Revista de la Universidad de San Carlos No. 41

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ISSN 2222-789X

Abril / Junio / No. 41 / 2019


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Universidad de San Carlos de Guatemala Ing. Murphy Olympo Paiz Recinos Rector Arq. Carlos Enrique Valladares Cerezo Secretario General Rafael Gutiérrez Esquivel Director de Revista USAC M.Sc. Francis Urbina Jefa División de Publicidad e Información Colaboradores José Mejía/Dina Posada/Anabella Paiz/ Miguel Ángel Barrios/Luis Díaz/ Moisés Barrios/Sergio Tishler/Carlos Figueroa Ibarra/Eduardo Halfon Ilustración de portada, separadores e ilustraciones interiores Jorge Luis Linares Diseño Rafael Gutiérrez Esquivel Sergio Rodríguez Diagramación Sergio Rodríguez Abril / Junio / Número 41 / 2019 Correspondencia y canje Universidad de San Carlos de Guatemala Ciudad Universitaria, zona 12 Ciudad Guatemala, Edificio de Rectoría Oficina 310 Teléfonos: (502) 24187640 y 24187642 Correo electrónico cazadorocote@gmail.com Distribución gratuita

(Nuevas) tecnologías neoliberales de explotación Matheus Kar/5 Henri Michaux o la pasión de lo exhaustivo El eterno solitario

Emile Cioran/14 Carla Natareno/20

Letras Poemas

Osvaldo Sauma/31

Prosa poética

Ludwing Varela/36

Poemas

Élvin Munguía/38

Relatos

Marcos Gutiérrez/42

Prosa

Rafael Gutiérrez/44

Relato

Camilo Villatoro/49

Homenaje Carlos Mérida, el proceso creativo de sus ciudades Raúl Monterroso/53 Arte Interioridad/exterioridad: itinerario de mi proceso creativo Jorge Luis Linares /69 Comentario ¡Hey Ho! Let’s go! Cuarenta noches de Vania Vargas

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Álvaro Sánchez/79 Francisco Nájera/82


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Para hablar de mi carrera como artista visual, es indispensable abordar los distintos procesos creativos que experimento, mis cuestionamientos conceptuales y mis intereses formales y estéticos. Estos procesos son el resultado de una serie de eventos y experiencias, accidentes del destino o casualidades, no importa. Discutir sobre arte es hablar de las singularidades del ente o entes creativos, la experiencia, la información genética de los individuos, la historia de sus pueblos, las acciones de nuestros padres, la educación recibida, nuestro pasado, presente y futuro. En mi singularidad, soy mestizo, soy producto del sistema de educación pública, soy parte de mis ancestros, soy parte de esta ciudad caótica, soy parte de muchas cosas. Pero también soy el arquitecto de mi futuro. Cuando tenía 14 años, decidí estudiar arte. Fue la mejor decisión que tomé en esa época de mi vida. En la mañana, estudiaba en el Instituto Tecún Umán, zona 5. Y, por la tarde, en la Escuela Nacional de Artes Plásticas, Rafael Rodríguez Padilla, ENAP. Así fue por dos años, hasta terminar mi educación básica, y luego, tres años más para concluir el Bachillerato en Artes Plásticas, con Especialidad en Grabado, en el 2005. En ese lapso, recibí clases con dos maestros, fuera de la ENAP, que cambiaron mi visión del arte para toda la vida; Daniel Schafer y Moisés Barrios. Fueron y son parte importante en el desarrollo de mis procesos de creación y a los que debo gran parte de mi educación artística. En 2005, participé en dos talleres en Casa Comal, (productora de cine guatemalteco), un taller de realización cinematográfica impartido por los integrantes de la productora y un taller de guión cinematográfico impartido por la guionista colombiana Stella Malagón. En el primer taller, producimos dos cortometrajes y en el segundo, el desarrollo de un guión completo. Esta experiencia fue mi introducción al cine y la producción de audiovisuales. Entre 2005 y 2006, trabajé en varios proyectos en Estudio C, (estudio guatemalteco dedicado a la producción de efectos visuales para cine y audiovisuales); ingresé como ilustrador y allí aprendí a vectorizar mis dibujos y editar las imágenes por medio de ordenador, me instruí en programas para modelado tridimensional y animación así como los procesos de producción de audiovisuales en un ámbito profesional.

Jorge Luis Linares

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ENSAYOS


(Nuevas) tecnologías neoliberales de explotación Matheus Kar No pretende sacar de la luz humo, sino del humo luz. Horacio

No pretende sacar del humo luz

Llámenle como quieran: Maná, Santo Grial, Cuerpo de Cristo, la Fuente de la juventud, el rey Midas o la Piedra Filosofal. No importa el utensilio sino la utilidad. Desde cierta perspectiva, estos objetos se han encargado de esperanzar a la raza humana, diciéndole o sugiriéndole que los males del hombre pueden ser erradicados: pobreza, hambre, enfermedad, mortalidad y vejez. De cierta

Durante muchos años, mientras algunos hombres se entretuvieron quemando brujas o incendiando castillos, otros estaban comprometidos en una empresa histórica y esencial: la búsqueda de la Piedra Filosofal: una sustancia química legendaria capaz de convertir el metal en oro. 5


Matheus Kar: (Nuevas) tecnologías neoliberales de explotación

manera, es un ateísmo encubierto. Al ser negado el favor de Dios a través de la plegaria, no tenemos otra opción que recurrir a otras fuentes menos ortodoxas. Y es quizá eso lo que nos alentó a crear a Dios. El ser humano siempre le otorga intencionalidad al mundo, a los objetos. Quizá fue así como nació la noción de alma. Pero ¿acaso no es esta una paranoia caprichosa? Cuando llegó la Ilustración y la muerte de Dios, también se vaticinaba la muerte del pensamiento mágico tan característico de la humanidad. Persistió, sin embargo, bajo la piel de la razón y la ciencia. Por algunos años la ciencia se encargó de esos mismos ma-

les, vacunas contra virus devastadores, sistemas racionales como interventores económicos, longevidad a base de medicamentos, etc. Poco a poco ese desvergonzado optimismo se fue torciendo. Las altruistas vacunas fueron cambiadas por las bombas biológicas, las soluciones colectivas por los totalitarismos y la salud por las cirugías estéticas. Es más fácil lanzar una bomba que alimentar a un hombre. La ciencia, en la mano de los hombres equivocados, es más perversa que la naturaleza. Pero la naturaleza alega inocencia, pues no razona. Es así como la razón destronó a Dios, y la razón fue destronada por el hombre. 6


Matheus Kar: (Nuevas) tecnologías neoliberales de explotación La razón arbitraria

seguir creciendo. Nietzsche, al ejemplificar sus conceptos de lo apolíneo y lo dionisiaco, toma prestado un ejemplo de Schopenhauer: un hombre sobre una balsa de madera navega el gran océano. Explica que la balsa es la razón y el océano la vida. Desde ese punto podemos ver qué tan solos con la razón estamos, y qué tan diminuta es nuestra zona segura. Llega un punto en que las olas sumergen nuestra balsa, pero incluso sumergida nos aferramos a ella, creyendo estar a salvo. ¿Acaso no sería mejor soltarla y atender al llamado de las profundidades? Queramos o no, ya estamos en ellas.

