La vida adulta

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Boletín

Sagrados Corazones - Perú

Tomo XXII - Año 43 - Nº 321

Marzo 2010


Sumario Editorial La adultez y la relectura del llamado. Juan Carlos Townsend ..... 3 La vida adulta Reflexión: Vamos a andar para llegar a la vida: camino a la madurez. Belén Romá Romero .................................................. 4 Reflexón: Cinco claves para releer tu propia vida: Raúl Pariamachi ........................................................................ 6 Reflexión: la vida adulta, transiciones y retos desde la vida laical. Manuel Lozano ....................................................... 8 Testimonio: Hacerse cargo de la vida que Dios nos dio. Hilario Huanca ................................................................... 10 Bienaventuranzas .......................................................... 12 Espiritualidad ss.cc. Algo sobre el itinerario espiritual ss.cc.. Cristina Naranjo ...... 13 Vida de las Provincias Nuestra misión de verano en Mito y Orcotuna. Germán Huanca Flores .............................................................. 15 Agradecimiento a la Municipalidad de Lima. Graciela Zúñiga .. 17 Discurso. Antonino Espinosa Laña ................................... 18

Hermanos: Provincia del Perú Hermanas: Provincia del Perú-Brasil-México Laicos: Rama Secular-Sector Perú www.ssccperu.com

RESPONSABLES P. Raúl Pariamachi, ss.cc. Hna. Candelaria Núñez, ss.cc. DIAGRAMACIÓN Y DISEÑO Srta. Delia Amado R. REDACCIÓN Hna. Graciela Zúñiga, ss.cc. Hna. María Javier Echecopar, ss.cc. CARÁTULA Y WEB Sr. Fredy Caballero B. CORRECCIÓN E IMPRESIÓN Sra. Haydeé de la Puente

Estudiantes SS.CC. Cada momento un caminar con Dios. Edgar Choquemaqui Quispe ....................................................... 20

Señor, aquí vengo, enséñame tu camino. Octavio Huancachoque Cusimayta .............................................. 20

Colegios SS.CC. Síntonía en Dios: retiro de profesores, Colegio SS.CC. Recoleta. Raquel Ávila Aragonez ............................................... 21 Retiro del personal del Colegio SS.CC. - Arequipa Cecilia Pérez Quintanilla .................................................................... 22

COLABORADOR Hno. Wilber Onofre, ss.cc. APORTES Y SUGERENCIAS Secretaría Hermanos secperusscc@telefonica.net.pe Secretaría Hermanas ssccsec@telefonica.net.pe

Los hermanos del Perú, las hermanas de Perú-Brasil-México y los laicos, nos unimos en oración y solidaridad fraterna al pueblo de Chile, especialmente a los hermanos, hermanas y laicos SS.CC. de la Provincia de Chile.


Editorial

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“La adultez y la relectura del llamado”

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uando yo era aún un adolescente universitario de inflamado idealismo, había una frase que me sacaba de quicio y que solían esgrimir mis mayores: “De joven incendiario, de viejo bombero”. Recuerdo que sentía hervir mi sangre de cólera cada vez que alguien insinuaba que, con los años, se suavizarían mis convic-

ciones y “pisaría tierra”. “De joven incendiario…” Tener 15, 16 ó 17 años y conocer a Cristo es una experiencia que marca. Sentirse amado, sentirse escogido, sentirse llamado para luchar por el Reino, para construir un cielo nuevo y una tierra nueva... En una etapa en la que despierta la conciencia crítica y en la que uno busca –tomando distancia de sus padres- construir su propia identidad, este llamado del Señor sacude hasta sus cimientos todos nuestros esquemas. Expresiones como “dejarlo todo” y “amar hasta el extremo” se vuelven consignas de vida. Y entonces uno se hace militante y abanderado, se vuelve infaltable en la vida parroquial, comunitaria,

eclesial. Se suceden a toda velocidad las catequesis de confirmación y de primera comunión, las jornadas y retiros, las vacaciones útiles y nivelaciones, las marchas y manifestaciones, las alfabetizaciones y colectas. Se comienza a evaluar la opción de la vida religiosa. La urgencia del mundo no espera… y uno es entregado y generoso. No resulta tan difícil que así sea. Después de todo, además de ser impetuoso, uno aún es mantenido –en sus estudios, en su alimentación, en su vestido y techo- por sus padres, por esos mismos padres a los que entonces tal vez se critica por su visión tradicional de la religión, por su falta de compromiso con la realidad, por su preocupación por las cosas materiales. Hasta que la vida va pasando y algo cambia. No es sólo el cuerpo -que de pronto se resiste insolentemente a seguir participando en dos retiros al hilo para luego asistir a trabajar como si nada. Es que de pronto uno comienza a crecer en la conciencia de que está a cargo de sí mismo. La entrada al mundo laboral (con sus luchas, sus decisiones, sus éxitos, sus frustraciones) es un hito importante. Y lo es también la convivencia con los demás –pareja o comunidad- en la que los desencuentros son casi tan reveladores como los encuentros. Y en el caso de los laicos, de pronto se puede descubrir con aterrada ternura que ya no se cuida tan sólo de uno mismo: han llegado los hijos. El tiempo, ése que uno entregaba con tanta generosidad, de pronto se ha encogido. “…de viejo bombero”. ¿Qué queda de nuestro romántico idealismo cuando la realidad del mundo adulto nos exige tener los pies bien puestos en la tierra, cuando nuestras decisiones afectan directamente a otros, cuando somos más conscientes de las infinitas variables que entran en juego en el mundo? ¿Cómo se crece en equilibrio y prudencia sin convertirse en bombero que irrite con su sonsonete sabiondo a las siguientes generaciones revolucionarias? Cada uno tiene sus historias y sus caminos, pero sin duda un elemento nos resulta clave: que Dios nos sigue llamando. Y que, de alguna manera, tenemos que arreglárnoslas para no dejar de escuchar. “Deja tu tierra y ve adonde yo te indique…” El llamado de Dios a Abraham (un hombre mayor con una vida hecha) es doblemente sobrecogedor cuando se lee desde la vida adulta -cuando sí tenemos cosas que dejar que habíamos construido nosotros y que no usufructuamos de nuestros padres. Y entonces la respuesta debería ser también más consciente, más radical…. “Habla, Señor, que tu siervo escucha”. La adultez puede llegar a ser la etapa en que el que claudicamos y nos rendimos ante el sentido común y las prioridades de nuestra época. Pero también puede ser el tiempo en que nuestros ideales y nuestras opciones se hacen compromiso real, encarnado, transcendiendo la fantasía romántica inicial; el tiempo en el que aportamos humilde y cotidianamente, desde lo que somos, a la instauración del Reino. Ideal fuiste para mí, anhelo y fantasía en mi adolescencia; fuiste bandera de lucha en mi juventud. Y hoy, eres ofrenda y entrega total de mi vida. P. Héctor de Cárdenas ss.cc. – DlV 65

Juan Carlos Townsend

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Reflexión

Vamos a andar para llegar a la Vida: Camino a la Madurez Belén Romá Romero Psicóloga CONFER

patía y humor con nosotros/as mismos. Y acá va una invitación a “mirar o remirar”, cómo estamos.

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ivimos en un mundo y en un tiempo de cambios, de retos y con una necesidad desafiante de progresar, de continuar formándonos, y seguir creciendo en las distintas facetas de nuestra vida. Hablar de formación permanente como profesionales, pero también en nuestra vida como seguidores/as de Jesús es, cada vez más, algo familiar y deseado por muchos de nosotros y nosotras. Sin embargo, no son pocas las veces, que olvidamos que una dimensión importante de nuestro ser, tiene que ser revisada y que puede ser enriquecida: nuestro crecimiento y desarrollo psicólogico. Si bien, ponemos muchas veces, recursos, tiempo, y hasta plata en el desarrollo de otras dimensiones, es quizás, esta área, la que recibe menos atención y dejamos “que el paso de los años…..nos haga maduros psicológicamente”. Pero, quizás, no hay una quimera mayor, que la de pensar que crecer en edad va de la mano de crecer afectiva y emocionalmente. Y es que la madurez psicológica, requiere de nosotros/as una dosis importante de atención, trabajo, dedicación paciente, deseos, compromiso y mucha, pero mucha em-

Deseo compartir, unas breves reflexiones, sobre los desafíos de la madurez psicológica. Pero, no quisiera comenzar, sin antes recordar, cómo entender la relación entre madurez psicológica y madurez espiritual y pastoral1. De entrada podemos afirmar, que son dos realidades diferentes. Hay personas que con vacíos, a veces significativos, en su madurez humana han llegado a un alto nivel teologal. Podríamos decir, que hay santos/as que son humanamente deficientes. Sin embargo, a la vez, podemos afirmar que madurez psicológica y madurez espiritual, interactúan mutuamente. Una adecuada formación humana junto a la madurez afectiva, son una base firme para vivir la vida espiritual. Y a la vez, una la vida espiritual profunda y una experiencia pastoral auténtica maduran y enriquecen la humanidad de las personas. Y desde este marco, vamos a acercarnos a entender mejor, la madurez psicológica. La conquista de la madurez emocional no es una meta, no existe una madurez absoluta y plena. Ninguna persona puede desarrollar en plenitud, la totalidad de su vida psíquica. Somos personas limitadas y esa plenitud es imposible. Por eso, es deseable entenderla como un proceso hacia esa meta, en el que si podemos seguir avanzando en este camino, que no es fácil ni llano, y donde hay obstáculos, piedras, fijaciones y regresiones, pero también muchas posibilidades de crecer y mejorar2. Pero para avanzar necesitamos saber donde queremos llegar, conocer los rasgos de una madurez afectiva. Y es por eso, que necesitamos un horizonte hacia el que caminar: “Cuando yo era niño, hablaba como un niño, pensaba y razonaba como un niño; pero al hacerme hombre, dejé atrás lo que era propio de niño” (1 Cor.13,11)

Los fundamentos de este escrito están basados en el texto de Álvaro Jiménez Cadena, sj, titulado Conquista de la madurez emocional. Estrategias. Editado en Colombia en 1993, por la facultad de Teología Javeriana, Colegio Máximo de la Compañía de Jesús y en la ponencia “Madurez psicológica, espiritual y pastoral” pronunciada por Joan María Uriarte, por en el Pontificio Colegio Español de San José (Roma, noviembre 2005)

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Belén Romá Romero, artículo, “¿Qué es la Madurez Humana?” en Aprendiendo a vivir. Madurez humana y ética. Centro de estudios y publicaciones y Universidad Antonio Ruiz de Montoya. Lima. 2004

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también con los ojos de los demás. Esto nos permitirá unas relaciones sociales profundas y selectivas y una vivencia cotidiana de la gratuidad.

