Suplemento Voz Zero "Necropoética" No17 2015

Page 1

20 de abril 2015 “Necropoética, neologismo entendido como un engranaje poético-simbólico de producción de códigos, gramáticas, narrativas e interacciones sociales a través de la muerte, que se retoma como un elemento polisémico no abordado, de manera única, al deceso biológico, sino un compendio de características culturales, políticas, económicas y sociales. Es una relación artística y filosófica de la muerte como símbolo de colonialidad, en la que todo elemento ajeno a su discurso es tratado como forma social de inexistencia, cuya expresión se refleja en la marginalidad, pobreza, desigualdad, segregación y exclusión.”


2

Santiago de Querétaro, Qro. 20 de abril 2014

Sueño vagabundo – Walf Attack

NECROSIS NACIONAL (EL PORQUÉ DE LA NECROPOÉTICA) Por: Max K.C. “Fuerza para matarla, Poder para que deseé estar muerta.” Hay colores en la calle, verde, blanco y rojo, hay un símbolo entre ellos, un animal matando a otro. En nuestro país la soberanía es simplemente otra señal que miente, hay personas durmiendo en sus zapatos, hay demasiada gente diciendo “estaríamos mejor muertos”. En la misma conformación y aplicación del modelo de Estado en la civilización humana, ha existido el conflicto, casi intrínseco, entre los intereses de los gobernantes y los de los pueblos gobernados. De ese choque devenía el desinterés, la indiferencia, el olvido y la exclusión a las mujeres, hombres, niños, ancianos, transexuales, indigentes y de todos a los que convirtieron en marginados.

Recientemente, en ese territorio llamado nacional, ahora vemos acciones políticas que buscan exterminar, sistemáticamente o en total desorden, a su misma población. Bajo diversos pretextos o delirios se mata a estudiantes, jornaleros, hijas, hermanos, marginadas, excluidos, reprimidos y a los olvidados. Violencia caótica ante mis ojos, ya ni siquiera legitimada. Muerte irracional en las calles. Los reclusos se sofocan en la cárcel, mientras que más criminales están dentro de la ley. El recuento de las víctimas es una larga lista digna de las proezas de Ozymandias que revive los rostros que fueron y son sacrificados en pos de todos los beneficios del progreso y desarrollo. La distopía que estamos construyendo es más obscura que los peores rincones de los pesimismos escritos alguna vez.

Hoy la vida no vale el dolor. Desearía nunca haber nacido. La misma mano que construye, destruye. La misma mano que alivia, traiciona. La misma mano que siembra, quema. La misma paz que existe, aquí yace. Tengo algo que decir Donde vivo, no se cree en otro día. La misma religión que salva, te condena.

Grupo Brasileño Sepultura, Canción “Murder” del álbum Arise (1991)

Nos has dado el peor miedo que se pudo haber arrojado, el miedo de traer hijos a este mundo. Por amenazar a mi bebé, que no ha nacido y sin nombre, no vales ni la sangre que corre por tus venas. Déjame hacerte una pregunta, ¿Es tu dinero tan bueno? ¿Comprará tu perdón? ¿Crees que pueda hacerlo? Creo que encontrarás, cuando la muerte cobre su precio, que todo el dinero que hiciste nunca comprará de vuelta tu alma. Espero que te mueras, y que tu muerte llegue pronto. Seguiré tu féretro en la pálida tarde, te observaré mientras te hundes hacia tu lecho de muerte y me pararé sobre tu tumba hasta asegurarme que estás muerto. Bob Dylan, Canción “Masters of War” del álbum The Freewheelin’ Bob Dylan (1963)


3

Santiago de Querétaro, Qro. 20 de abril 2014

SIN TÍTULO Por: Lluvia Cervantes.

Me he escrito que todas las edades son obscuras. La soledad como recelo, como epitafio, distancia congelada ante este espejo. Ella, que no se mira sus ojos que no miran. Me he escrito cada mordida en el deseo, cada veneno que no he tomado, un hoy que no es posible, un hoy de todas las edades que se me fueron. Ella, me he escrito para no verme.

Las miradas del caos – Sara Fitta

CANTO A LA MUERTE Por: Dante Vázquez M. Silencio perpetuo, definitivo. Te miro en noticieros estelares y te percibo en playas y glaciares de cada amanecer radioactivo. ¿Por qué tienes que ser dolor nocivo? ¿Por qué pensarte tres o mil pesares? ¿Por qué entregarte tres o mil penares? ¿Por qué debes ser signo negativo? Te asumo en el llanto de la inocencia. Te sufro en la agonía de la vejez. Te pronuncio y espero con paciencia. Muerte. Muerte: la humana insensatez. Muerte. Muerte: la humana indiferencia. Muerte. Muerte: la humana estupidez.

