Bitacora la ciguapa

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Edición número 3

CUENTOS

“La maldición” “Onitino Asomosa”

“Dos pesos, ida y vuelta”

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Próximamente! Edición número 4

En exclusiva

"YO LÍRICO Y METAPOESÍA" Del Dr. Guillermo Carnero Arbat

Conferencia dictada por el poeta en el marco del V Congreso de Metapoesía, organizado por ACUDEBI.

El único poeta vivo representante de la corriente de los Novísimos, quizás la corriente más influyente de la literatura española contemporánea. Premio Nacional de Poesía 2000 Premio internacional de poesía Fundación Loewe 2015

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Edición número 3

Equipo de Dirección Alejandro Arvelo Daniel Tejada Sachenka Santos Publicidad Rosario Peralta Ana Maria Céspedes Arte y Maquetación Sachenka Santos

SUMARIO Editorial Alejandro Arvelo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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Ilustración de Portada José Amado Polanco Colaboradores: Berniza Calderón Doris Araujo Dolquisa Olivares Francisco Pérez Soriano Isidra Mejía Julio Cesar López Norberto Azor Pilar Castro Rosa Silverio Gabino Rosario Bernardo Silfa Elba Guerrero

La Ciguapa. El Personaje y el Mito Manuel Mora Serrano. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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Algunas escenas de la novela “Goeíza del Ángel Plácido” . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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La voz de nuestros escritores. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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Colaboradores para este número: Manuel Mora Serrano Impreso por ACUDEBI Madrid, España Depósito Legal M-15587-2016 Editado por Bitácora Cultural © septiempre 2016

Hermenéutica de una introspección poética Comentario a “Oscilaciones” de Bernardo Silfa Bor Daniel Tejada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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EDITORIAL

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antasía, reflexión y ejercicio del criterio alternan a partes iguales entre los propulsores de este medio de expresión del pensamiento y de la sensibilidad artística. La cuerda en que, en suave vaivén, se mece BITÁCORA CULTURAL 17º, 36’ está tejida, en efecto, de mitos —como el de la ciguapa, que con singular maestría aborda D. Manuel Mora Serrano en su ensayo “La ciguapa: el personaje y el mito”, con que se abre este número; el rapto de Europa, los bacás o el galipote—, de apuestas por la ruptura o la novedad estético-literaria, y de meditación detenida en torno a los frutos augustos de la razón o de la imaginación creadora —cual hace nuestro Director, Daniel Tejada, en “Hermenéutica de una introspección poética”— . Entre unos y otros costados, como un paño aeriforme, sin aristas y sin término, se tiende la trama de nuestros valores, principios y propósitos, que no son otros que la promoción del libro, de la literatura y de la cultura, en sentido general, de los pueblos que comparten hábitos mentales y esquemas de comportamiento a ambos lados del Atlántico. Sólo la cultura genera hermandad entre los pueblos. Mucho más que la proximidad espacial, la concertación económica o los vínculos nacidos de los intereses geoestratégicos de sus gobernantes y funcionarios de Estado. Que, como en frase feliz, dejó dicho D. Pedro Laín Entralgo, “La lengua es la patria del alma”. Esta entrega es, pues, en ese sentido, un reflejo fiel del anhelo compartido del equipo que hace posible esta publicación. 4

En el ámbito de la creación artística figuran en ella, en condición de invitados de honor, los autores y autoras publicados gracias al esfuerzo conjunto de Solenodonte Editorial y ACUDEBI y a la apertura del Embajador Dominicano ante el Reino de España, D. Aníbal de Castro, que hizo posible la presencia de los escritores dominicanos residentes en España en la Feria del Libro de Madrid de 2016 con la extraordinaria cantidad de quince (15) obras, y su participación en el Programa de Firmas de la misma. Actos, gestos que contituyen, al propio tiempo, precedentes. Caminos abiertos que habrán de andar y desandar aquellos sobre cuyos hombros recaiga el imperativo de la continuidad. Con miras, ante todo, al horizonte de esperanza que nos inspira desde la piel hasta el alma. Una imagen alterna a la usual tendrá, a los postres, que prevalecer sobre la que en los tiempos que corren domina. ¡Ea!, en las manos gentiles de nuestros lectores del presente y del porvenir depositamos, esperanzados y expectantes, nuestro óbolo. Aguardamos, pacientes, el reparo amable y el sereno juicio que ha de impulsarnos a ser mejores en cada nueva oportunidad, como editores en ciernes, como colectivo de artistas y escritores, y como comunidad de propósito y de destino compartidos. El porvenir es, pues, siempre virgen. La vida es un retoño de antemano dispuesto para su mejoramiento. Vivir es, ciertamente, inexorable elección, pero carece de sentido posible y fundamento al margen de la tensión hacia lo incondicionado que le es inherente.


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P O R T A D A

La Ciguapa El Personaje y el Mito

Manuel Mora Serrano

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i conferencia Indias, Vien-vienes y Ciguapas: Noticias sobre tres tradiciones dominicanas, se publicó en la revista eme-eme de Estudios Dominicanos No. 19 correspondiente a julio-agosto de 1975, páginas 29 a 69, de la Universidad Católica Madre y Maestra de Santiago de los Caballeros, cuando aún no era Pontificia. Ese trabajo luego lo leí en varias localidades del país como la Biblioteca Nacional en Santo Domingo el 4 de septiembre de 1974 y antes en Azua de Compostela y en Puerto Plata en la Sociedad Renovación. Fue el producto de una investigación de campo que realicé en compañía a veces de escritores, en una serie de aventuras culturales que llamé "Turismo Literario", especialmente de Freddy Gatón Arce, Chery Jimenes Rivera, Elpidio Guillén Peña y de otros amigos, entrevistando personas mayores, especialmente ciegos y caminantes de zonas montañosas, porque el mito o la leyenda se localiza siempre en las alturas o en los bosques muy tupidos, cerca de aguadas. Muchas personalidades de la cultura me enviaron comunicaciones cuando escribí en el Listín Diario pidiendo datos sobre el personaje. Además, leí o traté de conseguir todo lo que se hubiera publicado sobre el personaje, desde la Ciguapa de Francisco Xavier Angulo Guridi

aparecido como folletín breve en el periódico El Tiempo los días 15 y 22 de febrero de 1876, situando la acción en Palo Quemado por el camino de Altamira hacia Puerto Plata, suponemos que desde Santiago. Un joven le cuenta a orillas del río Bajabonico sobre la existencia de la Ciguapa. La presenta como "una cosa que roba y mata sin quitarnos la vida y el dinero". De modo que aparece como algo misterioso, y es posible que esta aureola preocupa-

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ra a muchos más a investigar. Inclusive hay un relato de un autor de principios del siglo xix, Gilberto Sánchez Lustrino que lo ambienta en la ciudad de Santo Domingo viviendo en las llamadas Cuevas de Santa Ana donde estuvo el Zoológico Nacional, alrededor de 1915. Pero el autor más importante que trató el tema y describió la característica especial que distingue a ese ser, fue Juan Bosch. La descripción que Bosch hace en su libro indios de 1935 ha sido la que fijado la imagen de forma indeleble en la fantasía nacional: “La Ciguapa, que tal es el nombre con se conoce, es una criatura que solo levanta una vara de talla: sin que por tanto se crea que en sus proporciones hay la deformidad de los llamados enanos de Europa, y aún en otros puntos de la América. Lejos de eso, existe una exacta armonía en todos sus músculos y miembros, una belleza maravillosa en su rostro y una agilidad en sus movimientos tan llenos de espontaneidad y de gracia que deja absorto al que la ve”. “Tiene la piel dorada del verdadero indio, los ojos negros y rasgados, el pelo suave y lustroso y abundante, rodando el de la hembra por sus bellísimas espaldas hasta la misma pantorrilla. La ciguapa no tiene otro lenguaje que el aullido, y corre como una liebre por las sierras o salta como un pájaro por las ramas de los árboles tan luego como descubre a otro ser distinto de su raza, porque es sumamente tímida e inofensiva al mismo tiempo.” En otra parte señala lo que faltaba para describirla totalmente: “La Ciguapa es una diminuta mujer india cuyos cabellos la visten. Tiene los pies al revés y solo camina de noche.” Con este tema Bosch escribe la leyenda La Ciguapa ubicada en las tierras de los indios Macoriges, en pleno Valle del Cibao o de La Vega Real. En ella narra los amores de Macorís-Guasiba que terminan trágicamente. El periodista Agustín Aybar en su El alpinismo en la República Dominicana cita a varias personas que tuvieron ciguapas en San José de las Matas amarradas a un catre.

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Otros autores como Miguel Ángel Monclús, Rafael Damirón que es de Barahona y habla de “La canción del ciguapo”, Antonio y Aristídes Estrada Torres, Alfredo Fernández Simó en su novela Guazábara se extiende hablando de ella, Emilio Rodríguez Demorizi, Joaquín Priego, Tirso Valdez hijo, Homero León Díaz, Francisco Báez, natural de Baní, Plutarco Sención, Luis Armando Asunción, Ramón Tejada, Laudiseo A. Sánchez y un escritor de la talla de Freddy Prestol Castillo que aseguraba que un empleado suyo que “tenía palabra notarial” le había dicho que había visto ciguapa que bajaban a buscar guineos maduros. Muchas otras personas conocen de ciguapas y en Las Terrenas yo entreviste a un señor apellido Kery que me aseguró que una se le apareció mientras cortaba “palos de fósforos” en el Cabo Jackson o Yaquesón, como le llaman allá. En el Sur, cercano a las Sierras del Bahoruco no le llaman así, sino Vien-vienes, y así me lo aseguraron personas serias del lugar. En cuanto a estos seres, no tenemos espacio para tratar de


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ellos, pero se cree que fueron los indios y negros que no siguieron a Enriquillo a su reunión en la Isla Cabritos del lago que lleva ahora su nombre, y se quedaron en los montes, caminaba al revés y hablaban con sonidos de los animales del monte. Modernamente muchos escritores después de dictada mi conferencia han escrito poemas y leyendas y la han citado profusamente. Sin embargo, a nadie, salvo algunos pintores como Antonio Guadalupe y Ramírez Conde han pintado después de Jaime Colson, al extraño personaje, pero, como digo en mi conferencia: “Amemos la Ciguapa arisca y bella, la que tiene los pies al revés, la que se enamora de los hombres, como la flor viva de las razas nacionales, como la rosa abierta de la leyenda patria; veámosla vestida únicamente de sus cabellos

mientras nos jupea con dulzura, hagamos su retrato para la eternidad, hagamos su escultura para el deleite pluridimensional de los sentidos, para que sea nuestra reina; llevémosla a la literatura, al cuenteo, al teatro, al ballet, a la música culta y a la popular, porque es un poema, porque simboliza el sumum de la rebeldía, el fruto de los indios alzados que pelearon junto a Guarocuya y de los negros cimarrones que se le unieron contra el enemigo común y ofrendaron su sangre en nombre de la más hermosa palabra de la historia: la libertad.” Finalmente, con el trabajo de esa investigación mi novela Goeíza ganadora del Premio Siboney 1979 y cuya versión como “Goeíza del Ángel Plácido” (inédita), tiene como protagonista a la arisca y bella Ciguapa nacional.

