, se constituirán en un modelo de gestión, que sumado a las UVA, consolidará una verdadera red de trabajo por el desarrollo de contenidos artísticos con cada vez una fuerza mayor desde el barrio y sus procesos. Este libro habla de todo eso. En relatos, responde al largo recorrido vivido, cuenta la resiliencia y el compromiso; y también es testimonio de los asuntos ya ganados y que ahora representan nuevos desafíos. El trabajo es arduo y delicado. Exige reconocer que estamos interconectados, que dependemos unos de otros en el engranaje de la creación y que la ciudad cada vez necesita de esa fortaleza y visión que solo el arte puede aportar.

Alexandra Peláez Botero / Secretaria Vicealcaldía de Educación, María del Rosario Cultura, Escobar Participación, / Secretaria Recreación de cultura y Deporte de Medellín


10 /// Relatos de la cultura / Medell铆n contada a partir de la creaci贸n

Barrio Comparsa


BARRIO Escenario de la cultura para resistir en comunidad

CAPĂ?TULO

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12 ///

En 1991 sale Barrio Comparsa por primera vez a la calle, llevando su mĂşsica y su espectĂĄculo como una propuesta para romper fronteras invisibles que la violencia ya marcaba en algunos barrios de MedellĂ­n. Hoy su trabajo sigue siendo permanente, impactante y comunitario.


Barrio /// 13


14 /// Relatos de la cultura / Medellín contada a partir de la creación

INTRO /

T E X T O J U A N D A V I D O R T I Z F.

Sin más discursos, sin una razón más allá del querer hacer. Lo demás viene después, es una imposición del entorno que, a veces, lleva a las expresiones culturales a convertirse en válvulas de escape o por lo menos en experimentos para encontrar salidas a problemas tan diversos como esas mismas expresiones. También hay quienes defienden el arte, desde su origen, como una forma de resistencia. Puede ser un ejercicio más o menos consciente, pero en todo caso parte de la idea de que la cultura es un vehículo para transformaciones más globales que superan la idea de hacer por el simple gusto de hacer. El mapa de la cultura barrial en Medellín tiene iniciativas de todas las dimensiones, más o menos cargadas de intenciones políticas y sociales en el sentido amplio de lo público, de intereses que se reducen a entornos cerrados o que tienen la idea de transformar sus comunidades. Las experiencias de la comuna 13 como una forma de resistir a la violencia o las de la 14 que buscan atraer a una población dispersa a los espacios comunitarios, son apenas ejemplos de formas de resistencia desde el arte y la cultura.

“EL ARTE POR EL ARTE”, DICEN Y LO DICEN CON CERTEZA.

La ciudad, en toda su extensión, la de arriba y la de abajo, la de los estratos más altos y la de los barrios marginales, la ciudad de los abuelos y la de los niños que están naciendo, esa Medellín que es tantas recoge formas de resistencia desde la cultura que surgieron mucho antes de que la palabra #Resiliencia apareciera en escena para describir la capacidad de sobreponerse a las adversidades, para inventarse otro presente más incluyente o propio, de reinventarse reconociendo el pasado y tomándolo como punto de partida para construir sobre él. Ambas ideas van de la mano, resistir para no dejarse invisibilizar, para no dejarse vencer y ser resiliente para comenzar de nuevo. Entonces, ¿a qué se resiste con la cultura en Medellín? A la violencia, claro, porque ha estado en el centro de la agenda y ha condicionado la vida de comunidades enteras, pero también a la soledad, a diferentes manifestaciones de la esclavitud, al encierro, a las fronteras que amenazan, a tantas cosas que, en últimas, también describen los dilemas diarios de las comunidades. En todo caso, y con sus diferencias, esas resistencias están cruzadas por el territorio y por el barrio. El espacio que se reconoce como la dimensión básica del encuentro ciudadano. Son experiencias que han asumido su entorno como lugar para la interacción, la creatividad, la fiesta o la reflexión. Esos intercambios se transforman en el ejercicio vivo de lo comunitario, en capacidades colectivas que pueden formar públicos, eventualmente artistas pero, sobre todo, #Ciudadanía y apropiación del espacio público desde los valores culturales.

Escanea este código y entra a un video que resume muchas de estas experiencias.


Barrio /// 15

Trasladado para el sector de Ciudad del Río en 2009, el Museo de Arte Moderno ha logrado convertirse, en pocos años en un referente para la ciudad que impacta a nuevos públicos. Hoy la etapa 2, entregada en 2015, vincula más el parque urbano verde alrededor de los dos edificios que conforman el Museo.


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FRONTERAS PRESUPUESTO INVERTIDO EN CULTURA $445.000 millones

2008-2011

2012-2015

$368.000 millones

Más de

$48.000 millones se han invertido en

PLANEACIÓN LOCAL Y PRESUPUESTO PARTICIPATIVO.

$60.000 millones inversión total en

INFRAESTRUCTURA

2012-2015.

“Te puedo adivinar la suerte ya mismo si quieres”, dice Luis Fernando García, el Gordo, fundador de Barrio Comparsa. En sus manos tiene una baraja completa de cartas cargadas de figuras coloridas. “Son los símbolos de la creación de los jóvenes durante estos 25 años –continúa el Gordo–, no solamente los símbolos y los colores, sino la poesía y el espíritu creativo”. El tarot de Barrio Comparsa no sirve para adivinar el futuro ni el pasado, pero sí es el resultado de una historia compartida entre quienes han unido fuerzas para cruzar la cultura con el espacio de lo comunitario. Esas cartas son hoy la muestra de un proyecto que surgió en 1990 en Manrique Oriental con la idea de revitalizar el espacio del barrio y que hoy se ha consolidado como una propuesta pedagógica, como una diáspora capaz de allanar el camino para otras iniciativas en la ciudad. El camino lo había empezado un pequeño puñado de amigos. A Recreo Teatro es el nombre de ese antecedente que el Gordo describe al recordar cómo andaba por el barrio y se echaba al hombro un costal repleto de muñecos y tambores. Hacía pequeñas intervenciones en el Jardín Botánico, sabía que existían otras iniciativas, pero aún no se tejían puentes entre ellas. Después fue el entorno violento, el miedo y el silencio que se estaban apoderando de su territorio lo que los empujó a tomarse la calle y hacer un primer ejercicio de resistencia. Salieron armados con los mismos tambores y los mismos muñecos que antes solo habían recorrido el barrio metidos en ese costal. “Cuando nosotros decidimos hacer un recorrido por el barrio se trataba de romper fronteras, para reconocernos para ver cuántos éramos y qué era lo que estábamos haciendo. Empezamos a tener un concepto más integral del desarrollo de la cultura en la comunidad barrial. Conocíamos muchos barrios, pero no sus experiencias, pero cuando en la ciudad todos tenemos el mismo dolor y tenemos las mismas cadenas A Recreo Teatro piensa hacer la comparsa del barrio. Había tanto miedo que no salió nadie”, recuerda Luis Fernando. Ese día de 1990, cuando ya la guerra del narcotráfico y las restricciones legales e ilegales le imponían una agenda a la gente, fue la primera vez que su proyecto salió convertido en la comparsa del barrio con la idea de revitalizar el territorio y de promover el #EjercicioDeLoPúblico por medio de la cultura. Pero, como dice el Gordo, no salió nadie. El rumor de los tambores, que se convertía en escándalo cuando pasaba frente a las puertas, se quedó solo en la acción política de unos cuantos que vencieron el encierro y se atrevieron a hacer parte de la fiesta. Sin embargo, las cadenas se quedaron puestas en las rejas y las ventanas permanecieron cerradas. “Nos veían como locos, no sabían qué era lo que venía. La gente no salía, escuchaban la gritería, pero nada más”. Entonces entendieron que si el propósito era sacar a la gente de sus casas y ayudarle a vencer el miedo por medio de la música y la danza, era necesario tejer redes con otras propuestas que en sus barrios también exploraban opciones y enfrentaban la indiferencia.


Barrio /// 17

A Recreo se puso en la tarea de convocar a quienes tenían iniciativas similiares en otros barrios. Se reunieron en una gran jornada cultural de la zona nororiental y descubrieron que eran muchos los grupos que hacían trabajo comunitario por medio del arte y la cultura. Decidieron, ya en colectivo, que era el momento de recoger las experiencias aprendidas en el camino que cada uno había andado por su lado. “Salieron diez días de intervención en la calle –cuenta Luis Fernando–. Del 4 al 11 de marzo del 91 lo que hicimos fue enfrentar el miedo, romper fronteras y valorar ese ejercicio del arte y la cultura como una posibilidad y una ventana para la comunidad. Cuando nos juntamos todos y colocamos en común nuestros juguetes y nuestras experiencias se revaloró la vida con esa gran toma de la nororiental”. Ese segundo intento sí sacó a la gente a la calle. Y a diferencia de lo que había pasado en el 90, la comparsa del 91 y esa gran toma cultural que no se fijaba en los límites entre barrios y comunas, no solo convocó a los habitantes de esos territorios que vieron durante Por décadas, Medellín esos días la posibilidad de volver a reclamar como suyo ha construido un tejido el espacio público, sino que también fue el escenario social de resistencia a para que los medios de comunicación y las instituciopartir de expresiones nes oficiales voltearan la mirada a lo que se hacía desde abajo en una zona que para ellos parecía vedada. culturales barriales. La experiencia de esa toma consolidó un discurso por la defensa de la vida, la libre movilidad y el derecho a disfrutar de lo comunitario sin restricciones de horario y sin fronteras. “Inmediatamente salimos llamó mucho la atención que en medio de esas fronteras invisibles y del terror de Pablo Escobar nosotros fuéramos capaces de defender el derecho de nuestros hijos a dejar de estar metidos debajo de las camas huyéndoles a las balas”, dice el Gordo. Con esa comparsa, las pequeñas experiencias artísticas de los barrios empezaron a ser reconocidas y a ganarse un espacio en el mapa cultural de la ciudad. Pero no fue solo una reivindicación del derecho a hacer arte y cultura en el espacio público, sino también un llamado por el derecho de las comunidades a encontrarse de nuevo. Dice Luis Fernando que más tarde se unieron los comerciantes y los transportadores a los artistas y a la gente que por lo menos durante esos días se había desprendido de las ataduras de la violencia. Por eso la movilización fue creciendo hasta dimensiones que nunca se imaginaron. “Identificamos un gran potencial cultural que había en esos territorios sosteniendo esas resistencia a través de sus propios desarrollos. Ahí es cuando nace Barrio Comparsa como movimiento cultural y nos dedicamos a recorrer la ciudad casi cinco o seis años sin parar. Las comunidades nos llamaban, ya las instituciones querían saber de nosotros, pasa Arriba mi barrio y nos incluye, los medios de comunicación a través de nosotros establecen relaciones directas en los barrios porque a la nororiental no entraba prensa ni entraba nadie. Entonces lo que hi-

1948

Llega a Medellín la Alianza Colombo Francesa.

1952

Nace la Fundación Teatro Pablo Tobón Uribe y en 1967 se inaugura este espacio.

1972

Se abre, en el centro de Medellín, la Galería de la Oficina, un espacio de circulación del arte contemporáneo. Años más tarde se traslada al barrio El Poblado.

1975

Nace el Pequeño Teatro, un referente obligado del centro de Medellín.

1978

El 17 de mayo se crea el Museo de Arte Moderno de Medellín en el barrio Carlos E. Restrepo.

1979

Se funda el Teatro Matacandelas.


18 /// Relatos de la cultura / Medellín contada a partir de la creación

cimos fue un proyecto cultural que sirvió de enlace para que la comunidad se expresara”, explica el Gordo. Para entonces ya estaban en marcha iniciativas como la Corporación Cultural Nuestra Gente, que desde el barrio Santa Cruz, también en la zona nororiental, había surgido unos años antes, en 1987, para hacerle frente al toque de queda no oficial que ya empezaba a regir y a la estigmatización que padecían los jóvenes de las “comunas” en ese tiempo en que decir “comuna” era sinónimo de exclusión, marginalidad y violencia. Nuestra Gente había sembrado el germen de la alegría y la educación para el reconocimiento de lo comunitario. A punta de títeres, música, poesía y teatro se ganaron un espacio en su barrio, desfilaron por muchas sedes y aterrizaron en la casa donde funcionó un burdel. Ese lugar, esa casa amarilla, sigue siendo un faro de la cultura del barrio en Medellín. Las cartas del Gordo, el de Barrio Comparsa, son su propio testimonio, pero también el de esas otras historias de proyectos artísticos y comunitarios que nacieron en esa época impulsadas por el miedo, pero sobre todo por las ganas de enfrentarlo. * * *

LA CORPORACIÓN BARRIO COMPARSA

25 años

haciendo trabajo cultural y comunitario en Medellín.

Más de

$17.000 millones invertidos en Jornadas de Vida y Equidad.

LA GENERACIÓN QUE DEJÓ DE ESCONDERSE BAJO LA CAMA. “Cuando éramos pequeños había muchas cosas de las que no teníamos conciencia. Aprovechábamos los procesos y demás, pero no era tan sencillo. Recuerdo una vez que estuvimos en el Doce de Octubre, siempre llevábamos la parafernalia en una jaula y me acuerdo que el Gordo nos dijo, ‘bueno, agáchense acá que voy a ir a hablar con los muchachos para que podamos pasar’. Entonces siempre que íbamos a un barrio había que pedir permiso”. Catalina García tiene 35 años, es hija de Luis Fernando y es quien se ha echado al hombro la idea de sistematizar la experiencia pedagógica de Barrio Comparsa. Nació entre zancos y juguetes, pero también hace parte de la generación que, sin saberlo, le puso cara y nombre a la resistencia contra la violencia. Recuerda ese episodio de pedirles permiso a las bandas como uno más de muchos que vivió junto a su padre y a sus tres hermanos en los recorridos de A Recreo y Barrio Comparsa por la ciudad. Hoy lo toma como ejemplo para hablar de la concertación y de cómo ese proyecto, en lugar de tener el ánimo de enfrentar a los violentos, ha apostado por ganar reconocimiento con su propuesta y acceder a través de ella a lugares donde parece imposible mostrar que existen otras alternativas de vida. “Son invisibles, pero las fronteras siempre han existido en los barrios. Lo que hemos hecho para vencerlas es un proceso de mediación y de concertación con la gente porque nosotros no vamos con un ánimo confrontativo ni mucho menos a competir. Vamos con una propuesta distinta que tiene que ver con la convivencia y con la posibilidad de reconocernos con otras concepciones de la vida. Que se entienda que la opción no solamente es empuñar un arma, sino que también se


Barrio /// 19

La propuesta pedagógica de Barrio Comparsa es una apuesta por transformar lo comunitario desde el arte y la cultura.

pueden agarrar un tambor y unos zancos para resignificar los imaginarios colectivos”, dice Catalina. Ella misma, cuando estaba pequeña, tenía que atravesar cinco fronteras invisibles en el recorrido desde su casa hasta su colegio. Recita de memoria los nombres de las bandas que controlaban cada una un pedazo de Manrique y decidían quién podía pasar. “Por eso nació esta propuesta, no podía ser que nos siguiéramos matando y arrasando a nuestra juventud”. Barrio Comparsa está hoy en el proceso de irradiar su propuesta pedagógica, de seguir tejiendo puentes. En cabeza de personas como el Gordo, como Catalina y como muchos otros, más jóvenes, que solo conocen esas historias por el relato de los mayores, está la idea de seguir multiplicando el interés de transformar lo comunitario desde el arte y la cultura. “Es que solos no podemos. Solos en el territorio no tenemos alternativa. Yo caminé 18 años de arriba para abajo y hacía lo puntual: una actividad allí y una recreación aquí, pero si ahora yo puedo manifestar, conceptuar, escribir, intercambiar saberes y conectarme con el mundo cambia mucho la cultura”, dice el Gordo. Entre 22 y 40 personas hacen parte hoy de Barrio Comparsa, van y vuelven a su finca de Santa Elena o a su centro de operaciones, el Taller de la Alegría, una casa que los alberga desde 2010 en el barrio Villa Hermosa. Pero su propuesta, dicen ellos, no se reduce a una sede, están convencidos de que la calle es el lugar donde deben estar. “Es que así se descentraliza el conocimiento –explica Catalina–, ese es el objetivo, que lo que tú aprendas se pueda compartir con otros. Se trata de aprender la #Resiliencia, de ser abiertos, solidarios y sensibles frente a lo que sentimos y de procesar lo que vivimos en esta ciudad”.

1987

Surge en el barrio Santa Cruz la Corporación Cultural Nuestra Gente.


20 /// Relatos de la cultura / Medellín contada a partir de la creación

SOLEDAD

Por un momento un golpe de luz de la tarde se reflejó en un mono aullador gigante que adorna una de las paredes del edificio donde funciona un hotel cerca del Parque Lleras. “Estos son los instantes que no se pueden dejar pasar”, dijo Henry Agudelo, profesor de fotografía. Las cámaras del grupo que permanecía en la terraza de un taller de pintura en el barrio Manila empezaron a dispararse en dirección al mural. Pocos segundos después, el rayo de sol que le dio más brillo del acostumbrado a los colores de la obra tomó otro rumbo y los destellos de un verde intenso se diluyeron. Las cámaras apuntaron hacia otro lado en medio de una lección sobre la importancia de aprovechar el momento, sobre esa idea de que la fotografía rara vez da segundas oportunidades. Era sábado y esa terraza del centro cultural 5 Sentidos era uno de los últimos lugares de un recorrido fotográfico por varios espacios de las artes y la cultura en la comuna 14. Había comenzado en la Casa de la Cultura de El Poblado, en Santa María de los Ángeles, y terminaba en Ciudad del Río. “La idea con esto es que nos conozcamos, que sea una oportunidad para encontrarnos. La pregunta que nos hacemos es ¿por qué en El Poblado no sabemos quiénes somos?”, dijo Laura Trujillo, coordinadora de la Casa de la Cultura.

Hace

16 años

se eligió el primer Consejo Municipal de Cultura. Un espacio para la participación de actores culturales de todas las comunas y corregimientos.

EL RETO DE CONSTRUIR COMUNIDAD. María del Rosario Escobar, secretaria de Cultura Ciudadana de Medellín, explica que uno de los grandes retos del Estado es acercarse a los estratos altos con una oferta que aproxime a sus ciudadanos al #EjercicioDeLoPúblico. Según dice, en esas zonas y con esas poblaciones “existe una deuda gigantesca con lo comunitario que hace difícil generar confianza”. A eso se suma que, en general, se considera que en las zonas de mayores ingresos el espacio de lo privado puede suplir todas las necesidades y que, por tanto, la presencia del Estado se hace menos necesaria. Es así como la dificultad del Estado para consolidarse como un actor más en ese circuito ha hecho que la oferta de espacios para el arte y la cultura, e incluso la agenda, haya quedado en cabeza de iniciativas particulares como academias de música, teatros o escuelas de danza o pintura que de tiempo atrás han asumido ese papel. Esa dinámica, sin embargo, no hace que barrios como Laureles o El Poblado escapen a una fórmula que describe bien que las expresiones culturales no se agotan. “Siempre las necesidades de creación serán superiores a la capacidad estatal, y entre más se da, mucho más se necesita”, dice la secretaria. * * * “Un río que revive los imaginarios de un pasado perdido”, dice un pequeño recuadro al lado de una instalación. La obra se llama Cuerpo de agua, son por lo


Barrio /// 21

menos 100 botellas pequeñas más o menos llenas con un líquido verde. Cuelgan de la pared y están en una de las habitaciones de Epicentro, otro de los destinos del recorrido fotográfico. Muy cerca, en otro recuadro, dice “No tocar, gracias”. Sin embargo, muchas manos mueven las botellas con delicadeza, las ponen en la mejor posición posible y las fotos se repiten una y otra vez. Las cámaras se dispararon en Epicentro y en 5 Sentidos hicieron lo mismo en la Casa Teatro, en su sala donde se preparaba el montaje para un concierto y en la exposición de fotografía de memoria y conflicto que ocupaba otro de sus espacios. El grupo de fotógrafos aficionados se llevó imágenes de la calle, de los parques, de los lugares más corrientes de El Poblado. Cientos de fotos hechas en una tarde se convirtieron en el testimonio de algunos de los lugares que le abren un espacio al arte y a la cultura en esa zona de la ciudad. Mientras acompaña la caminata, la coordinadora de la Casa de la Cultura, un espacio abierto en 2012, dice que existe un prejuicio de acuerdo con el cual la gente de El Poblado no tiene la capacidad de asumir una #CulturaParticipativa. Asegura que no es cierto, que la razón para que se haya formado esa idea tiene que ver con que ha sido difícil generar espacios de encuentro atractivos.

Medellín tiene seis casas de la cultura, la de El Poblado es una de ellas. En este espacio se encuentra el barrio y los lazos de vecindad se establecen desde otras relaciones.

1991

Entre el 4 y el 11 de marzo Gran toma cultural de la zona nororiental por parte de organizaciones artísticas y comunitarias. El Teatro Matacandelas fue declarado patrimonio cultural de Medellín.


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“Es que en general la gente no se conoce. Han estado acostumbrados a círculos muy cerrados que apenas se han venido abriendo. Los lugares de encuentro han sido el club o el costurero, espacios muy exclusivos”, dice Laura. Por eso explica que ese recorrido es apenas una excusa para que la gente de El Poblado, pero también la de otras zonas que quiere acercarse, conozca los referentes del trabajo por la cultura que se hace en espacios diversos en un barrio donde el mayor reto es construir literalmente sentido común, colectivo, comunidad. “Realmente espacios como el de la Casa de la Cultura lo que buscan es hacer de las disciplinas una razón para que la gente se encuentre –explica Laura–, pero también para encontrar un sentido de lo comunitario, que sea otra forma de habitar el barrio y de facilitar por lo menos que la gente se conozca”. Por eso, dice ella, formar artistas queda en un segundo plano y el objetivo de primer orden es generar espacios de interacción. De esa forma, los espacios para la danza, la música y la fotografía tienen propósitos formativos, pero al tiempo se convierten en una forma de hacerle frente a la soledad y promover la participación. Eso, al mismo tiempo, facilita el reconocimiento del espacio público como una propiedad colectiva. Los parques contiguos a la Casa de la Cultura y a la Casa Teatro son los mejores ejemplos de cómo lugares que antes eran vistos como peligrosos y distantes, hoy se encuentran revitalizados gracias a la apropiación de esos lugares de la cultura que tienen muy cerca. Y es que pese a muchos prejuicios alrededor de lo público, de la calle y del parque, en barrios como Laureles o El Poblado se han consolidado espacios que, a su modo, también constituyen una expresión del arte y la cultura en relación con lo comunitario. Por ejemplo, el Museo de Arte Moderno como eje de Ciudad del Río ha abierto nuevas rutas para la apropiación del espacio público. Estas expresiones pasan por su sede que para 2015 se amplió en 7.220 metros más, pero van más allá, se toman la calle como escenario. Ahí converge el arte en un esceario abierto, pero también la gastronomía, el En los últimos años y gracias deporte, formas alternativas de comercio…, en síntea la inversión pública, los sis, una nueva visión del barrio. barrios de Medellín cuentan En Laureles y el Estadio, por su parte, espacios con más equipamentos como Carlos E. Restrepo con su parque, la Biblioteca Pública Piloto o el Centro Cultural de la Facultad de relacionados con la cultura. Artes de la Universidad de Antioquia han sido ejes de interacciones e intercambios diversos. Muy cerca, entre circulares y trasversales, los ensayaderos, las academias de música y lugares como El Teatrico, han asumido como suya la tarea de ofrecer buenas direcciones de formación cultural y encuentro ciudadano. Esos lugares, que reúnen a la gente en función de la lectura, de la música, del cine, del teatro o simplemente de la conversación, también están en esos estratos altos, son ahora imanes para la llegada de públicos diversos y ofrecen alternativas para hacerles el quite al encierro y a la soledad.


Barrio /// 23

ESCLAVITUD

Los cuerpos dibujan un círculo. Están descalzos, vestidos de blanco. Aplauden para llevar el ritmo mientras una voz canta algo que las demás repiten en orden. El círculo crece, el volumen de las voces aumenta. Dos cuerpos saltan al medio, se entrelazan, se rozan, siguen llevando el ritmo. Los brazos y las piernas dibujan ondas, casi se golpean, se sienten sin tocarse. La gente que pasa se detiene un momento, se forma otro círculo alrededor del primero. Los extraños escuchan la música y miran con curiosidad los movimientos de la capoeira. Cada tanto se dibujan sonrisas en los rostros de quienes cantan y sin saber muy bien por qué, los espectadores repiten la mueca. La risa se contagia. Lina Tobón, Cafeína en el circuito de la capoeira, lidera el grupo, no se ve mucho mayor que los demás. Cierra los ojos mientras canta, aprieta los párpados y abre los ojos solo después de cada estrofa. Es de Moravia, como muchos de los chicos de ese círculo que, dice, son su familia. “La capoeira es un asunto de memoria recontextualizada –dice Lina–. Este es un arte que viene de la esclavitud y lo que hemos hecho es entenderlo como un proceso grupal. Hoy ser esclavo es ser un niño y tener que salir a trabajar, pero también podemos ser esclavos del maltrato, de la violencia, hasta del televisor”. Y es que ese arte que mezcla la música, la danza y las artes marciales tiene una historia ancestral. Los esclavos brasileños lo transformaron en un mecanismo de liberación que ejercían en la clandestinidad primero y luego en el escenario de lo público. Su práctica fue prohibida y perseguida, pero luego hecha parte de los currículos de la educación formal. En todas sus etapas se ha debatido entre la aceptación y la exclusión pero, en todo caso, ha sido una expresión de libertad asociada con las raíces de los negros y los indígenas brasileños. Por eso en lugar de cinturones, la jerarquía en la capoeira está representada con cuerdas en referencia a las que se usaban para amarrar a los esclavos. Por eso casi siempre quienes la practican lo hacen descalzos, porque se trata de reforzar la conexión con la tierra, pero también porque quienes llevaban zapatos eran los terratenientes. MEMORIA DE BARRIO. Lina explica que el ejercicio de “memoria recontextualizada” del que habla busca transformar el discurso que le dio origen a la capoeira para acercarlo a otros contextos. Es un mecanismo para hacerles frente a nuevas formas de la esclavitud. A esas imposiciones que, en un barrio como el suyo, están incrustadas en lo más hondo de la historia. “Para mí es muy importante hablar de ese asunto de la libertad y de todo lo que se puede aprender de un pueblo que se libera. Hoy no hay necesidad de pelear, sino de entender que el arte es también una forma de liberación. Se trata de que vean otras formas de entender el mundo, puede que nunca más hagan capoeira, pero que vean cosas distintas”, dice Lina. Y el discurso aplica porque Moravia es el resultado de la migración masiva de campesinos que llegaron de muchos lugares de Colombia, casi todos escapando de la vio-

2002

Nace la Secretaría de Cultura de Medellín.

2004

Se realiza el primer Festival Revolución sin Muertos en la comuna 13. Nace la corporación Son Batá.

2008

El 24 de mayo se inaugura el Centro de Desarrollo Cultural de Moravia.

2009

Se traslada el Mamm para su sede en Ciudad del Río.

2010

Se abre la Casa de la Cultura de El Poblado en el barrio Santa María de los Ángeles.


24 /// Relatos de la cultura / Medellín contada a partir de la creación

1.435.813 visitantes

ha tenido entre 2012 y 2015 el CENTRO DE DE-

SARROLLO CULTURAL DE MORAVIA.

lencia. Muchos de ellos arribaron a la ciudad por el norte y vieron en los predios del antiguo basurero municipal un lugar para levantar sus casas e iniciar una nueva vida. Las colonias negras, costeñas y paisas con todas sus diversidades habitan en esa zona. Son el testimonio del desarraigo, de la capacidad de hacerse parte de la dinámica propia de la ciudad que los acogió, pero también de la resistencia. Muchas de las familias que se asentaron allí invadieron una zona de riesgo, construyeron sobre la basura y luego, aferradas a la montaña que ya consideraban propia, tuvieron que abandonar sus casas por la fuerza y dispersarse por los proyectos de vivienda que les ofrecieron para que no permanecieran en ese lugar. Esa historia la conocen bien en el grupo Oficina de Capoeira –como se llama el proyecto que Lina dirige–. A partir de ella han elaborado una propuesta que reconoce el pasado de su barrio y propone alternativas para acercar a los jóvenes que han crecido en contextos tan complejos como ese. “Es que los procesos artísticos son procesos políticos –dice Lina- No es que la capoeira salve a los chicos, pero sí les ayuda a potencializarse, a hacer lo que no sabían que podían hacer”. Lina dirige la Oficina de Capoeira en Medellín. Esa organización se conformó en la ciudad en 2007, aunque sus orígenes están en Brasil. Allá fue donde nació el primer grupo de la Oficina en 1996, aunque hoy son más de 4.000 los alumnos que hacen parte de ese colectivo en diferentes partes del mundo. Medellín es uno de esos lugares y su refugio es el Centro de Desarrollo Cultural de Moravia, un edificio que sobresale en este barrio y que es obra del arquitecto Rogelio Salmona. “Llevábamos más o menos un año con el grupo y veíamos que estaban construyendo el centro. Cuando terminaron lo primero que hice fue ir a pedir un espacio, me dijeron que sí, pero que a cambio de que les diéramos clases a los niños del barrio y claro, eso era lo que queríamos”, cuenta Lina. Hoy, el grupo base de la Oficina de Capoeira en Medellín está constituido por 32 personas, pero llega a 70 u 80 cuando se suman todos los que conforman una red que se extiende por el aprendizaje que sus miembros irradian en otros lugares. La mayoría de los más pequeños viven en la comuna cuatro o en los alrededores de la zona norte. Integran los talleres que el grupo Oficina de Capoeira adelanta en colegios y en el centro cultural. Desde ese lugar se ha extendido una práctica que más allá del ejercicio físico y de la exaltación de una habilidad propia, defiende la idea de que el arte puede transformarse en un vehículo hacia la libertad. “Como es un asunto cultural, no solo de movimiento sino de historia, los maestros heredan en los demás el conocimiento ancestral. Dejan en los que vienen la responsabilidad de preservar la cultura”, dice Lina. Esa experiencia, que asumió como propio el discurso de enfrentar los problemas del barrio, tiene mucho en común con iniciativas como Son Batá o Casa Kolacho en la comuna 13. Allá, en esa zona que concentró en 2002 todas las miradas durante una toma militar denominada Operación Orión, se generaron también dinámicas culturales como símbolo de la resistencia. La música y el baile de los negros y los raperos tienen hoy vuelo propio. Sus muertos, caídos no como artistas, sino como jóvenes por el simple hecho de


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serlo, se convierten en víctimas de su propio entorno, pero también en el mejor testimonio de una lucha no violenta que todavía no termina, pero que ha consolidado otra forma de entender el barrio hasta el mundo de trascender fronteras. De vuelta a Moravia, cada tanto los cuerpos se encuentran. Uno derriba a otro, se escucha un rumor en el círculo que luego se diluye con otra sonrisa. Todo ocurre un domingo, en la plazoleta del Parque Explora, cerca del barrio. Al final solo quedan las palmas y las voces. La última canción celebra los cumpleaños del mes: “Parabéns a você, nesta data querida, muitas felicidades, muitos anos de vida”.

Alrededor del Centro Cultural Moravia, la comunidad tiene un espacio público de encuentro y diversión. Esta obra, del arquitecto Rogelio Salmona, transformó no solo el espacio físico, sino las dinámicas de vivir el espacio público.


26 /// Relatos de la cultura / Medellín contada a partir de la creación

ENCIERRO

“Sabíamos que teníamos que resistir, que el teatro no podía perecer. Nos inventamos unas estrategias para mantenernos en pie, para mantener la programación y soportar el aguacero que se nos venía encima. Con mucho miedo nos tocó asumir la misión y ponerle carácter”. Cristóbal Peláez, director del Teatro Matacandelas, dice que el teatro ha sido una forma de hacerle el quite al trabajo. Que quienes trabajan están pendientes del reloj para seguirle la pista al tiempo, quieren que las horas pasen rápido y salir corriendo para otro lado. Él, los teatreros, en cambio, miran el reloj pensando en que el tiempo vaya más lento, que se detenga si es preciso para que la labor se alargue. Pero esa idea tiene matices. También hubo etapas de salas vacías, momentos en que el reloj marcaba la hora de la función y las boletas estaban completas, no había llegado nadie. Fueron los días de la guerra ya muchas veces contada del narcotráfico, cuando estar en la calle dejó de ser una opción y los teatros se quedaron solos esperando que algún valiente se atreviera a romper las reglas del encierro.

Más de

1.400.000 personas

han sido el público del Teatro Matacandelas

EN 3 DÉCADAS DE EXISTENCIA.

EL TOQUE DE QUEDA. La idea del Teatro Matacandelas se echó a andar en 1979, hace 36 años. Un grupo de jóvenes se reunió entonces para montarse en esa idea y encontraron como sede la Casa de la Cultura de Envigado. Ese fue su albergue, el lugar donde se consolidó un proyecto de estudio y aprendizaje que se fue creciendo hasta que el entorno se quedó pequeño. En 1986 sintieron que era hora de buscar una plaza más grande, empacaron y se fueron para Medellín. Los recibió el centro de la ciudad en una época en que empezaban a sentirse los primeros síntomas del horror que vendría poco tiempo después. Envigado, su cuna, era también la joya de la corona de los poderes mafiosos que emergían con fuerza, entonces dar vuelta atrás no era una opción. “Llegamos al centro porque nos decíamos que ese era un cruce de caminos, decíamos que había que tener un teatro en el centro para que fuera como las fondas que estaban en las partidas de nuestros pueblos. Pensábamos en la posibilidad de que fuera un punto de encuentro. Adecuamos una casita que alquilamos y montamos un teatrico para 100 personas. Vivíamos en una especie de exilio porque todavía no había reconocimiento”, cuenta Peláez. En ese cruce de caminos que representaba el centro estaban otros proyectos que, como el Matacandelas, en su #ApuestasdeCiudad, se habían hecho a un lugar en viejas casonas adaptadas para transformarlas, para darles vida y convertirlas en salas de teatro. “Se trataba de entrar a esa pequeña oferta y seducir al público que iba llegando –recuerda el director–, montamos una programación cultural y la sacamos adelante hasta que nos encontramos con esos fatales años del 88 al 91 que fueron de mucha sangre y de muchos atentados”. Para 1990 la ciudad estaba condenada al encierro, ya la guerra estaba declarada y se confundían los toques de queda legales con los ilegales. El teatro estaba en medio. Las obras que empezaban a las 8:00 de la noche tuvieron que pasarse


Barrio /// 27

para las 6:00 de la tarde. Al terminar las funciones el público tenía que salir corriendo para refugiarse en algún lugar seguro antes de las 9:00, la hora señalada. “Nos tocó vivir aquella época del toque de queda. Nos vimos obligados a cambiar los horarios y el público disminuyó casi que en un 90%”, dice Peláez. Entonces el centro, que había sido el lugar para tratar de llevar ese proyecto de amigos a otro nivel, dejó de ser punto de encuentro y se transformó en un monumento a la desolación. Las calles vacías dejaron los teatros vacíos. En el Matacandelas, las obras continuaron así hasta que decidieron ponerle rostro a la resistencia contra el encierro. El proyecto de hacer teatro para escaparle al trabajo estaba abocado a asumir otro papel. “Hasta ese momento era una cosa que hacíamos porque nos apasionaba, pero de repente nos encontramos con eso y las mismas circunstancias nos obligaron a formar un discurso”. Esa posición de hacerle frente al encierro no estaba libre del miedo que muchos compartían. Bajo la puerta encontraban los panfletos que ponían hora de cierre

Desde los noventa el Teatro Matacandelas programa algunos montajes y eventos especiales a media noche y hasta el amanecer. Esta es una manera de que la dinámica cultural enriquezca la vida nocturna del centro de Medellín.

2011

El 29 de diciembre la Alcaldía de Medellín entrega en comodato la casa donde funciona en la actualidad el Taller de la Alegría de Barrio Comparsa.


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porque después de las 9:00 de la noche “una persona de bien” nada tenía que estar haciendo en la calle. Al Matacandelas no lo habían tocado las bombas ni los sicarios pero, como el resto de la ciudad, el teatro era víctima por el simple hecho de coincidir en tiempo y lugar con la guerra que libraban los narcos y el Estado. Cristóbal recuerda que alguna vez uno de los espectadores entró a la sala con una bolsa, ocupó su asiento y otras dos personas que también habían comprado sus boletas y apenas entraban a la sala les pidieron a los organizadores de la función que lo requisaran, temían que fuera una bomba. Como la gente del teatro se negó, prefirieron pedir de vuelta el dinero de sus entradas. Hasta una bolsa de supermercado era sospechosa, dice él. Pero no era una bomba y el teatro siguió firme. “No nos tocaban no porque nos tuvieran miedo o respeto, sino porque éramos insignificantes, nos salvamos porque pasábamos agachados debajo de las máquinas. Solo recuerdo que alguna vez hubo un operativo, allanaron toda la manzana y había comentarios de que Pablo Escobar estaba viviendo al frente, incluso tuvimos problemas para entrar a la sede. En todo caso no significábamos nada para el narcotráfico, la delincuencia o el Gobierno”, explica Peláez. * * *

Con una inversión de

$24.000millones

en alianza público privada se amplió en

7.300m2

EL EDIFICIO DEL MUSEO DE ARTE MODERNO DE MEDELLÍN.

1.138 actividades culturales 1.098.817 personas

que beneficiaron a

es el balance del

TEATRO PABLO TOBÓN URIBE

durante el periodo 2012-2015.

FUNCIÓN DE MEDIANOCHE. Ya había pasado el toque de queda, pero el centro y muchas partes de la ciudad seguían siendo vedados para la noche. “Un día un espectador nos dijo que O marinheiro era una obra muy miedosa, entonces decidimos hacerla a las 12:00 de la noche. Nos dijeron que no iba a ir nadie y la boletería se acabó dos días antes. A la gente le gustó porque eso parecía un ritual”, cuenta Cristóbal Peláez. La obra de Fernando Pessoa había sido estrenada el 30 de noviembre de 1990 y la función de medianoche fue poco tiempo después. Hoy es una obra de culto del Teatro Matacandelas, pero entonces programar una función a horas en que todo el mundo estaba encerrado parecía por lo menos una locura. “Nos decían que estábamos locos, pero en el fondo lo que había era una intención civil, sentíamos que había que recuperar la noche porque nos la estaban robando”, recuerda Peláez y con esto lo que enfatiza es la idea de que se fortalece la #Ciudadanía de una manera activa y consciente y para esto el arte es un discurso lleno de posibilidades. Esa idea que surgió del comentario desprevenido de un espectador fue la materialización de ese discurso de resistencia que secundó el propósito de hacer teatro por el simple gusto de hacerlo. Fue, tal vez, también un medio de supervivencia con una acción que transgrediera las normas establecidas por la violencia y de esa forma, por la curiosidad de lo prohibido, llevara el público de vuelta. Esa noche, recuerda Peláez, los espectadores salieron en taxis que llegaron derecho a la sala, pedidos por teléfono, para llevar hasta un lugar seguro a todos los que se atrevieron a trasnochar. No significó la recuperación definitiva del centro y de la noche, pero fue por lo menos un golpe simbólico que permanece en la memoria de las artes escénicas


Barrio /// 29

Además del Matacandelas, el centro de la ciudad cuenta con otros colectivos teatrales de gran trayectoria como el Pequeño Teatro, la Oficina Central de los Sueños y el Teatro Popular de Medellín.

de Medellín. Acciones de ese tipo llevaron a que el Matacandelas y otros teatros del centro fueran declarados Patrimonio Cultural de la Ciudad entre 1991 y 1992. Se reconoció en esos proyectos la capacidad de resistir y hacer teatro en medio del encierro de la guerra. Desde entonces, el “ritual” de O marinheiro a las 12:00 de la noche se repite cada año en el cierre de temporada. También se ha hecho en otras ciudades a donde el Matacandelas ha viajado con su obra. Las cuentas que lleva el teatro indican que en 36 años de historia se han hecho 57 montajes que han convocado a más de un millón cuatrocientos mil espectadores y que la noche, incluso, más allá de sus horas convencionales, es un tiempo propicio para el encuentro, para la fiesta que pone en jaque el miedo y las amenazas. Esos jóvenes que veían el centro como punto de encuentro se transformaron en un referente de la cultura en la ciudad. Junto a ellos lo hicieron también El Pequeño Teatro, la Oficina Central de los Sueños, La Exfanfarria, El Trueque y espacios como el Pablo Tobón Uribe y Bellas Artes, entre muchos otros. Todos ellos han permanecido en el centro y han defendido su lugar, el espacio público y el derecho a vivir la calle en el día o la noche. Además, hoy son actores indispensables en el propósito de consolidar ese cruce de caminos como lugar de paso obligado en el mapa de la cultura, pero también como espacio comunitario que involucra la vida, las emociones y los sueños de toda una ciudad.

2012

Se realiza la primera versión del Festival de Circo Tradicional.

2013

En diciembre se constituye la Corporación Cultural Casa Kolacho.

2015

En septiembre se entrega la ampliación del edificio del Mamm en Ciudad del Río.


30 ///

LUIS FERNANDO GARCÍA

Dice Luis Fernando García, el Gordo, que la valoración del otro y de lo colectivo fue su opción de vida. Tiene 60 años y los últimos 25 los ha dedicado a Barrio Comparsa, el proyecto que emprendió con un grupo de amigos para tratar de sacar a la gente de sus casas cuando la guerra quería confinarlos al encierro. Nació en el Bosque de la Independencia, donde hoy está el Jardín Botánico. “Vi el río Medellín cruzando por las lagunas de lo que hoy es la Universidad de Antioquia, vi humedales llenos de pájaros y un bosque de cebolla y tomate en el morro a donde después llegó el basurero en Moravia. Me tocó ver transformar la ciudad”, dice el Gordo. Muy cerca también estaba el barrio las Camelias, donde su madre era modista, hacía vestidos para prostitutas y al mismo tiempo atendía partos y heridos. Era una zona deprimida y compleja. Por eso Luis Fernando se debatía entre ese ambiente de libertad y naturaleza, y el drama de la violencia que estaba apenas a unas calles de distancia. “Mi modelo fue ver tanto dolor, tanta injusticia y la violación del territorio. Por eso terminé de voluntario como recreacionista en el Bosque de la Independencia”. Estuvo 12 años en esa labor y ese fue su salto a una forma de vida en que decidió dedicarse a enfrentar el dolor con alegría. Así nació A Recreo Teatro, su primer proyecto que, según cuenta, cabía completo en un costal repleto de muñecos y tambores. Para sostenerse trabajaba como librero. Lo hizo desde los 14 hasta los 26 años. “Tuve la oportunidad de estar en casi todas las librerías de Medellín y esa formación en la literatura y en la poesía se me convirtió en una herramienta de trabajo para hacer teatro al aire libre”, cuenta el Gordo.

Trabajaba solo para niños y desarrolló toda una metodología lúdica pensando en esos públicos que recibía en el Bosque de la Independencia. Pero luego se casó y, con el nacimiento de sus hijos, empacó sus juguetes y sus muñecos para irse a vivir a Manrique Oriental. Ese barrio sigue siendo hoy su territorio, por más que su trabajo sea ambulante, que su apuesta sea la comparsa que no se queda quieta y se mueve por la ciudad, Manrique sigue siendo su hogar. Llegar a ese nuevo barrio le dio un giro también a su trabajo. De la recreación con los niños pasó al escenario de lo comunitario. Les puso color a los convites barriales que organizaba para hacer lo que entonces el Gobierno no hacía. Montados en zancos recogían escombros y limpiaban las calles con la idea de que eran ellos, por medio de la cultura, los que podían darle un nuevo valor a su entorno. “Desde ese momento me convertí en un actor lúdico callejero. Me dediqué a hacer trueques por aprendizaje, fui a festivales,


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conocí gente de otros teatros y así se fue fortaleciendo la metodología de lo que después fue Barrio Comparsa. Por eso me convertí en un gestor cultural permanente, esta fue mi opción de vida y si dejo de hacer esto voy a dar a la clínica”, dice el Gordo. Con la comparsa del barrio de A Recreo Teatro y luego con la toma cultural de la zona nororiental que organizó junto a proyectos similares a principios de los noventa nació Barrio Comparsa y su decisión de seguir enfrentando las dificultades de la ciudad con el arte y la cultura como recursos para acercar a la gente a participar del espacio público y de las decisiones comunitarias. Sus cuatro hijos lo acompañaron en ese proceso y hoy, cada uno desde la opción de vida que eligió, sigue teniendo algo que ver con Barrio Comparsa. Las redes

se extendieron a otras zonas de la ciudad y 25 años después de esa decisión de crear un gran frente cultural para invitar a la gente de su barrio a romper las fronteras que imponía la violencia, el Gordo dice con orgullo que esa base de trabajo se ha multiplicado tanto en las comunidades que hoy nadie sabe cuántos son, mientras tanto él sí sabe quién es, el mismo hombre que salió a la calle a llamar a otros para que la vida tuviera más esperanza gracias al trabajo cultural.


MARÍA CRISTINA RESTREPO

La abundancia de El Poblado de antes se notaba, dice María Cristina Restrepo, en la posibilidad de montar a caballo, de jugar en las mangas y de echarse a rodar por las colinas verdes; la abundancia se sentía en el espacio y en la naturaleza. Fue en ese barrio de los años cincuenta, en el que todavía se decía “bajar a Medellín” para referirse a ir al centro, donde formó esa inquietud de niña por no dejar de aprender y después su carácter de académica y de escritora. Los diplomas de María Cristina la acreditan como historiadora, lingüista y filósofa, pero el camino la llevó, sobre todo, a las letras, a escribir y a leer, a ser directora de biblioteca y profesora, también a traducir. Ese universo del aprendizaje y de la inquietud, con la lectura en el centro, dice ella, le ha permitido vivir muchas vidas además de la suya. Nació en 1949 y cuando tuvo cinco o seis años su familia se fue a vivir a El Poblado. Era entonces un barrio espaciado, de árboles, casas, fincas y quebradas. Ese lugar en su memoria es juego y naturaleza. También vecinos de casas distantes, una plaza, la iglesia, la misa de domingo, dos taxistas y don Juan, el que vendía los lápices y los cuadernos. El parque era el punto de encuentro. El lugar que recogía a las familias enteras que llegaban de sus fincas y coincidían para hacer vida social. “Uno sabía de la vida de todo el mundo, el carro de la familia duraba quince años, entonces todos sabíamos cuando pasaba alguien y sabía cuáles eran sus andanzas. Si alguien

había perdido el año, El Poblado entero se enteraba”, recuerda María Cristina En su recuerdo también está la carretera y el viaje a Medellín. Ese recorrido corto, sin avenida, que representaba llegar cada tanto a una ciudad que crecía y que se abría a la cultura del mundo. Fueron años de cine, música y teatro en esos viejos espacios de los que ya quedan pocos rastros. Era una excursión para dejar por momentos la vida rural y pausada. Recorrer la vieja carretera de El Poblado constituía para ella entrar en el ritmo de otras formas de vida que llevaban un poco más de prisa, pero tenían una conexión mucho más cercana con lo que se movía por fuera de las montañas. “Decíamos que íbamos a bajar a Medellín y eso representaba salir al mundo civilizado –cuenta ella–. En la ciudad había una tradición musical muy grande, venían zarzuelas, óperas, corales. También íbamos a ver cine


Barrio /// 33

o al teatro Junín. Poder estar en uno de los palcos de ese teatro era una maravilla”. Pero no había que viajar al centro, a la ciudad “civilizada”, para encontrar un espacio que invitara a la creación. Las mangas de juegos y carros de balineras, de casas desperdigadas y pocos carros reales eran entonces un buen refugio para la lectura. “En las casas se leía mucho, entre los niños y los jóvenes teníamos la cultura de intercambiar libros. Había buenas bibliotecas en la mayoría de las familias. Teníamos nuestras bibliotecas juveniles con Salgari y Julio Verne, pero también leíamos a las novelistas inglesas para adultos o a los novelistas franceses. Realmente éramos lectores precoces”, dice María Cristina. Y se leía en silencio, en un ambiente muy distinto al de ahora. El ruido lo hacían los pianos en las casas de los vecinos y había otro sonido que, en lugar de molestar,

se convertía en un placer. “Es que claro que era un ambiente propicio para la creación. Me acuerdo que Rocío Vélez de Piedrahíta era una de las mamás de El Poblado y cuando llegábamos del colegio a hacer tareas a su casa con su hija escuchábamos el tecleo de la máquina de escribir. Nos íbamos a estudiar a la terraza para no molestarla. Ese ritmito de las teclas era el ruido que había en el barrio”. Pero el camino condujo a María Cristina lejos de ese tiempo y de esos lugares. Se fue a estudiar a Roma y permaneció varios años por fuera. Mientras tanto, el ímpetu de la ciudad la llevó a absorber esas mangas que separaban a El Poblado del centro civilizado. Las fincas se hicieron cada vez más escasas y la vida rural de entonces tomó el ritmo de ese lugar que pocos años atrás parecía tan distante. Regresó de nuevo a El Poblado. En 1986 escribió El olvido en la obra de Marcel Proust, un ensayo, y poco tiempo después, en 1989, publicó su primer libro de ficción, La vieja casa de la calle Maracaibo. En los años posteriores se convirtió en una voz autorizada de la academia y las letras antioqueñas. Más tarde, libros como De una vez y para siempre y Amores sin tregua le representaron el prestigio que nunca buscó con su obra, porque siempre ha dicho que uno de los imperativos de la literatura es que se guíe con la idea de hacer arte por el arte. Desde hace siete años dejó de vivir en El Poblado, se fue buscando el silencio y la calma de sus recuerdos de infancia. Ya en su barrio era imposible encontrarlos.


34 /// Relatos de la cultura / Medellín contada a partir de la creación

LINA TOBÓN

“La capoeira es como volver a nacer”, dice Lina Tobón para explicar por qué en el círculo de quienes practican ese arte su nombre es Cafeína. Ahora tiene 30, pero ese proceso de volver a nacer lo empezó a los 16 años, cuando quería imitar todo lo que hiciera su hermano mayor. “Empecé a acercarme al grupo al que él iba, pero el profesor decía que la capoeira era solo para hombres. Llegué con una amiga y nos ponía a un lado a hacer cualquier ejercicio, la verdad es que nos subestimaba”. Pero ese acercamiento, por simple imitación, fue el primer paso para asumir una forma de vida en la que se mezclaron el arte y el interés por reconocer la historia y los problemas de Moravia, su barrio. Ese lugar donde ya no vive, pero donde están sus amigos, su familia y sus raíces. El mismo donde empezó en 2007 el proyecto del grupo Oficina de Capoeira, un colectivo que nació en Brasil en 1996, pero se ha extendido a cerca de 15 países en tres continentes. La historia para llegar a ese punto pasó del machismo de su primer profesor a las raíces negras de otro que, dice Lina, marcó el camino para entender que la capoeira es un arte marcial y un deporte, pero sobre todo una expresión de libertad de los esclavos brasileños y su cultura ancestral. “Encontramos a ese profe de origen afro que todo el tiempo nos recalcaba el cuento de la cultura. Por eso fue que entendí que si uno se centra solo en la práctica como movimiento pierde lo más importante. Moverse es lo más fácil, hay personas muy hábiles que pueden hacerlo sin dificultad, pero lo complicado es reconocer toda la tradición que viene detrás”, explica Lina. Ese fue el impulso para poner en el contexto de Moravia una idea que reconoce la esclavitud como su origen y la búsqueda de la libertad como su propósito. El barrio era para ella un laboratorio ideal para llevar ese discurso “extranjero” al escenario de lo local. Esas calles estrechas, el morro y su basurero, los ranchos, los talleres, la alegría de la gente y la música están amarrados a su piel. Dice que por más que haya viajado, conocido otros países y vivido en muchos lugares se siente “moravita ciento por ciento”. Le gusta caminar y recorrer ese vecindario, se ríe de que su mamá haya tratado de sacarla del barrio y ella, por su cuenta, haya decidido regresar. “Es que es un lugar al que le debo mucho. Todo lo que me ha confrontado como mujer, como profe y como ser humano está ahí. Todas las dolencias del barrio las veo reflejadas en las historias de los chicos”. Por su idea de que la capoeira es un trabajo colectivo, no le gusta que insistan en que ella lidera el proyecto, prefiere que se hable de su grupo y de un esfuerzo conjunto. “Yo quería hacer otro tipo de trabajos, quería llevar la capoeira a otros lugares –explica Lina–. Me salí del grupo en el que estaba y comencé a trabajar acá. No pensaba ser la profe, pero alguien tenía que quedar encargado y a la par de la carrera fui aprendiendo del oficio de ser profesora, mánager, gestora cultural, administradora y hasta publicista”.