Es curioso como toda esa serie de pasos que llaman progreso y desarrollo nos ha llevado hasta aquí. La humanización del hombre no es más que una venda que hemos puesto ante nuestros ojos. El culto al «Yo» comenzó con la filosofía personalista y terminó en los estantes de los libros de autoayuda. Bueno, cualquiera se puede equivocar, incluso Platón. Porque al final eso son, hombres comunes y corrientes. Nuestro rayo idealizador ha edificado pedestales por toda la Tierra. ¿Qué hace que valoremos a un hombre sobre otro? ¿Qué hace que tengamos compasión por un hombre y no por otro? Y aún más importante, ¿qué hace que condenemos a un criminal y no a otro? La razón es arbitraria, y rinde un vasallaje secreto a la vida1. La vida es perversa, es depredadora, caníbal, se devora a sí misma para

Quiúbole con la literatura de autoayuda El siglo XXI ya no promete convertir el metal en oro o sacar del humo

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Matheus Kar: (Nuevas) tecnologías neoliberales de explotación un poco de luz. No, la gran promesa de este siglo es convertir a la plebe en élite. Ser rico, amo, popular y con muchos seguidores es el oro del nuevo «Yo». La religión, el animismo, la hechicería y otras sectas han sido reacciones generosamente enfermizas a la finitud humana, al miedo y al hecho central que la muerte genera en uno. La religión apacigua ese miedo al prometer a su cliente una vida eterna tras la muerte. La religión solo mudó de hábito. La autoayuda es la religión del hombre moderno. El culto al Yo ofrece una serie de herramientas y armas psicológicas que permiten olvidar la mortalidad y ser relativamente más poderoso y exitoso que los otros animales miedosos entre los que se vive. Hay millones que se afirman religiosos, pero en la cultura popular del emprendimiento el gurú de autoayuda

está tomando el lugar del sacerdote y la religión del Yo está suplantando el cristianismo. Ya no hay salvación, no hay gracia, sino la autorrealización, el desarrollo constante y el aprendizaje de por vida. En efecto, Dios ha muerto, y el Yo ha tomado su lugar. Y es importante entender que ese Yo es principalmente un consumidor, un ser cuya naturaleza va en función no de la angustia y la muerte sino del mercado. Literatura motivacional: arma del neoliberalismo «Todo dispositivo, toda técnica de dominación, genera objetos de devoción que se introducen con el fin de someter», afirma Byung-Chul Han, filósofo surcoreano. Según Foucault, desde el siglo XVII el poder ya no se

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Matheus Kar: (Nuevas) tecnologías neoliberales de explotación manifiesta como la omnipotencia de Dios, sino como el poder de disciplinar y el de hacer obedecer. La Inquisición fue el primer paso (y el último de la Iglesia) hacia el poder normativo, el del control sobre el cuerpo y lo que este produce. Foucault lo llamo biopolítica. El poder disciplinario es un poder normativo. Somete al sujeto a un código de normas, preceptos y prohibiciones, así como elimina desviaciones y anomalías. Este es el deber ser. La lógica cultural, sin embargo, ha cambiado junto con el sistema económico. La biopolítica del capitalismo ha cambiado por la psicopolítica del neoliberalismo. Ya no hay un deber hacer, ahora es poder hacer. Hoy más que nunca el sujeto del neoliberalismo piensa que es más libre que nunca. El Yo cree haberse liberado de las coacciones externas y de las coerciones ajenas. Ya

no hay un Big Brother, un Ejército o un dictador detrás de los sujetos, diciendo y ordenando lo que hay y no hay que hacer. «Vivimos –dice el filósofo surcoreano– una fase histórica especial en la que la libertad misma da lugar a coacciones. La libertad del poder hacer genera incluso más coacciones que el disciplinario del deber». El deber parece tener un límite. El poder hacer, no. Enfermedades como la depresión o el síndrome de burnout son la expresión de esta crisis de la autoexplotación. Ya no hay un látigo sobre nuestra espalda, ahora hay un soliloquio imperativo dentro de nuestras cabezas. La literatura motivacional no es un síntoma del neoliberalismo, es el aparato mismo. Libros que les dicen a los jóvenes cómo ser exitosos, eficaces, incluso felices. Como si la felicidad o

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Matheus Kar: (Nuevas) tecnologías neoliberales de explotación El Yo sin Sí mismo

la trascendencia del ser humano fueran una serie de pasos groseramente ordenados. El neoliberalismo es un sistema eficiente, suprainteligente, para explotar la «libertad». El neoliberalismo explota la emoción, el juego y la comunicación. La literatura motivacional no da espacio a las ideas, solo a una distribución bancaria de ellas. Las emociones son la personificación de la fluidez, de lo instantáneo, no necesitan cimientos. Las ideas, en cambio, necesitan un útero abonado con inteligencia. Muy pronto tendremos a una generación (si no es que ya la tenemos) de pensamientos sin pensadores. Las ideas, en su mayoría, ya vienen masticadas, digeridas, incluso envueltas en una dulce capa de jugos gástricos, dispuestas a instalarse en las paredes digestivas como un cáncer. Este sistema resulta efectivo para el neoliberalismo. Ya no se trabaja para nuestras necesidades, sino para las del capital. «El capital genera sus propias necesidades, que nosotros de forma errónea, percibimos como propias», sentencia. «No es eficiente explotar a alguien contra su voluntad». Es más efectivo que el sujeto se autoexplote. El neoliberalismo, el siguiente nivel del capitalismo, convierte al trabajador en «empresario». «El neoliberalismo, y no la revolución comunista, elimina la clase trabajadora sometida a la explotación ajena». Hoy, cada uno se explota a sí mismo y ¡en su propia empresa! Amo y esclavo en una persona. Hemos retrocedido como humanidad, ahora no solo hay que esforzarse por una consciencia de clase, sino también por una consciencia de sí mismo.

Por lo que hoy tenemos un Yo falto de un «Sí mismo». Carl Jung, psiquiatra suizo, y psicótico2, proponía el Sí mismo como el último nivel del hombre (o el más alto), la totalidad; es personal, intransferible y superior. Según Jung, únicamente Buda y Jesucristo habían alcanzado este nivel. Similar al Übermensch de Nietszche. Y como estos son (prácticamente) imposibles, el Sí mismo que se plantea acá sería más humilde: un ser consciente, libre y dueño de su destino3. Por el otro lado está el Ser emprendedor. El emprendimiento se expresa en términos empresariales de liderazgo, innovación y competitividad. El Ser emprendedor es un yo cuya identidad social es medida en términos laborales, por lo que busca habilidades rentables. El ámbito laboral es un capitalismo globalizado que con creciente frecuencia destruye industrias enteras, suplantándolas con nuevas, las cuales requieren de otras habilidades. Si cambiamos el término «industria» por «Ser emprendedor», la fórmula es la siguiente: «El ámbito laboral es un capitalismo globalizado que con creciente frecuencia destruye Seres emprendedores enteros, suplantándolos con nuevos, los cuales requieren de otras habilidades». Si el ser emprendedor quiere ser un éxito y seguir dentro de la lógica del mercado, tiene que estar constantemente desarrollando y optimizando habilidades. La autoayuda nunca termina. Deleuze, en una entrevista de 1990, dijo que «Estamos entrando en sociedades de control, estas ya no funcionan mediante el encierro sino mediante un 10


Matheus Kar: (Nuevas) tecnologías neoliberales de explotación control continuo y una comunicación instantánea». La colonización psicológica del individuo empezó hace mucho tiempo. Agrega: Es previsible que la educación deje de ser progresivamente un compartimento estanco diferente del compartimento estanco profesional y que ambos desaparezcan en provecho de una terrible formación permanente, un control continuo que se ejercerá sobre el obrero–estudiante de secundaria o sobre el directivo–universitario. Se nos quiere hacer creer en una reforma educativa, pero se trata de una liquidación. En un régimen de control, nada se termina nunca.