Perfil de la madurez psicológica Podemos imaginar una pirámide: dimensiones mayores están en la base y sobre ellas vamos dibujando unas más concretas, pero no por ello menos importantes. Encontramos primero la madurez humana, que incluye dimensiones como la madurez moral, la psicológica, la biológica profesional, la moral, etc. En un segundo piso, nos centramos en la madurez psicológica, conformada también por distintas dimensiones, entre ellas, la afectiva y la sexual. Por razones pedagógicas, vamos a acercarnos a la madurez psicológica, reconociendo algunos de sus rasgos más significativos: - La capacidad de tener una imagen certera de sí mismo/a, en su totalidad, lo que incluye las posibilidades y las propias limitaciones. Cuando nos quedamos estancados/as, podemos transitar entre dos extremos: el automenosprecio y autoataque, o una imagen excesivamente idealizada de uno mismo/a. También supone una eficiente percepción de la realidad, y la capacidad de interpretarla correctamente. Esto nos permitirá una mejor aceptación de nosotros mismos/as y de los demás, que no es una resignación pasiva, sino el saber asumir que los otros/as y uno/a mismo, podemos equivocarnos y cometer errores. - Mayor tolerancia a la frustración: con capacidad para posponer las gratificaciones inmediatas y de manejar saludablemente emociones como la rabia, el miedo, la envidia, el deseo de venganza. - Capacidad para amar de modo intenso, estable y comprometido (dándose a los demás en una forma mutua, consiente y responsable) y para dejarse amar honesta y limpiamente. Cuando nos estancamos, es el narcisismo el que aparece (que rodea a una duda interna de ser querido/a, impulsándonos a mostrar una imagen exaltada de uno/a mismo). Esto nos llevará a un menor egocentrismo, al tomar conciencia de la existencia de los demás, de sus necesidades, de sus derechos, y ser capaces, cada vez más, de vernos no sólo con nuestros propios ojos, sino

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- Mayor autodominio y mejor dominio de los arrebatos emocionales (que se manifiesta tanto en la frecuencia y como en la intensidad de los estallidos emocionales) a la vez que crecemos en espontaneidad, sin tener miedo a expresar los sentimientos y emociones de una manera natural, madura y creativa, sin dejarnos llevar descontroladamente por las reacciones emocionales, conservando la sencillez e ingenuidad saludable para disfrutar y sorprendernos ante lo bello y mágico de la vida. - Autonomía e independencia razonable de los demás: personas capaces de tomar sus propias decisiones y asumir responsabilidades, sin depender excesivamente de la opinión y aprobación ajena. No son dependientes ni conformistas, pero tampoco caen en la rebeldía sistemática. No son posesivos/as, ni viven de las apariencias ni simulaciones. Asumen el timón de su vida, siendo autores de su crecimiento personal, teniendo un proyecto personal que incluye la vida afectiva y la vida laboral. Son personas responsables emocionalmente. - Un proceso gradual a la unidad interior, de las distintas instancias de la persona (la razón, el deseo, las pulsiones, los ideales), lo que no supone la ausencia de conflictos, si no más bien, un gradual aprendizaje hacia la elaboración de los conflictos, así la adhesión estable a unos valores que trascienden la propia persona y el pequeño grupo (valores sociales, morales, fe religiosa). Si tuviera que resumir este perfil, recordaría lo que la escuela humanista nos propone como cuatro elementos imprescindibles para revisar en nuestro crecimiento: la capacidad de amar, trabajar, jugar y orar. Y es por eso, que lanzo la invitación a transformar aquellas cosas que hemos aprendido mal, intentando mirar que experiencias y aprendizajes de nuestra vida afectiva tenemos que desaprender. Ignacio Ellacuría, sj, decía que debemos “Hacernos cargo de la realidad, cargar con la realidad y encargarnos de la realidad”, y parte de esta realidad es también nuestra historia afectiva, y por eso tenemos que “hacernos cargo de ella, encargarme de ella y trabajar sobre ella”. Y como dice San Pablo “Examinen todo, y quédense con lo bueno”. No le tengamos miedo al cambio, pues en ese proceso de transformación podremos caminar hacia una mayor responsabilidad emocional, siendo cada vez más auténticos, más humanos, y más integrados/as.

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Cinco claves para releer tu propia vida Raúl Pariamachi ss.cc. “Enséñanos a calcular nuestros años para que nuestro corazón alcance la sabiduría.” (Salmo 90, 12)

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i tienes tiempo, te invito a leer el Salmo 90. Es una profunda oración en la que se canta la eternidad de Dios y la finitud del ser humano. En el verso 12 el salmista pide al Señor que le enseñe a contar bien sus años para así alcanzar la sabiduría del corazón. Sin duda, es un salmo especialmente apropiado para quienes hemos acumulado algunos años (en mi caso, 45 años). En las siguientes líneas te voy a ofrecer cinco claves para la relectura de tu propia vida. Me baso en la propuesta del P. Javier Garrido o.f.m., aunque aplicándola a la vida de los adultos que han abrazado la fe cristiana. 1.

El sentido de la vida

La primera clave es el sentido de la vida. En realidad el sentido de la vida puede ser entendido de diversas formas: como tus sueños, tus proyectos, tus ideales… Lo que sí es cierto es que el sentido de tu vida cuando tenías 15, 25 ó 30 años es distinto al que podrías tener hoy que ya cuentas 40, 50 ó 55 años. Sin embargo, quiero decirte que para un creyente el sentido de su vida se funda en lo que suele llamarse la vida teologal, es decir, la autorrealización de la persona en la dinámica de su relación con Dios. Si miras el sentido de tu vida desde la perspectiva de la fe cristiana, descubrirás que más allá de tus sueños, proyectos o ideales, el sentido de tu vida consiste en creer, esperar y amar. Ojalá no lleguemos a la edad adulta sin hacer este hallazgo en la vida. Para la reflexión: ¿Cuáles eran tus sueños, proyectos o ideales cuando tenías 18, 21 ó 25 años? ¿Cómo definirías el sentido de tu vida ahora que eres una persona adulta? ¿De qué modo tu fe en Dios ha marcado el sentido de tu vida? 2.

La autoimagen

La segunda clave es la autoimagen. Cuando somos adolescentes, es corriente que confundamos el ideal del yo (la imagen ideal de sí) con el yo real (la imagen real de sí). Precisamente una señal de madurez es haber vivido en carne propia el desajuste entre el ideal del yo y el yo real, entre la imagen idealizada que

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hemos construido sobre nosotros mismos y la imagen que realmente corresponde a lo que somos. Ser una persona adulta es en buena medida haber alcanzado una imagen real de sí mismo. No se trata de que te resignes a ser quien eres, sino de que adquieras cierta lucidez sobre ti mismo. La virtud cristiana de la humildad te permitirá adquirir una mayor conciencia de tus posibilidades y tus límites, descubrir serenamente quién eres tú y quién es Dios. Para la reflexión: ¿Cómo ha ido cambiando la imagen que tienes de ti mismo… desde que eras adolescente hasta ahora? ¿Crees que realmente te conoces? ¿Alguna vez has experimentado la virtud de la humildad en tu vida? 3.

Las responsabilidades

La tercera clave son las responsabilidades. Como sabes bien, cada uno aprendió a ser responsable de un modo o de otro. Cuando ya eres adulto las responsabilidades en la vida familiar, la vida laboral o la vida social te van haciendo lo que realmente eres… Lo que haces está como entretejido de rutina, realizaciones y frustraciones. En el fondo de tus responsabilidades encontrarás una dinámica espiritual que impregna tu trabajo de una densidad humana.

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La vida adulta La experiencia del trabajo no suele ser la misma cuando se tiene 21 años, que cuando se está en los 40 o se cruza la línea de los 65. Cuando te sientes en la plenitud de tus fuerzas es importante evitar la dispersión del exceso de tareas y buscar la unificación en torno a lo que es esencial para ti y los tuyos. Para la reflexión: ¿Qué experiencias de vida te enseñaron a ser responsable? ¿De qué modo enfrentas la rutina, los éxitos o los fracasos en tu vida? ¿En qué medida tu fe en Dios te ha ayudado a asumir la vida con esperanza? 4.