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Algunas escenas de la novela “Goeíza del Ángel Plácido” Manuel Mora Serrano Tenían que saberlo, y lo van a saber ahora. Es hora de que les revele un secreto familiar que deben conocer porque van a ir por esos rumbos y necesariamente tendrán que pasar por sus dominios donde reina soberana. Se trata de Domitila, precisamente. Domitila Ciguapa es mi madre. Por lo tanto, la abuela de ustedes. Tiene siglos de vida, pero a pesar de los años que ha vivido, no se ve tan vieja ni envejecerá más. Cansada de parir vive pendiente de su descendencia regada por toda la isla. De su vientre salimos Sarah, Diotimia y muchas más que conocen y otras que algún día si es menester conocerán. Yo soy hija, a mucho orgullo, de una ciguapa, y no de una cualquiera sino de la reina y cacica mayor de todas las ciguapas. Ustedes, de ahora en adelante, podrán decir con orgullo quien es su abuela. Se lo digo para que no se burlen recordando los disparates que hablan sobre nosotras. Al llegar a la Loma de Cauta escucharán cantar a extraños pájaros, son vigías, y al escuchar sus cantos vendrán con un coro de jupidos. No se asusten, nada les pasará si llevan carne y hacen fuego para asarla. Cuando el aroma de las grasas y las sazones se esparza por el aire aparecerán las ciguapas en tropel. No se asusten, les repito que no deben asustarse, si sobre la piedra llana donde hay dibujos sobre un altar de mármol, exponen grasas, sal y la carne y muestran el azabache que ustedes llevaron contra el maldeojo, el que Domitila envió cuando nació Néstor.” (La despedida de la madre) “Un claro clamor de repentinos jupidos quebró la tranquilidad, con nitidez diferenciamos las voces sopránicas de las hembras y las graves y baritónicas de los machos. Pero repentinamente ciguapas y ciguapos callaron reverentes cuando me vieron levantar las manos y exclamar:

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En nombre de Yucahaugumá, de Atabeira y Deminán, por orden de Malotea y en memoria de Sarah hacemos esta ofrenda a Domitila Ciguapa en prueba de respeto y veneración. Cesó el ruido totalmente y la compacta multitud se dividió y abrió paso desde el meandro que trazaba una gran curva de ballesta hasta donde estábamos. Una sensación de solemnidad se dibujó en los rostros ciguapiles a tiempo que vimos una canoa enorme que bajaba por el río con una matrona imponente en su proa junto a tres jóvenes hermosas. Ayudada por servidores bajó la Señora y cuando puso pie en la playa notamos que era una hermosa mujer casi normal revestida de largos cabellos como todos los demás. Sin duda alguna debía ser Domitila. Se trataba de una anciana venerable de hermoso y grave rostro con esa regia compostura que uno imagina en una emperatriz. Junto a ella descendieron sus damas de compañía. Eran bellas y elegantes, pero entre estas hermosas sobresalía una en prestancia y donosura ¡Tanta! Que su regia belleza parecía irreal. Cuando estuvieron cerca de nosotros comprobamos la perfección de su tupido pelambre. Ninguna parte secreta de sus cuerpos era visible, aunque por sus pies volteados caminaban con cierta torpeza grácil. Detalle que confirmamos cuando se viraron para honrar a su reina. Aunque se iniciaba un ceremonial que debía realizarse con la mayor solemnidad, sucedió un hecho asombroso cuando la más bella de las muchachas que acompañaban a la reina de las ciguapas, se quedó alelada mirando a Plinio. La bellísima lo miró fijamente, turbándolo de tal modo, que lo vi palidecer, aunque estábamos bajo el implacable sol de la media tarde. Aunque eso no era raro, lo que sorprendió fue su reacción. De su cuerpo comenzó a brotar un calor tan potente, que sus compañeras se


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apartaron y sus enormes ojos negros parecían salir de las órbitas contemplándolo como cuando uno ve un fantasma o a un ser divino. Sin dejar de mirarlo, en vez de avanzar hacia él, caminó rápidamente hacia atrás con tanta gracia y rapidez que nos maravillamos. Luego, siempre de espaldas, porque así corría más, ya que los pies están con sus dedos listos para avanzar, se arrojó al río provocando una humareda caliente en las aguas. Aquello ocurrió con tanta rapidez, que Domitila quedó con la boca abierta para recibir nuestra ofrenda y no llegó a proferir palabra, creyendo yo que se trataba de un rito o de un acto teatral de bienvenida. Ni un suspiro se escuchaba en la multitud expectante, aunque venían cruzando el río muchas ciguapas cuando la bella cayó y levantó una niebla como cuando se introduce un metal al rojo vivo en un líquido frío. Lo más asombroso fue cuando vimos que los peces próximos a su paso subían calcinados a flor de agua y que esta empezaba a hervir con tal fuerza que tanto las ciguapas que cruzaban como Tronilo y su perro que estaban río abajo saltaron escaldados. Ella seguía de espaldas a nosotros subiendo desesperada por la cuesta, incendiando a su paso lo que encontraba. El rastro del fuego y el humo se veía por donde ágilmente marchaba. A pesar de nuestro asombro frente a aquella increíble situación volcánica, para Domitila y los demás, aquel espectáculo insólito no provocaba ningún tipo de reacción que no fuera cierta frustración que tardamos en explicarnos. Solo les producía una especie de compasión y la oímos murmurar casi para sí misma con dejos de tristeza y frustración, pero con la mayor naturalidad: ¡Pobre Aurelia! ¡Pobre Flor de Soledades! ¡Qué tragedia! Se ha enamorado. Nada podemos hacer para salvarla. Si no es correspondida morirá abrasada. Si eso ocurriera, sencillamente era su hermoso destino. No hay mayor privilegio para una ciguapa que morir enamorada. ¡Lo único que puede salvarla es la consumación de ese amor!

Luego miró a mi hermano fijamente como si lo acusara por haber despertado esa pasión mortal y al mismo tiempo invitándolo a seguirla. Eso cuéntalo tú Plinio. Como dijo Diomedes, las cosas sucedieron con tal rapidez, que aún me asombro. Me sentía halagado y emocionado por las palabras de Domitila, pero el caso no dejaba de ser insólito, sobre todo considerando mi inexperiencia en asuntos de mujeres ¡No sabía qué hacer! Pero conmovido por la mirada de ella, y por la orden que emanaba de la imponente reina, decidí seguirla. Ignoraba si fue ese fervor que sentimos ante la belleza por amar la poesía lo que me motivó, el caso es que decidí seguirla y jugarme la vida en ello. Debo confesar que me había emocionado, aunque es justo consignar que la presencia de esa hermosa criatura de los montes no había provocado un ardor tan visible, pero sí invisible. Mi interior bullía abrasado por un maravilloso fuego repentino. En la lucha que libraba dentro de mí peleaban contradictorios sentimientos: de un lado una pasión volcánica parecida a la manifestada por ella según el decir de Domitila, y del otro de abstención, porque Aurelia no una mujer normal sino una ciguapa. ¡La suerte estaba echada! Hice una venia pidiendo su permiso, y sin esperar que lo concediera, me quité las sandalias y con todo y calzón me tiraré al río cuyas aguas estaban tibias aún, en persecución de la hermosa. Fácil me fue seguir su rastro entre los arbustos chamuscados, desapareciendo entre el boscaje de la orilla, hasta que acezando a la sombra de unos mangos tupidos la vi mirando lejos, casi desmayada, como alguien que ha decidido exiliarse voluntariamente de la vida. En verdad era la persona más desamparada del mundo. De modo que conmovido por su tristeza me asaltó una oleada de ternura totalmente nueva en mí. El esfuerzo la había agotado, aunque sentí al llegar junto a ella la emanación de un calor febril ¡El ardor no había pasado! ¡Aurelia, la bella ciguapa, lloraba!”

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la voz de escritores Nues tros

FAUSTO Leonardo Henríquez Nació en La Vega, Rep. Dominicana, el 20 de noviembre de 1966. XXIX Premio Mundial Fernando Rielo de Poesía Mística. Sacerdote de la Congregación de la Misión. Lic. en Teología.

Grito Cotidiano

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Yo sé que el hombre

Yo llevo en mi mano la luz pensante.

Está ahí, al otro lado del paso de cebra,

Veo celajes en los vitrales

Hablando por móvil,

De las tiendas que persiguen la anatomía

Saturado de instantes luminosos

Vertiginosa de los cuerpos.

Que se fugan, tensos, estresantes.

La vida empieza en la esquina,

Yo acciono el telemando

En esos treinta segundos

Y una tele se enciende

Al borde de la noche.

Hacia una dimensión ignorada.

Yo observo la irracional agonía De los vehículos. Busco al hombre extraviado En la jungla de la ciudad.

2 Stop. De la verdad, en su rito, Se ilumina el semáforo.

Intuyo la esencia inconsumible

La verdad es luz incansable, libertad.

de la verdad, el grito esencial que anida en lo cotidiano.

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Yo habito la metrópoli.