bre de acumular riqueza se estableció como el ideal del hombre? La religión, la auto-ayuda y el culto al Yo son reacciones miedosas a la muerte. En el Fedón, Sócrates, como ya se sabe, dice que la filosofía es una preparación para la muerte, idea que se arrastra clandestinamente por muchos siglos. Siglos después Montaigne afirma que filosofar es aprender a morir. Dice que quien haya aprendido a morir ha desaprendido a ser esclavo. La autoayuda aparenta ser un éxito, pero en realidad no es más que uno de los esclavos atados en el fondo de la caverna platónica enseñando a otros cómo predecir con mayor precisión la forma y el paso de las sombras sobre la pared. Uno de los principios de la dignidad es la autonomía, por lo que nadie puede ayudar a otro a conquistarse a sí mismo. Incluso algunas terapias «psicológicas» pretenden tal cosa, incluso han llegado a llamarse personalistas5. Pero ese ya es otro punto. Quizá el único libro de «autoayuda» real es Así habló Zaratustra, de Friedrich Nietzsche. Un libro para todos y para nadie. Consecuente con lo expuesto en El nacimiento de la tragedia, el filósofo nos explica de una forma artística cómo alcanzar el nivel más alto del hombre, el ser completo: El superhombre. Seguirlo no traerá dinero ni suerte ni amor. Tampoco elevará el estatus social, conseguirá aceptación, admiración o éxito. La mayoría de estos «autores» de literatura motivacional financiera o personal viven en mansiones en algún país europeo y sus consumidores (o lectores) son individuos clasemedieros y tercermundistas. Nietzsche es el único autor de autoayuda que hace justicia a

De cómo filosofar es aprender a morir La autoayuda no está interesada en conocer estos detalles socio-económicos; no está interesada en ayudar al Yo a enfrentar su finitud y su mortalidad de forma propia, ni en entender las implicaciones filosóficas de la dignidad humana como las visiones de Heidegger, Sartre, Ortega y Gasset o Maturana. No; aunque se haya dicho al principio que el culto del Yo se haya desprendido de las filosofías del personalismo y las existencialistas, la autoayuda no comprende las dimensiones del hombre. La autoayuda no humaniza ni dialoga4. La literatura de autoayuda no pretende ser eso: «literatura». No vende un producto, vende una marca. Al igual que Starbucks, la autoayuda es el disfraz de la miseria. Una imagen que connota cierto estilo de vida, cierta clase socio-económica. ¿Cuándo la costum11


Matheus Kar: (Nuevas) tecnologías neoliberales de explotación

a alguien así? ¡Pero sorpresa!, justo así es como él lo decidió. Su «miseria» es, después de todo, el antídoto contra el sistema. Rousseau, en la primera oración del Contrato social dice: «El hombre ha nacido libre, y sin embargo vive

sus lectores. De hecho, vivió en pensiones, fracasó en el amor, sufrió terribles dolores y problemas de salud, por lo que tomaba opio y otras drogas, y casi no tenía amigos. Es lo que hoy conocemos como un fracaso. ¿Quién leería 12


Matheus Kar: (Nuevas) tecnologías neoliberales de explotación en todas partes entre cadenas. El mismo que se considera amo, no deja por eso de ser menos esclavo que los demás».

Por lo que no se trata de perfumar las cadenas o pintar de colores las sombras, vivir es aprender a morir con dignidad.

Notas El término vida cobra acá otro significado. No aquella que provee de aliento a los hombres, sino aquella donde navegan, esta especie de sino o destino: el camino, como algunos la llaman. 2 En su necesidad por destronar a Freud, se aisló en su torre de marfil con algunos libros de mitología, magia y hechicería. Sin embargo, algunos de sus planteamientos, solo algunos, son iluminadores. 3 Entendiendo destino como la repetición de patrones familiares, sociales y personales.

Eso sin contar que el Yo es una construcción parental del individuo. Para el psicoanálisis (aquel que dijo que el Yo no es amo en su propia casa), el único sujeto es el Inconsciente. Cuando el Yo habla, en realidad habla la sociedad, la familia y todo aquel que ayudó a la construcción del individuo. 5 Cabe aclarar que la Psicología del Yo es una distorsión y mutilación de los postulados freudianos. En pocas palabras, Psicología hecha por aquellos con problemas de comprensión.

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Henri Michaux o la pasión de lo exhaustivo

Emile Cioran Hace unos quince años, acompañé a Michaux con cierta regularidad al Grand Palais, donde asistíamos a toda clase de filmes de carácter científico, algunos curiosos, otros técnicos, impenetrables. A decir verdad, lo que me intrigaba eran menos las proyecciones que el interés que suscitaban en él. No comprendía las razones de una atención tan obstinada. ¿Cómo, me preguntaba sin cesar, un espíritu tan vehemente, vuelto hacia sí mismo con perpetuo fervor o frenesí, puede apasionarse por demostraciones tan minuciosas, tan impersonales? Más tarde, reflexionando sobre sus exploraciones sobre la droga, comprendí a qué excesos de objetivi-

dad y de rigor podía llegar. Sus escrúpulos iban a conducirle al fetichismo de lo ínfimo, del matiz imperceptible, tanto psicológico como verbal, repetido indefinidamente con una insistencia jadeante. Llegar al vértigo a través de la profundización parece ser el secreto de su intento. Léase, en El infinito turbulento, la página donde dice de sí mismo que se halla «atravesado por lo blanco», donde todo es blanco, donde «incluso la duda es blanca», y no menos la «horripilación». Tras lo cual el blanco ya no existe, él lo ha azotado, lo ha aniquilado. Su obsesión por el fondo le hace feroz: líquida apariencia tras apariencia sin perdonar una sola, las extermina 14


Emile Cioran: Henri Michaux o la pasión de lo exhaustivo

abismándose en ellas, persiguiendo su fondo precisamente, su fondo inexistente, su insignificancia radical. A un crítico inglés esos sondeos le han parecido «terroríficos». Yo los encuentro, por el contrario, positivos y exaltantes, por su impaciencia de triunfar y de pulverizar, es decir de descubrir y de conocer, dado que la verdad, en todo, no es más que la culminación de un trabajo de zapa. A pesar de que Michaux considera que forma parte de los seres «fatigados de nacimiento», desde siempre no ha hecho más que huir del engaño, ahondar, buscar. Es cierto que nada fatiga tanto como el esfuerzo hacia la lucidez, hacia la visión despiadada. A propósito de un célebre contemporáneo fascinado por la Historia, esa gangrena universal, utilizó un día la expresión «ceguera espiritual». Él es, por el contrario, alguien que ha abusado de la obligación de ver dentro y alrededor de sí mismo, de ir al fondo no solamente de una idea (lo cual es más fácil de lo que se piensa) sino de la menor experiencia o impresión: ¿acaso no ha sometido a cada una de sus sensaciones a un examen en el que entra de todo: tortura, júbilo, voluntad de conquista? Esa pasión por

aprehenderse, esa toma de conciencia exhaustiva, se reduce a un ultimatum que no cesa de darse a sí mismo, a una incursión devastadora en las zonas más oscuras del ser. Su insurrección contra los sueños debe considerarse a partir de esta constatación, como también la necesidad que sintió, pese a la hegemonía del psicoanálisis, de minimizarlos, de denunciarlos, de ridiculizarlos. Decepcionado por ellos, decidió condenarlos, proclamar su vacío. Pero quizá la verdadera razón de su furor era menos su nulidad que la total independencia de él en que se producen, ese privilegio que tienen de eludir su censura, de ocultarse de él, burlándose y humillándolo con su mediocridad. Mediocres, sí, pero autónomos, soberanos. Si los incriminó y calumnió, si dirigió contra ellos una acusación en regla, verdadero deseo a los entusiasmos de la época, fue en nombre de la conciencia, de la toma de conciencia como exigencia y como deber, y también por orgullo herido. Desacreditando las hazañas del inconsciente, se deshacía una ilusión, la más preciosa, que lleva de moda más de medio siglo. 15


