Vocación en la vida religiosa

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Boletín

Sagrados Corazones - Perú

Tomo XXIV . Año 45 . Nº 347

Mayo 2012


Sumario Editorial. ¡Reaviva el don que está en ti!. Raúl Pariamachi ss.cc. .......................................................................... 3 Vocaciones a la Vida Religiosa La vocación es un llamado, los jóvenes tienen respuestas. José Luis Gordillo s.j. ................................ 4 ¿Qué es lo que buscamos en la Formación Inicial SS.CC. Sixto Vilca Ballenas ss.cc. .......................... 6 Un camino que comporta libertad y riesgo. Valéria Gomes dos Santos ss.cc. ............................................ 8 Los cambios que se están viendo. Ana Lucía Cardona Botero ss.cc. ...................................................... 10 Entrevista: Compartir la vida y tener un corazón abierto, son claves en el acompañamiento. Por Lucy Santa Cruz ss.cc. y Susana Dumrauf ss.cc. ................................................................................... 12

Descubir la vocación en la vida religiosa. Fredy Caballero .............................................................................17 Necesarias para el corazón de Dios. Lucy Santa Cruz ss.cc. .............................................................................19 Carta para ponerse en camino. Pablo Fontaine ss.cc............................................................................. 20 Vida de las Provincias Misión de las hermanas ss.cc. con los migrantes en México. Hermanas ss.cc. - Zona México .............. 21 Colegios ss.cc. La isla y la espina. Profesora Gaby Huarcaya ......................................................................................... 23 Noticias breves ................................................................................................................................................ 24

Hermanos: Provincia del Perú Hermanas: Provincia del Perú-Brasil-México Laicos: Rama Secular-Sector Perú www.sscc.pe RESPONSABLES

CORRECCIÓN E IMPRESIÓN

DIAGRAMACIÓN Y DISEÑO

Hno. Germán Huanca, ss.cc. Hna. Lucy Santa Cruz, ss.cc. Hna. Susana Dumrauf, ss.cc.

P. Raúl Pariamachi, ss.cc. Hna. Candelaria Núñez, ss.cc.

Srta. Delia Amado R.

REDACCIÓN

Hna. Graciela Zúñiga, ss.cc. Hna. María Javier Echecopar, ss.cc.

CARÁTULA Y WEB

Sr. Fredy Caballero B.

Haydeé de la Puente

COLABORADORES

APORTES Y SUGERENCIAS Secretaría Hermanos secretaria@sscc.pe Secretaría Hermanas ssccsec@telefonica.net.pe


Editorial

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¡Reaviva el don que está en ti! La promoción de las vocaciones se basa en la convicción firme que tenemos los hermanos de la validez de nuestro carisma. (Constituciones, art. 69, 2)

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l Espíritu sigue suscitando una diversidad de vocaciones particulares dentro de la vocación universal. Entre ellas están también la vida religiosa y el servicio sacerdotal. Los cambios sociales, culturales, económicos, políticos y religiosos presentan una serie de desafíos afuera y adentro de la propia Iglesia. Sin embargo, constatamos que siguen apareciendo personas que quieren responder al llamado de Dios. Siempre me gustaron las palabras con las que se abre el segundo capítulo de las Constituciones -dedicado a nuestra consagración religiosa-; cuando las repaso me siento dichoso de seguir a Jesús, de querer asumir su forma de vida. “El Espíritu Santo nos ha conducido a cada uno por diversos caminos a entrar en la Congregación para seguir en ella a Jesús. A ello nos comprometemos al abrazar por amor a Él su misma “forma de vida” mediante la profesión religiosa. Así quedamos libres para “estar con Jesús” y disponibles para “ser enviados por Él” a la misión del Reino de Dios.” (Art. 11). En efecto, estoy convencido de que es el mismo Espíritu el que nos ha traído a la Congregación por varias rutas. Basta escuchar la historia personal o el relato vocacional de cada hermano y hermana. En cada uno(a) resonó aquella voz interior que despertó el deseo de abrazar la forma de vida del Profeta y Maestro de Nazaret, de “estar con Jesús” y “ser enviados(as) a anunciar la buena noticia de Dios”. En esta edición queremos compartir con nuestros lectores algunos testimonios de hombres y mujeres que han decidido seguir a Jesús en la vida religiosa ss.cc., sabiendo que llevan un hermoso tesoro en vasijas de barro (cf. 2 Cor 4, 7). La pastoral vocacional de los hermanos ha tomado como lema “Descubre el don que está en ti”, que para el caso de quienes caminamos hace algunos años tras los pasos de Jesús bien podría traducirse como “Reaviva el don que está en ti”. Es más o menos lo que Pablo escribiera a Timoteo: “Por eso te recomiendo que reavives el don de Dios que has recibido por la imposición de mis manos” (2 Tim 1, 6).

Raúl Pariamachi ss.cc.

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La vocación es un llamado, los jóvenes tienen respuestas José Luis Gordillo Torres, SJ (Promoción Vocacional – Jesuitas del Perú) fiel. Hoy, como siempre, Dios llama a hombres y mujeres a estar presentes en el mundo de un modo significativo. Ser consagrado nos invita sobre todo en nuestra época, a saber distinguir la voluntad de Dios presente en la vida y todas sus circunstancias, cosa que no caracteriza los análisis de la mayoría de los cristianos. El llamado, hoy tiene forma y criterio de discernimiento. Cuando San Ignacio de Loyola compuso los Ejercicios Espirituales, colocó la cuarta semana con el deseo de que el ejercitante reconozca que en la dinámica del amor desinteresado de Dios, se reconoce la confianza y esa confianza se valora en la certeza de que Dios actúa en la vida y se manifiesta en todo. Desde esta misma perspectiva, al contemplar la realidad vamos a percibir que es imposible que el mismo Dios que llamó a tantos a lo largo de la historia,

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a vida consagrada está en un momento crucial, fundamentalmente porque todos se preguntan acerca del futuro de la misma, en medio de un mundo que parece prescindir de las realidades espirituales o experiencias trascendentes. ¿Tiene sentido la vida consagrada hoy? ¿Tiene futuro esta vida por la que hemos apostado muchos? He oído de muchas personas que esta es una época en la que no hay vocaciones a la vida consagrada. De hecho para muchos, los jóvenes de hoy no tienen las características que se consideran necesarias para permanecer fieles al llamado de Dios. Estas mismas personas ven con miedo el futuro de la vida religiosa, porque no solo consideran que los jóvenes no escuchan el llamado, sino que tienen muchas dificultades para perseverar. Visiones como ésta contradicen la realidad acerca de que el llamado de Dios es constante y

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deje de llamar hoy a otros para ofrecer su vida por el Reino. No es posible que la revelación de Dios sea para una época y no para otra o que sea para algunos y no para otros. Partir de ese supuesto, sería como negar que Dios sigue presente en su creación. Muchas veces los discernimientos vocacionales empiezan por esta constatación; Dios habla siempre y en todo. A través del discernimiento, se realiza una valoración vocacional en un contexto (una historia, una institución) que debe ser escuchada y valorada con la ayuda de aportes de diferentes ciencias. Éstas van a permitir, que la voz para responder al llamado sea original, sea real. Este proceso se asemeja al que Ignacio de Loyola llamó devoción y que significa la facilidad para encontrar a Dios en todas las cosas. De la misma manera, la respuesta vocacional que siempre ha sido una posibilidad para los jóvenes y hoy lo sigue siendo, es un proceso de búsqueda del modo en que Dios inspira e ilumina el presente de mi existencia. Sin embargo, conviene reconocer que este proceso no está exento de dificultades. Muchas veces el discernimiento de la vocación se convierte en un proceso de sanación de heridas, lo cual no necesariamente debe ser considerado como algo negativo. A veces el llamado a la vida consagrada descansa sobre heridas reales que han configurado nuestra actual imagen de Dios que pugnan por ser sanadas para emprender procesos de sanación de otros. Si bien los jóvenes pueden querer responder al llamado que sienten en el interior, ellos muchas veces se encuentran con experiencias de discernimiento que no satisfacen las expectativas que se habían planteado respecto de la vida consagrada. Ésta tiende a ser una dificultad real y pone delante de nuestra mesa una nueva pregunta: ¿Qué temas debe tocar un proceso de discernimiento para asegurar libertad en el compromiso posterior? ¿Hasta qué punto estamos dispuestos los promotores vocacionales a sacrificar “una vocación” a cambio de la libertad de una persona? ¿Hasta qué punto está dispuesto un (a) joven a sacrificar su propia libertad a cambio de un compromiso que le va a dar seguridad sobre el futuro? ¿No es la libertad la condición para poder discernir? El llamado es un misterio y como tal incorpora preguntas de los jóvenes, quienes en su deseo de responder suelen tener experiencia de ese misterio Boletín “Nuestra Familia”

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del llamado. Suelen intuir que se trata de una realidad que difícilmente puede ser asimilada con categorías de la razón, sin embargo, en su mayoría, no tienen elementos conceptuales o espirituales que les permitan definir o procesar dicha llamada. Es una necesidad importante para nuestros procesos de evangelización de jóvenes; reconocer, identificar, nombrar no sólo los sentimientos, sino las intuiciones y mociones espirituales que puedan ayudar en dicho proceso. Uno de los conceptos básicos de esta época es la comunicación y sus medios, los cuales nos pueden ayudar a entender el hecho de que actualmente Dios sigue llamando y los jóvenes siguen respondiendo. Hoy es claro que tenemos los medios adecuados para tener una comunicación eficaz y tenemos muchos medios que facilitan ese proceso. Los jóvenes que plantean interés vocacional intuyen que la relación con Dios es un proceso de comunicación y que, en ese proceso de comunicación, se asemeja a lo que intuye como llamado vocacional. Esta realidad facilita en los jóvenes entender que los procesos espirituales, suponen tener no sólo deseo de comunicarse, sino capacidad de escuchar. Posibilidad compleja hoy, pero no es más compleja que lo que fue ayer. Hoy los jóvenes, tal como ayer, siguen escuchando el llamado vocacional y siguen ofreciendo respuestas a la invitación que reconocen en su interior. Esta es una época en la que podríamos decir, contradiciendo algunas opiniones, que las respuestas de la juventud buscan ser coherentes a una búsqueda interior. Deseo que no les libera de las complejidades que vienen con la realidad humana y emprenden procesos que, en la mayoría de los casos, derivan en vidas integradas y hombres o mujeres consagrados que iluminan la vida de muchas personas en su camino. Mayo 347

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Se ha pedido a un hermano y hermana encargados de la formación en las provincia del Perú, para que presenten en un artículo los procesos en el plan de formación de los ss.cc.: ¿qué logros se quieren alcanzar?, ¿cómo éstos son acompañados?.