Las relaciones

La cuarta clave son las relaciones. Esta clave toca el mundo humano afectivo, en una variedad de relaciones: asimétricas (padres, educadores, jefes…), simétricas (pareja, compañeros, amigos…) y grupales (de barrio, país, iglesia…). Lo primero que tendrías que considerar es que tu historia personal está marcada –aunque no determinada– por tu propia infancia. No deja de sorprenderme cómo en la medida en que una persona toma conciencia sobre lo vivido en su infancia, crece en su capacidad de reconocer quién es y quién puede ser. Las relaciones influyen en tu configuración como persona: autoestima, asertividad y resiliencia. Ser adulto supone haber adquirido la habilidad de relacionarse con otras personas, con empatía, tolerancia y diálogo.

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te resultan actualmente más satisfactorias? ¿Qué relaciones te resultan actualmente más complicadas? (En ambos caos, pregúntate por qué). 5.

Dios

La quinta clave es Dios. Es evidente que Dios no es una parcela de nuestra vida, sino el horizonte en el que vivimos. Aquí me refiero a la imagen de Dios que tiene cada uno de nosotros, a partir de la propia experiencia de la fe. La imagen que tienes de Dios no es la misma cuando eres niño, joven o adulto, sino que va cambiando de acuerdo a la experiencia de cercanía o de lejanía que puedes haber tenido de Dios. Seguro que si eres una persona creyente podrías escribir tu propia historia de amor con Dios. Para no pocos cristianos en la edad adulta va surgiendo el llamado particular a una segunda conversión personal, una invitación a vivir confiado en la misericordia de Dios. Para la reflexión: ¿En qué ha cambiado desde tu infancia hasta ahora tu imagen de Dios? ¿Tienes una historia de amor con Dios? ¿En esta etapa adulta de tu vida sientes un llamado particular a una segunda conversión personal? Para acabar te invito a que vuelvas a leer el Salmo 90. Verás que las palabras del salmista adquieren ahora un sentido más hondo para tu vida adulta. Háblale a Dios con tus propias palabras… escúchalo en el secreto de tu corazón.

Para la reflexión: ¿Qué experiencias encuentras en tu subsuelo afectivo familiar? ¿Qué relaciones

NOTICIAS: Comunidad Héctor de Cárdenas Asamblea Anual y nuevas autoridades: El domingo 31 de enero se realizó la Asamblea Anual de la Comunidad en la que, luego de evaluar el año y programar las actividades para 2010, se eligió a quienes estarán al frente de la marcha comunitaria durante este año. Resultaron elegidos: Coordinador General, Renato Mendoza (Wayqi), SubCoordinador General, Juan Carlos Townsend (Lebab) y Tesorero, Gonzalo Crispín (Pucllu). Se eligió también a los miembros de la Comisión Ejecutiva, a los responsables de la pastoral 2010 y a los representantes de cada uno de los 13 grupos a la Junta de Coordinadores. Además se renovaron equipos de trabajo como la Comisión de Liturgia, el Ministerio de Música, el equipo de Formación y la Comisión de Acogida. La Asamblea culminó con una Eucaristía en la que los miembros plenos de la Comunidad renovaron sus promesas comunitarias.

Curso de Formación Teológica:

La Junta de Asesores organizó un curso de for-

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mación teológica para las generaciones más jóvenes de la Comunidad (grupos Wayqi, Sinergia, Iniciación 2009 y 2010) que se inició el pasado miércoles 10 de febrero. Programado para los miércoles y jueves durante cuatro semanas, el curso tiene un total de 24 horas e incluye los sub-cursos de Historia de la Salvación, Introducción a la Biblia, Cristología, Eclesiología, Liturgia, Doctrina Social de la Iglesia y Realidad Nacional. La asistencia y participación está resultando muy buena, se planea culminar el curso con una jornada reflexiva el sábado 20 de marzo.

Próximo matrimonio:

A fines de este mes, el sábado 20 de marzo, la Comunidad estará celebrando el matrimonio de Gonzalo Crispín (grupo Pucllu, actual tesorero) y Jenny García (grupo 197, SubCoordinadora General el 2009) luego de 8 años de enamoramiento. Siendo ambos miembros del Coro Comuno, éste viene ensayando desde hace dos meses para acompañarlos como es debido el día de la ceremonia, que se realizará en Mamacona.

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REFLEXIÓN

LA VIDA ADULTA: transiciones y retos desde la vida laical Manuel Lozano Lesma

“Todo tiene su final/ nada dura para siempre/ tenemos que recordar/ que no existe eternidad”. “Todo tiene su final”, Rubén Blades. LO QUE NOS DICE LA EXPERIENCIA Una de las claves desde donde también deberíamos recoger mensajes y retos para la vida laical son las lecciones que nos da el proceso del ser humano. Creo que en la vida cristiana vamos como en una calle, en donde por una vereda va lo trascendente con todos sus contenidos, significados y experiencias, pero por la otra vereda va lo cotidiano, lo psicológico, lo biológico, el día a día. Para comprender bien nuestro compromiso hay que andar como en la calle. A ratos por una vereda y a ratos por la otra, pues la verdadera comprensión de nuestro proyecto de vida cristiana está en conocer plenamente esta calle que es la vida, que es nuestra vida: recorrerla y conocer todas sus casas, sus esquinas, sus personajes, contemplarla cuando hay luz de día, reflexionando cuando se acerca la penumbra y estando atentos cuando la noche tiende su manto, dejando ver tan sólo lo que realmente sabemos. Pues nuestra existencia es como una calle, que cambia según la hora en que vamos a transitarla, llena de experiencias y novedades en cada una de las etapas que nos toca vivir. En esa perspectiva, la vida adulta, aquella que actualmente recordamos cuando comenzamos a perder juventud, en una sociedad que a veces trata a los que ya no son jóvenes con la dura etiqueta de “cercanos a la fecha de vencimiento”, como productos sin frescura, más lentos, menos “eficientes”, o poco productivos, resulta estar mucho más llena de retos y compromisos, y quizás sea la oportunidad más clara de demostrar el verdadero sentido de nuestra vida. En un mundo como el actual, a nadie le interesa ser adulto, pues toda la cultura de masas, la economía y el mundo laboral se han “juvenilizado”. Mucho de lo que llamamos madurez, ha dejado de verse como algo interesante, y hoy una persona llega a la adultez con no poca tristeza, y hasta con resignación. Lo que quiero decir es que, lejos de ver a la vida adulta como una etapa, ha comenzado a pensarse en ella como un triste final, en donde lo más importante no es lo que conseguimos, sino lo que estamos “comenzando a perder”. ALGUNOS APORTES PARA LA REVISIÓN Desde la psicología. Hoy sabemos por los estudios de los psicólogos que el estadio del proceso humano llamado adultez es una meseta que se extiende desde los tempranos veinte años hasta los sesenta. Y comprende tres etapas:

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a)

La adultez temprana. Desde los 18 a los 30. La tarea principal es lograr la intimidad, que es distinta al aislamiento. Tiene resuelto el “quién soy”, por lo tanto, no tiene miedo a perderse en la multitud. Las tendencias extremas son la promiscuidad como exceso de apertura, con una tendencia superficial y poco dada al respeto de la intimidad propia y ajena. El otro extremo es la exclusión, como tendencia de aislamiento máximo. Tiende a separarse de sus seres queridos y crea un ambiente de amargura que le sirve de compensación. Atravesar esta etapa es llegar al amor, como la experiencia que nos lleva a la vida armónica y respetuosa con los otros.

b)

La adultez media. Desde los 20 y pico a los 50. Etapa relacionada con la crianza de los niños. La tarea en esta etapa es lograr un equilibrio entre la productividad y el estancamiento. Los extremos en esta etapa son la sobreextensión, o el excesivo esfuerzo por hacer algo para los demás que no permite tener tiempo para uno mismo, y el rechazo o la actitud de baja productividad y excesivo estancamiento. En esta etapa se da también la crisis de identidad en la etapa adulta, que a veces se desencadena en una desesperación por recapturar la juventud.

c)

La adultez tardía. Desde los 50 a los 60. Marcada por la jubilación laboral, la despedida de los hijos y el advenimiento de los signos de desgaste físico y las enfermedades. La tarea principal es lograr una identidad lo más completa posible, con el menor grado de desesperanza. Los extremos en esta etapa son la presunción o la manera de vivir la etapa sin asumir las dificultades propias de la etapa. En el otro extremo está el desdén como una manera de rechazar la vida propia y también la de los demás. La superación de la etapa se logra cuando se puede vivir sabiamente, enfrentando la vida pero también la posibilidad de la muerte con gratuidad y con esperanza.