Emile Cioran: Henri Michaux o la pasión de lo exhaustivo

Toda violencia interior es contagiosa; la suya más que cualquier otra. Nunca se acaba desmoralizando tras una conversación con él. E importa poco que se le vea con frecuencia o sólo de vez en cuando, desde el momento en que, en toda circunstancia esencial, podemos imaginar su reacción o sus palabras: solitario omnipresente, está siempre ahí, definitivamente inseparable de todo lo que en una existencia es importante. Esa intimidad a distancia no es posible más que con un obseso capaz de imparcialidad, con un introvertido abierto a todo y dispuesto a hablar de todo (hasta de la actualidad). Sus opiniones sobre la situación internacional, sus diagnósticos en materia política, su apreciación del grado de fatalidad que existe en las relaciones de fuerza, son sumamente justos y en ocasiones proféticos. Poseer una percepción tan exacta del mundo exterior y a la vez haber llegado a aprehender el delirio desde dentro, haber logrado recorrer sus formas múltiples, habérselas apropiado por así decirlo, es una anomalía tan cautivado-

ra, tan envidiable, que puede aceptarse como tal sin intentar comprenderla. Sin embargo, voy a sugerir una explicación, forzosamente aproximativa. Nada es más agradable, al menos para mí, que una conversación con Michaux sobre enfermedades. Se diría que las ha presentido y temido todas, que las ha esperado y huido: todos sus libros son un desfile de síntomas, de amenazas vislumbradas y en parte actualizadas, de dolencias pensadas y repensadas. Su sensibilidad para las diversas modalidades de desequilibrio es prodigiosa. La política, baja tentación prometeica, ¿qué es sino un desequilibrio permanente, exasperado, la maldición por excelencia de un simio megalómano? El espíritu menos neutro, el menos pasivo que conozco, no podría no interesarse por ella, aunque sólo fuese para ejercer su sagacidad o asco. Los escritores, cuando se ponen a comentar los acontecimientos, muestran en general una ingenuidad risible. Era importante, creo yo, citar una excepción. Sólo una vez me pareció sorprender a Michaux 16


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en flagrante delito no de ingenuidad (es fisiológicamente impropio a ella) sino de «buenos sentimientos», de confianza, de abandono, de algo que entonces traduje en términos que creo útil reproducir aquí: «Le admiraba por su clarividencia agresiva, por sus rechazos y sus fobias, por la suma de sus aversiones. Aquella noche, en la callejuela donde charlábamos desde hacía dos horas, me dijo, con una ligera emoción totalmente inesperada, que la idea de la desaparición del hombre le conmovía. «En ese momento me despedí de él, persuadido de que nunca le perdonaría semejante conmiseración, semejante debilidad». Si extraigo de un cuaderno sin fecha esta nota, es para hacer ver que en aquella época apreciaba en él por encima de todo su lado incisivo, crispado, «inhumano», sus explosiones y sus sarcasmos, su humor de desollado vivo, su vocación de convulsionario y de gentleman. En realidad, me parecía secundario que fuese poeta. Recuerdo que un día me confesó que se pregunta-

ba si lo era. Lo es, evidentemente, pero se puede concebir que hubiera podido no serlo. Lo que Michaux es, aún más evidentemente que poeta, eso lo comprendí cuando supe que de joven, pensando ingresar en las órdenes, leía con pasión a los místicos. De hecho, presumo que, si no hubiera sido un místico, nunca se habría lanzado con tanto encarnizamiento y método a la búsqueda de estados extremos. Extremos más acá de lo absoluto. Sus obras proceden del diálogo con el místico que fue originariamente, místico inhibido y saboteado que esperaba su venganza. Si se reuniesen todos los pasajes de sus libros donde trata del éxtasis, tendríamos la impresión de hallarnos ante experiencias propiamente religiosas, inspiradas y no provocadas, que merecerían figurar en un breviario de momentos únicos y de herejías fulgurantes. Los místicos no aspiran a abandonarse en Dios sino a superarlo, movidos por no se sabe qué lejanía, por una voluptuosidad de lo último que se encuentra en todos aquellos 17


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a quienes el trance ha visitado y arrebatado. Michaux nos recuerda a los místicos por sus «ráfagas interiores», por su voluntad de acometer lo inconcebible, de forzarlo, de hacerlo estallar, de ir más allá sin detenerse nunca, sin recular ante ningún peligro. No teniendo ni la suerte ni la desgracia de anclarse en lo absoluto, se crea abismos, produce siempre abismos nuevos, se hunde en ellos y los describe. Esos abismos, se dirá, no son más que estados. Sin duda. Pero todo es estado, y sólo estado, para nosotros que nos hallamos condenados a la psicología desde que ya no nos está permitido extraviarnos en lo supremo. Místico verdadero, y sin embargo místico irrealizado. Comprendemos a Michaux en la medida en que ha hecho todo lo posible para no desembocar en nada, para conservar su ironía en los extremos mismos a los que sus investigaciones le han llevado. Cuando ha alcanzado alguna experiencia límite, algún «absoluto impuro» en el que,

perplejo, vacila, nunca deja de recurrir a una expresión familiar o divertida para mostrar que aún es él mismo, que recuerda que está experimentando algo, que nunca se identificará completamente con ninguno de los instantes de su búsqueda. En tantos excesos simultáneos cohabitan los desbordamientos extáticos de una Angela de Foligno y los sarcasmos de un Swift. Resulta admirable que un hombre tan frágil y vulnerable haya acumulado los años sin perder la vivacidad. «Paseo al viejo, a su maldito cuerpo, que flaquea, que tanto interesa a nuestro cuerpo único para los dos», escribe en 1962 en Vientos y polvos. Siempre en él ese intervalo entre la sensación y la conciencia, esa superioridad sobre lo que es y lo que sabe. De esa manera ha logrado en sus desasosiegos metafísicos, en sus desasosiegos sin más, permanecer, gracias a su obsesión por el conocimiento, exterior a sí mismo. Mientras que a nosotros nuestras contradicciones 18


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e incompatibilidades nos dominan y paralizan a la larga, él ha logrado dominar las suyas sin caer en la sabiduría, sin hundirse en ella. Toda su vida le ha tentado la India, pero afortunadamente sólo tentado, pues si por una metamorfosis fatal hubiera acabado hechizado, obnubilado por aquel país, habría sin duda abdicado de esa prerrogativa tan suya de poseer más de una de las taras que conducen a la sabiduría y ser a la vez profundamente refractario a ella. Si le hubiera cogido gusto al vedanta o al budismo, habría sido una catástrofe para él. Hubiera perdido sus dones, su facultad de desmesura. La liberación le hubiese aniquilado como escritor: se le habrían acabado las «ráfagas», los tormentos, las hazañas. Si su trato resulta tan estimulante es

justamente porque no se ha rebajado a ninguna fórmula de salvación, a ningún simulacro de iluminación. Michaux no propone nada, es como es, no posee ninguna receta de serenidad, continúa su camino, tantea como si estuviese comenzando. Y nos acepta, a condición de que nosotros tampoco le propongamos nada. Es lo contrario de un sabio, pero un contrario aparte. Me sorprende que no haya sucumbido a tanta intensidad. Su intensidad, es cierto, no se parece a esas otras accidentales, fluctuantes, que se manifiestan por sacudidas: constante, sin fallas, reside en sí misma, y se apoya en sí misma, es precariedad inagotable, «intensidad de ser», expresión que tomo prestada al lenguaje de los teólogos, el único que se ajusta para designar un éxito.

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El eterno solitario

Carla Natareno

SOY MI ANTAGONISTA más tenaz. Nunca haré nada. Nunca seré nada. Me revolcaré en mis problemas. Me hundiré en el tremendal de mis conflictos. Estaré solo en mí. Y en contra mí seré siempre mi jauría. Diario de Aprendiz de Cínico.