¿Qué es lo que buscamos en la Formación Inicial SS.CC.? Sixto Vilca Ballenas ss.cc.

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ara dar respuesta a esta pregunta podemos remitirnos al Plan General de la Formación Inicial de la Congregación o a los de la CIAL donde las orientaciones están bien claras, pero la intención de esta reflexión va en la línea de recordar, desde la experiencia, las acentuaciones que no deberíamos descuidar en el proceso de formación. Y lo hago con toda la sencillez del caso a partir de mi experiencia en la formación del postulantado y de lo que he visto y oído, siendo integrante del equipo de formación interprovincial cuando era socio del noviciado en Chile. Los aspirantes que llegan a nuestra familia religiosa deben haber tenido una primera purificación de sus motivaciones para ingresar a la vida religiosa. En este ámbito considero fundamental que la inquietud vocacional debe darse dentro de una experiencia eclesial, si no la tuviera se podría favorecer la experiencia. Siento que la pertenencia a un grupo, a una parroquia, a una comunidad, es importante porque ayuda a ver la vocación más allá de la inquietud personal. El postulantado, lugar donde se ponen las bases de los valores religiosos, las experiencias deberían marcar en: •

El trabajo en la historia personal. No como recuerdo de nuestras vivencias, sino para descubrir el paso de Dios por ellas y también para reconciliarnos con situaciones dolorosas. Experimentar con fuerza nuestra vida como cristianos. La confianza en Dios, la vida sacramental, la oración son vivencias fundamentales de todo cristiano. La centralidad de la persona de Jesucristo. Como diría el buen Padre: “En Jesús encontramos todo: su nacimiento, su vida y su muerte: ésa es nuestra regla”. Ante todo nuestro referente es Jesús y eso debe tener claro el postulante, no solo intelectualmente sino que debe abarcar nuestra vida. La vida de comunidad: no solo como espacio de encuentro, sino ante todo de

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(izq.-der) Franklin, Alex, Brian y Sixto

discernimiento. Como decimos: la comunidad no es un conjunto de individualidades, es un grupo de hermanos que ponen y buscan juntos la voluntad de Dios y tratan de vivir los valores del Reino. La experiencia del corte: el candidato debe asumir que no ingresa a una casa de la familia religiosa, sino a un estilo de vida diferente. Nuestra casa será igual a otra, pero en ella se vive y se actúa con criterios basados en la relación de Cristo Jesús. Todo esto vivido en un clima de libertad.

El noviciado es un tiempo especial donde lo fundamental es la profundización en nuestra relación con Jesús, profundidad en nuestra experiencia de Dios. Se tiene tiempo para el silencio, para la oración, para la interiorización, para la lectura espiritual y de la Palabra, para el contacto con la creación a través del trabajo en el campo. También es el espacio para estudiar nuestro carisma, lo que nos caracteriza como familia religiosa SS.CC. Pero todo este propósito, especialmente el de la profundización en la experiencia de Dios, a veces, queda ensombrecido, mermado cuando no se trabaja con hondura y seriedad la dimensión humana (historia personal, afectividad…). A esto se une el hecho que

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Vocaciones a la Vida Religiosa algunos novicios consideran el noviciado como el espacio idóneo para el discernimiento vocacional, diluyendo de esta manera el objetivo de la etapa. Una de las cosas sabias del noviciado es el rol del maestro, que no solo es un conferencista, sino ante todo es el maestro espiritual de la vida del novicio. La etapa de profesos es donde se empieza a experimentar los desafíos de la vida comunitaria, a nuestro ser religiosos, a la vivencia de los votos. Desafíos que vienen de fuera -mundo estudiantil- y de dentro, propios de la edad. El ambiente de libertad que se tiene, ayuda a que salgan estos desafíos y hace caer en cuenta el no descuidar los elementos que fortalecen nuestra vida espiritual: seguimiento de Cristo, oración, confianza comunitaria. En esta etapa la relación, cercanía, confianza del formador y los formandos es relevante. Uno de los valores de la casa interprovincial de profesos es la internacionalidad. Así las provincias o regiones ya no son lugares, ahora tienen nombres

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y rostros concretos. No solo eso, cada vez que hay reuniones interprovinciales se vive un ambiente de fraternidad porque más que encuentros hay reencuentros. A este valor hay que añadir la preocupación de las provincias, pues sus estudiantes se forman lejos de ellas y de su realidad, por eso el esfuerzo de mantenerlos en contacto no solo a través de la información o consultas, sino en la participación de los retiros, asambleas, misiones e incluso tener un plan que permita al estudiante profeso ser acompañado en la inserción a su provincia o región. Mirando desde lejos el acompañamiento en estos cuatro momentos de la Formación Inicial, puedo decir con alegría que nuestra provincia está siendo responsable en este aspecto, no solo destinando hermanos para esa tarea, sino cuidando sus respectivos procesos (contactos, visitas…) Tenemos que seguir estando atentos a las nuevas situaciones, a los retos, desafíos que la sociedad va a seguir planteando a nuestro modo de ser religiosos y no olvidarnos que la formación es tarea de todos.

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Un camino que comporta libertad y riesgo Valéria Gomes dos Santos, ss.cc.

Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les preguntó: ¿Qué buscan? Le contestaron: Rabbí, ¿dónde vives? Jesús les dijo: Vengan y lo verán. Fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día. Eran como las cuatro de la tarde.” (Jn 1, 38-39)

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lama poderosamente la atención la pedagogía que Jesús utiliza en el camino del discipulado: siempre sugerente, interpelador y arriesgado. Jesús parte de los anhelos que nortean las búsquedas de cada persona, aquello que orienta el corazón y hace ponerse en movimiento, a caminar. No ofrece mayor seguridad que la experiencia: ver por sus propios ojos, intuir, probar de la presencia y el encuentro son el itinerario que hacen los discípulos iniciarse en el seguimiento a Jesús de Nazareth. Un camino que comporta inmensa libertad y riesgo. La experiencia de los discípulos con Jesús ilumina nuestros senderos en la formación a la Vida Religiosa, donde formador y formando son igualmente seguidores del mismo Maestro y, por lo tanto, ambos en proceso continuo de crecimiento y búsqueda, de experimentar al Nazareno encarnado en la historia y en su historia de vida. Lo que nos distingue es el momento o etapa existencial y espiritual en que nos encontramos a lo largo de este per curso. Entender la formación como un “camino” nos da la clave de un proceso siempre dinámico, gradual y progresivo. Un itinerario que puede tener idas y venidas, no es siempre rectilíneo, sino que incluye, forzosamente, el error, el cambio, los estancamientos, las fugas y el avance entusiasmado. Todo comporta el itinerario y, que alguien retroceda, también hace parte del caminar. Es un proceso acompañado, donde la “formanda” es el sujeto de su formación, donde incluso ya no caben muy bien las palabras formanda, formadora (problemas de semántica…) porque enyesan el sentido más hondo que queremos dar al acompañamiento y al protagonismo de la joven en su formación, donde ella va optando por pertenecer a Jesús al estilo de nuestra familia religiosa Sagrados Corazones. Sobre todo, es una apuesta por la libertad, el regalo más caro del espíritu a cada uno de nosotros. Acompañamos a personas que optaron libremente por Jesús; si lo tomamos en serio, tenemos que respetar que están en camino de discernimiento, que

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Valéria acompañando una experiencia de misión

pueden equivocarse y que no tienen que ser de una u otra manera, según mi querer, sino según el llamado que Dios hace a cada uno, a cada una. Igualmente, pasa por el reconocimiento de la persona que su libertad está condicionada (por su historia de vida, el contexto, las heridas emocionales, etc.) y urgida a purificarse. Tal vez nos preguntaríamos cuál es el papel de los “perfiles” en este contexto: los perfiles son necesarios como metas, como proyección, dentro de una comunidad condicionada por estructuras, como lo es la familia humana, en cualquier estilo de vida que se adopte; pero también como utopía, que hace entusiasmar y entregar lo mejor que tenemos. Estas convicciones hacen parte de la senda que recorremos en la formación a lo largo de muchos años. Es la herencia que recibimos de las generaciones que nos precedieron, que empujaron a cambios en la forma de concebir la formación para la vida religiosa y que nos invitan a seguir ahondando la reflexión porque es un horizonte siempre abierto. En la última Asamblea de la Conferencia fue aprobado el Plan de Formación de la Conferencia (2011), el cual presenta algunos fundamentos para la Formación Inicial en América Latina. Tales fundamentos se ven desafiados ante la realidad actual,

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Vocaciones a la Vida Religiosa en el contexto de cambio de época que vivimos. A modo de reflexión, lanzo algunos temas: La Vida Religiosa como lugar de encuentro con Jesús: es Jesús quien nos ha llamado, nos ha invitado a seguirlo. Luego, no hay proceso formativo que resista sin un profundo encuentro con Él, sin entrar en su experiencia de filiación, que nos hace reconocer la inmensa y liberadora misericordia del Padre en nuestras vidas. Por lo tanto, es menester cultivar una sólida y profunda experiencia de Dios. La contemplación se ve desafiada por un mundo permeado de ruidos, no solo la ausencia del silencio (por la bulla, que hay por todas partes), sino el imperioso silencio del “ego”. ¿Cómo encontrar a Dios si mi yo es tan poderoso y tan demandante? ¿Hay espacio para escucharlo o solo realizo un coloquio con mis necesidades y anhelos? ¿Cómo darle el verdadero espacio a la contemplación cuando nuestros patrones de valoración van hacia la capacidad productiva y el hacer? Indudablemente, para encontrarnos con Dios necesitamos cambiar nuestro referencial de valores y actitudes.

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provincia, lo que nos desafía ante la internacionalidad, el respeto a las diferencias, la inculturación y la suficiente madurez para adaptarse a las diversas circunstancias. Ello conlleva una consolidación de la identidad personal. Sin embargo, hoy el concepto de identidad ha cambiado, es mucho más volátil. Además, un sinfín de cambios en la estructura familiar sobre los cuales no me voy a extender, nos ponen frente a otras demandas de la persona, a un proceso más largo de aceptación de su historia personal, de su cultura y de sus raíces. Se trata de acoger, no solo humana y psicológicamente, sino de reconocer su historia personal como historia de salvación: es Dios “salvando” y liberando a partir de dentro. Conlleva un proceso de humanización, en el cual la persona se encuentra con su historia, sus heridas, debilidades y potencialidades. Es un bello camino de encuentro con Dios Liberador, pero que nos expone ante nuestras vulnerabilidades y comporta, muchas veces, cierta dosis de dolor. Combinar estos procesos con la estructura formativa que tenemos nos desafía también a los que acompañamos en la formación inicial y nos obliga a “ensanchar nuestra tienda”.