VOZ MUERTA Por: Eduardo Sabugal Torres Las enredaderas de aire frío entumen la garganta, la memoria. Tuve una vez una voz, pero vino la guillotina negra de lo real, y esa voz, de calcio y arena rupestre, fue separada de tajo. Pudriéndose como un viejo tronco se aleja del cauce del sueño de la historia escrita en la palma de la mano, del oleaje que arrulla y se convierte en un nido vacío con plumas grises y absurdas; un cadáver olvidado que se escinde como revelación y milagro luminoso, como una extremidad amputada, cadáver que se desdobla, una culebra partida por un machete que se extraña doblemente. Esta voz quiso ser tierra y casa, abrazo, cama, ojos de cachorro; intentó llenarse de humedad fluvial y descender a los veneros, espiar los rebeldes reflejos de la edad perdida en lunares y labios, pero no alcanzó el amanecer, murió en la obscuridad de la niebla y se llenó de falsas puertas, cristales empañados, trenes, madrugadas. Esa voz se volvió madero astillado flotando en mar abierto, se hizo girasol en tiempos de amapolas y narcobloqueos. Hoy tengo una voz que no es voz, sino aullido y bramido doloroso, una voz muerta que recuerda que una vez, fue calcio y arena rupestre.


4

Santiago de Querétaro, Qro. 20 de abril 2014

HERENCIAS DE MI PAÍS Por: Pamela Erin Mason Nunca quise ser llamada historia; ni que mis manos pluma cargaran con sangre centenaria. Si me lo preguntan, tampoco quería que las conciencias rotas y perdidas de ‘los otros’ invadieran mi descanso. O que sus rostros tejieran en mi rostro la cruel amargura del olvido. Yo no quería que mi cuerpo adoleciera el yugo del tiempo, el trabajo y la existencia. Cuando de joven mis ojos comenzaron a no ignorar el pasado, nadie me advirtió lo que vería. Nunca quise ser llamada herencia. Nunca, realmente, quise heredar esta cultura del oprimido, de la jodida muerte y la chingada. De cargar con los campos de algodón manchado en sangre, ni las fosas de muertos clandestinos. Nunca quise ver a los niños y niñas perdidas, vagando. No quise preguntarme sobre su hambre ni sus miedos. Cuando decidieron -¡¿quiénes decidieron?!que perderían sus rostros, nadie les había preguntado si querían ser parte de ese cuento. Nunca quise tener que recordarles, sin creer ya que la invisible espera reparará sus males; ni que de pronto se acabará su luto. Sin creer que vendrá un espíritu nuevo a consolar su llanto, o a apagar la rabia que en estos momentos de muerte y sangre les sofoca…

SOLÍAMOS SER EL CIELO Por: Alejandro Ruíz Solíamos ser el cielo – Repetía el viejo mirando las antiguas fotos en el buró – Solíamos tener el cielo en la tierra… Aquella tarde maldita, tarde roja y fría, te marchaste, me dejaste a mí, tendido sobre cuatro paredes azules, desgarrado, sediento de ti, dormido en tus labios, soñando despierto con tus ojos; te marchaste hacia la nada, hacia el abismo, te llevaste las sonrisas y alegrías, te llevaste el romanticismo absurdo de mis letras, me dejaste recordando que solo una vez he sentido que tocaba el cielo, tu cabello, tus manos frías, te extraño y no sé por

qué, te fuiste sin saber a dónde.- Era una tarde de Noviembre; llovía, la ciudad parecía haber olvidado aquél rincón sucio y lleno de heces; era el último cuarto de una vecindad situada en San Francisquito; en ese cuarto vivía Santiago; un viejo poeta originario de Durango, venía regresando del funeral de su esposa - Solíamos ser el cielo, en Noviembre, en Febrero, en el mar y en la banal ciudad, solíamos acariciar las nubes, con la punta de la lengua, al arrítmico paso de los besos. Guardábamos infinitos espacios cargados de dulzura, en el cielo, en las nubes, solíamos ser el cielo. – Empuñaba en una mano una botella de