Cínico, tímido, viejo, ausente y recalcitrante, César Brañas se refugió en la intimidad de cinco diarios de aprendices donde desahogó sus pensamientos, temores, alegrías, desilusiones, inseguridades, sueños, frustraciones y su enorme sensibilidad ante un mundo que, según él, no lo supo apreciar. Entregado a la literatura, hizo de los libros

y de la escritura su estilo de vida, cuando no escribía estaba leyendo y cuando no leía ejercía su labor como periodista en la Página Literaria del desaparecido diario El Imparcial (1922-1985), donde encontró una ventana abierta para publicar su trabajo. En esta sección, cuando no existían compromisos comerciales pudo publicar poemas, cuentos, 20


Carla Natareno: El eterno solitario

ensayos, novelas y crónicas, por algún motivo que se desconoce no siempre firmaba su trabajo, así que esas páginas guardan en secreto textos que posiblemente nunca se sabrá con certeza si son autoría de él o no. Los escritores jóvenes de aquella época lo buscaban para

escuchar sus consejos y encontrar una especie de apadrinamiento para continuar con el ejercicio de la escritura, ya que publicar en la Página Literaria, era un privilegio que contaba con el aval de don César, lo cual era una ventana llena de oportunidades. 21


Carla Natareno: El eterno solitario Quienes lo buscaron para recibir una guía cuentan que leía con paciencia los textos y aconsejaba con sinceridad sobre el uso del lenguaje, muchos fueron descartados: «pero él era tan amable que nunca me sentí ofendido», relatan los que por consejo buscaron otro oficio. Los que recibieron de esa aprobación, contaron con el maestro literario que siempre estuvo dispuesto a apoyar. En algún momento de su vida, Brañas manifestó una especie de reproche hacia él mismo, ya que gran parte de su tiempo lo dedicó a pulir y editar textos que necesitaban de su experiencia y resentido contaba que abandonó su obra para pulir los escritos de otros. Sin poder recuperar el tiempo perdido, divagó con un descontento por el resto de sus días. Brañas creía que si vendía su obra la traicionaría, así que en vida sus libros no ocuparon las estanterías de las librerías con un afán comercial. Por lo que encontrar un libro de César Brañas era una tarea difícil para quien no pertenecía a su círculo cercano de amigos. Y aunque insistió en pasar desapercibido la sensibilidad de su obra, la perfección en su gramática y las palabras cargadas de imágenes que contenía cada uno de sus libros, provocó que su legado literario se mantuviera vivo, posiblemente alejado de la pompa de los best seller pero presente en la historia literaria del país. Me creen tímido, soy sordo, no es exactamente lo mismo. Diario de Aprendiz de Viejo. Hablar sobre César Brañas es una tarea complicada puesto que se esforzó por ser un hombre demasiado discreto y fue tal su afán que se convirtió en un

hombre misterioso, casi imposible descifrar su personalidad pero es su obra la que dejó rastros de un hombre al parecer obsesivo, romántico, solitario, triste, frustrado y hastiado. Existen muchos mitos alrededor de Brañas, lo cual dificulta la tarea de conocer aspectos de su personalidad. Por ejemplo hay quienes afirman que era sordo y por esta razón elevaba la voz para hablar pero otros dicen que su tono de voz era quedo; otros dicen que él cargaba un aparato para escuchar mejor, lo que provocaba en él un gran complejo y por eso se refugiaba en la seguridad de su casa pero hay quienes dicen que nunca fue sordo, que simple y sencillamente él fingía tal padecimiento porque así no tenía que entablar conversaciones con quien no lo deseaba. Pero todos coinciden en que Brañas siempre fue tímido y reservado, no participaba en grandes fiestas ni reuniones; prefería reunirse con sus amigos más entrañables. Posiblemente su modestia lo obsesionó al punto de no poder recibir un reconocimiento, lo agradecía pero pocas veces se sentía digno de recibirlos. Obsesionado con la perfección de su obra, nunca creyó que era lo suficientemente buena para ser publicada. De hecho, mientras Miguel Ángel Asturias crecía como escritor en Francia nunca olvidó a su buen amigo y en un intercambio de cartas trasatlánticas le pidió a Brañas algunos textos para traducirlos y publicarlos en el país galo y Brañas respondía que su obra no estaba lista. Sus inseguridades lo dejaron desperdiciar oportunidades para salir del terreno de Guatemala, pudo crecer pero él fue su propio freno. Fue él quien dejó 22


Carla Natareno: El eterno solitario guardados sus manuscritos viviendo un conflicto interno sobre la perfección de su prosa. Si bien la figura de Brañas no se puede conocer del todo hay un tema recurrente en su vida y en su obra: la soledad, el existencialismo, el fatalismo y el hastío por la vida. Sobre esto, en la revista «Cultura de Guatemala», de la Universidad Rafael Landívar, de julio/octubre de 1980, el licenciado Mario Alberto Carrera en el ensayo Hacia una valoración crítica de la novelística de César Brañas, comenta: Brañas tiene una unidad temática y filosófica se sostiene un fundamento evidente: «Brañas utiliza los mismos temas, explota los mismos sentimientos, se asusta y se sorprende de lo mismo, tanto en su obra poética como en su obra narrativa. No hay, pues, dos Brañas. No los hay por lo menos en el aspecto de su visión del mundo. ¡La forma es otra cosa! Ambas, poesía y narrativa, nacen en el momento más fulgurante del modernismo y toman su vestido extremo de esa corriente. Poco a poco, una muere como producción viva y la otra sigue su marcha. Después de 1939 Brañas no vuelve a escribir más novela. Poesía escribe hasta el final de su vida. Pero ambas, conceptualmente hablando, tienen un solo lugar común: la angustia del hombre ante lo que no puede explicarse, aumentado y magnificado por el entorno telúrico del guatemalteco que ha definido a nuestro hombre como un ser barroco, que equivale a decir, como a un ser enfermo de sí mismo por sus limitaciones fácticas con que la evolución y la historia han querido premiarlo y castigarlo a la vez, y con un ansia de infinito, de inmortali-

dad, de trascendencia que, en un soberbio afán de igualarse a los dioses, no se resigna sólo a intuir, sino desea también poseer». Estos temas serán el sello de Brañas, algunas veces los utiliza con un matiz de tristeza, a veces puede ser cínico y en ocasiones también recurre a la ternura; su obra describe a un hombre que amaba la literatura pero al mismo tiempo lo trastornaba, era un hombre real con defectos, él sabía bien cuáles eran los suyos y se aferró a ellos. Los diarios de Aprendiz Anotar pensamientos en un diario es un ejercicio de sinceridad y de libertad, puesto que se supone que solo el autor lo leerá pero en este caso Brañas publicó 6 pequeños libritos que suman la filosofía de un hombre que transitó por el mundo literario casi debajo de agua. En la publicación de sus diarios y en toda su obra, hay un conflicto del autor ya que por un lado quería contar con lectores pero su trabajo literario vio la luz, únicamente por copias que él mismo gestionaba en la Tipografía Nacional y que él le regalaba a sus amigos más íntimos sin el afán de sacar un tiraje voluminoso. Estos son 5 pequeños libritos donde Brañas dejó plasmando pensamientos o aforismos sobre su vida, el país, la religión, el amor, la muerte y otros temas más, llevan los títulos de: Diario de Aprendiz de Cínico (1945); Diario de Aprendiz de Tímido (1956); Diario de Aprendiz de Viejo (1962); Diario de Aprendiz Ausente (1967); Diario de Aprendiz de Recalcitrante (1971) y 23


Carla Natareno: El eterno solitario ciona como pauta que anticipa el tema. Estos párrafos están elaborados con un fino humor sarcástico, con figuras retóricas y metáforas para expresar lo que pensaba en una época de represión o de inercia social. Catalina Barrios y

existe un último Diario que al escritor no tuvo tiempo de nombrar que se le ha adjudicado la fecha de 1976, después de su muerte. Estos aforismos de quince a veinte líneas tienen un breve título que (con mayúscula) aparentemente fun-