Desde nuestro seguimiento de Jesús. Sabemos que su propio proceso de vida está enmarcado en un desarrollo de sus etapas: “El niño crecía y se fortalecía; estaba lleno de sabiduría, y gozaba del favor de Dios” (Lc 2,40), asumiendo el desarrollo de su persona como un medio para el anuncio del Reino entre nosotros. De este aspecto de su vida dirá Pablo: “Por eso tenía que hacerse en todo semejante a sus hermanos, para ser ante Dios sumo sacerdote misericordioso y digno de

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La vida adulta crédito, capaz de obtener el perdón de los pecados del pueblo. Precisamente porque él mismo fue sometido al sufrimiento y a la prueba, puede socorrer ahora a los que están bajo la prueba” ( Hb 2, 17-18). En Jesucristo no vemos únicamente un anuncio público de su proyecto de vida y su misión hasta los inicios de la adultez, en donde nos muestra no sólo su capacidad para confundirse con la gente y entablar diálogos con todos los grupos y personas, sino que también desafía la cultura de su época demostrando una gran libertad y seguridad personales. En Jesús, el Mesías que proclaman las calles, no encontramos un joven indeciso, con preocupaciones por sus espacios personales y por las actividades que está dejando de hacer por asumir su misión. Encontramos el despegue de su propuesta de misión, con una capacidad de libertad para entrar en diálogo y polémica, sin perder perspectiva de humanidad y justicia. RETOS PARA LA VIDA LAICAL Anunciar la plenitud de la etapa con la propia vida. Urge asumir el hecho de crecer como cristianos, e incorporar esta dinámica de ser adulto como una oportunidad de crecimiento y testimonio de vida, antes que como una experiencia frustrante. El anuncio de la verdadera amistad. Uno de las potencialidades de esta etapa que no hemos todavía trabajado dentro de nuestro compromiso cristiano es el valor de la amistad en la edad adulta. Mientras que en el pensamiento convencional el adulto es un ser desconfiado, y hasta con algún serio sinsabor en la vida, nosotros estamos llamados a vivir el valor de la amistad de una manera más profunda. Espacios como las comunidades son pequeños laboratorios que nos permiten anunciar y construir relaciones humanas de confianza y apoyo mutuo, tanto dentro como fuera de ellas. Estamos invitados a compartir con el mundo el valor de la fraternidad con gestos reales de amistad y buen trato. Gestos que pueden llegar a convertirse en profundos testimonios de amistad cristiana. El anuncio de lo socialmente imposible, el ocio amigo. Es una etapa de vida en donde podemos hacer más de lo que creemos, pues nuestra gran capacidad de concentración y reflexión sobre los problemas de la vida, ya ha sido vacunada de la vanidad de los primeros esfuerzos juveniles. Esta etapa se nos aparece como una oportunidad de jugar todas nuestras cartas con libertad y con conocimiento verdadero del riesgo que corremos. Estamos en la posibilidad de desafiar lo mejor de nosotros en función de lo colectivo, y entregar lo mejor de nuestro talento a construir nuevos caminos para nosotros y para los demás. Una gran oportunidad de experiencias de gratuidad y de libertad en el servicio a nuestros hermanos.

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Dignificar el mundo laboral, abrir nuevos caminos. En sintonía con lo mencionado líneas arriba, uno de los campos de la realidad que necesita adultos comprometidos es el mundo del trabajo. Necesitamos invertir la locura de desarrollar sistemas de trabajo que destruyen toda posibilidad de construcción de persona y sociedad. La experiencia adulta laboral, está llamada a recrear nuevas relaciones entre el capital y la empresa, y entre la empresa, el estado y la persona, para diseñar desde abajo, condiciones más humanas de mercado. Construir semilla de ciudadanía, para sembrar democracia en el pueblo, desde lo cotidiano. Entregar nuestra cuota de serenidad en las relaciones sociales, el aprendizaje del diálogo y del respeto, y de la comunidad como un valor que se puede replicar socialmente como germen de democracia, son algunas de las tareas que nos esperan a los adultos comprometidos. Esto desde el día a día, en la esquina, en el barrio, y en las organizaciones vecinales y sociales que necesitan el aporte de gratuidad en la participación social, que nos ayuden a formarnos solidariamente humanos. Saber discernir el proyecto personal, reflexionar sobre las tareas que tenemos que enfrentar y vivir. Es esta una etapa en donde se exige una revisión exhaustiva del proyecto personal. Dejar de andar “en automático”, y comprometerse con una vida cristiana creativa, y que sea capaz de ilusionarse de nuevo con el seguimiento de Jesús, y emprender una revitalización de la vida personal desde las bases. Reconocer la cruz en nuestra vida. Junto con lo anterior, otro reto importante es aceptar que el camino de la vida cristiana no es tal si no pasamos por la cruz. El amor maduro que se compromete con el hermano, desde un reconocimiento de las propias limitaciones, defectos y carencias, construye una fraternidad real, y un compromiso activo con el amor de Dios, que llama a participar al Espíritu hasta en nuestras realidades más personales. Sistematizar la vida, organizar el compromiso, anunciar la esperanza en una Iglesia con nuevos retos. Como parte de nuestra Iglesia, a los adultos nos corresponde asumir un papel transicional, creando la síntesis entre lo que se ha vivido y lo que se quiere vivir. En este sentido, estamos llamados a hacer un esfuerzo sistematizador, que nos permita transferir todo lo útil de lo vivido por nuestra generación, que pueda convertirse en semilla de nueva comunidad eclesial, en sintonía con la historia de la humanidad, propiciando el Reino que ya es, pero que necesita preparación para convertirse en una realidad plena para todo el hombre y todos los hombres.

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La vida adulta TESTIMONIO

Hacerse cargo de la vida que Dios nos dio Hilario Huanca Mamani ss.cc.

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is hermanos (as) del equipo del boletín me han pedido que escriba un testimonio sobre la vida adulta sabiendo que me faltan pocos años para pasar al banquillo de los suplentes de los adultos. No sé si lo han hecho por afecto o porque les faltó un escribidor. Cualquiera sea el caso, ahí va mi aporte garabateado entre mis idas y venidas entre San Juan del Oro y Lima. Me parece que la vida adulta es fundamentalmente fruto de las oportunidades que se le presentaron a la persona y las que supo aprovechar o no, en las etapas anteriores de su vida. En mi caso, los referentes que han marcado mi vida son mi familia, especialmente la materna; mi pueblo andino quechua; y mi Congregación religiosa que me invitó a seguir a Jesús como miembro de la familia de los Sagrados Corazones. Este último para mí es importante, porque cuando optamos por la vida religiosa lo hacemos también para realizarnos como personas y creyentes; pero, la clave de la lectura de esa realización de nuestra vida es la persona de Jesús. En ese sentido según mi parecer, ser adulto en la vida y la fe, significa hacerse cargo plenamente de la vida que Dios nos dio, tanto de sí como la de los demás. Ahora, este don y tarea la vivo como elegido para servir, como hijo de los Sagrados Corazones y para hacer presente la bendición de Dios. Elegido para servir Los religiosos hemos sido invitados a participar de la misión de Jesús en forma radical o mejor dicho a tiempo completo. Hemos sido elegidos para ser servidores y que la concretizamos en el lugar que la Iglesia le ha encomendado a nuestra familia religiosa. A mí me ha tocado la gracia de participar de la misión de Jesús en los pueblos y sectores sociales de donde provengo, porque primero, es la opción de nuestra Congregación y, segundo porque elegí cuando se me dio la oportunidad. Me considero “Misionero de mi propio pueblo”. En estos lugares hago el esfuerzo de hacer que la vida florezca tal y como Jesús lo quiere. De niño y joven crecí en una familia y pueblo de muchas carencias y pruebas por una parte y, por otra por aspirar y luchar por una vida digna; pero, durante mi tiempo de formación descubrí deslumbrado que los derechos y deberes de la persona están en la Biblia, el proyecto de Dios es que todos tengan vida plena y

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Hilario participando de una eucaristía con Hnos. de la Provincia

para eso fue enviado Jesús. De adulto, en los lugares que he estado he procurado que este sueño de Dios se haga realidad. Confieso también que he tratado de hacer presente el Amor de Dios manifestado en Jesús, a los pueblos andinos en la vida de mi familia religiosa. Ahora este servicio puede ser de calidad, en lo posible, o deficiente, es decir, cómo ofrecer a los que se sirve un pan de primera o un mendrugo de pan seco. Depende de la responsabilidad del servidor. Pongo como ejemplo dos casos: primero, en mis años de estudiante, no tomé interés en los cursos de griego y latín, porque no aspiraba a ser un académico, sino servir en los sectores populares donde esos idiomas no son necesarios conocer. Pero, resulta que con nuestro hermano Hermann nos propusimos traducir los evangelios al quechua. Para que sea lo más cercano posible hay que hacerlo del griego, me dijo Hermann. Recién caí en cuenta de mi inconciencia. ¡Cuánto lo lamento! pero ya es tarde. Segundo, iniciando mi servicio sacerdotal solicité estudiar educación; me permitieron hacerlo en tiempo de vacaciones. Me costó lograrlo. Un hermano al verme estudiando a las tres de la mañana me dijo en son de broma: “Hilario, quién te ha obligado a estudiar, sufres porque tú te lo has buscado. El esfuerzo valió la pena porque en la prelatura de Aya-

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La vida adulta viri pude aportar en la pastoral educativa de la Iglesia local, participando en la fundación de ODEC – Ayaviri, obra realizada por Mons. Francisco d’Alteroche. Señalo estos dos casos porque los considero importantes, pues los jóvenes religiosos tenemos tantas oportunidades en nuestra Congregación que no lo sabemos aprovechar. No para nuestro provecho personal, sino para que el servicio que ofrecemos sea un pan aceptable, como se merecen los pobres. Como hijo de los Sagrados Corazones La vida adulta como religioso significa también asumir como propio la vida y la misión de nuestra Congregación. Uno de nuestros formadores nos decía a los jóvenes estudiantes, que cada religioso debería sentirse responsable de su Congregación tanto como un superior provincial. Desde aquel día, he tratado de tener ese consejo presente. Esto supone aportar con sueños, ideas, experiencias, exploraciones, etc. para encontrar caminos que logren realizar la presencia y los proyectos misioneros de nuestra Congregación. Lo que expreso no es una idea propia, sino recogida de la vida de nuestros hermanos y hermanas mayores. En la historia de nuestra provincia han existido personalidades y generaciones que han dado dinamismo a nuestra familia religiosa, precisamente porque hicieron suyo el espíritu de la Congregación. En cuanto a mí, no he tenido la suerte de contar con una generación; sólo la gracia de tener como mi compañera de promoción a nuestra hermana Juanita Gómez Loayza, con quien formamos el eslabón perdido de la evolución de nuestra familia religiosa. Pienso que no he generado caminos propios, pero sí me he unido a los proyectos pastorales de nuestros hermanos mayores de nuestra provincia, especialmente en el sur andino, los que no los relato por ser conocidos. Sólo señalar como anécdota un hecho que me hizo profundizar en mi vocación. Cuando hice mi profesión religiosa terminé diciendo “…y prometo vivir y morir como hijo de los Sagrados Corazones”. El morir comprendí, en aquel entonces, que podía ser por enfermedad o ancianidad. Pero cuando me tocó servir como responsable de la Vicaría de la Solidaridad de la Prelatura de Ayaviri, en los días de la violencia política de nuestro país, tuve que ir a recoger los cuerpos asesinados de las autoridades locales del distrito de Macarí. Solicité la compañía de la policía y las autoridades. Todos desaparecieron, salvo el juez, el doctor Paredes. Al salir, ya en medio camino me dio miedo de continuar. Me dije: “Que tal si a la vuelta del cerro nos emboscan y nos matan”. Quise regresar, pero ahí recordé mi promesa de profesión y comprendí que morir también podría ser en una misión de servicio.