Estudiaba licenciatura en Educación Física y dividía su tiempo entre su carrera y la capoeira. El Centro de Desarrollo Cultural de Moravia se había convertido ya en el escenario de las clases, los ensayos y los talleres. Su grupo había conseguido un espacio en ese lugar, con el compromiso de que su práctica le dejara algo al barrio y eso era justamente lo que Lina estaba buscando. Los niños empezaron a acercarse y el grupo a crecer. Con ellos y la gente del sector que sentía curiosidad se consolidó un proceso que hoy reúne a más de ochenta personas en toda la ciudad. El foco, sin embargo, está en Moravia y en la relación que la historia del barrio puede tener con la capoeira, en esa conexión entre desarraigo y esclavitud que el grupo Oficina de Capoeira trata de poner en contexto. “Los quilombos eran esos lugares a donde se iban los esclavos salidos de las haciendas. Y Moravia es un lugar a donde todavía llegan desplazados de muchos lugares, tenemos un Chocó chiquito, y un parque de los costeños, una mezcla de culturas de gente que llega empujada por la guerra. Tratamos de hacer ese trabajo de comparación, de decir que con la capoeira podemos hacer algo por este lugar a donde mucha gente llegó huyendo”, explica Lina. Todavía se sorprende de que los niños de su grupo, esa familia que ha formado, pasen por la Universidad de Antioquia, a unas cuantas calles de su barrio, y no sepan que tienen derecho a estudiar ahí, dice que la capoeira en esos casos simplemente es una excusa para que ellos vean diferentes alternativas de futuro. Sabe que en poco tiempo muchos de ellos dejarán ese arte y buscarán otras opciones, que para la mayoría, a diferencia de lo que ocurrió con ella, la capoeira no se convertirá en una forma de vida, pero está segura de que estar ahí, y hacerse conscientes de la historia y los problemas de su barrio, también es dar un paso hacia la libertad.


Nombre capĂ­tulo Barrio /// 35


36 /// Relatos de la cultura / Medellín contada a partir de la creación

GIOVANNY PATIÑO

Ese domingo de enero el trabajo se confundió con fiesta. Habían pasado cuatro años desde que se grabó la primera escena, pero después de pasar por encima de problemas, aplazamientos y suspensiones Barrio Triste Films terminó el rodaje de su primera producción cinematográfica, Lola…drones. De eso hace ya varios meses y ahora la película está en etapa de posproducción, esperando a que llegue el momento de saltar a las pantallas. Pero la historia no empieza por el final. La primera cinta pensada, escrita, dirigida y actuada en Barrio Triste pasa por la de otras producciones que se han encargado de contar con imágenes la vida de los barrios populares y de las calles de Medellín. El director y guionista de Lola…drones es Giovanny Patiño, un hombre criado entre la marginalidad de una zona de la ciudad que durante años ha sido el patio trasero del centro, apenas a unas cuantas calles de los mayores símbolos del poder político y económico de Medellín. Giovanny creció entre mecánicos, prostitutas y adictos. Él mismo arreglaba carros en las calles de Barrio Triste cuando terminó actuando y apoyando al director Víctor Gaviria, quien luego se convirtió en el padrino de sus proyectos, en la búsqueda de otros actores naturales para La vendedora de rosas, una película que Medellín lleva incrustada en el pavimento. Para entonces, Papá Giovanny ya se había ganado ese apodo por cuenta de su trabajo comunitario y por la idea de llevar brigadas de aseo y salud a los adictos. Por la intención, tal vez algo absurda, de combatir el consumo de drogas en un barrio inundado de cuevas, jíbaros y plazas de vicio.

Pero en medio de ese trabajo apareció el cine, primero con Víctor Gaviria y luego con otros realizadores que encontraron en él un enlace clave para entrar a lugares que creían vedados. Giovanny fue para muchos la puerta de entrada a Barrio Triste, se movía con soltura por las calles que aterrorizaban a los directores y a sus equipos de producción y de esa forma facilitó que las historias de la marginalidad y el abandono contra las que él guerreaba en su barrio se convirtieran en un testimonio cinematográfico de la realidad que ha enfrentado la ciudad. En medio de esa tarea que había emprendido, de actuar y apoyar con su conocimiento local los proyectos ajenos, surgió la Corporación Papá Giovanny Vendedora de Rosas, la forma de poner los papeles en regla y darle estructura a la idea de asistir con lo que estuviera a su alcance a esa gente que se parecía tanto a quienes lo criaron. Su propuesta de entonces, la que sigue en marcha, no es otra que dignificar la vida de esos más de 3.000 in-


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digentes que recorren las calles de Medellín. Pero el cine ya estaba metido en su vida, por eso Giovanny decidió que ya era hora de emprender su propio proyecto, así nació Barrio Triste Films y la idea de Lola…drones. La película, por supuesto, tiene origen en el barrio. Son cinco historias paralelas, pero en el centro está Lola, una joven que llega a trabajar a un bar de Barrio Triste y en ese lugar enfrenta la disputa que libran los ladrones de la zona por enamorarla. También un hombre sale de la cárcel y se obsesiona con ella hasta encontrarla.

Ante todo, dice Giovanny, es una historia de amor. “Cuenta muchas cosas que vivimos a diario, cuenta cómo se enamoran estos manes, estos ladrones que sobreviven en medio de esta selva codificada”. Esa selva es Barrio Triste, el lugar que, él dice, es su “segunda madre”, el espacio que también, desde su propia visión, ha perdido el sentido de lo comunitario que percibía hace ya casi treinta años, cuando empezó a trabajar por la gente de la calle. Dice Giovanny que antes, en medio de las necesidades, la enfermedad o la adicción, Barrio Triste era “una sola familia, desde el comisionista que se confundía con el habitante de la calle hasta el importador que traía los repuestos”. Por eso su película, que calcula se espera salga a la luz en 2017, resalta esa idea de amor con esas calles que él y Barrio Triste Films quieren preservar, así sea en la memoria cinematográfica de la ciudad.


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En 2011 la Secretaría de Cultura Ciudadana de Medellín le entrega a Barrio Comparsa en comodato una casa en el barrio San Miguel, en Villahermosa. Hoy en esta sede se trabajan sus montajes, así como talleres de creación.


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RECOMENDADOS

Alcaldía de Medellín, Universidad de Antioquia. Plan de Desarollo Cultural de Medellín 2011 - 2020. (2011). Medellín. Arboleda Monsalve, L. A; Loaiza Bran, L.M. Tejiendo memorias: recuperación de la memoria cultural e histórica de la Comuna 13, San Javier. (2013). Medellín: Alcaldía de Medellín. Programa de Planeación Local y Presupuesto Participativo. Escobar, A. La casa de la cultura a punta de bailes y reinados. (2013). Con-textos: revista de semiótica literaria, 87-105. López, S. Bueno conocido, bueno por conocer: relatos diversos: memoria cultural San Antonio de Prado. (2008). Medellín: Alcaldía de Medellín. Ortiz Jiménez, J. D. Tras las huellas de los teatros desaparecidos de Medellín. (17 de octubre de 2013). ADN. Medellín. Recuperado de http://diarioadn.co/cultura-y-ocio/cine-y-television/especial-de-teatros-teatros-desaparecidos-de-medell%C3%ADn-1.81202 S.A. Arte que se acerca a la realidad. (7 de septiembre de 2008). El Mundo. Medellín, recuperado de http://www. elmundo.com/portal/pagina.general.impresion.php?idx=94657 Sánchez O. A. Con la cultura se oxigena todo el corazón de la urbe. (29 de octubre de 2014). El Tiempo. Recuperado de http://www.eltiempo.com/colombia/medellin/cultura-en-el-centro-de-medellin/14762500 Tobón Tamayo, A. Arredondo Díaz, N. L. Guayabal, el barrio de los tejares de Medellín: reconstrucción y recuperación de la memoria histórica cultural de la comuna 15 Guayabal. (2008). Medellín: Alcaldía de Medellín. Programa de Planeación Local y Presupuesto Participativo.


Barrio /// 41

Toro Botero, C. M; Betancur Martínez, P. A. Directorio cultural Comuna 14 El Poblado: para conocer-nos y reconocer-nos. (2009). Medellín: Alcaldía de Medellín. Zapata, A.M; Monsalve Arboleda, C. P. El arte de ser... constitución de sujetos políticos a partir de las expresiones artísticas en los y las jóvenes de las comunas 1 y 2 de Medellín. (2006) tesis de pregrado Universidad de Antioquia, Medellín, Colombia.

Barrio Comparsa


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LECTURA La alegría de las palabras

CAPÍTULO

02


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El Bibliocirco, uno de los proyectos del Plan de Lectura de Medellín, que se realiza con Comfenalco Antioquia, dirigido al público infantil, es uno de los espacios más visitados en la Fiesta del Libro y la Cultura. En 2015, sus espectadores se encontraron con personajes de La Isla del Tesoro, de Robert Louis Stevenson, que les narraron sus historias.

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INTRO /

T E X T O M A R Í A A N D R E A K R O N F LY V.

y otras que, como una decisión de vida, escriben porque ese es su camino más personal. Algunas otras personas son visitantes frecuentes de bibliotecas, sin importar que tengan meses de nacidos o que ya hayan llegado a los 80 o más años de vida. Aquí se lee en el metro, en las calles, en un pícnic, en los paraderos de buses, mientras se espera en una fila o cuando se asiste a un taller de promoción de lectura. En Medellín hay libros que se llevan como un tesoro a las casas y casas con espacios importantes para las bibliotecas. También hay algunos que tienen siempre un libro debajo del brazo y otros que traen consigo una gran biblioteca guardada en su tableta. Hay quienes leen solos y otros que se juntan para hablar de sus lecturas. Están los que leen en voz alta y otros que prefieren escuchar, dejarse llevar. En Medellín mientras algunos escriben un libro, otros ya han escrito varios y ganan premios. Aquí alguien en este momento está sumándole una palabra a una historia escrita que espera algún día recibir un apoyo, salir a la luz, encontrar un lector y volver a iniciar un ciclo de lectores-autores infinito y rico. En esta ciudad hay encuentros, redes, sistemas y fiestas que ocurren en torno a la lectura y a la escritura. Hay bibliotecas abiertas al público grandes y pequeñas, y hay también lugares como cárceles y ancianatos que se han convertido en escenarios habituales para narrar y escuchar historias. Medellín es una ciudad con vida que ha hecho de las letras y de la palabra uno de sus más significativos puntos de encuentro. El Plan Municipal de Lectura y Escritura 2009-2014 es, por ejemplo, una manifestación clara de una sociedad civil organizada que ha logrado por la fuerza que implica la #Ciudadanía, en-

EN MEDELLÍN HAY CADA VEZ MÁS PERSONAS QUE LEEN

tre otras cosas, que exista una política pública y un grupo de entidades que velan para que esta se cumpla y sea vital más allá de los acuerdos firmados. Y al decir sociedad civil organizada, hablamos de un grupo de instituciones que han trabajado en el fomento de la lectura y de la escritura desde mucho antes de ser convocadas por el Estado. “El Plan realmente lo que hizo fue una sistematización de las prácticas de lectura que ya estaban pasando en la ciudad”, dice Shirley Milena Zuluaga, subsecretaria de Bibliotecas, Lectura y Patrimonio de Medellín. Entidades como las cajas de compensación familiar Comfama y Comfenalco, las fundaciones Ratón de Biblioteca, Taller de Letras Jordi Sierra i Fabra o la Corporación Estanislao Zuleta, entre muchas otras iniciativas, han hecho de esta una ciudad que es Lectura Viva, como se llama hoy el programa municipal que cobija todas las acciones relacionadas con este tema. Las bibliotecas –comunitarias, escolares, públicas– han sido por tradición el escenario donde se aloja el mundo de la lectura. Pensadas inicialmente como lugares silenciosos a donde se iba a leer y a descubrir el conocimiento, ahora se han convertido en espacios vitales, llenos de públicos diversos, en los que, a veces, los libros pueden ser incluso el último objetivo de sus visitantes. Así como lo aprendieron de las bibliotecas comunitarias que existen en esta ciudad colombiana desde la década de 1970, las bibliotecas públicas actuales tienen una conexión natural con los territorios que habitan. No existe en Medellín una forma única de ser biblioteca: cada una se va moldeando a la medida de su comunidad. Nueve parques biblioteca, 10 bibliotecas barriales, una casa de lectura infantil, cinco centros de documentación, el Archivo Histórico de Medellín, la Biblioteca Pública Piloto y sus filiales conforman hoy el Sistema de Bibliotecas Públicas de Medellín. Estos lugares físicos expanden sus límites cada vez que sus equipos de trabajo desarrollan acciones de fomento de lectura y escritura por fuera de sus instalaciones, cuando se unen con los usuarios para participar en creaciones colaborativas de cultura digital, o cada vez que alguien hace uso del programa Libros sin Fronteras. En Medellín hay, pues, personas que leen y personas que escriben. Hay lugares para vivir la lectura y momentos para celebrar que existen los libros y tantas otras formas de leer.


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El Parque Biblioteca de Belén fue inaugurado en 2007. La Sala Mi Barrio es uno de sus lugares más visitados. De su programación sobresalen clubes de lectura de cómic, laboratorios de tecnología y grupos de estudio de la cultura japonesa.


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SIN PERSONAJES NO HAY HISTORIAS EL PLAN DE LECTURA DE MEDELLÍN

con 20 proyectos y 230 acciones cubrió a una población beneficiaria de más de

2.700.000 participantes entre 2012-2015.

El Sistema de

BIBLIOTECAS PÚBLICAS DE MEDELLÍN

está constituido por

32 unidades

de información.

99%

de los encuestados en 2015 manifiesta que las actividades de las bibliotecas son de su agrado y

98%

DICE QUE ASISTIRÍA DE NUEVO.

A Luz Angélica Vásquez no le leían cuentos cuando era niña, pero su abuelo y su papá le contaban historias. Historias vividas por ellos, dice, que ha escrito una por una en un cuaderno para no olvidarlas. Siempre había estado del lado de los que escuchan, de los que “se dejan echar el cuento”, hasta que un día la invitaron a hacer parte del grupo de Abuelos Cuenta Cuentos del Parque Biblioteca La Ladera, León de Greiff. “Me sonó, pero no para contar los cuentos, sino para escucharlos”, dice ella, una de las primeras voluntarias de este programa de promoción de la lectura a través de la oralidad. “Medio sabíamos leer los que empezamos, de eso hace ya ocho años, pero la biblioteca nos ha brindado mucha capacitación y poco a poco sabemos hacerlo mejor”. El programa Abuelos Cuenta Cuentos, una #ApuestasDeCiudad, se inspiró en el modelo de la Fundación Mempo Giardinelli de Argentina y llegó a Medellín hace 9 años gracias a una convocatoria de ONU Hábitat para la transferencia de buenas prácticas. “Comenzamos en la Biblioteca Pública La Floresta –cuenta Luz Estela Peña, líder del Sistema de Bibliotecas Públicas de Medellín, encargada en ese entonces de dicha biblioteca–. Éramos seis personas: cuatro adultos mayores y dos adolescentes. El ejercicio con ellos fue invitarlos a que leyeran, se grabaran y se miraran en el espejo para ver cómo iban leyendo. Ese primer grupo de abuelos fue encantador. Comenzamos muy pocos y hoy son más de 180 abuelos por todo el Sistema”. Ellos, no todos adultos mayores, son promotores de lectura que tienen un lugar en las bibliotecas y también salen a encontrarse con su público en sitios donde su visita es recibida como un regalo. Ancianatos, hogares de acogida, escuelas, jardines infantiles, cárceles. De su rol se esperaría que sean ellos quienes dan, quienes enseñan, y por esto son cuidadosos a la hora de elegir las historias para cada sesión: “Les llevamos cuentos que les sirvan para la vida cotidiana… y entonces uno los ve llorar con un libro, pero también reír, emocionarse”, dice Luz Angélica. “Muchas veces los libros nos salvan”, dijo en Medellín el escritor portugués Afonso Cruz, y esta abuela cuenta cuentos lo sabe. Ella, en su voluntariado, ha visto ocurrir ese milagro: “El año pasado, que estuve trabajando en un hogar geriátrico, un día al terminar la lectura fui a saludar a un señor que estaba recién llegado. Tenía una enfermedad que no sé cómo se llama, no podía moverse y lo tenían como amarradito. Le hablé y él me miraba con mucha emoción, como acogiéndome con amor. Cuando le pregunté cómo se llamaba, me respondió con mucha dificultad: ‘Fran-cis-co’. Todos se quedaron aterrados: ‘¡Habla!’. En los quince días que llevaba en ese hogar, no le había hablado a nadie”. Así como los Abuelos Cuenta Cuentos, el Sistema de Bibliotecas Públicas de Medellín tiene diversas actividades de promoción de lectura dirigidas a todos los públicos: la Hora del Cuento, que es un espacio de lectura en voz alta; Pasitos Lectores, dirigido a madres gestantes y niños de los cero a los seis años; las Tertulias y Talleres Literarios, que son encuentros para la conversación; los Clubes de Lectura, donde se reúnen lectores gomosos según sus afinidades, y los Talle-


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res de Escritura, para los que quieren contar sus propias historias. Estrategias que tienen vida porque existen personas como los gestores sociales y culturales, los de servicios bibliotecarios y los de promoción de lectura y escritura. Entre estos últimos hay maestros en arte dramático, bibliotecólogos, licenciados en español y literatura, ingenieros. Profesionales diversos, unidos todos por “esa vocación de vida de invitar a leer y a escribir”, como dice Gregorio Herrera, del Parque Biblioteca Manuel Mejía Vallejo, de Guayabal. De allí que las estrategias sean enriquecidas por la experiencia de cada uno de ellos y por la relación que establecen con sus usuarios. “Todo el tiempo estamos inventándonos cosas para que la gente se acerque a la lectura y a la escritura –dice Gregorio–. Cuando llegué a la biblioteca no había club de lectura infantil, entonces hicimos un taller de teatro y literatura para niños que se llama Érase que se Era. Ha sido una cosa deliciosa porque no solo van ellos, sino que los papás también los acompañan. Leemos todo tipo de textos: poéticos, narrativos, dramáticos, y entre los asistentes seleccionamos el cuento o la historia a la que le queremos dar vida”. Para entender qué los lleva a ser promotores de lectura, basta con hacer unas pocas preguntas sobre su historia personal. Gregorio, por ejemplo, es hijo de una maestra y un carpintero. Ella le leía cuentos y se los hacía memorizar. Su padre, en cambio, le contaba historias creadas por él mismo y lo invitaba a que lo acompañara a escuchar radionovelas como La ley contra el hampa y Kalimán. “Fue una bendición porque mi mamá me aportó el conocimiento desde la academia y mi papá desde lo práctico. Ahí me empezó la fascinación por las historias”, dice. A Nancy Murillo, gestora del Parque Biblioteca José Horacio Betancur, de San Antonio de Prado, la llamaban “comelibros” en la escuela. Empezó a leer desde pequeña porque su mamá estaba suscrita al Círculo de Lectores y compraba muchos libros que llenaban estantes en la casa, pero nadie, además de Nancy, los leía. “Yo terminaba una historia y seguía con otra –cuenta–. Así fui contagiando a otras compañeras y empezamos a visitar la biblioteca del colegio que se mantenía vacía”. Sin proponérselo, entonces, ha sido promotora de lectura desde siempre. “Ejercí la docencia once años y, sin saber, proponía cosas diferentes: leíamos en voz alta, hacíamos ejercicios creativos de escritura, y entonces muchos chicos querían ver Español con Nancy y no con los otros profesores”. “Lo más interesante de ser promotor es la posibilidad de leer la vida y leer la vida desde todos los puntos de vista –dice Luisa Agudelo, formada en el teatro y gestora de lectura y escritura del Parque Biblioteca La Ladera, León de Greiff. Uno empieza a comprender que leer no es solo pegarse al formato del libro como tal, sino que es ir más allá. La razón de ser de un promotor son esas personas a las cuales uno quisiera inyectarles o devolverles la capacidad de asombro, para que sean ellos quienes hagan la búsqueda de sus mundos”. Para ella, la relación con los públicos es como una travesía: “Uno logra esa identificación con ellos y la gente se convierte en compañero de viaje, aunque se baje antes, pero por un rato puede distraer esas situaciones que los seres humanos cargamos todo el tiempo”.

1952

Se crea por convenio internacional entre la Unesco y el Gobierno de Colombia la Biblioteca Pública Piloto de Medellín para América Latina (BPP).

1958

Se inaugura la filial San Antonio de Prado de la BPP.

1974

Abre sus puertas la biblioteca de la Caja de Compensación Comfama Antioquia.

1979

Las bibliotecas de Comfenalco surgen con la creación de la primera biblioteca en la sede de La Playa.

1980

Se inaugura la Biblioteca San Javier La Loma.

1982

Se abre como biblioteca comunitaria, la Biblioteca Pública Popular No. 2.


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EN 2015 LA FIESTA DEL LIBRO Y LA CULTURA recibió

370.011 visitas,

20.000 más que en el año anterior.

EN LA FIESTA DEL LIBRO Y LA CULTURA 2015 la Alcaldía de Medellín invirtió

$5.350 millones.

Al igual que Nancy, Gregorio y Luisa, cada uno de los promotores de lectura tiene su propia mirada del oficio y pone su acento, su sello, en el trabajo. Sus relatos permiten comprender que, como dice Gregorio, “es muy difícil que uno invite a leer a otro si uno no se siente apasionado por eso”. En estas personas, como en los Abuelos Cuenta Cuentos y también como ocurre con los talleristas de otras entidades, está la responsabilidad y el compromiso personal de contagiar a otros el amor por la lectura, sin imposiciones, haciendo uso únicamente de la propia pasión y de la creatividad. “El verbo leer no tolera el imperativo. Es una aversión que comparte con algunos otros verbos: ‘amar’… ‘soñar’…”, dice el escritor Daniel Pennac. Personajes de esta historia son también las entidades que trajeron a Medellín la promoción de lectura como un #EjercicioDeLoPúblico, cuando pocos hablaban de esto. La Fundación Ratón de Biblioteca, por ejemplo, que nació hace más de treinta años con el objetivo de posibilitar el acceso a los libros para las comunidades con mayores carencias educativas y económicas de la ciudad; la corporación Estanislao Zuleta, que concibe la lectura y la escritura como prácticas imprescindibles para el ejercicio ciudadano; o la Fundación Taller de Letras Jordi Sierra i Fabra, que surgió en el 2004 con el propósito de “promover la lectura y estimular la creación literaria entre niños, jóvenes y adultos”, y que junto a muchas otras organizaciones conforman hoy el Comité Interinstitucional del Plan Municipal de Lectura y Escritura de Medellín. “Lo que empezó a ver este sector es que era necesa- Las bibliotecas de Medellín rio construir una política pública –cuenta Herman Ferinterpretan las necesidades ney Montoya, coordinador del Plan Municipal de Lectura y dinámicas de sus y Escritura–. Es decir, era necesario encontrar la forma de enfocar esos esfuerzos individuales que estaban dis- territorios, esto se refleja tribuidos por toda la ciudad y recogerlos en un docu- en su propuesta de trabajo. mento que les diera un horizonte a esos ejercicios de promoción de la lectura. Ahí nació en los primeros años de este siglo el Plan de Lectura y Escritura de Medellín, que no es otra cosa que valorar lo que hacían las iniciativas ciudadanas (cajas de compensación familiar, corporaciones, fundaciones y bibliotecas populares) y sumar lo que estaba adelantando el Estado. Ese plan es el que ha guiado en estos años el proceso”. Esta ruta de trabajo, que se construyó en las lógicas de la #CulturaParticipativa y que recibió el nombre de Medellín una Ciudad para Leer y Escribir, llamado luego Medellín Lectura Viva, fue presentada a la ciudad en el 2009 en el marco de la Tercera Fiesta del Libro y la Cultura, cuando las entidades participantes firmaron un acuerdo de voluntades. Con una vigencia de cinco años, comprendidos entre 2009 y 2014, el plan se propuso siete líneas de trabajo: articulación interinstitucional; promoción de los servicios bibliotecarios; fomento de la lectura y la escritura; formación de mediadores; eventos del libro y estímulos a la creación; investigación, seguimiento y evaluación; e incidencia política e intersectorial. “Esta experiencia es muy valiosa porque, incluso, se ha convertido en una referencia para otras ciudades que quieren saber cómo ha logrado Medellín que


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haya un lugar de más de 30 instituciones pensando el tema de la lectura, que lo hagan por su propia voluntad y que eso se convierta en un proyecto que tiene la voz de muchos”, afirma Shirley Milena Zuluaga, subsecretaria de Bibliotecas Lectura y Patrimonio. Y de allí, de este plan que hoy se está evaluando, surgió una de las iniciativas estatales más importantes para la generación de oportunidades y la dinamización de la industria del libro en la ciudad: el Fondo Editorial de la Secretaría de Cultura Ciudadana, que comenzó en el año 2007 publicando los primeros 10 libros ganadores de estímulos para el arte y la creación en el área de literatura.

“Un bebé más un adulto”. Con esta frase se identifica el programa Pasitos Lectores dedicado a la promoción de hábitos de lectura en la primera infancia, que se realiza en 23 lugares de la ciudad.


52 /// Relatos de la cultura / Medellín contada a partir de la creación

“Desde las administraciones pasadas veníamos publicando libros, pero cada quien a su manera, no estaba organizado –afirma Herman Montoya–. Esta administración logra robustecer el tema de las publicaciones, además, con una característica: todavía se le apuesta al libro impreso, pero estamos incursionando en los libros digitales para que la gente pueda descargarlos de manera gratuita. Eso impulsa todo el proceso de circulación del libro, es decir, con las editoriales, editores, diseñadores, diagramadores, escritores, ilustradores y con los lectores, por supuesto, que son los que les dan vida a esos libros”. Editoriales locales como Tragaluz, Sílaba, Hilo de Plata, Frailejón, Pulso & Letra, Planeta, el Fondo Editorial de la Universidad Eafit y el de la Fundación Arte & Ciencia han sido algunos de los aliados de la administración local para la publicación de seis colecciones que, en palabras de María del Rosario Escobar, secretaria de Cultura Ciudadana, constituyen una especie de “biblioteca básica de la literatura antioqueña”. “Es valiosísimo que el Estado se comprometa y haga convenios con la empresa privada y las instituciones para el desarrollo del libro como producto cultural”, señala Juan Carlos Restrepo, director editorial de Tragaluz. Él destaca, además, la posibilidad que brindan los estímulos a la creación para la proyección de talentos nuevos. “Esta plataforma es muy importante. Hay muchos personajes que nos los ha dado a conocer la Secretaría de Cultura Ciudadana y esa es la labor de un editor o una editorial: buscar en el medio qué tipo de autores y desarrollos gráficos nuevos hay”. Andrés Delgado, por ejemplo, publicó en el 2012 su primera novela, Sabotaje, con la editorial Planeta después de ganar una beca de creación. Aunque no fue la primera que escribió, las anteriores “merecen una fogata”, dice, haber publicado por primera vez le abrió un camino como escritor. “Fue la oportunidad para salir del ostracismo que sufría y disfrutaba. Siempre he trabajado aparte de los círculos literarios, cocteles, amiguetes intelectuales y demás, una condición que me gusta, pero me condena. Además, ganarme la beca fue la oportunidad para demostrarme que tenía talento para pensar. Porque escribir es una consecuencia de pensar y de vivir. También fue la ocasión para darme cuenta de que era más humanista que ingeniero. Ese mismo año me gradué en un pregrado. Pero para mí fue más importante ganar esa beca que el diploma de ingeniero”. Desde entonces, Andrés ha escrito otras dos novelas que aún no se publican y en el 2015 presentó, en la Fiesta del Libro, una colección de crónicas sobre el tabú de la noche, los bares y el sexo, recopiladas en el libro Noches de estriptís. “Un libro muy curioso –dice–, que ahora se exhibe injustamente en la sección de sexología, cuando debería estar en la sección de Periodismo Narrativo”. El Fondo Editorial de la Secretaría de Cultura Ciudadana ha sido pues plataforma para escritores que se estrenan en las letras y para autores destacados, en los campos del ensayo, la novela, el cuento, el periodismo narrativo, la dramaturgia, la poesía y la literatura infantil, con una característica que señala el periodista y editor Camilo Jiménez en la revista Arcadia, al respecto de la colección Letras Vivas: “Estos son libros hechos con amor y buen gusto. Que destacan en el anaquel de la librería tanto por los nombres de los autores como por el diseño de los volúmenes”.


Lectura /// 53

* * * ESOS LUGARES PARA LEER, PARA VIVIR. “¿Para qué sirve el cerebro?”, es la pregunta de Luz Beatriz. “Para pensar”, dijeron unos; “para imaginar”, “para inventar historias”, respondió alguien más. Mientras algunos ponían atención a la conversación, otros estaban concentrados en sus manos: la tarea era crear un pequeño cerebro de plastilina. Después de leer las historias, Luz Beatriz Atehortúa, auxiliar administrativa de la Biblioteca Fernando Gómez Martínez, de Robledo, comenta las historias con su público. Quiénes son los personajes, qué quieren decir algunas frases, qué podría pasar si alguno de ellos ideara un nuevo final, y propone, además, actividades para desarrollar la motricidad fina. En su grupo de los martes y jueves en la mañana hay cuatro niños y unos veinte adultos –a veces más, a veces menos– todos con discapacidad cognitiva. Luz Beatriz es licenciada en educación infantil y su inA ser buenos lectores terés, dice, siempre ha sido trabajar con personas que tienen dificultades en el aprendizaje. Cuando llegó a la se llega provocados por Biblioteca Fernando Gómez Martínez en el año 2011, se otros. En Medellín los encontró con una población que necesitaba una atenpromotores empiezan a ción particular: “Empecé a conocer el diagnóstico de la veces alfabetizando a la comunidad y veía que venía mucha gente sorda, muchos jóvenes, mujeres en embarazo y otras con bebés. Me población que visita a parecía lamentable que ellas, que venían para la Hora las bibliotecas. del Cuento, se quedaran en las nubes con lo que se leía. Entonces me propuse que ellas lograran avanzar en la lectura. Era difícil porque no escribían, entonces empecé a trabajar un poquito con ellas la escritura, según las necesidades de cada una. Algunas, por ejemplo, conocían las vocales, pero no sabían cómo juntarlas con las consonantes. Así que me inventé otras formas: elaboré unas tableticas para trabajar en braille, otras para autistas, y fueron llegando niños con síndrome de Down, con parálisis cerebral, con autismo, y luego llegaron personas de otros lugares que se daban cuenta del programa”. Así nació en 2011, cuenta ella, el programa Otras Formas de Leer y Escribir en la biblioteca barrial de la comuna 7 que acoge, en varios grupos, a personas con discapacidades cognitivas, auditivas, físicas y visuales. Con ellas se desarrollan estrategias de formación lectora de acuerdo con sus necesidades específicas, con el propósito final de “fortalecer sus habilidades comunicativas y mejorar así su interacción con el entorno y la comunidad en general”. El programa recibió en el año 2012 el Premio Reina Sofía de España para la Accesibilidad y en el 2013 el Premio Eifl Bibliotecas Accesibles. Así, cuenta Luz Beatriz, “Otras Formas de Leer y Escribir fue progresando y progresando, y se enriqueció hasta lograr que muchos de estos muchachos lean, escriban, participen todos con autonomía. Se trabaja en grupo y en algunos casos se hace un apoyo

1985

Se crea la Biblioteca Pública La Floresta.

1986

Se inaugura la Biblioteca Juan Zuleta Ferrer.

1990

Nace la Biblioteca Fernando Gómez Martínez.

1991

Se crea la Biblioteca Santa Elena.

1994

Se inauguran la Biblioteca Palmitas y el Archivo Histórico de Medellín.

1995

Nacen las bibliotecas Granizal y Centro Occidental.

1996

Se inaugura la Biblioteca Santa Cruz.

1998

Se inaugura la Biblioteca El Limonar.


54 /// Relatos de la cultura / Medellín contada a partir de la creación

Adopta un Autor es una de las estrategias del Plan de Lectura que acercan a escritores nacionales y extranjeros con lectores de colegios, bibliotecas y centros culturales. Entre 2014 y 2015 se realizaron más de 160 encuentros en Medellín y algunos municipios de Antioquia. Aquí la autora Marcela Velásquez conversa con los niños de la Institución Educativa La Esperanza, en Castilla.


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personalizado en el que participan también las familias. La idea nuestra es ir un paso adelante de la dificultad. ¿Cómo se logra? Con el amor, el gusto y la sensibilidad que se tiene para asimilar los procesos de formación”. Las bibliotecas que hacen parte del Sistema de Bibliotecas Públicas de Medellín, además de las estrategias comunes desarrollan también programas que nacen a partir del conocimiento de los territorios y las necesidades y condiciones particulares de sus comunidades, incluso que responden a propuestas de #Resiliencia. Luz Estela Peña, líder del Sistema, puede enumerarlas todas y destacar algo de cada una. “San Sebastián de Palmitas –dice– es el corregimiento con mayor porcentaje de población adulta y analfabeta. Allá invitamos a los adultos mayores y, al calor de un chocolate, empezamos a hablar, a leer un tema que tiene que ver con la cotidianidad y que le permite a la gente generar vínculos y sentirse acompañados. Encontrar que la vida tiene sentido y que no tienen que estar pegados esperando que un familiar llame o quiera venir a visitarlos”. Del Doce de Octubre, por ejemplo, resalta el trabajo con las bibliotecas comunitarias. De San Antonio de Prado, las estrategias para garantizar el servicio en las veredas que están más retiradas. De La Ladera, el acercamiento a los niños en situación de riesgo. La fábrica de ideas de Guayabal, donde los usuarios dicen qué servicios les gustan, cuáles se podrían mejorar, qué les gustaría encontrarse. De Santa Elena y La Quintana, su relación con los grupos artísticos. De San Javier, Granizal y El Limonar, los ejercicios de memoria. De Santo Domingo y La Floresta destaca la relación con los vecinos, y de San Cristóbal, las estrategias de reconocimiento del patrimonio. De Belén, la Sala Mi Barrio y la feria de tecnología. De la Biblioteca Centro Occidental, el trabajo con jóvenes y redes culturales en un lugar que ha sido tan golpeado por el conflicto armado. Los programas de Por último, “Santa Cruz –dice Luz Estela– fue la primera biblioteca que arrancó con alfabetización de adultos, en lectura y la gestión un ejercicio sencillo: las abuelitas llegaban con el niño de las bibliotecas para que estuviera una hora en el computador y ellas de la ciudad han se sentaban a dormir en el mueble. Las invitábamos a ganado reconocimientos leer: libros de cocina, de costura, lecturas cercanas a su mundo. Entonces las señoras decían pasito ‘es que yo internacionales por sus no sé leer’. Así fuimos apuntando cuántas no sabían y alcances e impactos. nos propusimos enseñarles. Este es el antecedente del proyecto ABC Leo y Escribo que se dio en esa biblioteca en particular. Que hoy las señoras, las abuelas, además de aprender a leer y a escribir, estén compartiendo con nosotros en esos espacios, es una maravilla”. Este año, cuatro bibliotecas del sistema obtuvieron reconocimientos en el Premio Red de Ideas 2015 por sus iniciativas encaminadas al trabajo con personas en situación de discapacidad. El Parque Biblioteca Fernando Botero y el Parque Biblioteca España recibieron menciones por sus proyectos Incluteca Todos Ponen y Biblioteca en Casa. La Biblioteca Fernando Gómez Martínez fue premiada por el proyecto Incluteca y la Biblioteca Popular No. 2 por la iniciativa

2004

La Alcaldía de Medellín formula el proyecto estratégico Parques Biblioteca para dotar a la ciudad de espacios públicos de calidad.

2006

El 31 de diciembre se abre el Parque Biblioteca San Javier.

2007

Nacen los parques biblioteca España, La Ladera y La Quintana. Se crea el Fondo Editorial de la Secretaría de Cultura Ciudadana. Se realiza en Medellín la primera Fiesta del Libro y la Cultura. Se abre la Casa Barrientos de la Lectura Infantil.

2008

Se inaugura el Parque Biblioteca Belén.

2009

Se crea el Plan Municipal de Lectura y Escritura.


56 /// Relatos de la cultura / Medellín contada a partir de la creación

EL SISTEMA DE BIBLIOTECAS PÚBLICAS DE MEDELLÍN

registró entre 2012 y 2015 más de

20

millones de visitantes.

2

10

de cada actividades con la comunidad del SISTEMA DE BIBLIOTECAS son realizadas por fuera de las instalaciones convencionales.

Booktuber a la Mano. “Uno de nuestros fuertes ha sido el trabajo en lengua de señas –explica Ana María Yepes, gestora de la biblioteca– y lo articulamos al movimiento actual de recomendación de libros a través de videos en las redes. ¿Una persona sorda cómo sabe qué quiere leer si Booktube no está en su posibilidad de comunicación? Entonces pensamos en un Booktuber a la Mano, que está en lengua de señas colombiana”. Actualmente el Sistema de Bibliotecas Públicas de Medellín, que existe a partir del Plan Municipal de Lectura y Escritura, está conformado por 32 unidades de información entre parques biblioteca, bibliotecas y centros de documentación, distribuidos a lo largo del territorio urbano y rural de la ciudad. “Las únicas comunas que no tienen al cierre de 2015 biblioteca pública son El Poblado y Manrique –afirma Shirley Milena Zuluaga–. Ya en Altavista trabajamos con la Secretaría de Educación y convertimos en pública una biblioteca escolar ya existente. En El Poblado la comunidad priorizó en Jornadas de Vida la necesidad de una biblioteca que estará integrada a la UVA y se abrirá en 2016”. El sistema funciona ahora como “una biblioteca ampliada, una colección de ciudad”, según lo describe Harrison Jaramillo, articulador de Servicios Bibliotecarios, quien destaca el programa Libros sin Fronteras como una En el Sistema de Bibliode las estrategias más innovadoras de la ciudad para eliminar barreras de acceso a la información. “Antes, un usuario tecas Públicas de Meque estaba registrado, por ejemplo, en la Biblioteca Santa dellín se puede solicitar Cruz, no podía prestar un material que estaba en la Biblioen préstamo un material teca Doce de Octubre. Se tenía que desplazar y allá hacer todo el trámite. Entonces lo que hicimos fue permitir que independientemente un ciudadano pudiera acceder a los recursos que neceside la biblioteca que se taba, independientemente de su ubicación geográfica. Es frecuente, el catálogo decir, ampliamos la cobertura del servicio clásico de las bihoy está integrado. bliotecas que es circulación y préstamo”, explica Harrison. En los primeros seis meses de Libros sin Fronteras, que existe desde el 2015, se realizaron cerca de 18.000 operaciones: alrededor de 6.000 préstamos, 7.000 renovaciones y 5.000 devoluciones. Esto significa, en palabras de Jaramillo, “darles una operación sistémica a las bibliotecas. Era casi un sinsentido ver cómo las bibliotecas funcionaban operativamente aisladas. Unidas desde lo misional, pero aisladas en términos de circulación del libro”. Las estrategias de articulación superan los límites de las bibliotecas vinculadas al sistema, es decir, aquellas que funcionan con recursos de la Administración Municipal y son operadas directamente por la Secretaría de Cultura Ciudadana. Con las bibliotecas populares, fundamentales para la ciudad por su tradición comunitaria y por su papel en el desarrollo de los territorios, se adelanta también un proceso que apunta a su fortalecimiento. Así, se creó en el 2014 un estímulo para apoyar y acompañar proyectos orientados a la promoción de la lectura y la escritura, se realizó un diagnóstico para conocer el estado actual de las bibliotecas populares, se realizó en 2015 el primer encuentro de bibliotecas comunitarias


Lectura /// 57

y se propuso el diseño participativo de un plan para el fortalecimiento del movimiento bibliotecario popular de la ciudad. “Es la primera vez que el municipio se acerca a mirar el estado de las bibliotecas populares” –afirma Adriana Betancur, consultora de la Secretaría de Cultura Ciudadana en este tema–. “La autonomía es muy importante en el proyecto bibliotecario popular, el reto es construir una relación sana para ambos: para la ciudad, en términos de la institucionalidad, y también para el movimiento comunitario. Hay que ser respetuosos en ese tipo de procesos”. Si algo caracteriza a las bibliotecas de Medellín es que no son lugares estáticos, son espacios vivos, donde la #Ciudadanía se ejerce. Por eso, nunca terminan de crearse, de adaptarse, de inventarse. Los parques biblioteca aprenden de las bibliotecas populares y estas, a su vez, aprenden de las bibliotecas de proximidad, que comparten aprendizajes con las escolares y las universitarias. Son laboratorios abiertos a la experimentación. Así, por ejemplo, en el 2014 nació Bibliolabs, “un ejercicio en el que la cultura digital potencia las capacidades de creación, aprendizaje autónomo y construcción colectiva de conocimiento. Un proyecto que borra los contornos de lo que entendemos por tecnología y biblioteca”, como lo describe María del Rosario Escobar en su presentación al libro #Bibliolabs Territorios en Código Abierto y Colaborativo. Bibliolabs, reconocida en el 2015 por el premio de Iberbibliotecas en la línea de intercambio de saberes, es una propuesta que, a partir de la experimentación tecnológica, busca la creación colectiva de conocimiento entre las bibliotecas y las comunidades. “En el Sistema de Bibliotecas hay muchos tipos de profesiones y saberes, además de la bibliotecología –explica César Mazo, articulador de Cultura Digital–. Bibliolabs permite que cada quien alce la mano y diga ‘yo soy ingeniero de telecomunicaciones y me gusta programar’; otra persona puede decir ‘soy historiador y estoy interesado en la narrativa’; hay comunicadores a los que les gusta la fotografía, hay alguien al que le gusta la ilustración, entonces juntamos todos esos saberes y, a partir del interés y la pasión por un tema, nos enfocamos en crear narrativas. Lo que queremos es dinamizar las memorias de las comunidades a partir de la creación conjunta”. Las bibliotecas públicas de Medellín son, entonces, mucho más que lugares físicos. Sus acciones se extienden para llegar a sitios que se asumen como remotos porque la lectura es, además de un gusto y una opción personal, un derecho. En palabras de Herman Montoya, “la lectura es una necesidad para la inclusión social”, y por eso nadie debe privarse de la posibilidad de acercarse a las bibliotecas y a su oferta, incluso aunque físicamente no pueda llegar hasta ellas. Bajo este principio nació en el 2014 el programa Arte para la Libertad, a través del cual, en asocio con el Inpec, se desarrollan acciones de fomento a la lectura y la escritura en los centros penitenciarios Bellavista y El Pedregal, con la participación hasta el 2015 de 150 internos. En El Pedregal se desarrolla la estrategia Pasitos Lectores. “Allí hay un pabellón de mujeres y un patio especial donde están las madres gestantes y las madres con niños hasta los tres años”, cuenta Carolina Gallón, gestora de Lectura y Escritura del

2010

Se promulga la Política Pública de Lectura y Escritura y un año después su decreto reglamentario. Se inaugura el Centro de Documentación Casa de la Memoria.

2011

Medellín tiene su Plan de Desarrollo Cultural 2011-2020. Se abren los parques

biblioteca San Cristóbal y San Antonio de Prado.

2012

Se presenta el proyecto Ciudades Lectoras con los planes de lectura de Bogotá, Medellín y Cali. Se inaugura el Parque Biblioteca Guayabal. Premio Reina Sofía al proyecto Otras Formas de Leer.

2013

Se abre el Parque Biblioteca Doce de Octubre. Se realiza la primera versión del Premio de Periodismo Gabriel García Márquez. Premio EIFL-PLIP al proyecto Otras Formas de Leer.


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Parque Biblioteca Fernando Botero, de San Cristóbal. “Les enseñamos canciones, les leemos cuentos y tratamos de darles herramientas para que se acerquen a sus hijos. Que se vuelva natural el acompañamiento a ellos y, de alguna manera, sin que sea ese nuestro fin, podamos impactar de manera positiva el futuro de estos chiquitos”. En Bellavista se adelantan talleres de lectura y escritura, y se apoya el concurso regional de arte y poesía que realiza el Inpec anualmente. “Fuimos jurados, acompañamos el evento de premiación, implementamos una campaña de Libros Libres como se hace en la Parada Juvenil de la Lectura, y los internos ganadores en la categoría de cuento y poesía recibieron libros de regalo para seguir incentivando su deseo por la lectura y la escritura”, afirma Margarita Villada, secretaria técnica del Comité Interinstitucional del Plan Municipal de Lectura y Escritura. “Estamos trabajando mucho los espacios no convencionales: fundaciones, corporaciones, estamos en la cárcel, y queremos llegar a las clínicas y hospitales. Tenemos que ir a donde no llega casi nadie y a donde la lectura y la escritura siguen siendo prácticas muy ajenas a la vida diaria de la gente”, dice. * * *

En Medellín existen

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CLUBES DE LECTURA,

en el Sistema de Bibliotecas Públicas.

LOS MOMENTOS DEL ENCUENTRO. ”Yo en mi vida había visto escritores, ilustradores, pero no había visto a alguien como Afonso Cruz. Y desde que mi profesora me habló de ti, no he dejado de buscar y buscar cosas: tus libros, tus cortometrajes, tus canciones que me inspiran para tener más imaginación en mi vida. Tú has sido un motor nuevo que llegó a mis circuitos cuando sentía que estaba dañado y me cambió la vida; yo me considero una persona muy feliz. Me gustan tus libros, pero hay tres que sacaron de mí algo que estaba atado allá adentro y son: La contradicción humana, Los libros que devoraron a mi padre y La muñeca de Kokoschka. Estos pudieron darme la imaginación que necesitaba y ahora la tengo en mí. Todo lo que he sentido en mi vida fue felicidad, voy a explotar de tanta emoción porque me he enterado que vienes a mi escuela. Eso me pone más contento de lo que estaba, felicidad que he compartido con mi familia, repitiendo que un personaje importante viene a visitar nuestra escuela. Gracias por darme inspiración”. (Carta escrita por Alejandro Bruges Villera, 10 años. Estudiante de 5º grado para el escritor Afonso Cruz). Con cartas como esta, dibujos y cuentos, recibieron los estudiantes de la Institución Educativa Concejo de Medellín al escritor portugués Afonso Cruz quien estuvo en Medellín para la Fiesta del Libro y la Cultura en 2015 y visitó su colegio como parte del programa Adopta un Autor. A través de esta estrategia, la fiesta se prolonga en el tiempo: los estudiantes conocen los libros de sus “adoptados” durante varios meses antes de la visita y, además, se expande también en el territorio: mientras el evento ocurre en la zona norte de Medellín (Jardín Botánico, Parque Explora, Carabobo), las “adopciones” suceden en las diferentes comunas y corregimientos e, incluso, en algunos municipios de Antioquia. No todas las adopciones son iguales. En algunas hay adultos, y en otras, niños. En unas los autores son locales o nacionales y en otras vienen de países diversos.


Lectura /// 59

El Fondo Editorial de la Secretaría de Cultura Ciudadana a 2015 cuenta con 175 libros publicados en ocho colecciones.

En algunas hay fiesta y algarabía y en otras la conversación transcurre con calma. Pero en todas, sin duda, ocurre algo extraordinario: el encuentro de un escritor y sus lectores, el encuentro de un lector con su escritor. “Nunca había estado en un encuentro con un escritor” –dice Ómar Sánchez, Abuelo Cuenta Cuentos, después del encuentro con el escritor español Ray Loriga en la Biblioteca La Floresta–. “Me impactó porque se sale de todos los esquemas. Me llega porque es un hombre muy profundo, a pesar de su ironía en la escritura. Me antojó de investigarlo e inclusive de tomar cositas de él para darle un viraje a mi forma de escribir”. Durante todo el año Medellín, la ciudad entera, es lugar de encuentro para lectores y escritores. Encuentros personales con sus libros, claro, y también con otros –amigos, colegas– que comparten esa alegría de las palabras.

2014

Se tiene el Plan Estratégico del Sistema de Bibliotecas Públicas de Medellín. Medellín es reconocida por Agenda 21 de la Cultura como una de las ciudades con buenas prácticas en materia de cultura y desarrollo local sostenible.


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Más de

$65.500 millones

se han invertido, entre 2012 y 2015 en los proyectos de

LECTURA Y BIBLIOTECAS.

EL COMITÉ INTERINSTITUCIONAL DEL PLAN DE LECTURA Y ESCRITURA DE MEDELLÍN

está conformado por

34 entidades. Entre 2012 y 2015

LAS ACTIVIDADES DE FOMENTO DE LECTURA

en las bibliotecas públicas de Medellín registraron más de

Un millón de participantes.

Hay eventos académicos como el Encuentro Internacional de Bibliotecas y el Encuentro Nacional de Promotores de Lectura, que “procuran el acercamiento de diferentes actores sociales que trabajan por las bibliotecas públicas, la promoción de la lectura y la escritura, con el objetivo de generar aprendizajes conjuntos, dinamizar el conocimiento y compartir rutas metodológicas para fortalecer el trabajo del sector”. O el Seminario de Literatura Infantil y Juvenil, dirigido a creadores, promotores y educadores interesados en el tema. Hay otros como el Encuentro de Clubes de Lectura y Tertulias Literarias, dirigido a aquellos que “no se conformaron con la lectura solitaria, sino que sintieron la necesidad de sacar todo eso que les suscita este ejercicio, para ponerlo en conversación con otro y enriquecer su propia experiencia y la de los demás”, dice Margarita Villada. En 2015, este encuentro de clubes y tertulias dejó un Manifiesto por la Lectura, definido por sus firmantes como “un mapa que nos muestra los diferentes caminos y atajos para encontrar un punto de llegada: la lectura”. En este manifiesto los clubes, en once puntos, hacen una invitación y una declaración. La primera: “Quien esté preso de la monotonía y no pueda echarse a andar, que agarre un libro… Tendrá un viaje inesperado, porque leer moviliza, interroga, confronta nuestro ser”. La segunda: “Amamos la lectura porque en ella entramos a un mundo donde la aventura no para, donde vivimos mil vidas y todas entre páginas”. La Alcaldía de Medellín a través de su Plan de Lectura y Escritura ha contemplado, como una #ApuestasDeCiudad la realización de los Eventos del Libro. En abril, por ejemplo, el encuentro ocurre en los Días del Libro, una feria popular que convoca a libreros, editores, escritores y lectores locales. En junio llega la Parada Juvenil de la Lectura, una fiesta itinerante y nocturna con 16 horas continuas de conciertos, charlas, lecturas en voz alta, libros gratuitos, camping literario y hasta un ring de boxeo donde se retan, con sus ideas, lectores y formas de leer. Y en septiembre, desde el año 2007, se celebra la Fiesta del Libro y la Cultura, calificada por la Alcaldía de Medellín como el evento cultural más importante de la ciudad. En la fiesta se reúnen todos: promotores de lectura, escritores, editores, ilustradores, vendedores, lectores y no lectores. En septiembre, dice Juan Diego Mejía, director de los eventos del libro, “la ciudad atiende el llamado de cada año con la certeza de que será una pausa de diez días en la actividad vertiginosa que la caracteriza. Diez días para pensar en la vida, para entender que vale la pena vivirla a pesar de las dificultades, y que, precisamente, son las novelas, los cuentos y la poesía los que dan la vuelta a la tuerca y las cosas empiezan a tener un sentido amable y esperanzador”. “Antes se hacían eventos del libro muy locales y hoy son vistos a nivel internacional de manera importante –dice Herman Montoya, coordinador del Plan Municipal de Lectura y Escritura–. Hoy la Fiesta del Libro de Medellín se considera el cuarto gran certamen del libro que se hace en América Latina (después de Guadalajara, Buenos Aires y Bogotá). Con una característica: lo que gira en torno de la fiesta no es la comercialización, sino el fomento a la lectura”.