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Carla Natareno: El eterno solitario Barrios publicó Vida y Obra de César Brañas, en 1981 donde explica que los aprendices: «Son diversos. La crítica se encamina tanto hacia la vida cotidiana, como hacia personajes, masculinos, femeninos, hasta los temas de profundo contenido de interés nacional, en donde, quiérase o no la filosofía está presente. Una de las virtudes de Los Aprendices está en eso de ser sencillos, manuables, humorísticos pero que hacen reflexionar al lector. No hay falsedad aquí, los puntos de vista del autor son auténticos y denotan preocupación hacia las lacras de nuestra sociedad, algunas de las cuales parecen irremediables». En el año 2009, Alexander SequénMónchez logró recopilar los diarios en un solo tomo, en un trabajo editado por Magna Terra, donde realizó un destacado ensayo sobre esta obra tan particular de Brañas, donde comentó que: «una de las propiedades de los Diarios de Aprendices, radica en el casi anonimato que merodea sus exposiciones. Sin embargo, los tirajes mínimos, condenados a la indiferencia, así como el prestigio de Brañas, plagado de eufemismos y evitaciones, le ampararon el cuello. La práctica diarista tuvo una función respiratoria: darse oxígeno para flotar entre la porquería, aunque participara de ella. ¿Doblado del brazo o por sí mismo una marioneta? En sus papeles esclarecí constancias de docilidad política. Fungió de confidente, y no sé cuántas veces, del ubiquismo. La Secretaría de Gobernación y Justicia le pedían censuras personales y bibliográficas sobre sus conciudadanos. El poder que tenía plena confianza en la discreción y honorabilidad de Brañas. Este auxilio, al parecer gratuito y voluntario, tenía un

antecedente en la administración del general Lázaro Chacón. Hay un documento, fechado el 10 de octubre de 1929, que lo involucra como miembro de una comisión integrada junto a Flavio Guillén y Rafael Arévalo Martínez, responsable de emitir este tipo de dictámenes proclives al gobierno». Estos aforismos muestran la evolución de un hombre que se va despojando poco a poco de sus prejuicios, a pesar que la dictadura estaba presente en la cotidianidad de los días. Sin duda, un evento que lo marcó fue el asesinato de su amigo Alejandro Córdova, quién fue un claro opositor del régimen de Federico Ponce Vaides y por lo mismo, terminó silenciado para siempre. Brañas entendió la importancia de la discreción y aprendió hacer críticas atinadas al gobierno con un peculiar sentido del humor negro pero con mucha inteligencia: QUE GRAN POLÍTICO serías: con una gota de perspicacia, y un arroyo de desvergüenza. Diario de Aprendiz de Tímido. También en estos aforismos se pueden apreciar esa aura de tristeza y soledad que fueron parte de su vida: NO TENGO nada, sino el descontento. Es mi riqueza y mi virtud. Diario de Aprendiz de Recalcitrante. Así como la dualidad de su personalidad: NO SE EXTRAÑE de que hable solo, en las calles; no se extrañe. Suelo ir en animado diálogo con el doctor Jekyll y mister Hyde. Diario de Aprendiz de Recalcitrante. También deja ver su preferencia por el silencio: SE HA DICHO, o pudo haberse dicho, que el aprendizaje más difícil es el de callar. Pero, qué alivio, cuando no se tienen cada qué decir. Diario de Aprendiz de Cínico. Pero 25


Carla Natareno: El eterno solitario nismo es la única máscara antigás que puede usar el guatemalteco para, opaco y desalentado, sobrevivir. Brañas nunca tuvo pasta de mártir, y su verdad secreta era la mentira que monopolizaba la voz, los tratos, la cotidianidad parroquial de este país». En el texto Depresión y resentimiento, editado por David Vela posterior a la muerte de Brañas, don César confesó: «Como escritor, como poeta, como periodista, ¿en qué plano o altura me he estimado? Debo confesar lealmente, sin rubor, sin modestia, que muy por debajo de las apreciaciones, no muy abundantes, es verdad, con que se me ha gratificado. Frecuente es, en muchos escritores, sentir secreta insatisfacción de su obra, porque quisieron decir, porque no alcanza el grado de perfección a que aspiran, o bien porque su obra no despierta aclamaciones lisonjeras que encubren su nombre a la deseada fama en escala local, nacional o mundial. Pero esa insatisfacción es dominada por el esfuerzo y la alegría de las nuevas producciones, tanto como por la nube de aplausos o controversias que en fin provoquen, bastantes a complacer el orgullo y fortalecer la fe en el propio valor, en la posibilidad de perduración que hasta los escritores y artistas más sencillos alientan en el fondo de su ser. La insatisfacción mía ha sido, tal lo siento y deploro, más raigal; viene de más hondo y es invencible. Encuentro sin sustancia mis prosas y desflorecidos mis versos, a poco de escritos, y no sé razonar cuál es su debilidad esencial, ni se me ocurren formas de enmendarla, para lo cual me falta, además decisión y constancia. Hay demasiado de improvisación en mis escritos, me digo y

también deja matices dulces de su sensibilidad: HE OÍDO decir: –Mi corazón envejece. Me agradaría oír decir–. Mi corazón se ensancha cada día–. Diario de Aprendiz de Ausente. Sin duda, cada uno de estos aforismos son como una huella digital de Brañas, en cada uno hay un matiz de su esencia resumida en extraordinaria brevedad. La variedad de los temas enriquecen cada nota, cada apunte y su extraordinaria habilidad para escribir se resume con inteligencia y un delicado toque de cinismo. Estos aforismos también representan su perspectiva sobre el país, la cual sigue vigente, su visión sobre la realidad de Guatemala puede utilizarse en la actualidad, lo que respalda que su obra se ganó el lugar de estar entre los clásicos de la literatura guatemalteca. A pesar de la genialidad que se lee en las líneas de estos pequeños párrafos, Brañas siempre demostró insatisfacción, frustración: Me basta para reconocer si un pensamiento es realmente mío, con notar sus defectos, sus debilidades, lo incongruente de su expresión, su inorganicidad. Si reúnes todas esas cualidades, o las principales, no cabe duda, ¡es mío! Diario de Aprendiz sin título, Brañas vivió un tormento por excesiva modestia o por una obsesión que no tiene explicación. Sobre esto, Alexander SequénMónchez comentó: «Universos paralelos, contradictorios: César Bañas representaba, por un parte, al intelectual bien portado, al vecino ejemplar, al letrado que se apartaba de los retozos conspirativos, y por otra –la cara privada, el alter ego–, se redimía denostando a los mandamases. Magnífica coartada: el ci26


Carla Natareno: El eterno solitario

carezco de aliento para depurarlos, para acendrar la dosis de pensamiento que lleven, y lo mismo para prolongar la tensión y la extensión de la obra intuida o iniciada, bosquejada o frangollada. Así me quedaron en bocetos informes, en apuntes después indescifrables, irreconstruible la impresión primeriza, proyectos cuentos de cuentos o novelas (línea a tiempo desechada), principios de poemas, ideas para ensayos, sugestiones de asuntos que tratar, y lo propio a tiempo arrepentidos conatos de traducción. No se perdió nada con ellos, sin duda, pero su reiteración no dejó de hacer efecto en mi interior. Otro tanto, la comprobación de mi incapacidad

para la descripción apropiada, para comunicar animación a los escritos, luminosidad o gracia a las ideas y expresiones, novedad a metáforas e imágenes, tan morosas a mi fantasía, una fantasía de corto y tardo vuelo, aherrojada, de ordinario, a un realismo superficial, que me desazona aun cuando a ratos llegue a figurárseme como una modesta cualidad. Una modesta cualidad, de fijo mal aprovechada». Citando de nuevo a Mario Alberto Carrera, él explica la incomprensible razón que Brañas reprochaba sobre su trabajo y del poco reconocimiento que recibió: «César no quiso ver la compañía que se le ofrecía por todas partes. 27