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Palpo la pantalla táctil del misterio

Tengo una nube en la que almaceno

Y trasciendo las conexiones

La dulzura de Yani y su risa de nata,

Inalámbricas que me subliman.

El Cristo dibujado en el Sacré Coeur, El último ladrido de Cañón,

Bajan mensajes a mi móvil Y todos ellos hablan del pez Atrapado mientras dormía, Del ala rota del pájaro,

El croar de la rana en el río Patuca; guardo, en fin, “Los Atunes” de Sorolla, el mugido sediento de la vaca

De Tomasina en su estancia celeste,

De mi abuelo Luis, los vientos instintivos de los huracanes,

De la levadura que Kenia le pone

La cigua enloquecida por la llovizna.

al bizcocho y que crece en los ojos de Karen.

Mi fe urbana rueda, veloz, en el espíritu De esta época.

Vivo inmerso en el bullicio de la urbe, con el sentir Ultrasensible de las torres de la Sagrada Familia. Porque yo no sé ser, si no miro al cielo,

Yo navego por los iphones

Sino no olisqueo el rastro de Dios,

Sin más aplicaciones que un poco de “pan ácimo

Como un can que descodifica

Bajado del cielo”.

Los mensajes por donde pasa.

OBRAS PUBLICADAS Poesía: CLARIDADES, 1994; SUCESIONES, 1995; LA SEDUCCIÓN DEL AIRE, 1999; LA OTRA LATITUD, 1999; MUESTRA POÉTICA, 2002; ÍNSULA PRESENTIDA, 2004; ANTOLOGÍA MAYOR DEL MOVIMIENTO INTERIORISTA, 2007; ARCA DE AMASAR DILUVIOS, 2011. GEMIDOS DEL CIERVO HERIDO 2012. Fundador y Editor de la revista CriticArte www.revistacriticarte.com en su versión número 26 editada por internet. Blog: www.faustoleonardohenriquez.blogspot.com. Miembro Titular y Dirigente del Movimiento Interiorista de cuya Comisión Intelectual forma parte. Antologado en Juego de Imágenes, de Frank Martínez, Isla Negra Editores, 1995; La Creación Interiorista 1997; El Interiorismo 2001, El Ideal Interior 2005; Poesía Mística del Interiorismo, 2007, de Bruno Rosario Candelier, Rep. Dominicana.

RECONOCIMIENTOS Reconocimiento del Ateneo Insular 2013. Reconocimiento del Instituto Vegano de Cultura 2011. Reconocimiento Académico de la Academia Dominicana de la Lengua 2011 y 2013. XXIX Premio Mundial de Poesía Mística Fernando Rielo 2009. Premio Personalidad Cultural 2010, Rep. Dom. Declarado Hijo distinguido de La Vega 2011. Homenaje del Ministerio de Cultura en X Feria del Libro 2007. Reconocimiento del Ateneo Insular 2001. Reconocimiento de la Universidad Católica de Honduras 2003. Reconocimiento de la Universidad Católica de Honduras 1999.

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MAYOBANEX Pérez Nació en la ciudad de Santo Domingo. Desde muy joven incursionó en el mundo de las letras, participando en talleres literarios y en múltiples actividades culturales. Ha desarrollado su labor literaria en Santo Domingo, en los Estados Unidos, y Madrid... En Nueva York, fue miembro fundador del taller literario “Palabra Expresión Cultural, PEC”. Es miembro de ACUDEBI, y Bibliotecario de la misma institución.

EL OLVIDO O LA VIDA

Si por un instante

MELANCOLÍA

la huella de un relámpago desanda tu cerebro

Qué transparencia flotando acaso en húmeda atmósfera

Recuerda que la vida conecta con lenguaje propio

Salva y pierde al náufrago

al dorso de las mejillas Si entre corazón y cerebro Y que reivindicativas mariposas

rompen fuente los párpados

revolotean en círculo vicioso

y en la aventura de caer coinciden estalactitas y estalagmitas:

Demandando que esa cicatriz

En las cuencas oculares de un muerto

que ningún ángel exhibe

que se niega a dejar de verte

frotes contra mi ombligo hasta devolver la memoria a tu vientre.

Algunas de sus publicaciones: Antologías: “La palabra como cuerpo del delito”; “Noche de vino y rosa” Revista Trazarte Huellas Creativas”; “Antología de Escritores Dominicanos en España” entre otras. Finalista en el VI Concurso de poesía de Segovia 2014, España. Última producción: “El inútil acoso de los detalles” Poesía.

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BERNARDO Silfa Bor Nació en la ciudad de Azua de Compostela o Compostela de Azua, en la República Dominicana, un 11 de junio. Se inicia en la literatura con el ingreso al Círculo de Estudios Literarios de Azua –CIELA- en el año de 1988. En la actualidad es miembro del Taller Literario Juan Sánchez Lamouth; de la Sociedad Cultural y Literaria de Azua Athene; del Movimiento Internacional de la Metapoesía; miembro de Acudebi y presidente de la Asociación Cultural para el Desarrollo de los Dominicanos en Murcia, España, donde reside desde el 2004.

I Escrito en blanco el verso es eterno

II Recordando a Vicente Huidobro

en negro se deshace permanente

Rosas tantas para qué

en él lo vacío circula la luz

esperanza en alba el ser

llena lo ausente

cuando el jardín es un cultivo de almas

en él lo habitable del silencio

hinchadas en arcoíris

es un sentido dulce

y el aliento una floración transida

que se abre a la boca como espejo

circulando la raíz primera en el rocío

mientras todo permanece

ese que diviniza el ejercicio de la vida

en la perplejidad del río

ahora que los trigos vuelan a horadar el éter

invocando la blancura de la imagen.

a los otros cielos del sueño.

Premios: Concurso Provincial CIELA 1989 Mención de Honor en Poesía. Concurso Regional Athene: 1990 Primer Premio Cuento. 1990 Dos Menciones de Honor en poesía. 1991 Mención de Honor en poesía. 1991 Segundo Premio de Poesía. 1992 Segundo Premio de Poesía. 1993 Mención de Honor Cuento. 1993 Segundo Premio de Poesía. 1993 Primer Premio de Poesía. En el Primer Concurso Nacional de Literatura de Athene obtiene el Primer Premio en 1995. Y en el año 2004 le fue otorgado el Premio Internacional de Poesía de Casa de Teatro por su libro Máscara de la Imago. Reconocimientos por su labor educativa y sociocultural por: Fundación Pro-juventud Padre Eduardo Mac Carty dwe Azua 1985; El Club Juan Pablo Duarte 1991; Comité Fiestas Patrióticas 19 de Marzo de Azua 1991; Compañía Anónima Tabacalera como Poeta Local 1992; Colegio Calasanz como Profesor del Año 1997; El Ministerio de Educación y su Distrito Escolar 0015 en 2003; La Editorial Norma y su Departamento de Literatura 2003; La Sociedad Cultural y Literaria Athene de Azua 2004; Los Premios Compostela de Azua 2004. Antologado por Tomás Alberto Oviedo y Canó en su Antología de Poetas de Azua; por la Secretaria de Estado de Educación en la Antología Cuentos Premiados del Sur; por Cándido Gerón en su Diccionario de Autores Dominicanos; por la Asociación de Poetas y Escritores de Casino de Murcia en la antología Nosotros; por la Feria Internacional del Libro de Santo Domingo en su Coloquios 2004, EDICIONES FERILIBOR – Nm. 70 del 2005; por Juan B. Nina en su Antología Poética del Sur; por Adrián Javier en su Directorio Electrónico de Escritores Dominicanos; por el Grupo Poeta de la Era de Santo Domingo en su antología Poeta de la Era 2010; por la Secretaría de Cultura de la Rep. Dom. en la antología A Viva Vosch, EDICIONES DE CULTURA, 2011; por ANUESCA en su antología poética Congreso Miguel Hernández 2011, por Harmonie Botella en su antología Palabras en Libertad 2012 y por Lourdes Batista en su antología Solo para Locos. Bernardo Silfa Bor ha participado en diversos cónclaves, congresos, tertulias y recitales en Rep. Dom., así como en Cuba, Puerto Rico, Estados Unidos y España donde reside desde finales del 2004. En el 2010 junto al poeta Daniel Tejada organizó en Madrid el V Congreso Global de Metapoesía 2010 dedicado a Guillermo Carnero, quien fue Conferencista de Honor. Sus libros publicados son Hacia la otra senda de la luz, Máscara de la Imago y Oscilaciones.

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GABINO Rosario Pintor dominicano, nacido en Santo Domingo, R.D., en el año 1955, este maestro de la plástica es egresado de la Escuela Nacional de Bellas Artes y de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, posee una especialización en Dibujo, Pintura y Grabado en Southern Illinois University, Carbondale, USA y una especialización en Industria Gráfica en el Instituto Estatal de Arte de Urbino, Italia. Educador, teórico de la relación entre arte, cultura y sociedad.

Pretensión Inicial

Luz Permanece

Me sentiría felizmente complacido si de cada piedra

en estos ojos que te miran sin verte y te ven

surgiera una esperanza,

sin mirarte.

de cada flor un suspiro, de todo lo escrito un poema,

A Ti... Son tus labios

del vacío

senderos de sonrisas

tu presencia, y por todo olvido el amor,

que discurren libremente de tu alma. Porfiando con la chispa

y unos besos luminosos rescatarían la felicidad perdida en las circunstancias del dolor.

de tus ojos está la hoguera que me atiza aquí de donde se marchó la calma.

Fundador, junto a Genaro Phillips, Tony Capellan, José Ramón Medina, Leonardo Dura, Elvis Avilés, Belkis Ramírez, Lizette Mejía, entre otros, del Colectivo Generación 80s. Ha expuesto sus obras en distintos países europeos y americanos como Italia, Grecia, México, Honduras, Venezuela, Cuba, Estados Unidos, Es miembro del Colegio Dominicano de Artistas Plásticos y de la Asociación Venezolana de Artistas de la Plástica. Actualmente reside en la ciudad de Lugo, España, en donde realiza una intensa labor artística.