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Tal como me sucede ahora cuando bajo y subo de San Juan del Oro. Hacer presente la bendición de Dios En definitiva, la vida adulta de un religioso es un tiempo de gracia que Dios nos da para hacer presente su bendición a su pueblo. En la historia de la salvación, en los diferentes momentos de la vida de Israel, Dios provee a este pueblo enviados suyos quienes se constituyen en la bendición de Dios por su lealtad y coherencia. En algunos casos pueden ser también la maldición de Dios, no por Él sino por la responsabilidad del enviado. En la vida de nuestra provincia hemos tenido muchas bendiciones de Dios. Para citar un ejemplo, en un homenaje al P. Hubert Lanssiers ss.cc., un preso de Lurigancho decía que las veces que el padre Hubert le visitó jamás le habló de Dios, pero sólo su presencia le hizo percibir la presencia de la trascendencia en su vida. Por mi parte, trato de seguir los pasos de los enviados, muchas veces con dificultades por mis debilidades y limitaciones. Otra de las características de la vida adulta es ser realista. La vida de uno y del entorno es vista de una manera realista, ya no es blanco ni negro, sino gris; una vida con luces y sombras, con pecados y gracia; aciertos y desaciertos. Es la etapa de la vida en la que tomamos conciencia de nuestra pequeñez y fragilidad por un lado, y por otro, la grandeza y la bondad de Dios que pacientemente continúa actuando a través nuestro, personas frágiles, a favor de su pueblo. Aún en nuestras traiciones, sólo Dios permanece fiel y misericordioso. Misericordia que desafía a la conversión a fuerza de amor. Es la etapa en que uno va aprendiendo a confiar en Dios más que en uno mismo. En mi caso siento que he seguido a Jesús por el camino de Pedro, perdonado y amado; experiencia que trato de compartirla con aquellos a quienes sirvo. A estas alturas de mi vida, siento un desafío grande que es ¿Cómo hacer presente a Dios no sólo con la palabra sino por la propia vida?. Me ha sucedido a veces que, cuando presento a Dios por la palabra, entusiasmo a mis oyentes para que se acerquen a Dios, pero creo que, cada vez que me van conociendo, se van alejando de Dios. Quizá porque en mi vida de estudiante me esforcé más en hablar bien de Dios, más que de vivirlo bien. Pienso que en las casas de formación se debe aprender no sólo cómo hablar bien de Dios, sino sobre todo de ejercitarse para vivir bien a Dios. Pues, nuestros interlocutores sólo creerán en nuestra palabra, si descubren que hablamos de lo que creemos y vivimos.

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La vida adulta

Bienaventuranzas Dichosos los maduros/as que tienen un corazón de pobres, porque no necesitan enriquecer su vida con plenitud humana ni con méritos morales ni con experiencias sublimes. Tienen a Dios por su Señor, y les basta. Dichosos, si ahora aprenden la no violencia, la paciencia del amor que todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. Tienen ya la herencia en su corazón: el amor del Espíritu Santo. Dichosos, si ahora se reconcilian con el sufrimiento, y ya no necesitan explicaciones, porque saben, por experiencia propia, que Dios es fiel. Dichosos los hombres y mujeres maduros, que tienen hambre y sed de un mundo distinto, porque sus deseos están siendo cumplidos, más admirablemente de lo que esperaban de jóvenes. Dichosos, si optan por los desfavorecidos, porque ahora saben que la misericordia es la última palabra de Dios y la fuerza transformadora de la historia. Dichosos, si prefieren verdad a eficacia, ingenuidad a estrategia, y la limpieza del corazón la encuentran en el corazón de Dios. Ellos ven a Dios en todo. Dichosos los hombres y mujeres maduros que trabajaron por la paz y ahora se mantienen en la brecha y pueden recoger sus frutos ocultos: la gloria del Amor en la debilidad. Obran como hijos de Dios, al modo de Dios. Dichosos los perseguidos por su fidelidad, porque ellos están haciendo el Reino, aunque no lo sepan, aunque duden, aunque se sientan cansados e incomprendidos. Tomado de la Revista Frontera Hegian “La Crisis de la Segunda Edad” Autor: Javier Garrido

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Espiritualidad SS.CC.

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Algo sobre el itinerario espiritual SS.CC. Cristina Naranjo ss.cc. Consejera General

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e han pedido que escribiera sobre el Itinerario ss.cc., siento que no es mucho lo que puedo decirles, pero deseo hacerlo con todo cariño porque es un tema que me “encanta” y deseo que todos podamos hacer esta experiencia, que sin lugar a dudas nos enriquece y reaviva nuestra opción por Jesucristo. Seguramente para muchos, este tema no será nuevo porque lo han trabajado, para otros será el momento de volver a retomarlo y otros tendrán la oportunidad de adentrarse en este camino que es apasionante. En primer lugar, me voy a remitir a lo que dio origen a este itinerario que pronto estará en manos de todos los hermanos y las hermanas de la Congregación. Se ha elaborado como respuesta a la petición de los capítulos generales de hermanos y de hermanas del año 2006: “Los Capítulos de 2006 en sus sesiones conjuntas piden que los Gobiernos Generales inicien un proceso para la elaboración del Itinerario Espiritual SS.CC., teniendo en cuenta las experiencias ya realizadas. El Itinerario Espiritual se puede definir como un camino o un proceso espiritual, la forma SS.CC. de vivir el Evangelio. Trata de desarrollar, profundizar y armonizar los diferentes elementos de nuestro carisma. Es un camino que se inicia cuando respondemos a la llamada del Señor a ‘dejarlo todo’ y se extiende a lo largo de toda nuestra vida religiosa. Este proceso es una acción de la gracia del Espíritu Santo y, como involucra nuestra experiencia personal, es único para cada persona. Como se desenvuelve en el nivel de la experiencia, también se hace evidente en el nivel de lo simbólico. Símbolos tomados de la Biblia (i.e. peregrinaje, desierto, etc.), la Iglesia (‘el Pueblo de Dios’, pascua, etc.) y las tradiciones espirituales, incluyendo a nuestros fundadores, nos ayudan a actualizar nuestro carisma hoy.

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Sugerimos que se pida a un grupo ad hoc de hermanos y hermanas, que estén familiarizados con el proceso, que desarrolle el Itinerario Espiritual durante los próximos años y que sea evaluado en el Consejo General Ampliado/Consejo de Congregación. El proceso deberá tomar en cuenta la experiencia de vida de los hermanos y hermanas para que ilumine nuestro camino espiritual, facilite la total integración de nuestra espiritualidad y haga dinámicas nuestras opciones en el mundo y en la Iglesia hoy. El Itinerario Espiritual serviría como instrumento inspirador para nuestra propia vida, la Pastoral Vocacional, la Formación Inicial y Permanente, nuestro trabajo con los laicos y otros aspectos de nuestra vocación y misión” Los Gobiernos Generales nombraron el grupo ad hoc, conformado por: Richard Mc Nally y Cristina Naranjo (delegados de los gobiernos) Camille Sapú, Aurora Laguarda, Carlos Armijos y Evelyne Royer. En Junio 2007, tuvimos el primer encuentro en el que hicimos un plan de trabajo y repartimos responsabilidades para elaborar un primer borrador. En junio 2008, nos reunimos de nuevo en Roma para compartir el trabajo realizado y enriquecerlo con los aportes de todo el grupo. Hemos elegido un grupo de hermanos y hermanas para revisar el primer borrador. Las sugerencias ofrecidas por los hermanos y hermanas han sido muy importantes y han ayudado a concretar más este instrumento de animación en nuestro caminar ss.cc. Este itinerario se presentó al consejo ampliado y al consejo de congregación en el mes de septiembre de 2009 en el Escorial. Los hermanos y hermanas presentaron algunas sugerencias que el grupo está recogiendo y organizando para finalmente presentarlo a la Congregación. Ha sido un trabajo muy interesante y de una profunda riqueza. Hemos querido recorrer el camino, el itinerario de Jesús, contemplar su vida en una permanente salida y en una búsqueda continua por vivir y expresar en sus opciones, gestos y actitudes la voluntad de Dios.

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Espiritualidad SS.CC.