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En septiembre hay una fiesta, sí. El ritual de celebración en el que todos se encuentran. Pero durante todo el año, todos los días, hay personajes, lugares y acontecimientos que mantienen en constante movimiento ese universo que se trama en las palabras, en las letras que se juntan, en las historias que se cuentan. Personajes, lugares y acontecimientos que habitan esta Medellín que es lectura viva. * * * LEER, ESCRIBIR, NARRAR. VERBOS QUE SE CONJUGAN EN FUTURO. El Plan Municipal de Lectura y Escritura 2009 - 2014 Medellín Lectura Viva ha dejado logros que se notan: un Comité Interinstitucional que funciona de manera permanente, con más de 30 entidades vinculadas; una política pública reglamentada y operando; eventos del libro consolidados y en crecimiento; el Sistema de Bibliotecas Públicas avanzando y articulándose con el sector bibliotecario de la ciudad; un Fondo Editorial activo; una relación de cooperación con otras ciudades. Sin embargo, cinco años después de su implementación, el Plan no se considera un punto de llegada, sino, casi por el contrario, un punto de partida. El 17 de septiembre de 2015, en el marco de la 9ª Fiesta del Libro y la Cultura, y como un gesto que hace visible la #CulturaParticipativa, se firmó en Medellín un nuevo acuerdo de voluntades para la creación del Plan Municipal de Lectura, Escritura y Oralidad 2015 - 2020. En este participaron las entidades que hicieron parte del plan anterior, y se sumaron algunas nuevas como el Metro de Medellín, Telemedellín, el periódico El Mundo; agremiaciones como la Red de Bibliotecas Populares y Comunitarias, y el Grupo de Bibliotecas Escolares; el Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (Cerlalc), que acoge los planes de lectura de esta región de Iberoamérica, y las secretarías de Cultura de Bogotá y Cali, con las que se está trabajando desde el 2012 la estrategia de Ciudades Lectoras. “Estamos convencidos de que la mejor manera de vigorizar y afianzar una política pública de lectura y escritura es aprender a escuchar, a dar la palabra, a leer y a escribir la vida…”. Así comienza el Acuerdo de Voluntades, que más adelante continúa: “Afirmamos que la lectura, la escritura y la oralidad, puestas en relación con el pensamiento crítico y la participación ciudadana activa, son estrategias importantes de conformación de una sociedad más participativa, de una esfera pública más amplia y de una vida colectiva más plena”. Así pues, Medellín continúa escribiendo la historia de esa ciudad con vida que ha hecho de las letras y la palabra uno de sus más significativos puntos de encuentro, y el Plan Municipal de Lectura, Escritura y Oralidad 2015 - 2020 será de nuevo una manifestación clara de una sociedad civil organizada que construye día a día la ciudad que quiere. “¿Por qué es importante leer?”, le pregunta una niña en la escuela a Afonso Cruz, el escritor. “Por muchas cosas. Porque los libros construyen nuestra alma. Muchas veces los libros nos salvan”.

2014

Iberbibliotecas premia el proyecto Construcción participativa de herramientas de planeación y evaluación de la Red de Ciudades Lectoras Bogotá, Cali y Medellín. Se realiza el primer Hay Festival en Medellín. Apertura del Centro de Documentación en Primera Infancia Buen Comienzo, en el Parque Biblioteca de Belén.

2015

La ciudad es ganadora en Iberbibliotecas con el proyecto Bibliolabs, territorios en código abierto y colaborativo. Se evalúa el Plan Municipal de Lectura y Escritura y se firma el Acuerdo de Voluntades para el Plan Municipal de Lectura, Escritura y Oralidad 2015 - 2020. Se crea la Mesa Interinstitucional de Bibliotecas de Medellín. Se inauguran las bibliotecas de Altavista y Ávila. Se establece por Acuerdo Municipal 023 de 2015 la Política del Sistema de Bibliotecas Públicas y Unidades de Información y Gestión del Conocimiento.


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PA B LO M O N TOYA

No es más un escritor desconocido. En el 2015 recibió el premio más prestigioso de la narrativa en lengua española y ahora su nombre se ha instalado junto al de otros colombianos como Gabriel García Márquez, Manuel Mejía Vallejo, Fernando Vallejo y William Ospina, que recibieron en años anteriores el Premio Internacional de Narrativa Rómulo Gallegos. Su nombre resonó en la prensa mundial cuando todos hablaron del autor de la mejor novela del 2015 en español. Mientras en Colombia lo calificaron como “una nueva joya que empezó a brillar” después de ser “uno de los secretos mejor guardados de la literatura nacional”, en España, por ejemplo, el periódico El País se arriesgó a afirmar que la ausencia total de sus obras en las librerías europeas se debía al hecho de no inscribirse en la llamada literatura de la violencia, “muy cultivada por los escritores de su país”. Sin embargo, a pesar de haber sido siempre un escritor “secreto, oculto, silencioso”, como él mismo se ha descrito, la suya ha sido una trayectoria larga y cuidadosa. Su obra, escrita desde esa cierta periferia que él explica como la de “todas las ciudades colombianas que no son Bogotá”, o como la que le da su “condición de inmigrante latinoamericano en Europa”, está compuesta por cuentos, ensayos, poesías y novelas.

Ha publicado siete libros de cuento: Cuentos de Niquía, La sinfónica y otros cuentos musicales, Habitantes, Razia, Réquiem por un fantasma, El beso de la noche y Adiós a los próceres. Cuatro de poesía: Viajeros, Cuaderno de París, Trazos y Solo una luz de agua: Francisco de Asís y Giotto. Tres libros de ensayo: Música de pájaros; Novela histórica en Colombia 1988-2008: entre la pompa y el fracaso; Un Robinson cercano, diez ensayos sobre literatura francesa del siglo XX. Y cuatro novelas: La sed del ojo, Lejos de Roma, Los derrotados y Tríptico de la infamia. “Comencé con poesías –debía tener 18 o 19 años–, pero decidí romper todo eso porque se trataba de unos primeros intentos; luego escribí cuentos –ahí me fue un poco mejor–, gané algunos concursos regionales y nacionales”, dijo


Lectura /// 63

el escritor a la Red de Escritura Creativa del Ministerio de Cultura (Relata). Pablo Montoya no es pues, de ninguna manera, un hombre nuevo en el mundo de las letras. En 1993 recibió el Primer Premio del Concurso Nacional de Cuento Germán Vargas en Colombia; en 1999 el Centro Nacional del Libro de Francia le otorgó una beca para escritores extranjeros por su libro Viajeros; en el 2000 el libro Habitantes ganó el premio Autores Antioqueños; en el 2005 Réquiem por un fantasma fue premiado por la Alcaldía de Medellín; y en el 2015 recibió la Medalla al mérito cultural y educativo Porfirio Barba Jacob, otorgada por el municipio de Medellín. Montoya nació en Barrancabermeja en 1963. Y sus ciudades, ha dicho, son Tunja,

donde estudió música; Bogotá, donde hizo una licenciatura en Filosofía y Letras; París, donde obtuvo la maestría y el doctorado en Estudios Hispánicos y Latinoamericanos en la Universidad de la Sorbonne Nouvelle; y Medellín, donde vive y es profesor de Literatura en la Universidad de Antioquia. “Ser profesor universitario, haber cultivado el género del ensayo y pensar continuamente el fenómeno literario me ha servido en el proceso de escribir, aunque debo tener mucho cuidado porque evidentemente esa formación puede terminar por ahogar la obra”, dice Montoya en la entrevista publicada por Relata. En el discurso que pronunció en la ceremonia de premiación del Rómulo Gallegos, Pablo Montoya dijo que es un escritor que cree en la belleza, en el poder restaurador de la palabra, en su poder supremo de cicatrización. Y ha manifestado también la que parece ser una intención firme de conservar el sello que le ha dado construir su obra desde la periferia, “distante de las ferias de las vanidades letradas”: “He escrito y seguiré haciéndolo con la conciencia de que escribir, como decía Albert Camus, es un acto solitario y solidario. Sabiendo que mi atalaya está sembrada en el cotidiano ejercicio de la disidencia. Y teniendo en cuenta que la única responsabilidad que tiene el escritor con sus lectores, es decir, cuando se sienta ante el azaroso vacío de la página en blanco, es trazar de la mejor manera la escurridiza palabra”.


64 /// Relatos de la cultura / Medellín contada a partir de la creación

FUNDACIÓN RATÓN DE BIBLIOTECA

Hay quienes han dicho que las bibliotecas son refugios y tal vez fue esa la convicción que llevó a Clemencia Gómez de Jaramillo a crear la Fundación Ratón de Biblioteca. Era 1984, una época en la que nacían en Medellín las primeras organizaciones sociales que respondían con sus acciones a la fuerza del narcotráfico. “Ratón fue prematuro –cuenta Yamili Ocampo, directora de Proyectos de la Fundación–. Fue en los noventa, cuando ya el conflicto se tornó muy fuerte, que surgieron muchas otras organizaciones sociales en la ciudad”. La idea entonces era brindar oportunidades de acceso a la cultura a los niños de los sectores más pobres y vulnerables. Así, doña Clemencia reunió un equipo de profesionales relacionados con el mundo de los libros y las bibliotecas, y comenzaron la labor. Lo primero fueron las Cajas Viajeras que llevaban libros a escuelas y bibliotecas escolares de veredas y barrios periféricos. En 1994 Ratón de Biblioteca abrió su primer centro de lectura en el barrio Villa del Socorro, con la participación de líderes y organizaciones barriales. “En el 2000 ese centro de lectura se cerró por conflicto armado en el territorio –dice Yamili Ocampo– y nos fuimos para otra zona que es Villa Guadalupe, en la comuna 1, donde continuamos labores desde hace quince años”. Desde el 2010, Ratón de Biblioteca tiene un convenio con la Fundación Familia y la Biblioteca Pública Piloto para coadministrar tres bibliotecas comunitarias, que son las de El Raizal (comuna 3, Manrique), Villatina (comuna 8, Villahermosa) y La Esperan-

za (comuna 6, Doce de Octubre). “Siento que la biblioteca para Villatina, por ejemplo, es como un pulmón en el que muchos niños, y también adultos, encuentran ese rincón en el cual pueden pensar un mundo distinto a partir de la lectura”, afirma Lorena Zapata, promotora de lectura de esta biblioteca. Además de su presencia en las comunidades a través de las bibliotecas, la Fundación Ratón de Biblioteca se ha convertido en un referente de formación para todos aquellos que están interesados en el fomento de la lectura y la escritura en la ciudad. El Seminario de Literatura Infantil y Juvenil, que ocurre anualmente en Medellín desde hace más de 20 años, es un ejemplo de esto. Y a la vez, en estos 30 años se ha convertido en una especie de escuela para la promoción de la lectura. “Yo estudié Licenciatura en Lengua Castellana, y en Colombia no hay una carrera en promoción de lectura.


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Me enamoré de los libros en mi escuela y en mi carrera, pero cuando entré a Ratón de Biblioteca llegué a aprender: a trabajar en comunidad, a vincularme con diferentes generaciones, a ayudar al otro”, dice Carolina Grisales, promotora de lectura y escritura de la biblioteca de El Raizal. Yamili Ocampo, que lleva 19 años en la Fundación y ha sido promotora de lectura, coordinadora del Centro de Lectura Villa Guadalupe, y también coordinadora de las bibliotecas y ahora directora de Proyectos, afirma que hace parte de esa escuela que ha hecho la Fundación. “Ratón es mi proyecto de vida, es lo que quiero lograr socialmente y en lo que creo. Considero que la formación de lectores, de unos ciudadanos más críticos, éticos y creativos –que es la misión de la Fundación– también hace parte de mi propia misión de vida: ayudar para que eso sea posible en una ciudad como Medellín”.

Ratón de Biblioteca ha participado en decisiones importantes para la ciudad: es parte del Comité Interinstitucional del Plan Municipal de Lectura y Escritura y actúa en convenio con la Alcaldía de Medellín en el desarrollo de algunos proyectos de ciudad como la Jornada Complementaria. Entre sus grandes logros, Yamili Ocampo destaca la capacidad que ha desarrollado la Fundación para comprender los territorios que habitan. “Nuestras bibliotecas, más que lugares para la conservación de los libros, son espacios sociales y culturales. Estar ubicados en territorios altamente vulnerables nos implica que las bibliotecas tienen que atender problemáticas del territorio como la vinculación de los niños al conflicto armado, el abandono, la soledad de los chicos, el maltrato infantil. Nuestro mayor logro es leer esos territorios y hacer programas y proyectos coherentes con las necesidades territoriales”. Así, las bibliotecas de Ratón de Biblioteca, que extienden también sus acciones a las calles, parques e instituciones educativas de los barrios, son espacios para la lectura, para el aprendizaje, para el encuentro y también para la construcción de memorias barriales. Allí los niños participan, de acuerdo con su edad, en actividades que les permiten acercarse a la lectura y disfrutarla, desarrollar habilidades artísticas y experimentar diversas formas de creación. En Ratón de Biblioteca la lectura es el camino para fortalecer vínculos afectivos y para la formación de nuevas ciudadanías. En Ratón de Biblioteca, leer es un acto de amor y de libertad.


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BIBLIOTECA PÚBLICA PILOTO

A comienzos de los años cincuenta la Unesco decidió construir bibliotecas públicas que fueran pilotos, como modelos de prueba, en algunos países en vías de desarrollo. La primera de ellas se hizo en Nueva Delhi, en la India, y a Medellín se le asignó la que correspondió a Latinoamérica. En 1952, entonces, se inauguró la Biblioteca Pública Piloto de Medellín para América Latina, conocida en la ciudad como “La Piloto”. En esa Medellín en crecimiento, donde las bibliotecas habían estado ligadas principalmente a proyectos educativos y religiosos, La Piloto empezó a operar bajo unos lineamientos propuestos por la Unesco, que para entonces eran totalmente innovadores: además de ser un centro para el conocimiento estaba abierta para todas las personas, sin importar “su edad, raza, sexo, religión, nacionalidad, idioma o condición social” y, asimismo, con programas y servicios diseñados exclusivamente para poblaciones diversas. La Piloto, entonces, trajo a esta ciudad la novedad de una biblioteca pública incluyente: un lugar público donde cabíamos cómodamente todos. Entre esas primeras estrategias que implementó La Piloto para el fomento de la lectura nació el Bibliobús, que llevaba colecciones de libros a los barrios que estaban más alejados. “Se formaban filas de señoras, de niños, de obreros, para prestar libros y para que les leyeran, era muy lindo”, cuenta Cruz Patricia Díaz, subdirectora de Información y Cultura de la Biblioteca Pública Piloto. Más adelante vinieron las filiales, que son bibliotecas más pequeñas ubicadas en otros sectores de la ciudad, donde La Piloto presta sus servicios de manera descentralizada. En sus más de sesenta años de existencia, la Biblioteca Pública Piloto se ha consolidado como centro cultural y espacio de formación en lectura y escritura. Allí se desarrollan dos de los talleres de escritura más tradicionales de la ciudad: el Taller de Poesía, dirigido por Jaime Jaramillo Escobar, y el Taller de Escritores, dirigido por

Manuel Mejía Vallejo y actualmente por su discípulo, Jairo Morales Henao. Por este taller han pasado autores hoy reconocidos en el mundo de la literatura antioqueña como Elkin Restrepo, Luis Fernando Macías, Juan Diego Mejía, Claudia Ivonne Giraldo, José Libardo Porras, Édgar Trejos y Lucía Donadío. Existe, además, desde hace 11 años el Concurso de Literatura Infantil Pedrito Botero, en el que han participado cerca de 14.000 niños. Uno de los roles más importantes que ha asumido la Biblioteca Pública Piloto es el de, en palabras de Cruz Patricia Díaz, “cuidarle la memoria a Medellín y Antioquia”. Las colecciones privadas que han sido donadas a la biblioteca, la Sala Antioquia y el Archivo Fotográfico, declarado por la Unesco como “Registro regional de memoria del mundo”, constituyen el patrimonio más importante de la biblioteca. La Sala Antioquia es como una especie de biblioteca especializada sobre el departamento. “Allí tratamos de tener todo lo que se escribe sobre la región antioqueña, no importan el tema ni el formato –explica Cruz Patricia Díaz–. Puede tener más de 50.000 materiales bibliográficos y documentales, que nos hemos


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encargado de identificar, recuperar, organizar, sistematizar y difundir. Hemos empezado la digitalización de la sala porque hay material patrimonial que es muy frágil, pero eso no debe impedir que esté al alcance de los usuarios”. El archivo fotográfico contiene más de 1.700.000 imágenes de los más importantes fotógrafos que ha tenido Antioquia desde 1848. Entre ellos Gabriel Carvajal, Benjamín De La Calle, Melitón Rodríguez, Horacio Gil Ochoa, León Ruiz y Pastor Restrepo. Recientemente la biblioteca adquirió los archivos de Discos Fuentes y el Club Medellín. “Muchos de esos fondos vienen también con las libretas de apuntes de los fotógrafos, como el de Meli-

tón Rodríguez, y vienen a veces con artículos y elementos de los estudios. Con ellos hemos tratado de hacer un pequeño museo de la fotografía, que es una sala de exhibición de artículos fotográficos”, explica la subdirectora de Información y Cultura. En el momento de su fundación, la Biblioteca Pública Piloto operaba en la avenida La Playa, en el centro de la ciudad, donde estuvo hasta 1974, año en que se ubicó en la edificación que hoy, 2015, ocupa en el barrio Carlos E. Restrepo, al occidente de Medellín. La más reciente ampliación de esta sede fue el edificio Torre de la Memoria, inaugurado en el año 2006 y en el cual se instalaron el auditorio, la Sala Antioquia y el archivo fotográfico, a fin de garantizar mejores condiciones para su conservación. Con 63 años de existencia, la Biblioteca Pública Piloto sigue siendo una biblioteca para todos y uno de los referentes culturales más importantes de la ciudad. Tiene una colección con 2.000.000 de materiales entre bibliográficos, fotográficos y fílmicos, y una colección digital en crecimiento, disponible en el sitio web de la biblioteca, con más de 100.000 referencias entre textos completos, grabaciones de audio y fotografías.


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TALLER DE POESÍA Y CREACIÓN LITERARIA

Es sábado a las diez de la mañana y el poeta Jaime Jaramillo Escobar está en el auditorio de la Biblioteca Pública Piloto en una tarea que realiza delicadamente: organizar los materiales que entregará en el taller que comienza dentro de media hora. A su lado hay una maleta abierta. Adentro, un separador de libros, dos lapiceros, dos manojitos de llaves, otra llave más pequeña que parece ser la del propio maletín, un cerro de hojas perfectamente apilados y una boina negra. Enseguida un cuaderno abierto y varias pilas de papeles impresos con las lecturas del día. El Taller de poesía y creación literaria de la Biblioteca Pública Piloto, dirigido por el poeta Jaime Jaramillo Escobar –antioqueño, nacido en Pueblorrico en 1932–, existe en Medellín desde comienzos del año 1985, cuando era financiado por el Banco de la República. Desde entonces, la cita ha ocurrido siempre los sábados en la mañana y la metodología ha sido lectura de textos y conversaciones sobre lo leído. “Nosotros partimos de un concepto de Oscar Wilde que dice que nada de lo que se puede aprender por medio de la enseñanza vale la pena de ser aprendido –explica el poeta–. ¿Qué quiere decir eso? Que nosotros no damos lecciones. Como todos los asistentes son profesionales, ya no estamos en la etapa inicial de las teorías literarias y de la gramática y esas cosas, sino que tenemos un método indirecto”. Después de saludar a los asistentes, uno por uno, aunque estén dispersos por todo el auditorio, Jaime Jaramillo Escobar toma el micrófono: “Empezamos ya. Tenemos un

programa nutrido hoy. Vamos a ver hasta dónde alcanzamos a llegar”. La primera lectura la ha traído él: Hay que leer o no leer, de Oscar Wilde. Una sola página que le suscita al final un comentario: “Yo no recomiendo libros porque los libros son como ángeles de Dios. De pronto se le aparecen a uno los que debe leer”. El taller tiene un promedio de 55 asistentes, casi todos profesionales en distintas áreas. “No tenemos jovencitos –dice–, porque la biblioteca abrió otro taller para jóvenes. Este es un taller que tiene un alto nivel”. Este año la Biblioteca Pública Piloto publicó dos obras de participantes del taller: un libro de poemas de Claire Lew y una novela de Arnulfo Arias. La segunda lectura la trajo el más joven de los asistentes. Un muchacho que lleva puesta una camiseta con una leyenda: “That’s not writing. That’s typing. - Capote”. Algunos comentarios al texto y comienza la lectura de poemas. El primero es Los pájaros han can-


Lectura /// 69

tado, de la cubana Fina García Marruz, que Jaramillo califica como “un pequeño texto inolvidable que vale por un libro entero”. “Actualmente la poesía es muy diferente de lo que fue hace algún tiempo –dice Jaramillo Escobar–. La mejor definición de poesía que yo conozco es de una norteamericana que dice ‘poesía es esto y esto y esto’. Todo es poesía. Por eso nosotros nos ocupamos de muchos temas. Cada ocho días tenemos cosas diferentes. No solo poesía, también hay relato y ensayo. Nos interesa también el cuento porque este y la poesía están muy cercanos. Hay cuentos que son poemas en prosa”. La mañana avanza así, con la misma dinámica: se reparte el material, se hace la lectura y luego los comentarios. “Los compañeros del taller participan de muchas maneras: ellos pueden proponer temas y textos para el taller, o leer textos propios. Unas veces se han revisado previamente, otras veces no,

según lo que quiera cada quien. Nosotros no tenemos reglas estrictas para nada y la idea no es que yo haga el taller. El taller no soy yo ni es mío, el taller es de todos los que participan”, explica Jaramillo. De su obra, afirma que no sabe cuál es el poema que más le gusta, pero resalta dos que se han hecho populares: Mamá negra y Alheña y azúmbar, que fue llevado al teatro por una compañía venezolana. “Hay varios que se han hecho populares y a varios les han puesto música, lo cual me alegra mucho porque la poesía es canto. La poesía no es del autor, la poesía es del lector. Por eso cuando veo que un poema pega, me alegro porque para eso está hecho. Mi derecho de autor es que el poema le llegue al público”, dice. Para finalizar la sesión, ha llevado los Poemas del mar, de Tomás Morales Castellano. “Son poemas como tristes y a la vez alegres. Lo del mar es así”, dice, y comienza la lectura: “La taberna del muelle tiene mis atracciones / en esta silenciosa hora crepuscular. / Yo amo los juramentos de las conversaciones, / y el humo de las pipas de los hombres del mar”, hace una pausa y comenta: “Estos sí eran poetas, no como nosotros”. A Jaime Jaramillo Escobar, conocido como X-504 en la época del nadaísmo, muchos lo califican como el poeta vivo más importante de la literatura colombiana. Entre sus publicaciones se destacan Los poemas de la ofensa, Sombrero de ahogado, Poemas de tierra caliente, Alheña y Azúmbar, Método fácil y rápido para ser poeta, y Poesía sin miedo.


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Hacer de la Fiesta del Libro un evento grande de ciudad, abrir las puertas del JardĂ­n BotĂĄnico, extender la muestra y la programaciĂłn hasta lugares como la calle Carabobo y Explora, son gestos claros de que el compromiso con la lectura en esta ciudad es un tema trascendental e incluyente.


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72 72 /// /// Relatos Libro dede la la cultura cultura / Medellín contada a partir de la creación

RECOMENDADOS

#Bibliolabs. Territorios en código abierto y colaborativo. (2014). Alcaldía de Medellín. 137 obras para la vida. Secretaría de Cultura Ciudadana. (2014). Alcaldía de Medellín. 2007-2014. Fondo Editorial. Varios autores. Crónicas de barrios, lecturas, libros y esquinas. Historias detrás del Plan Municipal de Lectura y Escritura de Medellín. (2015). Colección Medellín Lectura Viva. Alcaldía de Medellín. Cartilla Programa Institucional de Lectura y Escritura. Biblioteca Pública Piloto. Recuperado de http://www. bibliotecapiloto.gov.co/cartilla-promocion-de-lectura-y-escritura Plan Lectura Medellín. ( 2014). ¿Qué es Medellín Lectura Viva? Video en https://www.youtube.com/watch?v=3Iq4kfD5ugM López Carmona Alejandro, et al. Medellín se lee y se escribe. Experiencias del Plan Municipal de Lectura y Escritura. (2013). Colección Medellín Lectura Viva. Alcaldía de Medellín, Medellín: Tragaluz Editores. Municipio de Medellín. Historias que no son cuento. Experiencias de fomento de lectura y escritura en Medellín. (2014). Colección Medellín Lectura Viva. Alcaldía de Medellín. Medellín: Tragaluz Editores. Municipio de Medellín. Las bibliotecas de Medellín conectan territorios. (2014). Colección Medellín Lectura Viva. Alcaldía de Medellín. Medellín: Tragaluz Editores. Municipio de Medellín. Planeación Estratégica del Sistema de Bibliotecas Públicas de Medellín. (2015). Colección Medellín Lectura Viva.


Lectura /// 73

Plan de Lectura. Sala de lectura y consulta digital. Red de Bibliotecas de la Fundación EPM. Recuperado de http:// www.reddebibliotecas.org.co/sala-de-lectura. Varios autores. Un universo de historias. (2015). Taller de escritura: Un universo de historias. Alcaldía de Medellín y Universo Centro. Municipio de Medellín. Tejiendo saberes. Reflexiones sobre prácticas de gestión social y cultural en las bibliotecas públicas de Medellín. (2015). Colección Medellín Lectura Viva.

Fiesta del Libro y la Cultura


74 /// Relatos de la cultura / Medell铆n contada a partir de la creaci贸n


CAPÍTULO

ESTÍMULOS

Crear requiere estímulos

03


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Gracias a las Becas a la Creación el equipo de trabajo de Teatriados ha logrado financiar parte de sus proyectos artísticos y enriquecer la agenda cultural de Medellín, a través de la variada programación que ofrece su sala.


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INTRO /

TEXTO ANA MARÍA GIL B.

con el mérito de haber recibido un estímulo a la creación, encontrar apoyo económico para un producto cultural, pero sobre todo hacer posible un sueño después de haber cumplido con un proceso metódico, ganar sin hacer parte de roscas, y poder crear con la certeza de que habrá canales para compartir lo logrado, son algunas de las ganancias claras de un proceso que en Medellín, a la luz de una política nacional, se ha venido consolidando en un sistema de Convocatoria Pública para la entrega de estímulos a los creadores culturales. “Mi carrera como escritora empezó con esa beca”, dice Sol Astrid Giraldo, ganadora de estímulo a la creación ensayo en 2009 y luego, en 2014, en ensayos crítica de arte. A su voz se suma la de Olga Elena Vásquez Solórzano: “Es muy raro ver un libro de uno y pensar que todo empezó en mi tesis de grado”. Por su parte Nini Soley Ramírez, jurado de estos procesos, confirma lo que es claro para el sector creador de la ciudad: “La convocatoria ha permitido que en Medellín se visibilicen nuevos actores culturales”. Estas son las voces de algunos de los protagonistas de una #ApuestasDeCiudad que estimula en los ciudadanos su capacidad de ser y hacer a través del arte. Ellos, creadores emergentes (o no) de cuentos, novelas o ensayos; otros, con el sueño de realizar sus proyectos argumentales o documentales; algunos más, con la idea de dar a conocer su

EMPEZAR UNA CARRERA PROFESIONAL

propuesta artística en otros países; o quienes desde una biblioteca comunitaria aplican a proyectos que recuperan la historia de los barrios, son unos cuantos hilos del renovado tejido cultural de Medellín. La lista podría ser interminable. Todos tienen en común haber encontrado en la convocatoria pública Arte y Cultura para la Vida, la mejor vía para realizar sus proyectos creativos y, muchas veces, descubrir esa nueva vocación y esos lenguajes que renuevan de manera visible el campo estético, los discursos, los protagonistas, los beneficiarios y en general, la práctica de la cultura en Medellín. Este mecanismo de #CulturaParticipativa ha dinamizado, además, el ciclo de la gestión cultural al ir más allá del proceso de creación y contemplar otras fases tan importantes como la formación, investigación, producción y circulación. Hoy, este portafolio de becas encarna una intención consciente por la promoción de un #EjercicioDeLoPúblico, una práctica democrática donde la posibilidad de acceso está al alcance de personas que nunca pensaron que la palabra convocatoria terminara incorporada a sus proyectos profesionales; y en consonancia con esto, se distribuyen unos recursos públicos que posibilitan a los ganadores desarrollar sus proyectos o parte de ellos. El producto de este proceso también les imprime más vida a otros sectores de la industria cultural como las editoriales, los sellos disqueros independientes y las nacientes empresas dedicadas a la producción audiovisual, además de alimentar la agenda cultural de la ciudad mediante una oferta de eventos de gran calidad que en consecuencia también forman públicos. Obras que, como lo expresó el escritor Juan José Hoyos sobre el libro ganador de crónica periodística 2012, Vidas de Feria (Fondo Editorial Eafit, 2013), “… Es un ladrillo más en los muros de la casa de nuestra memoria colectiva”.

Escanea este código y entra a un video que resume muchas de estas experiencias.


Estímulos /// 79

En 2014, el Teatro Pablo Tobón Uribe y el Teatro Metropolitano recibieron dentro de la convocatoria de infraestructura, recursos para renovar sus sistemas de iluminación. Esta modalidad del portafolio de becas permite mejorar las instalaciones de los escenarios de la ciudad y garantizar así, condiciones óptimas para las propuestas que allí se presentan.


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CREAR ES UN PROCESO

1.781

ESTÍMULOS, APOYOS Y RECONOCIMIENTOS

entregó la Secretaría de Cultura Ciudadana mediante convocatoria pública entre 2012 y 2015.

462

ESTÍMULOS A LA INVESTIGACIÓN, CREACIÓN, FORMACIÓN, PRODUCCIÓN Y GESTIÓN

se entregaron entre 2012 y 2015 en la modalidad de becas.

$8.412.200.620 2012-2015

2008-2011

RECURSOS ADJUDICADOS POR CONVOCATORIA PÚBLICA

$26.500.882.977

El programa de becas en Medellín, podría decirse, ha tenido tres momentos que a lo largo de estos 12 años le aseguraron unos alcances y dinámicas que lo han posicionado como un importante mecanismo de #CulturaParticipativa. Antes de la creación de la Secretaría de Cultura Ciudadana, los recursos entregados como beneficios a los procesos de creación artística se hallaban sujetos y estaban mayoritariamente destinados a la consolidación del trabajo de unas personas con trayectoria, que recibían unos estímulos de manera directa por parte de la Secretaría de Educación. Por ejemplo, un artista reconocido en la ciudad recibía recursos para su exposición o un escritor podía publicar un libro sin que mediase ningún esquema de selección, por el hecho, a veces aplicado, de ser amigo de un funcionario de alto rango o poder de influencia. El lobby, el reconocimiento directo o incluso algunas prácticas políticas no muy convencionales como las recomendaciones o pagos de favores electorales, eran, décadas atrás, los únicos mecanismos para la asignación de dineros de apoyo. El cambio vendría de afuera. El panorama nacional de las becas y estímulos en la ciudad se transformó radicalmente, las circunstancias eran similares frente a lo que ocurría en las ciudades, así que a partir de la formulación de la Ley General de Cultura de 1997, se promulgó lo siguiente: “La Ley 397 de 1997 en sus artículos 17 y 18 determina que el Estado, a través del Ministerio de Cultura y las entidades territoriales, establecerá estímulos especiales y promocionará la creación, la actividad artística y cultural, la investigación y el fortalecimiento de las expresiones culturales. Para tal efecto establecerá, entre otros programas, bolsas de trabajo, becas, premios anuales, concursos, festivales, talleres de formación artística, apoyo a personas y grupos dedicados a actividades culturales, ferias, exposiciones, unidades móviles de divulgación cultural, y otorgará incentivos y créditos especiales para artistas sobresalientes”. Con semejante precedente y a partir de la creación de la Secretaría de Cultura Ciudadana en 2002, se desarrolló en años posteriores un programa que alcanzó a tener un grado de incidencia importante en la ciudad: las Becas a la Creación, estas emulaban de manera decidida el programa promovido por el Ministerio de Cultura en todo el país. La adaptación de las buenas prácticas se vio entonces como un camino simplificado para el buen gobierno y para hacer una #ApuestasDeCiudad distinta en términos de revertir dineros públicos en las mejores y más indicadas propuestas culturales en ámbitos variados de la creación y divulgación. Estas becas estaban dirigidas a los artistas locales y abarcaban áreas convencionales como teatro, danza, música, audiovisuales, artes visuales y literatura. Se daban entonces los primeros pasos en el proceso de acompañar el proyecto de un artista –nuevo, emergente o con trayectoria–, que se postulaba después de acoger unos lineamientos y sin la posibilidad de que su nombre pesara, pues lo


Estímulos /// 81

hacía a través de un seudónimo, al ser evaluado por unos jurados que determinaban la asignación de los dineros públicos. Una nueva #ApuestasDeCiudad había nacido, la verdad, muy fortalecida; en un comienzo, por el voz a voz de quienes ganaban por primera vez y empezaban a sentirse creadores reconocidos. El proceso, por su continuidad, marcó un antes y un después en la dinámica cultural de la ciudad, pero con un asunto todavía pendiente: las transformaciones desde el punto de vista de la oferta, la demanda y la comprensión de la cadena de valor del proceso cultural, entendido como un verdadero ciclo. Hoy, la Convocatoria Pública Arte y Cultura para la Vida ofrece un portafolio de becas que desde su lanzamiento está en un continuo proceso de cualificación, con el propósito consciente de incluir, cada vez más, las diversas manifestaciones de la cultura. No se trata pues de un proceso anclado, sino que es dinámico y cambiante. Cada nueva convocatoria contempla unas líneas renovadas de desarrollo para los creadores, los gestores, los que necesitan viajar y conocer otras experiencias que enriquezcan sus propuestas creativas, y aquellas iniciativas de personas y entidades que le apuestan a la formación de públicos o diseñan la agenda cultural de Medellín. De todas estas maneras se incentiva la circulación local y se propicia el reconocimiento de otras experiencias. * * * EL CICLO DE LA GESTIÓN CULTURAL. ¿Qué han generado los estímulos en la ciudad desde su consolidación? ¿Cuántos nuevos artistas que hoy se mueven por el mundo surgieron a partir de una beca? ¿Qué talentos inexplorados descubrieron quienes han presentado sus propuestas? Para el actual período de gobierno, 2012 - 2015, se definió revisar la historia de las becas durante los últimos diez años, con el fin de fortalecerlas a partir de la recolección y el análisis de una información que permita, a largo plazo, documentar y dar respuesta a estos y otros interrogantes. En la misma dirección, y con la asesoría del Ministerio de Cultura, afirma Carlos Mario Guisao, subsecretario de Arte y Cultura, la fase de formulación y las categorías que se ofrecían hasta ese momento fueron también objeto de revisión y análisis. Al proceso de creación le eran inherentes otras fases del ciclo de la gestión cultural que no estaban incluidas y que abrieron la posibilidad a nuevos postulantes de presentar proyectos que se hallaban en procesos diferentes: formación, investigación, circulación, producción y en algunos casos, la gestión y el emprendimiento. Una persona que escriba el guion de una película documental, por ejemplo, requiere becas que le permitan participar en un pitcht y estar en festivales, bien sea para hacerse a recursos económicos o asistir a sesiones donde reciba recomendaciones sobre su proyecto. Una beca de circulación podría ser una opción. Este es el caso del documental 72 horas de vida. Su sinopsis anuncia la historia de un

2001

Inicia la implementación del Plan Nacional Decenal de Cultura.

2003

Se promulga la Ley 814 para el fomento de la actividad cinematográfica en Colombia.


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$4.829 millones

se adjudicaron EN LA LÍNEA

DE APOYOS CONCERTADOS

que cofinanció

161 proyectos entre 2013 y 2015.

$5.238 millones

se entregaron entre 2012-2015 al programa de SALAS ABIERTAS que llegó anualmente a un promedio de

26 entidades

teatrales de Medellín.

116 proyectos artísticos de Medellín circularon por el mundo con un aporte de

$1.594 millones de la CONVOCATORIA

PÚBLICA.

hombre que ingresó a la cárcel de Bellavista cuando tenía 20 años, y que luego de 12 años de prisión y buen comportamiento tiene la oportunidad de salir con la condición de regresar a su celda al tercer día. Tres días para ver una nueva ciudad; tres días para recorrer esas calles que pisara antes y sentir la nueva dinámica de Medellín; para recordar la libertad y vivir, incluso, una historia de amor. Un extranjero en su tierra natal. Carolina Calle Vallejo es la directora y productora de 72 horas de vida. A ella, comunicadora social y periodista egresada de la Universidad Pontificia Bolivariana en 2009, le gusta rastrear historias cotidianas y personajes extraordinarios y anónimos que habitan la ciudad. Ellos son el foco de interés de sus crónicas y perfiles que luego decide convertir en películas documentales. Muy próxima a terminar la universidad, en los años 2008 y 2009, empezó a buscar concursos y becas en materia de cine, hasta acercarse al portafolio que por ese entonces ofrecía la Secretaría de Cultura Ciudadana. Carolina se postuló uno, dos, tres…, cuatro años seguidos y nunca fue seleccionada. “Nunca me desencanté de la idea, de mi historia, quizás no concordaba con aquello que los jurados buscaban; y claro, había asuntos en el proyecto que tenía que mejorar, replantear y por eso le seguí trabajando. Hasta que en 2013 lo logré. Resulté elegida en el área de audiovisuales, modalidad documental amateur. Las becas siempre han sido un impulso, un motor, un punto de partida. Si no resulto seleccionada por ejemplo en las de Arte y Cultura para la Vida, será en otra convocatoria o en las del próximo año, pero para mí siempre ha sido fundamental participar y todos mis proyectos los he postulado a este tipo de estímulos”. Con la beca llegó “una seguidilla de medallitas”, así lo describe ella, que le han permitido a Carolina circular con su propuesta documental prevista para estrenarse en 2016. Durante la décima cuarta edición del DocBuenosAires-Fórum, de coproducción documental, recibió el premio Arte Internacional, del canal Arte Francia que patrocina este festival. Este dinero le sirvió para continuar con la etapa de finalización de la película. Su proyecto también fue visto en el primer PuertoLab, del 55 Festival Internacional de Cartagena, por los jurados y un selecto grupo de representantes de la industria del cine que compartieron su experiencia con los directores seleccionados para afianzar algunos detalles referidos a los procesos de finalización y exhibición de documentales. ¿Dónde más ha circulado este proyecto? En el BoliviaLab, el DocMontevideo, el Iberdoc de México y ha recibido, además, estímulos nacionales como el que otorga en nuestro país el Fondo para el Desarrollo Cinematográfico –FDC–, en la modalidad escritura de proyecto. “Hay personas que se dedican a ser concursantes y creo que soy una de ellas. Pero no se trata de probar suerte porque sí… Siempre estoy buscando becas, concursos, todo lo que pueda hacer realidad mis ideas y propuestas. Aun, hay gente que me dice que las becas son pura rosca, que son los mismos con las mismas; yo solo les argumento que no soy nadie y me las he ganado. Creo que es un problema de miedos y uno tiene que tener confianza en los proyectos propios”, dice Carolina, que en 2015 también ganó en la modalidad publicaciones artísticas periódicas, con el proyecto Cartas a la Carta, periodismo al servicio del amor.


Estímulos /// 83

La experiencia vivida por Carolina y su propuesta documental 72 horas de vida es apenas una muestra que evidencia, como les ha pasado a otros tantos becarios, del vacío que existía en la oferta local de becas, es decir, la apertura de otras modalidades que posibilitaran avanzar en la culminación de una obra o proyecto. La sala de cine dos del Centro Colombo Americano estaba a reventar ese martes 21 de abril de 2015. Esa noche se estrenaban seis de los siete audiovisuales ganadores de Beca para la Creación y Producción de Microprogramas relacionados con temas de Convivencia y Diversidad Cultural en la ciudad de Medellín, 2014. También, dentro de la programación, se proyectaba por primera vez la obra Padre Nuestro, ganadora de la beca de posproducción de cortometraje 2014. Daniela Abad, su directora, necesitaba esos recursos para culminar su proyecto de grado de la Escola Superior de Cinema i Audiovisuals de Catalunya, Escac. “Hice el rodaje en 16 mm, con equipos de la universidad. Finalizado este proceso, no quería pasar por alto ningún detalle de la posproducción y para eso requería recursos. Con la beca pude realizar la edición y el montaje de sonido con Clap Studios, todo con talento de Medellín”. Padre Nuestro está basado en el primer capítulo de la novela El olvido que seremos, de su padre, Héctor Abad Faciolince, y se remonta a los años cincuenta del siglo pasado, para ubicar allí la historia de Ignacio, Las becas de creación un niño de 11 años que debe enfrentar los dilemas soy los estímulos que ciales, políticos y religiosos de la época. Recientemente, Daniela Abad proyectó, con gran éxientrega la Secretaría de to, en diversas salas de todo el país el documental Carta Cultura están dirigidos a a una sombra, sobre el ambiente que rodeó el asesinato la población de Medellín. de su abuelo paterno Héctor Abad Gómez. En la actualidad trabaja en una nueva película que contará la historia de su “otro abuelo”, a la vez que escribe un corto de ficción. “Las historias de mi interés y mis personajes están aquí, en Medellín”, termina diciendo esta joven cineasta, que entre esta ciudad y Europa, yendo y viniendo, poco a poco, construye una obra sólida. Atrás quedó, entonces, el artista que se encerraba en su anhelado trance con la musa a la espera de someter su obra a los vaivenes incontrolables y escasos que marcaban las producciones nuevas y más, todavía, si surgían en “la provincia”. Hoy, la descentralización es evidente, hasta en la misma ciudad de Medellín, que ha fortalecido la industria cultural local, otra vez, desde dentro. Desde 2015 ya no se habla de Becas a la Creación, sino de la Convocatoria Pública Arte y Cultura para la Vida que ofrece un amplio portafolio de estímulos, dinámico y cambiante; pero sobre todo, en concordancia con las nuevas dinámicas culturales, al abordar de manera conjunta todo el proceso creativo en cada una de las diversas áreas y modalidades. Las becas de formación, por ejemplo, ofrecen una posibilidad a los actores culturales de la ciudad para invertir los recursos que reciben por méritos propios, para cualificarse, y esto de manera progresiva permite que los proyectos de vida de los becarios

2004

Medellín realiza su primera convocatoria de becas a la creación.

2007

El Concejo de Medellín institucionaliza el programa Altavoz mediante el Acuerdo 12.


84 /// Relatos de la cultura / Medellín contada a partir de la creación

vivan verdaderos timonazos mediante experiencias como las pasantías y las residencias, nacionales e internacionales, procesos de formación incluidos en el portafolio. La investigación, por ejemplo, era un área que se había abordado solo desde lo patrimonial. Sin embargo, desde 2014 se abrió una modalidad para trabajos de posgrado con el objetivo de poner en circulación investigaciones que aporten a la escena cultural de la ciudad y no terminen siendo publicaciones de anaquel que unos pocos revisan por asuntos solo académicos. Un aporte sistemático para que los posgrados no sean vistos únicamente como una posibilidad para el ascenso salarial, sino en su proyección y significado esencial: generar conocimiento con sentido social. * * *

$7.347 millones se adjudicaron entre 2012 y 2015 a

286 proyectos

ARTÍSTICOS Y CULTURALES

de la Comuna 10, La Candelaria.

$4.878 millones

se adjudicaron a proyectos del componente de CREACIÓN entre 2012 y 2015.

8 escenarios privados

recibieron, entre 2012 y 2015,

$3.101 millones

para el mejoramiento de sus

INFRAESTRUCTURAS DE ARTES ESCÉNICAS.

ESTIMULAR CON UN GESTO LA VIDA ENTERA. Con las becas, todo ha sido una grata casualidad en la vida de Olga Elena Vásquez Solórzano. En 2014, ella regresó a Medellín tras estudiar en la Universidad de Buenos Aires un magíster en Administración Cultural. Recuerda que en aquel entonces apenas se abría la postulación a la convocatoria y fue cuando al revisarla descubrió con gran emoción esa nueva modalidad que encajaba de manera perfecta con su trabajo de grado: gestión cultural en estudios sobre economía y cultura. Esta última más allá del acto de crear, también como un ejercicio de indagación del territorio desde las herramientas del trabajo investigativo, para poner a hablar las cifras y los datos asociados a ese entorno. Entre risas, Olga confiesa: “Estaba familiarizada con las becas por amigos cercanos que han participado, había asistido a lanzamientos de libros y funciones de proyectos ganadores, pero nunca me imaginé que iba a participar porque no soy artista y menos me imaginé que podía ganar”. Durante su proceso de ejecución de la beca, Olga entendió el concepto de #CulturaParticipativa. El portafolio no era un asunto exclusivo para los artistas de la ciudad, pues el trabajo de estos y la dinámica cultural de una comunidad deben nutrirse de otras áreas del conocimiento. Lo demás, fue lo habitual: cumplir con los requisitos generales y específicos del área. En el marco de la Novena Fiesta del Libro y la Cultura 2015, el domingo 13 de septiembre, Olga tuvo en sus manos la publicación de su tesis; esta vez, no en forma de esa fría tapa dura de letras doradas que va a parar al olvido de los estantes. Ese día, a las 5:00 p. m., su libro Las artes escénicas en Medellín: realidades y utopías - Estudio de los factores de sustentabilidad en las salas de teatro con producción propia en Medellín era presentado, junto con otras siete obras ganadoras del portafolio, en un evento celebrado en el salón Humboldt del Jardín Botánico. “Publiqué con la Editorial Letra a Letra y quedé muy contenta con todo el proceso. Es muy raro ver un libro de uno y pensar que todo empezó por mi tesis. La investigación requiere mucho apoyo económico, se invierte bastante tiempo y aunque los plazos de las becas son cortos, logré hacer casi 100 entrevistas, entre ellas a 33 directores de teatro; hice encuestas, transcribí audios, produje material


Estímulos /// 85

audiovisual, leí bibliografía y luego me apliqué al difícil ejercicio de interpretar la información, organizar las ideas y escribir. Lo mejor es que, de alguna manera, dejo un punto de partida porque en Medellín no hay nada publicado sobre administración cultural, ni estudios realizados por las universidades. El camino está por hacerse para empezar a describir nuestra historia alrededor de este tema y poder documentarlo, buscando que todo sea menos intuitivo en esta materia”. Publicaciones como la de Olga Vásquez empezarán, poco a poco, a generar cambios y a transformar, ojalá, algunas dinámicas endémicas de nuestra movida cultural teatral, al ofrecer información sistemática de lo que ha sido la administración de estos proyectos de la ciudad. “No hay nada más comercial que pagar una boleta para asistir a teatro y desde ese momento es necesario hacer transformaciones para que las salas sean autosostenibles y a la vez dignifiquen la profesión de quienes se mueven en ellas”. El fomento a la investigación en diversas aristas ha sido otro de los énfasis en los que se quiere llamar la atención de los potenciales participantes para jalonar el desarrollo del sector cultural en la ciudad, al revisar sus rutinas y estrategias de sostenibilidad. Archivos audiovisuales, patrimonio cultural, crítica y reseña en arte y cultura; crítica en audiovisuales, danza, música, teatro y visuales, ambas en la modalidad de ensayo, entre otras becas, han sido pensadas como una reivindicación de lo importante que es preservar la documentación alojada en los diversos archivos que existen en la ciudad. Y en el mismo sentido, fomentar la producción y publicación de reseñas y críticas artísticas como una estrategia de formación de públicos y no como un ególatra ejercicio de eruditos para eruditos, un círculo que antes de estas becas era también muy cerrado. Hoy, gracias a esta nueva oferta, hay quienes le La pianista Teresita Gómez, la directora de apuestan a esta línea de escritura analítica como su proyecto de vida, con la posibilidad de una publicación que orquesta Cecilia Espinosa trascienda la cátedra y los artículos sueltos como sus y el cineasta Víctor Gaviria únicos escenarios. Así pues, en 2014 se abrió la beca para la elaboración han sido ganadores del Premio Vida y Obra de ensayos de crítica de arte y es allí donde la filóloga clásica Sol Astrid Giraldo Escobar encontró, una vez a la Creación Artística más, la oportunidad de seguir ampliando el tema que la y Cultural. ha movido durante los últimos años, el que desarrollara en la publicación ganadora de las becas de la Alcaldía, 2009, “Cuerpo de mujer: modelo para armar”. La invención del cuerpo femenino por las artistas colombianas (Débora Arango, Maripaz Jaramillo, Flor María Bouhot, Ana Mercedes Hoyos, Liliana Angulo, Adriana Duque, Libia Posada, Doris Salcedo, María Teresa Hincapié). La hoja de vida de Sol Astrid recopila, entre otras, su experiencia como curadora en la Galería Molina y el Museo de Antioquia, su trabajo como corresponsal de las revistas Diners o Panorama de Las Américas y su recorrido como editora

2011

Se promulga la Ley 1493, más conocida como Ley de Espectáculos Públicos. El Concejo de Medellín institucionaliza el programa de salas abiertas mediante el Acuerdo 37. Se establece la política pública para el reconocimiento y la promoción de la Cultura Viva Comunitaria mediante el Acuerdo 50.

2012

Mediante Decreto 1364 se modifica la estructura y funciones de la Secretaría de Cultura Ciudadana. Se incluyen las Subsecretarías de Lectura, Biblioteca y Patrimonio a la Subsecretarías de Arte y Cultura, y Ciudadanía Cultural.


86 /// Relatos de la cultura / Medellín contada a partir de la creación

$12.646 millones

se adjudicaron, entre 2012 y 2015, a proyectos de

TEATRO Y ACTIVIDADES ASOCIADAS.

$4.240 millones

se adjudicaron, entre 2012 y 2015, en ESTÍMULOS, APOYOS

Y RECONOCIMIENTOS AL ÁREA DE MÚSICA.

$3.114 millones

se adjudicaron, entre 2012 y 2015, para la realización de

496 funciones artísticas DE LA AGENDA

CULTURA DE CIUDAD.

cultural en diarios como El Espectador y El Tiempo. Sus cuestionamientos por el tema del género y sus vínculos con el arte son evidentes, algo intrínsecamente ligado a su otra pasión: la escritura. Los estímulos recibidos “Había escrito mucho en prensa, pero un libro mío por los creadores no era la primera vez que podía publicarlo. Fue maravilloso escribir sin ningún tipo de cortapisas. Como investigasolo les permiten darles dora uno necesita un tema y con esa publicación fundé vida y circulación a sus mi carrera, la base de todo lo que he desarrollado. No proyectos, sino que en es un best seller, pero ha tenido una circulación inesalgunos casos ellos afirperada, está en México, en Chile, e incluso, en una retrospectiva que se le hizo a Doris Salcedo en Estados man que les han permitiUnidos, encontré un compilado bibliográfico donde se do vivir de los sueños. hace referencia a mi libro”. La experiencia de Sol Astrid como becaria en 2009 y 2014 le permite hacer comparaciones interesantes alrededor de la evolución del portafolio. En 2009 tenía mucha libertad, pero poco acompañamiento por parte de la Secretaría. De esa época recuerda el “ramillete” de editoriales que la llamaron para proponerle publicar el libro, y en esa medida, valora ese otro fenómeno paralelo asociado a estas becas: la activación del sector editorial en la ciudad. Para el proyecto que desarrolló en 2014, señala que los montos ya no son tan altos, aunque entiende que eso deriva en que las becas sean más democráticas y posibiliten oportunidades a otras personas. “Ahora es un ensayo para un libro colectivo. La figura que pone la Secretaría para el acompañamiento ya no es una persona que cuenta hojas y hace firmar formatos, sino alguien mucho más ligado al tema. Los términos de referencia también han mejorado mucho y hay retos interesantes para las editoriales, pues no es lo mismo diseñar un libro de poesía o literatura que uno sobre arte”. En 2014, esta becaria fue seleccionada por dos ensayos en modalidades distintas. Ciudad de mármol, ciudad de piel: el cuerpo y la monumentalidad en el espacio público de Medellín y La Cosa Nuestra: El objeto en el arte antioqueño. Pero antes, y como ella lo dice, gracias a la experiencia de 2009, pudo aplicar a una residencia artística en México, durante 2011, un programa coordinado por el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes de México –Fonca– y el Ministerio de Cultura de Colombia. En 2013 ganó la beca para la investigación monográfica sobre artistas colombianos, también con el Ministerio de Cultura de Colombia. “He procurado mantener el centro en mis temas de interés, una cosa te lleva a la otra, de una investigación siempre salen hijitos. Las becas dan un norte. Uno puede desarrollar su carrera desde ahí. El ejercicio de plasmar el proyecto, de por sí ya lo hace ganador a uno. ¿Qué le queda a la ciudad? Un acervo cultural que le permite construir su historia; el surgimiento, por ejemplo, de nuevos escritores y artistas, y que eso suceda desde Medellín, es muy importante”. Construir una obra propia, a eso se refiere Sol Astrid Giraldo, pero ¿qué hay de aquellos que la han edificado de manera sólida, muchas veces sin el apoyo


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estatal, a base de autogestión durante muchos años? Se hizo imperante pensar también en reconocer aquellos procesos artísticos y culturales en la ciudad soportados en la labor de hombres y mujeres que han dedicado sus vidas al enriquecimiento de la memoria cultural y artística de Medellín; a la transmisión y preservación de los saberes relacionados con las prácticas artísticas y culturales; a esos procesos culturales que cuentan con un trabajo reconocido y articulado a los territorios barriales, comunales y a la gestión cultural de las artes y el patrimonio, razón por la cual se crearon varias modalidades asociadas a esas valiosas trayectorias individuales o de entidades: los premios Vida y Obra a la Creación Artística y Cultural; a la Gestión Cultural; a la Enseñanza de las Artes, y el reconocimiento a la Cultura Viva Comunitaria. “Los premios son como unos cometas que pasan una vez en la vida y si los ves eres muy afortunado. Lo que resaltaría es la huella que he dejado en algunos de mis alumnos, la huella que se perpetúa a través de las agrupaciones…, ver reflejado en

Un total de $1.551 millones se entregaron en 2014 en convocatoria pública para adquisición y dotación como resultado de los dineros recaudados por la Ley de Espectáculos Públicos.