Carla Natareno: El eterno solitario Fue celoso guardián de su soledad y quiso preservar su timidez y modestia –la modestia es la parte virtuosa de la timidez– contra cualquier posibilidad de romperla. Por ello pienso que, si antes dije que la poesía y la narrativa de César guardan una gran unidad temática y conceptual, la vida y la muerte del escritor también son coherentes con su obra. Por lo tanto, la obra de César posee la más alta cualidad del arte: la autenticidad». Pocos días después del terremoto de 1976, Brañas murió entre los escombros de una ciudad que aún no se recuperaba de una tragedia natural que dejó a cientos de personas sin vida tendidas en las calles y casas derrumbadas. De nuevo aparecen rumores sobre cómo fue su funeral: dicen que por el terremoto pocas personas se enteraron de su muerte y que pocas lo pu-

dieron acompañar, y la otra versión dice que su velorio estaba lleno de familiares y amigos. Es difícil saber la exactitud de los relatos, pero el escritor que renegaba de él, descansa en su añorada Antigua Guatemala, lejos del bullicio de la ciudad y de la fama y posiblemente sin recibir el reconocimiento que mereció en vida. «Brillante y abrumado por tentaciones insuperables, prefirió la soledad al protagonismo, la amargura a cualquier forma de consagración. Vida y obra ratifican el infierno creador en los desiertos nacionales. Brañas se dedicó a sabotear los signos enigmáticos de su itinerario. Lo personal y lo horrorosamente colectivo, la repugnancia y la soberbia consignadas en una sintaxis moral y aforística, un discurso que pulió el idioma con la navaja de la lucidez», señala Alexander Sequén-Mónchez.

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LETRAS


Poemas de Osvaldo Sauma

Latitud cero Aquel que no ama las nubes que no vaya al Ecuador Henri Michaux

justo en la mitad del mundo las nubes perros del aire viajan directamente al sur nubes que Michaux amĂł como se suele amar a los lobos esos pastores fieles de las montaĂąas en medio de la cintura del planeta en el punto cero cerocero donde convergen el yin y el yang hay un hombre dividido entre una lĂ­nea imaginaria y los rayos perpendiculares que deja caer el sol 31


Poemas de Osvaldo Sauma aquí sobre estas cimas donde la razón trazó sus coordenadas y orientó el desasosiego de su miedo aquí en el Ecuador hay un hombre fervoroso cantándole al ombligo de la Tierra

La humillación del pasajero hay una rabia en mí que no curan las estrellas una mancha oscura que no ablandan ni la pasión ni el asombro un ciego rencor que no olvida el amargo ultraje de lo perdido de lo que vendrá hay tanta cosa anquilosada en la garganta como si al asumir este viejo desencanto fuese también necesario morderse en silencio el labio inferior de la rabia

Condiciones del clima este verano es un fiasco se vino sin el sol qué va a hacer el alma sin sus estaciones qué pasará con el alma de Gelman inmersa en el Distrito Federal: se dislocará de su eje confundirá lo diurno con lo nocturno 32


Poemas de Osvaldo Sauma dará tumbos de ciego terco bajo un cielo permanentemente gris este verano es un timo una estafa ya estamos a finales de febrero y sigue lloviendo nevará en los trópicos me pregunto y los árboles sabrán cuando tienen que cambiarse de vestido y los caballitos de mar acertarán el día en que deben dar a luz todo está patas arriba antes los alisios llegaban puntuales uno podía adivinarlos con sólo oler el aire igual las lluvias justo en mayo alivianaban el sopor de una tierra árida de sol ahora un frío no antes visto se apoderó de este valle ya nadie quiere salir bajo estas lluvias huracanadas bajo estas Niñas que hemos creado con todo el esfuerzo de nuestra imprevisión

En las orillas del silencio que no vengan esta noche los tigres de Borges a cantar canciones de Li-Po que no se le ocurra al pequeño dios bajar en paracaídas desde su pedestal ni venga Pessoa y sus heterónimos a recordarme todos los que habitan dentro de mi pellejo 33


Poemas de Osvaldo Sauma y no me visite el hermano poeta boxeador que nos legó su Insurrección Solitaria ni acuda tampoco el que nació cuando Dios estuvo enfermo déjenme estar aquí sobre esta superficie de mendigo escuchando de la nada promesas de extensas llanuras sin sombra en donde no hay nadie que atestigüe sobre el Paraíso perdido de los hombres esta noche no quiero escuchar señales desde el asombro he puesto aldabas al viento sensitivo de las voces he cerrado la ventana a las estrellas distantes esta noche quiero estar sin palabras de otros sin palabras mías ajeno a toda preocupación como cuando escuchaba las olas inventar sus espumas y no tenía verbo ni adjetivo ni sustantivo para nombrar esa música marina

Génesis al principio es por necesidad después no se sabe hacer otra cosa y neciamente lanza uno sus botellas de náufrago para que Nadie las recicle de entre la basura de las calles a veces me hubiera gustado ser otro ebanista por ejemplo 34


Poemas de Osvaldo Sauma hacer cosas útiles sillas/mesas/estantes/camas/ataúdes cosas que el hombre usa a diario estantes donde luce sus trofeos las enciclopedias que adquirió a plazos las obras completas de algún célebre escritor la colección empastada de National Geographic o hacer esas camas que son el centro del mundo donde inicia y acaba la vida o las mesas donde comemos el pan de nuestra hambre o bien esas cajas que contendrán el polvo que vuelve al polvo pero no soy ebanista amo a los árboles en pie y soy torpe con las herramientas mi pasión es este ocio donde acecho el poema ese revivir/repasar/reemplazar la vida con la inútil pretensión de perpetuarnos en nuestro propio olvido sí sólo inmerso en la tierra del otro puedo ser su voz barro de mi propio barro sólo la palabra me redime del mundo

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Prosa poética de Ludwing Varela

I Me invoco, como queriendo levantarme de la ruina de mis huesos. Junto a mí, muchos compramos el boleto de nuestra perdición, corrimos hacia los abismos y nos tiramos como palomas en su vuelo de espuma. De algunos he escuchado que su canto se eleva, que las alas les han crecido, pero todavía no traspasan el cielo de los sepulcros. Me tomo la mano y me sigo. Tropiezo con las sombras de los transeúntes. Doy de patadas al suelo y la tierra escupe a mi rostro. Polvo. Si todos regresáramos al polvo la tierra sería grande; más ancha y más grande, pero los hombres somos pequeños, apenas servimos de abono. Me acaricio, porque duele ser yo mismo. Me acaricio la voz que se ha quebrado al pronunciar frágiles palabras, palabras que como pájaros caían heridas de altura y gravedad. Pero también el vuelo de los hombres ha caído, los he visto arrastrarse sin saber para qué los pasos, sin saber para qué el camino. Por eso somos tan terrestres, por eso nos desnudamos para intentar el vuelo, para llorar mientras nos acariciamos el recuerdo. Para volar, aunque sea a ras del suelo. II Iba con el hambre de la mano como quien lleva a un niño, pidiendo a los hombres algo de comer. Cerraron las puertas, las ventanas, las bocas. Cerraron. Entonces maldije el pan y los peces y el hambre se multiplicó hasta casi desaparecer a los hombres y mujeres habitantes de los cuatro puntos cardinales. –Mañana los recordaré con mi memoria de muerto– me dije. Iba con el hambre de la mano, tocando las puertas para que me dieran algo. Pero cerraron todo, hasta los sepulcros. 36