Es un trabajo que no está concluido porque cada persona, cada grupo y comunidad de acuerdo al contexto en donde vive y a su momento vital lo puede adecuar, le puede agregar, le puede suprimir. El itinerario es una guía, es un camino, por eso lo hemos llamado “un itinerario” hay muchos más que se han hecho y otros que pueden estar en germen. Es un itinerario sencillo, simple, en el que no se van a encontrar grandes reflexiones de tipo teológico, se encontrará el camino recorrido por Jesús, será su palabra la que ilumine todo. Estarán presentes nuestros fundadores quienes lo hicieron desde la simplicidad y en lo cotidiano descubrieron el lugar de encuentro con Dios; allí experimentaban su cercanía y proximidad, sintiendo que en verdad su vida estaba en las manos de Dios y por eso podían avanzar seguros. Estamos invitados e invitadas a caminar con ellos y evocar esta experiencia que dio origen a lo que hoy somos como familia religiosa dentro de la Iglesia.

Cada etapa contiene una descripción de sí, una experiencia fundante del Buen Padre y la Buena Madre; algunos elementos del carisma que se hacen presentes en esta etapa, algunas sugerencias bíblicas que iluminan esta experiencia y se concluye con una reflexión personal. El Itinerario es un instrumento de animación que nos puede ayudar a mirar nuestro propio camino junto al camino que han recorrido nuestros fundadores y tantos hermanas y hermanos que han hecho su camino y que aún continúan caminando con gozo en el corazón y desde un compromiso radical por Jesucristo y su proyecto. Deseamos que este Itinerario lo podamos hacer cada uno y cada una que seamos conscientes de nuestro propio caminar y podamos hacer memoria de todas aquellas “experiencias fundantes” que han marcado nuestra vida y podamos reconocer en ellas las huellas de Dios salvando y caminando con nosotros, dándole sentido a toda nuestra existencia.

Estructura del Itinerario: 1. Introducción: Nos encontramos con una Introducción que nos permite aproximarnos al camino, al Éxodo que vivió el pueblo de Israel; pasando de la esclavitud a la libertad; los evangelios nos muestran a Jesús haciendo camino e invitando a otros a vivir esta experiencia de estar con él y de ser enviados en misión. El carisma de la Congregación es un regalo de Dios a la Iglesia y ha sido entregado al Buen Padre y a la Buena Madre, quienes lo han vivido y lo han expresado en su camino de seguimiento a Jesús. Ellos han sido obedientes al llamado de Dios, se han puesto en camino con la única certeza de que Él está presente, camina con ellos y les da la fuerza necesaria para anunciar su amor compasivo y misericordioso. El proceso del Itinerario es secuencial, espiral, y está marcado por experiencias fundantes, las que vivieron el Buen Padre y la Buena Madre. Un elemento muy importante en este camino es la Comunidad, como el espacio en donde vivimos a Jesús y desde donde lo anunciamos. Este camino lo hacemos dentro de una comunidad mayor que es la Iglesia a la que el Buen Padre estuvo tan vinculado y a quien amó y siempre guardó fidelidad. 2. ETAPAS DEL ITINERARIO ESPIRITUAL SS.CC. • Mirando de forma nueva • Escuchando la Llamada y la Primera Respuesta • Intimidad y Seducción • Identidad y Pertenencia • Crisis y Conversión • Obediencia al Amor de Dios

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Este Itinerario no es para ser leído como un texto más, es necesario hacerlo, caminarlo, construirlo y hacer la experiencia de caminar, recordando experiencias significativas que nos han marcado la vida y nos permiten hoy vivir nuestro presente. Abramos nuestro ser entero al Señor y sigámoslo con “todo nuestro corazón, con nuestra mente, con todo nuestro ser” caminemos juntos con la certeza de que Dios camina con nosotros dándole sentido a nuestros pasos. No estamos solos, tenemos en nosotros y con nosotros al gran caminante, a aquel que ha recorrido distintos caminos y que a su paso ha dejado huellas de vida. Hagamos cada etapa, acerquémonos a nuestra propia vida, hagamos nuestro propio itinerario y que del corazón pueda brotar “un gracias a Dios” al reconocer que hay con nosotros una presencia que nos fortalece, nos anima y llena de sentido nuestro caminar. El ha estado y estará siempre en nuestro camino dándole sentido a todas nuestras búsquedas y llenándonos de su fuerza para seguir caminando a pesar de los obstáculos que podamos encontrar. El va delante, él ha hecho este camino y es Él mismo quien nos dice que es posible. Que podamos recorrer el camino con nuestros hermanos que sufren y están siempre en permanente “éxodo” que caminemos a su lado y hagamos causa común con sus sueños, sus luchas y su búsqueda permanente de liberación.

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Nuestra misión de verano en Mito y Orcotuna “El misionero es un simple obrero que planta y riega” Sn. Damián de Molokai. Germán Huanca Flores, ss.cc.

Clausura de las vacaciones útiles

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a misión de verano se llevó a cabo en el distrito de Orcotuna y en el distrito de Mito en sus tres comunidades: Mata Hulo, Vila Tulo y San Luis, del 29 de abril al 14 de febrero. Nuestra presencia en los dos lugares mencionados se había realizado desde el año pasado, gracias a la invitación del párroco Miguel Córdova. Este año nos instalamos en el local comunal de Mito, desde donde nos organizamos para una mejor vivencia de experiencia comunitaria entre hermanos y hermanas y para ofrecer un mejor servicio a las personas del lugar. Gracias al tiempo climatológico, en esas dos semanas estuvo despejado de las nubes, lo cual nos permitió realizar con normalidad nuestras actividades como: visitas a las casas, vacaciones útiles, talleres de bautismo, biblia y pastoral de la salud. Nuestra sorpresa fue grande cuando sentimos que las personas del lugar nos acogieron con bastante cariño. En el día de nuestra llegada por la tarde, las señoras del comedor nos esperaron con un almuerzo y para nuestra alimentación diaria, nos ofrecieron los productos de su trabajo en el campo como: papa, choclos, maíz seco, zanahoria y otros gestos de cariño. Fue rica la experiencia

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de compartir la vida, nuestra fe y nuestra identidad, ya sea en la casa, en el camino, en la chacra. Esta modalidad de visitas a las casas es nueva, pues salimos a los campos donde se les podía encontrar a las personas en sus tareas cotidianas del campo. Estas comunidades se encuentran a distancia de media hora la más lejana y otros entre 15 a 20 minutos de caminada. Por las mañanas nos dedicábamos a las vacaciones útiles, se trataba de enseñar a los niños de primaria que cursan de primero hasta sexto grado. También se presentó la ocasión de enseñar a los jóvenes de secundaria, aunque esta actividad no estaba prevista, tuvimos que adecuarnos a la realidad que se nos presentaba en este tiempo de la misión. Los talleres ya mencionados anteriormente, se llevaron en Orcotuna, aunque no hubo mucha presencia de parte de los participantes, pero fue provechoso compartir nuestra fe con los jóvenes y con las personas mayores. Además fue la ocasión donde nos reencontramos con personas que nos vieron en la misión anterior, como también para contactarnos con la naturaleza del lugar. En esta experiencia de habernos sentido en el corazón de cada persona y emocionarnos con la alegría de los

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niños, jóvenes y personas mayores, fue la grandeza y la manifestación del amor de Dios. Nuestro gozo es Jesús en la vida comunitaria entre hermanos y hermanas en sus tres etapas: nuestros hermanos y hermanas que aspiran a unirse a nuestra familia consagrada, los postulantes y profesos (as). Al habernos sentido acompañados entre nosotros, tanto en nuestras fortalezas como debilidades, fue la puerta de ingreso hacia la fraternidad, confianza, cariño, cuidado. Nuestro desafío fue adecuarnos a la realidad que se nos presentaba en la comunidad. Tuvimos que enriquecer los horarios buscando espacios gratuitos, donde compartimos nuestras alegrías, nuestra noche de fiesta donde cada grupo presentó sus danzas, espacios para compartir la vida, para preparar nuestras clases del día siguiente y los talleres. La misión de este año y concretamente en el valle de Mantaro, ha querido empezar con una nueva forma. Con una mirada hacia el encuentro donde las personas viven diariamente sus labores cotidianas. En encuentro en torno a las comunidades campesinas, a las chacras, al maíz tostado y el mate, nos ilusionó saber y sentir que en el fondo de cada corazón se descubre a Jesús familia, agricultor. La misión insertada en esta realidad no se puede entender, si no comprendemos la situación de la comunidad, de cada persona, pues la misión es siendo en la medida en que nos entregamos para amar. Este medio es un nuevo espacio como otros muchos espacios, que nos llevan a nuestro objetivo de la misión: “convivir y enriquecernos mutuamente entre hermanos y hermanas”. Nuestra vivencia de integración no es tal si no irradia el amor en los corazones de las personas con quienes nos encontramos en la misión.

lema de la misión: “en nuestra vida y misión contemplamos y compartimos el amor de Dios”. Pues nuestra misión tuvo estas dos caras de una misma moneda: discípulos y misioneros.

Vida comunitaria

Los hermanos y hermanas que participaron en la misión, cada vez nos sentimos desafiados y cuestionados cuando nos impregnamos en la situación de los pobladores, y nos preocupa la falta de servicio y testimonio de la palabra en la inmensidad territorial de la parroquia. No nos podemos quedar en la intemperie; queremos vivir y anunciar el carisma de nuestra Congregación. Anunciarla no a nuestra manera sino a la manera como Jesús la anuncia: el Reino de Dios es “amar sin medida”. No podemos anunciar el Reino de Dios si no vivimos con el Maestro, si no compartimos su alegría, sus fragilidades, sus penas, su entusiasmo, su misión. En este horizonte somos discípulos por Él en la comunidad y somos misioneros con Él y desde Él para anunciar lo que hemos vivido, como decía nuestro

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Visita a los pobladores del lugar

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Agradecimiento a la Municipalidad de Lima Graciela Zúñiga, ss.cc. Merecido reconocimiento a la madre Hermasie Paget, quien en 1924 alcanzó el título de “Salvadora de la ciudad de Lima”, por su providencial intervención, pidiendo apoyo al almirante Abel Bergasse Du Petit Thouars, durante la Guerra del Pacífico. La ceremonia se realizó en la Plaza Francia, en la que contó con la presencia del señor Martín Bustamante Castro, en representación del doctor Luis Castañeda Lossio, Alcalde de Lima Metropolitana, quien junto a la sra. Cecile Pozzo di Borgo, embajadora de Francia, develaron la placa.