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Edición número 3

ROSA Silverio Rosa Silverio nació en Santiago de los Caballeros, República Dominicana. Actualmente vive en Madrid, España. Es periodista, escritora y activista cultural. Ha publicado los poemarios «De vuelta a casa» (2002), «Desnuda» (2005), «Rosa íntima» (2007), «Selección Poética» (2010), «Arma Letal» (2012) «Matar al padre» (2014) y la plaquette bilingüe «Rotura del tiempo / Broken time» (Carmina in minina re, 2012). Además, publicó su libro de relatos «A los delincuentes hay que matarlos» (Punto de Lectura, 2012). Sus cuentos y poemas figuran en varias antologías y han sido publicados por revistas y suplementos culturales de diversos países. Su obra ha sido traducida al inglés, francés, italiano, portugués y catalán. Ha recibido varios premios importantes, entre ellos el de Vencedora Absoluta del Premio Nosside de Poesía de Italia en 2005 y el Premio Nacional de Poesía de República Dominicana en 2011. Es miembro directivo de ACUDEBI.

De vuelta a casa

la suciedad del piso, la telaraña del techo.

De vuelta a casa.

De vuelta a casa.

De nuevo habito esta tierra de sangre.

Bienvenida.

Me da la bienvenida la soledad, ella lleva un sombrero de paja y bajo el sol cultiva sus flores.

Descanso

Mi cama es el lecho de los gusanos, la angustia de la mariposa

Dormir.

encerrada en mi cabeza.

Cerrar los ojos para siempre.

Mis ojos son dos cuencas vacías,

Olvidarme de nostalgias,

acaso la habitan lagartos que se destruyen.

quejas o lamentos.

De vuelta a casa.

Simplemente descansar

Los sueños son horribles,

y renunciar a la tristeza,

las palabras destilan veneno.

a la angustia de mis manos

Mi cama es un hoyo

y a las fábulas suicidas

y yo soy el gran vacío,

que teje mi cabeza.

la alfombra gastada,

Dormir.

el moho de las tuberías,

Despojarme de las alas

la mancha de las paredes,

y arrojarme al pavimento.

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SOL Lora Nació en Santo Domingo. Realizó estudio Administración de Empresas (Instituto Tecnológico de Santo Domingo) y Mercadeo y ventas (Instituto de Psicología industrial), además de pintura, secretariado administrativo, entre otros. Creadora del Grupo Una Pluma, Un corazón y un Pueblo, en el que se encuentran reunidos poetas de toda Hispanoamérica y otros países del mundo. Ganadora del primer lugar con su Soneto a contra Nalgas y Pezones, categoría de Soneto Tradicional, en el Concurso Premios Guka 2012, Revista Guka y Biblioteca Nacional Agüero, Buenos Aires Argentina. Escribe poesía desde muy niña, y se inclina por la literatura de orientación filosófica.

Gota De Lluvia En La Ventana Abierta

Así y a todo, miro de revés el calendario, en su ayer me guiñan los recuerdos,

¡La vida me ha lanzado una gota de rocío!

casi puedo alcanzar con mis ojos su horizonte...

Al costado la cierno endulzando las pasiones. Una migaja ardiendo sobre estos labios

Beso al alba, la saludo en su viento novicio,

que hablan de sol y aire, ¡de aliento nuevo…!

y con mis piernas erguidas prosigo la marcha que desborda en mis pasos su humedad.

Primavera es mi ventana abierta,

¡Gotea la esperanza!

¡danza feliz a golpes de lluvia en lontananza…! Y con estas manos, que aun palpitan sus razones, arropo el día.

He preparado un cántaro con mis manos abiertas, y de par en par recojo el vapor novedoso,

Un grito cabalga recio,

lo condensa mi piel seducida en su toque,

se desdobla desde mi profundidad

y es cuando entonces,

y emerge a mi exterior tomando forma;

¡doy gracias a la vida porque existo!

lo esbozo en mi garganta y, ¡lo lanzo a la superficie!, lo impulsa mi pulmón, y ¡aún respiro!

solenodonteeditorial@yahoo.com

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Edición número 3

NORBERTO Azor Nació en Samaná, República Dominicana. Gestor Cultural, Comunicador, Educador y Deportista. Estudió en la Universidad Autónoma de Santo Domingo donde se licenció en Educación Mención Filosofía y Letras, con honores Cum Laude. Llega en el 2006 a España a realizar un Máster de Formación de Profesores de español en la Universidad Alcalá de Henares. Ha realizado estudios de Formación para Adultos en la Comunidad de Madrid y estudios de lingüística en la Universidad de Nebrija. Es miembro de la Asociación Cultural “ACUDEBI”.) Además, ha participado en tertulias literarias.

Crueldad

Yo,

Yo,

por estar distraído de este cáliz amargo

por enamorarme de ti

sediento de tus besos,

siento que me vuelvo un asesino.

embelesado de tu imagen pulcra y endiosada

Asesinato,

cuento los segundos de esta vida

porque te dispararon al oído otras voces que no escuchaste.

obsesionado e incontrolado por verte.

Lumbre marchita de cenizas sin renacer,

Huyo de mí y me encuentro en ti.

impregnadas en la tierra mojada de la lluvia caída,

Tú,

linchamiento de corazones descuartizados.

Una historia contada en segmentos,

Tú, ¿por qué no abrir la brecha del amor que nos condena? Aunque otros hayan secuestrado tu alma, bloqueadas las ninfas del deseo y las llamas de la pasión.

final de una película dramática, sobria y desinteresada en la cama revives la danza de nuestros ancestros. Te despiertas, te levantas, te cepillas, vomitas las hieles de promesas incumplidas. Yo contigo, tú con el resto.

Ha publicado: El poemario “Ser lo que soy”, Editora Cultivalibros, El Poemario Acariciando mi Interior, Editora Liber Factory, además participó en la Antología de Cuentos de Escritores dominicanos por la Editora Santuario y en la Antología de Escritores Dominicanos en España. Productor del programa de radio “dominicana en Clave y Caliente Musical Conductor del programa de Tv Online “ArtEspectáculo TV. Director General de la página web www.TituaNews.com

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DORIS Araujo Nació en Santo Domingo, Municipio Oeste, República Dominicana, cursó estudios en el Liceo Secundario las Américas, además estudió en la Universidad Autónoma de Santo Domingo UASD, de la cual obtiene el titulo de Licenciada en Comunicación Social, Mención Periodismo, egresada de la misma universidad, con Especialidad en Administración de los Servicios Culturales, y un Diplomado en Gestión Cultural. Llega a España por estudios y realizando de manera exitosa una Maestra en Comunicación Audiovisual y Nuevas Tecnologías, Universidad Internacional de Andalucía, Maestría en Periodismo Cultural y Nuevas Tendencias, Universidad Rey Juan Carlos. Actualmente cursa Máster en Negocios Internacionales, en el Centro de Estudios Financieros. Tiene varios trabajos inéditos sobre diversos géneros literarios: Crónicas y artículos sobre temas culturales, poesía, cuentos. Como periodista ha dado a conocer artículos de corte político, económico, social y temas de emprendimiento y un ensayo titulado “Políticas Culturales de la Republica Dominicana, proyección de la Identidad Hacia el Exterior, el cual se publicará en la colección de ACUDEBI. En su pais natal ha colaborado como trabajadora social desde muy temprana edad en la Unión de Juventudes Ecuménica Dominicana, UJEDO, también ha laborado en el Ministerio de Cultura, desempeñando varias funciones como periodista, analista de proyectos culturales Actualmente fundadora y directora del Periódico La Voz Dominicana en Europa, Secretaria de la Asociación Cultural por el Desarrollo Biblioteca República Dominicana ACUDEBI, presidenta de la Asociación de Profesionales y Técnicos Dominicanos en España, ASOPROTEC, Periodista en el portal Digital Amo Dominicana, Organizadora de la Primera Exposición Fotográfica Dominicana en Imagen, Metro el Retiro, Madrid España. Se ha especializado en Maestría de Ceremonia en distintos actos Empresariales, Culturales y Diplomático. Además pertenecen a la Asociación de Presa Iberoamericana, Miembro del Colegio de Periodista Dominicano, con el canet de Locución. Gogle: dorisaraujo22@gmail.com Faceboock: Dorisprensa Twiter: @dorisprensa

A MI HIJO Mi otro yo Carlos Stalin

Parece que fue ayer, cuando te entrelazabas entre con el cordón que te alimentó y acariciaba la piel como una procesión que va por dentro. ! Oh fuente de vida que rebozó y perneó tu ser. Tu rostro, tu risa, tu llanto y tus bonitos sentimientos ya llegaron con sello de fábrica, cuyo nombre en sí, ya tiene historia de grandes hombres. Tus pasos precoces, se convirtieron en torbellino para explorar y construí tu realidad. Un torbellino de sueños, de interrogantes y de ansias por construí tu yo. Mientras la raíz que dio vida a tu ser, va en busca de un equilibrio que lleva su propio nombre. El tuyo, el que te hizo y te liberó del miedo que conociste al nacer, cortando el lazo que te alimentó para encontrar tu propia identidad, mi otro yo.

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Edición número 3

ANA MARÍA Céspedes Ana María Céspedes Calderón. Dominicana de origen, española de adopción “Soy una mujer sencilla a la que le ocurren cosas extraordinarias” Ministra Consejera en la Embajada de Republica dominicana en España.

Esas Máscaras Escucha voces. Esta mujer desierta

Susurros

Hueca

Gritos.

Busca afanosamente sus entrañas

Esa… Esa….

Extraídas

Cuidado

Esparcidas por el tiempo

Para llevarla necesita el oído de la música. El verdor y el colorido de las flores

Flota en medio de la noche

Necesita el sonido del agua.

Envuelta en las nubes oscuras de los sueños Cae, rueda, da pasos, camina.

Busca, indaga, descubre, arriesga, elije.

A un lugar encantado

Esa.

Donde se disponen ante ella unas mascaras

Con la que puede verse las vísceras Los huesos

¡Esas máscaras!

La piel. Sus contradicciones.

Deambula por la habitación. Busca desesperada.

Esta Mascara

Le cuesta reconocer cuáles serán las suyas

Echa de sentimientos intensos

Para llevarla.