Formación como un proceso de “ensanchar la tienda y el corazón”: las sociedades antiguas eran sociedades simples o tradicionales, donde lo colectivo tenía prioridad sobre lo personal. La comunidad dictaba las normas al individuo. Vivimos en tiempos donde esta lógica se ha invertido: en las sociedades complejas o modernas, la persona es el centro y lo individual prevalece sobre lo social. Si bien, es una ganancia frente al respeto a las individualidades y diferencias, por otro lado, es un gran desafío ante el paradigma evangélico de la comunidad. Pasa por un proceso de sana autonomía, por el sentido de pertenencia y la convicción de la importancia de la alteridad en nuestras vidas. Además, nos supone a los que ya tenemos más camino recorrido un gozoso testimonio de lo comunitario. “La comunidad es el lugar privilegiado de la formación” (VC 67). Según las jóvenes perciban cuanto la comunidad es valedera para cada una de nosotras, en lo esencial y en los detalles de la vida cotidiana, cuanto más estarán convencidas de que necesitamos unas a otras para crecer, para dejarse interpelar y poder confiar, aun con todas las debilidades que podamos tener.

El pobre como lugar de encuentro con Dios: en nuestro continente no podemos hablar de Jesús sin reconocer su rostro sufriente en muchos hermanos y hermanas nuestras. La realidad de pobreza, más aun, de exclusión social que afecta a tantos hombres y mujeres no nos puede ser ajena a lo largo del camino formativo. El imperativo evangélico de la solidaridad y el prójimo es para todos los cristianos: cuánto más para la vida religiosa, donde hemos querido dejarlo todo por amor a Jesús y a su Reino. Nos vemos, así, desafiados a abrirnos a la novedad de Dios en medio del sufrimiento y la fragilidad humana, aunque ésta toque nuestras fragilidades, también. Supone acoger a la realidad como una vía de apertura personal, de salir de sí mismo, de aprender a amar con más calidad y transparencia. En la entrega “pequeña” a los más sencillos es que se entrena el corazón para la lucha por la justicia y la promoción humana.

La persona está invitada a abrirse a lo comunitario, asumido en internacionalidad e interculturalidad. Somos parte de una familia amplia, que va más allá de “mi vecindario”, es decir, de mi comunidad local o

Desafío a las actuales generaciones: los caminos que trillen la formación permanente, por ahí recurrirá la formación inicial, cuando los ejemplos son más poderosos que las palabras o los documentos.

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Creo que el momento histórico que vivimos nos interpela fuertemente: es una oportunidad, un don y tarea para seguir abriendo nuestro horizonte y respondiendo a los nuevos signos de los tiempos, de cara a la formación para el futuro.

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Una nueva propuesta para la Formación Inicial

Los cambios que se están viendo… Ana Lucía Cardona Botero ss.cc. Noviciado Interprovincial ss.cc. de AL en Perú.

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n la Conferencia de Religiosos del Perú, este año he podido ser testigo de la nueva propuesta para la Formación Inicial que, a mi modo de ver, es una modalidad que implica reinventar estructuras en el acompañamiento de las y los jóvenes que se inician a la Vida Religiosa. Esta dinámica impulsa a vivir nuevos paradigmas como desafíos para todos y todas las que queremos hacer una opción radical por Jesús y su Reino.

cara a contenidos y a instancias pedagógicas ajustadas a su realidad. Es un proceso formativo - nos han explicado hasta el cansancio en las distintos encuentros que hemos tenido como acompañantes en la CONFER - que tiene como punto de partida la vivencia de una experiencia progresiva de fe, sustentada por la centralidad en Jesucristo y su Reino, expresada en convicciones y actitudes de apertura ante el crecimiento personal y el compromiso con la realidad.

La propuesta se desarrolla “desde una corriente dinámica Itinerario que tiene como que avanza en un movimiento punto intermedio el reconocimiento de espiral. Lo que supone, de la realidad personal de la cambiar la linealidad con la que (el) joven, con todo su equipaje: habitualmente conceptualizamos la Nada de apuros todo a su tiempo igual necesidades, posibilidades, límites, que una mariposa dejando su crisálida formación inicial, esquematizada, riquezas, aspiraciones,expectativas, generalmente, en etapas sucesivas, motivaciones; y busca dar respuesta a los desafíos de manera escalonada bajo la condición de alcanzar que ofrece la realidad social, eclesial y congregacional. determinados logros. Lo que proponen es, más bien, Acoge a la persona desde la diversidad de su transitar por caminos más armónicos con el desarrollo cosmovisión e inicia reconociendo el lugar existencial natural de la persona humana. Ésta no se construye a de origen, su experiencia de vida, y de fe. Se sí misma en línea recta, ni recorre la historia pasando desarrolla mediante: por peldaños ascendentes. El proceso de crecimiento implica energías diversas, cambios y momentos de estabilidad, pausas y prisas, fragmentos y totalidades, interacciones y retroacciones, determinaciones y azares. Todo esto responde a una complejidad de la que se va tomando cada vez más conciencia. La dinámica propia de un movimiento en espiral, permite avanzar pasando a veces por el mismo lugar, pero siempre de una manera nueva. Lo que significa hacer proceso reconociéndose, reencontrándose, redefiniéndose de forma cada vez más autónoma y en permanente interdependencia”. Desde esta propuesta, se va confirmando la necesidad de avanzar en procesos que den primacía a la persona, reconociéndola en su unicidad, en su diferencia y en reciprocidad con su ámbito cósmico, lo que supone claridad respecto de su momento formativo y suficiente flexibilidad para situarse de Boletín “Nuestra Familia”

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• La SENSIBILIZACIÓN – FASCINACIÓN en el que se suscita la toma de conciencia acerca de la realidad personal con la que se llega al proceso y de su entorno. • La PROFUNDIZACIÓN de los descubrimientos hechos para situarse en el proceso con lucidez y autonomía. • La CONFRONTACIÓN con los desafíos que surgen de la realidad y del Evangelio. • La PROYECCIÓN en el que se asumen compromisos, fruto del camino hecho y de las convicciones adquiridas. Y, tiene como punto de llegada a personas existencialmente realizadas desde su propia heterogeneidad y diversidad que: • Dan razón de su fe, en simplicidad, sin dualidad entre lo psicológico y espiritual, lo social y espiritual. • Saben apoyar su caminar en una experiencia relacional afectiva y mística con el Jesús del

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Vocaciones a la Vida Religiosa Evangelio y con el Dios que Él nos revela. • Saben dar razón de sus convicciones más profundas. • Tienen libertad interior, críticas, autocríticas. • Son capaces de hacer una relectura de la vida religiosa desde la perspectiva de género. • Tienen gran capacidad para comprometerse con la vida y ser signos de esperanza. • Son solidarios(as), ciudadanos(as), hermanados (das) con otros (as) por la justicia, la paz y los derechos humanos. • Son reconciliadas (dos) consigo mismo/a, con los/as otros/as, con Dios, con su historia y el cosmos. • Son capaces de crear y sostener comunidades de vida y trabajo inclusivos, solidarios y compasivos. • Son capaces de hacer una opción libre, radical y responsable por el Reino, viviendo una vida religiosa profética y significativa en el mundo de hoy.

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que esta experiencia les ayuda a centrar su vida en el Señor y a clarificar más su opción por Él. Estos cambios que se están implementando traerán seguramente nuevas luces a nuestra Congregación y permitirán – con todo lo que implican los cambios - ir encontrando caminos nuevos para una Vida Religiosa más mística y profética. Yo me siento muy contenta con esta experiencia y le agradezco primero al Señor por permitirnos estar aquí en Lima y a la Provincia por acoger nuestras vidas y nuestra realidad.

El alma de la propuesta se define desde tres elementos básicos: Espiritualidad, Mistagogía y Pedagogía. Estos tres elementos, le dan un horizonte utópico propio que sustentan la dinámica interna del proceso formativo.1 Las jóvenes de la comunidad del Noviciado Interprovincial ss.cc. de América Latina es el grupo que acompaño, en estos momentos han manifestado 1

La naturaleza hace milagros y los procesos formativos también

Propuesta Pedagógica de la Conferencia de Religiosos del Perú

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ENTREVISTA A GASTÓN GARATEA YORI ss.cc. y MARCELA DE TABOADA VIZCARRA ss.cc.

Compartir la vida y tener un corazón abierto son claves en el acompañamiento Por Lucy Santa Cruz ss.cc. y Susana Dumrauf ss.cc.

En nuestra Congregación de los Sagrados Corazones, los nombres de Gastón Garatea Yori y Marcela de Taboada Vizcarra, son muy conocidos. A ambos les ha tocado jugar un papel fundamental en la formación de jóvenes y formadores en la Vida Religiosa, cuando todo era desafío para una Iglesia que buscaba dialogar con un mundo ávido de nuevas respuestas, después del Concilio Vaticano II. En esta entrevista, nuestros hermanos cuentan lo que ha significado la delicada tarea de la formación en sus vidas, los desafíos que han tenido que enfrentar y especialmente cómo Dios los ha transformado al acompañar el proceso de transformación de otros.

¿Cuántos años estuviste en la formación? Gastón- Estuve como 30 años en la formación. ¡Tanto tiempo, Dios mío, para qué me preguntan esas cosas! Recuerdo que cuando era miembro de la CLAR, pensamos que era importante tener una instancia para que los formadores se formen. Ahí empezó todo, por los años 70. Cuando estuve en la Conferencia de Religiosos del Perú participé como profesor y luego fui director. Me gustó mucho impulsar y ayudar a los que estaban en la difícil pero hermosa tarea de formar.

También de parte de los formadores había falencias. No estábamos preparados para la vida comunitaria. Nuestros esquemas de vida conventual no eran de vida comunitaria. La gente tenía miedo a la formación. Entonces dijimos reinventemos la vida comunitaria. Creíamos que era importante compartir la vida, preguntarnos qué piensas, qué sientes. Tener un corazón abierto. La formación es una etapa de conversión.