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l municipio capitalino, manifestó su reconocimiento por la solidaridad de nuestra hermana francesa Hermasie Paget con la dura realidad que en esos momentos vivió Lima, colocando una Placa Recordatoria que rinde homenaje a su decisiva intervención en la salvación de la ciudad; reconocimiento implícito a nuestra Congregación, que iluminó a M. Hermasie con la misteriosa luz de su carisma. Fueron invitados a la ceremonia: el provincial P. Raúl Pariamachi ss.cc., P. Paulino Colque ss.cc. Hna. Valeria Gomes dos Santos ss.cc. representando a la provincial Hna. Candy Núñez, hermanas ss.cc., Srta. Nélida Pareja, directora del colegio SS.CC. Belén, equipos de coordinación y Ciencias Sociales de dicho plantel, Sra. Cecilia Pozo Di Borgo embajadora de Francia, Dr. Martin Bustamante representante del alcalde, capitán de navío Frederick Benom, comandante del grupo Escuela de Aplicaciones de Oficiales de la Marina y Portahelicóptero Jenne D’arc, Sr. Antonio Espinoza representante del grupo In Memoriam M. Hermasie Paget y representantes de instituciones públicas y privadas. En dicha ceremonia se presentó el siguiente agradecimiento: Exma Sra. Cecilia Pozzo di Borgo embajadora de Francia Dr. Martin Bustamante Castro, representante del Dr. Luis Castañeda Lossio, alcalde de Lima. Sr. Capitán Frederick Benom, comandante del navío Jenne D’arc Dignas autoridades Señoras y Señores Ante todo, doy gracias a Dios, autor de todo don, por la Congregación de los Sagrados Corazones, nacida en Francia, que inspiró a madre Hermasie Pa-

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get el carisma del Amor de Dios al mundo, encarnado en Jesús y plenamente compartido por María. Este amor que vivió en plenitud M. Hermasie, fue manifestado claramente en su decidida acción de salvar la ciudad de Lima de funestas consecuencias. De parte de nuestra Congregación representada en el Perú por la Hna. Candelaria Núñez, agradezco profundamente la reposición de la Placa Recordatoria en homenaje a la M. Hermasie Paget Salvadora de Lima. De igual manera, doy gracias por la presencia de mis hermanos y hermanas SS.CC. en este reconocido homenaje a M. Hermasie y en ella a nuestra Congregación que con tanto cariño y entrega ha servido a la nación, educando a la niñez y juventud durante 161 años. Exma. Sra. Cecilia Pozzo di Borgo, agradezco su presencia pidiendo a Dios que durante estos años de su permanencia en el Perú, logre estrechar más y más los lazos de amistad y cooperación entre nuestros países. Dr. Martín Bustamante Castro, le rogamos haga presente al Sr. alcalde nuestro agradecimiento y nuestros votos para que el Altísimo bendiga su encomiable labor en pro del progreso de la ciudad jardín de Lima. Sr. capitán Frederick Benom, gracias por su presencia, que nos hace recordar la inolvidable intervención del almirante Du Petit Thouars cuya amistad con M. Hermasie fue decisiva en la salvación de Lima. Igualmente agradezco a todas las autoridades que con su presencia realzan estos momentos de aprecio y reconocimiento a nuestra Congregación. Muchas gracias.

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Vida de las Provincias

Discurso Sr. Antonino Espinosa Laña

Señor Alcalde de Lima Señora Embajadora de Francia Amigos y amigas franceses y peruanos:

La Asociación “In Memoriam de la madre Hermassie Paget, Salvadora de Lima” quiere expresar por mis palabras la emoción con que participa en esta ceremonia hermosa decidida por la Municipalidad Metropolitana de Lima como conciencia de la ciudad. Tiene una honda significación en estos tiempos que algunos llaman de “crisis de valores”, denominación que oculta que lo que está en crisis es la conducta humana que no quiere regirse por ellos., Por eso se ha hablado con más propiedad de “tiempo del desprecio” (Malraux).

Representante del Grupo In Memoriam Madre Hermasie Paget, ss.cc.

Tenemos que aprender, de nuevo, a admirar. No podemos vivir sólo en el escándalo del mal. ¿Qué vemos en la madre Hermassie?. Recordemos rápidamente las circunstancias de su vida. Nació el 2 de agosto de 1828 en Sombacour (Franco –Condado-Francia). Hizo profesión religiosa en la Congregación de los Sagrados Corazones en París, el 9 de julio de 1848. Llegó al Callao el 15 de febrero de 1850. Fue directora del Colegio de Belén recién fundado y Superiora de su convento en 1854, a los 25 años. Fundó los colegios de Ica y Arequipa, y el 28 de julio de 1878 recibió de la Municipalidad de Lima un diploma de oro como la mejor maestra del Perú. En los días trágicos de la guerra con Chile el colegio de Belén, con bandera francesa, era centro de asilo. 300 familia (incluidas la esposa y las hijas del presidente Piérola) estaban refugiadas en él. Y con angustia rezaban a Dios con la intercesión de Santa Rosa de Lima, cuyas oraciones, las de la santa limeña, rodeada del pueblo en la Iglesia de Santo Domingo, habían obtenido, el 21 de julo de 1615, que el corsario Spilberg, enviado por Holanda, no asaltara Lima con su poderosa fuerza. El Almirante Abel Bergasse du Petit-Thouars (que había conversado largamente con la madre Hermassie, al mando de tres barcos de guerra franceses, zarpó

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de Lima de retorno a Francia, y al llegar a Valparaíso decidió volver a Callao. Tocó la puerta del convento, el 10 de enero de 1881 y le dijo a la hermana Hermassie Paget - como él mismo contó después -: madre, algo extraño me ha sucedido. El recuerdo de Lima, de Belén, el nombre de Santa Rosa se presentaban sin cesar a mi imaginación … a la una … a las dos de la mañana mayor sobresalto… me levanto, doy orden de encender la máquina y de tomar el rumbo del Callao; con esto cesó mi turbación. Vengo a salvarla. La tripulación de la “Victorieuse” está a sus ordenes”. La madre le expresó la voluntad de las religiosas de permanecer en Lima y lo exhortó a intervenir ante el General el jefe chileno Baquedano para salvar la ciudad de ser destruida. Y cuenta la historia que en la mañana del 16 de enero el Almirante Petit Thouars, acompañado del Almirante inglés Sterling, del Alcalde de Lima, Torrico y del embajador de Francia y otros diplomáticos, entrevistó a Baquedano. Como éste cínicamente manifestó: “No sé si podré contener a mis leones”, Petit Thouars exclamó: “Entonces yo no contendré a mis cañones”. Amenazándolo con destruir la flota chilena. En ese momento el fuego se levantaba de los escombros de Chorrillos, Barranco y Miraflores, arrasados después de las batallas de San Juan y Miraflores.

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Vida de las Provincias Escribió Vargas Ugarte: Lima se salvó debida “a la enérgica intervención del contralmirante francés”. Reflexionemos con la brevedad que esta hora aconseja, pero asomándonos a su inmensidad, en la grandeza de la madre Hermassie. Dejándonos guiar por las claves que nos da Alphonse de Lamartine en su obra “El Civilizador o Historia de la Humanidad por sus grandes hombres”. (Edición española de 1873). Como historiador conoce los hechos, como poeta, llega a lo más íntimo.

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Y por todo eso nuestra Asociación quiere ver reposar los restos de la madre Hermassie Paget, en la Cripta de los Héroes. El diccionario de la Academia nos define a la heroína como la “mujer ilustre y famosa por sus grandes hechos”. Hoy aquí, hemos celebrado el heroísmo de la madre Hermasie Paget, ss.cc.

Estamos celebrando actos humanos que tienen una misteriosa luz: la del bien que es posible, ¿cómo ser fuertes para defender eficazmente a los débiles? ¿Cómo ser más fuertes que los que quieren destruir a los vencidos?. Una religiosa que asume el deber de salvar a una ciudad amenazada, Un marino que cambia la ruta señalada por sus superiores, escucha la voz de la religiosa y pone sus barcos frente a un ejército vencedor. Grandezas sutiles, grandezas de la pequeñez que sabe combatir con los que Maritain llamaba “recursos pobres”. Que aquí son la oración, la persecución e socorro a la víctima. Grandeza de los que viven con pasión su compromiso solidario con los indefensos.

Bendición de la placa

Lamartine, nos enseña: “La historia es… ese espectáculo de las cosas humanas a que nos es permitido asistir mentalmente, ora con admiración, aplaudiendo, ora temblando horrorizados, a medida que se presenta en escena… la civilización o la barbarie”. Memoria de ruinas y de valores eficaces como vemos en la Guerra con Chile, en el ejemplo humano de la madre Hermassie y de Petit Thouars. Dice también Lamartine: “El pueblo más versado en historia es el que posee más virtudes… si se quiere que el pueblo se componga de hombres y no de máquinas humanas, es preciso darle los elementos de reflexión. La historia es quizás el más sano y más moralizador de estos elementos, porque desarrolla en el pueblo una de las cosas que más le faltan: la conciencia… Es una acción de justicia y un verdadero curso de conciencia”. Si la reposición de esta placa es una lección moral, la resistencia al mal, el socorro al débil, convocan nuestra acción, hoy más que nunca.

