SIete de César Blanco Castro

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Vanesa Ella asintió con la cabeza en el mismo momento que Vanesa alzó la suya y gritó: —Dios bendito, ¿qué fice? Todos sintieron un escalofrío que les recorrió el cuerpo. El hipnotizador tragó saliva dos veces antes de poder hablar. —¿Qué fice? —negaba con la cabeza, tenía aún la cara cubierta por el pelo, comenzó a llorar— ¿Qué fice, qué fice? Marisa la cogió una mano y ella se soltó bruscamente. El hipnotizador bebió su vaso de agua de un trago. —¿Qué es lo que has hecho...quién eres? — preguntó nada más acabarse el vaso. Ella se giró hacia él y luego movió la cabeza intentando escudriñar a través del pelo donde se encontraba. —¿Dónde estoy?, ¿en el infierno? El hipnotizador negó con la cabeza, Marisa colocó los pelos de su amiga y al ver su cara quiso llorar. Vanesa tenía los ojos rojos con lágrimas y había algo en su expresión que hizo que pensara que no era ella, parecía otra persona. Vanesa se quedó mirándola fijamente. —¿Quiénes sois? —inquirió asustada. El orondo hipnotizador, que sudaba de una manera descontrolada, se acarició la barba y dijo: —Somos unos amigos. El es Javier, yo me llamo Carlos y ella es... ~ 76 ~


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