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ellos el conocimiento y empezar a ver que se multiplica, eso me produce una sonrisa interna; para mí, es ver la huella que uno deja en las personas que lo siguen”, expresa la maestra Cecilia Espinosa Arango, ganadora en 2014 del Premio Vida y Obra a la Creación Artística y Cultural, a propósito de este reconocimiento a su labor. * * *

$2.057 millones

entregó la convocatoria a

PROYECTOS DEL ÁREA DE AUDIOVISUALES,

entre 2012 y 2015.

$1.232 millones

se adjudicaron, entre 2012 y 2015, a PROYECTOS

ARTÍSTICOS Y CULTURALES

de Altavista, Palmitas, San Antonio de Prado,

San Cristóbal y Santa Elena.

232 jurados

se eligieron, entre 2012 y 2015, por convocatoria pública para participar en la

EVALUACIÓN DE PROPUESTAS.

OTRAS DEFINICIONES, MIRADAS ENRIQUECEDORAS. Desde 2013 se definieron, además, una serie de apoyos y estímulos dirigidos a otros sectores vinculados esencialmente a la dinámica artística y cultural, como los museos y las bibliotecas comunitarias que a pesar de su razón de ser no lograban encajar en el amplio espectro ofrecido. Y ese es el caso de otras áreas aún no incluidas, caso medios digitales, que poco a poco tendrán cabida en el portafolio. Otro asunto importante es tratar de aproximar cada vez más la oferta de estímulos al ciudadano del común, promover la #CulturaParticipativa y en consecuencia, generar una mayor cobertura en la ciudad. Para lograrlo, entre otras acciones, se realizó un ejercicio de reescritura de los lineamientos y las condiciones de participación, con el fin de acercar el lenguaje y los contenidos de la convocatoria a las personas que usualmente no hacen uso de ellas por el difundido prejuicio de que son amañadas o suponen unos trámites muy engorrosos. A partir de entonces, se ha generado una creciente participación en los corregimientos de San Cristóbal y San Antonio de Prado, aunque en Santa Elena y Palmitas los índices de postulación han aumentado más lentamente. En esa labor de promoción, el montaje de la plataforma de la convocatoria y el uso de las redes sociales responde al dinamismo de una sociedad globalizada, marcada por la era de la información. Se trata de otro puente más para propiciar el diálogo entre los ciudadanos y los funcionarios, con el fin de resolver dudas, posibilitar la revisión permanente de las cláusulas para cada una de las becas en sus diferentes fases; difundir la convocatoria y los avances durante el proceso y, en términos generales, propiciar una mayor agilidad. A través de esta plataforma también es posible recopilar de manera sistemática datos estadísticos alusivos a la configuración geográfica, por edades, por géneros y estratos a lo largo de todo el proceso; una información que cada vez será más valiosa por todos sus potenciales cruces al analizar su historia en el marco de la ciudad; un proceso que amerita una mirada en perspectiva, después de doce años de su implementación. Desde 2013 se abrió, además, la convocatoria para los jurados. Otra de las modificaciones importantes que busca acentuar la transparencia durante la fase de evaluación, al motivar la participación democrática, por méritos, de aquellos que consideran que sus hojas de vida pueden enriquecer el proceso. En consecuencia, esto les transmite tranquilidad a los postulantes, pues acaba con el mito del funcionario que concede a dedo o del artista consagrado que al ser jurado, elegirá entre sus amigos a los potenciales ganadores. El resul-


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tado, una renovada base de datos de personas con trayectoria y formación en diversas áreas. En la página web de la convocatoria de 2015, se describe así el perfil de quienes aspiran a ser evaluadores: “Persona natural. Ciudadanos colombianos y extranjeros, mayores de edad, residentes en el país. Profesionales con titulación y mínimo cuatro (4) años de experiencia, o artistas, gestores, investigadores sin título profesional y con experiencia mínima de siete (7) años en el campo de su especialidad. Artistas, gestores, docentes, investigadores y programadores vinculados con el sector artístico y cultural, con conocimiento y experiencia en el análisis, la evaluación y la valoración técnica de proyectos en las diferentes áreas artísticas”. En el caso de Nini Soley Ramírez Góez, su trayectoria laboral la motivó a postularse como jurado. Su vinculación a procesos de formulación y ejecución de proyectos relacionados con el sector cultural artístico en Bogotá la avalaban. Por su acercamiento al tema, conocía del programa de becas en Medellín y de las reformulaciones que se hacían de su estructura. “Esa curiosidad y el seguimiento que les hice a esas variaciones, me llevaron a enterarme de la convocatoria de jurados. En Bogotá hay una experiencia similar y me acerqué. Hice una evaluación de mis capacidades y me postulé entonces para el programa de apoyos concertados”. Los jurados, además de evaluar y escribir sus comentarios sobre cada propuesta, se pronuncian sobre el proceso y el estado general de los proyectos en cada modalidad. Sus observaciones y análisis alimentan, en consecuencia, el ejercicio de construcción de los lineamientos del año siAño tras año la convo- guiente, así como la renovación del portafolio. Gracias a su participación, Nini Soley identificó algucatoria se enriquece nas falencias que se pueden tildar de generalizadas y gracias a la evaluación que por ejemplo tienen que ver con la formulación de los y a la voluntad de incluir proyectos que presentan las entidades culturales. “Esto cada vez más procesos no significa que no sean personas calificadas, o que no de la creación artística. conozcan de su medio, pero no hay duda: les cuesta sintetizar, enumerar ciertas actividades en un cronograma, Así mismo, los recursos elaborar un presupuesto coherente… Me sorprendió crecen cada vigencia. mucho identificar esto en Medellín, una ciudad capital”. Durante cuatro años, Nini Soley supervisó la ejecución de proyectos del Programa Nacional de Concertación del Ministerio de Cultura, esa experiencia le abrió un panorama de lo que ocurre en el país a este nivel y sabe que “no es lo mismo una entidad que todo el tiempo se relaciona con un organismo tan fuerte como la Secretaría de Cultura Ciudadana, que una persona natural que se arriesga por primera vez a participar, o en el caso del país, a quienes envían una propuesta desde un municipio apartado”. Para ella, el problema radica en dos asuntos simples: “El tema de lectura: el lineamiento te dice, por ejemplo, qué documentos debes anexar y muchas de las pro-

2013

Los maestros Gilberto Martínez, Teresita Gómez y Víctor Gaviria reciben el reconocimiento al Creador y su Obra, que se entregó por primera vez. Se abre la primera convocatoria para jurados. Primera convocatoria de Cultura Viva Comunitaria. Primera convocatoría de Apoyos Concertados para el Arte y la Cultura.


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En 2015 el Teatro Matacandelas inició la remodelación de su sala gracias a $752 millones, entregados mediante convocatoria pública.

puestas son rechazadas a veces porque no adjuntan los que deberían ir. Lo otro es dejar todo para último momento: si hago mi proyecto con tiempo tendré elementos de juicio, podré releer y ponerlo a consideración de otros para ver que sí estemos comunicando lo que queremos. Muchos de los errores también son por los afanes”. * * * Uno de los avances significativos de estos últimos años tiene que ver con el afán de la Secretaría por propiciar un acompañamiento cada vez más cualificado para cada proyecto. Como lo mencionó Sol Astrid Giraldo, su experiencia del 2009 respondía más a los vaivenes típicos de un proveedor que cumple con un cronograma, sin que se valorara en detalle el paso a paso del proceso y su resultado final. Esa redefinición constante del portafolio constituye una #ApuestasDeCiudad que ha exigido repensar desde adentro, desde la administración, los diversos detalles jurídicos y técnicos. Esto ha derivado en la consolidación de un gru-


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po de trabajo que más allá de cumplir con sus funciones, se muestra consciente de lo importante que es generar conocimiento sobre este tipo de convocatorias, del imprescindible acompañamiento durante la ejecución, de lo valioso que resulta para un artista que comienza, no abrumarse por algunos aspectos de tipo contractual, por ejemplo. La convocatoria es para la Secretaría de Cultura Ciudadana el mejor ejercicio de indagación para rastrear cómo se mueve el sector. Las variantes que ha experimentado el proceso en general, y el portafolio de manera concreta, dan cuenta de esa revisión al sector cultural de Medellín. Ya los lineamientos no se trazan de manera instintiva o inspirados solo en lo descrito en la Ley de Cultura. Ahora se diseñan basados en el nivel de respuesta que tuvo cada área, en la evaluación que jurados y supervisores hicieron del proceso, en la información que arrojó la plataforma. Todos factores claves para determinar si existen, por ejemplo, becas que en el proceso estén mal valoradas desde el presupuesto, que haya otras que se deban reformular o se identifiquen nuevas áreas de postulación para los proyectos. No hay duda, el portafolio de la convocatoria Arte y Cultura para la Vida es dinámico y moldeable, según las demandas de los ciudaEl programa de danos, y consecuente con el surgimiento de las nuevas dinámicas culturales. Una #ApuestasDeCiudad que se ha estímulos ha impactado impuesto, a tal punto que año tras año, cada vez más a toda la ciudad. Los medellinenses la esperan con la ilusión de contarles a proyectos que han sus coterráneos qué están haciendo, cómo ven la ciurecibido apoyo y están dad, cómo la viven, cómo los ha transformado. Los productos y las experiencias que generan estas georreferenciados convocatorias son, hoy, una de las principales fuentes así lo demuestran. de innovación, creatividad y agremiación en el universo cultural. Cada vez más ciudadanos creen y participan de esta convocatoria. Hablan de sus proyectos y creaciones en espacios públicos locales como los auditorios de los parques biblioteca, los teatros, las aulas de clase de las universidades, las redes sociales. Unas obras que les permiten aportar a la memoria de la ciudad. Una muy buena forma de conservar la identidad y generar nuevos emprendimientos culturales que han surgido apoyados en este proceso de participación ciudadana. Sellos disqueros, editoriales, festivales y un sinnúmero de propuestas artísticas han nacido gracias a estas convocatorias. Consolidar el proceso y cualificarlo, darle continuidad al ejercicio de renovación permanente del portafolio, sin perder de vista el respaldo jurídico ligado a la política cultural de la ciudad, son algunos de los retos que aún quedan por sortear. Se trata, quizás, de una de las apuestas más incluyentes y vanguardistas por transformar la ciudad en los últimos años, al tener como su motor de cambio la #CulturaParticipativa y la inclusión de la gran diversidad de miradas que representan la cambiante Medellín de hoy.

2014

Primera convocatoria de infraestructura para las artes escénicas. Primera convocatoria de Agenda Cultural para la ciudad. La maestra Cecilia Espinosa y el gestor cultural Óscar Botero reciben el reconocimiento al Creador y su Obra.

2015

Los maestros Peter Palacio y Carlos Arturo Fernández, y el curador Alberto Sierra reciben el reconocimiento al Creador y su Obra.


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TEATRIADOS

En una de las calles que configuran el barrio Prado, construido hace un poco más de noventa años, hay un viejo caserón que llama la atención sobre las demás casas de este sector. La fachada está pintada de negro y rojo. Sobre la puerta, una curiosa palabra: Teatriados. Adentro, en el primer piso, cada elemento parece a punto de soltar su parlamento. Su papel, como parte de la escenografía en varias obras los ha cargado de cierta energía. Un crucifijo, una vieja mesa alargada, una jaula para pájaros son solo algunos de ellos. Y en el segundo piso, las oficinas y, claro está, la gente de la casa. Unos teatreros que analizan el guion que les ha encargado una empresa de la ciudad. ¡Si se te ocurre, te lo actuamos! Es el eslogan con el que promueven el teatro empresarial. Una estrategia que ofrece montajes para el lanzamiento de productos, campañas de comunicación interna o externa y satisfacer cualquier otra necesidad de las compañías. Pero ante todo, la Corporación Cultural Artística Teatriados es arte escénico. Sin embargo, ellos lo saben, para mantener abierta la sala y fortalecerse como proyecto, se requiere conseguir otros recursos adicionales a los que reciben del Programa Salas Concertadas del Ministerio de Cultura y Salas Abiertas de la Alcaldía de Medellín, “…estos dineros públicos son muy importantes para nosotros, pero no podemos depender de manera exclusiva de ellos”, explica Juan Felipe Giraldo Santamaría, uno de los fundadores, convencido del valor de la autogestión, más allá del paternalismo estatal. En el mismo sentido, otro de los asuntos que los motiva a fortalecerse como una empresa creativa, es romper con el estereotipo que la sociedad tiene de los artistas, de los actores, “… que no consiguen ni para los pasajes, que no pueden ir a comer a un restaurante, que siempre están tirados. Nuestro propósito es ser uno de esos proyectos que evidencian que sí es posible crear empresa desde la cultura. Nosotros somos profesionales y como en cualquier otra carrera, nos

quemamos las pestañas cinco años para graduarnos y la opción de hacer empresa siempre está ahí”, dice Juan Felipe. Él, junto con Diego Saldarriaga, su gran aliado en el desarrollo de este gran proyecto, se encargó de darle vida, en 2002, a la Corporación Cultural Artística Teatriados. Su primera sede estuvo en Itagüí durante cinco años, hasta que en 2008 nació legalmente como corporación y apareció, entonces, la casa roja y negra de Prado, que se abrió como sala de teatro en 2010. El humor negro ha sido el pilar que ha soportado los cinco montajes que tienen hasta ahora. Los Berrantes, Mujeres en el baño, Me mato el 24, Comedia salvaje y El claustro. La casona, más allá de ser un espacio que por su arquitectura resulta muy atractiva, es el escenario ideal, pues todos sus rincones, las entradas de la luz, sus puertas y ventanas, se han sumado a las obras, hasta terminar como el crucifijo, la mesa alargada y la jaula de pájaros, diciéndoles muchas cosas a quienes semanalmente hacen de espectadores en sus obras. “Comenzamos a inquietarnos por contar en clave de comedia, negra la mayoría de las veces, diversos temas como la soledad


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de hoy, la doble moral, y motivar así al ciudadano de a pie para que venga al teatro, para que se enamore de él y no piense que es una actividad cultural exclusiva de intelectuales”, asegura. Me mato el 24 y Comedia salvaje serán las obras con las que se estrenarán como propuesta teatral en el exterior; el lugar: Mendoza, Argentina. Las becas de circulación internacional del Ministerio de Cultura y de la Alcaldía de Medellín les entregaron parte de los recursos. “Desde ahora estamos haciendo divulgación, concertando agenda de entrevistas, queremos llenar las salas, que nos conozcan, conocer otros directores, otras poéticas y nuevas estéticas”, dice ansioso Juan Felipe. Teatriados es una propuesta cultural de la ciudad que ha aprendido de primera mano lo importante que resulta acceder a los recursos públicos a través de la formulación y postulación de proyectos, como la posibilidad de darles rienda suelta a los temas propios, sin perder de vista que hay otras líneas de mercado que también permiten autogestionar recursos. No es una tarea fácil, pero sí posible. Una manera de garantizar que la casona de fachada roja y negra del barrio Prado siga viva gracias al arte.


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JABRÚ

Ella, Natalia Duque, es artista plástica y diseñadora gráfica. Él, Jorge Andrés Libreros, estudió artes escénicas. Se conocieron cuando eran estudiantes en la desaparecida Escuela Popular de Arte. Tiempo después nacieron Jacobo Libreros, el hijo, y su proyecto, Jabrú, teatro de títeres. “Creer que se puede vivir del arte y ser familia a la vez”, es la premisa con la que hace doce años comenzaron a gestar este laboratorio de investigación, donde sus títeres son la vía de expresión de todo aquello que les inquieta. “Una canción que escuchamos, un tema que nos llama la atención, una noticia que leemos, una escena que presenciamos en la calle, son los detonantes que nos inspiran para crear y comunicar las historias a través de nuestros títeres”, explica Andrés. En su casa/taller/laboratorio, Orión y Nina, los dos gatos que terminan de armar la foto familiar, caminan indiferentes entre las torres de cajas agolpadas en la sala, mientras que sus amos hablan de lo que más les gusta: su vida alrededor del universo de los títeres. Una actividad que carece de escuelas en el país, a diferencia de Argentina, por ejemplo, y en el que ellos han sido inquietos autodidactas: leen, investigan, aprenden y conversan con sus colegas, experimentan, construyen sus personajes, fusionan técnicas y participan en festivales nacionales e internacionales. Jacobo, el hijo, como Jabrú, tiene 12 años. En este proyecto artístico/familiar, sus padres hallan una manera de formarlo a través de las vivencias que supone el acto de crear. Para Natalia, “el artista que se consagra siempre tendrá resuelto el tema económico; muy pronto se aprende a entender que las herramientas son el cuerpo, las manos”. Natalia y Andrés han involucrado desde pequeño a su hijo en todos los procesos de creación. Desde que Jacobo tenía dos años, viajan juntos a las giras y festivales. “Jacobo nos ha demostrado que es posible vincular a un ser humano desde niño y valorar sus aportes. En escena, Jacobo es el responsable de la par-

te técnica, un papel fundamental para que la obra se dé. Sabemos que se trata de un reto que nos exige y le exige responsabilidades. Hemos aprendido mucho de él”, dice Natalia. Los aprendizajes, vivencias y exploraciones también llevaron a la familia Jabrú a presentarse, en 2012, a la IX edición de las Becas para el Estímulo y Fomento del Arte y la Cultura de la Alcaldía de Medellín. Una puerta se abrió. Había una modalidad para títeres. Cuando escribieron el primer boceto de la obra que iban a postular, Oficios de difuntos, se lo expusieron a varios amigos que ya tenían experiencia en presentarse a este tipo de becas. Muchos de ellos les dijeron: “Es un poema hermoso, pero no sirve para las becas. Tienen que aterrizar la idea”. Andrés recuerda entre risas que les respondió: “¡Pero cómo así hermano, yo soy loco, yo soy poeta!”. Sin embargo, siguieron la recomendación, “aterrizaron” el proyecto, enviaron una propuesta que los dejó satisfechos y resultaron ganadores. Para Andrés, “Oficios de difuntos ha evolucionado desde su estreno en el teatro Ma-


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tacandelas, en noviembre de 2012. Ahora tiene mucha más filigrana. Las historias terminan de germinar en la escena y no en el papel”. Y esa puerta abierta, abrió otras. En 2005 una pareja de artistas argentinos visitaron la ciudad. Traían dentro de su equipaje unas cajas misteriosas. Una técnica centenaria, que en Brasil se conoce como Lambe-Lambe. Andrés recuerda que nunca había visto una. Esa noche, cuando regresó a casa, tomó una caja de cartón y fabricó un boceto con todas las recomendaciones que recibió de sus colegas. Otro objeto de investigación nacía en la familia Jabrú y nuevamente, de la experimentación, las cajas misteriosas de sus historias. “Todo hay que armarlo, el trabajo dentro de la caja resulta limitado. Es como una hoja en blanco donde puedes narrar una historia en minuto y medio, dos minutos. Nunca una obra sale igual a la otra. Es un acto íntimo, para un único espectador”. Y con las cajas llegaron colegas de otras geografías, inquietos por intercambiar experiencias y técnicas y ansiosos de que algún espectador curioso posara la atención en sus microhistorias. Por iniciativa de Jabrú se creó el Festival de Cajas Misteriosas o teatro más pequeño del mundo. Con los recursos del programa de apoyos concertados de la Alcaldía pudieron subsidiar parte de los gastos de las dos primeras ediciones en 2014 y 2015 respectivamente. Para la familia Jabrú, el gran reto no es ganarse la beca, lo valioso está en cumplir con el objetivo trazado en el papel, quedar satisfechos desde la formulación del proyecto hasta el resultado final y transformarlo de manera incesante para desatar el asombro del espectador, no solo por los recursos que utilizan, sino por el contenido de la obra. Además de la satisfacción que deja armar equipos de trabajo con personas idóneas, pagarles por sus colaboraciones y transformar así la forma en que se trabaja en la ciudad: “Crear esa telaraña cultural”, como él mismo lo resume.

En 2014 se postularon a la beca de circulación y ganaron. El estímulo les posibilitó llevar su obra Clowti a una gira por Argentina durante julio. De esta aventura les quedó el aprendizaje que supuso organizar un viaje de este tipo, desarrollar habilidades para gestionar otros recursos, calcular gastos, planear, reservar, en fin, dimensionar lo que acarrea para un artista salir con su obra a otros países, darse cuenta de su buen nivel y evidenciar que sus inquietudes, sus historias, también generan identificación en otras geografías. Y las puertas no paran de abrirse. En 2015 ganaron la convocatoria de estímulos de presupuesto participativo en cultura, en la modalidad circulación artes escénicas con la obra Clowti. “Hemos compartido nuestras experiencias con la comunidad del barrio, con el fin de motivar a los jóvenes para que participen de las becas, y accedan a los presupuestos públicos. La convocatoria de arte y cultura te genera retos. Con Jabrú como proyecto artístico nos hemos fortalecido, pero seguimos siendo Jorge, Natalia y Jacobo”.


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ENTREVIÑETAS

Cuesta imaginar que la historia del cómic en Colombia se remonte a los años veinte del siglo pasado, cuando apareció publicada la historieta “Mojicón”, de Adolfo Samper, en el periódico Mundo al día. Lo que había antes era caricatura, generalmente de corte político. Durante mucho tiempo, quienes se dedicaron a crear historias bajo este formato, es decir, a varios cuadros, estaban confinados a una clandestinidad que solo era ajena para quienes publicaban sus creaciones en la prensa. La ausencia de un público lector de este género y la poca o casi inexistente circulación llevaron a muchos autores a guardar sus obras en los cajones de sus escritorios o a compartirlas con unos cuantos amigos. Pero afortunadamente en Colombia, durante los últimos diez años, el cómic comenzó a ganar relevancia en el mundo del arte, como una de sus posibles manifestaciones, una de las más versátiles. Autores nacionales y locales definieron o enriquecieron su estilo propio a partir de unos trazos e historias que por sus contenidos y estéticas dieron que hablar. Y en ese creciente voz a voz que dinamizara el mundo del cómic, un festival como Entreviñetas ha sido un gran “cómplice”, como lo expresa su director, Daniel Jiménez Quiroz, al plantear que hoy ya es posible hablar de autores con títulos en el mercado, de editoriales con catálogos enfocados en este tipo de libros y de librerías con anaqueles dedicados a este género. “Cuando en 2010 se hizo la primera edición de este festival en la ciudad de Armenia, se convocaron varios autores y editores colombianos de cómic, para discutir sobre lo necesario que era crear y ver crecer un festival para difundir lo mejor del género en Colombia y el mundo; un escenario de encuentro y difusión; un evento de curaduría rigurosa que acercara tanto al público iniciado como a aquellos lectores que nunca en su vida habían abierto un libro de cómic”, recuer-

da Daniel, sobre los inicios de Entreviñetas. Hoy, cinco años después, este Festival Internacional de Cómic acoge en varias ciudades –Bogotá, Bucaramanga, Cartagena, Cali, Manizales y Medellín– diversos invitados nacionales y artistas provenientes de varios rincones del mundo, y en consecuencia, a nuevos públicos y lectores que ya se pueden tildar de asiduos. Todos, actores imprescindibles que han hecho su valioso aporte para que el cómic se convierta, como él lo señala: “…en la pata que le faltaba a la mesa del arte en Colombia”. El reto es continuar seduciendo un público que gracias al cómic hace su entrada a la oferta cultural, que gracias a estos divertidos o satíricos dibujitos –no todo es humor– se aproximan al arte y sus preguntas, imprescindibles para generar identidad y arraigo en cualquier grupo social, algo realmente valioso. La red de lectores, los proyectos editoriales y la Feria Vagabunda son estrategias paralelas al festival, que también trazan ese nuevo panorama del cómic en Colombia y en Medellín. Vender esta idea no ha sido fácil y entre los mecanismos de financiación, los progra-


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mas de becas han sido una gran oportunidad, un respiro permanente en el inestable medio de las empresas culturales. Para Daniel, quien ya en 2014 había recibido apoyo concertado, la Convocatoria Pública Arte y Cultura para la Vida es una muy buena alternativa para la consecución de recursos. “Este año, 2015, logramos una beca para la Revista Larva, aunque no conseguimos apoyo para el festival. Pero eso no es un impedimento para seguir adelante. No podemos limitarnos a los aportes del Estado, eso sería impedir que el festival crezca. Cuando uno logra este tipo de apoyos sin necesidad

de hacer lobby, sino a través de una convocatoria pública y mediante la valoración de un proyecto, que se somete a un proceso claro y transparente respecto a la asignación de los recursos, uno siente más tranquilidad frente a la gestión de lo público porque no hay nada que se ponga a rodar debajo de la mesa”. Propuestas ganadoras de becas como los cuadernos Gran Jefe –los diarios autobiográficos de Trucha Frita– (2008) y Parque de El Poblado, de Jhonny Benjumea (2010), también han contribuido, como lo hace Entreviñetas, para visibilizar este género y plantear, a la vez, la necesidad de diseñar una modalidad de beca, especialmente creada para los autores locales de cómic. Sin duda, la conversación alrededor del cómic va creciendo. El Festival Internacional de Cómic Entreviñetas ya ha llenado de sentido los globitos que le dicen a la ciudad que hay muchos autores esperando sacar sus creaciones de los cajones de sus escritorios, para contarle a la ciudad lo que piensan de ella, para atraparla en unas cuantas viñetas.


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OTREDANZA

En una de las fotografías de su página en Facebook, nueve individuos de rostros sonrientes y actitud altiva posan ante la cámara. Uno de ellos exhibe un top y el resto no lleva camisa. Lucen collares multicolores; algunos, pavas blancas, y otros, turbantes. Hay siete que están sentados, y los otros dos, de pie. Estos últimos despliegan sus polleras, inspiradas en la bandera del orgullo gay. En otra foto, sostienen entre todos un pasacalle que reza: “La homofobia no es un mito, es una realidad que debemos TRANSformar”. Ellos son Otredanza, compañía artística Lgbti que fusiona la danza con otras manifestaciones artísticas como el teatro y el canto. A través de sus montajes buscan visibilizar y reivindicar la manera de sentir y pensar de esta población, al abordar, mediante sus obras, diversos temas como los derechos humanos, el feminismo, la identidad, la discriminación y la exclusión social. El disfrute por el baile siempre ha estado presente en la vida de todos sus integrantes. Ellos: un enfermero, un docente, un estilista profesional, dos estudiantes universitarios, un promotor pedagógico en proyectos temáticos Lgtbi, un tecnólogo en diseño de proyectos y otro en salud ocupacional combinan sus rutinas laborales y académicas con intensas sesiones de ensayos. En ellas practican una y otra vez, de manera obsesiva, cada movimiento, cada entrada, cada postura. La perfección como un reto, el mejor camino para disfrutar como unos niños. Sobre los orígenes de Otredanza, Wilmar Julián Patiño Ospina, director de la compañía desde 2013, recuerda que esta historia comenzó cuando la Alcaldía de Medellín realizó un taller de danza, en 2010. Él hacía poco había llegado de Abejorral, su pueblo, y se inscribió porque además de bailar quería conocer amigos y… “una vez finalizado el curso, seguimos ensayando por nuestra cuenta, hasta que decidimos fundar Otredanza, en 2012”. Y apenas un año después de su creación, resultaron ganadores en la X Convocatoria Becas para la Creación Artística y Cultural, en la modalidad creación con enfoque diferencial poblacional. La obra premiada, V.I.H Musical Performative-drag, es un llamado al compromiso social con las personas que padecen el VIH/sida; “una apuesta por romper estigmas y un aporte a la lucha contra la indiferencia social, ante este flagelo”, dice Julián. Esta obra de gran formato fusiona la danza, el teatro y el canto. Las letras de las canciones y textos son de autoría de algunos de los integrantes. V.I.H Musical se estrenó en noviembre de 2013, en el Teatro Lido y el 11 de diciembre se presentó nuevamente en la Casa Teatro El Poblado. La respuesta del público fue muy positiva. “Siempre educamos y tocamos corazones, pero más que los aplausos necesitamos que la gente se vaya pensando en lo que planteamos en nuestros montajes”, dice Julián.

Compartir su experiencia con pares de otras regiones era una de las metas que se habían trazado. Y efectivamente, tras haber resultado ganadores de la beca de circulación internacional de la Convocatoria Pública Arte y Cultura para la Vida 2015, pudieron sellar sus pasaportes, con un destino claro: el Festival Venir al Sur, Encuentro Feminista LesBiTransInter de Latinoamérica y el Caribe, celebrado en Costa Rica, durante el mes de junio de ese mismo año. Planear este viaje, el primero que Otredanza hacía fuera del país, fue, en sus palabras, pura adrenalina. “La tensión en Bogotá para que nos dieran la visa y en paralelo, las gestiones para terminar de financiar el viaje nos tenían muy inquietos. Lo mejor fue llegar a Costa Rica y entender que todos le estamos apostando a lo mismo y vivimos las mismas realidades: trabajar por la consolidación de políticas públicas en nuestros países alrededor de la comunidad Lgbti, cambiar el modo como nos ven, visibilizar otros temas diferentes de la población, acabar con el estigma”, dice Julián. Al Festival Venir al Sur asistieron más de 200 invitados provenientes de Argentina, Brasil, Panamá, Nicaragua, Costa Rica y Colombia, entre académicos, integrantes de organizaciones no gubernamentales y grupos artísticos. Por su participación, Otredanza recibió una invitación para asistir a otro evento del mismo corte, que se celebrará en Europa en 2016. Además de esta beca de circulación, el grupo ganó en 2015, en otras dos modalidades: teatro en espacios no convencionales y agenda cultural. Por ello, este año será recordado por Otredanza como el de la transición –así lo define Julián–, el año en el que consideran haber alcanzado un siguiente peldaño que supondrá trazarse nuevos retos y aprendizajes, entre ellos posicionarse en la ciudad como una propuesta para transformar la visión del mundo a través del arte.


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Con una propuesta distinta, Teatriados comienza su temporada en su casa de Prado. En sus montajes la casa entera se convierte en escenario para recorrerla como espectador.


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102 /// Libro Relatos dede la la cultura cultura / Medellín contada a partir de la creación

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Becas para la creación artística y cultural. Ganadores 2013. Secretaría de Cultura Ciudadana (2013). Recuperado de https://www.behance.net/gallery/23495597/Ganadores-2013-Becas-para-la-CreacionEl hombre que no quería ser padre. Canal Telemedellín (25 de septiembre de 2012). Recuperado de https://www. youtube.com/watch?v=PygXaq2HOkI Grajales, D. La cultura ciudadana y sus retos para el 2014 (12 de diciembre de 2013). El Mundo. Recuperado de http:// www.elmundo.com/portal/pagina.general.impresion. php?idx=228445 Hoyos, J. J. Vidas de Feria. El Colombiano (9 de noviembre de 2013). Recuperado de http://www.elcolombiano.com/ vidas_de_feria-BYEC_269019 La Convocatoria Pública de Arte y Cultura cerró con 976 propuestas. Redacción Caracol. Noticias Caracol (portal web) (1 de abril de 2015). Recuperado de http://www. noticiascaracol.com/antioquia/medellin/la-convocatoria-publica-de-arte-y-cultura-cerro-con-976-propuestas Medellín adjudicó $1.500 millones de estímulos del programa Salas Abiertas para la vigencia 2015. (9 de mayo de 2015). El Mundo. Recuperado de http://www.elmundo. com/portal/cultura/cultural/medellin_adjudico_$1500_ millones_de_estimulos_del_programa_salas_abiertas_ para_la_vigencia_2015.php#.VduPUiV_Okp Saldarriaga, M. En Medellín aumenta ‘Arte y cultura para la vida’ (6 de febrero de 2014). El Tiempo. Recuperado de http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS13461596


Estímulos /// 103

Suárez Arteaga, M. C. Análisis de la política cultural para el desarrollo local; El caso de los incentivos a la creación ciudad de Medellín (2012). Recuperado de http://diposit.ub.edu/dspace/handle/2445/48692 Varios autores. 137 obras para la vida. Secretaría de Cultura Ciudadana. Alcaldía de Medellín. Fondo Editorial 2007-2014.

Teatriados


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CAPĂ?TULO

PATRIMONIO

Hacer presente la memoria

04


106 ///

Septiembre es el mes del patrimonio y en 2015 un proyecto como Steampunk logró volver la mirada de los ciudadanos hacia algunas esculturas ubicadas en el espacio público, inadvertidas para la gran mayoría de los transeúntes. Este Libertador, en el Parque de Bolívar, fue una de las cinco obras intervenidas.


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INTRO /

T E X T O J U A N G U I L L E R M O R O M E R O T.

el patrimonio lo está. Alguien lo promueve en un programa de televisión y mientras se pronuncia sobre los riesgos de la globalización, una seguidilla de imágenes antiguas refuerza torpemente sus comentarios. Si la palabra es incluida en una conversación con un político, este, adiestrado para las respuestas burbujeantes, repite por enésima vez: “pueblo que no conoce su historia, está condenado a repetirla”. Otros que, por su profesión, logran dar con la anciana que todavía fabrica telas a la antigua, se dedican a hacerla pensar en lo que ella nunca ha pensado, hasta que la mujer termina diciendo esta mágica palabra a cada tanto, etiquetando en adelante con ella sus productos, y en ocasiones, su vida. Imágenes y situaciones recurrentes en torno al patrimonio; acaso, el mejor punto de partida para seguirle el rastro a un tema como este, que lo atraviesa todo: tradiciones, costumbres, hábitos, arquitectura, manifestaciones artísticas, saberes populares, representaciones culturales… Todo. Se trata de comprender que en medio de nuestro afán por construir una sociedad más incluyente, dicen unos, y una sociedad innovadora, plantean otros, se halla el único tipo de #Ciudadanía que puede jalonar ambos modelos: una ciudadanía reflexiva. Y para ello, el patrimonio cultural es un aspecto estratégico en

HAY TEMAS QUE DE REPENTE SE PONEN DE MODA;

la inaplazable tarea de favorecer la cohesión social y el arraigo, sin perder de vista este contexto de constante transformación e interdependencia mundial. El histórico abandono que ha rodeado al patrimonio cultural demanda hoy una constante articulación entre la ciudadanía y las entidades públicas y privadas para definir las rutas, coordinar los trabajos y las voluntades y optimizar los recursos en el más puro de los ejercicios democráticos: tratar de comprender por qué estamos como estamos, construir –entre todos– los referentes que recibirán las próximas generaciones y aprender a valorar la diferencia como el mejor camino hacia la inclusión, las únicas vías para dimensionar el sentido social de eso que llamamos patrimonio. Por eso, las nuevas tendencias mundiales en torno al patrimonio buscan que este tema no sea solo competencia de organizaciones estatales y no gubernamentales, museos y otras empresas y grupos culturales, sino que se vuelva también del interés de los ciudadanos del común. El objetivo es estimular una nueva mentalidad en torno al patrimonio cultural, como una verdadera herramienta capaz de aportarle sentido de trascendencia al proyecto de vida de las personas y jalonar el desarrollo de las comunidades. Se trata de dejar atrás los glosarios que lo ven solo en términos de bienes materiales e inmateriales; esos fríos inventarios de los referentes físicos o artísticos, individuales o colectivos, que suelen enumerarse al estilo de una tarea escolar. La apuesta es, entonces, estimular el #EjercicioDeLoPúblico en torno al tema del patrimonio y propiciar su difusión entre todos los ciudadanos para que estos se motiven cada vez más a establecer la incidencia de él en sus historias de vida… En el acontecer de sus comunidades, de la ciudad, del país.

Escanea este código y entra a un video que resume muchas de estas experiencias.


Patrimonio /// 109

Medellín Steampunk además de ser una estrategia intervino La estatua de que Pedro Justo artísticamente esculturas en Berrío en uno de los parques espacio público, se complementó céntricos de Medellín fue con la creación de web:por la intervenida enla2015 www.medellinsteampunk.com Secretaría de Cultura Ciudadana a través de la estrategia Medellín Steampunk.


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NUESTRO CONCEPTO DE LO PÚBLICO

89.259 documentos ha recuperado el laboratorio de restauración

DEL ARCHIVO HISTÓRICO,

entre 2012 y 2015.

Hace casi cien años, el escritor antioqueño Luis Tejada Cano publicaba en su libro Gotas de Tinta, el siguiente texto: “¿Qué es una estatua? Es solamente un pretexto para olvidar a los héroes. Desde el instante en el que se les rinde ese exiguo tributo de gratitud, ya no se vuelve a pensar en ellos, ni nadie trata de reivindicar su memoria, porque todos creemos haber pagado así la deuda sagrada. La patria descansa, sintiéndose aliviada al fin de un peso tremendo, y los parques y los paseos se pueblan de muñecos taciturnos, abandonados, echados al margen de toda vida y de todo recuerdo; solo algún transeúnte ensimismado se digna mirarlos con esa mirada vaga y ajena del que no está pensando en lo que ve”. Nada más vigente. Así quedó demostrado después de la intervención que en 2015 jalonara la Secretaría de Cultura Ciudadana al reinterpretar cinco esculturas de personajes ilustres del centro de Medellín, para conmemorar el mes del patrimonio. Desde los primeros días de septiembre, las estatuas alusivas al ingeniero cubano Francisco Javier Cisneros, en la antigua estación del ferrocarril; Pedro Justo Berrío, en el Parque de Berrío; José María Córdova, en el Parque de Boston; Simón Bolívar, en el Parque de Bolívar, y Francisco de Paula Santander, en la Plazuela de San Ignacio, estuvieron cubiertas con la típica tela verde que se emplea para aislar las construcciones que se hallan en obras. “…Al fin la están limpiando”… “Como arreglaron las de La Playa, ya siguen con esta”… “Imagínese cuánto estarán cobrando”, eran los argumentos que agitaban las conversaciones entre algunos jugadores de ajedrez de la Plazuela de San Ignacio. Unos días después, el 7 de septiembre, varios integrantes de la Unidad de Memoria y Patrimonio de la Secretaría de Cultura presentaban ante los medios de comunicación y otros invitados, en la estación del Ferrocarril de Antioquia –no podía ser en otro lugar–, la estrategia Medellín Steampunk. Los periodistas y camarógrafos muy emocionados al ver las alas raídas, el sombrero de copa y el maletín con teclado, estilo bandoneón, hechos todos de hojalata, que adornaban la estatua de Francisco Javier Cisneros, solo atinaban a buscar el mejor ángulo para capturar la nueva imagen de ese Cisneros retro-futurista…, de ese Cisneros Steampunk, término que acuña este tipo de intervenciones con visiones de futuro generadas en el pasado, que acababan de descubrir. Sí, todos los que asistieron aquella noche a este evento sucumbieron a la potencia del arte como pretexto para la discusión. ¿Cuánto tiempo hacía que no le tomaban tantas fotos a Cisneros? ¿Cuánto tiempo hacía que los medios no lo mencionaban, que no recibía tantas miradas? “Lo del Steampunk es, ante todo, una excusa para volver a llamar la atención de los ciudadanos sobre Cisneros y las otras cuatro estatuas; sobre nuestras esculturas. Una especie de detonante para generar conversaciones entre los que visitan nuestros parques; una estrategia para disfrutar durante septiembre, que es el mes del patrimonio, el arte público y ver cómo todo puede cambiar sin que muchas veces nos demos cuen-


Patrimonio /// 111

ta”, les explicaba María del Rosario Escobar, la secretaria de Cultura, a quienes le preguntaban una y otra vez los detalles de esta propuesta. Esta #ApuestasDeCiudad contemplaba, además, una fuerte campaña en las redes sociales. Cada uno de los personajes contaba al estilo de los famosos, con una suerte de community manager oculto, para administrar sus páginas en Twitter. Bolívar Steampunk escribió por ejemplo, el 9 de septiembre: “La gente pregunta y pregunta quién soy yo, pero nadie pregunta por Palomo, mi pegaso-unicornio” y Berrío Steampunk publicó, tan solo cuatro días después: “Una niña le preguntó a la mamá quién era yo y por qué tenía mis accesorios. La mamá no le contestó. O tal vez lo hizo usando telepatía”. Sí, el efecto Steampunk seguía generando coletazos; dando que hablar, en medio, incluso, de los más grandes silencios y evidenciando cómo nos relacionamos con esas piezas icónicas de nuestra ciudad, cuya significación no para de mutar al ritmo de las dinámicas y transformaciones del espacio público. ¿Qué tanto sabemos de los personajes que representan esas estatuas?, ¿por qué ocupan ese sitio?, ¿por qué su disposición teatral?, ¿por qué se transforman en referentes de la ciudad?, ¿por qué no les ponemos cuidado?, ¿sirven como escenario de encuentro o la gente pasa de largo?, ¿quiénes suelen tomarse fotos junto a ellas? Medellín tiene casi 500 esculturas y en torno a cualquiera de ellas, las preguntas para responder serían inagotables. Lo paradójico es que Medellín Steampunk tiene aires de contra corriente a pesar de su origen oficial. El sello de un equipo de trabajo que concibe los temas patrimoniales de manera dinámica, al regirse por un único principio: generar lazos afectivos entre las diferentes manifestaciones del patrimonio cultural de la ciudad y sus habitantes, siempre con un afán pedagógico. Apenas una semana después del descubrimiento de las cinco esculturas del centro, cuando estos prohombres convertidos al SteamMirar el patrimonio con punk comenzaron a recobrar su centenaria fama gracias a los diferentes medios de comunicación de la ciudad, una perspectiva de haen razón de sus nuevas indumentarias, un poco más de cerlo presente y trabajar cincuenta ciclistas, la mayoría de ellos muy jóvenes, resobre su legado, reactiva corrían el domingo 13 de septiembre La Bicirruta de las la vigencia de las obras. Esculturas Ilustres. En medio de una gran algarabía, una gran cantidad de selfies terminaron dando cuenta de la divertida batalla entre los cascos, las gafas y las bicicletas de los ciclistas, y los sombreros, las alas y las escafandras de estos históricos personajes. “Nuestra principal motivación en la Unidad de Memoria y Patrimonio es estimular la apropiación y proyección del patrimonio cultural en la vida diaria de los habitantes de Medellín. Hicimos, por ejemplo, una investigación sobre el arte público en la ciudad, con la participación de expertos autorizados en la materia, y además de los ensayos que se escribieron, diseñamos una cartilla con actividades didácticas para los niños y un glosario escrito en un tono muy comprensible para los públicos no especializados, siempre pensando en seducir, en transmitir

1975

El artista Pedro Nel Gómez y su familia le entregan como legado a la ciudad la Casa Museo del maestro.

1986

Se crea la Fundación Ferrocarril de Antioquia, entidad privada sin ánimo de lucro dedicada a la salvaguardia de nuestro patrimonio.


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de la mejor forma eso que esperamos que cada vez más medellinenses entiendan: el patrimonio es para vivirlo”, comenta la artista plástica Natalia Tamayo, una de las artífices intelectuales de Medellín Steampunk. En otras palabras, creatividad al servicio de la difusión y valoración de nuestro patrimonio cultural, pero no con el propósito de imponer la mirada estatal, sino con el interés de reactivar el flujo de miradas que podría aplicársele a cualquiera de los referentes patrimoniales de Medellín. De hecho, en torno al Steampunk se generó una serie de Durante septiembre reacciones encontradas, pero a la vez inseparables: los de 2015, mes del patrinudos de una misma cuerda. La Academia Antioqueña monio, cinco escultude Historia envió una carta en la que tildaba de irresras públicas de Mepetuosa esta estrategia. Una postura que coexiste con otras muy distintas como la desazón del fotógrafo que dellín recuperaron el no conseguía captar para su trabajo la imagen de algún interés de los ciudatranseúnte atento al Bolívar Steampunk, y cuestionaba, danos al ser intervenientre dientes, semejante indiferencia; y con la mirada insolente del joven que hace de estatua humana junto a das artísticamente. las escalas del metro, a quien le gustaría copiar la escafandra de Pedro Justo Berrío, “… si no diera tanto calor”, como lo imagina. “Que opinen en contra o a favor, pero que opinen, porque eso es lo que buscamos: estimular el diálogo en la ciudad”, así lo resume todo Claudia Vásquez, la directora del Archivo Histórico de Medellín, líder del equipo. Lo expresa en


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tono de deseo, aunque ella bien sabe que los silencios también dicen cosas y, a veces, las más importantes. Lo que Medellín Steampunk ha dejado flotando una vez más, es el débil concepto que tenemos los medellinenses sobre el #EjercicioDeLoPúblico. “… Hay personas que entran al Archivo, y apenas uno les dice que aquí se conserva la documentación producida por la Administración Municipal: la Alcaldía, el Concejo, la Personería… Los asuntos que han marcado el rumbo de esta ciudad desde hace varios siglos, pierden un poco el interés, como si lo oficial no tuviera que ver con ellos”. Aspectos tan amplios como el papel de las élites económicas y políticas en el desarrollo de la ciudad durante la Colonia…, la República… o en nuestros días. O tan precisos como la cobertura de una quebrada cuando la lucha contra la naturaleza constituía un imperativo en la época en que Medellín era apenas una villa, como una posible explicación de la avalancha reciente, porque por ese terreno –los documentos lo señalan– corren aguas subterráneas, son solo unos pocos ejemplos de las múltiples temáticas que se pueden seguir en el Archivo Histórico de Medellín, cuya sede es una vieja casona ubicada en la calle Colombia entre El Palo y Girardot. El lugar donde el artista plástico Diego Gallego improvisó en la parte trasera de la casa una especie de taller para ensamblar durante unos tres meses, en jornadas nocturnas, las diversas piezas de hojalata que configurarían las nuevas indumentarias de los personajes pioneros del Steampunk en Medellín. Diego trabaja durante el día como tallerista para jóvenes en temas de resiliencia, a partir del arte, claro está.

La noche del 7 de septiembre, el artista Diego Gallego, ayudado por el personal de apoyo del municipio, descubría los cinco monumentos ubicados en lugares claves del centro de Medellín. Un evento que rompería la cotidianidad de los principales parques de la ciudad, durante la celebración del mes del patrimonio.

1996

Se abre el Museo Viztaz.


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UN RECORRIDO POR EL ARCHIVO

400.000 144.000 documentos y

imágenes digitalizadas que hablan de la historia de Medellín se pueden consultar a través de la web del

ARCHIVO HISTÓRICO DE MEDELLÍN.

La historiadora Luz Marina Jaramillo, encargada entre muchas otras actividades de coordinar las visitas guiadas al Archivo, reconoce que las anécdotas son la mejor invitación para que los niños y los ciudadanos del común se aproximen al lugar. Los sellos de parafina empleados para cerrar los sobres, utilizados durante el siglo XIX, de modo tal que si alguien violaba la correspondencia, la ruptura de esos sellos delataba el atrevimiento; o la multa que le impusiera un inspector de policía a un ciudadano por molestar a su vecino cuando la avenida La Playa estaba llena de casaquintas ubicadas a unos pasos del cauce de la quebrada Santa Elena durante los primeros años del siglo XX, son también una pequeña muestra de esos emotivos documentos que cautivan a todos los públicos por haber sido producidos tantísimos años atrás, así como por tener la caligrafía de la época y narrar remotas anécdotas referidas a costumbres o a maneras de ver el mundo tan anacrónicas o pasadas que hoy lucen como chistes… “Eso es lo que llamamos la personalidad del documento”, aclara Luz Marina. Pero la esencia del Archivo va más allá. Su objetivo consiste en reivindicar la potencia de los documentos históricos para intentar leer el presente y proyectar el futuro. Esto es: darle vida al patrimonio, o en palabras de Luz Marina: “… poner a hablar a todos estos papeles que ¡vaya si tienen cosas para decir!”. La historia de la casa, ya dice unas cuantas. Es una edificación que tiene más de cien años y fue declarada bien de interés patrimonial de la ciudad, por las técnicas empleadas durante su construcción. Las puertas, las ventanas y los patios de piedra atrapan de inmediato al visitante. Además, se cuenta que sus dueños originales, la familia Villa Gaviria, eran muy adinerados y le regalaron, incluso, una parte del patio a la curia para la construcción de una capilla que les garantizara oír misa hasta sus últimos días. Una serie de datos que suelen aderezar las pausadas miradas de quienes van por primera vez al Archivo. Quienes vuelven, suelen hacerlo, la mayoría de las veces, porque necesitan documentar la evolución histórica de un tema de su interés o un trabajo académico. Las transformaciones que han experimentado los servicios públicos en la ciudad; los límites oficiales de su entramado barrial; las diversas concepciones en torno a la salud, son solo unas pocas puertas que diversos investigadores han abierto, tras revisar decenas de documentos, que terminan por evidenciar buena parte de nuestra evolución como colectividad social o, al menos, en el caso del Archivo Histórico de Medellín, lo que definieron sobre cada tema sus dirigentes; o peor todavía, lo que ellos o luego otros consideraron digno de ser preservado para la posteridad. Otra vez, las censuras expresas o por desconocimiento, las omisiones, los silencios, hablando. Por eso, una de las grandes preocupaciones que ha marcado la historia del Archivo Histórico de Medellín, creado en 1993, ha sido concientizar a los servidores públicos del potencial valor histórico de los documentos emitidos en las diferentes dependencias de la Alcaldía. Claudia Vásquez, su directora, recuerda


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que en esa época la concepción que se tenía del Archivo difería muy poco de una bodega. Los documentos estaban amarrados y, a lo sumo, marcados según el nombre del ente municipal que los había emitido, pero sin ningún otro criterio que potenciara su uso. Muchas veces, el final de una vigencia anual, la llegada de un nuevo jefe a una dependencia o la falta de espacio derivaba en la destrucción de valiosos documentos. El antídoto contra esta situación: un sinnúmero de seminarios y talleres de historia y archivística para que los empleados de la administración municipal adquirieran los elementos que, de acuerdo con sus funciones, les permitieran definir el carácter histórico de un documento. “Como todo puede ser tan cambiante de una administración a otra, y para que tuviese más validez esta preocupación por el patrimonio documental de la ciudad, logramos que se acogiera como política archivística para el municipio de Medellín, algo tan valioso como suena”, señala Claudia Vásquez, entre risas. Así las cosas, el trabajo documental en el Archivo ha sido fiel a la más elemental definición del patrimonio: un puente entre el pasado y un futuro mejor para todos, una #ApuestasDeCiudad. Los soportes: investigación, descripción, conservación y restauración, digitalización, difusión y asesoría, seis etapas que se leen en unos pocos segundos, pero que demandan la aplicación incesante de quienes comprenden lo valioso que es mantener ese puente en las mejores condiciones. Sintetizar un documento de grafía, a veces ilegible, en unas cuantas palabras que posibiliten el cruce de información con otros; indagar por el contexto histórico que marcó su emisión o definir las condiciones ideales de temperatura para la preservación del papel o, incluso, restaurarlo si está averiado. Una documentación que va desde 1675 hasta 1990 y se halla repartida en cinco fondos documentales: el Concejo, la Alcaldía, la Personería, el Inval y los libretos del radioperiódico Clarín, un espacio noticioso cuyo eslogan “Clarín dice lo que otros callan”, bien podría adaptarse para definir la función social del Archivo Histórico de Medellín: decir lo que muchos desconocen o, incluso, quieren callar. Este fondo está conformado por 852 libros, que descriEn 1993 se crea ben en tono noticioso, de corte popular, el palpitar de la el Archivo Histórico de ciudad entre 1959 y 1988. Se vale creer entonces, que en las próximas centurias, Medellín, su sede actual cuando nuestras costumbres y maneras de relacionarnos es una casa patrimonial generen risas a primera vista, alguien se aplicará a conque ha sido restaurada. textualizar los datos de hoy, para conectarlos con sus vivencias o las inconformidades que le genere la evolución de Medellín, tal como hoy es posible hacerlo, por ejemplo con la documentación etiquetada bajo el nombre del “Cabildo colonial”, una verdadera muestra del espíritu de la Medellín recién fundada, cuando ni siquiera era la capital de Antioquia. Un total de 93 tomos con información producida por el Ayuntamiento entre 1675 y 1819 que permite abordar temas como la estrecha relación entre la Iglesia y el Estado, la presencia de enfermedades como la viruela y la lepra, los primeros intentos por ordenar

2003

25 de septiembre. La Ley 838 de 2003 declara patrimonio cultural de la nación a los Silleteros y la Feria de las Flores de Medellín.