Desde tu experiencia, qué estilo de acompañamiento te ayudó más con los y las jóvenes en formación? ¿Qué elementos favorecieron el proceso en tiempos de cambio?

Más adelante vimos que la formación inicial debía durar unos 10 años, ya que uno se forma toda la vida. Yo me preguntaba en qué cosa voy a formar: ¿en la teología, en la filosofía? Bueno hay que hacerlo, lo importante es que los jóvenes vivan de otra manera. Lo más difícil de la formación era la dimensión espiritual. Hay que entrar en la formación con base teológica, especialmente con teología espiritual: “Yo soy el pan que alimenta”. Eso los tiene que llevar a hacer cosas totalmente distintas a las que hacen los otros. Y esto necesita entonces un régimen de oración, de participación en comunidad.

G- Hubo una época en que “inventamos” un estilo de noviciado por ser esta la etapa de mayor interiorización dentro del proceso formativo. Fue pronto, después del Concilio Vaticano II. Se hacía por etapas. Lo interesante fue buscar una cosa nueva. No era un año aislado, sino un tiempo con paradas de dos o tres meses. Se trataba de rezar y meterse al trabajo. Cuando recién comenzamos hacíamos un tiempo fuerte de discernimiento. Los jóvenes llegaban con poca cultura general. Recuerdo que cuando presenté las guerras médicas, los jóvenes se mataban de risa porque los doctores se peleaban…

M- Todo en esa época estaba por descubrirse. La vida presentaba nuevos desafíos y no podíamos responder con los mismos esquemas conventuales que nosotras como Congregación teníamos. Las chicas llegaban y había que preguntarse por todo: desde dónde vivir hasta qué tipo de formación queríamos entregar para los nuevos tiempos. Hicimos la experiencia que íbamos recreando al ritmo de lo cotidiano y en casas que arrendábamos en sectores insertos en medios bien populares. El contacto con las jóvenes era muy fluido y también con sus familias para tener un marco desde el cual situar a cada una de las personas.

Marcela- Yo estuve más años como Provincial que en la formación, pero gran parte de mi vida estuve muy ligada a esta área de nuestra Congregación. Me tocó también acompañar la formación en América Latina, en lo que fueron los primeros pasos del Noviciado Interprovincial y los encuentros de formación de formadores.

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Marcela de Taboada y Gastón Garatea

Ya no formábamos en serie, sino que había que personalizar…. Todo era novedad, me entusiasmaba el poder entrar a fondo con cada persona, eso fue un verdadero regalo para mí. Cuidé mucho la parte humana en cada una de las personas que Dios puso en mi camino.

Chile, en tercero de teología, hice algo de esto que me marcó mucho. La solidaridad es esencial. La gente esperaba que te saques el lomo igual que ellos.

La misma Congregación fue haciendo el proceso, se fue aclarando de lo que quería entregar… Aunque hemos caminado mucho, todavía hoy nos cuestionamos muchas cosas. La formación es muy dinámica, tiene que responder a los tiempos que corren.

M- Era una época muy difícil y entusiasmante a la vez. Época de cambios después del Concilio Vaticano II, donde todo estaba por estrenarse. Perú tenía una Iglesia muy viva y nos empujaba hacia adelante. Las hermanas tuvimos la primera provincial peruana. Había que buscar un estilo nuevo en la formación. Por la crisis de los cambios, no había aspirantes ni nada, en ese contexto me encargaron la formación… y con ella, me dieron una advertencia: “Vas a ver de todo” y un consejo: “Siempre consulta con tu Señor” y con eso partí.

¿Cómo viviste tú las etapas de formación? G- Tomamos una opción radical. Venían jóvenes de diferentes lugares. Entonces nos preguntamos a que jóvenes queremos servir. La religiosidad popular, la explicación de las leyendas populares era fundamental para ellos. Los estudios les resultaban absurdos, pensemos que los chicos que venían eran del altiplano. Era bien duro para ellos. La guitarra nos ayudaba a juntarnos, a cantar, a compartir. Para mí la música siempre fue importante. El cambio de música me costó muchísimo, yo soy limeño y eso de escuchar huaynos todo el día... me cansaba, pero entré, entré en el ritmo. Otro de los temas esenciales es la experiencia de trabajo comunitario, entre la gente. Cuando estuve en Boletín “Nuestra Familia”

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La formación es una etapa clave para la conversión, conversión a partir del Evangelio de Jesús.

El trabajo en equipo recién se estaba desplegando, yo me acuerdo que pedí una comunidad que me ayudara, antes las maestras estaban muy solas… Había que ser muy creativas. Lo único que siempre tuve claro, dentro de mis dudas, fue que las jóvenes no podían ser formadas como yo había sido formada, con una disciplina bastante dura, que no tenía en cuenta las necesidades humanas, con una obediencia muy fuerte y basada en una espiritualidad piadosa, que no siempre tocaba la vida. Las chicas entraban con motivaciones muy diversas, a veces poco claras de lo que significaba la vida religiosa. Algunas se apuntaban para ayudar a los Mayo 347

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jóvenes los primeros días, me parecían espantosos. Comían mal, hablaban mal, y con todo eso tenía que hacer que el joven se sienta en casa. Hay que entrar en el ritmo de los jóvenes, con mucho cuidado, despacito y haciendo maravillas y si no lo haces, los destruyes. Recuerdo que ellos no se sentían bien con nuestro estilo de oración. La oración ya no era en silencio, la gente quería la oración hablada. Así que nos pusimos a conversar en la oración.

Marcela cuando fue maestra de novicias

demás, para servir a los más pobres. Recordemos que era la efervescencia de aquellos tiempos. La vida de comunidad era lo que más les costaba. ¿Qué peso tiene el testimonio de los formadores? G- El testimonio del formador es clave. Tiene que ser humano y capaz no solo de entrega, sino de cariño. Hoy se respeta, se es muy educado, pero muchas veces no se quiere. Yo creo que hay gente que no puede ser célibe porque nunca ha querido a nadie. El celibato es querer, amar. Para mí era muy importante el ejemplo de trabajo, la casa se mantenía con el salario que me pagaban, pero esto a veces no me dejaba tiempo necesario para las conversaciones personales. Lo que siempre hacíamos era conversar mucho en común. Los almuerzos eran esenciales, algunas veces se convertían en reuniones comunitarias. M- Eso es fundamental, lo digo desde mi experiencia. Yo he sentido el llamado a la vida religiosa por personas concretas. Su testimonio de vida me ha impactado tanto que eso me llevó a preguntarme: ¿a quién quiero entregar mi vida? ¿cómo la quiero vivir? Estando en la formación, también sentí que para acompañar hay que estar en medio de… vivir la vida con trasparencia, con sencillez…. con todos los dones y limitaciones que el Señor me ha dado. También el testimonio de la comunidad es fundamental, una comunidad que no es alegre y cercana no entusiasma a nadie.

M- Lo que más me ha maravillado es ver crecer a las personas, verlas ponerse de pie, poco a poco. Ese proceso para los que acompañamos es muy difícil. Hay que respetar el ritmo de cada uno y ayudar para que se den cuenta... Muchas veces se tiene la tentación de decir por dónde, cómo… pero eso finalmente no ayuda. Siempre tiene más valor lo que se descubre, porque la experiencia lo valida. Su entusiasmo era exigente para mí. Me acuerdo una vez que me cuestionaron porque yo dormía en un cuarto sola. Las jóvenes me pidieron pasar con ellas al dormitorio común, había que ser radical… A los pocos días, con mi salud siempre frágil, caí enferma y volví a mi cuarto. Adiós radicalidad!!! Las jóvenes de aquella época querían avanzar, no eran conformistas, eran bien cuestionadoras, inquietas. Me gustaba mucho su alegría y su frescura. ¿Qué fue lo más difícil que te tocó enfrentar? G- Lo más trágico fue cuando me sacaron de la formación, me dio mucha pena porque lo hicieron sin ninguna comprensión de lo que yo había hecho. Pedí la salida de un joven, él tenía alguna cercanía con el Provincial de aquella época, así que casi me sacan a mí. Al poco tiempo me pidieron que dejara la formación… fue un golpe muy duro para mí. Yo soy un limeño irónico, dominante, sarcástico de repente, pero de sangre liviana. En la formación tuve que vencer algunos prejuicios: nuestra Congregación en el Perú es campesina; yo era alumno de la Recoleta; los chicos que venían eran callados y eso me costó bastante.

¿En qué crees que te marcaron los jóvenes que acompañaste?

Por aquellos tiempos, la Iglesia era lugar de encuentro… pero después del año 85 vimos cómo se fue cerrando. La institución mata el espíritu y eso también me dolió.

G- Aprendí que los esquemas no sirven. A veces no entendíamos a los pobres. Cuando llegaban los

M- Lo más difícil fue la incomprensión de algunas hermanas de aquella época. Abrir camino no es fácil.

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A veces no se entiende lo que se hace, se quiere claridad cuando no la hay. Viví una época de mucha oscuridad, recuerdo que en una asamblea se hizo una revisión de cómo se estaba llevando la formación. Fui muy cuestionada. Las hermanas exigían radicalidad y lo hacían desde la experiencia que ellas habían vivido. Sentían que lo que se hacía en los nuevos tiempos era más ligero… el cambio de las formas externas era lo que más les asustaba, pensaban que con eso se perdía lo esencial, les costaba mucho ver el fondo. Después de esto salí elegida para un capítulo general y cuando terminó me pidieron que me quedara algún tiempo en Europa… cuando volví el grupo ya no estaba, le habían pedido que se fueran a casa. Solo quedó una joven. Esto me dio mucha pena. ¿Quién forma: el acompañante, el formando o Dios?

Gastón en un encuentro de hnos. y hnas.

G- Dios, el formador, el mismo joven, todos. Pero para mí el agente principal es la comunidad y en la comunidad está Dios.

Dios hizo una cosa buena conmigo. Fui a un retiro con los benedictinos, recuerdo. Me invitaron una sopa, que no me gustó, horrorosa…. Y adiós vocación contemplativa.

Tengo la suerte de haber estado en el mejor momento de la formación en Chile. El superior de la casa era Esteban Gumucio ss.cc., director espiritual: Pablo Fontaine ss.cc., profesor: Beltrán Villegas ss.cc., unos tótem, todos ellos muy abiertos y muy críticos de lo que nos estaban enseñando. Y a estos grandes sumen a Ronaldo Muñoz ss.cc. como profesor de Dogmática.