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Estudiantes SS.CC.

Cada momento un caminar con Dios Edgar V. Choquemaqui Q. Postulante

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i nombre es Edgar Victoriano Choquemaqui Quispe. Tengo 22 años de edad. Nací un 29 de julio de 1988 en el C.P. de Quishuara, distrito de Macarí, provincia de Melgar en el departamento de Puno. En mi familia soy el menor de once hermanos que viven en distintos lugares, la mayoría de ellos ya con familia. Mis padres aun viven gracias a Dios; ellos se dedican a las actividades del campo. Mis estudios primarios los realicé en mi pueblo natal y los dos primeros años de la secundaria, en un colegio nocturno de Cusco. Después en mi pueblo terminé la secundaria el año 2005. Al salir del colegio ingresé en el preseminario San José de Ayaviri. Luego de unos meses tuve que retirarme a consecuencia de muchos cambios suscitados en la prelatura de Ayaviri. Gracias a la preocupación del formador en el preseminario quien también se retiraba, conocí la Congregación de los Sagrados Corazones. En primer lugar conocí al padre Paulino Colque, con quien me inicié como aspirante a la vida religiosa Sagrados Corazones, participando así en las diversas jornadas que llevamos en la ciudad de Juliaca junto con otros compañeros. Para mí fue un regalo muy grato conocer esta Congregación de hermanos y hermanas; me ayudó mucho en mi crecimiento personal, espiritual y vocacional. Me llamó la atención su carisma y el espíritu misionero “Contemplar, vivir y anunciar al mundo el amor de Dios encarnado en Jesús” Así pues, después de un buen tiempo de acompañamiento en el discernimiento de mi vocación en la etapa de aspirante, me encuentro con mucho entusiasmo para continuar profundizando el llamado de Dios ahora desde el postulantado; con muchos desafíos que superar, pero poniendo plena confianza en Dios a quien deseo descubrir en cada momento de mi vida.

Señor, aquí vengo, enséñame tu camino Octavio Huancachoque Cusimayta Postulante

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i nombre es Octavio Huancachoque Cusimayta, tengo 21 años. Nací el 21 de marzo de 1989 en el distrito de Pitumarca, provincia de Canchis, región Cusco. Mis padres son: Tomas Huancachoque Lipes y Benita Cusimayta Bellido. Somos ocho hermanos, cuatro varones y cuatro mujeres. Yo soy el penúltimo del clan. Mis estudios de primaria y secundaria los realicé en el colegio “Libertadores de América” en el mismo pueblo, terminando en el año 2006. Conocí la Congregación en el año 2008 a través de un amigo de mi pueblo quien tenía contacto con

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el padre Paulino Colque (promotor vocacional) también por la recomendación del párroco de mi pueblo P. Bernardo. Así inicié el proceso de acompañamiento vocacional (aspirantado) participando en las jornadas que se realizaban en Juliaca, también en las misiones de Huancayo en el 2009 y los retiros en Lima, los mismos que me ayudaron en el discernimiento de mi vocación en este camino a la vida religiosa. De esta Congregación de los SS.CC. me llamó la atención su carisma “Contemplar, vivir y anunciar al mundo el Amor de Dios encarnado en Jesús”, su fraternidad y la forma de convivencia en comunidad; su espíritu de acogida y de entrega incondicional al servicio de los demás. Estoy muy contento de formar parte de esta Congregación de los Sagrados Corazones. Quiero dar gracias a Dios porque quiere también que yo sea partícipe de este anunciar su amor.

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Retiro de Profesores Colegio SS.CC. Recoleta 18-19 Febrero 2010

Sintonía en Dios Raquel Ávila Aragonez

Dinámicas de grupos de los participantes

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n retiro espiritual es si duda una experiencia única que se convierte en algo intenso y significativo en la medida en que estamos dispuestos a entregarnos. Y para mí, era una posibilidad de saber bien qué hago aquí y ahora, pero cómo haría yo para salir de mí y llegar al otro… ¿Cómo haría yo para entrar en mí si todavía no se bien quién soy? Mi primer contacto fue el tomar conciencia de aquel espacio cálido y relajado en el cual todos caminábamos a un ritmo más pausado y armónico. Sin embargo, un video que presentaba cortos de la vida de un hombre sin extremidades, que era capaz de apreciar en los otros el milagro de poder levantar una mano, me llevó hacia adentro y confié, no tuve miedo de ver todo lo que a veces llevo guardado y junto para después. Me sentí presente, viva y en la plenitud de mi pequeñez y vulnerabilidad, me vi desde afuera como un milagro de Dios y al encontrar mis ojos con otros, entré en sintonía. Me hallé jugando, rezando, riendo a carcajadas, cantando hasta quedar un poco ronca, compartiendo la mesa con personas que he visto muchas veces, pero que nunca me había detenido, ni siquiera un poco para conocerlas. En todo lo vivido pude sentir la presencia de Dios, allí en los momentos simples y cotidianos que por lo general pasan desapercibidos, pero que en esos instantes pude disfrutar en toda su extensión. ¿Qué me llevo de éste retiro? Un genuino abrazo de paz con Pamela, la mirada llena de esperanza de Angélica, la sonrisa franca y juguetona de Martín, el cariño puesto en las palabras del padre José , las carcajadas de Violeta y María Isabel, las canciones en el bus de regreso encabezadas por Flor y toda esa maravillosa

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energía puesta en Rosita (bien por Rosita bien, bien, bien, bien, bien, bien, bien), el rostro de felicidad de Luisa al cantar, el entusiasmo de Carmen, la emoción que acompañan las palabras de Gonzalo, la fortaleza de Joaquina, la fe de Martha, la espiritualidad de Luchito, la ternura de Javier... me llevo tantos momentos mágicos que es inevitable sentir a mi corazón latiendo más rápido que de costumbre. Me llevo unas palabras compartidas por Manuelito y Luis Felipe: ver en el otro el rostro de Jesús. Nunca antes me había dado cuenta del verdadero significado de esas palabras. En esa sintonía me dejé llevar y lo viví todo a flor de piel, pensé en mi vida con todas sus cosas alegres y tristes y me sentí agradecida especialmente por los momentos adversos, porque fue en esas ocasiones en que tuve más clara la presencia de Dios. Nunca imaginé que luego de unas horas compartidas iba a abrirle mi corazón a mi equipo de grado -les hablé y me hablaron desde el corazón- fue hermoso compartir ese momento, nos preguntamos cómo nuestras vidas podrían manifestar el amor de Dios y sin pensarlo nos conectamos en su presencia y uno a uno casi todos fuimos poniendo nuestros corazones en las manos de todo el equipo y a pesar que el tiempo fue breve, ya que no pudimos terminar, muchas puertas quedaron abiertas con el deseo de que sea para siempre. Es en este punto donde tenemos que ayudarnos, para no perder en el día a día esta sintonía en Dios, para que todo no quede solo en un recuerdo, dependerá ahora de cada uno de nosotros seguir en contacto con la esperanza de ver a Dios en los ojos del otro. Eso me llevo de este retiro, mi encuentro con Dios en todas estas personas y mi esperanza por seguir descubriendo quién soy, a través de lo que siento, pienso y hago.

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Retiro del personal del Colegio de los Sagrados Corazones – Arequipa Cecilia Pérez Quintanilla Corresponsal

hablar de Él, pero cuando oíamos la emoción que le ponía el padre Hilario para explicarnos cómo Jesús fue tocando los corazones de la gente, nos sentimos interpelados sobre cómo vamos viviendo nuestra propia misión. ¿Cómo lograr atender a las personas que nos rodean como Jesús lo hizo? ¿Cómo fundar nuestra confianza en el otro? ¿Cómo escuchar al otro y aceptarlo como es? ¿Cómo potenciar el valor que ya tienen nuestras chicas, para que lo que esperamos de ellas sea todo lo que cada una puede dar?

Participantes del retiro con el P. Hilario Huanca, ss.cc.

8 de febrero.... Todos con gran expectativa fuimos llegando a la casa Juan Pablo II en Chilina. Iniciamos el reencuentro con abrazos y preguntas de cómo nos fue en el tiempo que no nos habíamos visto. Es lindo ver cómo el espíritu de familia nos une, pese a cualquier diferencia que tengamos y pese a que algunos iban a la fuerza por cuestiones laborales, estábamos muy contentos.

Descubrir que nuestro trabajo es lograr que sean verdaderas personas y que nuestro trabajo es imitar a Jesús, movió nuestros corazones y salimos renovados del retiro. Lo que yo no esperaba... El Espíritu de Dios lo dio: muchos no querían terminar el retiro... querían continuar en esa paz que sólo el Señor nos da. ¡Gracias padre Hilario por compartir esos días con todos nosotros!

Pero todos nos preguntábamos ¿cómo sería el padre Hilario a quien, prácticamente, ninguno lo conocíamos?. Pero poco a poco nos fue introduciendo al retiro y sin darnos cuenta, con la sencillez de su lenguaje, nos llevó a remover el corazón, a cuestionarnos desde la misión de Jesús en el desarrollo de nuestra propia misión; no sólo como docentes o parte del personal del colegio, sino también como personas integrantes de una familia y de una sociedad.

Plenario Cuando alguien ha descubierto al Señor, es sencillo sentirse movido por el Espíritu Santo para

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