2005-2007 Restauración Casa de la Lectura Infantil.

2006

La administración municipal le da un aire nuevo a la Casa Museo Pedro Nel Gómez. Hoy es una entidad clave en el circuito cultural de la ciudad.

2008-2011

La Secretaría realiza la recuperación de los Caminos Ancestrales La Cuesta, en Santa Elena; Camino del Virrey, en Palmitas; y el Camino de Guaca, en Altavista.

2009

Se abre la primera convocatoria de becas para Vigías del Patrimonio.


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el trazado de las calles, entre muchos otros aspectos. Una documentación cuya valía ha sido reconocida por la Unesco, al incorporarla en el registro Memoria del Mundo de América Latina y el Caribe, por su relevancia para la historia de la región. ***

2 millones de fotos sobre la historia de Medellín y otros lugares tiene el

ARCHIVO FOTOGRÁFICO DE LA BIBLIOTECA PÚBLICA PILOTO.

30 mil

se pueden consultar a través de internet.

EL OTRO SITIO DE BÚSQUEDA. En diciembre de 2012, la Unesco también reconoció como patrimonio histórico del mundo el Archivo Fotográfico de la Bilbioteca Pública Piloto. A unos pasos de la puerta principal de la biblioteca está la Torre de la Memoria que no es tan alta como lo sugiere esta palabra, pero sí un poco oscura, un poco fría y muy sorprendente al llegar a la cima como las torres legendarias. Se trata de un lugar que en este caso no está pensado solo para el esparcimiento de la vista, aunque nada tan divertido como lo que allí se ofrece: más de 1.900.000 imágenes asociadas a la historia de Medellín y otras regiones de Antioquia, Colombia y una gran diversidad de países. Un lugar pensado para ejercitar el ojo y sobre todo, la memoria. Para mirar en perspectiva la evolución de nuestra ciudad, y reconocernos como parte de ella, y todo con la precisión de los hechos comprobables que destilan las fotografías. Desde su creación en 1995, el Archivo Fotográfico de la BPP ha adquirido más de 33 colecciones de reconocidos fotógrafos. Los momentos cotidianos, como el zapatero de Melitón Rodríguez; los seguimientos de obra de las construcciones más importantes de la ciudad, que hiciera Gabriel Carvajal; la imagen del ciclista que pierde un diente tras una caída, de Horacio Gil; los retratos sutiles de Benjamín de la Calle, y las fotografías del viaje del buque Gloria durante la conmemoración del quinto centenario del descubrimiento de América, de León


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Ruiz, son solo algunos de los ejes temáticos consignados en este Archivo, en el que se pueden apreciar imágenes tan antiguas como los primeros daguerrotipos, creados cuando el hombre recientemente había aprendido a escribir con la luz, la mejor definición de la fotografía. La colección, que ya tiene 2.000.000 de imágenes, de las cuales unas 30.000 están digitalizadas y a disposición de quienes quieran acceder a ella de manera virtual, tiene imágenes comprendidas entre mediados del siglo XIX y fotografías de 2009. La imagen más antigua corresponde a una pobladora de Rionegro, llamada Froilana Sáenz de Lince, tomada por el fotógrafo alemán Emilio Herbruguer, en 1849. Las más recientes hacen parte de la colección de Carlos H. Arango Botero, con imágenes alusivas a diversos países de nuestro continente. Las fotos de las extensas familias de antes, el vestuario en el transcurso de los siglos, las primeras calles de la ciudad, sus personajes políticos y deportivos más famosos, aquellas edificaciones que ya no están, la llegada del viejo tranvía, el levantamiento de sus rieles, la construcción del estadio en cada una de sus etapas, las mujeres más bellas, los más ricos, los más pobres, la irrupción del automóvil, de los buses, de los aviones, el viejo Guayaquil, las casaquintas de La Playa, la quebrada Santa Elena destapada y luego, cubierta, las grandes empresas de otrora, las de hoy, los avances de la medicina en la ciudad, los paseos, los actos religiosos… La lista es inagotable. La Torre de la Memoria está, además, abierta tanto a los investigadores expertos como a los ciudadanos del común que simplemente quieran aguzar la vista mediante un colorido viaje por el tiempo, o por qué no, afilar su memoria emotiva al volver a ver las calles de la infancia, los personajes que hoy ya no están, la ciudad que no para de escribir su historia.

En la Torre de la Memoria, un edificio que hace parte de la Biblioteca Pública Piloto, se encuentra el Archivo Fotográfico. En él se reúnen colecciones de fotógrafos tan importantes como Melitón Rodríguez, Gabriel Carvajal y Benjamín de la Calle, entre otros.

2012

Apertura de la Casa del Patrimonio en el barrio Prado Centro.

2013

Se realiza en Medellín el 43 Salón Nacional de Artistas, Saber/Desconocer, a partir de la alianza entre Ministerio de Cultura, Alcaldía de Medellín, Mamm y Museo de Antioquia.


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MUCHO MÁS QUE UN DESFILE

$311 millones invertidos para la

ELABORACIÓN DEL PES

que permitió la inclusión de la tradición silletera en la lista representativa de Patrimonio Cultural Inmaterial del ámbito nacional.

$5.400 millones se han invertido en el

DESFILE DE SILLETEROS

entre 2012-2015.

500 silleteros participan cada año en el

DESFILE.

En 2015, el Desfile de Silleteros también recibió un importante reconocimiento al ser incluido en la lista representativa del patrimonio nacional inmaterial del país. Pero más allá de este reconocimiento, que le concede la misma relevancia que los carnavales de Barranquilla; el Carnaval de Blancos y Negros, en Pasto; y el Carnaval del Diablo, en Riosucio, lo más valioso de este proceso ha sido el diseño del Plan Especial de Salvaguardia de la manifestación cultural silletera (el PES), que exigía la postulación ante el Ministerio de Cultura. Cuando Juan Ángel Soto, un silletero de la vereda El Plan, que a sus 69 años ha participado desde las primeras ediciones del desfile, escucha hablar del PES, inmediatamente alude a la prohibición que pesa en la actualidad sobre ellos para obtener del bosque las maderas que utilizan en las estructuras de sus silletas. “Nosotros mismos buscábamos los palos y así, naturales, los poníamos. Ahora quieren que utilicemos la madera de los aserríos. Para unas cosas funciona lo antiguo y para otras no”. Eso justamente busca el Plan Especial de Salvaguardia, revisar de manera colectiva, entre todos los actores vinculados con este evento distintivo de la ciudad, las diversas visiones y aristas que definen el universo silletero. No se requiere una exhaustiva investigación para plantear que Santa Elena, día tras día, ha dejado de ser un territorio agrícola, por cuenta de la creciente dinámica turística que lo ha invadido en los últimos años. La gran proliferación de hoteles, restaurantes, fincas de recreo y la llegada de nuevos pobladores que han desplazado a sus antiguos habitantes han removido, sin duda alguna, el tejido social del corregimiento. “Es muy complejo hablarle a una familia, a sus jóvenes, en nombre de la tradición silletera cuando aparece un potencial comprador para la finca, que les ofrece una muy buena cantidad de dinero por la tierra; y cuando esa familia se va, sus vivencias silleteras comienzan a diluirse muy rápidamente”, señala Nelson Gaviria, de Corsilleteros. La elaboración del Plan Especial de Salvaguardia estuvo coordinado por la Secretaría de Cultura Ciudadana con el apoyo del Instituto de Estudios Regionales de la Universidad de Antioquia –Iner–, que lideró una propuesta esencialmente participativa, avalada por las cinco corporaciones que buscan representar a unas dos mil personas, cerca de 500 familias, que han mantenido esta tradición y cuyas raíces más profundas se hallan en los cargueros o silleteros que movilizaban distintos productos, flores entre ellos, hacia la ciudad de Medellín hace más de cien años. Un ejercicio de #CulturaParticipativa que a partir de diversas herramientas de investigación social definió las fortalezas y debilidades del mundo silletero, incluso más allá del reconocimiento. Se establecieron, entonces, aquellos aspectos que se deben mejorar. La estructura organizativa de los silleteros, fragmentada en cinco corporaciones que suelen disgregar en vez de sumar; las implicaciones de tener presencia en los territorios de tres municipios: Medellín, Envigado y Guarne, un asunto complejo en términos jurídicos, por decir lo menos; los vínculos entre los silleteros y el resto de los habitantes de Santa Elena, un territorio sometido a las tensiones que encarna


Patrimonio /// 119

la transición entre lo rural y lo turístico, y sitiada por la expansión urbana; la explotación comercial de la manifestación cultural, ese proceso de negociación que dinamiza hoy tantos otros sectores de la economía, y se ha extendido, incluso, a otras latitudes mediante desfiles en el exterior; y la valoración de esta manifestación por parte de los mismos silleteros, en cuanto a la transmisión de saberes, el papel de las nuevas generaciones y la producción de conocimiento en torno al universo silletero. El desfile durante la Feria de las Flores es apenas la punta del iceberg, la gran puesta en escena que muchos de los silleteros reconoCon el reconocimiento cieron abiertamente en el PES como aquello que los vicomo patrimonio sibiliza en la región y en el país, a pesar de todo lo que hay por mejorar en aspectos logísticos, sobre todo. Sí, el de la cultura silletera, se Desfile de Silleteros es justamente lo que tiene hoy a los preservan su entorno silleteros revisándose como comunidad, pero sabiendo y sus tradiciones. que se trata de fortalecer, ante todo, la cultura silletera en su sentido más amplio, para que ellos no terminen convertidos en unos personajes tipo postal. De este ejercicio democrático ya han salido algunos proyectos que privilegiarán en su ejecución a la misma comunidad silletera. Ese es el compromiso que ha adquirido la Secretaría de Cultura Ciudadana de Medellín y los otros entes participantes en el proceso. En tanto, don Juan Ángel Soto seguirá diciendo: “Estas son mis florecitas”, con la misma alegría de quien presenta a sus hijos, cada vez que alguien lo visita en su casa para conocer ese colorido cultivo que recorre a pequeños saltos, mientras enumera por encargo o de un periodista, o de unos extranjeros, o de unos niños, o de todos en patota, durante la Feria de las Flores, el listado de pequeños montoncitos de hortensias, campanitas, claveles, estrellas de Belén, begonias y todas esas flores que adornan la parte trasera de su vivienda. Acaso, la mejor imagen para comprender la diferencia entre un referente patrimonial y esos industriales monocultivos, distribuidos en simétricas hileras con flores de un solo tipo, y cuyo crecimiento es controlado minuto a minuto en los invernaderos; y estos pequeños ramilletes que sirven para armar una silleta, de esas gigantes que obligan a los camarógrafos a recular una buena cantidad de pasos, cada vez que la quieren tomar completa, mientras repetimos de forma mecánica que cuando los silleteros pasan es Antioquia la que pasa. * * * ¿Y A LA TRADICIÓN QUIÉN LA SALVA? Lo industrial versus lo artesanal, los mismos argumentos que exhibe Alexandra Madrid, promotora del colectivo de artesanos de Medellín, partícipe del programa de vigías del patrimonio promovido por la Secretaría de Cultura de la ciudad. La escasa valoración de los trabajos artesanales por parte de los ciudadanos del común, que en su gran mayoría desconocen el legado ancestral que define una verdadera artesanía, esas piezas fabricadas a mano o con aparatos muy sencillos, pero en todo caso asociados siempre a una

2015

Se abre la convocatoria para iniciativas ciudadanas. Se inicia la recuperación y restauración integral del Jordán. Se realizan estudios históricos y diseños arquitectónicos. Se realizan diseños arquitectónicos de la segunda etapa del Archivo Histórico de Medellín. Se crea el premio de investigación sobre el patrimonio de Medellín y con este se reconoce la labor de Álvaro Sierra Jones. El Archivo Histórico de Medellín realiza la investigación: Criterios de valoración para la selección y clasificación de materiales bibliográficos y documentos susceptibles de conservación permanente. Se aprueba por Acuerdo Municipal la Política Pública de Entidades Museales de Medellín y se crea la Mesa de Museos de la ciudad.


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30 mil 12 millones álbumes y

de laminitas del proyecto

MEDELLÍN ES UN CARAMELO

distribuyó el Museo Viztaz gracias al apoyo recibido de la Secretaría de Cultura Ciudadana de Medellín dentro del programa apoyos concertados.

tradición, la motivaron a integrar uno de los catorce grupos de vigías del patrimonio consolidados en la ciudad. “Lo que hacíamos al comienzo eran talleres de sensibilización, y eso terminaba en la difusión de algunos conceptos: las diferencias entre patrimonio inmaterial y material, y otras discusiones sobre el valor de las tradiciones. Algo muy valioso en su momento. Pero eso nos llevó a pensar que la misma gente podría ser la que viviera los avatares de investigar, cuidar y estimular la apropiación de los bienes culturales de interés en sus localidades o en los grupos en los que se mueven. Y así los indicadores no serían de asistencia a los talleres, sino del proceso que viven esas personas que en medio del hacer han aprendido desde la formulación de un proyecto hasta lo que implica su administración, y todo en torno al patrimonio”, cuenta Herman Montoya Gil, de la Unidad de Memoria y Patrimonio. Surgieron entonces las becas para el desarrollo de proyectos de Vigías del Patrimonio, con un presupuesto asignado para la ejecución de propuestas nacidas de la ciudadanía. El patrimonio visto nuevamente como un ejercicio democrático, de participación ciudadana. Producto de estas convocatorias, Alexandra Madrid publicó en 2014, junto a sus colegas artesanas, Carmen Arango, Nelly Barrios, Margarita Dominguez y su hermana, Luisa Fernanda, el libro Memorias en movimiento. Quince historias de vida que buscan narrar la trayectoria de unas personas que han consagrado su existencia a diversas expresiones artísticas como la talla de madera, la escultura, la pintura, el bordado y la trova, acogiendo siempre el espíritu de la creación artesanal. La gran mayoría de ellos se hallan adscritos al programa Artesanos de Medellín apoyado por la Subsecretaría de Turismo de la Alcaldía, lo cual les ha asegurado un espacio en la ciudad que ya empieza a ser reconocido. El segundo y el tercer fin de semana de cada mes, unos ochenta artesanos se rotan para armar una pequeña feria en el Pueblito Paisa y ofrecer allí sus productos fabricados en diversas técnicas y oficios, trabajados de manera individual o colectiva. Allí, Alexandra Madrid se muestra muy cordial al explicarle sus creaciones a un trío de ancianas provenientes de Boyacá. Se trata de una Los programas para serie de prendedores y llaveros hechos bajo la técnica de la arpillería, un tejido basto con el que ella recrea preservar memoria algunos elementos típicos de la ciudad, como los perros y tradición también y los gatos callejeros, el pájaro barranquero y algunas incluyen trabajos flores… En el toldo contiguo, Gloria Puerta organiza las con el sector artesanal. balacas y manillas de croché que aprendió a elaborar desde niña, mientras la abuela las hacía en su finca de Amagá y que las ancianas las miran de reojo. Y unos pasos a la derecha, Francisco Blanco, un joyero que llegara a la ciudad proveniente de Urabá en 1989, se ríe explicándole a otro de sus colegas, con su acento costeño y ademanes de cantante vallenatero, que una hora antes logró venderles un par de aretes blancos en plata 950, a una pareja de extranjeros. “Twenty five, mi hermano, y entendieron”. En los últimos años, este grupo de artesanos se ha beneficiado de diversos programas que les han permitido incorporar a su trabajo una serie de prácticas


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para enriquecer la cadena de valor del producto artesanal de la ciudad, sin perder de vista su esencia. Gracias a las alianzas establecidas con otras entidades gubernamentales y del sector académico (ITM, UPB, Sena), ellos han podido realizar cursos de inglés, de computadores, mercadeo, formación turística y fotografía. “Todo esto ayuda a dignificar nuestra profesión. Antes, los artesanos, lejos de ser tenidos en cuenta, éramos considerados un problema por muchos estigmas que arrastramos. Y esta sociedad ha olvidado que los artesanos, si revisáramos la historia de Medellín, éramos muy importantes en sus inicios. Los talleres tenían prestigio y llevaban el nombre y el apellido de sus dueños con orgullo; hoy, las fábricas y todo lo que viene de la China nos desplazó. Por eso, todo esto vuelve a ponernos en un buen lugar, y ¿quiénes somos los llamados a protegerlo, a sentirnos parte del patrimonio?, pues nosotros mismos, los artesanos de corazón”, señala Alejandra. Muchas de las piezas que ellos venden transmiten su manera de ver y comprender la ciudad, al inspirarse en los árboles o en el rojo de los ladrillos, al reinterpretar las principales construcciones y al usar materias primas propias de la región, como el fique, las semillas de melón, calabazo y otros árboles como el bambú o el yolombó, las hojas del cabecinegro, diversas piedras o reutilizar materiales como el vidrio o los retazos de tela para fabricar desde colchas inspiradas en las baldosas de las casas antiguas, instrumentos musicales como el quiribillo o el llama lluvia, hasta un sinfín de accesorios, sombreros y otra gran cantidad de piezas únicas, cargadas de historia. Alexandra Madrid y sus compañeras del grupo de vigías se hallan ahora, gracias a otra beca que ganaron, realizando diversos talleres sobre la fabricación artesanal de tejidos en distintos sectores de la ciudad. La Casa del Pino, a unas cuadras del Parque de Guadalupe, fue sede de uno de estos encuentros. Allí, un grupo de mujeres adultas lucía muy feliz de volver a aprender algo nuevo. “…Esto es como en la escuela; profe, revíseme la tarea”, gritaba una de las más ancianas, después de cruzar con éxito un pedazo de lana por el círculo de alfileres dispuestos en el icopor que sostenía en su regazo. “Este es un pequeño telar, así que si lo hacen muy tupido la tela va a ser más pulida, y al revés, si queda más suelto, la tela será más basta…”, les explicaba Ruth Salgar, la compañera de Alexandra, que un rato antes había presentado la actividad mediante una animada charla sobre las relaciones entre el vestuario, los climas y las formas de pensar a lo largo de la historia. “La mejor pedagogía posible para difundir el patrimonio es reconocer que siempre hay un relato presente en cualquiera de sus manifestaciones, sean artísticas o físicas. Si la gente se monta en el relato, quiere esa manifestación, de lo contrario, no”, explica Herman Montoya, uno de los responsables del proyecto de los vigías en la ciudad. Nada más coherente con lo que predijera en su centenario texto sobre las estatuas Luis Tejada, al sugerir que si no conocíamos la historia de esos personajes, de poco serviría la imponencia de dichos monumentos. “No hay soledad más dolorosa y lamentable que la de las pobres estatuas en medio del tumulto de las ciudades. Si algo vivo quedaba aún del héroe entre nosotros, si su sombra sangrienta persistía todavía, palpitante, en nuestra memoria, todo eso lo eliminamos de un golpe, lo extinguimos para siempre encerrándolo en el rudo molde de bronce”.

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El 7 de septiembre se lanza la campaña Medellín Steampunk y la primera fase de la aplicación web que georreferencia cerca de 500 esculturas existentes en Medellín, que componen el inventario escultórico. www.patrimoniomedellin.com El 10 de marzo el Archivo Histórico de Medellín recibió de la Unesco el certificado de inscripción al programa Registro Memoria del Mundo de América Latina y el Caribe, por la conservación de los documentos del Cabildo Colonial de la Villa de Medellín, de 1675 a 1819. El 10 de julio la tradición silletera es incluida en la lista representativa de patrimonio cultural inmaterial (LRPCI) del ámbito nacional y se aprueba su Plan Especial de Salvaguardia.


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MARÍA JOSEFINA LONDOÑO Y ELADIO JAIME SOTO

Las risitas y los intentos por suprimir esas risitas la hacían ver como si todo el tiempo retuviera algo por decir. El fotógrafo, entre tanto, también se reía mientras cambiaba una y otra vez de ángulo. Los movimientos de ambos en medio del corredor de la casa, le imprimían un halo coreográfico a la situación, hasta que ella encontró el mejor pretexto para dejar de bailar en una baldosa, angustiada por la presencia de la cámara. Tomó la regadera y comenzó a hablar de lo que más sabe: de flores. María Josefina Londoño Soto ha escuchado hablar de silletas mucho antes de que se creara el Desfile de Silleteros, en 1957. De entonces, ella recuerda cómo los campesinos de la zona, entre ellos su marido, Eladio Jaime Soto, madrugaban a vender las flores en la antigua Plaza de Cisneros, en el viejo Guayaquil. “Esos hombres se iban a las dos de la mañana o a veces antes. Y les iba bien, cuando conseguían un contrato con alguna floristería; pero había días que tenían que vender lo que llevaran a última hora, antesitos de volver, al precio que les pusieran”. Lo cuenta, después de enumerar las flores que cuelgan del techo de la casa, en pequeñas canastas: cortejos, geranios, novios, hortensias, besitos… A todas les echa agua, mientras comenta, casi de manera despectiva, que esas son maticas de adorno, que nada tienen que ver con la silleta monumental que suele cargar cada año en el Desfile de Silleteros. El fotógrafo, un poco confundido, le pide ampliar su explicación, y ella, muy orgullosa, le cuenta que el traje que lleva puesto se lo dio la Alcaldía para el desfile del año anterior. “No, cómo me voy a vestir así todos los días”, le dice mientras agita el delantal blanco que lleva en la cintura. “Esto es muy ensuciador; pero así nos vestíamos antiguamente”. El fotógrafo, que ya parece haberle tomado unos retratos de su gusto, se fija sobre todo en el pañuelo blanco de la cabeza, la mantola roja que abriga su espalda y los alpargates blancos, pero no toma más fotos. La mira unos segundos y luego le pide permiso para entrar en la casa. Pero antes de cruzar la puerta de madera, color rojo chillón, ve pasar a un campesino que sale de uno de los cuartos, todavía metiéndose la camisa en el pantalón; y entonces, la coreografía del inicio vuelve a comenzar. Como si se tratara de la segunda parte de la danza, doña María Josefina se las arregla para anticiparse al fotógrafo y señalar al nuevo danzarín a modo de presentación. “Él es Eladio Jaime Soto, mi esposo. Él sí ha estado desde el inicio con el desfile, vea el diploma que le dieron por ser uno de los primeros”. Lo dice con tal vehemencia, que el fotógrafo termina apuntándole con su cámara a ese pequeño cuadro, colgado en el marco de la puerta, donde muy probablemente nadie lo ve.

Luego de cumplir la orden, unos segundos después de girar, el fotógrafo comprende que tiene ante sí la cultura silletera en todo su esplendor, aunque no esté metido en el cultivo de flores que anhelaba recorrer mientras se dirigía esa mañana hacia Santa Elena. Don Eladio y doña María Josefina están parados, el uno al lado del otro, junto a una gran estatua de María Auxiliadora, y a unos pasos de otra, también muy grande, del Sagrado Corazón de Jesús. El cuadro lo completa la cortina que da la entrada al cuarto de la pareja. Y mientras les toma una y otra y otra foto, piensa en que las silletas son un asunto de familia, un asunto de la Antioquia campesina, que va más allá de lo que ha visto en televisión. Don Eladio no para de aclararle, todavía más vehemente que doña María Josefina, que él es la silleta tradicional, y ella, la monumental, así lo dice. “La mía es la que lleva los ramos arrumados, la que más pesa; la de ella es la que lleva las florecitas cortadas, en redondo”. El clic de la cámara suena sin parar, mientras se descosen en detalles. Le cuentan que la silleta hay que saberla cargar, que les parece más duro desfilar cuando hay mucho sol que cuando llueve, que entre ellos intercambian las flores que necesiten para las silletas, que durante el desfile los emociona oír sus nombres cuando recorren las calles de Medellín con sus silletas a la espalda, en medio de semejante multitud; y lo que más les molesta, que prohíban la entrada a Santa Elena en época de la feria, porque se perjudican muchos familiares que vienen a ayudarles. Al parecer, cada foto resulta más bella que la anterior, tal como sucede con las flores, o eso es lo que sugiere el rostro feliz del fotógrafo cada vez que revisa la pantalla de su cámara.


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RADIO CLARÍN

Un total de 852 tomos en papel periódico, empastados con todas las de la ley; es decir, en pasta dura, que contienen los libretos de uno de los espacios más famosos de la historia de la radio en Antioquia: el Radioperiódico Clarín, ya se encuentran a disposición de los habitantes de estas tierras. Los señores y las señoras, así como los jóvenes y las señoritas que deseen consultar las noticias de Medellín, sucedidas entre 1959 y 1988, sin importar su religión, la condición social, el género y su profesión u oficio, pueden pedir mayores detalles en el Archivo Histórico de Medellín. Preguntar allí, por el fondo documental Radioperiódico Clarín. Este era el tono utilizado por los periodistas que integraban este importante noticiero, creado por el legendario periodista conservador Miguel Zapata Restrepo. En un tono evidentemente coloquial, los oyentes lograban enterarse de temas como la hípica, a través de la sesión “Visión 5 y 6”; el fútbol, el ciclismo y otros deportes en “Clarinazo Deportivo”; la crítica cultural en “Una voz libre”; las novedades cinematográficas en “El cinematógrafo en casa”, y la cultura general en “Algo que usted debe saber”. Además de las noticias diarias y la actividad política de la ciudad, habitualmente satirizada, mediante parodias musicales en la famosa sección “La canción del día”. Estos libretos son otra herramienta para quienes quieran aproximarse desde las noticias y las pequeñas historias al pasado de la ciudad. En el afán de difundir

este singular fondo documental, el equipo de trabajo del Archivo Histórico de Medellín promovió la recreación de algunas de las noticias más curiosas de estos tomos, para convertirlas en una suerte de muestra itinerante, gracias a una radiola Steampunk, que circula en diversos eventos de la ciudad. Algunos de estos audios, referidos a la inauguración del alumbrado navideño en 1965; los agüeros de los ciclistas que corrían por entonces la Vuelta a Colombia y la estafa de un falso cura al engañar a un vendedor de máquinas de coser, son algunos de los hechos históricos, que no por jocosos, dejan de contarnos cómo vivíamos, ya que toda noticia siempre tiene un subtexto por leer. No en vano, el eslogan de este espacio era: “Clarín dice lo que otros callan”. Algunos de estos audios se pueden escuchar en la página www.medellinsteampunk.com


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Á LVA R O S I E R R A J O N E S

Un parqueadero, eso era lo que se iba a construir donde hoy está la antigua estación del ferrocarril, la Estación Medellín, si Álvaro Sierra Jones no hubiera regresado de Florencia, Italia, hace un poco más de cuarenta años. Este hombre, de voz suave, siempre vestido de trajes muy elegantes y mirada sosegada, es “el culpable” de que muchos abuelos puedan contarles hoy a sus nietos, mientras atraviesan la calle San Juan, en un bus o caminando, que a ese sitio llegaban los trenes… Que ese fue el primer lugar de Medellín que pisaron cuando venían con sus padres huyendo de la violencia política de mediados del siglo XX. Los niños, al oírlos, levantan el cuello, miran el edificio unos segundos y sonríen o siguen indiferentes, aunque muy seguramente ellos también les contarán a sus hijos esta misma historia, veinte o treinta años después. Allí mismo, los guías turísticos les narran día tras día una historia similar a los grupos de extranjeros que recorren el lugar, maravillados por su arquitectura, por la belleza de sus puertas, claraboyas, o los mosaicos del piso, quienes la oyen sonrientes, en medio de la plazoleta central, al recordar alguna estación ferroviaria de sus lugares de origen o mostrarse muy confundidos al enterarse de que este es el único sitio bien conservado de la que fuera la empresa más importante del siglo XX en nuestra región: el Ferrocarril de Antioquia. Álvaro Sierra Jones sabe, como nadie, que para todo eso sirve el patrimonio. Para jalar un viejo recuerdo, darle trabajo a un guía y lo más importante, para mantener viva la historia de una colectividad. Por eso su definición de restauración es contundente: “Es necesario entender el edificio, conocer su historia, valorar las técnicas con las que fue construido, y adecuar la edificación para que vuelva a cobrar vida, para que la gente la use. No se trata de momificarlas o aislarlas de las rutinas de la ciudad, sino al contrario, de incorporarlas a estas, revitalizar esos lugares”. Y esto es lo que ha hecho este arquitecto de la Universidad Pontificia Bolivariana, como director de la Fundación Ferrocarril de Antioquia desde su creación en 1986. La rigurosidad científica con la que encaró la restauración de la Estación Medellín supuso un antes y un después en los procesos de restauración arquitectónica y de monumentos en el país. El reconocido poeta Darío Jaramillo Agudelo, director por entonces de la Fundación para la Conservación y Restauración del Patrimonio Cultural Colombiano, adscrito al Banco de la República, le pidió que le ayudara a formar a sus trabajadores en las metodologías que él había aprendido en la escuela de restauración italiana, a cambio de colaborarle a impulsar la creación en Antioquia de la fundación que hoy dirige. Hasta ese momento, las restauraciones en el país eran asignadas a dedo y empíricas. “Desde entonces, no he hecho otra cosa que tocar puertas para restaurarlas y para pedir dineros”, señala entre risas Sierra Jones, mientras corre uno de los rieles del estante que almacena los distintos planos, bellísimos por demás, de las obras que hasta la fecha ha logrado remozar: el templo de Nuestra Señora de la Candelaria, el puente de Guayaquil, las fachadas exteriores del Museo de Antioquia, la capilla del cementerio de San Pedro, la fachada del templo de La Veracruz, el monasterio San José, la cúpula del templo de San Antonio, el Club de

la Edad Dorada, la Casa Barrientos, el Teatro Pablo Tobón Uribe, el Palacio de la Cultura Rafael Uribe Uribe y algunos caminos antiguos de Medellín son apenas las estructuras restauradas en la ciudad, pues la labor de la fundación se ha extendido a otros municipios de Antioquia. Pero además, la Fundación Ferrocarril de Antioquia también ha participado en la construcción de obras nuevas como la Biblioteca de la Floresta, la Escuela de Música de Miraflores, el Teatro al Aire Libre de Pedregal, la Escuela de Música Santa Elena, la biblioteca el Limonar y el Centro Cultural Afrodescendiente. El balance no puede ser mejor. Cuando Álvaro Sierra Jones estudió arquitectura nunca le mencionaron la palabra patrimonio. Hoy, las universidades de la ciudad ya incluyen varias cátedras especializadas en esta materia en sus programas de pregrado y posgrado. Es más, la fundación se ha convertido en un espacio muy frecuentado por estudiantes que no solo consultan su completo centro de documentación, sino que hacen las prácticas allí. Así, el trabajo consagrado de Álvaro Sierra Jones, a contracorriente muchas veces del espíritu avasallante del antioqueño que equipara el progreso con el verbo arrasar, resulta invaluable para la ciudad. Los años, que todo lo ponen en su lugar, así lo dirán. Tal vez, por eso mismo, porque las labores de rescate de nuestro patrimonio nos ayudan a entender lo destructores que hemos sido en la ciudad, Alberto Saldarriaga decidió comenzar el prólogo del libro conmemorativo de los 20 años de la Fundación Ferrocarril de Antioquia, así: “El hacha es un instrumento que sirve para talar, demoler, decapitar. La recuperación y conservación de la memoria cultural no requiere del hacha sino de otros instrumentos, más amables, menos tajantes; es en muchos casos el proceso inverso al seguido por el hacha demoledora, es construcción, en el mejor sentido de la palabra”.


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CLAUDIA VÁSQUEZ

“Con el reconocimiento de la Unesco, nos volvimos estrato

ochenta; pero nosotros comenzamos en el pozo”. ¿Una metáfora? “No, literal”. Cuando Claudia Vásquez describe la evolución del Archivo Histórico de Medellín, antes de su creación oficial en 1993, acuden inmediatamente a su memoria las imágenes de una especie de bodega situada en el barrio San Benito. Un recóndito sitio que encarnaba la acepción más elemental, pero a la vez despiadada, de lo que llegara a ser el Archivo Histórico de la ciudad. “El último lugar al que llegan los documentos estatales”. Lo de último era un peso flotante sobre aquel lugar, al que arribó por entonces, en su condición de historiadora egresada de la Universidad del Valle, para trabajar junto a Berta Duque, la líder del proyecto, y a Luz Marina Jaramillo, también historiadoras como ella. Las tres se estrenaban por aquellos días como contratistas del municipio, adscritas a la Secretaría de Educación y Cultura de entonces. Las tres eran unas convencidas del valor patrimonial de la documentación; lo habían aprendido en la academia. Esta les había entregado los elementos suficientes para cruzar la información entre los documentos y el momento histórico de su producción, para asociarlo con el presente y pensar el futuro. Pero al llegar, se encontraron con verdaderos arrumes de documentos amarrados, casi sin ninguna descripción. “… encontramos documentos que tenían errores de cien años en cuanto a las fechas de su creación. Y solo de los expedientes de las inspecciones había 300 metros lineales de documentación”. ¿Y eso cuánto es? “Imagine 300 entrepaños de una biblioteca casera llenitos de documentos, que fuimos revisando uno a uno”. Una especie de castigo mitológico que ellas acogieron con la pasión de quienes tienen la sensibilidad suficiente para dimensionar el privilegio que supone mirar la evolución de la ciudad en perspectiva, a través de las decisiones que han tomado sus dirigentes desde su fundación, en 1675. El camino, no había otro, fue convertirse en unas archivistas autodidactas. Tuvieron que revisar teoría y teoría sobre esta área, antes de diseñar desde grandes sábanas para agrupar la información, hasta pequeñas tarjeticas que describieran cada documento de manera funcional. ¿Y por qué no lo digitalizaron de inmediato? “Lo digital era todavía una rareza”. El escáner, la internet y las plataformas de uso masivo tenían todavía cierto hálito de ciencia ficción. Pero aun así, el resultado fue sorprendente: estas tres mujeres habían levantado en silencio la historia institucional asociada a las principales dependencias municipales. Berta se iría en el año 2000 a trabajar en la Universidad Nacional; Claudia asumió entonces la coordinación del Archivo, y Luz Marina siguió a su lado. El derrotero estaba ya demarcado. Para no repetir la historia de los documentos arrumados o peor aún, ampliar los baches en nuestra deshilvanada historia local, Claudia se propuso difundir el tema del patrimonio documental entre los funcionarios de la Alcaldía, a través de seminarios y charlas sobre historia y archivística. ¿Y si les pararon bolas? “Sí. Ellos aprendieron a valorar si un documento nace o no con valor histórico y cómo archivarlos de la mejor manera”. En definitiva, aprendieron a reconocer la dimensión histórica del servidor público. Surgió, en consecuencia, la Política de Archivística para el Municipio de Medellín. De esta forma, los decretos, acuerdos, nombramientos, actas y demás documentos oficiales empezaron a seguir una serie de conductos regulares en cuanto a su almacenamiento y caracterización inicial, lo cual garantizaba, en gran medida, la

proyección social del Archivo Histórico de Medellín. ¿Dijo proyección social? Claudia estudió de niña en el colegio Conrado González Mejía, un centro educativo marcado por un tipo de enseñanza no convencional, soportado más en las preguntas que en los datos. El lugar al que ella le adjudica su intensa pasión por querer difundir todo lo relacionado con el patrimonio cultural de la ciudad. La pedagogía, esa fuerza capaz de transformar la visión del mundo, que le inculcaran en este colegio, ha sido aplicada en el Archivo bajo la más efectiva de las herramientas: la tecnología usada para difundir, de todas las maneras posibles, la información recopilada; el escáner, la internet y las plataformas de uso masivo se habían vuelto realidad. Ella lo tiene muy claro, el Archivo no está pensado para que la gente haga fila, aunque cada vez más personas se interesan por lo que sucede en este lugar. ¿Qué atrae a esos nuevos visitantes? “Tenemos un programa de visitas guiadas para las diversas instituciones educativas y otros grupos de interés, como los estudiantes de historia, bibliotecología y sus áreas afines; los profesionales que mañana se sumarán a los investigadores que nos suelen visitar. Pero además, muchos ciudadanos del común se sienten atraídos por la curiosidad que les genera la colorida fachada de la casa y se deciden a entrar al ver los adornos de nuestra sede”. Una casona ubicada en El Palo, entre Colombia y Girardot, pintada con unas pequeñas casitas, y otros mapas y documentos, que lejos de ser los dibujos infantiles que parecen a simple vista, narran a su manera las primeras líneas de la historia de Medellín. “La mejor oportunidad para contarles qué cosas hacemos en el Archivo”. Ese ha sido un asunto transversal en la dinámica del Archivo desde que Claudia Vásquez asumió su dirección. Motivar, con la fuerza de la pedagoga que lleva en su interior, a todo aquel que se aproxima al Archivo Histórico de Medellín, para que se pregunte por la relación entre una decisión oficial y su


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historia de vida… La de su barrio… La de su ciudad. Un asunto que como en el colegio de su niñez, es más de identidad que de datos. Ella y todo su equipo de trabajo se lo preguntan y lo intentan responder cada vez que deben escribir un proyecto, cuando lo presentan y mientras lo ejecutan… Se lo preguntaron mientras tramitaban la inclusión de los documentos referidos a la Medellín del período colonial, comprendido entre 1675 y 1819, en el

programa Memorias del Mundo, de la Unesco, el aval que recibiera el Archivo en marzo de 2015, ese certificado que los tiene ahora en el estrato ochenta. Ella lo sabía, esa documentación contaba una historia valiosa para la ciudad… Para la humanidad. Lo mismo que siente cuando lee con fruición a algunos de sus escritores favoritos, Elías Canetti y Herman Broch, entre otros, quienes al susurrarle las pequeñas vidas de esos personajes que transitaron entre los siglos XIX y XX, le recuerdan que todos los seres humanos, como los documentos que marcan su rutina diaria en el Archivo, también tenemos un contexto histórico que nos define, el marco que explica en buena medida la pequeña historia que logramos escribir.


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Steampunk fue un evento transitorio, que dej贸 en Medell铆n una idea clara: el patrimonio nunca deja de hablarnos en presente.


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RECOMENDADOS

Atehortúa Ríos, L. E. Relatos de Santa Elena. Medellín, Alcaldía de Medellín. Secretaría de Cultura Ciudadana (2011). Editorial Ciudad Rural Corporación Ecológica y Cultural. Cuaderno del Investigador: Guía General del Archivo Histórico de Medellín, primera edición, Medellín. Alcaldía de Medellín: Tragaluz Editores. Varios autores. Cuaderno de arte público en Medellín. La ciudad de las (casi) 500 esculturas. Cuaderno de actividades (2014). Alcaldía de Medellín: Tragaluz Editores. Varios autores. Cuaderno de arte público en Medellín. La ciudad de las (casi) 500 esculturas. Glosario incompleto para su discusión (2014). Alcaldía de Medellín: Tragaluz Editores. Varios autores. Memorias en Movimiento. Primera edición. Beca para el desarrollo de proyectos de Vigías del Patrimonio (Diciembre 2014). Editorial F7 Gráficas. González Escobar, L. F. Memoria y patrimonio en Medellín. En Historia de las ciudades e historia de Medellín como ciudad. Corporación Región, Medellín, Colombia (2007). Recuperado de http://www.bdigital.unal.edu. co/5410/#sthash.NXeyilv2.dpuf González Escobar, L. F. El incierto futuro del patrimonio edificado de Medellín. En Revista Universidad de Antioquia. No. 0316 (2014). Recuperado de http://aprendeenlinea. udea.edu.co/revistas/index.php/revistaudea/article/ view/20175/17030 Jaramillo-Pérez, B. A. Patrimonio Generador de Nueva Ciudad: Caso Medellín. Temas de Arquitectura, 2(1) (2015). Recuperado de http://revistas.ustatunja.edu.co/index. php/tarquitectura/article/view/899


Peláez Gaviria, Marta. El desfile de silleteros. El uso del desfile como marca y la marca como desfile. En Boletín de Antropología 28 (45). Medellín, enero-junio, pp. 13-39 (2013). Recuperado de http://aprendeenlinea. udea.edu.co/revistas/index.php/boletin/article/viewFile/17764/15343 Piedrahíta, I., Pineda, S., Restrepo, C., y Serna, C. Silleteros, un pasado que florece. Alcaldía de Medellín (2014). Recuperado de http://issuu.com/bibliotecasmed/docs/ silleteros.unpasadoqueflorece. Plan Especial de Protección Patrimonial. Medellín: Alcaldía de Medellín (2006). Recuperado de vhttps://www. medellin.gov.co/irj/go/km/docs/documents/ServiciosLinea/PlaneacionMunicipal/ObservatorioPoliticasPublicas/resultadosSeguimiento/docs/pot/Documentos/ patrimonio.pdf. Redacción. Protección al patrimonio arquitectónico de Medellín (24 de septiembre de 2014): tardía y sin dientes. Periódico De La Urbe (digital). Medellín. Recuperado de http:// delaurbe.udea.edu.co/2014/09/24/proteccion-al-patrimonio-arquitectonico-de-medellin-tardia-y-sin-dientes/ Toro, T. H., Mejía, L. R., & Álvarez, F. B. La vida social de la ciudad como patrimonio: un recorrido en la actualidad por el centro fundacional de Medellín (2003). Tesis. Universidad de Antioquia, Medellín, Colombia.

María Josefina Londoño



MÚSICA Una ciudad musical

CAPÍTULO

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Con conciertos didácticos periódicos, Medellín trabaja en temas de formación de públicos. El Teatro Pablo Tobón es el escenario donde la Orquesta Sinfónica de Antioquia promueve la enseñanza a partir de la apreciación de la música.


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INTRO /

TEXTO MÓNICA PALACIOS CH.

que la habitan, que son tantas y que conviven y resuenan en armonía. Desde los viejos ritmos de los arrieros fundadores de antaño, hasta los aires contemporáneos que se renuevan y a la vez permanecen, la ciudad no duda en expresarse a través de la música, ya sea desde la creación, la interpretación, o desde el disfrute. Si se hace una línea de tiempo, probablemente se encuentre en la trova o las coplas antioqueñas las primeras manifestaciones musicales de esta región, las cuales a la vez ayudaron a ilustrar el imaginario popular de sus habitantes, mezcla de ingenio, picardía y humor, relatos constitutivos de una sociedad. A partir de ahí, cada generación, cada grupo de pobladores, ha buscado y ha encontrado formas musicales que los identifiquen. La música ha servido como un elemento más para definirnos. Muchas de esas manifestaciones de lo local logran cada tanto hacerse escuchar más allá de las fronteras que delimitan las montañas de este valle. En los años sesenta fueron las composiciones del maestro Héctor Ochoa las que llevaron el nombre de la ciudad a nivel internacional. En los setenta el protagonismo lo tuvo la salsa, con el grupo de Fruko y sus tesos, y la música tropical, con El Combo de las Estrellas. En los ochenta la balada romántica, que hoy se conoce como “música de plancha”, llenaba las emisoras de radio y tenía en Fausto a su representante local de reconocimiento global. Los noventa fueron el momento del new wave, y con los paisas Estados Alterados el nombre del país se abrió un espacio en la que entonces era la cadena musical más importante del mundo, MTV. La primera década del nuevo siglo fue para Juanes, compositor de ritmos cercanos al rock con aires de tradición

MEDELLÍN ES UNA CIUDAD QUE SE MUEVE AL SON DE LAS MÚSICAS

colombiana, que subió a los escenarios anglos a decir “se habla español”. Y para mediados de esta segunda década del siglo XXI, la música urbana y el reguetón de artistas locales como Maluma y J Balvin hacen mover al mundo entero. En la historia el desarrollo de la industria musical local ha sido muy significativo que durante los primeros años del siglo XX las grandes disqueras nacionales que producían para todo el país tuvieran su sede principal en la ciudad, tal es el caso de Sonolux, Discos Fuentes o Discos Victoria, las cuales, en trabajo coordinado con las emisoras radiales, lograron hacer que las voces y composiciones de los artistas antioqueños quedaran registradas para su distribución, y además convirtieron a Medellín desde ese entonces en una parada obligatoria en los recorridos que los grandes artistas nacionales e internacionales hacían por el país. No es entonces gratuito que Medellín haga una #ApuestasDeCiudad y gestione hoy ante la Unesco la declaración como ciudad creativa para la música, con base en todos los procesos y espacios existentes, unidos a la tradición y a la reactivación de un sector de la economía a través del arte y la cultura. Como argumentos en esta gestión se tiene para mostrar, en el área de formación, la existencia de cinco programas de música en instituciones de educación superior, además de tres grupos de investigación que tienen la música como su objeto de estudio, sumado esto a la inversión de la ciudad en programas de iniciación y formación musical gratuita para población desde los 3 hasta los 24 años. Desde la industria musical, la agremiación de músicos USM, que reúne a cerca de 300 asociados, el mercado musical Circulart, que se realiza anualmente en la ciudad, y más de 20 festivales musicales de todos los géneros a lo largo del año. Y adicionalmente, una inversión de 36.000 millones de pesos en el programa Medellín Vive la Música, destinado a fortalecer y articular todas estas iniciativas. Estos procesos, expresiones, actividades se pueden entender como un recorrido paso a paso, empezando por una primera etapa de formación, luego el artista presenta su creación a través de eventos de ciudad, a esto se suman emprendimientos o alianzas para hacer negocios y para unirse como gremio con unos objetivos comunes. La música es lo que se aprende, es lo que se crea, y es también lo que se queda.


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Escanea este código y entra a un video que resume muchas de estas experiencias.

Medellín ha sido una ciudad muy musical, no solo desde la expresión y el trabajo de los artistas, sino de un público consumidor de espectáculos de este tipo. Aquí, asistentes al Concierto Didáctico, que se cumple cada mes, en el Teatro Pablo Tobón Uribe.


140 /// Relatos de la cultura / Medellín contada a partir de la creación

FORMACIÓN

21.700

niños y jóvenes en procesos de

FORMACIÓN MUSICAL GRATUITA en el periodo 2012-2015.

27.956

personas participaron, entre 2012 y 2015, en las

REDES DE FORMACIÓN ARTÍSTICA Y CULTURAL

de la Secretaría de Cultura Ciudadana.

40 lugares

de la ciudad adelantan procesos formativos con el programa

MEDELLÍN VIVE LA MÚSICA.

Al igual que en otras formas de expresión artísticas, la música demanda de sus practicantes una dosis de talento, otra porción de disciplina y, preferiblemente, un tercer componente, que es la formación. Este tercero no es requisito indispensable, pero contar con él ayuda a enriquecer la experiencia musical y aporta a las creaciones artísticas matices y elementos que le pueden dar color y forma. La formación de un artista en el ámbito musical, por lo general, se inicia desde muy temprana edad, y los intérpretes más talentosos descubren su inclinación por la música desde sus primeros años de vida. No quiere decir esto, sin embargo, que existe un momento de la vida en el que ya no sea posible aprender la interpretación musical, pero sí que los procesos de formación, mientras más pronto se inicien, más provechosos van a ser para el artista y sus construcciones. Dentro del proceso formativo de toda persona, la enseñanza de la música tendría que ser un componente básico tan importante como el aprendizaje del lenguaje o de las habilidades motoras, según señalan varios expertos en formación musical en primera infancia como Luz Mercedes “Tita” Maya, directora y fundadora de la academia de aprendizaje musical infantil Cantoalegre, en lo cual coincide con Diana Franco, oboísta y coordinadora del programa escuela de música de la Orquesta Sinfónica de Antioquia. INICIACIÓN EN MÚSICAS POPULARES. Según este punto de vista, la educación musical desde los primeros años tendría que ser un derecho de todo ciudadano en formación, similar al derecho a la educación y a una nutrición adecuada. En este sentido, Tita Maya habla desde su experiencia de 40 años como formadora de músicos. Cantoalegre es una institución reconocida tanto en la ciudad como en países vecinos por sus coros infantiles, las grabaciones de sus discos, los arreglos de sus canciones, y además, por sus procesos pedagógicos y de formación. Dentro de su quehacer, las músicas populares son un eje alrededor del cual construyen sus currículos y trabajan los formatos que se necesitan para hacerlas. Por músicas populares se entienden aquellas nacidas del folclor, como el bullerengue o los cantos del Chocó, y de variables como la música guasca o carrilera, que aunque sus raíces pueden ser extranjeras, tienen fuerte arraigo local; o para referirse a ritmos aun más propios como el chucu chucu, que es netamente de Medellín. Así, trabajan las músicas populares desde cuatro grandes ejes: músicas andinas de cuerda, en donde se abordan las estudiantinas, el tiple, la bandola, la guitarra, el ukelele, el cuatro, instrumentos que han sido de estas culturas por tradición. En el bloque de músicas urbanas caben manifestaciones nuevas, como hip hop, o lo que hacen los DJs con una consola, el reggae, y otros tipos de música que se alimentan de lo que suena en el mundo. El tercero son las músicas populares en formato de orquesta, y aquí se incluyen jazz, rock, pop, y orquestas de baile. En Medellín este es el formato que tiene más fuerza, porque hay una demanda grande. Finalmente está el grupo de las músicas electrónicas, las que se hacen, por ejemplo, con el sintentizador o un sampler.