Conociendo ya la Congregación de los Sagrados Corazones, con unos 20 años, quise hacer una experiencia con los hermanitos de Jesús. El padre con el que conversé me dijo: “yo conozco tu congregación y tienes que quedarte ahí”. Yo fui por un director y encontré un adivino…

Lo que perseguía en la formación es la conversión. Vi que la Congregación es la que tiene que cambiar. No es que nosotros tenemos que ir a los pobres, son ellos que tienen que vivir con nosotros. Ellos tienen mucho que enseñarnos. M- El proceso lo hace la persona y Dios. El resto somos testigos que buenamente podemos ayudar, orientar. La formación es una tarea delicada, nosotros no somos escultores o escultoras que re- hacemos personas. El formador o formadora a veces, deforma por sus propias limitaciones. El acompañante da la mano… El camino no está aplanado totalmente, hay que abrirse paso en una selva tupida, para escuchar y detectar las sutilezas de Dios en cada persona. Aquí se trata de olfatear, de tantear… ¿De qué te arrepientes? G- De no haber sido un tipo fenomenal, de tener poca calidad humana. Además pues, hubo cosas que no lo permitieron, hubiese sido más tranquilo, más contemplativo, era un activista terrible. ¿Es la vida no? Curioso que siempre quise ser contemplativo, estuve a punto de hacer una experiencia con los benedictinos.

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M- Tuve mil errores… Yo nunca me sentí con una gracia especial para certezas absolutas. Entonces buscaba ayuda, me hacía acompañar, rezaba mucho, confrontaba para que dentro de lo posible yo pudiera orientar a la joven para que ella tomara su vida en sus manos y decidiera por sí misma. La formación no es como la producción de una fábrica, si algo sale mal, se descarta… aquí se trata de personas y de su opción de vida… Igual yo sufría mucho con estas idas y venidas. Me llevaba largo tiempo, tener un poco de claridad, las dudas me entrampaban… ¿En qué te enriqueció tu experiencia de Dios? G- Tuve una experiencia de Dios muy bonita, Soy de la tradición de Pablo. Jesús es el centro, si no lo entiendo estoy perdido. Como dice el Evangelio de Marcos: “Jesús los llamó para que estuvieran con él”. El Evangelio y la oración son claves para vivir en una tónica diferente. Hay que hacer teología toda la vida… M- Creo que fueron tiempos de mucha oración, de dejarme rehacer una vez más por el Señor. Cuando uno acompaña, vuelve a repasar una vez más su vida, para que se vuelvan a pulir aristas que siempre van

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quedando… la conversión a Jesucristo es un proceso muy largo, difícil y exigente. Para mí ésta fue una muy buena oportunidad, de la que estoy agradecida. Ver cómo Dios va trasformando a las personas, es un verdadero milagro. ¿Desde tu experiencia qué luces podrías dar a la formación de hoy? G- Estoy encantado con el Superior General que tenemos, un hermano muy libre, muy abierto. Eso no quiere decir que todos seamos como él. Veo que hay estructuras que no permiten vivir en libertad, demasiado control, el quererlo saber todo. Eso te vuelve mentiroso. Hay cosas que no se pueden imponer. Las cosas hay que hablarlas y no imponerlas. La libertad se forma dejando que la gente se equivoque, para crecer juntos. Hay que ser libres, enseñar a ser libres con libertad, aprender a gozar la libertad, aprender a gozar la vida. Dar espacio a la creatividad. Me recuerdo que en años de formación en Chile, vivíamos con Esteban Gumucio ss.cc. y Pablo Fontaine ss.cc., dos grandes maestros en nuestra Congregación, se llevaban bien, eso es importante. Para mí hay una respuesta clave, la vida religiosa tiene que ser mucho más alegre. Hay que tener aguante psicológico es verdad, pero si falta alegría, estamos perdidos. A mí me parece mejor que una persona salga para ser feliz, a que se quede en una comunidad para arruinarles la vida a los demás. Hay hermanos que son cariñosos con los demás. Tienen compensación en el cuidado, cuidarse y cuidar de los

hermanos, hermanas. Hoy más que nunca veo que es importante trabajar el tema afectivo y la sexualidad. Alguna vez me dijeron, tú te has dado cuenta que vas a vivir toda la vida solo. ¡Qué pena!, me dijeron. Bueno, me dije yo entonces: “si esto no lo llevas bien Gastón, no sirve…” M- Solo con nuestra manera de ser y de actuar tenemos que decir al mundo que somos diferentes. Nosotros con nuestra sola presencia estamos invitados a ser testigos… y no digo cualquier testigo por supuesto, sino testigos del Dios que es amor y que ama a todos y a todas. Lo fundamental para los que acompañan es estar muy atentos a la realidad que traen los jóvenes, qué les pasa, qué les cuesta, cuáles son sus luces y también sus sombras. No nos olvidemos que los jóvenes de hoy son hijos e hijas de un mundo post moderno. Tengo la sensación que los jóvenes actuales son más frágiles emocional y psicológicamente, traen también historias personales muy complejas y con mucho dolor. Hay que quererlos y quererlas mucho para que sanados, puedan sanar a otros. Por esto pienso que los procesos formativos tienen que ser más largos. Los acompañantes tienen que tener mucha paciencia para crear un clima de confianza en que los y las jóvenes puedan abrir su vida y su corazón para que se vayan configurando con los sentimientos de Jesús. Hoy el testimonio sencillo en medio de la gente dice más que los discursos… formar personas puestas de pie y sólidas desde adentro es nuestro gran desafío. La Vida Religiosa está llamada hoy, a ser más profética y más mística, como lo fue en sus primeros tiempos.

Centro de Servicios de Pastoral Juvenil Sagrados Corazones “DAMIÁN JOVEN” TALLERES FORMATIVOS Del 28 al 01 de junio del 2012 de 6:00 a 9:00 pm. Los talleres a dictarse son: Estrategias y Técnicas de Animación I y II Dirigido a: Animadores, líderes juveniles y educadores. Proyecto de vida para jóvenes Dirigido a: Animadores, asesores y jovenes en general. Curso taller para catequistas de Confirmación. Aporte por taller S/. 25.00

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PROPUESTA TEMÁTICA: LUNES: Una mirada a los jóvenes de hoy – Perfil del Catequista MARTES: Núcleos de temas para el itinerario formativo en confirmación MIÉRCOLES: Metodología catequética JUEVES: La Espiritualidad del Catequista VIERNES: Post Confirma: Llamados a formar Comunidad INFORMES E INSCRIPCIONES

Plaza Francia 231 Cercado de Lima. Convento La Recoleta Fono: 423-6728 / 99672-8527 www.damianjoven.org e-mail: damianjoven.sscc@hotmail.com ruben@damianjoven.org

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Descubrir la vocación en la vida religiosa Fredy Caballero

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l equipo del boletín me invitó a compartir con

ustedes mi percepción sobre la vida religiosa, a comentar de qué manera un laico ve a las religiosas y a los religiosos de los ss.cc., a contar algo de mi experiencia acerca de lo vivido con ellas y ellos. Tengo la sensación de no ser el más indicado para decir mucho acerca de esto porque sobre vida religiosa no tengo las cosas muy claras. Sin embargo, desde hace años con algunos amigos hemos intercambiado nuestras percepciones, de modo que escribir este artículo es una oportunidad para recordar algunas experiencias con la vida religiosa y estructurar las ideas que estaban sueltas. Este encargo me permite articular y, cómo no, relativizar mis presupuestos sobre el tema. Seguramente que me lo han pedido porque esperan de mi relato algún aporte significativo acerca de la vocación a la vida religiosa en nuestro contexto. Haber sido postulante religioso y haberlo dejado de ser podría significar una ventaja para hacer un discernimiento al respecto. De mi corto paso por la vida religiosa en la etapa inicial puedo decir que es una institución que cumple la función de ayudar a los jóvenes a llegar a clarificar qué cosa es y qué cosa no es su vocación. Esto lo digo porque el número de personas que ingresamos a la casa de formación resultó siendo directamente proporcional al número de personas que nos retiramos; parece que quedamos persuadidos de que la estructura de la vida religiosa, su estilo de vida y el futuro como religiosos no correspondía a nuestra personalidad, a nuestros intereses, ni a nuestros proyectos reales de vida. Entonces éramos jóvenes que dejamos nuestras casas para seguir a Jesús en algo que habíamos escuchado que era considerado como un proyecto radical y esta era la forma de decir que se abandonaba la vida anterior por una vida más cercana a la que vivió Jesús. Oíamos que era una opción totalmente diferente y que, en cierta manera, nos “sacaba” del mundo y nos hacía ingresar en otro mundo, en otro estilo de vida y otra manera de hacer las cosas. Por aquella época escuchábamos también que la vida religiosa era radical tanto para el mundo como para la vida

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institucional de la iglesia y que se describía a este “mundo” como competitivo, alienado, individualista, desvinculado, egoísta, consumidor, poderoso, manipulador y a la vida religiosa, en contraste, como una vida de cuestionamiento de todo aquello, un camino o una estela de luz capaz de iluminar y orientar, una referencia y modelo para ese mundo criticado. Y me parecía razonable tomar una opción de vida cristiana con esas características y ese espíritu, solo que ahora que “ha pasado más agua bajo el puente” puedo decir algo más respecto de la comprensión del mundo y de la vida religiosa. Tengo la impresión que si se plantea de esa manera un cuestionamiento del mundo no debería hacérselo desde una supuesta perfección personal ya lograda, toda vez que la vocación a la vida religiosa es un camino que está siempre en vías de realización, sino a partir del ideal de la vida religiosa que tiene su foco de atención y su sentido en la persona misma de Jesús de Nazaret. Pienso que si los religiosos y religiosas no comprenden esta distinción, desarrollarán una neurosis de amor-odio que les impedirá mantener la tensión saludable entre el distanciamiento crítico del mundo del cual proceden -y que además estará siempre presente en su fragilidad humana- y el acercamiento compasivo a él. Los jóvenes, por su parte, llegan a la formación con un gran idealismo entusiasta y nobles capacidades por desplegar, pero asimismo con una historia personal previa que debe trabajarse: asuntos no resueltos, necesidades afectivas no cubiertas e incluso carencias materiales y sociales, como las constantes de entrada al ingreso en la congregación. He visto en algunas ocasiones la falsa ilusión de que esos asuntos se resolvieron de inmediato o la fantasía alienada de que ya no son los mismos individuos que ingresaron, pues repentinamente sintieron que “mejoraron”, que adquirieron de pronto una perfección divina, se sanaron de lo malo, se hicieron bondadosos de golpe, alcanzaron una rara seguridad afectiva, se hicieron cultos a medias, “sabelotodos” compulsivos, críticos sin puntería, equilibrados inestables, neuróticos santificados, es decir, se pretende una superioridad inconsecuente que se suma a la nueva estabilidad económica y social que no pueden manejar por su aparición inesperada. Al final, estos asuntos previos que acabamos de detallar retornan abruptamente cuando no se les afronta, si no se tiene conciencia de que