Bruscos

Guardarse tras ella.

Suaves

Fingir.

Desordenados

Hechizar.

En equilibrio

Ensombrecer sus miedos y sus tedios.

Entre torbellino

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Violenta como la erupción de un volcán

Una mascara Con dos rostros para jugar frente a frente. Para que descubras que a ti misma no te puedes engañar.

Esa mascara Tras la cual no pueden ocultarse los sentimientos Hecha de amor y frustraciones De sensibilidad y fuerza De colchón y de pértiga. Esa mascara

Dejadme aquella colgada al fondo.

Hecha de amor.

Tras la cual se percibe el alma Alada como la brisa. Como el mar en calma.

Ha publicado: “Se regalan perlas” poemario “Bailar bachata, o la sala de un psiquiatra” cuentos También ha escrito ensayos y trabajos de campo relacionados con la inmigración. Actualmente es Vice presidenta de ACUDEBI

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Edición número 3

LI LI A N Núñez Nació en la Rep. Dominicana, A la edad de 16 años emigró a España, se instaló en Madrid junto a su familia y es en este país donde ha realizado su carrera profesional. Estudió administración de empresa turística, especializándose en agencias de viajes. En 1997, con tan solo 23 años creó su propia agencia de viajes especializada en el Caribe, ha sabido adaptarse a la evolución del sector hasta conseguir un sólido posicionamiento como empresa puntera del sector. Durante su andadura profesional como empresaria ha sabido compaginar su afición por el teatro, la lectura y la escritura de relatos cortos. En 2013 empujada por su entusiasmo, motivación y energía característica, decide probar suerte como escritora de su primera novela: “Dignidad”. También ha publicado recientemente “Entre ríos de tintas”. Su filosofía de vida es la paz en el mundo y la convivencia entre culturas, ya que se considera una ciudadana del mundo.

El valor de una mujer Noches y noches en vela suplicando a ese Dios que amaneciera, que la luz del sol me sostuviera, porque mis fuerzas comenzaban a flaquear. Mis piernas cansadas se quebrantaban de tanto rodar hasta que un día decidí que debía comenzar amar… -Sí Amar-, pero amarme a mí misma, a quererme como persona, y valorarme como mujer, y sin miedos mirarme al espejo y lograr entender reconocer que aún podía ser…que había en mí una gran mujer, esa que un día se tuvo que esconder. Pero descubrí mi cuerpo observándome bien, y es cuando pude comprender que tan grande son las cualidades que podía tener,- Una mujer-. -Sí una mujer-. Esa la que un día dejó de Ser-, según tu parecer, O quizás simplemente por amar a alguien que no supo corresponder. - Ésta mujer-, desea a gritos de una vez por todas ser libre otra vez. -Poder ser mujer y volver amar a un ser que sí le sepa corresponder.

Si yo era ésa mujer de rostro triste que mis ojos podían ver. -¡Sí era yo ésa mujer! la que ya no quería ser… por que de ahora en adelante me he propuesto ser toda una mujer. -Amar, amarme a mí misma mi cuerpo mi piel, mis ojos ya comienzan a embellecer, hablar a expresar todos esos sentimientos que me robaste cuando me encerraste en tu cárcel de hiel. -Oh, cuerpo y alma,- Te amo-, amo tu sensibilidad, tu suavidad al rozar, tu forma de contonear, tu sensualidad, esa que muchos años me hicieron olvidar. Aquél ingrato que un día me hizo llorar, porque no sabía amar, porque en su interior sólo había mucha crueldad. Se engrandecía y enorgullecía de verme rodar, llorar, derrumbar. Hoy mi cuerpo vuelve a vibrar descubriendo que hay muchos más que sí pueden amar. Así, que hoy ¡escucha bien! Mis alas he abierto y puedo volver a volar. Nadie más hoy me podrá pisotear, amedrentar, humillar, porque ya me siento libre como el ancho mar, y me he vuelto a enamorar a valorar.

Reflexionando de nuevo frente al espejo y mirándome fijamente me pregunté,-

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DOLQUISA Olivarez Vargas Nacida en Puerto Plata, República Dominicana. Graduada en Licenciatura de Turismo, se especializó en montajes de eventos, ha tenido el privilegio de dirigir grandes actividades tanto nacionales como internacionales, dándole una experiencia laboral de más de 20 años. Gestora cultural, creadora de proyectos culturales como “Sobre las Tablas: Nuevos Autores”, y RED DE LIBROS, donde se logró recaudar unos 10,000 libros para organizaciones en República Dominicana. Es actriz y escritora de teatro. Provocame

En La Espera

Provócame... a perderme contigo,

Las horas me piden,

Sedúceme con tus palabras,

que te hable,

Bésame la vida,

mi corazón me ruega,

Lléname de tus ganas

que te busque,

Y piénsame....

mis ansias, desean que las encuentres,

Como yo te pienso....

y mi alma está perdida en ti,

Cubre de gemidos intensos,

Mis silencios,

Descubre mis espacios ocultos

buscan tus palabras,

Profáname en el deseo de los días,

mis deseos,

Y dame guerra,

agitados corren en tu memoria,

Para terminarme en la paz... Búscame en las profundidades de mi

y solo la duda habita en mí...

intensidad,

y seguiré tus fantasías,

Pierde el tiempo, las horas, los minutos

despliegas tus besos,

y sorprendente pensando en mí,

y mi cuerpo agradecido despertará,

Como un veneno indoloro,

dame la paz,

Que pega suave, imperceptible,

en la guerra de mis pensamientos,

Pero que carcome el alma,

donde el dueño ya eres tu...

Que te da vida y muerte al mismo tiempo,

déjame despertar en tu mirada,

Piérdete en mis espacios,

adueñarme de tus risas,

Que me perderé contigo en la distancia de los días, en una sinfonía de

compartir la complicidad de una locura,

orgasmos, de sexo contenido, de deseos...piérdete en mi...

Ábreme tus sueños,

déjame ser totalidad contigo... Más que desearte, toda yo busca tu esencia, más que quererte, los minutos cuentan las letras que forman tu nombre...

En Madrid ha presentado sus obras como CLAROSCURO en el Centro Hispano Dominicano, Con la Maleta en el Olvido en el Centro Miguel de Espronceda., Actualmente escribe un blog llamado DIARIO DE UNA JUST DESESPERADA y es colaboradora de opinión en Titua News. A partir de su formación profesional es nombrada Agregada Cultural para la Embajada de la República Dominicana ante el Reino Unido y actualmente trabaja en la Dirección de Proyectos del Consulado General de la República Dominicana en Madrid, desarrollando una intensa agenda de proyectos.

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Edición número 3

ALEJANDRO Arvelo (Gaspar Hernández, 1959). Miembro de la Academia de Ciencias de la República Dominicana. Grados en Filosofía y Derecho por la Universidad Autónoma de Santo Domingo, Diploma de Estudios Avanzados y Doctorado en Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid. Director General de la Feria Internacional del Libro entre 2004 y 2013. Ha publicado Si quieres filosofar..., Secretos de la argumentación jurídica, Filosofía del silencio, Andrés López de Medrano: Criollismo, dominicanidad e hispanismo, y una larga lista de otros títulos de ensayos y estudios filosóficos. Dirige el Taller Literario "Clima de Eternidad", de ACUDEBI. También es miembro directivo de la “Sociedad de escritores y artistas plásticos europeos”

La maldición Cuando la mujer abrió la boca por segunda vez, ya nadie pudo distinguir el sentido de sus palabras. Entre una sílaba y otra, un silencio cada vez más prolongado fue ahogando las pocas volutas de aliento que aún encontraban refugio en su cuerpo. Una atmósfera pesada se adueñó de cada resquicio de la casa techada de zinc que guarnecían rústicas tablas a medio tallar. Cuatro sillas de guano, una mesa de madera, cuatro muebles de palitos y una mesita, un vasero y una tinaja, ajuar de pobre, testigos mudos de aquel hecho triste de consecuencias inesperadas, imprevisibles desde todo punto de vista en aquel pedazo de noche signado por la fatalidad. Un insoportable olor a sangre, azufre y eternidad recorrió en apenas segundos, exactamente dos y cuarto, la sala, la única habitación de la casa, la cocina y el zaguán. Cumplidos los cuatro segundos era parte inseparable del pequeño pueblo de la sierra; y a los siete, ya formaba una pesada masa indeterminada que cubría como un manto sin esquinas a toda la comarca. Luis, Luisito continuaba allí, en medio de la nada, sin comprender del todo lo que había pasado. Sentía, eso sí, como recortados, endurecidos o soldados los dedos de las manos, y aunque borrosamente, alcanzaba a ver un puñal a pocos centímetros de sus pies ovalados y enteros. La hoja de acero mostraba todo su esplendor en medio de la densa oscuridad y de la oquedad reinantes. El mar, la mar seguía en el mismo lugar. Sus olas no dejaban, sin embargo, de avanzar y avanzar, cada noche, cada tarde un poco más, campo adentro hacia las tierras de Don Luis. Así ha sido desde que los Arias heredaron

aquella casa bien metida en la sierra, y aquellas tierras que llegan hasta la misma playa junto a la cual se halla la residencia solariega del reconocido potentado. Allá, en lo alto del monte creció Teresa, en parte acompañada, en parte sola, sobre todo a partir de sus trece años dos meses y cuatro días, en que sus padres se internaron en el mar, una tarde azul de espejos y de olas tranquilas. Las tardes jamás volvieron a ser como antes, ni la arena ni los cocoteros, ni las mareas ni las caracolas. La barcaza de cóncava panza extravió para siempre el camino del regreso. — ¡Esas son cosas de Don Luis, lo sé, lo sé muy bien! Lo conozco desde que era niño, y mis padres y mis abuelos antes que yo —, se oyó decir a una de las vecinas del lugar, entonces. — ¡Déjate de cosas, Matilde! La brujería no existe, ni los bacás ni los muertos. Esos son cuentos de caminos! —, musitó entre dientes mientras empujaba hacia tierra su embarcación rústica, desvencijada y vieja como él, transida de sol y marinas aguas. Y así, entre rumor de olas, el canto de los grillos y el lucero de la mañana, a casa se fueron. Un día más, como otros tantos, lentos e iguales. Teresa seguía esperando a lo lejos, con la mirada perdida en el horizonte, lacrimosa. Los ríos de su alma se mezclaban con el agua y el viento salino del mar. El mar, la mar cada día se hacía más ancha, mientras sus olas seguían conquistando tierra nueva para sus entrañas. Sólo Luisito, un año mayor que ella, la acompañaba, en silencio, de mañana en tarde, de noche en madrugada, de madrugada en noche. Bajo la lluvia de mayo o el sol quemante de agosto. Siempre callado, siempre gentil.