Música /// 141

Para Cantoalegre está claro que hay un valor intrínseco en los métodos de enseñanza de las músicas populares de tradición. Muchos de estos ritmos no caben en un pentagrama, por eso es necesario tomar de la manera en que son transmitidas de padres a hijos, de abuelos a nietos, los elementos necesarios para llegar a las formas adecuadas de expresarlas en un lenguaje académico, respetando su propio lenguaje de enseñanza y su propia estética. En palabras de la directora, “estas músicas se tienen que ‘legalizar’, no pueden seguir al margen de lo que se considera música ‘académica’”. La experiencia de Cantoalegre en educación musical de niños desde el primer año de edad los califica para operar una de las #ApuestasDeCiudad que la Secretaría de Cultura contempla para la primera infancia, mediante programas de formación, en los que la institución ofrece los mismos currículos, materiales y personal capacitado con los que cuenta para su oferta privada, pero los lleva hasta las aulas en los jardines sociales de Buen Comienzo. Así mismo, para los grados superiores de la escuela pública primaria, Cantoalegre también opera algunas propuestas de formación musical en coros y percusión no convencionales, las cuales se insertan dentro del área cultural de la Jornada Complementaria. Esta experiencia está muy acorde con la filosofía de la institución de considerar la educación musical como un derecho. Hacer parte de las jornadas escolares en los espacios de educación pública garantiza esa formación para los niños. * * * INICIACIÓN EN MÚSICA CLÁSICA. La Orquesta Sinfónica de Antioquia también cuenta con programas de educación musical en primera infancia, pero su enfoque es netamente en música clásica. Desde 1995, cuando esta organización se llamaba Corporación Fomento a la Música, ofrecieron a la ciudad los primeros espacios de aprendizaje musical para jóvenes, con la conformación de una orquesta juvenil en la que los integrantes pudieran adquirir las La iniciación musical primeras herramientas que facilitaran su desempeño cuando llegaran a orquestas profesionales. temprana desarrolla una En esa época la idea de formación no era tanto a sensibilidad diferente través de clases, sino mediante la práctica orquestal y hacia el arte en general. realización de conciertos, pero sí apoyaban el estudio de sus jóvenes integrantes en instituciones musicales. Una de estas estudiantes, Diana Franco, viajó a realizar sus estudios de oboe a Francia, en donde conoció la metodología Willems, según la cual el aprendizaje de la música se debe dar de manera orgánica como el de un segundo idioma. Este conocimiento llevó a Franco a concluir que en Medellín, en el área musical, hacía falta escuela. “En la ciudad solo era posible acceder a la formación musical desde los primeros años de forma privada y con altos costos, para el resto de los niños, en el sistema público, las oportunidades de educación musical solo eran posibles después de los siete u ocho años, lo cual, en esta rama artística, se considera un inicio tardío”, afirma ella.

1996

Se firman los Acuerdos Municipales 03 y 04 que dieron vía administrativa a la Red de Escuelas de Música de Medellín.


142 /// Relatos de la cultura / Medellín contada a partir de la creación

6.166 1.654 54

canciones, artistas y

establecimientos

vinculados a

AQUÍ SUENA MEDELLÍN. aquisuenamedellin.com

224

agrupaciones musicales participaron en ALTAVOZ, entre 2012 y 2015.

172 22 30

locales nacionales internacionales

Cuando Diana Franco regresó a la ciudad con estos aprendizajes adquiridos, fue más consciente de lo problemático que podía ser en la carrera musical de los jóvenes de la orquesta el inicio de su aprendizaje musical a los 13 años o más. Para tratar de salvar esta situación, puso en marcha el proyecto de escuela musical desde la infancia, que se inició con aproximadamente ochenta niños, entre los tres y los seis años, becados por el Idea. El primer impasse que enfrentaron en ese entonces fue la ubicación poco conveniente de la corporación en el barrio Manila, al suroriente, para el desplazamiento de los niños beneficiados y sus padres desde sectores al norte de la ciudad. La deserción llevó al hundimiento de ese primer intento. Más adelante se retomó con cambios en la metodología. Se resolvió el problema de desplazamiento de los niños llevando la instrucción a los jardines sala cuna Gota de Leche. A esta iniciativa se unió dos años después la Fundación Éxito, que en ese momento estaba ampliando su cobertura más allá de la asistencia nutricional. En el 2014 hubo cambio de marca, y la Corporación Fomento a la Música volvió a llamarse Orquesta Sinfónica de Antioquia. Decidieron entonces organizar sus programas de formación, iniciando el proceso desde madres gestantes, luego hay un grupo dirigido a bebés desde seis meses hasta tres años, más adelante la escuela de iniciación musical para niños de tres a cinco/seis años –la edad depende del proceso de cada uno–, y después se inicia la formación instrumental. Adicional a estos programas, la Orquesta Sinfónica ofrece otro espacio de formación con el que ha ganado gran reconocimiento, y es el de conciertos didácticos, que se realiza desde hace varios años. Este se trata de un espacio en el que los jóvenes músicos ponen en práctica unos repertorios seleccionados por el director Andrés Felipe Jaime, trabajos que los retan en su aprendizaje, a esto se suman unos contenidos académicos que les permiten visualizar sus progresos, y, a la vez, para el público asistente es la oportunidad de formarse con unas obras universales, ejercicio orientado por una narradora en escena que comenta los contenidos y crea historias con base en ellos. * * * LA MÚSICA COMO ESPACIO DE ENCUENTRO. En 2016 la Red de Escuelas de Música de Medellín celebra veinte años de haber sido creada. Tiempo suficiente para evaluar el impacto que este programa social ha tenido en la #CulturaCiudadana, no solo en las comunidades en las que se ha insertado, sino también en la ciudad en general. Para las comunidades, las Escuelas de la Red se han convertido en un centro de articulación de actividades alrededor de la música. Las familias de los estudiantes establecen muchas de sus rutinas alrededor de la programación de cada escuela, y muchos padres se han vinculado también, ya sea desde tareas administrativas, como secretarias, o participando en el coro de familias. Así mismo, algunos de los formadores actuales iniciaron su proceso musical con la Red cuando eran niños. Estas pequeñas manifestaciones de participación dan cuenta de la manera armónica en que las escuelas han entrado a ser parte integral de los barrios.


Música /// 143

La maestra de piano Blanca Uribe enseña en Eafit, donde nuevas generaciones aprenden de docentes del más alto nivel.


144 /// Relatos de la cultura / Medellín contada a partir de la creación

$1.769 millones $43.746

es la inversión en la compra de

boletas subsidiadas para eventos de la música.

En un sentido más amplio, las ya varias generaciones que han pasado por estas escuelas han perfilado un tipo de ciudadano más público y civilista, incluso quienes no se dedican en particular a la música, han adquirido a través de la Red unos componentes pedagógicos sociales que se reflejan en una mejor convivencia. En cuanto al componente artístico, los músicos formados en la Red han llegado a suplir la demanda de músicos con formación y de instrumentistas particulares para muchas agrupaciones de la ciudad, tanto en música clásica como en ritmos populares. En 1995 Medellín atravesaba un momento crítico en materia de seguridad por la lucha contra el narcotráfiLa Red de Escuelas de co. En ese ambiente de zozobra, los niños y jóvenes eran Música sumada a otros uno de los grupos de población más vulnerables, algunos proyectos garantizan la eran reclutados o se sentían atraídos por organizaciones presencia de espacios armadas ilegales. Dentro de las causas que daban origen a la existencia de ese riesgo se encontraban la falta de claros de formación. opciones y el exceso de tiempo muerto, entre otras razones, que demandaban soluciones más profundas. Para cubrir un poco esa ausencia de opciones llegaron las primeras Escuelas de Música a crear con los niños y jóvenes nuevas bandas, ya no de delincuencia sino de música. La Red representa una oportunidad que la Alcaldía de Medellín ofrece a la población entre 7 y 24 años, para compartir con otros mientras aprenden la interpretación musical. La práctica colectiva es un principio y aunque en efecto se logran altos niveles de interpretación musical, el propósito del programa no consiste en ofrecer una formación profesional ni otorgar títulos. Como oferta pública de ciudad, la participación en la Red siempre ha sido gratuita. Se abren las inscripciones desde los últimos meses del año con la idea de iniciar clases a la par con la jornada escolar del siguiente año, aunque no todos los años se logra coordinar de esta manera. En la etapa de iniciación, los niños reciben dos horas de clase a la semana; a partir del tercer año se intensifica a tres horas. Si constituye su primer acercamiento a la música, los integrantes pueden ingresar hasta los 14 años para inscribirse, y si se tiene más de esa edad, la persona debe haber realizado antes algún tipo de proceso formativo. Desde 2012 la Red está implementando un currículo que da cuenta de unos contenidos que más allá de la obvia formación musical, también tiene unos componentes en #Ciudadanía y en convivencia. En su operación, el programa se trabaja desde cinco dimensiones: la pedagógica, que incluye la parte musical y formativa de un ciudadano y de un ser humano en construcción; la estético-musical, que habla de la necesidad de proyectarse en lo musical; la sicosocial, que hace un acompañamiento a todos los miembros de la Red; la administrativa, desde donde se coordina el programa; y finalmente la dimensión comunicacional, en la que se trabaja la posibilidad de desarrollar un proyecto que habla del #EjercicioDeLoPúblico, la convivencia y la construcción de tejido social. El programa sicosocial en particular se ha ido fortaleciendo cada vez más para responder mejor al compromiso social que la Red tiene establecido con las comu-


Música /// 145

La ciudad tiene un trabajo de años en temas como la formación musical desde la temprana edad. El objetivo de este programa no es necesariamente encontrar talentos que luego serán músicos profesionales, sino impartir en este tipo de prácticas valores que se suman a la importancia de la formación integral de los niños.

nidades en las que hace presencia. Parte de su trabajo es analizar los indicadores sociales con los que debe cumplir el programa, como evaluar la población que compone la Red para que responda realmente al propósito de inclusión que se plantea, de acuerdo con la equidad de género, población discapacitada, población de minorías raciales, entre otras características. Adicionalmente, el acompañamiento en el territorio permite establecer una cartografía social que presenta elementos particulares de cada zona o sector donde se emplaza una escuela y de esta manera facilita una verdadera articulación social del programa con la comunidad. La Red cuenta con un manual de acuerdos para la convivencia que plantea unos parámetros y normas a los que se debe llegar para que el programa sea sostenible y coherente con los principios básicos que le dan origen. En la parte musical, este currículo contempla un primer ciclo de iniciación, que se realiza a través de la lúdica, así, se trabajan ritmo, corporalidad, melodía, armonía, de una manera muy creativa. Durante el segundo ciclo se desarrolla el grueso de la parte formativa. En este ciclo se abre la posibilidad de pertenecer a los semilleros. Se contemplan cerca de seis años de formación, al cabo de los cuales es posible integrar las agrupaciones principales de su escuela, ya sea la banda o la orquesta. Del tercer ciclo pensado para este currículo hacen parte los estudiantes de mayor edad. En general, el perfil de los integrantes de esta etapa es de personas que tienen vocación para la música, pero que por trabajo o estudio no cuentan con el tiempo suficiente para dedicarse de lleno a ella, pero logran ya un recorrido y unos aprendizajes en lo musical que no quieren dejar de lado. El incentivo para ellos consiste en hacer parte de las agrupaciones integradas. La Red cuenta con once de estas agrupaciones

2002

La trova fue declarada como patrimonio artístico, social y cultural de Medellín.


146 /// Relatos de la cultura / Medellín contada a partir de la creación

y los estudiantes pueden presentar audiciones para pertenecer a ellas. Para el 2015, la participación es cerca de 600 personas, de las 4.600 que se encuentran inscritas. Desde la dirección de la Red de Escuelas de Música se destacan tres aspectos fundamentales que este programa social le aporta a la ciudad: primero, que es un espacio de encuentro en el que se pueden establecer relaciones duraderas; segundo, que esos encuentros generan disfrute, y compartir y gozar juntos es algo positivo para niños y jóvenes; y tercero, que es una inversión de la ciudad en su población joven, eso les dice a ellos que como ciudadanos pueden participar en la construcción de un lugar mejor. En palabras de Ana Cecilia Restrepo, directora del programa, “Para mí, esa es la conciencia más grande que uno aspiraría a que ellos tuvieran, primero que son ciudadanos de un lugar que se llama Medellín y, segundo, que ellos tienen la posibilidad de participar y de ser actores del desarrollo de lo que pasa en esta ciudad”. * * *

337

docentes en música fueron capacitados en la ESCUELA

DE FORMADORES,

en el 2014 y 2015.

200

docentes participaron en el DIPLOMADO PARA LA

ENSEÑANZA DE LA MÚSICA,

en el 2015.

FORMACIÓN DE FORMADORES. Es claro, entonces, que la formación musical desde la infancia tiene unos efectos en general positivos para el futuro de los educandos, por tanto, resulta importante garantizar que la fuente de donde reciben esa formación sea óptima, tanto en los contenidos de lo que está transmitiendo como en la metodología pedagógica que se emplea para ello. La ciudad, a través de la Secretaría de Cultura, cuenta con un programa de formación para la enseñanza de la música en la primera infancia operado por Cantoalegre y la diplomatura en metodologías para la enseñanza de la música impartido por el departamento de música de la Universidad Eafit. La propuesta del diplomado consiste en abordar la enseñanza de la música desde cuatro áreas: sicología y arte, o sea, cómo funciona el sujeto en relación con la siquis, la sociedad y el arte; desde la política y el arte, es cómo a través de estas expresiones estéticas se puede transformar el entorno urbano social; desde la gestión en el arte, es decir, lo que hay de publicidad, derechos de autor, contratos, concertación detrás de la interpretación musical; y finalmente, desde la música en sí, que se abordará tanto desde las estrategias pedagógicas para transmitir la enseñanza de la música, como desde el manejo de software musicales para la creación y edición de partituras. * * * Las ventajas de la formación musical se pueden ver no solo en lo obvio, que es que los músicos que reciban instrucción desde más temprana edad van a llegar al nivel profesional con mayores habilidades, sino que incluso quienes no tienen interés en convertirse en músicos en el futuro, sí van a desarrollar una sensibilidad diferente hacia la música y el arte en general.


Música /// 147

PROYECCIÓN Y CIRCULACIÓN

“Cuando un ciudadano –dice Esteban Duperly, periodista a cargo de la separata Medellín vive la música que la Secretaría de Cultura publica periódicamente con la revista Arcadia– sale de su barrio, se mueve, va y viene por la ciudad y la vive, cuando se encuentra con otros, comparte con desconocidos y abandona sus zonas de confort, es cuando la ciudad crea tejido social. Y la música, para Medellín, ha resultado ser la aguja y el hilo”. La música en vivo es, tanto para los artistas en la tarima como para el público asistente, la forma más cercana de interacción. Es donde los cantantes y bandas pueden medir, más allá de las cifras de ventas de su música, cómo reaccionan realmente sus seguidores a los mensajes que les quieren comunicar a través de sus canciones y su interpretación. Para los fans constituye también la oportunidad de darles forma a esos sonidos que le ponen ritmo al latir de su sangre. Para propiciar esos encuentros cercanos, Medellín está llena, durante todo el año, para todos los gustos, de una amplia cantidad de géneros, de festivales musicales para el #EjercicioDeLoPúblico, en los que el evento en vivo convoca el encuentro, y en algunos de ellos se complementa con Con eventos de la actividades académicas, o con espacios de circulación. El calendario musical de actividades empieza en importancia de Altavoz, marzo con Festicámara, el festival internacional de múla ciudad ofrece una sica de cámara con carácter académico que en el 2015 completa agenda musical. llegó a su quinta edición. Las actividades del festival incluyen clases, talleres y ensayos dirigidos a los estudiantes en formación de la Red de Escuelas de Música de Medellín, a cargo de maestros invitados, además de la realización de conciertos abiertos a todo el público de la ciudad. En mayo se viene realizando desde hace tres ediciones el Primavera Fest, una iniciativa de Merlín Producciones, que propicia el encuentro ciudadano con la música, acompañado de una amplia oferta de actividades artísticas, gastronómicas y recreativas para todas las edades, con énfasis en el cuidado del medioambiente. El 21 de junio se celebra en cerca de 700 ciudades de 120 países del mundo la Fiesta de la Música, un homenaje a la música en vivo que se originó en Francia hace más de treinta años. Medellín se unió desde hace 13 a esta fiesta con la organización de la Alianza Francesa, y con la participación de cada vez más géneros, más escenarios, más músicos y más público. Finalizando el mismo mes, Medellín disfruta de uno de los géneros que, aunque de origen extranjero, se ha arraigado con tanta fuerza en la ciudad que parece propio. El Festival Internacional de Tango conmemoró en el 2015 los ochenta años de la muerte de Carlos Gardel en la pista aérea del aeropuerto que hoy se llama Olaya Herrera. Las actividades programadas para esta edición conmemorativa se extendieron más allá de la interpretación musical hacia exposiciones e intervenciones de arte y proyección de la Muestra de cine y tango.

2003

La Orquesta Sinfónica Infantil y Juvenil de la Red de Escuelas de Música hace su primera gira internacional en la que se presentaron ante el papa Juan Pablo II en el Vaticano.

2004

Primer festival Altavoz, en la Plaza de Toros La Macarena.


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El segundo semestre se inicia con el evento de ciudad más emblemático y tradicional de Medellín, la Feria de las Flores, que dentro de su programación musical destaca dos espacios particulares, el Festival Nacional de la Trova, que se realiza desde hace diez años para darle un espacio a esta forma de expresión tan simbólica del imaginario colectivo que ofrecen los habitantes de esta región. Cada año el Festival de la Trova selecciona a sus participantes en jornadas eliminatorias destinadas a elegir, en el día de cierre del festival, al Rey Nacional de la Trova, el mejor representante del repentismo y el ingenio popular. El otro espacio musical que se vive desde hace diez años en cada Feria de las Flores es el Parque Cultural Nocturno, cada vez más posicionado y con mayor poder de convocatoria. Este evento consiste en una programación de cinco noches con un concepto diferente cada una. Merlín Producciones, también a cargo de esta operación, ha intentado que en cada edición se fortalezcan las temáticas que más público convocan y a la vez se les presente a los asistentes una o dos noches con alguna novedad. Las más posicionadas hasta ahora son la Negra Noche, dedicada a las músicas de la cultura afro; y la noche Tropical, que es la más festiva. Algunas otras que han resultado atractivas son la noche de Son y Bolero y la de Músicas del Mundo. En otras ocasiones han tenido noche Clásica, o noche de Ganadores de músicas colombianas. La idea es que quepa de todo un poco, músicas populares, tradicionales, urbanas, clásicas, además de danza y humor. Hay una intención de parte de la organización de proponer artistas alternativos. Cada noche incluye un cantante o grupo local, uno nacional y uno internacional. Se buscan intérpretes con trayectoria, excelente calidad y amplia representatividad, pero no necesariamente conocidos por el público masivo. Con esto se ha logrado que la gente, aunque no conozca al artista que se va a presentar, llegue al Parque de los Pies Descalzos, un espacio amplio y cómodo, con la certeza de encontrar un muy buen espectáculo y con impecable producción. El siguiente evento en orden cronológico empieza también en agosto y le corresponde al Festival Internacional de Música, que desde 2008 organiza la Orquesta Filarmónica de Antioquia, el cual cuenta con la participación de destacados intérpretes de música clásica nacionales e internacionales. En septiembre tiene lugar uno de los encuentros musicales con más larga tradición en la ciudad; el Festival Medellín de Jazz llegó en el 2015 a su decimonovena edición. En tantos años de recorrido, el Festival le ha brindado a la ciudad artistas internacionales de alto reconocimiento, como Gonzalo Rubalcaba en una de sus primeras ediciones, y ha ampliado su cobertura a géneros que no son exclusivamente jazz y sus fusiones, como la salsa de figuras tan reconocidas como Willy Colón, Gilberto Santa Rosa y Oscar D’León. Para músicos locales con proyección internacional, como Puerto Candelaria, la historia de este evento ha sido también el espacio en el que dieron los primeros pasos para su divulgación. Octubre para la ciudad es un mes que le ha abierto espacio a festivales que apelan a la diversidad y la inclusión, como el FestiAfro, dedicado a las expresiones culturales de la población de ascendencia afro; el festival Vibra mi tierra, que reúne


Música /// 149

conciertos, comida y entretenimiento en el Jardín Botánico Joaquín Antonio Uribe; el Breakfest, un día de conciertos en diversos géneros musicales en el Parque Norte, pero el festival que desde hace once años ha significado para las bandas locales su mejor espacio de expresión es Altavoz Fest. Desde aproximadamente finales de los noventa y principios del nuevo siglo, Medellín era reconocida como una ciudad rockera por la cantidad en aumento de bandas en este género, que, sin embargo, no contaban en ese entonces con espacios de

Desde el proceso de selección de bandas hasta el festival Altavoz, el público puede asistir de manera abierta a las presentaciones.


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Entre 2012 y 2015

591.000 personas asistieron a los eventos musicales de ciudad:

FESTICÁMARA, FESTITANGO, ALTAVOZ, PARQUE CULTURAL NOCTURNO, FIESTA DE LAS LUCES Y FESTIVAL MVLM.

difusión para su música. De manera que inspirados en la celebración bogotana de Rock al Parque que ya llevaba cinco ediciones, en el año 2000 se realizó la versión local Rock a lo Paisa con la participación mayoritaria de bandas de la ciudad, además de algunas nacionales invitadas como Superlitio, de Cali, o 1280 Almas, de Bogotá, y tres invitados especiales internacionales: Café Tacvba, Desorden Público y Arcángel. De este gran evento, que recibió críticas encontradas, no hubo segunda edición, pero sirvió como base para el encuentro de quienes cuatro años más adelante le darían forma al primer Altavoz Fest, en cabeza de la Secretaría de Cultura del municipio. Para participar, las bandas locales deben pasar por un proceso de convocatoria que les exige preparación y dedicación. Las bandas que se presentan con todos los requisitos exigidos son llamadas a unas primeras audiciones, divididas en siete categorías: rock y hard-rock; punk; metal; core; ska y reggae; rap; y electrónica y alternativa. Para cada categoría existen unos jurados que también se seleccionan con antelación por convocatoria, y que se encargan de calificar a las mejores bandas para pasar a los conciertos clasificatorios. El paso final para los mejores participantes es la presentación en la escena central del festival. Altavoz es ya un encuentro de ciudad institucionalizado que, más allá de los días de celebración de música en escena, integra varios procesos de formación y aprendizaje para los jóvenes músicos de la ciudad. Uno es Altavoz Lab, en donde se trabajan actividades de introducción al mundo de la industria musical, dirigido a grupos participantes que aunque no alcanzaron a llegar al final de la clasificación, se notó en el proceso de selección que tenían madera. Así mismo, los músicos son invitados a participar en ruedas de negocios para mostrar su obra a empresarios y organizadores de eventos. Estas han servido para que bandas y artistas locales se den a conocer y lleven su obra a espacios internacionales. Para el público asistente este festival ha servido Es con el público que también como proceso formativo. En términos de convivencia, Altavoz logra en la ciudad una tolerancia entre la música pone a prueba seguidores de géneros musicales que en otros escenasu carácter, se fortalece rios se consideran opuestos, pero que en este espacio con la interacción y se son símbolo del respeto por la diferencia. Tanto que en graba en la memoria 2009 este evento de ciudad recibió el reconocimiento por parte de la Unesco y el Banco Interamericano de como experiencia. Desarrollo como uno de los mejores programas de juventud en América Latina y el Caribe. Después del rock en octubre, en noviembre se realiza el Festival Medellín Vive la Música, el evento de proyección de este programa de la Secretaría de Cultura a través del cual se busca articular, fomentar y fortalecer los distintos procesos musicales que se dan en la ciudad. El festival incluye conciertos de entrada libre para el público, y eventos académicos y comerciales dirigidos a los músicos locales, destinados a fortalecer la industria. También en noviembre y como abreboca de las celebraciones navideñas, tienen lugar el Festival de Bandas y Chirimías, que se realiza en el barrio San Javier


Música /// 151

La Loma, y el Festival Zona 2 dirigido en primera instancia a la participación de grupos de rock de las comunas 5 - Castilla, 6 - Doce de Octubre y 7 - Robledo, pero con convocatoria abierta a toda la ciudad. Y la programación termina con la música decembrina del Festival entre Cuerdas y Acordeones y el Festival de Música Popular. A lo largo del año, por temporadas que duran varias semanas, existe para el público de Medellín espacio para los festivales de La Matraca, una iniciativa que tuvo origen en la celebración del sexagésimo aniversario del Teatro Pablo Tobón Uribe, en el 2013. Explica Sergio Restrepo, director del Tptu, que “para un extranjero, la música es a Colombia lo que la comida al Perú”, es decir, que ante la existencia de tantos productos de la música colombiana que tienen alto reconocimiento por fuera de sus fronteras, pero difícilmente son escuchados dentro del país, es justo darlos a conocer a un público interesado en las músicas emergentes, en creaciones independientes, en los sonidos con los que el mundo identifica a Colombia aunque en el país no copen los medios masivos. Se realizó así la primera temporada de La Matraca, de abril a agosto de 2013. La programación estuvo compuesta por una selección de músicos de diferentes orígenes y géneros, cuya participación, adicional a la presentación en vivo, contempló también el intercambio con músicos de la ciudad para quienes venían de afuera; el lanzamiento de un disco, condición necesaria para hacer parte de La Matraca, que se considera a sí misma un tocadiscos, pero en vivo; y la participación en una rueda de negocios organizada exclusivamente para ese grupo, a la que se invitan personas de interés como secretarios de cultura de otros municipios o programadores musicales. En el 2014 se realizaron dos temporadas, una en cada semestre del año, y la más reciente fue de marzo a julio de 2015. Agrega Sergio Restrepo que la música de la que se compone La Matraca puede ser “riesgosa, ya que no es la música que llena taquillas, pero es la forma en la que nosotros formamos público; es música que abre el oído y nos enseña a conocer a qué suena Colombia”. Este propósito se complementa con la inversión que hace la Secretaría de Cultura en formación de públicos mediante la asignación de un número determinado de entradas gratuitas no solo en este teatro, sino en más espacios de programación cultural de la ciudad. Para el Pablo Tobón, La Matraca es uno de los componentes de una estrategia más amplia dirigida a la recuperación del teatro, por tanto tiempo en estado de casi abandono relacionado con el deterioro del centro de Medellín, donde queda ubicado. Con el objetivo de recuperar el público perdido, la programación del PTU decidió hacer un fuerte énfasis en la música, tanto en la clásica, con la invitación a la Orquesta Sinfónica a volver a establecer ahí su sede, como en la popular y emergente, por eso estos festivales se unen a otros ingredientes como clases de tango, salones de salsa y porro, o sábados de milonga.

2007

Se programa el primer Festival Internacional de Tango.

2009

EL Festival Altavoz recibe el reconocimiento de la Unesco y el BID como uno de los mejores programas de juventud en Latinoamérica y el Caribe.

2010

Se realiza la primera versión de Circulart en el marco del Congreso Iberoamericano de Cultura.

2013

La Banda Sinfónica de la Red de Escuelas de Música se presenta en el World Music Contest en Kerkrade, Holanda, y en el Festival de Bandas Catalanas en Barcelona, España.


152 /// Relatos de la cultura / Medellín contada a partir de la creación

EMPRENDIMIENTO E INFRAESTRUCTURA

La música no es una sola y tiene muchas formas, no solo es una expresión de arte que posibilita compartir sentimientos, sino también un medio de interacción que facilita el encuentro, y se trata, entre tantas otras cosas, de un modo de vida. Con el uso de la música como vehículo, varios emprendedores de la ciudad presentaron sus propuestas a una convocatoria para recibir estímulos que fortalecieran procesos comunitarios en formación musical que la Secretaría de Cultura abre con el fin de impulsar en las comunidades el #EjercicioDeLoPúblico desde proyectos culturales viables y colectivos. Entre los ganadores de estos estímulos se encuentra el grupo de artistas de la comuna 13, La Élite, quienes a través de la escuela de hip hop Vida Hopper capacitan a cerca de 120 niños y jóvenes en rap, DJ, break dance y grafiti, con el fin de fortalecer sus capacidades artísticas y creativas en artes urbanas. Su proyecto es lograr la producción del cortometraje Historias de barrio. Del corregimiento de San Antonio de Prado ganó estímulo el proyecto Pa Pararám, presentado por cuatro músicos que proponen un espacio de cuidado del medio ambiente a través de mejores hábitos de reciclaje. Su proyecto es la puesta en escena de tres conciertos didácticos en formato stomp en tres zonas distintas de la ciudad. En la comuna 6 la Corporación Cívica Mundo Nuevo propone el acompañamiento de artistas y grupos locales a través de actividades de formación en grabación y edición de audio y video que fortalezca la visibilidad del sector musical en la zona. La propuesta de Jugando, Cantando y Tocando – Tumac, del corregimiento de Altavista, es la reafirmación de sus raíces en niños y jóvenes afrodescendientes del barrio Nuevo Amanecer, mediante encuentros y talleres sobre la música tradicional del Pacífico. La Corporación Casa Mía del barrio Santander recibirá estímulos para realizar siete talleres de formación musical dirigidos a 82 niños de diez años en adelante en técnica vocal, piano y teclado, guitarra, producción musical, percusión, músico-terapia e iniciación musical.

JORNADAS DE EMPRENDIMIENTO MUSICAL 2015

109 51 257 112

empresas fortalecidas

empresas con modelos de negocios

asistentes al Seminario de Emprendimiento

empresarios en la rueda de negocios.

* * * Además de estas propuestas comunitarias de emprendimiento, la ciudad también propicia espacios más amplios para la consolidación de la industria musical local. Frente a la necesidad de circulación de sus obras que enfrentan en general los músicos independientes, surge la propuesta Aquí suena Medellín, una iniciativa del programa Medellín Vive la Música en alianza con la Unión del Sector Musical –USM–. Consiste en una plataforma en donde se registran, por un lado, los sitios en donde suena música, como cafés, restaurantes, hostales, bares; y por otro, los músicos suben sus perfiles, sus obras, y se crea en ese espacio una relación en la que los sitios seleccionan las creaciones que mejor responden a las características de su local.


Música /// 153

Esto facilita que la música circule, llegue a los oídos del público, se dé a conocer. La plataforma permite conocer qué está sonando en dónde y a qué horas, la intervención de la USM es coordinar los sitios, los músicos y relacionarlos. A través de una rueda de negocios que llaman Visitadores sonoros han empezado a instalar dentro del movimiento de la ciudad una programación de música que suena en vivo. Para registrarse como sitio en Aquí Suena Medellín, debe sonar por lo menos cada hora un veinte por ciento de su programación con canciones de artistas locales que estén en la plataforma. A cambio recibe incentivos de difusión a través de las distintas piezas de publicidad y divulgación, entre ellas la revista Música, un medio de comunicación muy posicionado en la ciudad que publica la USM, y la aplicación de agenda cultural de ciudad para dispositivos móviles Zoom Medellín. Esta agremiación, por su parte, es otra señal positiva del fortalecimiento de la industria musical en la ciudad. Con una motivación similar a la de la plataforma Aquí suena Medellín, la Unión del Sector de la Música nace como respuesta a

En bares y lugares públicos se presentan los artistas de la ciudad, pero además su música circula en iniciativas como Aquí Suena Medellín, una plataforma para hacer playlist con los artistas locales, pero también para verlos en vivo.

2014

La Orquesta de Tango de la Red de Escuelas de Música se presenta en el Festival Internacional de Tango de Buenos Aires.


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una necesidad de organización de los músicos como sector productivo. La agremiación congrega no solo a los autores e intérpretes, sino a todos los sectores involucrados con el tema, como sonido, iluminación, maquillaje, vestuario y fotografía especializada, como un soporte para llegar paso a paso a crear un cluster de la música en la ciudad. Dice Sara Melguizo, directora de la USM, y de la revista Música, acerca de su funcionamiento: “Un músico que se agremia tiene acceso a los canales de comunicación de la agremiación, a boletines, a las redes, siempre y cuando el músico mande su información. Es decir, no somos ni bookers, ni mánager, ni agentes de prensa, ni vendedores de conciertos; nosotros somos una caja de herramientas que facilita la conexión en equidad con el mercado. Eso resulta difícil de entender para muchos músicos, que creen que los vamos a vender, pero no es eso. Al final, el tema de estar agremiado solo ha traído cosas buenas”. Otro síntoma de vitalidad musical en Medellín es el ser sede, desde 2010, del mercado del sector musical más importante de Latinoamérica. Circulart es el espacio al que llegan las propuestas musicales independientes interesadas en mostrar su trabajo a empresarios, disqueras o directores de festivales. Durante el evento se realizan showcases, ruedas de negocios y eventos académicos que les permiten a los participantes mostrar la mejor cara de lo que saben hacer, con el fin de lograr nuevas presentaciones y llevar a cabo negocios, a la vez que se actualizan en detalles del movimiento de la industria musical. * * *

176 mil

asistentes al Festival

ALTAVOZ

entre 2012 y 2015.

$36.000 millones invierte el proyecto

MEDELLÍN VIVE LA MÚSICA

en el sector.

$24.000 millones en obras de infraestructura y

$12.000 millones en acciones sociales.

CASAS DE MÚSICA. Como una herramienta más para el fortalecimiento de la música como expresión artística de nuestra cultura, el municipio, a través del programa Medellín Vive la Música, aprobó una inversión de 26.000 millones de pesos para la adecuación de cuatro casas de música, que servirán de escenario para la creación, la investigación, la enseñanza, la circulación y la producción musical. En Guayabal se hará una construcción anexa al Parque Biblioteca Manuel Mejía Vallejo. Esta casa de música tendrá facilidades para talleres sonoros, cabinas de producción y de grabación. Contará, además, con un auditorio tipo caja negra para realizar ensayos y conciertos. Unida al edificio patrimonial Fonda El Jordán, la casa de música de Robledo, ofrecerá a la población espacios para tertulias y para eventos musicales y artísticos, manteniendo así la vocación de punto de encuentro del sector y de la ciudad. Aprovechando el desnivel del terreno, la casa de música de San Javier tendrá terrazas en cada nivel de su estructura que la convertirán en un escenario que posibilitará la proyección permanente de los artistas. La cuarta casa de música estará ubicada en Laureles, en la antigua sede de la coral Tomás Luis de Victoria. En este espacio, la presencia de los árboles permitirá la articulación al parque de manera armoniosa y será una sede verde para la formación y la proyección musical.


Música /// 155

* * * Después de haber adquirido el infame reconocimiento mundial como una de las ciudades más violentas y peligrosas durante las décadas de 1980 y 1990, Medellín ha conseguido, a través del arte, la cultura y la educación, no solo superar ese estigma, sino que, además, ha logrado atraer atención positiva y alcanzar reconocimiento internacional por las creaciones que desde aquí surgen. Hay una generación entera que relata a través de la música la realidad en la que le tocó crecer durante los años más álgidos de la violencia. Hay otros tantos en esas generaciones que soñaron en ese tiempo con una ciudad mejor, más llena de música y paso a paso le han dado forma a ese sueño mediante sus proyectos artísticos. Habitan también esta ciudad nuevas generaciones que han encontrado en los programas sociales opciones de vida alrededor de la música, desde el aprendizaje y desde el disfrute. Y hay, en fin, toda una ciudad que vive la calle y se la baila, ya sea a los empujones del pogo, abrazado a su pareja en los ritmos tropicales, o como le dicten los beats a su cuerpo desde cualquier género.

Agrupaciones como Perros de Reserva encuentran espacios de circulación en eventos de la agenda de la ciudad como Altavoz.

2015

La Orquesta Sinfónica Juvenil de la Red de Escuelas de Música es invitada a cerrar la décima versión del Festival Internacional de Música de Cartagena.


156 ///

GORDO´S PROJECT

Gordo’s Project es un colectivo musical de diez personas, pero su imagen es, sobre todo, José Julián Villa, quien lo dirige, compone las canciones e interpreta la guitarra en el grupo. Cuenta él que la idea germinal para tocar juntos fueron unos seminarios sobre folclor que hicieron los primeros integrantes, estudiantes de música en Eafit casi todos, además de unos festivales a los que asistieron; sin olvidar, claro, el gusto por proyectarse en lo que les gustaba tocar. Y lo que les gusta tocar es la versión contemporánea de un ritmo muy significativo para los antioqueños, con el que seguramente todos los integrantes del grupo crecieron mientras veían bailar a las tías en las celebraciones decembrinas, la música chucu chucu, una mezcla paisa de porros, cumbias, vallenatos. Música parrandera. Con una colección de primeras canciones compuestas y hechos los arreglos, Gordo’s grabó su primer álbum, The New Tablado, financiado por una beca de creación que obtuvieron de la Secretaría de Cultura del municipio en el año 2008. Desde entonces se han presentado en múltiples escenarios del departamento y del país. Como ejercicio, en alguna ocasión se postularon a las convocatorias de selección de Altavoz a pesar de interpretar un género bastante lejano al rock y sus afines, y dice José Villa, “consideramos que con esa vez fuimos suficiente karma para los metaleros de Altavoz”. José Julián es un hombre enorme, con una voz tan suave como las cuerdas de la guitarra clásica que interpreta y en cada una de sus frases hay toques de fino humor, a pesar de que él mismo no es muy sonriente. Este músico integra, además de Gordo´s, otras cinco bandas musicales: Parlantes, que interpretan rock con influencia de ritmos colombianos; Goli, que hace un tipo de música cercano al rock alternativo; Metropolizón, que es jazz con folclor; Golpe Chácara, folclor total; y el Son de La Nubia, donde hacen salsa y son cubano. Dice Villa que hay

entre todos ellos “tal vez un discurso estético que los une, pero yo no sé cuál”. Lo que sí tienen en común es que todos hacen parte de Música Corriente, la corporación sin ánimo de lucro que funge como disquera de los grupos mencionados y otros más. Es, además, una corporación que agremia escritores, artistas plásticos y realizadores audiovisuales, con el fin de adelantar gestión cultural. Actualmente Música Corriente está embarcada en un gran proyecto de colaboración artística. Bajo el nombre “Discos Inauditos” se prepara una colección que reúne música, literatura y artes plásticas en siete tríadas que serán publicadas con un formato particular para cada forma artística, la música estará en discos de vinilo, la carátula de los mismos será la obra plástica del artista integrante, y un libro que reúna los textos de los siete escritores completará la obra. Los siete músicos son el Negro Billy, Gordo’s Project, Parlantes, Metropolizón, Mr. Bleat, León Giraldo, y Antonio Arnedo con Sam Farley. Los escritores: Héctor Abad Faciolince, Samuel Vásquez, Juan Manuel Roca, Camilo Suárez, William Ospina, Pablo Montoya y Jacobo Car-


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dona. Los artistas: Luis Fernando Peláez, Kike Lalinde, Freddy Serna, Alfonso Posada, Margarita Isaza, David Robledo y Darío Villegas. Cada disco inaudito va acompañado de un triálogo entre los personajes, que relatan la experiencia de la colaboración. Los tres primeros hicieron parte de la programación de la Fiesta del Libro y la Cultura en septiembre de 2015, y calcula la corporación que la colección completa esté lista para los meses de junio y julio de 2016. Así pues, el proyecto del gordo, una traducción libre del nombre del grupo, enriquece los ritmos tradicionales con sonidos contemporáneos, y a la vez hace que las nuevas generaciones que hoy tienen acceso a toda la música del mundo a través de internet, se vuelvan a mover al ritmo de esta versión actualizada del chucu chucu.


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MERLÍN PRODUCCIONES

Hace quince años Medellín era la misma ciudad, pero diferente. En lo musical había más ganas que posibilidades. Los músicos locales hacían planes para futuros que en ese momento podían parecer lejanos, inalcanzables; pero que resultaron realizables, con los ingredientes necesarios y la madurez del tiempo. En ese panorama apareció en la ciudad Merlín Producciones, inicialmente como un estudio de grabación que les ofrecía a esos artistas soñadores la oportunidad de plasmar su obra en los formatos de la época, oferta que con los años se ha ampliado para cubrir un espectro más amplio de la producción musical, con lo cual ha logrado inscribirse en el desarrollo de esta industria local. En el 2003, Juan Felipe Arango, “Coco”, regresaba a la ciudad después de largos años de residencia en Estados Unidos y estudios de producción de audio en España, para asociarse con el ingeniero de sonido Gabriel Vallejo, quien recientemente había fundado un incipiente, pero ambicioso estudio de grabación llamado Merlín, y con Juancho Valencia, el curioso músico que ha logrado darles el carácter particular a las alternativas musicales. En esos primeros años los socios trabajaban todo el tiempo dentro del estudio,

dedicados la mayor parte del tiempo a tareas de grabación. Muy pronto se dieron cuenta de las ventajas de ampliar su campo de acción a la producción musical y la realización de eventos. Crecieron entonces el equipo de trabajo y, sobre todo, perfilaron muy bien las funciones de cada uno. A Gabriel le corresponde todo lo relacionado con producción de tecnología, tanto del sonido en estudio como en vivo de todos los eventos. Juancho, como productor musical y artístico, hace la composición y se encarga de todos los elementos creativos, y Coco es el responsable de la producción ejecutiva, administración y gerencia. En la actualidad Merlín se enfoca en tres líneas de trabajo fuertes: la producción musical, que se extiende más allá de la gra-


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bación de los artistas, a la composición de jingles, música para telenovelas, para cine, y también comerciales y publicitarios. En la dirección artística de eventos y espectáculos organizan los eventos musicales de la Feria de las Flores, tienen su propio festival que se llama Primavera Fest, y este año empezarán con el evento Medellín Salsa Fest, cuya primera edición se cumplió en noviembre de 2015. Y finalmente, dentro de la línea de manejo de artistas organizan giras y otras formas de divulgación de sus músicos entre los que se cuentan Puerto Candelaria y Maité Hontelé, cuyo trabajo han logrado llevar a muchos lugares del mundo. Dice Juan Felipe Arango que “las músicas populares colombianas son el fuerte nuestro. Trabajamos en

el desarrollo o, mejor, en la actualización de las nuevas músicas colombianas”. Se puede afirmar que uno de los aportes más contundentes de Merlín en estos quince años de trayectoria –en cercano engranaje con otras actividades musicales de la ciudad– es ofrecerle al público la oportunidad de acercarse a artistas de alta calidad, pero que no hacen parte necesariamente de los nombres identificados y tantas veces repetidos por las audiencias masivas, y por esta vía han logrado a la vez posicionar algunos artistas dentro del consumo musical local. Así mismo, a través de Puerto Candelaria, el género de la música fusión colombiana ha alcanzado a abrirse paso y dejar la puerta abierta para otras expresiones en escenarios internacionales. Por supuesto, esto sin desconocer el aporte y la articulación de muchos otros factores como el aumento de oportunidades para la formación de músicos desde niños, la proliferación de medios alternativos en donde otras opciones musicales tuvieron cabida, la masificación de tecnologías, medios virtuales, internet y redes sociales, a través de los cuales la circulación de sonidos tanto de afuera hacia adentro como en sentido contrario, enriquecen las creaciones locales y permiten que sean escuchadas por otros.


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J UA N Á LVA R E Z

Para quien haya asistido a cualquier concierto de rock –o sus géneros afines– en Medellín desde los años noventa hasta hoy, la figura de Juan Álvarez le resultará familiar en cualquier espacio de toda el área que ocupa una tarima. Ya sea frente al micrófono como la voz líder del grupo de rock duro Nepentes o en un segundo plano en su trabajo como productor técnico para conciertos de otros artistas y agrupaciones. Las trenzas rastas de su pelo que parecen moverse en sincronía con el sonido que las rodea, son casi una figura emblemática de este género en la ciudad. Con Nepentes, Juan inició su recorrido musical en 1998, desde la fundación de la banda en el barrio Manrique. Su trayectoria, como la de tantas otras agrupaciones de rock, comenzó con toques locales que convocaban un público moderado. Año tras año esos escenarios se fueron ampliando, al igual que ese primer público entusiasta. En la actualidad, la hoja de vida de Nepentes cuenta con la participación en varios festivales nacionales e internacionales, pero su carta de presentación más importante es el haber compartido escenario con las bandas de rock con mayor reconocimiento. En el 2010 fueron los teloneros de Korn en Bogotá y en el 2014 fueron seleccionados entre otras 200 bandas para abrir en Colombia el concierto de Metallica, la agrupación más icónica del heavy metal en el mundo. En el entorno local, Nepentes ha sido una de las bandas con las que el público identifica el Altavoz Fest, ya que han estado en distintas ediciones, ya sea como invitados o como participantes que siguen todos los requisitos de la convocatoria. Después de repetidas presentaciones en esta tarima, los integrantes del grupo, en un gesto de solidaridad, consideraron que su experiencia acumulada podría estar impidiendo que otras bandas amigas, con entusiasmo, ganas y preparación, llegaran a los conciertos clasificatorios. Fue por esto por lo que en el 2007, en la cuarta edición del Festival y tras haber participado en las anteriores,

la banda decidió hacerse a un lado. “Ahí fue cuando entendimos que Altavoz estaba hecha para todos, que era un evento de ciudad para que todos nos mostráramos como banda o como proyecto cultural”, explica Juan. Desde entonces, este músico ha seguido participando en cada nueva edición del festival desde la parte operativa. Mucho le ha aportado Juan de su experiencia al evento, en la parte técnica, y mucho ha aprendido también de él. Año tras año ha podido ver cómo cambia la participación de las bandas, cómo mejoran sus propuestas y la forma de presentar sus mensajes. “Altavoz tiene hoy una calidad impresionante, hay muchas más personas queriendo hacer arte, queriendo hacer cultura, queriendo hacer proyectos. Creo que Altavoz ha sido una opción de vida para muchos jóvenes en la ciudad”. Tras bambalinas también ha podido ser testigo de la formación del público asistente año tras año, “hemos visto cómo aprenden el respeto al artista, el respeto a la diferencia cultural también. En Medellín logramos algo que en Rock al Parque no han podido, es juntar metaleros, punkeros, raperos en un mismo escenario en un mismo día y que se respeten”, afirma.


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Como productor técnico, la experiencia de “Nano”, como lo conocen sus amigos, acumula ya 18 años. Su trabajo exige constantes desplazamientos como parte del equipo de producción de artistas como Juanes, con quien realizó giras durante cuatro años; hizo dos años de giras también con la cantante de pop y tropipop Maía; dos más con el barranquillero Andrés Cabas, además de cuatro años en las primeras ediciones de Rock

al Parque en Bogotá, y otros festivales como el del Vallenato de Valledupar. Juan ha puesto toda esa experiencia y conocimientos acumulados al servicio de Altavoz, y es para los músicos participantes un parte de tranquilidad verlo a cargo de la parte técnica, porque saben que conoce su oficio y lo hace con responsabilidad. “Yo tengo un letrero en la frente que dice Nepentes, pero también tengo otro aquí en el pecho que dice Altavoz. La gente me pregunta mucho en la calle qué se va a hacer este año, a quién van a traer, cuáles son las fechas”, dice Juan, y a pesar de no hacer parte directa de la organización, sí procura entregar la mejor información de la que disponga, además de hacerles entender a quienes hacen críticas lo que este espacio ha significado para la música en la ciudad.


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EL COMBO DE LAS ESTRELLAS

Me voy para Medellín a la Feria de las Flores, me voy a encontrar allí mis querencias mis amores.

Dice Humberto Muriel, director y fundador del Combo de las Estrellas, que cada vez que cantan esta canción, Me voy para Medellín, cuando están de gira por fuera del país les piden repetirla en ocasiones hasta tres veces en un mismo concierto. Para los paisas, la música bailable de El Combo de las Estrellas es la banda sonora de gran parte de sus celebraciones familiares. Y en un concierto del Combo en Estados Unidos, Canadá o México, todos los colombianos del público se vuelven paisas. En octubre de 2015 esta agrupación llegó a sus 40 años de fundación. Son cuatro décadas poniendo a bailar con ese ritmo tan particular de Medellín a esta ciudad y al país entero. Su música suena con fuerza desde la Feria de las Flores, en agosto, hasta las celebraciones de fin de año y su remate en enero. No es que se baile menos de febrero a julio, pero sí hay un interés particular en la radiodifusión de ir ambientando con esta música desde la época prenavideña.

Humberto Muriel, junto con Jairo Paternina y Álvaro Velásquez –estos dos últimos ya fallecidos–, le dio vida a este proyecto, en 1975, con el respaldo de Codiscos. Gran parte del éxito y la vigencia en el transcurso del tiempo de esta orquesta y su música se basa en el trabajo disciplinado. Afirma Muriel al respecto: “El Combo de las Estrellas es catalogado como uno de los grupos más organizados de Colombia”. En consecuencia, los músicos mantienen la disciplina de dos ensayos a la semana. “La música exige estar siempre compenetrados en esto, hay que estar siempre ensayando, ajustando repertorios, creando canciones, haciendo relaciones con la gente, con el público”, agrega el director.


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El Combo está compuesto hoy por 15 músicos en escena. La planta actual es la tercera generación de personas que integran la orquesta, la cual ha servido en el pasado como plataforma de lanzamiento para que otros artistas aprendan el oficio, se den a conocer y luego se independicen. Dice Humberto Muriel que “cuando la competencia hace lo mismo que nosotros hacemos, nos da alegría, porque más nos expanden nuestro estilo, más nos dan a conocer. Cuando a uno lo copian, es porque ven en uno un modelo digno de seguir. Eso me llena de orgullo. Eso crece nuestro folclor, nuestra cultura de música tropical en Colombia”. Durante su trayectoria, Humberto Muriel ha

visto aparecer en esta ciudad diferentes ritmos y tendencias. Algunos llegan para quedarse, pero otros simplemente son pasajeros. Nada de esto ha alterado el estilo ni los repertorios del Combo, “nuestra trayectoria es testimonio de que nuestra música no pasa. Ya es poco probable que nos desplacen otros ritmos. Ya somos unos clásicos tropicales”. Hay, sin embargo, en el entorno musical de la ciudad agrupaciones de jóvenes que toman los principales ingredientes de esta música que aquí hemos llamado chucu chucu, para crear nuevas mezclas con ingredientes más contemporáneos. Para el Combo, esto también es ganancia, “los nuevos grupos les dan un nuevo aire a nuestros ritmos. Así como Carlos Vives le dio un vueltón al vallenato que lo internacionalizó, así estos talentos jóvenes llevan nuestra música a otros lugares y eso solo la enriquece más”. Cuarenta años haciendo música que anime el baile en una ciudad más identificada por laboriosa que por festiva, es un logro significativo que merece todos los reconocimientos para esta agrupación emblemática del trópico paisa.


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Los espacios públicos de la ciudad se han revalorado con los espectáculos musicales. Conciertos como el de Pablo Milanés en 2015, les dan otros usos a lugares como el Parque de los Pies Descalzos.


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RECOMENDADOS

Arango N., S. 15 años de canciones contadas. Textos periodísticos sobre el circuito musical de Medellín (2014). Medellín: Editorial Politécnico Colombiano Jaime Isaza Cadavid. Duperly, E. Todas las formas de lucha (2015, marzo). Revista Arcadia. Separata especial Medellín vive la música. 1era ed. Duperly, E. Las cifras de la música (2015, junio). Revista Arcadia . Separata especial Medellín vive la música. 3era ed. Duperly, E. Una herramienta poderosa (2015, julio). Revista Arcadia. Separata especial Medellín Vive la Música. 4ª ed. Duperly, E. Ciudad Sonora (2015, agosto). Revista Arcadia. Separata especial Medellín Vive la Música. 5a ed. Duperly, E. Música de Medellín para el mundo (2015, septiembre). Revista Arcadia. Separata especial Medellín Vive la Música. 6ª ed. Londoño, D. Medellín en canciones. El rock como cronista de la ciudad (2014). Medellín: Ediciones B. Londoño, D. Los Yetis: Una bomba atómica a go go. La historia de los abuelos de nuestro rock (2014). Medellín: Pulso & Letra Editores. Osorio L., P. Chucu chucu: un ritmo muy fashion (2009, octubre). Universo Centro No. 6. Santamaría-Delgado, C. Vitrolas, rockolas y radioteatros. Hábitos de escucha de la música popular en Medellín, 19301950 (2014). Bogotá: Editorial U. Javeriana. Viola G., D. Aguante I.R.A. 30 años de punk (2014). Medellín: Fondo Editorial Ateneo Porfirio Barba Jacob.


Música /// 167

Concierto Didáctico, Teatro Pablo Tobón Uribe


168 /// Relatos de la cultura / Medell铆n contada a partir de la creaci贸n


CAPÍTULO

CIUDADANÍAS

Las diferencias como riqueza cultural

06


170 ///

La Asociación de las Madres de la Candelaria se reúne semanalmente en el Parque de Berrío, en el centro de Medellín, para clamar por sus seres queridos desaparecidos durante el conflicto armado. Ellas son una expresión del ciudadano no violento.


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INTRO /

TEXTO ESTEFANÍA HENAO A.