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uno no se transforma en otro sujeto diferente al que se dejó atrás, en el mundo, cuando se ingresó a la casa de formación. Una radicalidad mal comprendida en la vida religiosa no tendrá la capacidad de vislumbrar qué es la vida religiosa. En el sentido que hemos venido argumentando y sin pretender que estas afirmaciones sean definitivas, lo que yo percibo, es que la vida religiosa no puede calificarse como radical en el sentido de rigidez, ni como una exhibición de fanatismo o sacrificio vano o cualquier otra huachafería. Los religiosos y religiosas ss.cc. más admirables no olvidaron que eran personas igual que cualquiera, gente buena con algunas dificultades como todo sujeto de esta época. Mal haríamos en comprender la vida religiosa como un proyecto de perfección evangélica en el sentido en que se atribuye a Dios, porque a lo mejor esa interpretación es imprecisa (podríamos decir mejor que Dios es compasivo) y muchas veces desarrolla comportamientos represivos de los aspectos más normales e impulsivos de la condición humana. Por otro lado, he observado que la vida religiosa no resuelve automáticamente la incomprensión de los formandos que vienen con algunas pretensiones alienadas de ser otros, presionados por esa irracional idea de radicalidad evangélica que ya hemos señalado. Uno de los desafíos centrales de la vida religiosa, en ese sentido, está en la formación inicial, ya que seguramente los formadores hacen, sí, lo que se debe hacer, cumplen con la función y recomiendan actividades conducentes a conseguir los objetivos propuestos, vigilan la preparación académica e incluso derivan a sus candidatos donde especialistas que ayuden a resolver los asuntos previos con los que se llegan a la casa religiosa, aunque muchos de estos prácticamente solo reciben las herramientas para cumplir con la función de ser un prototipo de religioso que administra cuestiones religiosas y que parece estar debidamente preparado para ello (emocional, espiritual y socialmente preparado). Se cumple, por tanto, con todo lo que se debe, pero quizás no se consigue la conversión de los jóvenes, no se llega al trabajo personal de cuestionamiento y afrontamiento de sus creencias, visiones, valoraciones y prácticas en una dinámica de acompañamiento personalizado. No se promueve una espiritualidad. Además, debo agregar que los jóvenes postulantes no tienen referentes homogéneos. Existen unos modelos, algunos hermanos y hermanas, que sí viven una auténtica

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comprensión de la vida religiosa, pero también existen de los otros. Frente a ello, ¿qué hacen los jóvenes de esta época? Escogen a la carta lo que quieren de cada cual. El producto de este cambalache es un religioso desorientado y fragmentado. Acerca de la experiencia espiritual -y la espiritualidad ss.cc. en particular-, si bien hemos intercambiado con religiosos y religiosas, en el contexto de gratas reuniones de comensalía y de oración, muchos conceptos e ideas sobre la forma en que ellos y yo la comprendemos, no hemos profundizado a nivel de un significativo intercambio de contenido espiritual. No obstante, yo suelo preguntarme con toda sinceridad si la mía es una experiencia espiritual auténtica. Cuando era postulante a la vida religiosa sentía que los formadores me acompañaban en esta vivencia, pero una vez que me retiré sentí que dejaron de hacerlo. ¿Es acaso que los religiosos acompañan con mejor disposición la experiencia espiritual de gente de la que se presume que todavía necesita un auxilio espiritual o que es más sencilla que yo en cuanto a la comprensión de las cosas religiosas y no discuten normalmente la racionalidad de su fe? Otra posibilidad que responde a la pregunta sobre la legitimidad de mi espiritualidad, es que supuestamente exista un desinterés, mío y de los religiosos, para conversar sobre el tema. O a lo mejor, una falta de confianza para compartirlo por el temor, mutuo también, de carecer de la capacidad para acompañarnos de manera adulta e incondicionada. Ante este panorama uno se pregunta, ¿deberían ellos hacer algo más para lograr este mutuo acompañamiento? ¿Debería hacerlo yo? Si partimos del mismo supuesto, ellos y yo, a saber, que el acompañamiento es una acción de mutua comprensión e intercambio de experiencias entre adultos, entonces no tenemos que hacer nada más y no cabe la idea de que una de las partes tenga mayor responsabilidad que la otra en el acompañamiento recíproco entre las personas. Puede ser que ellos tengan la creencia de que yo ya no necesito de esa compañía espiritual en mi vida y quizá yo prefiera hacerme el fuerte para dar la idea de que no los necesito porque percibo que sus acompañados son colocados en un plano inferior en el que no cabe un intercambio real. Finalmente, pareciera que reclamo mucho de los religiosos y religiosas… y sí, pues, la vida religiosa no sólo es exigente sino que inspira exigencia y vigilancia fraterna de nuestra parte.

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“Necesarias para el corazón de Dios” Lucy Santa Cruz, ss.cc. (Participante del Programa de Formadores - CONFER)

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l lema del capítulo general de la Congregación me ha llevado a preguntarme si mi vida religiosa ss.cc. es necesaria para Dios. Y si es así, qué estoy haciendo para dar respuesta a este cuestionamiento. Partiendo de esta pregunta, me reafirmo en mi respuesta a la invitación de Candy de hacer un alto para la autoformación, considerando mis certezas: que el seguimiento a Jesús, se da desde la experiencia de ser discípulas en comunidad; con la esperanza de que somos capaces de crear lazos de sororidad; y desde una teología experiencial para responder a esta época de cambios. Este programa, que se inició en marzo, plantea un trabajo de dimensión personal y espiritual, una actualización teológica y finalmente, lo que me parece muy interesante, es que da pautas para el acompañamiento. Para algunos y algunas no debe ser novedoso el PRH (Personalidad y Relaciones Humanas). Esta es una de las herramientas de ayuda para entrar en un camino de conocimiento y crecimiento personal, a partir de descubrir aspectos positivos más profundos. Entre las muchas sesiones de trabajo puedo compartirles lo siguiente a manera de cuestionamiento: ¿quién soy en profundidad? ¿cuáles son mis necesidades, temores, alegrías más profundas? ¿soy auténtico con mi ser profundo? ¿tengo claridad al afirmar que estoy siendo consciente de mi ser íntegro: mi ser sensible, mi yo cerebral y mi cuerpo? preguntarse constantemente: ¿en qué nivel estoy y en qué nivel reacciono? ¿solo desde la razón, desde mi sensibilidad, desde mi cuerpo o íntegramente? Lo que se pretende con este instrumento de trabajo es conseguir la autonomía personal, encaminando a que nos integremos en nuestra personalidad y seamos capaces de vivir relaciones verdaderamente humanas con los que nos rodean. Es encontrar en el ser profundo la armonía, la paz, la vida, es decir a Dios mismo, encarnado en nosotros y nosotras. Este es mi punto de partida que me lleva a reaprender en estos nuevos tiempos. Reaprender a ser mujer íntegra, mujer discípula y misionera,

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Comunidad hermanas Casa Provincial: sentadas (izq.der): María Javier, Adela, Lucy, Nancy y Susana. Paradas (izq.-der.) Carmen, Leonor y Candy

de ser convocada en comunidad y enviada a crear comunidad. Este planteamiento significa reaprender a caminar como Jesús, adhiriéndose a la novedad del evangelio. Se trata entonces de aproximarse al Padre, como lo presenta Jesús, haciendo el proceso de desmitificar nuestras imágenes de Dios partiendo de preguntas básicas como: ¿cuál es mi imagen de Dios? ¿será que actúa en la vida hasta el punto de quitarnos responsabilidad de ser cocreadores? ¿hasta qué punto somos dependientes de Él? ¿qué dices de las “pruebas de Dios”?. Con respecto al tema de pluralismo religioso: ¿Será que sólo los católicos tenemos la verdad y seremos los únicos salvados? Son preguntas que llevan a plantearse una nueva comprensión de la teología aplicándola a nuestra vida. Abrámonos a una nueva lectura de fe y de darle lugar a Dios en nuestra vida, siendo conscientes de que Dios ya nos amó primero y que en cada una de nosotras reposa la totalidad de su amor. Desde ahí podemos entender que cuando amamos nos enriquecemos empobreciéndonos. Nos dejamos afectar en el amor. Desde esta experiencia de discípulas brotará nuevas intuiciones para la vida religiosa, si es que

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ya no lo están surgiendo; intuiciones que nos harán mantener la esperanza en la vida cristiana. Después de todo, la vida religiosa está dando pasos frente a la modernidad, especialmente en el tema de la revelación. Justamente Simón Pedro nos decía que “hay una corriente de mutua revelación, donde se intuye que otras religiones, movimientos, personas, etc., nos revelan nuestra propia fe”. Esta afirmación nos empuja a seguir creyendo que caminando con Jesús y como Jesús, nuestra fe va a estar en movimiento. Me parece importante seguir profundizando en este tema del discipulado, ecumenismo, pluralismo religioso, la mística y nuevos temas que seguirán surgiendo en estos tiempos. El aporte del programa se da en el siguiente contexto: al interior de una comunidad de vida de la CONFER, donde se da lugar a la palabra como manifestación de vida, como manifestación de nuestro

ser más profundo que se revela con trasparencia dispuestas y dispuestos a la transformación y en la vida de comunidad ss.cc., Casa Provincial, donde compartimos la vida y misión, Candy, Nancy, María Javier, Adela, Leo, Carmen y yo. Finalmente me gustaría compartir con ustedes algunas lecturas que estarían a su alcance en el siguiente enlace: de manera general: www.servicioskoinonia.org/ Para aproximarnos a la persona de Jesús, y poder usarlo en nuestra pastoral parroquial, educativa, etc.:http://sofia.ugr.es/materiales/textos/Pagola. JoseAntonio_Jesus.Aproximacion-historica.pdf Para los críticos, pueden leer el libro: Un cristianismo nuevo para un mundo nuevo (solo aparece el primer capítulo) http://servicioskoinonia. org/relat/413.htm