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Fueron pasando los días, los meses, tal vez los años. Nunca se supo, Nadie nunca lo sabrá. Lo que sí sabemos, gracias a un ajado manuscrito que encontramos mi madre y yo entre el hueco rocoso de un almendro milenario, a la orilla del mar, es que, como suele acontecer en los cuentos y en las novelas, poco tardaron los cuerpos en comenzar a hablar el lenguaje mudo del afecto. Él había cumplido veinte, ella cumpliría, en solo dos meses, sus diecinueve abriles. Mil ensueños y añoranzas comenzaron a poblar de tarde en noche, de mañana en tarde los sentidos de Teresa. Luisito lucía en toda con gracia sus brazos, sus pechos, sus piernas tersas plenas de músculo, y su estatura de hombre al que jamás faltó el pan, atenciones y ejercicio. Primero sus gestos, su piel tersa y su gentil continente, y luego su alma sin mácula terminaron por perder irremediablemente el corazón de aquella muchacha con cara de niña y cuerpo de mujer. — T T Teresa, ¿m m me quieres? — Claro que sí, Luis. ¿Acaso necesitas que te digan mis labios lo que tantas veces te han repetido mis ojos? — ¿T T T te ccacaasssaaaarías conmigo? — Vas demasiado rápido, Luisito. No te lo puedo asegurar. Pero, la verdad, ya lo he pensado muchas veces, y siempre he dicho sí para mis adentros. La idea de reconstruir aquella armonía primigenia del hogar perdido cundió en la mente, el cuerpo y el alma de aquella carne doliente de infortunados senderos y desesperanza. Teresa, oh Teresa. Así es de mágico el amor, señoras y señores. A veces tarda. Pero cuando llega, irrumpe con fuerza, y rompe, arrasa y destocona todo atisbo de quebranto, toda pena desde antaño arraigada. El tiempo, en su incesante fluir, seguía girando sin detenerse sobre su rueda desgastada e impasible. Y, como no hay plazo que no se cumpla, pasó lo que tenía que pasar. Teresa y Luis, Luisito, celebraron la boda más vistosa que ojos vieron en aquella apartada comarca asentada entre océano Atlántico y las estribaciones de la

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cordillera septentrional y en toda la redondez de la tierra. Todos echaron de menos la ausencia del viejo, cabeza de casa. Pero la ruidosa fiesta y la abundancia de champan, vinos de distinta procedencia, rones, whiskies y manjares de toda laya hacen que, en la República Dominicana y fuera de ella, todo se olvide. A petición de la novia, única a que hubo lugar, pues todo parecía organizado y previsto desde lo Alto, fue el hogar de la pareja. Fiel a su ensueño, o al recuerdo bucólico de la vida en común junto a sus padres, al ranchito de su niñez, su adolescencia y sus recuerdos, a vivir se fueron los recién casados. Salvo las ausencias, habituales e intempestivas, de Luis, por las noches, las mañanas o las tardes, todo funcionó siempre de maravillas entre los esposos. Pero Teresa no entendía nada de aquello: si uno se casa, es para vivir junto al ser que ama; “el que se casa, casa quiere”, “el que se casa, casa quiere”. Al principio, calló; se propuso entender; titubeó, hizo como que no era con ella; se hizo la dormida al oír los pasos acompasados del brioso caballo traspasar el portón. Poco le importó que a veces le pareciese como que caía del cielo, como si de un pegaso se tratara, o que, de continuo, fuesen suaves sus pasos, como los de una cabra, un cerdo doméstico o un perro amaestrado. Pero aquella noche, ya no pudo más. Lo confrontó. Le pidió cuentas. Le habló de su soledad y de sus aprensiones sin término, después de masticar durante meses su desdicha y su amargura. Le habló también también de los mil rumores que circulaban entre la gente del lugar, como un tiovivio ensordecedor y de proporciones expirales e interminables. — Acumulos, Teresa. Esos son acumulos. La gente siempre habla, Y más cuando tiene poco en qué ocupar su tiempo. ¿Te falta algo? ¿Pasas hambre? ¿Qué más quieres? Hasta me han dicho que te interesas y hasta sueles prestar oídos y hasta preguntar por mí y por el pasado de mi familia. Y eso, ¿de qué te sirve? ¿Te sirve de algo, Teresa? —, le contestó, sin asomos de titubeos ni tartamudez.


Edición número 3

Teresa, obediente, comprendió y, una vez más, calló. El amor todo lo comprende y todo lo perdona. En efecto: uno de los primeros signos de que estás enamorada es tu incapacidad para ver lo que a todos los demás se muestra con total claridad. La idiotez es uno de los indicios indudables de que se ha topado con el ser amado. Pero todos los humanos desean naturalmente saber y conocer, como se ha dicho y repetido tantas veces desde la antigüedad clásica hasta el presente. Un impulso como venido desde otro mundo induce a la buena mujer a seguir y seguir hurgando, y hurgando, y hurgando, hasta que un día topó con unas palabras que no entendió del todo pero que de pronto le parecieron cargadas de sentido. Comoquiera, esperó durante días, una noche y otra noche a su esposo. Le oyó llegar, abrir el portón, la puerta de la casa, arriar el caballo; a las once de la noche, a las tres de la madrugada, a las seis de la mañana. Ella, entretanto, tuvo el valor de callar. Le ponía la cena, le quitaba los zapatos, le colocaba la toalla y las chancletas en el baño, y aguardaba en el lecho, fresca como una flor recién cortada, la consagración de la vida y del amor puro y hondo que ambos se prodigaban a manos llenas. Pero cuenta el manuscrito algo ilegible de que proviene esta historia que aquel martes de pena quiso Teresa despejar toda duda, y en lugar del beso acostumbrado y el cordial “Buenas noches, mi vida” bajo el dintel, un

acto fallido salió al paso de su nudo en la garganta, del enredo irremediable de su lengua y de la confusión repentina de su mente: — ¡Basmanatig! ——, o algo así fue lo que alcanzó a pronunciar. Luis, su Luisito del alma, de pronto se quedó paralizado, como en éxtasis. Fueron sólo unos segundos. Pero aquello valió una eternidad. Blandió su puñal, y una sed antediluviana de sangre y de muerte apagó su mente y sus sentidos. Teresa, como a todos nos acontece: que aprendemos los secretos más deseados cuando ya no nos queda tiempo para aprovecharlos, entre sombras y destellos insoportables de luz, pudo ver con total claridad los cuernos, los ojos saltones, la barba alargada, las patas de cabra y el pecho hermoso y los musculosos brazos en que tantas veces acunó su cuerpo. Pero él, sólo él, alcanzó a entender la maldición que sobre él pesaría durante el resto de sus años, por toda la eternidad. Jamás volvió a conocer del descanso reparador del sueño. Obligado a andar y andar los caminos sin tino y sin descanso, entre ríos, llanos y montes, Luis “el cruel”, que así se lo llama todavía en las tierras de donde vengo, siempre tuvo tiempo, después de escapar de aquella bruma espesa y oscura, de volver de tarde en tarde a contemplar el mar, la mar cuya brisa aun repite gemidos y palabras de amor sentido de aquella que lo quisiera tanto.

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DANIEL Tejada Nació en la ciudad de Santiago de los caballeros, en República Dominicana. Es licenciado en filosofía por la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Algunos de sus cuentos, poesías, artículos y ensayos han sido publicados en periódicos y revistas de Estados Unidos y España. Actualmente es presidente de ACUDEBI, Coordinador del Taller literario de “Clima de eternidad” y Director de la revista Bitácora Cultural. También es miembro de la “Sociedad de escritores y artistas plásticos en Europa”

Onitino Asomosa Los caminos de un laberinto, igual que los caminos de la existencia, son a veces, una suerte de engaño; una multiplicidad de espejos esféricos que ocultan la trampa. Onitino Asomosa, psiquiatra de profesión, había caído en una especie de abismo, en un singular laberinto que lo consumía en la más absoluta perplejidad. Siempre tenía la misma pesadilla: llegaba a un lugar extraño, vestido con elegancia, una chaqueta blanca, camisa blanca y hasta los zapatos eran de un color blanco nácar. El lugar era un edificio que resudaba un insoportable olor a hospital, sin embargo, no era un centro médico, más bien, parecía un abandonado palacete, destartalado por el tiempo. Onitino, abría una puerta y entraba. Recorría con la mirada, siempre embriagada de la misma ansiedad, el amplio salón que se extendía frente a él. Observaba que una animada fiesta, entretenía a los que llenaban aquel espacio. Onitino, no prestaba atención a los detalles, para él eran solo figuras difuminadas, anónimas. Solo las facciones del camarero le resultaban familiares. Su interés crecía, al ver acercarse al mesero con una bandeja, sobre esta había una toallita y un recipiente lleno de agua. Onitino, observaba con extrañeza la actitud del camarero ofreciéndole aquellos utensilios, y luego sin saber por qué, miraba su blanca camisa y notaba que estaba manchada de sangre. Angustiado tomaba la toallita, la empapaba en agua y corría hacia la puerta trasera, la abría y otra vez entraba al mismo salón, y todo volvía a repetirse. Onitino Asomosa, era plenamente consciente de la situación kafkiana de los hechos, y esto le provocaba una angustia indes-