LA NOCIÓN DE CIUDADANÍA ES UN UNIVERSO AMPLIO Y COMPLEJO. Cada

sociedad otorga o suprime derechos a diversos grupos poblacionales dependiendo de los valores que quiere promulgar. Y tras eso hay un reconocimiento no solo a la diversidad “política” de estos ciudadanos, es decir, como actores con derechos y deberes en el escenario de lo público, sino una valoración de su universo simbólico que en últimas no es otra cosa que un tejido cultural profundo con búsquedas identitarias que dan sentido al pensar, representarse y actuar. No es un secreto que en las sociedades globalizadas del siglo XXI los discursos sobre cómo abordar las particularidades de la cultura han estado en constante cambio. Hace algunos años la frase que se repetía para fomentar la tolerancia y el reconocimiento del otro en los contextos donde confluían varias culturas llenas de particularidades terminaba con: “todos somos iguales” y eso aplanaba la mirada. Con el tiempo, el discurso fue asumiendo que esa diferencia enriquecía a las sociedades si se generaban intercambios y espacios de confluencia y diálogo. Estas luchas, estos hallazgos y reconocimientos han sido relativamente recientes. Ser ciudadano, desde las perspectivas variadas, es decir, con valoraciones profundas a las particularidades de ciertos grupos sociales, es un asunto no muy antiguo. Hay que pensar, por ejemplo, que en el siglo XIX el esclavo Tomás Aguirre, más conocido como Tomasico, no era considerado ciudadano, como expone la historiadora Marixa Lasso en el libro Mitos de armonía racial. Las guerras de independencia llevaron promesas de libertad a los pardos que se unieron a los ejércitos de realistas o patriotas. Tomasico y otros esclavos aprovecharon de la guerra para rebelarse y huir. Tomasico se alió al ejército realista y en 1816 capturó a dos comandantes patriotas en la

toma de Honda, acción que los españoles premiaron con la anhelada libertad, pero su conquista requirió otros escenarios adicionales para defender sus derechos, lo que confirma cómo ser ciudadano libre no ha sido un asunto fácil en nuestras sociedades. María Teresa Uribe explica en su texto Proceso histórico de la configuración de la ciudadanía en Colombia, que las condiciones consagradas en las constituciones y códigos electorales para acceder a la ciudadanía en el siglo XIX consistían en una mezcla de elementos modernos, como el saber leer y escribir, poseer determinada renta y pagar impuestos, y unos elementos premodernos, que consistían en cualidades como el honor, la dignidad personal, la honradez y la moral, “que eran difíciles de constatar y exigían el conocimiento personal de los vecinos y los posibles electores, condiciones que fueron usadas con laxitud y discrecionalidad por las juntas de notables”. En el siglo XIX solo se consideraba ciudadanos a los hombres ilustrados mayores de 21 años que tuvieran independencia económica. La abolición de la esclavitud, legalizada el 21 de mayo de 1851, no le otorgó la ciudadanía a Tomasico ni a ningún otro que no cumpliera con las condiciones mencionadas anteriormente. En la segunda mitad del siglo XX el panorama se amplía y la concepción de ciudadano cambia. Acciones como el reconocimiento de la mujer tras la aprobación del voto femenino en 1954 y la posibilidad de ocupar cargos públicos prepararon el camino para el reconocimiento de las llamadas minorías como parte de la ciudadanía. Los derechos culturales y el reconocimiento político se insertaron en los discursos de finales de los ochenta y principio de los noventa para quedar consagrados en la Constitución Política de 1991. Después de la abolición de la esclavitud fue necesario que pasara más de un siglo para que el reconocimiento como ciudadano que exigió Tomasico estuviera al alcance de cualquier persona sin importar su raza, género, religión o etnia. “Hacemos parte de un sistema económico, político y cultural que trata la diferencia como algo desigual, de menor valor. Es necesario nombrar esas diferencias. ¿Hasta cuándo? Hasta que no sea necesario nombrarlas porque ya entendemos que somos realmente diferentes. Porque en la medida que yo me reconozca como diferente puedo entender al otro que es diferente”, explica el historiador Walter Bustamante y con esta reflexión abre el camino para repensar las particularidades hoy llenas de valores culturales en una Medellín que lucha por ser incluyente y contemporánea.


Ciudadan铆as /// 173

Escanea este c贸digo y entra a un video que resume muchas de estas experiencias.

El barrismo, en expresiones como las de la banda musical La Murga del Indigente, se constituye en una nueva manera de ser ciudadano.


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ASUMIRSE COMO AFRODESCENDIENTE

Llueve a cántaros en el centro de Medellín. “Es que se me moja el style”, dice uno de los jóvenes afrodescendientes que está rodando el documental Desterrados en la urbe. “¿Cómo viste el clima, cómo lo ves?”, le pregunta el camarógrafo. “Parce, bacano, porque de alguna manera es una de las cosas que le sucede a uno cuando llega a la ciudad y más cuando viene desplazado de una parte. Está cayendo mucha agua pero todo va bien, todo va bacano”, le responde. Desterrados en la urbe hizo parte de la segunda Muestra Internacional de Cine y Video Afro, una #ApuestasDeCiudad organizada por el Centro Popular Afrodescendiente de Medellín en septiembre de 2014. Un grupo de jóvenes de los barrios Nuevo Amanecer, del corregimiento de Altavista, y del 8 de Marzo, ubicado en la comuna 9, fueron los realizadores y actores naturales del documental, jóvenes sacados de las dinámicas absorbentes de ese tipo de barrios. “La Muestra Internacional de Cine y Video Afro son tres días. Viene precedida de un taller de fotografía donde les enseñamos a los niños a utilizar la cámara de una manera técnica, a utilizar el video como una forma de mostrar su realidad. Nuestro trabajo comunitario se ha focalizado en los barrios de gente afro que es desplazada”, explica John Jairo Mena Blandón, coordinador administrativo y cofundador del Centro Popular Afrodescendiente –Cepafro–. John Jairo es abogado, docente universitario y activista afro. Su padre nació y creció en Tutunendo, un corregimiento de Quibdó, esa tierra biodiversa que decidió dejar hace más de treinta años en busca de una mejor calidad de vida. Siempre tuvo interés por las problemáticas sociales de las comunidades afrodescendientes que llegaban a la urbe, por lo que decidió fundar la Colonia de tutunendeños residentes en Medellín y agrupar mediante esta organización a la gente de su pueblo natal que también estaba lejos de casa. “Mi papá nos inculcó desde pequeños la formación académica. El tener la posibilidad de formarnos académicamente fue la puerta de entrada al conocimiento de las realidades de nuestra comunidad”, cuenta John, y explica que a pesar de las enseñanzas de su padre y de haber pertenecido a colectivos en la universidad, la preocupación por focalizar su trabajo en la comunidad afro surgió después de que su hermano Melquisedec entrara a trabajar a la Sección de Minorías Étnicas de la Secretaría de Cultura Ciudadana. Su hermano estaba elaborando una caracterización sobre la comunidad afrodescendiente de la ciudad y John tuvo la oportunidad de acercarse al trabajo con la gente. “Allí me asumo como afrodescendiente, que implica conocer la historia, las realidades y aportar a la transformación de esas realidades. No todos somos afrodescendientes, porque esta es una categoría que implica una posición política frente a la realidad de la gente afro. A partir de eso decido incorporarme al movimiento afro y empezar a trabajar en acciones concretas para mejorar las condiciones de la comunidad”, recuerda John.


Ciudadanías /// 175

En 2013 decidió fundar, con su hermano Melquisedec Blandón, Ramón Perea, Víctor Hugo Mosquera y Wilson Rentería, una organización, Cepafro, que trabajara por la comunidad afro desde la formación política. Así mismo, dejó claro que el eje transversal de las iniciativas y los proyectos que iban a desarrollar consistía en ayudar a las personas a ser conscientes de sus realidades, promoviendo una #CulturaParticipativa para que hicieran parte fundamental de la transformación de estas. “Somos conscientes de que vivimos en una sociedad racista. La gente afro ha tenido una historia extremadamente violenta, mediada por la exclusión, por la dominación opresora y que eso desde la diáspora africana hacia las Américas no ha cambiado mucho. Los afrodescendientes de nuestro país siguen siendo personas que no hacen parte del desarrollo de la nación, que están excluidas y son las mayores víctimas del desplazamiento, las personas que tienen los indicadores sociales más precarios”, explica John.

Durante la Fiesta del Libro y la Cultura 2015, la comunidad afrodescendiente contó con un espacio para compartir su saber y su universo propio de valores culturales. Aquí un taller de turbantes.

1913

El 14 de noviembre se crea el Deportivo Independiente Medellín como uno de los clubes de fútbol de la ciudad.


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El Cepafro surgió de la iniciativa de los cinco cofundadores y del deseo de tres organizaciones, que venían trabajando con la población afro hacía más de dos décadas, de crear un espacio en el que pudieran unir esfuerzos, visibilizar problemáticas y crear un mayor impacto. La Red Nacional de Mujeres Afrocolombianas, que trabajaba desde el tema de género; la Corporación Carabantú, que se enfocaba en la etnoeducación y los procesos educativos, y el Proceso de Comunidades Negras, que era la organización afro más grande del país. En el camino se fue sumando más gente a la apuesta del Cepafro, y actualmente cuenta con 20 personas vinculadas a los proyectos que se desarrollan en las cinco líneas de trabajo: Racismos, ciudad y políticas; Memoria afrodescendiente; Autonomía económica; Equidad de género, y Comunicaciones. “Uno de los principios es no centralizar las iniciativas en los fundadores, sino que cada proyecto pueda tener un responsable. Todo lo planeamos de manera colectiva”, agrega John.


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Entre 3.000 y 5.000 personas asisten al San Pachito de Medellín, que se ha celebrado por más de doce años. Aquí preparándose en el Centro Popular Afrodescendiente para salir a la movilización.

1947 Una escuela de formación política para mujeres, que según John sufren una triple discriminación, “por ser mujeres, por ser afrodescendientes y por ser pobres”; una escuela de formación política para jóvenes, donde se abordan temáticas como el racismo y cómo hacerle frente, la historia de la diáspora africana en las Américas y los procesos de esclavización; un preuniversitario, donde les dan herramientas a los jóvenes que llegan desplazados a la ciudad para acceder a la educación superior; un centro de documentación, “queremos recuperar los saberes, queremos documentar la afrodescendencia y que este sea un espacio abierto a la ciudad”, explica John. Todas las actividades son gratuitas. Se financian a través de convenios con entidades públicas y privadas interesadas en apoyar este tipo de proyectos. La Cátedra Popular Ana Fabricia Córdoba, que realizan cada mes, es financiada por una convocatoria que se ganaron en la Secretaría de Cultura Ciudadana. Es una #ApuestasDeCiudad, un espacio abierto al público al que asisten entre 150 y 200 personas y en el que se discuten temas como la minería en los territorios afrodescendientes, o la representación de la población afro en el cine. “La idea es que el tema afro se visibilice. En la Fiesta del Libro y la Cultura este nunca había tenido cabida, hasta 2015 no hubo un espacio donde se abordara lo afro. A partir de este año, gracias a nuestra gestión, los organizadores nos dieron una carpa y estamos visibilizando el tema”, cuenta John, y agrega que es mucho lo que han logrado desde el Centro en estos tres años, pero que aún falta mucho trabajo. Cita a Nelson Mandela, “lo que cuenta en la vida no es el mero hecho de haber vivido. Son los cambios que hemos provocado en las vidas de los demás lo que determina el significado de la nuestra”.

El 30 de abril se funda el Atlético Nacional como uno de los clubes de fútbol de la ciudad.

1970

León Zuleta crea en Medellín el primer grupo de defensa de los derechos de la población Lgbti.

1977

Surge en Medellín el periódico El Otro, dedicado a la reivindicación de los derechos de los homosexuales.

1979

El 14 de abril se establece el Cabildo Indígena Chibcariwak.


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EL MUNDO INDÍGENA EN LA CIUDAD

En Medellín habitan personas de más de 32 pueblos indígenas, desde 1979 están agrupados en el Cabildo Chibcariwak, que recoge en su nombre a los tres grupos lingüísticos del país: Chibchas, Caribes y Arawak. Más recientemente se han conformado los cabildos Inga y Quillasingas-Pastos, así como el Cabildo Universitario con quienes vienen a la ciudad a estudiar, y también el Nutabe. Este proceso de habitar la urbe significa para muchos un choque cultural e incluso pérdida de sus tradiciones, por todo esto, entre las acciones emprendidas desde el 2014 se celebra la conmemoración del Día Internacional de los Pueblos Indígenas como una #ApuestasDeCiudad. “Lo que nosotros hacemos es asumir esta conmemoración y afirmar que esto tiene que ver con la cultura en la ciudad, que esto habla de lo propio, de la identidad, de la memoria, de lo ancestral, esto no se nos puede olvidar”, explica Marcela Trujillo, subsecretaria de Ciudadanía Cultural de Medellín. El evento se logró articular a la programación de la Feria de las Flores y contó con una muestra comercial, una académica y una cultural. En la minga de pensamiento, en la que participaron los cinco cabildos de la ciudad, Gabriel Bomba Piamba contó algunas de sus historias, que perfectamente podrían ser las historias de cualquier otro indígena, sobre su llegada a la ciudad, la necesidad de organizarse y la importancia de la educación superior en la construcción de ciudadanía. ***

32

PUEBLOS INDÍGENAS

tienen presencia en Medellín.

Gabriel Bomba Piamba nació en Caldono, Cauca, en 1944, en una familia del pueblo nasa. Cuando tenía 14 años 30 militares llegaron a su casa y les dijeron, “desocupen esta casa hoy porque venimos a recoger las cosas que son del gobierno”. Gabriel era el único de su familia que hablaba y entendía español. “¿Cómo así que son del gobierno? ¿Por qué tenemos que desocupar?”, preguntó. “Porque el gobierno necesita estas tierras. Estas tierras no son de ustedes, tienen que desocupar”, recuerda que eso le respondió uno de los militares. Buscó en el baúl y sacó un documento del resguardo que probaba que esas tierras les pertenecían. Reclamó y un soldado le dijo que guardara ese papel, o que lo quemara, porque ya no servía. Escuchó cómo un teniente le decía a uno de ellos, “a ese indiecito hay que empacarlo”. Salió de la casa sin que nadie lo viera y corrió por el solar, del platanal pa’ abajo, solo pensaba en correr. Encontró una quebrada y caminó por ella hasta llegar al río Ovejas para no dejar ningún rastro. No se pudo despedir de nadie. El río lo llevó a la autopista Cali-Popayán, donde pidió un aventón que lo dejó en la Terminal de Calí. “El desplazamiento en esa época no era por la guerrilla, porque no había guerrilla, pero sí había otros peores que la guerrilla, que eran los terratenientes”, explica Gabriel. “¿Y el gobierno quién era? Mario E. Vivas, que era un senador de la república en esa época. ¿Pero reforzado por quién...?, por un arzobispo de


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Popayán, monseñor Vivas, una persona muy respetable. La orden era de ellos”. Gabriel nunca había salido de Caldono, ya en la terminal no sabía qué hacer o a dónde ir. Tuvo un golpe de suerte. Dos misioneras de la Madre Laura caminaban en dirección a él. Una de ellas era la hermana Casilda, que había sido su profesora en la escuela de Caldono. “Gabriel, ¿usted qué anda haciendo por aquí en la ciudad?”, le preguntó y él le contó la historia. La hermana Casilda lo llevó a la casa de las misioneras, donde le dieron ropa. “Hasta zapatos me pusieron porque yo andaba descalzo”, cuenta Gabriel. La madre superiora lo mandó pocos días después a Medellín, al internado indígena Indocrespo, que quedaba en la parte alta del barrio San Javier. “Encontré como a 40 indígenas que estaban allí y todos eran de distintos lugares de Colom-

Rodolfo Giagrecudo, líder mayor espiritual Uitoto Murui en su maloca en Guarne, un centro espiritual que construyó para atender a la comunidad indígena y no indígena de Medellín y para preservar el equilibrio del universo.


180 /// Relatos de la cultura / Medellín contada a partir de la creación

Desde su casa en Itagüí Rodolfo Giagrecudo ejerce como médico tradicional tanto en lo relacionado con la salud como con lo ambiental.

Entre 2013 y 2015

12 mil

personas participaron en tres versiones de la FIESTA DE LA DIVERSIDAD, una celebración para aprender y disfrutar de la riqueza cultural de la ciudad.

bia, diferentes pueblos, que la Madre Laura había recogido para enseñarles, para que fueran personas importantes en el país. Ahí estaba el padre Álvaro Ulcué Chocué”, recuerda Gabriel. La secundaria la terminó en Caramanta, “en esa época estudiar en la normal era para ser maestro”. Ingresó a estudiar filosofía al seminario Cristo Sacerdote en La Ceja, donde estuvo por tres años. En 1969 terminó filosofía y no siguió en el seminario, quería ser maestro. En 1970 repartió hojas de vida. “Qué problema. En esa época un indio no podía ser empleado, porque se consideraba que el indio era bruto, salvaje, que no tenía alma, era considerado un animal raro”, cuenta Gabriel. Lo llamaron de la Secretaría de Educación del departamento de Antioquia porque Gabriel Sony, el encargado de las contrataciones, quería hablar con él. “¿Cierto que


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esos apellidos son de indígena?”, preguntó. “Si yo decía que sí, no me daban el empleo. Yo dije: no, doctor, es que todos los apellidos en el Cauca son así, pero todos vivimos en el mismo pueblo y los apellidos del casco urbano y el campo son los mismos. Para que usted salga de la duda, yo en Semana Santa lo invito ocho días para que vaya a mi pueblo. Yo lo llevo para mi casa para que usted conozca a mi gente”, cuenta Gabriel, y entre risas dice que eso lo convenció. El señor Sony terminó dándole el visto bueno y lo mandó para la escuela urbana de Remedios, donde conoció a Zenobia Gaviria, la mujer que eligió para compartir la vida y con la que se casó diez años después. De no haber funcionado la invitación al pueblo, Gabriel había pensado cambiarse el apellido, como lo hicieron muchos indígenas para conseguir trabajo. Es la historia de Libardo Domicó Domicó, un joven que hizo un curso de cocina en el Sena. Al graduarse con honores llevó su hoja de vida al Hotel Nutibara, el más prestigioso de la ciudad. Allí le dijeron, “como usted es indio no puede trabajar, ese apellido Domicó es de puro indio salvaje”, cuenta Gabriel. Libardo fue a Dabeiba, su ciudad natal, y cambió el Domicó Domicó por Restrepo Restrepo. Mes y medio después presentó nuevamente su hoja de vida y obtuvo el trabajo. Fue cocinero del Hotel Nutibara por diez años, en los que tuvo que negar sus raíces. Gabriel dio clases en colegios de Segovia, El Bagre, Zaragoza, Caucasia y Sopetrán, donde se casó con Zenobia en 1975. “Estuve diez años de profesor en los que no podía decir que era indígena”, confiesa Gabriel. En 1976, cuando enseñaba en la Normal Santa Teresita de Sopetrán, viajaba a Medellín con más frecuencia. En uno de esos viajes conoció a la hermana Teresita Londoño Mazo, que llevaba mucho tiempo fotografiando y pintando indígenas. Ella tenía la idea de crear un cabildo y reunió a Gabriel con Abadio Green, Inés Goez y Marta Domicó, cofundadores del Cabildo Chibcariwak. En 1978 lo trasladaron a Medellín y dio clases en los liceos de Palmitas, San Cristóbal, Tricentenario, París, Santander, San Pablo. Gabriel, que fue gobernador del cabildo por 12 años, trabajaba como profesor de las seis de la mañana a la una de la tarde y de la una en adelante cumplía con sus responsabilidades como gobernador. Los domingos se los dedicaba a su esposa y a sus tres hijos. Durante varios años la palabra descanso perdió sentido. Gabriel decidió cumplir uno de sus sueños en 1982 y le escribió una carta a Nicanor Restrepo, el decano de la Facultad de Educación de la Universidad de Antioquia. “Por favor ténganos en cuenta, que nosotros somos indígenas, pero queremos ser también profesionales en Colombia. Por tanto solicito que nos conceda el cupo con el mínimo puntaje”, según recuerda eso decía la carta. La Resolución 013 del 13 de mayo de 1983, en la que se estableció que los indígenas de Colombia podían ingresar a la Universidad de Antioquia con el puntaje mínimo, fue la respuesta a dicha solicitud. Solo era necesario presentar un certificado del cabildo de origen, y los que estaban en la ciudad, el de alguno de los tres cabildos reconocidos por el Ministerio del Interior. “Así cumplí un sueño que yo tenía. Que los indígenas colombianos podíamos ser profesionales. Hoy día hay muchos profesionales que han hecho buenas tareas en los pueblos indígenas”, concluye Gabriel con una sonrisa.

1990

El 17 de julio se constituye la Asociación de Barras del Medellín –Asobdim–. El 4 de diciembre se configura la Asociación de Barras del Club Atlético Nacional – Ubanal–.

1993

Se instaura la Organización Indígena de Antioquia, encargada de la representación política de las comunidades indígenas de Antioquia pertenecientes a los pueblos tule, senú y emberá. El 27 de agosto se expidió la Ley 70, que reconoce a las comunidades negras el derecho a la propiedad colectiva de la tierra, como mecanismo de protección de la identidad cultural. El 10 de junio se expide el Decreto 1088 que regula la creación de asociaciones de cabildos y/o autoridades tradicionales indígenas.


182 /// Relatos de la cultura / Medellín contada a partir de la creación

PARECER Y SER

“¿Es que acaso no sabe que no hay peluca que permanezca al paso por la permanencia? Que no es sino estar llegando para que te digan Jesús, Alberto. José. Que se quite la falda o el vestido. Que se ponga un pantalón, una camisa, unos zapatos. Que ropa de varón, que para eso nació hombre. Y le están gritando: ¡enfermo!, ¡homosexual!, ¡falsa mujer! No saben ellos lo que significa ser mujer. Qué van a saber ellos lo que significa sentirse mujer. Esa sensación en todo el cuerpo. O ese día, cuando encerrada en el baño te pintaste los labios de rojo fuerte, te miraste en el espejo y te encantó. Pero luego un miedo terrible te cubrió por todo el cuerpo y corriste a borrar tu hazaña con papel higiénico borrando así esa boca pecadora. Qué van a saber ellos que practicaste por horas tu nueva voz. Qué van a saber ellos que te sientes magnífica cuando aquel hombre que pasa te dice que te ves muy linda, o cuando aquel amante te dice que no se te nota. Qué van a saber ellos que todas las mañanas tienes que acudir a un funeral, cuando debe morir ella y nacer de nuevo él. Que cuando desnuda te bañas presientes una ausencia que la biología no ha podido explicar. No saben ellos que llega un día en que te descubres, que aun sin tetas y sin vagina, te descubres mujer. Es ese día que entiendes, como dice la Simone de Beauvoir, no se nace mujer, llega una a serlo”. (Monólogo de Sara, interpretado por Juan Hinca-

Más de

80

GRUPOS SOCIALES, DE ESTUDIO Y ORGANIZACIONES

han tenido logros en la reivindicación de los derechos de la población Lgbti.

pié, actor de teatro de la Corporación Ziruma. Hace algunos años, Juan hacía ese tipo de monólogos en un bar de Barbacoas parte baja, cerca del bar La Raza). A los cinco años, Daniela García se sintió por primera vez diferente a como se veía. A los 14 años le explicó por primera vez a alguien cómo se sentía. A los 15 dio su primer beso. A los 19, cuando ya había salido del colegio y había prestado servicio militar obligatorio en la Policía, se lo contó a su familia. “En mi familia me dijeron: Bueno, ¿qué más vamos a hacer? Pero usted sabe que por usted ser así no va a tener cabida en ninguna parte. Ya su mamá no tiene plata para darle estudio”, cuenta Daniela. Su familia le recomendó hacer un curso de peluquería porque no creían que podía conseguir trabajo en otra cosa. “Yo dije bueno, será mi realidad. Uno a esa edad no sabe nada de la vida, pero ya había identificado que otras personas que estaban en la misma situación que yo también eran peluqueras”. A los 20 años, Daniela transformó su apariencia. Estudió en la Academia Mariela y en el Sena, y trabajó por mucho tiempo como peluquera. Al terminar los cursos buscó trabajo en las mejores peluquerías de la ciudad, pero en todas la rechazaron porque los clientes no se sentían cómodos con los “travestis”. Varios años después entró al programa Jóvenes con futuro a estudiar confecciones y le pasó lo mismo al buscar prácticas académicas. “La profesora me dijo: si quieres encontrar algo entonces no te vistas así. Yo le dije que entonces no, primero yo y segundo cualquier trabajo. Terminé haciendo la práctica en un taller equis donde no había garantías de ningún tipo”, recuerda Daniela. Siempre había querido estudiar, pero cada vez sentía más miedo de entrar en esos espacios donde lo que la hacía diferente fuera más notorio. Se presentó varias veces a la Universidad de Antioquia, que era la única universidad pública que conocía, pero nunca pasó. En 2007, mientras trabajaba en una peluquería en


Ciudadanías /// 183

Daniela García lidera un taller de organización con la población trans en el Centro para la Diversidad Sexual y de Género de Medellín.


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Una noche con show trans en La Fonda Grill Embajador, una discoteca en el centro de Medellín.


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el Chagualo, motiló a un estudiante de la Universidad Nacional y decidió presentarse. Empezó a estudiar en agosto de 2009 y se graduó como politóloga en 2014. Ahora trabaja en proyectos de diversidad sexual e identidad de género, en campañas de #CulturaCiudadana con la Subsecretaría de Ciudadanía Cultural como en Pintando la diversidad, una estrategia en la que se generan encuentros con la población escolar, organizaciones comunitarias o peatones con el objetivo de llevar un mensaje, “somos una ciudad multicultural, una ciudad enriquecida por la presencia de la diversidad de las personas que hay en ella”. Daniela recuerda algo que le pasó recientemente en la cárcel Bellavista adonde iba a conversar con los presos que pertenecen a la comunidad Lgbti. En el protocolo para entrar, una de las guardias se negó a requisarla porque no requisaba hombres. “Los del Inpec violan el derecho a mi identidad de género y, peor aún, estoy con el carné de la Alcaldía, con las personas de la Defensoría y la Personería encargadas de los derechos humanos de la población Lgbti y no hacen nada”, explica Daniela un poco decepcionada. Dice que ya ha aprendido a lidiar con las agresiones de los hombres, pero cuando es una mujer la que juzga y no reconoce sus derechos es muy doloroso. Los derechos de la comunidad Lgbti fueron y siguen siendo violentados a diario. Las luchas de movimientos sociales como la Corporación El Otro y de líderes como León Zuleta, Manuel Velandia, abrieron el camino para instalar la discusión en la agenda sobre el lugar que ocupa la identidad sexual y de género en las múltiples identidades que puede tener el ser humano, y el reconocimiento que debe dárseles desde lo estatal. Proyectos como Planeta Paz (2001) constituyen uno de los espacios en los que lesbianas, gais, bisexuales, transgeneristas e intersexuales planteron la necesidad y el deseo de ser reconocidos como sujetos políticos, de incidir en cambios sociales a nivel nacional como un sector de ciudadanos, desde un #EjercicioDeLoPúblico como comunidad Lgbti. Desde 1998 se ha realizado en la ciudad la Marcha del Orgullo Gay, que en 2008 cambió su nombre al de Marcha por la Diversidad Sexual y de Género. Una #ApuestasDeCiudad como este evento y la política pública expedida por el Concejo de Medellín, por medio del Acuerdo 8 de 2011 para el reconocimiento de la diversidad sexual e identidades de género y para la protección, restablecimiento, atención y la garantía de derechos de la comunidad Lgbti de la ciudad, constituyen pequeños logros en la lucha de varias décadas por la reivindicación de sus derechos. “Algunas personas dicen: ¿ustedes cuáles son los privilegios que buscan? Y uno dice, ¿privilegios? Quiero es los derechos que por naturaleza me pertenecen, que me han sido negados. Socialmente hay una deuda con nosotras. Nos han desfigurado la idea de los derechos, de las posibilidades, de las oportunidades. La gente no alcanza a dimensionar lo complejo que es para nosotros ir al baño, algo tan sencillo, a cuál entrar sin ser cuestionada. Eventos como el que me pasó en Bellavista desfiguran mi #Ciudadanía. Me surge la pregunta, ¿mi ciudadanía está en cumplir unas obligaciones, como pagar impuestos?, ¿o mi ciudadanía está en mis genitales? A veces pienso que para las mujeres trans está en los genitales”, explica Daniela, y agrega que aún falta mucho trabajo dentro y fuera de la comunidad.

1997

El 20 de noviembre se crea la barra popular Los Del Sur.

1998

Durante los diálogos de paz entre el Gobierno y el ELN, se crea Planeta Paz. El 30 de septiembre se instituye la barra popular Rexixtenxia Norte.

1999

El 17 de marzo se reúnen por primera vez las Madres de la Candelaria en las afueras de la iglesia de la Candelaria.


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IDENTIDAD DESDE LA BARRA

28

BARRAS

12

BARRAS

hacen parte de la Asociación de Barras del Medellín (Asobdim).

tiene Nacional (Ubanal).

En la ciudad existen dos equipos de fútbol y muchas barras. Durante los años ochenta varios grupos de aficionados se organizaron en las primeras barras, como La Maturana, El Escándalo Verde, La Putería Roja. Años después aparecieron nuevas barras como las populares: LDS, RXN; y las organizadas: Asobdim y Ubanal. Los incidentes violentos entre unos y otros se presentaron desde el principio, lo que terminó configurando territorialidades en el estadio y la ciudad, y estableciendo fronteras imaginarias en estos. La violencia que hay en torno a las barras se ha convertido en un problema público creciente. Dentro de los esfuerzos de la administración local por reducir los incidentes violentos está la Mesa Pedagógica de Convivencia en el Fútbol, que apoyada en estrategias formativas le apuesta a la convivencia de los actores que participan en torno al fútbol como una #ApuestasDeCiudad. La barra es una especie de familia en la que se configura la identidad del ciudadano barrista. La barra le da sentido a su existencia y asistir al estadio se convierte en una responsabilidad, muchas veces heredada. La Murga del Indigente, el grupo instrumental de la Rexixtenxia Norte, hace parte de esos espacios en los que el ciudadano barrista se construye como tal. “¿Quiénes son los que van a tocar ahora?”, pregunta Juan Camilo Atehortúa, muy conocido en la barra como Camilito. Años atrás le confió a un amigo que no pensaba cortar un solo pelo castaño de su cabellera hasta que el Medellín quedara campeón. Después de semejante revelación, la confidencia se convirtió en apuesta. Hoy sus crespos ya pasaron la altura de los hombros y seguirán creciendo hasta que se cumpla la ilusión del triunfo. “El triunfo del rojo y el del peluquero que lleva varios años sin comer”, comenta entre risas uno de los chicos de las percusiones. Camilito es de esos hombres que cumplen promesas y miran a los ojos. En los años setenta un tío suyo jugó en el DIM, Nelson Bustamante, agrega Camilito con orgullo. La pasión por el Medellín fue algo que heredó de su familia, que también es hincha del rojo. “Yo creo que donde yo hubiera salido de otro equipo, jum… Mi mamá misma me dice, que no me hubiera dado comida, que no había sido hijo de ella, que no me hubiera hablado”, cuenta Camilito un poco aliviado de no haberse perdido la comida tan deliciosa que prepara su mamá. Toda su familia va sin falta al estadio. Saluda con ojos alegres a quienes se va encontrando mientras avanza por ese espacio que llaman barrio Murguero, entre las canchas de tenis del Inder y el estadio Atanasio Girardot. El lugar en el que ensayan, se encuentran, arman la fiesta y donde guardan los instrumentos con los que animan cada semana a su equipo, con los que hacen palpitar al unísono en la tribuna norte los cuerpos tatuados con el escudo del DIM. En el barrio Murguero hay una tienda y cinco mesas que siempre están ocupadas antes de cada partido. En una de ellas cinco jóvenes juegan parqués antes del encuentro contra el Cúcuta en un tablero en el que las cárceles tienen escudos


Ciudadanías /// 187

La Murga del Indigente es la agrupación instrumental de Rexixtenxia Norte, una de las barras del equipo de fútbol Deportivo Independiente Medellín, DIM. Gracias a ellos la fiesta se hace más lúdica y cultural, más tolerante y variada.


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de equipos de fútbol colombianos. El del Atlético Nacional está completamente cubierto con cinta de enmascarar y no se ve ni una sola ficha verde en el juego. La tensión que existe entre rojos y verdes es un cuento cargado de una violencia estructural e histórica. Desde la Colonia las guerras cromáticas han aportado cientos de muertos a la historia del país. “La violencia produce una adrenalina que no te la genera nada, no te la genera ni la mujer que haga el amor más rico del universo, ni una droga, ni el alcohol. Pero las consecuencias que trae la violencia son terribles: un amigo muerto, ser el muerto, o que matés a alguien sin querer ser asesino. Esa energía hay que enfocarla en otras cosas. Ahí entran las alternativas locas para canalizar esa energía, la Murga es una de estas”, comenta Maicol Giraldo, conocido en la barra como Bufón. Bufón recuerda que cuando estaba en el colegio él también repartía puñaladas porque sí, porque no y porque también, que esto cambió cuando entró a estudiar ingeniería de sistemas a la Universidad de Antioquia. No solía pasar sus ratos libres en los espacios de la Facultad de Ingeniería, siempre se consideró un ingeniero raro y cuando no estaba en la biblioteca, estaba en el aeropuerto fumándose un porro. Ahí conoció mucha gente que estudiaba otras carreras y a muchos barristas. “Al principio yo dije ‘no’, con esta gente me la voy a llevar mal… jum, y antes fue con los que mejor me la llevé, con los que más me uní. Compartiendo con ellos me di cuenta de que lo que nos une es muchísimo más grande que lo que nos separa. Lo que nos separa es un color”, explica Bufón con expresión de impotencia, con cara de quien después de hacerse muchas preguntas encontró respuestas. Concluye que el chip del fanatismo cambia cuando los ejercicios de #CulturaCiudadana modifican la percepción del barrista y le presentan la oportunidad de convivir con el otro sin El barrismo ha venido estar a la defensiva. creciendo en Colombia. “Los barristas somos el movimiento cultural juvenil En él se encuentran más grande del mundo”, agrega Bufón, convencido de que hay que hacer las cosas de una forma diferente, de espacios de expresión que el proyecto que inició años atrás con Camilito está y construcción de cambiando en alguna medida el estado de las cosas. ciudadanía. En otra mesa cuatro jóvenes arreglan uno de los bombos de la instrumental cual luthiers empíricos. La reja de la bodega que está inmediatamente después de ellos, la 108, tiene cuatro hojas de block pegadas, cuatro figuras musicales dibujadas con tinta azul y sus respectivos tiempos: redonda 4 pulsos, blanca 2 pulsos, negra 1 pulso y corchea ½ pulso. Es la reja que hace las veces de tablero cuando hay clases del semillero musical de la Murga del Indigente, el grupo instrumental de la Rexixtenxia Norte. “Uno ve pelaos que empezaron acá en ese proceso y ya son capaces, como Fercho, de capacitar a 50 o 60 pelaos para que entren a una instrumental. Es un pelao que se formó en la Murga y ya les da clase a otros para que entren a esta banda. Se siente mucho orgullo de que seamos capaces de crear todo ese fenómeno”, cuenta emocionado Camilito.


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La banda la Murga del Indigente llegó hasta el barrio Popular 2 para acompañar a la familia de un hincha a celebrar el cumpleaños de su hija.

2002

El 12 de octubre se funda en Medellín el Cabildo Indígena Quillasingas-Pastos.

2009 En el partido anterior, un par de incidentes entre hinchas del Medellín y del Nacional habían hecho que los sancionaran por dos fechas. Para el partido contra el Cúcuta, ese sábado 12 de septiembre, no podían entrar ni los instrumentos ni las telas azules y rojas con las que cubren las tribunas del estadio. Estaban celebrando a pesar de la sanción. El fin de semana anterior se habían consagrado como campeones de la cuarta versión del torneo de fútbol que organiza la Rexixtenxia Norte. El marcador había quedado 5-3, después de un partido que jugaron contra El Centenario en la cancha de fútbol que hay al lado de la iglesia El Calvario, en el barrio Campo Valdés. Ese día, emocionado por el triunfo, uno de los chicos quebró la garrafa con la que pensaban celebrar y se comprometió a reponerla para el siguiente partido. Ocho días después seguían celebrando, esta vez con ron, que eran los campeones del torneo que empezó en febrero y en el que participaron 36 equipos de la barra. “Son los residuos del campeonato”, apunta Camilito al levantar el vaso desechable que llenó mitad ron, mitad 7up. Sacan vientos y percusiones de la bodega 104 y empiezan la fiesta futbolera como se debe. “Aquí la tienes, aquí la tienes… La Murga del Indigente. Yo sigo al poderoso a todas partes. Juegues a donde juegues yo voy a estar. El rojo no se discute, se lleva dentro. Tomando vino y haciendo carnaval. Aquí la tienes, aquí la tienes, la Murga del Indigente”.

Se realiza el primer Festiafro.

2010

La Secretaría de Cultura Ciudadana elabora la caracterización sobre las condiciones de la población negra, afrocolombiana, palenquera y raizal de Medellín. Se institucionaliza la política pública “barras fieles” mediante el Acuerdo Municipal No. 78. El 22 de septiembre se realizó la primera SiCLeada.


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María Camila, la novia del Bufón, canta con ellos la primera canción de la noche. “Yo no sé de dónde se apagan estos. Ellos son muy gomosos porque tocan una hora antes de entrar, todo el partido, el entretiempo, salen a seguir tocando y si están tomando pueden seguir toda la noche”. La historia de la instrumental empieza en 2006, cuando Bufón y Camilito decidieron convocar a los que tocaban percusiones en otros combos de la barra. Al principio eran “cinco o seis pelaos gomosos que nos dieron confianza”, recuerda Camilito. Cada vez fueron llegando más y en 2007 le introdujeron trompetas y otros instrumentos de viento a los cánticos. “Decidimos llamarnos Murga, por el género, y del Indigente para devolver una mofa que nos habían hecho”, explica Bufón. A los de la Rexixtenxia Norte los empezaron a llamar indigentes desde que nació la barra en 1998, después de que Los Del Sur se burlaran de ellos porque las banderas que sacaban para animar al equipo estaban hechas con costales. “A nosotros ese término despectivo no nos desagrada porque nos denominamos el equipo del pueblo. Aquí no todos los que caen son pobres, pero la mayoría lo somos, pero también cae el rico, cae todo mundo”, agrega Bufón. En 2008 hicieron parte de un proyecto de #CulturaCiudadana de la Alcaldía de Medellín que se llamaba Aguante Musical, en el que recibieron clases de música. “Ahí aprendimos a interpretar los instrumentos de viento, que son los que de una u otra manera nos otorgan esa característica diferente”, comenta Bufón. Fueron 50 integrantes de la Murga los que estuvieron en la primera edición del proyecto, “ya van ocho ediciones y los que aprendieron en las primeras son los que dan las clases ahora”, agrega Camilito. El barrismo debe Cuando hay sanción, como en el partido contra el Cúcuentenderse como una ta, entran a la tribuna y cantan hasta el último minuto expresión ciudadana del tiempo extra. Ir al estadio no es un pasatiempo, sino una responsabilidad, entre un cántico y otro hacen que que va más allá de la los ánimos se encuentren acordes a lo que está pasanestigmatización de ser do en el campo de juego. Lo que otros días hacen con grupos con expresiones cumbias y merengues, entre vientos y percusiones, hoy violentas. lo hacen con sus voces, saltando y agitando las manos como si fuera la última vez que ven al rojo. Solo basta que Bufón levante el puño derecho y emita un silbido aturdidor para que todos estén atentos a la canción que sigue, a la letra y el ritmo que entonarán a todo pulmón, como si su vida dependiera de ello. Cada vez que el poderoso hace un gol, la tribuna norte se convierte en una ola gigante. El estadio se sacude cuatro veces esa noche y el Medellín gana el encuentro con cuatro goles a favor y uno en contra. “Aquí es donde el ateo le da gracias a mi Dios cuando el Medellín hace gol”, grita Bufón. La Murga ha tocado en fiestas de 15 y funerales, en matrimonios y bautizos, en conciertos y serenatas. Su música no se limita a las gradas de un estadio o a las fechas de una copa. Es un #EjercicioDeLoPúblico que trasciende los escenarios deportivos. “Los cánticos son covers de música con la que crecimos bailando


Ciudadanías /// 191

Un toque de la Murga del Indigente en el barrio Popular 2. Sus presentaciones están inspiradas en músicas populares con una gran dosis de improvisación.

con las tías, la música de diciembre, la música colombiana, que a mí me parece hermosa. Y lo más bonito es que no necesitamos electricidad”, explica Bufón. Su objetivo consiste en recuperar la música autóctona a través de letras que describan esa pasión por el deporte que los hace estremecer. Después del partido, dos buses del Popular 1 los esperan en el barrio Murguero. Los contrataron para dar una serenata de cumpleaños. Los buses se ponen en marcha atestados de personas e instrumentos. El viaje transcurre entre cantos y risas. Banderas rojas y azules salen por las ventanas, y una que otra cabeza que quiere sentir el aire y cantar desde afuera, descansar del humo denso que se apodera del bus. Los vasos con licor y los porros van de un lado a otro mientras el bus escala la montaña con aire de carnaval. La calma de la punta de la montaña es invadida por la música, por una comparsa azul y roja que sube por las calles del Popular 1. Suena el ritmo de Moliendo café y las banderas ondean. Los vecinos salen de sus casas y se unen a la fiesta. El tiempo transcurre entre bailes y pogos. “La murga es pueblo, alegría. La murga es de todos y para todos…, la alegría del pueblo, diría yo”, concluye Camilito. La celebración termina y el bus empieza a devolver los pasos rumbo al estadio, atestado de instrumentos y cada vez menos personas.

2011

El 29 de septiembre se inaugura el Centro para la Diversidad Sexual y de Género de Medellín. El 9 de octubre se crea EnCicla, el sistema de bicicletas públicas.


192 /// Relatos de la cultura / Medellín contada a partir de la creación

PEQUEÑOS ACTOS Y GRANDES GESTOS

882 familias

hacen parte del colectivo

LAS MADRES DE LA CANDELARIA.

“La vida es sagrada, la palabra también. Creemos en el diálogo como puente que acerca orillas. Si existe conflicto, también ha de existir solución. La noviolencia es una de las formas de la reconciliación. Nunca está de más pensar en los demás: nosotros somos los otros de los otros y por eso mismo nos deben importar. La violencia es negación de la inteligencia, por eso mismo es nuestro el reto de la creación. Es simple esta matemática vital: reconocemos el valor de sumar y multiplicar para una sociedad en la que el vínculo colectivo es la primera escuela de paz”, invoca el Manifiesto por la Vida, el texto base de Mayo por la Vida, el encuentro en torno a la No violencia que se realiza como una #ApuestasDeCiudad desde el 2013. Medellín ha estado inmersa en la guerra, ha sido una testigo directa e indirecta de sus atrocidades. Durante los años ochenta y noventa el narcotráfico le agregó muchos nombres a la lista de muertos que hace parte de la historia del país desde la conquista española. La ciudad se estremeció con las explosiones y el fuego cruzado, y los ciudadanos descubrieron a fondo el significado de la palabra miedo. Desde las guerras civiles del siglo XIX la ciudad se convirtió en uno de los destinos de los que eran desplazados de sus territorios. Con el paso de los años el número crece, y la ciudad también sigue creciendo. Barrios enteros de desplazados echan raíces en las laderas del valle, convirtiéndose en pequeñas luces que rellenan las montañas. “Hay que recordar que antes de la guerra había vida”, comenta Marta Villa, directora de la Corporación Región. El trabajo incansable de ciudadanos y organizaciones que se cansaron de las dinámicas y los efectos de la violencia, que desde estrategias desarrolladas a partir de la #Resiliencia se resisten desde pequeños actos a continuar en ese ciclo doloroso que ha traído consigo la guerra. Un #EjercicioDeLoPúblico desde las acciones, desde los pequeños gestos cotidianos. Como en 2012, en una época en la que en la comuna 8 no cesaban las balaceras, una acción desde la red social Twitter convocó a periodistas y ciudadanos con el hashtag #YoSoyComuna8 para subir a Villa Hermosa, y acompañar a los habitantes que estaban presos del miedo. Iniciativas como Las Madres de la Candelaria, que fueron Premio Nacional de Paz, con su plantón cada miércoles en las afueras de la iglesia de la Candelaria reclamando por sus seres queridos desaparecidos; o el Bus de la Memoria, “una ruta por los lugares por los que duele recordar para ver cómo están”, explica Juan Mosquera, director de Mayo por la Vida, un museo itinerante inspirado en el bus que varios años atrás cruzó las fronteras invisibles del barrio Antioquia convirtiéndose en La piel de la memoria; o la Corporación Azul Ilusión, un grupo musical de personas en condición de discapacidad que ofrece conciertos itinerantes; o La comida de mamá, un evento en el que las madres que perdieron a sus hijos comparten una comida con los niños que perdieron a sus padres, constituyen el tipo de experiencias que se rescatan en la filosofía de la noviolencia. El reconocimiento a la gente que trabaja por la gente en acciones expuestas en


Ciudadanías /// 193

la Cumbre Internacional de la Noviolencia y en las Cumbres Barriales que hacen parte del evento, donde se comparten historias como la de Francisco Romero en el barrio Santander. Historias de vida, #CulturaParticipativa, pequeños actos, grandes gestos. “Solo hay dos grandes misterios en la vida de los seres humanos: la muerte y el amor. El guardián de esos dos misterios es el tiempo, ese bromista que todo lo muda y lo transforma y que tras la máscara más bufa oculta la carroña y en los abismos acrisola la luz”, escribió alguna vez el escritor colombiano Marco Tulio Aguilera Garramuño. *** Cuando Juan Francisco Romero anduvo por primera vez por el barrio Santander, se encontró en el camino una olla abandonada frente a la parroquia. Fue un día cualquiera del año 2003. Él y su familia ahora hacían parte de la cifra de desplazados que llegaban a Medellín buscando sobrevivir y que aumentaba cada hora. Habían llegado a la ciudad huyendo de la violencia del campo. Encontrar una olla abandonada en medio de la calle no es algo común, pero Francisco siguió su camino. Unos días después se enteró de que la olla era para hacer un sancocho y que los invitados a comer eran los jóvenes que pertenecían a los cinco combos del barrio Santander. “El padre Jairo me dijo: ‘vea, ahí perdónenme, pero yo ese día estaba que me orinaba del susto tan tremendo. No sabía si salir o no salir. Agarraba la chapa y dudaba’”, recuerda Francisco. Todos los asistentes estaban armados y cada combo se reservó una esquina. Fue la señora que le iba a poLa no violencia como ner la sazón al sancocho la que los hizo acercar, los puso expresión ciudadana a pelar papas, yucas, plátanos. Terminaron comiendo y conversando entre amigos y enemigos de los otros combusca darle un sentido bos alrededor de la misteriosa olla. “La gente decía que a la vida desde visiones había mucha tensión en el ambiente y que de haberse más conciliadoras. caído una sola tapa al suelo nadie habría salido vivo de la balacera”, agrega Francisco. En los noventa, el barrio Santander era uno de los lugares más peligrosos de Medellín, una de las ciudades más complicadas de Colombia, el país con una de las realidades más violentas del mundo a causa del conflicto armado y de las guerras urbanas que generó el narcotráfico. La cifra anual de los muertos por acciones violentas en Santander llegó a 163, pero los esfuerzos de Jair Bedoya y otros jóvenes que habían hecho parte del conflicto, que habían dejado las armas, estaban transformando poco a poco la realidad violenta del barrio. Después de fundar la Corporación Casa Mía, como una labor de #Resiliencia, empezaron a cambiar los imaginarios y a trabajar en la convivencia con actividades como la del sancocho. Francisco aprendió a ser autodidacta cuando era un niño. Nació en la ciudad de Bogotá, en el barrio Lijacá, donde dio sus primeros pasos, dijo sus primeras palabras y tocó por primera vez los acordes de tiple de un bambuco encerrado en un armario. Ana María Conteras, su madre, les enseñó a sus siete hijos a leer,

2012

Se institucionalizó el Día de la Bicicleta. Se produjo el Manual del Ciclista Urbano, primer texto educativo de su tipo que se realizó en el país.

2013

Se crea, mediante la Resolución MO 818, la Mesa Metropolitana de la Bicicleta. Se celebra por primera vez el evento Mayo por la Vida.

2014

El 8 de agosto se conmemoró por primera vez en la ciudad el Día Internacional de los Pueblos Indígenas. El 16 de diciembre se inaugura en la ciudad el primer Centro de Integración Afrodescendiente de Colombia.


194 /// Relatos de la cultura / Medellín contada a partir de la creación

Alrededor de

$3.000 millones han sido invertidos en las diferentes

ACCIONES POR LA VIDA

en tres años.

1.149.953 ciudadanos

se beneficiaron en tres versiones anuales de

MAYO POR LA VIDA.

escribir, sumar, restar y multiplicar. Los introdujo en el universo de las letras y los números. José Jesús Romero, su padre, les enseñó electrónica, radiotecnia, electricidad y mecánica. “Nuestra preocupación número uno era responderle a mi papá qué era el átomo, el electrón y esas cosas”, recuerda Francisco. Cuando estaba en cuarto de bachillerato decidió retirarse del colegio. “No encuentro la realidad de la vida en ese estudio, sino que encuentro un pocotón de conceptos que no tienen nada que ver con mi vida diaria, y fuera de eso me castigan por no contestar como me enseñaron. Entonces mis ideas no valen, lo que vale es repetir como lorito”, cuenta Francisco mientras frunce el entrecejo, y recuerda que aunque organizaba todas las obras de teatro, las lecturas de poesía y los conciertos del colegio, debía repetir español y literatura, “porque no decía la fecha de nacimiento y de muerte de gente que yo ni siquiera conocí”. Entró a estudiar electricidad al Sena, después de ser rechazado por la misma institución para estudiar electrónica por no tener cartón de bachiller. Trabajó un tiempo como electricista y decidió renunciar cuando un ingeniero le dijo que a él no se le pagaba por pensar, sino por trabajar. “Me mató. Le dije: yo no soy un peón, yo soy gente pensante y me gusta crear. Presenté la carta de renuncia y me fui”. A los 26 años decidió encargarse completamente de la educación de sus dos hijas y renunció a la idea de trabajar en empresas. Se fue a vivir a La Victoria, a una vereda de Nariño, con su esposa y sus hijas. Allí su trabajo como radiotécnico no era rentable por las largas distancias que debía recorrer para encontrar los repuestos. Meses atrás se percató de una técnica de tejido indígena en la que se utiliza un telar de cuatro palos. Su espíritu autodidacta hizo lo suyo y después de investigar terminó construyendo un telar similar de madera, pero un poco más tecnificado. Trabajó durante cuatro años en su taller textil, pero cuando abrieron el comercio en la frontera no pudo competir con los precios de los tejidos ecuatorianos. “Mientras yo vendía una falda en $30.000, ellos la ofrecían en $5.000”. En Ipiales, ya con tres hijas, conoció un ecuatoriano que había heredado una empresa textil de su padre. Había quedado destruida tras el terremoto de 5,5 grados en la escala de Richter que sacudió la ciudad de Popayán el Jueves Santo de 1983. El ecuatoriano soñaba con ver funcionando de nuevo el legado de su padre y contrató a Francisco para reparar los telares mecánicos. En Popayán nació su cuarto hijo, el primer varón. Al terminar ese trabajo, comunidades indígenas del Cauca lo contrataron como asesor artesanal para tecnificar sus procesos. “Ahí sí dieron donde era, porque a mí me encanta crear máquinas, mejorar procesos. Y allá tenía bajo mi responsabilidad la zona oriental del Cauca. Le ayudaba con sus procesos a indígenas yanaconas, paeces, guambianos, totoroes”, explica Francisco, que empezó como asesor y terminó dando capacitaciones, dictando un curso de juguetería para niños a los paeces en el resguardo Pueblo Nuevo. “El haber pasado por comunidades indígenas me enseñó que yo no tengo que ver el mundo desde un solo lado, sino que puedo elegir desde dónde mirarlo. Aprendí de las mingas, del intercambio y los trueques. Aprendí muchas cosas que decidí no contar por el enorme respeto que les tengo a esas comunidades”, cuenta decidido Francisco.