Charanda- Admitir que te extraño, es admitir que mi dulzura se fue contigo, admitir la soledad, es admitir que tus retratos no bastan para estar contigo.Santiago se volvió hacia el closet de la habitación, se agachó precavidamente y abrió una caja de madera que se encontraba al fondo del clóset, sacó una escopeta calibre 12 y una hoja en blanco en la cual comenzó a escribir su nota suicida; pasaron cinco minutos, fueron unas palabras breves, directas, y el estridente tiro silenció al barrio; los pájaros dejaron de cantar, los niños pararon sus juegos; nadie se inmutó; todo terminó en el abrupto jalar del gatillo. Por la ventana se asomó una

Pútrido – Luca

señora, que al escuchar el disparo corrió al cuarto de Don Santiago, veía el cuerpo tendido sobre el piso, la escopeta aún echando humo del cañón; entre la sangre y los restos del cráneo esparcidos por todo el cuarto, se alcanzaba a leer la nota última, las palabras dolientes de Don Santiago… “Así debieron de haber terminado las cosas, sin el final abrupto de tu ausencia, sin la soledad comiéndome los días, los años, los pasos; sin el café frío derramado en el piso, sin la puerta a medio cerrar, sin las flores marchitas en la ventana… Solíamos ser el cielo, solíamos ser el cielo.”


5

Santiago de Querétaro, Qro. 20 de abril 2014

Donde esté – Dafne Cedillo

ESTO Y MÁS… ANTES DE VENIR Por: Paco Robledo Esto y más… Antes de venir aquí 1: Pasear entre las multitudes, que poco a poco, se arrojan al precipicio de las presiones y la monotonía. 2: Mirarles la cara, y reflejarse en cada mirada que se atraviesa inspirando tristeza, y ya no sabes quién es el afligido. 3: Sin desentrañar el silencio de los desconocidos; el arma que puede acabar con todos. 4: Todo es tú y el derredor, el pasado y el futuro, el presente no existe más que en un parpadeo. 5: Librarla por la calle llena de perros con hambre y hambre de perro, es de todos los días. 6: Vivir bajo un cielo adornado con nubes de mofle, aves leprosas y camionetas con narcos. 7: Esperar la noche en que la torpeza deje de ser insolente y se convierta en atributo. Las cenizas – Ozzy García

CANTO FUNESTO PARA ELSBETH BATHORY Por: Iván Castro Medina Pálida la luna de tu carne que agresiva transparenta el azul voraz de tus venas. Leche y sangre es tu rostro, silencio aterrador: sin suspiros, aliento o palpitación. Estatua marmórea de negra cabellera como ala de cuervo cubre tus senos pergaminos. ¡Oh belleza húngara de labios escarlata y grandes ojos oscuros! Alma mía, vuelve, vuelve del abismo ignoto y recorramos juntos el sendero ruta a nuestro jardín que ya no comparten tus ojos. Romántica agonía, me niego a dejarte en esta fría y mefítica prisión y haciendo caso a la lasciva de mi alma, te tomaré una y otra vez hasta que la rigidez de tu cuerpo me lo prohíba.


6

Santiago de Querétaro, Qro. 20 de abril 2014

ALMA SOLITARIA Por: Gabino G. Ocampo En algún lugar de África, hay un alma solitaria. Ella vaga día con día, sin embargo, no tiene destino. Es pateada y abusada, pero su amor nunca se extingue. Sonríe de día y llora de noche. Su bebé está hambriento. Sus pechos están secos. Su panza está inflada, pero no hay nada adentro. Sus ojos no brillan. Su alma no está. Sólo tiene trece años y ya es mamá. Un ruido en la distancia. Sangre corre por su cara. Cae y no hace ruido. No hay a quién le importe.

CUANDO TE VEA Por: Rocío Prieto Valdivia No quiero pensar en ti, ni soñar en nubes de algodón, La vida no es así, aquí sólo hay manchones grises, Guerras frías, hambre y apatía. Niños carentes de amor, con carita triste, Narcotráfico, muerte es noticia de todos los días. La educación es cambiada por telenovelas, Las madres ahora en la cocina ya no existen. Los padres son extintos. No quiero pensar en el amor, mi corazón se desbarata, Se hace añicos, mi piel se eriza cuando en las noticias veo niños Escapando de su nación, cuando en las calles veo La pobreza de mi gente, no, no puedo pensar en el amor. Me pregunto si dios existe, cuando veo jóvenes drogarse Cuando todo es caos y tragedia, dolor, pena profunda, Hombres encarcelados, mujeres indignadas. Tan y sólo atino a escribir palabras que lastiman. No puedo pensar igual, sólo guardo mi amor Para ti cuando te vea, cuando escriba De nuevo en tu piel...