*CARTA: Para ponerse en camino… Querido (a) hermano (a): ¿Te parece que al considerar la Congregación dentro de la Comunión eclesial, la contemplas como un hecho del Espíritu? Si es así, como lo es, tu pertenencia a ella no es fruto del azar, sino una verdadera “vocación”, una llamada personal y única de Dios. Esto, ya te proporciona una actitud interior particular, en primer lugar de gratitud y después el anhelo por dejarte atraer más y más por la brisa del Espíritu que te conduce al Padre. ¿Te dejarás moldear por esta vocación que tiende a adentrarte en el Corazón de Cristo, con toda la fe y el amor de María? Vale la pena que te preguntes si vives verdaderamente estos sentimientos del Fundador cuando dice al salir de su encierro en el granero: “Yo me había hecho sacerdote con la intención de sufrirlo todo, de sacrificarme por Dios y morir si era necesario para servicio suyo”. Alégrate de haber sido escogido (a) entre lo que es débil en el mundo para confundir lo que es fuerte, como lo que es nada para destruir lo que parece importante, para que ni tú ni nadie pueda sentirse orgulloso delante de Dios. Por su gracia, por regalo suyo, estás en Cristo Jesús el cual ha sido enviado para ser nuestra sabiduría, nuestra justicia, nuestra redención. De tal modo que el que se gloría, que lo haga en el Señor. Eres parte de una construcción de Dios. Un día quedará manifiesta la calidad de esta obra. Que ese día sea para ti de alegría y gratitud, porque fuiste llamado (a) por pura misericordia a esta porción de la cantera en la que trabaja todo el Pueblo de Dios. Y que cada día de tu existencia te traiga la humilde alegría de estar llamado a amar mucho. Te saludo en los Sagrados Corazones

Pablo Fontaine ss.cc.

* Tomado del libro: El Señor nos ha llevado de la mano, Pág. 26

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Misión de las hermanas ss.cc. con los migrantes en México Hermanas de la Zona México

con los agentes de pastoral después de la Eucaristía, se tuvo que dar a los migrantes que tenían mucha hambre.

Migrantes en México

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stamos nuevamente con ustedes a través de este sencillo compartir en el contexto de la Pascua que todos los cristianos estamos llamados a vivir y percibir los signos de VIDA en nuestro entorno. En el primer comunicado les compartíamos los primeros pasos de nuestra comunidad y del nuevo proyecto con los migrantes. El sábado 24 de marzo: Rosa Isabel, Luisa, Luz Reyna y Tere, estuvimos arreglando la casa de acogida para la bendición, y de pronto llegó un grupo de migrantes de Centroamérica, en su mayoría de Honduras, de inmediato nos ayudaron a pintar la fachada de la casa, a arreglar las camas y a pintar el tanque estacionario de gas, después que trabajaron un rato pasó el tren y se fueron, ese fue nuestro primer contacto con los destinatarios de nuestro proyecto. El día 27 de mayo tuvimos la bendición de la casa del migrante, en un principio el obispo de la diócesis de Tula iba a estar presente, debido a un percance automovilístico, no pudo llegar, así que el presbítero Ismael Espinoza, responsable diocesano de la movilidad humana, hizo la celebración. Antes de que llegaran los agentes de pastoral de las parroquias que conforman la Foranía, tuvimos la llegada inesperada de unos “migrantes”, alrededor de 25, de nacionalidad hondureña, guatemalteca y nicaragüense. Todo lo que se tenía para compartir

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Sin duda esta fue una experiencia muy significativa tanto para nosotras, como para los mismos agentes de pastoral, ellos presenciaron en qué condiciones llegaban y cómo al pasar nuevamente el tren, se tenían que preparar para irse, sin embargo no fue así, no se fueron; los vigilantes del ferrocarril comunicaron que no pasaría el tren sino hasta la una de la madrugada, por tanto regresaron a la casa a dormir. Esto nos puso en aprietos, ya que no estábamos preparadas para ello, no podíamos dejar la casa sola con ellos; mientras hacíamos unas gestiones, el P. Emilio Zaragoza nos acompañó muy generosamente hasta que resolvimos la situación. Al día siguiente teníamos que regresar para ver lo que había pasado. Se habían ido… la casa estaba cerrada sin ningún migrante. Después de la bendición, por algunas razones estamos yendo a la casa de acogida, para dejar una donación que nos hacen, hacer el aseo, o por hacer alguna instalación. Hasta el día de hoy la casa no cuenta con luz, agua caliente, ni con puertas en los baños… Siempre van llegando grupos de migrantes, en ese momento se abre una lata de atún, o sardinas o frijoles, con tortillas o pan, se bañan con agua fría, descansan un poquito y siguen su camino. Y en el mejor de los casos, ponemos en apuros a las hermanas que se quedan en casa, pidiéndoles que nos colaboren preparando arroz y ellas muy generosamente lo hacen. Los migrantes, cuando son de verdad, antes o después de recibir los alimentos ayudan en lo que se nos ofrezca. La experiencia que hemos tenido hasta hoy, es que siempre ponen su granito de arena en acondicionar la casa, porque según ellos, no solo la ocuparán una sola vez, sino varias veces. Queremos compartir dos casos particulares que nos fueron muy significativos: un joven de nombre Alex, como de 20 años, originario de San Pedro de Sula, Honduras, pasó a la casa, nos preguntó si le podíamos regalar comida, le dijimos que sí, y fue a llamar a su compañero, un chico de 17 años, que por cierto había salido sin permiso de la mamá; en ese momento teníamos un arroz preparado por nuestra hermana Aurora. Alex, dijo que estaba sabroso,

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Vida de las Provincias

Luisa les abrió una lata de atún, les dimos tortillas, y después nos pidió le sirviera dos porciones más de arroz. Más tarde teníamos que ir a otra gestión; Alex se fue a refugiar en los árboles; por la tarde, nuevamente se acercaron. Llegó también una familia de Ajacuba para ayudarnos a hacer la instalación de los medidores de luz, llevaron un tanque de gas pequeño para la estufa, algo de ropa. De pronto llegó un grupo grande de migrantes; afortunadamente teníamos aún arroz, abrimos atún, sardinas; comieron; algunos se bañaron, otros descansaron. Volviendo a Alex, en este transcurso nos comentó que se había sentido mal del estómago y ahí nos dijo que era diabético, que se inyectaba dos tipos de insulina, afortunadamente también llegó una doctora, ella se llama Delia Monroy, (nos atiende sin cobrarnos nada por la consulta), chequeó a varios migrantes que venían deshidratados, con gripe y a dos que tenían la temperatura alta. Anocheció y nuevamente nos preguntamos qué hacer, además empezaba a llover, tuvimos que dejarlos que durmieran dentro de la casa, eso sí dándoles recomendaciones: que no salieran, no fumaran, así Alex podría dormir bien. Y ese grupo siguió su camino en el tren. El miércoles 18, llegó un grupo de cinco migrantes, los que nos ayudaron a pintar un cuartito que será para la despensa, eso fue durante la mañana, se les dio su desayuno y como a las 12 nos retiramos porque teníamos una reunión con el presidente municipal de Atitalaquia. Le encargamos a Rony que si se iban, dejaran todo cerrado. Fuimos a la reunión: Adriana, Rosa Isabel, Luisa, Tere e Ismael Espinoza (sacerdote encargado de la movilidad humana). De ahí nos trasladamos a Tlahuelilpan porque nos iban a regalar una mesa, comimos en la casa de Ismael, mientras hacíamos todo eso recibimos una llamada de una señora de Bojay, quien nos comunicó que Rony se había caído del tren y que estaba muy lastimado de las rodillas. Tan pronto como terminamos lo que teníamos que hacer, nos dirigimos a Bojay; efectivamente encontramos a Rony que casi no podía caminar y nos narró una y otra vez lo que había sucedido: “subieron los de la vigilancia de ferrocarriles y le iban pidiendo alguna identificación a todos los migrantes que iban en el tren, a los que no llevaban le pedían dinero y si no querían dar los bajaban”, prosigue Rony, “Yo les dije a mis hermanos no tienen por qué pedir ellos identificaciones, ni mucho menos pedir dinero, ni hacernos bajar del tren, solo la policía federal y los de migración lo pueden hacer, así que no les hagan caso a éstos”, para no hacerles el cuento largo, a Rony lo golpearon, le exigieron bajarse del tren y como puso resistencia, le quitaron

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Grupo de migrantes subiendo a los trenes

su mochila, se la aventaron hacia abajo y a él lo empujaron, se logró sostener con una mano por poco tiempo, pero se la pisaron los vigilantes hasta que no tuvo más remedio que tirarse, se maltrató mucho las dos rodillas y el tobillo derecho se le había hinchado (todo eso fue entre la 1 y 2 de la tarde). Llamamos a la policía (ya que el presidente nos había brindado su apoyo), vino la ambulancia y un oficial, revisaron a Rony, no había necesidad de llevarlo; pero mientras más transcurría el tiempo, menos podía caminar, así que decidimos llevarlo a un médico particular, lo revisó, le aplicó una inyección para la inflamación y unas pastillas, le vendó el tobillo, y para que descansara le tuvimos que pedir hospedaje al P. Emilio, que por supuesto aceptó. El día 19, tuvimos un taller de fe y política, por la tarde cuando fuimos a ver a Rony, ya estaba mucho mejor, y ya se quería ir al D.F, porque tenía la preocupación de su esposa… él se dirigía al norte para encontrase con su mujer y su hijo de 8 meses de nacido. Como lo vimos bien y algunas personas que le fueron a visitar le habían dado dinero, lo dejamos ir a una casa de acogida que está en el Estado de México. Esas son como otras tantas historias los atropellos, de violación a los derechos humanos, de abuso de poder, de robos, de ultrajes a los que se exponen tantos hombres y mujeres que dejan su país por buscar algo mejor para ellos y sus familias, arriesgando a quedarse por ahí a medio camino porque se caen del tren, son mutilados, deportados y otros encontrando la muerte. Atotonilco de Tula, 21 de abril de 2012

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Una vida dedicada al servicio de los demás

La isla y la espina

Profesora Gaby Huarcaya Colegio SS.CC. Belén

“Sé que voy a un perpetuo destierro, y que tarde o temprano me contagiaré de la lepra. Pero ningún sacrificio es demasiado grande si se hace por Cristo”. José de Veuster

E

n los momentos actuales que vivimos, en el que el tiempo se deshace entre las manos, en el que consumimos más, y disfrutamos menos, en los que el individualismo impera como algo natural; tiempos en los que ya nada parece sorprendernos en los que hay más conocimiento, y menos juicio; más expertos, y más problemas; más medicinas, y menos bienestar. Tiempos en los que la palabra “prójimo “se hace cada vez más extraña y menos importante, nos viene a la mente el ejemplo de vida de nuestro gran Damián de Molokai, que nos muestra cuál es el sentido auténtico de la vida humana: entregarse apasionadamente a los demás, especialmente a los que no cuentan mucho para la sociedad actual. Su vida se caracterizó por su caridad. Vivió su consagración a Jesús entre sus leprosos con fidelidad y alegría. Toda su vida y trabajo fue un testimonio de entrega de la grandeza y de la dignidad de cada persona humana, en especial los leprosos de Molokai, del valor de las cosas pequeñas hechas con amor, y con el valor incomparable de la amistad con Dios.