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criptible; Pero él era psiquiatra y trataba de encontrar desesperadamente, una explicación a lo que le estaba sucediendo. De pies frente a la puerta trasera y cansado de repetir la misma acción, decidió anotar las secuencias de los hechos, aunque tenía la sensación de que lo había hecho infinidad de veces. Escribía: enfermera, suero, salón, camarero, puerta. ¿Enfermera? - decía en voz alta. En vez de cruzar la puerta, miraba hacia atrás, buscando el rostro de una enfermera. Entonces, de repente todo cambiaba, abría los ojos, como si despertara de un terrible sueño y miraba con estupor que se encontraba recluido en una sala de hospital. Su desconcierto iba creciendo cuando veía que una obesa enfermera, caminaba hacia su cama con una jeringa. La mujer inyectaba algo en la manguerita del suero y un sopor incontrolable lo invadía. Luchaba por vencer el sueño, pero poco a poco sus ojos se cerraban, hasta quedar profundamente dormido; Pero era como despertar a otra realidad. Onitino sentía nuevamente aquel insoportable olor, abría la puerta del viejo palacete y comenzaba aquella sinrazón de bucle infinito. Pero esta vez pensó que aquello, aunque fuese un sueño, tenía que tener una salida. Cuando abrió la puerta, decidió no caminar hacia la puerta trasera, y dirigió sus pasos hasta una mesa. Resuelto a que todo cambiara, llamo al camarero. Hizo caso omiso de la toallita que este le ofrecía, y de la sangre que sentía correr debajo de su camisa. -Tráigame un whisky, por favor. Y luego pidió otro y otro, hasta que el alcohol le inundó las venas y notó que aquel lugar,


Edición número 3

fuese un sueño o la más estrambótica de las realidades, comenzaba a bailar, a distorsionarse antes sus ojos. Entonces, se puso en pie y caminó hasta la maldita puerta trasera. La abrió y salió a la Rue des Écoles. Miró con asombro la amplia avenida y gritó rebosante de alegría:

Eufórico, Onitino cruzó la avenida. Vio demasiado tarde, que una furgoneta se le venía encima. Miró sorprendido el rostro del conductor.

- ¡Lo he logrado, lo he logrado!

Perdió la conciencia y tiempo después, despertó en una cama de hospital.

Las lágrimas bañaban su rostro. La gente que pasaba lo miraba con lastima. -Borracho- le espetó una anciana que acababa de salir de una lavandería, amenazándolo con un bastón.

- Es el camarero- alcanzó a decir con asombro, antes de ser atropellado-

Lo primero que vio al abrir sus ojos, fue a una gorda enfermera, que aguja en mano, se acercaba a él. Onitino tuvo entonces la certeza de que jamás podría escapar de aquel endiablado laberinto y resignado volvió a abrir la puerta.

Ha publicado: “Pasiones encendidas”, “El túnel de los espejos y otros cuentos”, “Armagedón, el dios asesinado” y “Acuidad de lo sentido”.

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SACHENKA Santos Santo Domingo. Publicista, colaboradora en el desarrollo de proyectos socioculturales, en la búsqueda de encontrar la chispa que encienda la creatividad en cualquier lugar.

desnuda descalza y triste andaba

ahora es cuando me descubro lo de dentro brota, florece

una lluvia diferente cae

cantando doy pasos

y refresca mi cansado corazón

veo más allá, más acá

con brío de recién nacido, respiro

fluida

la lluvia se lleva el barro

en mis manos brota una semilla

todo reluce y vuelvo a empezar

la dejo crecer su raíz se entierra en mi dedo corazón

continuar es inaplazable, seguir,

mis ojos la riegan con alegría

encontrar por el camino el impulso dejando atrás la pesadumbre

el cosquilleo, una explosión

ver en un rincón ciego una ventana

sigue cayendo la lluvia

dejar que entre el aire, respirar

siguen brotando girasoles

profundo

en la espesura, el calor insiste y le dejo ser

me envuelven sedas

estoy

las caricias suaves, precisas

pero no me quedaré

traen la humedad al interior me inundo

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Edición número 3

ELBA Guerrero Santo Domingo. Periodista y actríz. Ha participado en diversos proyectos educativos dirigidos a niños.

Dos pesos, ida y vuelta

Se detuvo para tomar aliento. A escasos metros se encontraba la que sería su morada durante las próximas horas, un pequeño rectángulo multicolor, con techo inclinado de aluminio blanco que incluía un toldo a juego que le protegería tanto del sol como de la lluvia. Se peleó un buen rato con sus piernas temblorosas para justo después obligarles a llegar a un banco de granito erosionado por la lluvia y el paso del tiempo. Una vez sentada estiró piernas y brazos y olvidándose de que hacía tan sólo unos segundos tenía muchísima prisa por llegar a su destino, cerró los ojos y se dejó acariciar por una suave brisa y por los tibios rayos de sol que se colaban entre las hojas de árboles frondosos que daban majestuosidad al paseo que hasta hace poco venía disfrutando. Sin apenas resistencia fue víctima de un sopor que le trasladó hasta uno de los días más tediosos vividos en su juventud: estudios, tareas domésticas, recados y varios tente allá. Aunque en honor a la verdad su mayor preocupación, aparte de qué ropa ponerse, era que su madre le revocara el permiso, pues no sería la primera vez que a tan solo un par de horas lo hiciera. Finalmente se decidió por unos jeans, porque aunque adoraba las faldas ese día no era la prenda más adecuada para la faena que le aguardaba. Aún temerosa de escuchar la voz de su madre llamándola como una posesa para que regresara a su casa, apuró el paso y se dirigió hasta la parada de carros públicos que hacían la ruta Máximo Gómez derecho hasta la avenida Independencia. Eran los dos pesos, ida y vuelta, que con más gusto iba a gastar, aunque eso significara una baja en el presupuesto del que disponía para sus compras.

Tras una larga lista de “chofel en la equina pol favol” llegó a su destino, LA PLAZA DE LA CULTURA que, como venía siendo costumbre, acogía La FERIA DEL LIBRO. Para ella, la urbanización más lujosa a la que cualquiera tenía acceso, incluso los pobres más pobres residentes en las periferias de la capital; el paraíso de los apasionados de los libros. Porque eso era ella, una amante apasionada que sin remilgo alguno se entregaba a placer de la lectura; una amante que atraída por el olor embriagante de la tinta y el papel se entregaba por completo tanto a la luz de una vela como debajo de una farola en plena calle. Su amor por los libros desafiaba las hipócritas normas morales que rigen las “sociedades modernas”. ¡Ay la pobre! ¿A quién habrá salido? Se pasa el día deambulando de acá para allá con un libro y ni cuenta se da de quién entra o sale. Tendría que verla un médico. Con razón usa lentes. ¿A quién se le ocurre leer con una vela? ¡Pobre muchacha, qué vida tan aburrida! Era consciente de todo ello y sin embargo no le importaba. Los viajes, las aventuras y los amigos que hacía eran su mejor escudo, su coraza. Cruzó la calle y bordeando el edificio que alberga el Teatro Nacional, giró hacia la derecha y se adentró en el laberinto de calles y placitas repletas de casetas, mesas, improvisadas estanterías y montañas de libros usados; eran estás últimas sus preferidas. Cómo disfrutaba zambulléndose en los cerros de textos de autores desconocidos, de intentos fallidos, de idealistas arruinados, de sueños truncados, de suspiros ahogados. Los más baratos, nidos de trazas… Amaba el color envejecido del papel periódico, tapas duras, escrituras sin cordura. Y de cada sumergida: una presa, una pesca, una historia. Aquello se convertía en una auténtica lonja, en la que el mejor postor pujaba, regateaba y se quedaba con parte o toda la captura.

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Con el ocaso volvía a su hogar y bajo la tenue y humeante luz de una lámpara de gas se entregaba nuevamente a la lectura; pues para qué esperar. No entendía la necesidad de dejar enfriar el festín, quién mejor que ella para devorarlo, para algo ahorró hasta el último centavo. Una ráfaga de aire le devolvió la conciencia y con sus piernas firmes otra vez, avanzó los pocos metros que quedaban hasta el stand que anunciaba que esa tarde firmaría su último libro la escritora del momento. Ella, una mujer que había superado todas las adversidades de una vida llena de estragos. Ella, cuyo nombre podría ser el de cualquiera. Llegó a su destino y después de saludar se sentó y se dispuso a firmar su primer ejemplar. No alcanzó a escuchar el nombre de la persona a quien lo dedicaría; el claxon de un vehículo que no paraba de sonar se lo impidió. Le pareció extraño pero continuó la dedicatoria. Una vez más y de forma incesante el claxon repicaba y repicaba, pero esto no fue suficiente para desconcentrarla. Solo la familiaridad de la voz que la llamaba a gritos y la mano que la zarandeaba la distrajeron de su actividad. Levantó la cabeza y sin salir de su asombro vio como delante de ella se había estacionada una camioneta Toyota. Una especie de tienda

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ambulante, cargada de víveres y enceres inimaginables, que seguía tocando el claxon al conductor de la guagua al que, inexplicablemente, le entraron ganas de refrescarse y dejando su vehículo en medio de la calle se fue al colmado de la esquina a tomarse un refresco, porque ya se sabe que “la calol en el mes mayo es insopoltable”. Tomó consciencia de dónde estaba cuando su madre por segunda vez volvía a sacudirla por los hombros. Recordó que aquella tarde en la que se dirigía a la Máximo Gómez con destino a la Feria del Libro no apuró el paso tanto como pensaba; que sí escuchó los gritos de su madre y que pese a que ya estaba a más de una cuadra de su casa le pudo más el sometimiento emocional materno que su pasión literaria. También recordó que los pocos pesos que había ahorrado y que llevaba en su mariconera terminaron como por arte de magia en la compra de las viandas que su progenitora le gritaba comprara en la guagüita anunciadora. Pero se consolaba pensando en que había hecho lo correcto, hizo lo que tenía que hacer y no lo que pudo haber hecho. Dio la vuelta y regresó a la casita número 3, parte atrás de la calle Respaldo Avenida de los Mártires de Villas Agrícolas.


Edición número 3

BE R N I Z A Calderón Hija de educadores, nacida en el municipio de Yamasá hace 30 primaveras. Médico, especialista en Endocrinología y Nutrición, estudiante de doctorado. Apasionada de la vida, amante de los detalles y muy curiosa. Inagotable, siempre estoy embarcada en algún proyecto, intentando superarme a mí misma y aportar al mundo que me rodea. Me siento afortunada por todos los seres humanos maravillosos que conozco y de los que aprendo un universo.