Ciudadanías /// 195

Por disputas de liderazgo en el resguardo donde vivía decidió volver a la cabecera municipal y terminó montando un taller en Silvia, Cauca. Francisco se las arregló en el pasado para no prestar servicio militar porque nunca estuvo de acuerdo con el uso de las armas en la resolución de conflictos. Cuando la guerrilla anunció que iba a reclutar a todos los jóvenes mayores de 14 años del municipio, decidió empacar y sacar a su familia de ahí. No iba a permitir que alguno de sus siete hijos tuviera que cargar un fusil. Huyó a Medellín, donde nació su octavo hijo. Con los últimos $20.000 que tenía compró un kilo de periódico y pegante. La máscara de búho que hizo con los materiales está colgada en una pared de la sala de música de la casa de la cultura. Los vecinos del barrio Santander se percataron de su habilidad con las manualidades y Francisco terminó otra vez arreglando mesas, taburetes y electrodomésticos. En 2003 creó el grupo de teatro de la parroquia, que dramatizaba los sermones en la misa. Un año después fundó junto a otros líderes culturales del barrio la Escuela de Arte y Cultura de Santander, donde se dictaban clases de electricidad doméstica, dibujo, pintura, madera y música. Por disputas entre los líderes la escuela cierra en 2005 y en ese mismo edificio, donde funcionó el primer colegio que tuvo el barrio, fundó en 2006 la Casa de la Cultura Francisco de Paula Santander. Sus ocho hijos fueron educados por él, también son autodidactas y la mayoría son voluntarios en la Casa de la Cultura. Los profesores de los talleres que se dictan también son voluntarios. Hay grupo de teatro, música, escritura, comunicaciones, baile, un taller de estampado y otro de madera. La última iniciativa se llama Un tinto por la historia y pretende ser un espacio de #Resiliencia para que las personas más viejas del lugar se reúnan a compartir anécdotas y trabajar en la reconstrucción de la memoria del barrio Santander.

En el barrio Santander, como uno de otros tantos barrios donde la violencia intimida a la ciudadanía, algunos líderes como Francisco Romero, apoyados por otros vecinos y organizados en grupos culturales barriales, han logrado reconstruir tejidos sociales.

2014

Entre junio y septiembre la Secretaría de Cultura Ciudadana realizó un Diagnóstico Rápido Participativo sobre convivencia con barras populares y organizadas de fútbol de Medellín. Se realiza el primer Bici-paseo de las Flores durante la Feria de las Flores.


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EN BICI ES MEJOR

234 activaciones

de la campaña POR LA CEBRA

en las 16 comunas de la ciudad y los corregimientos Santa Elena y San Antonio de Prado entre 2013 y 2015.

Taxi

Bicicleta

Automóvil

Metro

Moto

A pie

Bus o colectivo

LOS CIUDADANOS DE MEDELLÍN SE MOVILIZAN ASÍ:

40% 15% 10% 12% 9% 2% 7% Encuesta de cultura ciudadana a 2015.

“Esta ciudad ya tiene el clima de Caucasia, pero con los tacos de Bogotá. Cuando llevo más de cinco horas en el carro siento que somos muchos y me entra la desesperación”, comenta Walter Arboleda mientras recorre en su taxi la carrera Palacé. Dos días después de que estallara la guerra de los Mil Días, rodó por esa misma calle el primer carro que tocó suelo colombiano. Cuando el automóvil rojo, traído desde Francia por Carlos Coroliano Amador, recorrió esa calle empedrada el 19 de octubre de 1899, surgieron relaciones entre un hecho y otro con el demonio en los alrededores de la iglesia de la Candelaria. Más de un siglo después por esa misma carrera, el taxista asegura que los tacos de hora pico pueden despertar los demonios de las personas, con lo que concuerda Carlos Cadena Gaitán, doctor en Movilidad Sostenible de la Universidad de Maastricht y coordinador general del cuarto Foro Mundial de la Bicicleta, que se realizó en Medellín. “Estamos conversando delicioso, nos reímos, después cada uno se monta a su carro y cuando nos encontramos en un taco nos odiamos, nos pitamos, nos insultamos. Eso no parece de seres humanos”, comenta Carlos. En la carrera Palacé, un poco más al sur, también se encuentran grandes concesionarios y una recién trazada ciclorruta que según Carlos, “aunque aún le faltan andenes”, es un ejemplo de las #ApuestasDeCiudad en las que la administración está dispuesta a enfrentar poderes locales a favor del peatón y del ciclista. “El carro no tiene nada de malo, lo que sí es muy malo es el uso desmedido que le damos. Cuando las personas piensan que tienen que movilizarse para todos los lugares y destinos una persona por carro. Comprar la leche en la tienda en carro es terrible”, agrega Carlos. La relación del ciudadano con ese territorio habitado depende en gran parte de los sistemas de movilidad planteados y de los programas de #CulturaCiudadana, que buscan explicar cómo convivir en la vía, cómo coexistir con el conductor, el ciclista, el peatón. “Nos involucramos con educación vial y con nuevas formas, con nuevos usos de moverse en la ciudad. Tenemos una campaña que se llama Por la cebra y tenemos todo el tema de bicicletas. Hacemos un trabajo mancomunado con el Área Metropolitana, específicamente EnCicla, y con SiCLas, como el colectivo de bicicletas más visible en la ciudad”, explica Marcela Trujillo, subsecretaria de Ciudadanía Cultural de Medellín. En un país que está emocionalmente ligado a la bicicleta, donde cada pedaleo de Cochise Rodríguez, de Lucho Herrera, de Nairo Quintana, de Rigoberto Urán, y de muchos otros, han hecho que el corazón lata más rápido, el logro de este cuatrienio en Medellín, en cuanto a otras formas de movilizarse, radica en la articulación de todas las fuerzas que giran en torno a la bicicleta según Alexander Grigorievich, gerente de Movilidad Humana de la ciudad. “Logramos introducir algo que no existía antes y que no se pensaba posible, que es la inversión de la pirámide de movilidad del POT. Por primera vez un Plan de Ordenamiento Territorial dice que la construcción de todo, la organización de la ciudad y la disposición de los sistemas de transporte se deben hacer


Ciudadanías /// 197

en torno a la priorización del peatón y de los modos no motorizados. Ese es el gran logro de este cuatrienio, más que la construcción de infraestructura”, agrega Alexander. La perseverancia de ciudadanos e instituciones ha sido clave para introducir el tema en la agenda pública. Cuando Lina López viajó a los Países Bajos en 2008-2009, al volver decidió proponer con su trabajo de grado un sistema de bicicletas públicas para el valle de Aburrá. Se graduó de ingeniera de diseño de la Universidad Eafit y éste se convirtió en EnCicla, donde fue su coordinadora hasta el año 2015.

Medellín cuenta con un sistema de bicicletas públicas. Aquí una estación en el Parque de las Luces.


198 /// Relatos de la cultura / Medellín contada a partir de la creación

La SiCLeada promovida por el colectivo SiCLas, sale cada semana en recorridos nocturnos de hasta 20 kilómetros por distintas rutas de Medellín.

ENCICLA

tiene

26.000 usuarios

acreditados y cuenta con una flota de

1.300bicicletas, 49estaciones

distribuidas en las

del Sistema Público en la ciudad.

Los acuerdos municipales como Al trabajo en bici, Al colegio en bici, A la U en bici, el bici-paseo de las flores; el programa Bici-parqueaderos, que se creó también mediante acuerdo municipal; el Manual del ciclista urbano¸ como un trabajo conjunto entre los colectivos de ciclistas del valle de Aburrá, el área metropolitana y la Secretaría de Cultura; EnCicla, el bici-parqueadero de la Alpujarra, que se fue llenando de bicis y expandiéndose cada vez más, constituyen el listado de pequeños logros en cuanto a la promoción de la bicicleta como un medio efectivo, económico y amigable con el medioambiente para movilizarse en la ciudad. Según los ciclistas urbanos y los funcionarios involucrados en el tema, aún falta mucho trabajo en esas #ApuestasDeCiudad. El trabajo de colectivos como SiCLas ha cambiado la percepción de los ciudadanos. Cada miércoles en la noche, aproximadamente 2.500 personas se encuentran en Carlos E. Restrepo para un bici-paseo nocturno al que llamaron SiCLeada, que recorre la ciudad con una ruta diferente cada semana. La historia de Mauricio Mesa y la bicicleta empieza un 24 de diciembre cuando un tío le iba a regalar una. Se fueron de paseo y la aventura se tornó triste. Se entraron los ladrones y se llevaron todo, incluyendo la bicicleta. “La primera bicicleta no fue, pero con el tiempo llegó y empecé a practicar ciclo-montañismo, además de usarla luego como medio de transporte para llegar más rápido al trabajo”, cuenta Mauro, líder del Colectivo SiCLas, extaxista, administrador de empresas, especialista en gerencia social y “…ciudadano que participa activamente. La can-


Ciudadanías /// 199

tidad de derechos de petición que he enviado a la Secretaría de Infraestructura y la de Movilidad, para que arreglen los huecos y cráteres gigantes que me encuentro en la vía, muchas veces durante la SiCLeada, no tiene nombre”, agrega. Los ciudadanos tienen un conocimiento del territorio habitado que condiciona la forma en la que se relacionan y se comportan en este. Con el tiempo este habitante se ha formado una imagen de la ciudad que conoce, y de la que desconoce también, a partir de las experiencias que ha tenido, y de las que ha construido con las vivencias de personas cercanas y de aspectos resaltados por los medios de comunicación. Ese conocimiento y esa imagen determinan las problemáticas por las que el ciudadano se preocupará, además de las estrategias de las que echará mano para sobrevivir en esa urbe, en esa construcción de su #Ciudadanía. SiCLas se autodenomina una especie de masa crítica. “Más amor, menos motor”, “En bici es mejor”, son las frases que van entonando los asistentes a la SiCLeada, en un #EjercicioDeLoPúblico que además de promover la bicicleta como medio de transporte se propuso cambiar los imaginarios que se tienen de la inseguridad al movilizarse en bicicleta y el miedo a la ciudad de noche. Mediante rutas que traza el colectivo, compuesto por Mauro y otras ocho personas, invitan a los asistentes a conocer, recorrer y reconocer la ciudad, ese territorio habitado. Alexander parafrasea a Jesús, un amigo suyo del Instituto de Políticas de Transporte y Desarrollo (ITDP), “cada ciudad tiene derecho a escribir su propia historia de la movilidad en bicicleta y Medellín ya empezó a escribir la suya”.

2015

Se publica una investigación sobre la caracterización de las prácticas barristas. Se realizó en Medellín el Cuarto Foro Mundial de la Bicicleta. Se publica la Encuesta de Cultura Ciudadana 2013-2015 y su comparativo con encuestas anteriores.


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LA COMIDA DE LA MAMÁ

“Los muertos son el polvo que pisamos y la sombra que nos dicta al oído lo que somos”, escribió el escritor colombiano Marco Tulio Aguilera Garramuño. En el centro de Medellín, entre vendedores de lotería, películas porno, novenas y estampitas de todos los santos, Las Madres de la Candelaria sacan cada miércoles pancartas y fotos de sus familiares desaparecidos a las afueras de la iglesia Nuestra Señora de la Candelaria. Las madres salen a la calle a preguntar por el paradero de sus hijos desde el 19 de marzo de 1999, salen a la calle porque ya les arrebataron un ser querido y no están dispuestas a perpetuar el silencio. Es un acto de #Resiliencia, la espera ya supone una carga difícil de llevar. La historia violenta del país ha dejado muchos asientos vacíos en las comidas familiares. Hay quienes aún sirven el plato con la esperanza de ver a su hijo, a su hermano, a su padre, entrar por la puerta, sentarse en el mismo lugar y decir: está es la comida más rica del mundo. “Las Madres de la Candelaria me decían que lo que más extrañaban era cocinarle al hijo”, recuerda Juan Mosquera, director de Mayo por la Vida. El 9 de mayo de 2015, un día antes de la celebración de las madres, se reunieron en el Parque Explora las madres que perdieron a sus hijos y los niños huérfanos a los que el conflicto les arrebató a sus padres, alrededor de un

sancocho, de una comida de mamá en la que iban a acompañar esas ausencias de la mejor forma, comiendo. “Es el mejor sancocho que me he comido”, comenta Juan. El postre corrió por cuenta de Adela Correa y su hija Irene Gaviria, que empezaron a cocinar ese día muy temprano todos los postres que no se pudo comer Guillermo Gaviria, exgobernador de Antioquia, para compartirlos con los asistentes. En Colombia el afecto se expresa mediante la comida y en esta oportunidad alcanzó para todos, a pesar de que los 80 niños y 60 madres que estaban invitados al sancocho terminaron siendo 263 comensales. En el país de las ausencias la comida de la mamá, que hizo parte de la programación de Mayo por la Vida, llenó muchas barrigas y alegró muchos corazones ese día.


CiudadanĂ­as /// 201


202 /// Relatos de la cultura / Medellín contada a partir de la creación

ANA OCHOA

Ana Victoria Ochoa Bohórquez creció en una familia muy católica, llena de curas y monjas. Mientras su mamá y sus tíos le hablaban de religión, su papá, que era ateo, le hablaba de las estrellas, “me decía que éramos de Altair y todos los días era un ritual de todo lo que podía haber en esa estrella”, recuerda Ana. Su madre se convirtió a la Iglesia La Luz del Mundo, una organización cristiana, lo que hizo que cambiara su círculo de amigos y le ocasionó muchos problemas con la familia, “y con mi papá también, casi hasta la separación marital”, dice. Ana creció con un espectro amplio de lo que pasaba en las religiones y a los 14 años se convirtió a esta misma iglesia. A ella también le trajo problemas el cambio. Estudiaba en un colegio católico y aún no existían las promesas de libertad de culto que traería años después la Constitución de 1991, por lo que le pidieron que se cambiara de colegio. Ante la negativa, una de las profesoras llamó a todas las mamás para pedirles que les dijeran a sus hijas que no hicieran ningún trabajo con ella. El cambio, la diferencia, hizo que Ana quedara aislada. El año siguiente no tenía cupo en el colegio y se fue a trabajar durante un año como misionera de la iglesia en México. Sus compañeras del colegio le preguntaban por qué siempre usaba faldas y vestidos largos. Ana no sabía cómo explicarlo y recurría a la siguiente analogía:

“Lo que puede ser una monja en tu religión, eso soy yo en la mía. Así me quedé con el apodo de La monja hasta el día de hoy”, recuerda. Entró a la Universidad Pontificia Bolivariana a estudiar comunicación social, y creó, junto a otros amigos que no encajaban muy bien en el molde bolivariano, una corporación de cine que llamaron Madera Salvaje. Eran un grupo de irreverentes haciendo documentales sobre derechos humanos. Esta experiencia la llevó a decidir que su trabajo de grado sería un documental sobre el proceso de las milicias en la ciudad, sobre su legitimación y posicionamiento. “La universidad consideró que yo podía ser peligrosa y creyó que yo era miliciana. Me pusieron un abogado para confrontar mi tesis”, cuenta Ana.


Ciudadanías /// 203

Se fue a estudiar cine a Cuba donde tuvo problemas con el gobierno cubano por predicar su religión. Empezó a viajar a un pueblo pequeño en la isla, donde se reunía un grupo de su iglesia. Sus viajes a México y al interior de la isla fueron aumentando el tamaño de la carpeta sobre ella que tenía la inteligencia cubana. “Una vez me llamaron a una cita con todos los militares del mundo para preguntarme que yo por qué predicaba”, cuenta. Le dijeron que podía viajar, pero no podía predicar. Ana no pudo evitarlo. La iglesia no tenía pastor y todo era muy clandestino. Se reunían alrededor de un televisor que estuviera emitiendo una telenovela y hablaban de la iglesia. El grupo pasó de 9 a 45 personas. Regresó a Colombia y cuando quiso volver a Cuba la deportaron. Hizo una maestría en Historia en la Universidad Nacional de Colombia con una pasantía

en México. Allí notó que en ese país se habían estudiado mucho las religiones. Empezó a trabajar como investigadora y docente en la Facultad de Comunicaciones de la Universidad de Antioquia, y le propuso a la Secretaría de Cultura Ciudadana hacer una investigación sobre diversidad religiosa en el centro de Medellín. La investigación quedó delimitada a la diversidad religiosa en 13 barrios de la comuna 10, de la calle Barranquilla a la calle San Juan y del Teatro Pablo Tobón Uribe a la Minorista. Cuando empezó el proyecto esperaban encontrar de 20 a 30 lugares y triplicaron la cifra. Descubrieron 91 grupos diferentes en los 13 barrios de la muestra, 22 de los cuales se hallaban en Prado Centro. Una de las conclusiones de la investigación fue que la mayoría de esos grupos tenía una necesidad, desde su misma doctrina, de trabajar en lo comunitario. Una especie de cultura participativa que los lleva a ayudar al otro. “Son como oasis dentro del centro. Puedes tener una calle superconflictiva, pero tiene en la misma cuadra dos o tres sitios de culto”, explica. “El trabajo silencioso y efectivo de estos grupos es un ejemplo grande de transformación de la ciudad. Sí es posible, a través de una vía no violenta, introducir cambios positivos en Medellín. Allí las religiones han hecho un trabajo muy saludable, espiritual y social”, concluye.


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CASA MÍA

Dicen los habitantes del barrio Santander que el conflicto inició cuando unos combos del barrio Florencia empezaron a vacunar a los comerciantes y a matar a los que no pagaban. Los jóvenes se armaron para defender el territorio y comenzó la guerra. Con el tiempo el microtráfico se convirtió en el epicentro del conflicto que reclutó a muchos de los jóvenes del barrio para combatir contra alguno de los cinco combos que se disputaban el territorio. El conflicto cambió de ropaje. A finales de los noventa un grupo de jóvenes que se cansaron de ver el mundo a través de la mira de un arma, decidieron dejar de matarse entre ellos mismos y construir otros escenarios en los que la violencia dejara de ser el norte. Jair Bedoya y otros jóvenes, que conocían la guerra de cerca, que sabían qué tan rápido podía latir el corazón cuando se empuña un arma, y las consecuencias físicas y mentales que trae arrebatar una vida, fundaron la Corporación Casa Mía, “donde lo efectivo es lo afectivo”. Jair se paró muchas veces en medio del fuego cruzado intentando parar balaceras, siguiendo la consigna: “Por la vida hasta la vida misma”. Ya se habían perdido muchas vidas en medio de guerras sin sentido, él mismo había disparado en muchas de ellas. Con sancochos, torneos de fútbol, obras de teatro y carnavales la corporación le llevó un mensaje de convivencia al barrio, les mostró a los jóvenes otras alternativas, explo-

rando y desarrollando habilidades artísticas, y les demostró a los habitantes de Santander que “allí donde crece el peligro también crece lo que nos salva”, la frase del poeta alemán Friedrich Hölderlin que tantas veces los inspiró. Esta apuesta de ciudad fue el trabajo incansable de jóvenes que querían dejar huellas en el territorio para que las nuevas generaciones aprendieran algo de ellos y recordaran que en medio de las balas hubo un parche de jóvenes que hizo algo por la #Resiliencia, por reconstruir el tejido social de uno de los barrios más peligrosos de Medellín en la década de 1990. “Para mí lo más hermoso de todo es que nos enseñaron a dar abrazos”, confiesa Anderson Zapata en Un sueño posible: héroes y heroínas del amor, uno de los tantos productos audiovisuales que se producen en el grupo de comunicaciones de la corporación.


Ciudadanías /// 205

“La apuesta es empezar a construir como en una obra, la tubería, las cañerías, la corriente eléctrica, que eso uno no lo ve. Uno ve el efecto del que prendió el bombillo y alumbró, o usted simplemente se lavó las manos y ya, pero no se da cuenta de que por dentro están funcionando cosas. Eso es lo que se empieza a construir en Santander con Casa Mía y lo que se sigue construyendo desde la Casa de Cultura”, explica Francisco Romero, director de la Casa de Cultura.


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En Medellín los colectivos que por sus particularidades sienten necesidad de defender sus derechos y de expresarse libremente, recorren con regularidad las calles haciéndose visibles. Esta marcha afro en las calles de Medellín fue a propósito de la celebración patronal de San Pacho en el Chocó.


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RECOMENDADOS

Los derechos culturales. Declaración de Friburgo. (2007). Recuperado de http://www.culturalrights.net/descargas/ drets_culturals239.pdf Miller, Toby. Ciudadanía. (2009). Recuperado de http://www. tobymiller.org/images/espanol/ciudadania_cultural_ toby_miller.pdf Secretaría de Cultura Ciudadana. Plan de Desarrollo Cultural de Medellín 2011-2020. (2011). Recuperado de https://www.medellin.gov.co/irj/go/km/docs/ pccdesign/SubportaldelCiudadano_2/Cultura_/ Publicaciones/Shared%20Content/Documentos/2014/ Plan_de_Desarrollo_Cultural_de_Medellin_2011-2020.pdf Secretaría de Cultura Ciudadana. Condiciones de la población negra, afrocolombiana, palenquera y raizal en Medellín. Caracterización sociodemográfica, desarrollo humano y derechos humanos. (2010). Medellín: Alcaldía de Medellín. Secretaría de Cultura Ciudadana. Diagnóstico rápido participativo sobre convivencia con barras populares y organizadas de la ciudad de Medellín. (2014). Medellín: Alcaldía de Medellín. Universidad Nacional de Colombia. Existir, habitar y resistir: Memoria histórica de las personas LGBTI en Medellín. (2014). Colombia: Municipio de Medellín. Universidad de Antioquia. Libertad de cultos y derechos humanos: aproximación al pluralismo religioso en el centro de Medellín. (2013). Colombia: Municipio de Medellín.


Ciudadanías /// 209

Universidad de Antioquia. Diálogo de saberes e interculturalidad. Indígenas, afrocolombianos y campesinado en la ciudad de Medellín. (2015). Medellín, Colombia: Pulso & Letra Editores. Varios autores. Visión Consultores. Caracterización de las prácticas de las barras populares de la ciudad de Medellín. Secretaría de Cultura y Ciudadanía. Medellín. (2015). Taller de Edición

Población afro


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BARRIO

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CIUDADANÍA

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216 /// Relatos de la cultura / Medell铆n contada a partir de la creaci贸n

LA CIUDAD UN TEJIDO DE CULTURA


Mapa /// 217

LECTURA. Proyectos y espacios de promoción de lectura y escritura. CIUDADANÍAS. Proyectos y colectivos que visibilizan otras ciudadanías. PATRIMONIO. La ciudad, los lugares y direcciones de la preservación. MÚSICA. Una ciudad y sus apuestas por hacer un clúster musical. ESTÍMULOS. Una red de impacto en la ciudad que estimula la creación y la circulación.


90

80

50 60 70

LUGARES Y EXPERIENCIAS / LECTURA Parques Biblioteca 1 Parque Biblioteca Belén 2 Parque Biblioteca Doce de Octubre 3 Parque Biblioteca España 4 Parque Biblioteca Fernando Botero 5 Parque Biblioteca José Horacio Betancur 6 Parque Biblioteca León de Greiff 7 Parque Biblioteca Manuel Mejía Vallejo 8 Parque Biblioteca Presbítero José Luis Arroyave 9 Parque Biblioteca Tomás Carrasquilla

15 Biblioteca Público Corregimental Santa Elena 16 Biblioteca Público Escolar Granizal 17 Biblioteca Público Escolar Popular No.2 18 Biblioteca Público Escolar Santa Cruz 19 Biblioteca de Buenos Aires, Casa de la Cultura Ávila 20 Biblioteca Pública Escolar de Altavista

Bibliotecas de Proximidad 10 Biblioteca Centro Occidental 11 Biblioteca Público Barrial Fernando Gómez Martínez 12 Biblioteca Público Barrial La Floresta 13 Biblioteca Público Corregimental El Limonar 14 Biblioteca Público Corregimental San Sebastián de Palmitas

Centros de Documentación 23 Centro de Documentación de Planeación 24 Centro de Documentación Buen Comienzo 25 Centro de Información e Investigación Ambiental 26 Centro de Recursos para la Activación de la Memoria 27 Archivo Histórico de Medellín

21 Biblioteca Pública Piloto, Sede Central 22 Casa de la Lectura Infantil

Proyectos del Plan de Lectura 28 Red de Escritores 29 Juego Literario 30 Tertulia Voz y Letras 31 Festival Infantil de Poesía 32 Clubes de Lectura Internacional 33 Secretos para Contar 34 Taller de escritura: Un universo de historias 35 Abuelos Cuenta Cuentos 36 Arte para la Libertad Eventos del libro 37 Fiesta del Libro y la Cultura 38 Días del Libro Parada Juvenil (evento itinerante por la ciudad) 39 Hay Festival


90

80 50 60 70

EXPERIENCIAS / PATRIMONIO 1 Archivo Histórico de Medellín 2 Casa de la Lectura Infantil 3 Teatro Lido 4 Casa Zea 5 Casa del Patrimonio 6 Casa El Jordán 7 Cultura silletera Mesa de Entidades Museales de Medellín 8 Área Cultural Banco de la República 9 Casa Museo Pedro Nel Gómez 10 Casa Museo Santa Fe 11 Corporación Parque Explora 12 Fundación Aburrá “por nuestra identidad” 13 Fundación Víztaz

14 Jardín Botánico de Medellín 15 Museo Casa de la Memoria 16 Museo Casa Gardeliana 17 Museo Cementerio de San Pedro 18 Museo del Agua EPM 19 Museo de Antioquia 20 Museo de Arte Moderno de Medellín (MAMM) 21 Museo de Geociencias 22 Museo Entomológico Piedras Blancas (MEPB) 23 Museo Etnográfico Miguel Angel Builes (MEMAB) 24 Museo El Castillo 25 Museo Madre Laura 26 Museo Madre María Berenice 27 Museo Univervistario Universidad de Antioquia (MUUA) 28 Palacio de la Cultura Rafael Uribe Uribe

Esculturas intervenidas 2012-2015 Ver: www.patrimoniomedellin.com Vigías del patrimonio e iniciativas ciudadanas


90

80

50 60 70

EXPERIENCIAS / MÚSICA Escuelas de Música de la Red 1 Popular 2 Montecarlo 3 Las Nieves 4 Aranjuez 5 Moravia 6 Villahermosa 7 Villatina 8 La Milagrosa 9 Miraflores 10 Boston 11 Alfonso López 12 Doce de Octubre 13 Robledo

14 Estadio 15 Independencias 16 San Javier 17 Villa Laura 18 Poblado 19 Benjamín Herrera 20 Santa Fe 21 Belén parque biblioteca 22 Belén Rincón 23 Santa Elena 24 La Loma 25 San Cristóbal 26 El Limonar 27 San Antonio de Prado

Casas de Música 28 Guayabal 29 Laureles 30 Robledo 31 San Javier Escenarios Altavoz 32 Plaza de toros La Macarena (Altavoz 2004) 33 Cancha Cincuentenario (2005-2014) 34 Aeroparque Juan Pablo II (2015) 35 Plaza Gardel / conciertos clasificatorios 36 Carlos Vieco / conciertos clasificatorios 37 Parque biblioteca Guayabal / conciertos clasificatorios

Unidades de Vida Articuladas 38 UVA de San Antonio 39 UVA de Castilla 40 UVA de Nuevo Occidente 41 UVA de Sol de Oriente 42 UVA de San Lorenzo 43 Laboratorio Experiencias Sonoras Casas de la Cultura


90

80

50

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EXPERIENCIAS Y ORGANIZACIONES / CIUDADANÍAS Afrodescendientes 1 Unidad de Etnias 2 Afro U. de A. 3 Cepafro 4 Son Batá 5 Centro de Integración Afrodescendiente Indígenas 6 Cabildo Universitario 7 Cabildo Chibcariwak 8 Cabildo Quillasingas-Pastos 9 Organización Indígena de Antioquia Lgbti 10 Centro para la Diversidad Sexual y de Género

11 Otre Danza 12 Calle Barbacoas Barrismo 13 Barras Estadio Atanasio Girardot 14 RXN 15 LDS 16 Ubanal 17 Asobdim No violencia 18 Madres de la Candelaria 19 Casa de la Cultura Barrio Santander 20 Casa Mía 21 Fundación Mahatma Gandhi

Bicicletas 22 Carlos E. Restrepo 23 EnCicla


Corregimiento Santa Elena

Sta Lucía Las Estancias Villa Turbay

La Sierra

8 de Marzo

Villa Lilliam

La Avanzada

La Cruz

Juan Pablo II

Las Estancias

San Antonio Barrio Llanaditas Batallón de Jesús Oriente María Cano Versalles Girardot 13 de Villatina Carambolas #2 Noviembre La Aldea San José Esperanza Pavlo La Santo VI La Cima #1 San José Libertad Domingo Bombona Versalles La La Cima #2 Campamento Los Cerros El El Pinal Savio #1 #1 #2 Ladera Granizal San El Vergel Raizal Las Santa Alejandro Pablo Granjas Los Mangos Inés Las Popular Echavarria Moscú Manrique Granjas Oriental #2 Villa Miraflores Villa Enciso La Playon de los La Hermosa Campo Sucre Villa del El Guadalupe Isla Francia Comuneros El Cataluña Valdes #2 Socorro Pomar Los Naranjos Manrique Pablo Caicedo Moscú Las Andalucia Central #2 La La San La VI Esmeraldas #1 El Tesoro Buenos Milagrosa Berlín Campo La Mansión Miguel Frontera Manrique Aires Valdes #1 Piñuela Villa Los Las Lomas Los Naranjos Central #1 La Asomadera Loreto Gerona Sta Rosa Ángeles Boston Héctor Abad Niza Cruz #2 Toscana Brasilia #3 Los Balsos #1 San Gómez San Pedro Isidro Aranjuez Plaza Prado Las Brisas El Salvador Bolivar de Ferias Asomadera Miranda Asomadera Jardín Belalcazar Bolivar Bernejal #2 San Lucas Palermo Botánico Sevilla #1 Jesús Boyacá Las Los Álamos Nazareno Palmas Florencia Tricentenario La Lalinde El La Florida Jesús B. Moravia Parque Candelaria Castropol San Diego Poblado Nazareno Estación Tejelo Colón Norte Alejandría Los Balsos Girardot U de A. Oleoducto Villa El Terminal de #2 Villa Carlota Chagualo El Transporte Perpetuo Castilla Calle Fco Pedregal Castillo Guayaquil Centro Nueva Socorrro Manila Barrio Cementerio San Caribe Antonio El Colombia Universal Benito Astorga Zea Santander Administrativo Simesa Diamante Universidad El La esperanza La Everfit Sagrado Corazón Córdoba Progreso Patio Bonito Nacional La Aguacatala Alfonso Alpujarra de Jesús Carlos E. López Shellmar Doce de Doce de Restrepo Sta María Cerro López Octubre #1 Octubre #2 de Nutibara de Mesa Altamira Bosques de los Ángeles Tenche Noel San Martín San Pablo Cerro El Volador Conquistadores Kennedy de Porres Naranjal Progreso Mirador Santa Fe Cristo Rey La Suramericana del 12 #2 Pilarica Trinidad San Campo Amor Guayabal Fátima Picacho El Triunfo Joaquin Cuarta Picachito El Diamante Liceo San Germán Brigada U de A Bello Unidad Deportiva Aures #2 Fac. de Horizonte Villa U.P.B Atanasio Girardot Florida Aeroparque Juan Pablo II Rosales Minas U.N Nueva Bolivariana Flora Palenque Belén Los Colores El Rodeo La Colina Aures #1 Las Diego Estadio El Velódromo San Bernardo Playas Echevarria Laureles Ferrini Robledo El El Nogal Los Los Almendros Belén Pesebre Calasanz Pinos La Mota La La Hondonada Miravalle Lorena Calasanz Floresta Las Acacias Monteclaro El Cucaracho Parte Alta La Gloria La Palma Pajarito Los Fuente Nueva Villa El Rincón La Simón Loma de Clara del Aburrá Sta Rosa Alcázares América La Bolivar Los Bernal Blanquizal Sta de Lima Castellana Lucía Los El Alpes Metropolitano Belén Altavista Las Danubio Cristobal Mercedes Sta Las La Pradera Campo Sta Teresita Olaya Violetas Alegre Juan XIII San Mónica Herrera Pajarito La Quiebra Javier Santa Altavista #2 San Margarita Pajarito El Javier Belencito Socorro #1 Santo Domingo Savio #2

1

Carpinelo

3

8

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1

2

3

4

5

Municipio Bello

5

10

14

6

2

11

7

Municipio Envigado

15

6

4

16

12

Corregimiento San Antonio de Prado

División de barrio

Corregimiento San Cristóbal Eduardo Santos

Corregimiento Palmitas

20 de Julio

Antonio Nariño

Eduardo Santos

13 El Salado

División de comuna

Betania

Las Independencias

Nuevos Conquistadores El Corazón

Corregimiento Altavista

División de zona 1

Número de comuna

1

Número de zona

Cabecera Corr: San Cristobal

PROYECTOS ASIGNADOS 2012-2015 / ESTÍMULOS

2015

564 proyectos

63 proyectos

120 proyectos

ZONA 1

ZONA 2

63 proyectos

ZONA 3

144 proyectos

ZONA 4 ZONA 5

41 proyectos

ZONA 6

73 proyectos

CORREGIMIENTOS 30 proyectos OTROS MUNICIPIOS 30 proyectos

2014

630 proyectos

89 proyectos

123 proyectos

ZONA 1

ZONA 2

83 proyectos

ZONA 3

158 proyectos

ZONA 4 ZONA 5

48 proyectos

ZONA 6

74 proyectos

CORREGIMIENTOS 22 proyectos OTROS MUNICIPIOS 33 proyectos

2013

384 proyectos

36 proyectos

82 proyectos

ZONA 1

ZONA 2

54 proyectos

ZONA 3

85 proyectos

ZONA 4 ZONA 5

33 proyectos

ZONA 6

41 proyectos

CORREGIMIENTOS 21 proyectos OTROS MUNICIPIOS 32 proyectos

2012 ZONA 1

13 proyectos

ZONA 2

22 proyectos

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CORREGIMIENTOS 9 proyectos OTROS MUNICIPIOS 30 proyectos


VOCES

GESTORES DIRIGENTES LÍDERES DE OPINIÓN ARTISTAS ACTORES CURADORES


224 /// Relatos de la cultura / Medellín contada a partir de la creación

En los últimos 15 años Medellín ha avanzado de manera notable en la construcción de una infraestructura acorde con la ciudad. En este tiempo se renovó el Museo de Antioquia, se construyó el nuevo Museo de Arte Moderno en sus dos etapas y se les dio vida al Museo de la Memoria, a Explora y al Centro Cultural Moravia. Pero aparte de esto, la infraestructura en bibliotecas en toda la ciudad, sumada a las UVA, dota a Medellín de espacios para el encuentro, el disfrute y la creación. Esto JUAN LUIS MEJÍA es solo una muestra de su reR ector Eafit novación sociocultural”. Exministro de Cultura

Medellín ha logrado la participación del Estado en grandes proyectos culturales, contribuyendo a que los gobernantes y el sector privado vean en la cultura una oportunidad para el desarrollo integral de la sociedad. Ha demostrado que la gestión cultural debe estar enfocada a toda la sociedad, asegurarse de que la cultura no tenga estratos y que todos se sientan incluidos y con derechos en los espacios, los servicios y las actividades. Así mismo, PILAR VELILLA ha demostraGestora cultural do que el perfil del gestor cultural debe incluir conocimiento, sensibilidad social y visión de negocios por partes iguales. El reto es dejarle a la ciudad espacios públicos arquitectónicos y urbanísticos dignos, hermosos, de calidad, sostenibles y tan significativos que se se conviertan en íconos, pero que se aseguren de que no son simplemente empresas, sino empresas sociales, que es muy diferente, pues existen para servir”.

ALICIA MEJÍA

Resalto la convicción que han tenido las tres últimas adminisDirectora Museo de Arte Moderno de Medellín, Mamm traciones municipales en la educación y cultura como ejes centrales de la transformación de la ciudad, y su voluntad política de destinar recursos muy significativos a distintos proyectos, programas, infraestructura, eventos, estímulos, becas, para el sector cultural. A diferencia de la dinámica de otras ciudades colombianas y latinoamericanas, destaco también la asociación público-privada que se da en Medellín y que hace posible grandes proyectos de ciudad. Sobresale también la manera en que las instituciones culturales (públicas y privadas) participan activamente de la implementación de la política pública cultural poniendo al servicio su conocimiento, capacidad y respaldo. Del día a día del trabajo menciono la interlocución constante y fluida con la Secretaría de Cultura y su disposición abierta al diálogo. Todo lo anterior se ve reflejado en la calidad de la producción artística que hace de Medellín una ciudad donde la creatividad es punta de lanza de su identidad”.

Resalto la diversidad de actividades, todas incluyentes, que tocan la danza, el teatro, la música, el rescate de las tradiciones, la poesía. La ciudad ha tenido, como pocas veces, escenarios permanentes para que los ciudadanos vivan la cultura”.

Gestora cultural

MARÍA MERCEDES GONZÁLEZ


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La cultura le ha ayudado a Medellín a generar conciencia estética, aquí se ha logrado justificar el carácter cognitivo del arte más allá de que sea solo deleite o entretenimiento. Creo que está bien recuperar el JUAN ALBERTO GAVIRIA sentido de vida en los adolescentes a través de la Curadorador búsqueda de lo bello... Con el apoyo de la Alcaldía se alcanza a ejecutar políticas públicas culturales desde la metáfora y finalmente se ha alcanzado a generar la capacidad del juicio sobre qué es y qué no es arte”.

Mi primera experiencia con la cultura de esta ciudad y del país la viví hace casi 40 años, cuando siendo aún muy joven exhibí en el Salón Regional de Artes Visuales en la Biblioteca Pública Piloto, aunque mis recuerdos de infancia incluyen visitas a penetrables e instalaciones en las Bienales de Arte de Coltejer. Muchos de los protagonistas son los mismos, algunos han muerto, otros se han ido, las instituciones se han transformado y he podido participar en procesos, acompañamientos y desarrollos culturales que han alteJULIÁN POSADA rado el paisaje culDiseñador y curadord tural. Soy un testigo privilegiado de este tiempo, he visto el horror desfilar ante mis ojos y he sido también coprotagonista de lo que la cultura logra transformar”.

¿Por qué no atrevernos a especular sobre qué sería de Medellín sin la acción del arte y de la poesía en los últimos años? Y lo que imaginamos es tan ominoso que linda con lo teratológico: un círculo del infierno. Esto significa que si en la ciudad no estamos todavía en el infierno, se lo debemos en muy buena medida a que tenemos poetas, músicos, actores, bailarines, pintores, escultores. En esencia: al trabajo incesante de todos aquellos a los que anima “el pensamiento desinteresado”, aquel que no espera al final de su acción el timbre de una caja registradora, a la acción espiritual de todos aquellos a los que “la realidad” les parece no solo pobre, sino empobrecedora, y la relatan y nos la devuelven más rica y a la vez más necesitada de ser modificada. Si nuestra realidad es todavía vivible no es porque sea aceptable: es porque solo el arte y la cultura mantienen viva la esperanza de que otra realidad es no solo posible, sino impostergable. Solo la poesía y el arte han hecho posible que la dictadura del GABRIEL JAIME más burdo pragmatismo no sea total. FRANCO El arte es el arte de la no resignación”. Poeta y organizador Festival Internacional de Poesía En la música, los jóvenes pertenecientes a la Red de Escuelas y Bandas de Medellín han logrado no solo mayor visibilidad, tanto local como nacional e internacional, sino una formación más consistente que les permite a algunos de ellos acceder a programas formales para profesionalizarse en el arte. Ha sido notoria la importancia que se le ha C E C I L I A E S P I N O S A dado al tango a través del festival del mismo Directora Orquesta Eafitd nombre, como expresión local. Medellín ha recibido los más destacados artistas especialistas del tango y ha disfrutado de esta cultura que cada día logra mayor expansión. Durante la Feria de las Flores nuestra ciudad también ha vivido una fiesta cultural que ha enaltecido no solo a los silleteros de Santa Elena, sino a Medellín que disfruta de una costumbre tan arraigada. La ópera y la zarzuela se han desarrollado cada vez más y nuestro público se ha hecho más conocedor de este arte”.


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Mi trabajo teatral lo inicié desde niño. En JOTA VILLAZA un barrio popular (Florencia), sin servicios Cuentero, VivaPalabra públicos, sin escuela; éramos un grupo de chicos (Jorge Villa y su elenco teatral) que inventábamos cositas. El crecimiento y el impacto que tieEste trabajo lo continué en mi juventud. Ya en 1997 con un grupo de ne hoy la Fiesta del Libro son de cuenteros fundamos la Corporación Cultural Vivapalabra que imaplaudir. En estos tiempos se hizo más pulsó el desarrollo de la cuentería en la ciudad con los proyectos grande y de un evento con un foco parEscuela de Cuentería de Medellín, Festival Medellín Sí Cuenta y Festicular, se pasó a un inmenso evento de tival Entre Cuentos y Flores, esto ha permitido que la cuentería de ciudad que todos amamos. En los últiMedellín sea reconocida internacionalmente y más de 20 cuenteros mos años también se ha entendido y vahayamos recibido invitaciones pagas a festivales y giras a más de 15 lorado con mayor interés la diversidad países en toda América y España”. cultural de la ciudad, para GERMÁN darles dignidad y reconocimiento a las artes y a los CARVAJAL Lo que más resalto del artistas. Vale el esfuerzo L íder cultural, Á LVA R O M O R A L E S E l Te a t r i c o Director Museo Pedro trabajo cultural es el por la inclusión a través de Nel Gómez enfoque comunitario y ciuconvocatorias y estrategias dadano, la vinculación de como la ampliación de la agenda cultulo público y lo privado para hacer de la cultura un valor ral (Medellín Vive la Música, la progravisible y aprehensible por la ciudadanía. La profesionalimación de Navidad y otros)”. zación del sector y la formación de públicos que han hecho de la cultura un asunto cotidiano que la gente valora como propio y que tiene que ver mucho con la importanResalto un avance hacia la condición cia que se ha dado al trabajo cultural en barrios. del otro. El respeto ha mejorado y lo Diría también que es importante destacar que la ciumás sorprendente, el deseo, el cariño dad ya reconoce con facilidad una identidad cultural, que por el estudio; se admira a quien estula valora y la exige, que la fomenta. Y que esa cultura se dia y crece y se quiere emular. Ya no es representa en la ciudad misma y en la importancia que solo al pillo a quien se quiere parecer. ya tiene en las políticas públicas, en algunos apoyos priVer esta cantidad de muchachos estuvados, pero sobre todo en el trabajo de las comunidades diando es muy bonito…, quieren pintar, y de los grupos e instituciones que han surgido de ellas. estudiar gastronomía, ser escritores… En resumen, diría que Medellín tiene agenda y quién Medellín no ha sido fuerte en escritola disfrute”. res de literatura infantil, pero los dos últimos premios SM han sido para dos chicos paisas. ¿Cuántos Lo que la cultura le ha aportado a L U I S B E R N A R D O Y E P E S libros de medellinenses Jefe del Departamento Medellín lo resumo en dos palabras: se han publicado en estos d e B ibliotecas Comfenalco inclusión y diálogo”. últimos cuatro años? Antioquia

CRISTÓBAL PELÁEZ

D i r e c t o r d e Te a t r o M a t a c a n d e l a s


Voces /// 227

“ JUAN

Valoro la búsqueda permanente de escenarios de concertación entre el Estado y la ciudadanía cultural, que permiten buenas decisiones políticas con base en criterios técnicos. También resalto el interés por ser más que un C A R L O S S Á N C H E Z sector y convertirnos en un moMúsico, Nepentes vimiento ciudadano que contribuya a consolidar retos colectivos de artistas y gestores. Hoy buscamos consolidar el producto cultural de Medellín en los mercados locales, nacionales e internacionales”.

En Medellín es muy importante el programa de formación de públicos o subsidio de boletería para que estratos 1, 2 y 3 tengan acceso a la cultura. También valoro las convocatorias que permiten mayor participación, el apoyo a programas con énfasis en la diversidad y los equipamientos en todos los sectores: bibliotecas, colegios, las UVA. Puntualmente, rescato los MDE que pusieron a Medellín en el contexto internacional de prácticas artísticas y les permitieron a los artistas locales conocer lo que se hace ANA PIEDAD en otros lugares”.

JARAMILLO

Directora Museo de Antioquia

La gobernanza. Medellín es única en este sentido en el sector cultural latinoamericano. Las políticas públicas y la operación de muchos de los proyectos cuentan con la partiL U I S M I G U E L Ú S U G A cipación del sector priSecretario de cultura de Medellín 2009 - 2011 vado y comunitario de la mano con el gobierno”.

En mi opinión, el Festival Altavoz ha crecido poco a poco en los últimos años; se ha llegado a tener un festival a nivel internacional, y es un espacio también importante para las bandas para mostrar su trabajo musical. Además, tenemos una gran ayuda con el presupuesto participativo con el que podemos lograr la realización de nuestros festivales como Comuna 6, Comuna 4, ALEJO SCHULDINER Rockristobal Fest, Rock al Músico, Holocausto Río, entre otros”.

Como centro de estudio y de pensamiento que es Casa Morada, yo resalto la liberación de pensamiento y de estética –que flexibiliza el límite de lo pensable– y que LUCAS está irrigando adolescentes y a su vez JARAMILLO impactando la escuela para destrabar la Director imaginación sobre otra vida posible”. Casa Morada

Tal vez lo que más resalto en la evolución de la cultura en Medellín durante el tiempo en que he estado ejerciendo mi trabajo como fotógrafo y recorriendo la ciudad, es que después de muchos esfuerzos de las ONG y de agrupaciones culturales independientes, la cultura se volvió un tema fundamental en los planes de desarrollo de las úlJUAN FERNANDO OSPINA timas administraciones. Las políticas sociales y de Fotógrafo, director Universo Centro desarrollo deben estar ligadas a la cultura para ser efectivas y transformadoras”.


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Es indiscutible que la oferta cultural de la ciudad en los últimos diez o doce años, en particular en lo que se refiere a la música sinfónica y sinfónico coral, ha tenido un incremento notable, no solamente en cuanto al número de presentaciones y artistas, sino también frente a la calidad de los mismos. Esto, en mi criterio, se debe a factores como la Red de Escuelas de Música, al desarrollo de las facultades de Música, al nivel que han alcanzado los coros de la ciudad, al surgimiento de nuevas agrupaciones orquestales que promocionan la música sinfónica y a la Orquesta Filarmónica de A L F O N S O A R I A S Medellín, no solo por el nivel que ella tiene, sino por los Gerente Orquesta músicos invitados”. Filarmónica de Medellín

Creo que la cultura ha logrado dotar de dignidad a los ciudadanos. Esto lo sustento por hechos como la creación de los parques biblioteca que fueron el punto de partida para lograr que la ciudad reconociera la existencia de ciudadanos en las laderas. También la puesta en marcha del Consejo Municipal de Cultura, las becas de creación y los eventos del libro. El ConseJ U A N D I E G O M E J Í A jo Municipal de Cultura, que reDirector de la Fiesta del Libro, conoce a la sociedad civil y su secretario de Cultura importancia en las decisiones (2004-2005) de toda la sociedad. Así mismo están las becas a la creación que acabaron con la idea de que los recursos son potestad del gobernante. Y para finalizar están los eventos del libro diseñados para ciudadanos del siglo XXI”.

En los últimos años hemos hecho una bella apuesta por construir la ciudad, ya la tenemos. Ahora el reto es materializarla, consolidarla, encarnarla en la vida cotidiana de Resalto temas como las políticas públicas, la participación comusus ciudadanos. Hoy tendremos que entender nitaria, la decisión en las inversiones, también la visión que se perque las infraestructuras sociales, urbanas, culcibe en el diseño de los planes culturales, sectoriales, de desarrollo y turales, artísticas, no son suficientes si no hay en los estratégicos, así como en el Plan maestro de bibliotecas y en el contenidos, si no conservamos lo que nos hizo Plan interinstitucional de lectura… son muchas cosas pero ¿cómo no fuertes: la incomodidad con el presente, el devalorar también la profesionalización, la generación de conocimiento seo de ir más allá de nuestras posibilidades, la y la formación de públicos? Hoy hay terca y bella apuesta por ser mejores, el arroGLORIA INÉS mayores posibilidades de acceso, jo de romper lo que parece sino. Derrotamos el PALOMINO participación y disfrute de las diversino de lo oscuro, ahora hemos de derrotar el Directora Biblioteca sas manifestaciones culturales”. sino del furor, del quedarnos solo en la fachada Pública Piloto sonriente. El adenNÉSTOR LÓPEZ tro es lo que está Gestor cultural, Medellín ha avanzado en los últimos años en temas culturales por construir”. director Ateneo Porfirio desde diferentes frentes generando una transformación de la Barba Jacob ciudad por medio de nuevas oportunidades para el sector cultu-

ral y artístico. Un ejemplo de ello es la creación de programas y convocatorias para el fortalecimiento del talento artístico, el emprendimiento cultural, la consolidación de empresas culturales y el apoyo a la circulación nacional e internacional. Es así como la ciudad ha logrado combinar lo tradicional con Z U L E I M A A S P R I L L A R O J A S perspectivas internacionales, convirtiéndose Gerente General Ballet Folklórico de Antioquia en un ejemplo de resiliencia e innovación”.


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CLAUDIA BEATRIZ YEPES URIBE Resalto la voluntad de acercamiento de la Presidenta de la Red de Bibliotecas Secretaría de Cultura con la comunidad y en Populares de Antioquia especial con las bibliotecas populares y comunitarias; las convocatorias públicas que se crearon de tal forma que las bibliotecas populares pudieran acceder a ellas; la institución de Medellín ha dado pasos gigantes en la culmesas de trabajo que contribuyen al fortalecimiento del movimientura y solo es necesario preguntar en cada to bibliotecario en la ciudad; el trabajo que se viene desarrollando barrio por las expresiones que emergen y nos redesde el Plan Municipal de Lectura, y la reciente creación de los presentan no solo en la ciudad, sino en el muncomités interinstitucionales de bibliotecas de Medellín que permitido. El avance ha sido tal que ahora es posible, de rán tener una visión más amplia del sector bibliotecario y aportará una manera disciplinada y organizada, hacer de acciones que fortalecerán la lectura y la escritura”. un proyecto cultural un espacio para el desarrollo social y económico. El avance L E Ó N V É L E Z también se mide en canciones, se Músico, Mística mide en artistas locales que salen Desde que comenzó el programa Altavoz, hea representar esta ciudad y en esa cantidad de mos visto un aumento de la tolerancia desde la artistas internacionales que nos visitan y siemciudad hacia nosotros los rockeros, raperos, rastas pre regresan a casa con la certeza de que en Mey punkeros. Pero también comenzamos a ser más dellín se sigue avanzando en cultura”. tolerantes entre nosotros mismos, y eso sí que era difícil. No contentos con este éxito, decidieron que Altavoz no era solo música, sino también lecturas de libros y poeDel trabajo cultural de la ciudad en A L E J A N D R O mas, varias relos últimos cuatro años resalto algo A C E V E D O A L C A R A Z presentaciones que yo llamaría la ciudadanización de Músico, Last Black Revolver de arte en la ciula cultura, lo que no es más que la acdad tuvieron cabida en el marco de este festival. ción mancomunada del Estado y la soEn este último año implementaron Altavoz Lab, un ciedad civil por la definición de unas espacio para ayudar a las bandas y para impulsar el líneas estratégicas de interacción para sector musical como negocio en la ciudad. La culla construcción de un proyecto cultural tura en Medellín cada vez gana más fuerza, aún nos y democrático de cultura para todos. El falta concientizarnos más sobre el valor monetario reconocimiento de un movimiento bidel arte, pero es emocionante ver cómo cada día bliotecario popular y comunitario de la las obras de teatro, los conciertos, las fiestas del ciudad, entre otras tantas acciones, me libro se llenan más y más”. lleva a reconocer que la expresión cultura ciudadana por fin tiene cabida en las realizaciones denLUIS HERNANDO tro de la institucionalidad oficial”. ECHAVARRÍA BERRÍO Bibliotecólogo, Red de Bibliotecas Populares de Antioquia


Este es un producto de la Vicealcaldía de Educación, Cultura, Recreación, Deporte y Participación. Concepto, dirección, edición y diseño: Taller de Edición Fotografía: Stephen Ferry Un proyecto desarrollado para la Secretaría de Cultura Ciudadana de Medellín 2015. ISBN 978-958-8888-48-4





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