Damián es un modelo actual a seguir, para poder construir la sociedad que queremos, sin miedos ni egoísmos, la sociedad que Dios quiere que vivamos. Los alumnos/as del quinto grado de primaria, lo eligieron como nombre de su promoción, porque es la imagen de Jesús en nuestros tiempos, ejemplo de vida y servicio. Transformó el corazón de los leprosos, comunicándoles su consuelo divino, contagió esperanza y convirtió el infierno de Molokai en antesala del cielo.

Un personaje que siguió el ejemplo de entrega al prójimo como Damián, fue la Madre Teresa de Calcuta, escribiendo lo siguiente:

Querido Santo Padre: Como ya sabe, nos encontramos trabajando entre millares de leprosos en la India, Yemen, Etiopía y Tanzania en clínicas prefabricadas y centros de rehabilitación, construidos en terrenos ofrecidos por distintos gobiernos. Para poder continuar este hermoso trabajo de amor por la curación de los enfermos, tenemos necesidad de un santo que nos guíe y nos proteja. El P. Damián podría ser ese santo. Un santo y un mártir del amor más grande! Santo Padre: ¿Hace falta un milagro para su beatificación? ¡Conozco uno auténtico! Gracias a él, en el corazón de los leprosos, ya no se tiene miedo de atrapar la enfermedad, miedo de decirlo, miedo de hacerse curar. ¡Al contrario, nace la esperanza de curarse! También hay la transformación del corazón de la gente, de los responsables, frente a los leprosos: mayor interés, menos miedo, mayor disponibilidad para servir... Santo Padre, nuestros leprosos y nosotras le suplicamos darnos a Damián, el Leproso, como Santo de nuestra Madre, la Iglesia... Solo queda una gran pregunta en el aire - ¿Cuántos estamos dispuestos a sacrificarnos por los demás? Aquel sacrificio de la vida que exceda lo puramente familiar, en una entrega sin esperar correspondencia material ni afectiva. Así como el Padre Damián de Molokai y Madre Teresa de Calcuta misioneros del verdadero amor de Dios, debemos perpetuar su ejemplo de servicio a la gente trabajando siempre por una sociedad justa y reconciliada.

«A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara una gota». Madre Teresa

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Noticias breves

Huaripampa 9-12 de abril: encuentro regional del clero en Huancayo. Mientras Wilber, Franklin, Isaac y Hermann fueron a Lima para el encuentro de comunidades y diversas otras reuniones, Pedro participó en el encuentro del clero de Huancayo, Tarma y Huánuco en el seminario de Huancayo. Estuvieron unos 70 sacerdotes y los tres obispos. Las mañanas del martes y miércoles se dedicaron a temas de estudio: espiritualidad de comunión, propuesta pastoral del CELAM, curso ALFA. Los otros tiempos se dedicaron a deporte, cultura, turismo y confraternidad, además de los tiempos de oración. Pedro fue, con otro sacerdote, el encargado del hospedaje.

abril e inicio de mayo pasó en Lima para una última concentración en la preparación y los exámenes. El 27 de abril rindió el examen oral con éxito. El 4 de mayo fue el examen escrito que es evaluado en la Universidad Urbaniana de Roma. En espera del resultado final, felicitamos a nuestro hermano por el éxito obtenido hasta ahora. 3-6 de mayo: visita de Paulino. A pedido de la comunidad nos visitó el Hno. Paulino para conocer nuestra vida y la misión y ayudarnos en las numerosas celebraciones de la Santísima Cruz de mayo. Gracias, Paulino, por tu generosidad que sirva de ejemplo a otros hermanos. Año sabático de Hilario Huanca El pasado 19 de abril Hilario Huanca regresó de su experiencia de reciclaje teológico y espiritual en Manresa (España). El lunes 7 de mayo viajó a Colombia, donde vivirá en la casa viceprovincial en Bogotá; seguirá cursos de actualización teológica en el ITEPAL y colaborará en el Colegio San Mateo y en la Parroquia de Vergara. Días antes de salir participó en un encuentro de generación en Huaripampa (Jauja). La Ensenada

Izq.-der. (Isaac, Hilario, Juan Luis, Pedro, Hermann y Franklin)

El martes 1° de mayo, día del trabajo, según una antigua tradición de la comunidad de Puente Piedra, los hermanos hicieron su paseo a Santa Rosa de Quives recordando las aventuras de Luis Dalle en esta parroquia. Marcelo se quedó en casa por algunos problemitas de salud.

25-27 de abril: encuentro de la generación 60+: los Hnos. Juan Luis, Hilario y Hermann aprovecharon la estadía de Hilario en el Perú para encontrarse como generación. El primer día sirvió para dar a conocer la vida y misión de la comunidad de Huaripampa. El segundo día, lo pasaron en el histórico convento franciscano de Santa Rosa de Ocopa, intercambiando las experiencias del último año, disfrutando de la hospitalidad de los franciscanos. El último día se pasó con una excursión a Chongos Bajo (aprovechando que Pedro tenía que ir a una reunión del clero, que no se realizó), Huancayo y Jaujos y tiempo de descanso. La comunidad de Huaripampa agradece a Juan Luis e Hilario su visita. 27 de abril y 4 de mayo: examen de bachillerato de Wilber. Gran parte de los primeros dos meses en Huaripmapa pasó Wilber estudiando para preparar el examen final en el ISET. A finales de

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El domingo 6 de mayo, los asesores y animadores de la pastoral juvenil de la parroquia de La Ensenda, tuvieron un encuentro poniendo en práctica el proyecto pastoral elaborado en el año 2011.

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Noticias breves

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Comisión sobre Colegio SS.CC. Recoleta Se ha conformado una comisión de trabajo encargada de elaborar las líneas orientadoras para el Colegio SS.CC. Recoleta. El equipo está compuesto por Raúl Pariamachi, Sixto Vilca, Pedro Vidarte, Lucio Colque y Jaime Gálvez, quienes son asesorados por Rosario Castro. El documento final será consultado a los hermanos de la Provincia, antes de su aprobación por el gobierno provincial. Brumadinho, Brasil (Hermanas)

Encuentro fraterno de hnas. y hnos. del Brasil

El sábado y domingo pasados, Liz, Marilene, Vera, y Jacqueline participaron de un curso de Pastoral Juvenil organizado por los hermanos, según el compartir de las hermanas fue muy bueno. El 1ro de mayo, aprovechando del feriado, las hermanas y la comunidad del postulantado de

los hermanos ss.cc. tuvieron un encuentro de confraternidad. Luego, Marilene, Vera, Liz y María Elena viajaron a Brasilia para participar de un curso de Misionología, que dura 10 días, después pasarán por la casa de Adriana Meijers, la única hermana holandesa que aun vive en Brasil.

¿Cómo llamarla? Esteban Gumucio ss.cc.

Madre de los cansados, emperatriz de los pañales, reina de las ollas, Señora de las escobas, hermana de todos los pobres, Puerta del pueblo, tejedora de valentías, amiga de desconsolados, consejera de los que luchan, humilde mujer animosa. Madre de brazos firmes, Virgen caminante, compañera de ruta, ejemplar de buscadores, esperanza del cesante, creyente llena de fe, ternura de Dios en carne maternal, educadora de Cristo, protectora de Juan, mensajera de paz. Madrina de pobres, socia de todas las penas, amiga de madres solteras, cantadora de alegrías, sabiduría de los humildes, vigilante de la cuna, mamá ingeniosa, mamá que se las rebusca, mamá con olor a leche, mamá del exiliado. Mamá discreta, soberana de Caná, mamá peregrina detrás del hijo, corazón que todo lo guarda, corazón que rumia a su hijo en el silencio, mamá que deja crecer, que crece con Él, lo escucha y lo sigue, Mujer de las duras subidas a Jerusalén, Mujer de los trajines, Mujer que no se doblega ante la fuerza. Mujer que se inclina solo ante Dios. María, Madre de Jesús.

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50 años del Concilio Vaticano II

“Mater et Magistra”

Carta encíclica de Juan XXIII (15.05.1961)1 256. Por el contrario, responde plenamente al plan de la Providencia que cada hombre alcance su propia perfección mediante el ejercicio de su diario trabajo, el cual para la casi totalidad de los seres humanos entraña un contenido temporal. Por esto, actualmente la ardua misión de la Iglesia consiste en ajustar el progreso de la civilización presente con las normas de la cultura humana y del espíritu evangélico. Esta misión la reclama nuestro tiempo, más aún, la está exigiendo a voces, para alcanzar metas más altas y consolidar sin daño alguno las ya conseguidas. Para ello, como ya hemos dicho, la Iglesia pide sobre todo la colaboración de los seglares, los cuales, por esto mismo, están obligados a trabajar de tal manera en la resolución de los problemas temporales, que al cumplir sus obligaciones para con el prójimo lo hagan en unión espiritual con Dios por medio de Cristo y para aumento de la gloria divina, como manda el apóstol san Pablo: «Ora, pues, comáis, ora bebáis, ora hagáis cualquier otra cosa, hacedlo todo a gloria de Dios» (1 Cor 10, 31). Y en otro lugar: «Todo cuanto hiciereis, de palabra o de obra, hacedlo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por mediación de Él» (Col 3, 17).

Dibujo: Hno. José Luis Cortés

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Carta encíclica de Juan XXIII “Mater et Magistra” (Madre y maestra) del 15 de mayo de 1961.

El 15 de mayo de 1961, Juan XXIII publica su Encíclica “Master et Magistra”, sobre cuestiones sociales, recordando que la “ardua misión de la Iglesia consiste en ajustar el progreso de la civilización presente con las normas de la cultura humana y del espíritu evangélico”. Algo nuevo está naciendo, ¿no lo notáis?


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