Súplica Herida

Mendigando a la aurora me lo dieron

Pedí prestado un corazón para quererte

Envuelto en semillitas de mostaza

En la conciencia de mi abismo

Epifanía cantaba el alma mía

Tenía miedo

Germinaban burbujas liliales

¿Y si mi latir pequeñito no era suficiente?

Por el costado espiritual De mi hondura deshabitada

Yo mendigaba

Que ansía un corazón digno de amarte.

Con mi paso jadeante, Amor Roto

Mis túnicas sufridas Acompañada de un bastón invisible

Rompí tu voz sin saber dónde la encontraría,

Yo mendigaba

Lloré tu ausencia sobre una piedra calavera

Con mis cadenas de uvas rotas

con un ciprés cobijándome el alma

Mi reloj de lágrimas

y una pieza de cobre, usada de amuleto.

Y mi alma soldada al Amor para no morir de lejanía Y suplicaba Con la piel adherida a la esperanza Que el Amor pernoctara en el cadáver de mi voz Para que un alma noble me escuchara

Rasgué tus alas y tu ilusión sonriente Para luego esperarte en la llaga que nace del amor de alguien Rompí tu amor y me perdí al mirarte como pez en el desierto al no escuchar tu sinfonía y no encontrar consuelo

Para que algún samaritano Con corazón de lirio Descosiera los pistilos de llama

Recogiendo las notas de tu voz esparcida en campos mañaneros de verdes esperanzas.

Elegantes blancos Sucedió

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A N TON IO Ruiz Pascual Presidente del colectivo de artistas Arte Total, Coordinador y responsable por Madrid de Relaciones Institucionales y organización de eventos de la Organización Internacional poetas de la tierra y amigos de la poesía (POETAP), Vocal de cultural de la Federación Estatal de Asociaciones de Inmigrantes y Refugiados en España “FERINE” Vocal de la asociación de escritores dominicanos Acudebi, Vocal de Cultura de la Asociación de Sikuris Runataki, Organizador del V Congreso internacional de Metapoesía, Poeta y coordinador de eventos. http://antonioruizpascual.blogspot.com

El hombre se levanta del suelo vencido con las viejas historias entregadas a los astros con la metáfora en la piedra y la conciencia desolada se levanta desnudo mostrando sus pectorales,

ha venido a vencer a transitar de nuevo las calles ¡Ay de quien le ponga freno! Se encontrará con la ropa tirada por el suelo con sus manos desnudas

su rabia dolida pero quijotesca

para vencer a sus asesinos

dispuesto a la lucha, sin armadura

esos que fabrican reformas laborales

sin miedo a la pólvora

que roban la vida, la dignidad y el trabajo

su gesto no es suicida

el hombre obrero se levanta

consume corazón, sombra de roble

despertando a la idea

como un Cristo cotidiano que no se crucifica

con la trama del tiempo

que no es Dios, un hombre sin corona rodeado de espinas que a golpe se arranca el sudor de animal domesticado de película muda y grita como si fuera un buey con su mugido grita como si saliera otra vez del vientre de la madre se levanta con el cadáver de su hermano

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todas las ratas que viven en las sombras

ha venido a vencer con una fuerza desmesurada acompañado de estudiantes tratados de enemigos de profesores arañando las palabras médicos jugando en los pasillos con la muerte hombres sin casas, con el perfil en las ventanas de emigrantes sin papeles dueños de su horizonte

y las ciudades muertas

no tiene retorno, y avanza, siempre avanza

no se dejará vencer de nuevo

espantando las sombras

aunque le lancen afuera todos los demonios

y los muros arrancados a las rocas.


Edición número 3

Hermenéutica de una introspección poética

Comentario a “Oscilaciones” de Bernardo Silfa Bor Daniel Tejada Soy líquido vegetal hacia la piedra Oscilaciones es un poemario maduro, lúcido y bello en el decir poético, aparte de representar una vuelta de tuerca en el ejercicio escritural del escritor Silfa Bor.

soy

El escritor implementa nuevas técnicas (aunque no novedosas, en tanto utilizadas por otros escritores) en la construcción y en el abordaje del discurso poético, y que ya se venía perfilando desde la publicación de sus obras Máscara de la imago y Hacia la otra senda de la luz.

descubiertas cosmos abierto al abismo

Ese decir sentencioso, despojado de signos, de síntomas de premura, de conexiones semánticas inútiles en el arte poético:

el

equis

sumergido

en el silencio tropical de tus piernas descubiertas femeninas en mis manos

salido de los ojos que tuvo la mañana

le dan a la obra una fuerza inenarrable, y una hondura significativa a sus versos. El poeta logra transmitirnos nuevas imágenes, iluminando el poema con sustantivos sustantivados que en algunos casos son oxímoron que nos desvelan en su contraposición una imagen bella y sutil, tras la cual se esconde un discurso metapoético: “despierto sueño”, “Destino Trayecto”, “Revés río”, “convivo semicírculo”, “olvido huevo”, “sueño crepúsculo”, “destello sordo”, “temblor dibujo” Y es este discurso profundo y lacerante, a veces, el que quiero de alguna manera abordar en este breve comentario, dejando de lado los pormenores de técnicas y semántica. El escritor Silfa Bor, nos desvela las fluctuaciones del ser, de ese vaivén de complejidades, de inmersiones poliédricas desde las que se construye y se manifiesta el gran puzle del Cosmos ontológico. Lo ontológico como imperiosa corriente en la que navega el universo humano, y en la que el poeta se sumerge descendiendo como un Dante iluminado a los confines del

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propio ser, al encuentro de sí mismo. Sabedor el poeta de que todo encuentro es descubrir, es despertar y todo despertar es desgarro del alma, salvada únicamente por lo descubierto. he vuelto al estado gélido del Cosmos asombro espectral donde ando frívolo construido en

la

sueño

espera

resurrecta

movido del

lodo.

Y en ese despertar, la lucidez del sueño trasciende lo perceptivo, lo real y se descubre a sí mismo, despojado del lastre de los acontecimientos. Descubriendo la verdad virginal, originaria, recurrente y oscilante en su esencia.

un espejo multiforme capaz de reflejar todas las ternuras y todas las terribles verdades. En definitiva, este poemario describe una época, nuestra época, y avoca desde el poema a la urgencia de la catarsis, a la transformación del hombre; es una llamada desesperada desde la soledad y la angustia, pero también es revelación y reconstrucción del ser, es develo hermenéutico del pensamiento, una inmersión en nuestros abismos en busca de lo que somos. El poemario nos adentra en la dimensión de una realidad etérea, diluida, onírica, poblada de “cubículos de espasmos”, de “otras semejanzas multiformes”, y nos invita a jugar, a soñar con él “todos los sueños” allí donde el poeta se descubre efímero y oscila diluido.

carne

El poemario es desde esta perspectiva, un método de regresión, una oscilación del tiempo, desde lo omnisciente aterrador del presente, hasta el origen, entendido como el retornar del ser, desde lo viviente hasta lo inerte, lo inanimado “ … de mi revés piedra, de mi revés río, de mi revés aire” para luego reconstruirse, revelado en la naturaleza disgregada, en el ojo vegetal del lagarto donde se esconde la mirada del tiempo, donde el hombre es un residuo olvidado, en que otros horizontes abarcan sus párpados, oscilando crepúsculos dormidos, desde un sumergido Cosmos perdido en el latir de las noches de los tiempos en donde descubre la ruta del fuego, de su despertar lúcido, revelado.

Bernardo Silfa Bor, vindica desde el verso, la condición de la indiferencia de la sociedad de hoy, adormecida en el solipsismo atroz de la época, diluida en el soliloquio de la carne, en el que cada hombre es un universo disgregado acaso. y se levanta el poeta con un canto desgarrante y lúcido, con la palabra diáfana y punzante para penetrar en esa realidad de espanto, con un discurrir dialéctico que desvela y nos revela la realidad del hombre, la perentoriedad del ser, sumido en el abismo de la existencia.

Es solo a través de esta hermenéutica poetical, de arritmia desbocada (incontrolada) de la palabra, abrasada de pasión ardiente, que se gesta el asombro y, con él, el deslumbre y la búsqueda de lo desconocido, del misterio. Solo a través de esta exegética metapoética, es que el poeta se adentra en lo invisible, en los nexos axiales de la memoria individual y colectiva, en los espacios de su existencia espiritual, de su yo existencial; y lo hace desmenuzando el mundo tangible, licuando la realidad, para descubrirla, para desvelarse a sí mismo y luego reconstruir esa realidad paso a paso en el poema.

Porque el escritor de Oscilaciones, oscila entre el sueño y la vigilia como un péndulo existencial que lo sume en el abismo frío; un fluctuar que va desmenuzando al propio ser, a su realidad circundante, desde la misma esencia, desde el origen del imperio de la carne, de la inmediatez del ciberhombre, del homodigital, de los “autómatas de carne”, del hombre cosificado y codificado. Soy Futuro

tiempo circuyendo

Concurrencia Digitales

del

Y

paralítica autómatas

espejo

el

pasado

de

hombres de

Nos revela el poeta, nuestra condición humana, a través de la agudeza del canto y la lucidez del verso, construyendo el poema como

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¡Oscilaciones, es un poemario para leer y adentrarnos en el cosmos del asombro!


Edición número 3

Equipo de Dirección

Alejandro Arvelo Director ejecutivo

C

o

Sol Lora

l

Daniel Tejada Director general

a

b

Doris Araujo

Ana Maria Céspedes Rosario Peralta Publicidad

Sachenka Santos Directora de arte

o

r

a

d

o

Pilar Castro Gabino Rosario

Juliana Lazala

Dolquisa Olivares

Rosa Silverio

Antonio Ruiz Pascual

e

s

Mayobanez Pérez Lilian Núñez

Berniza Calderón

r

Bernardo Silfa

Colaboración especial Manuel Mora Serrano

Norberto Azor

Elba Guerrero

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