Al margen – Fotografía: Jefte Acosta; Ilustración: Walf Attack


7

Santiago de Querétaro, Qro. 20 de abril 2014

Descanso – Ozzy García

Picaduras del caos – Sara Fitta

Liberación de la locura – Osiris Torres

EN ESTA TIERRA Por: Miguel Ángel Araujo Cortés Constantino despierta para enfrentar al sol cada mañana, recibe en su espalda el peso del calor, levanta la vista para encarar la mirada severa y ardiente del astro rey, único rey que se digna a mirarlo. Recibe los besos de la tierra caliente en sus pies descalzos, más duros estos que las piedras que ofrecen sus caricias lacerantes. Regala la fuerza de sus manos, ennegrecidas, forradas de cicatrices, para el trabajo

incesante que alimenta los placeres de los hombres que habitan detrás de la frontera, barrera invisible, de indiferencia y petulancia. De este lado, en esta tierra, donde Constantino encuentra, con frecuencia, las piezas de una libertad oxidada, el sudor alimenta las semillas de sueños que nunca germinan. Acá los hombres viven por obligación y si mueren sólo el sol nota su ausencia, les tiende una sombra en algún rincón. No redoblan las campanas. En la otra tierra Marco hace promesas desde su silla, apacigua a los inconformes que buscan desacreditar

el discurso heredado, el que usó Enrique, el que profirió Felipe, el que estaba ahí cuando Carlos llegó. En la tierra de los discursos se habla de progreso, de derechos, de nuevas leyes que sirvan a todos, los inconformes contestan y hablan de injusticia, corrupción, de la malversación de los recursos del pueblo. Constantino habla por los exiliados, del olvido, del abandono, del cansancio y el sol, soberano de todos los recursos del pueblo, donde Constantino no tiene lugar. Nadie responde. Constantino labra su tierra, guarda en su piel 57 años y en su alma un sólo

sueño, encontrar las palabras que perforen la frontera, hallar calor en ojos extranjeros, pisar otro suelo lejos del exilio y la vida obligada, que exista su nombre, tan sólo una tarde, en la voz de otros hombres, que tengan sus rimas y su guitarra cabida en la otra tierra. Amanece otra vez, el sol despliega su brillo en ambas tierras, sin distinción, encuentra vacío el sitio de Constantino, tiende una sombra para él. La frontera sigue ahí y no se escuchan campanadas.


8

Santiago de Querétaro, Qro. 20 de abril 2014

LOS HIJOS BASTARDOS DE LA CALLE SANTO TOMÁS Por: David Álvarez Decenas de miserables yacen, arrumbados, entre cajas de cartón sobre la acera de una calle abandonada. Alrededor, no hay más que postes de luz quebrados y cúmulos de basura que alfombran el suelo. Un pedazo de cartón estrujado, colocado por ellos, se muestra en la avenida: “Calle Santo Tomás”. No existe, cual ficción, es invención malograda, un fallido intento de integrarse a una

ciudad que los rechaza bajo el manto de humaredas de fábricas. Su nombre es un cliché parroquial de maltrechas ideas teológicas perdidas en el tiempo sobre escombros. Santo Tomás es el síntoma de los cielos y sus ángeles y sus nubes y sus nimbos, símbolo de un circo malformado, fotografías a blanco y negro de perros mestizos lamiendo sus testículos… la tragedia del signo poético… la amenaza estética del arte. Nadie acostumbra a mirarse las penas;

en aquel lugar, de silenciosos miedos, retumban estrepitosos llantos de agua, el viento y su susurro ensordece los estómagos, y la estridulación de pequeños grillos, ocultos entre la noche, bailan con pasión bajo el cobijo de estrellas. Ahí están los bastardos, conjuntando las manos, a manera de pocillo, esperando la ligera deshumanidad de unas monedas.

CONSEJO EDITORIAL: Juan José Rojas Hernández David Álvarez Vázquez Maximiliano Kopca Cubos COORDINADORA DE FOTOGRAFÍA: Donna R. Oliveros COORDINADOR DE DISEÑOGRÁFICO: Héctor Iván Licea Estrada COLABORADORES: Alejandro Ruíz Paco Robledo Pamela Erin Mason Iván Medina Castro Dante Vázquez M. Eduardo Sabugal Torres Lluvia Cervantes Miguel Ángel Araujo Cortés Gabino G. Ocampo David Álvarez Max Kopca Rocío Prieto Luca Jefte Acosta Walf Attack Sara Fitta Osiris Torres Dafne Cedillo Walf Attack Ozzy García

Purificación – Jefte Acosta


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.