Prosa poética de Ludwing Varela III Abel se llamará. No. No se puede nombrar a un primogénito con el nombre del primer muerto. Sería como poner en un mismo plato a una serpiente con un ave. Mejor que se llame Viento. Así conocerá el mundo, llegará hasta donde lo ancho de sus brazos quiera. Así se llamará. Ni la noche ni el día serán su tiempo porque habitará el espacio en donde nosotros olvidamos la memoria. Que juegue a hacer pedazos los caminos, que intente hacer olas con la arena del desierto, que muerda el costado del mundo y que se desaten las lágrimas de los muertos. No. No se llamará como los hombres y sólo lo nombraremos en los sueños. Un día se irá, lo sabremos cuando la asfixia nos acaricie el cuello. V Poesía, no escondas tu hombro, necesito apoyar mi tristeza. En mi jardín juegan las sombras de los que se han ido. El árbol que lo adorna muere en cada hoja perdida. ¿Cuántas veces hay que morir para dar sombra? Mañana emprenderé el viaje al abismo, mañana destrozaré mis dientes contra las flores del acantilado. Caeré como todos y lo único que se levantará será el llanto de los que miraron cómo quebré mi espejo. Al final, el mundo será una fosa gigante en donde terminan enterrados nuestros sueños.

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Poemas de Élvin Munguía

VII Siéntate a mi siniestra, Pedro, te convido a tomar un trozo de poema, tómalo en todas las lenguas y habla de la gratitud de quienes sueñan, de la mariposa que se extiende en un abrazo, del soliloquio de la aves. Toma un trozo de poema, Pedro, y repártelo al desamparado, al que se abandona a sí, al que espera el amor y jamás le llegará un abrazo. Esparce las migas, para que se alimenten también los olvidados.

XV Un poema es un milagro, Pedro. Úsalo no como un arma, sino como un abrazo para quien fulgura el rencor en su pupila. Toma la luz que te he dado y anda entre los tétricos paisajes de este mundo. Ilumina la conciencia de los ciegos y crepita como una llama hacia la luna. Anda sobre el mar, anda sobre los llanos, anda sobre el asfalto, anda sobre el sediento valle, anda en el oscurantismo atroz de las ciudades. Silba un poema, Pedro, y guía en su migración a las aves. Ve con su luminaria a mostrar el camino a los perdidos. Anda, reparte la poesía que te he dado y alumbra, roca, sol, a los mortales. 38


Poemas de Élvin Munguía

Nosotros hemos venido a esta tierra a saciar la sed de los corderos. Hemos venido desde el otro lado de la inmundicia a poblar este valle, a arrancar herrumbrosas cruces, viejos símbolos del infierno. Hemos salvado la demagogia y el canto de malditos señores, el espanto de los pueblos en desidia y aquellos que invaden los caminos como hierbas malas, como mala bruma, como fronteras rodeadas de morteros. Hemos encendido los carbones que humean libertad en el plexo, las piedras del poniente. Ilumina, ilumina eclipse de luna, la concavidad de esta noche, su apagado pulso, su ojo ciego, su macilenta aura. Hemos venido entre el alboroto del polvo, desde la senectud de los árboles que confluyen en el bosque del misterio, a renacer la memoria de este suelo. Hemos venido nosotros, los errantes los anacoretas los clandestinos los sin arraigo los que se resisten a fallecer en las siniestras manos del sistema, a sembrar poesía, a repoblar la memoria, a vitalizar las flores, para que fluya el espíritu de la vida. 39


Poemas de Élvin Munguía Hemos venido desde el otro lado de las llamas estelares a levantar desde el olvido la conciencia de los muertos, el gozo de los tristes, el sueño de los insomnes, la música de los ríos, las raíces de la tierra. Hemos venido a calmar en este árido valle la lobuna hambre, la insaciable, la antiquísima sed de los corderos.

Tu nombre

(Libre

es un pájaro que sale de mi boca con sus alas extendidas.

libre como es tu mirada como libre es tu alma que no se somete al amor ni a otra clase de jaulas.) Tu nombre es un pájaro que sale de mi boca agitando las alas.

Ella es la vida y el susurro de la muerte. yo, el estertor del pajarillo entre sus manos.

Las playas Deberían estar llenas de poetas pintando con palabras inéditos colores 40


Poemas de Élvin Munguía en el horizonte. Y como si fuera una cometa jalando suave al sol hasta el ocaso.

Miedo II

PĂĄjaro alas vigorosas no se atreven a volar.

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Relato de Marcos Gutiérrez

Asfalto El tránsito solo era comparable con el que habrá mañana. Sobre los autos, entre los autos, bajo los autos, levita la niebla gris del smog y la sombra amarilla del sudor cotidiano. Dos mundos se entrecruzan: los que se van en autos y los que permanecen entre ellos. Niños pasan golpeando los vidrios vendiendo chicles, vendiendo los días. Así como aparecen, así se van, como si fuesen fantasmas hijos del smog y del vapor del sudor derramado en el asfalto. En los autos no va nada diferente a seres consumidos por el producto de la esperanza. Va una madre que cree que tendrá tiempo con su hija, va un padre que cree que compartirá la primera cerveza con su hijo, van familias que creen que siempre estarán juntas, van estudiantes que creen que lo que hacen importa. Las aves vuelan sobre los autos porque creen que en algún momento algo morirá. El sol se aplasta sobre el asfalto y este empieza a dejar el calor del mediodía. En una acera un pequeño ser sin origen se prepara para cruzar la calle. Este no tiene nombre, no tiene tiempo y no es capaz de entender el tiempo. Por el tamaño, puede ser un schenauzer, pero por el rostro puede ser cualquier otra cosa. Los autos van lento, casi estáticos y el pequeño animal da los primeros pasos sobre el asfalto. En la sensible piel de sus patas siente el calor que muta entre los distintos tipos de monstruos. Pasa entre un par de autos y luego, entre los carriles, se da cuenta que 42


Relato de Marcos Gutiérrez está atrapado. Los autos, aunque lentos, se mueven a su alrededor. El pequeño perro se ve absorbido por la angustia, por el smog, por el sudor amarillo. Su pelaje gris absorbe la luz incansable del sol, algunos autos empiezan a desplazarse en segunda. El perro se empieza a confundir con el asfalto. En su pequeña habitación de smog chilla y siente que un trozo de hielo crece en su pecho. Por un mero acto del instinto, se lanza hacia uno de los carriles. No fue un suicidio, fue un suceso solamente. Estrella su cabeza contra de una de las llantas en rotación. Al caer al suelo bajo el peso del auto, el perro murió sin siquiera tener tiempo de entender la muerte. Su cuerpo quedó allí, gris como el asfalto, bajo el sol, bajo los autos que simplemente lo confundían con el gris del camino y del smog.

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Prosa de Rafael Gutiérrez

Facebook now I La última vez que vi al Che Guevara fue en El Portalito. En traje de campaña, demacrado, sucio, y bastante ausente. Se tomaba una chibola, como si bebiera de una cantimplora. Delgado, macilento, justo como se mira en esas fotografías donde sus ojos se clavan en un cielo remoto e inalcanzable como Jesucristo. Fue entonces vi que sangraba. Antes que le preguntara, me dijo de tajo, expeliendo el humo de un puro casi mojado: —Vengo de Camiri. Quiero hablar con Jacobo. —No sé, le dije. Creo que anda fuera del país. No le quise decir que Jacobo, Jacobo Árbenz había sido derrocado y que, luego de una errancia humillante e ingrata había muerto, años después, en México, en la bañera de su casa. A él lo vi tan triste que no le dije, tampoco, que había muerto en Bolivia. 44


Prosa de Rafael Gutiérrez

II Cuando el mar se me fue encima en Iztapa, y me situó de cara al río Marialinda, yo decidí, entre la turbulencia y la dulzura, quedarme libando cerveza amarga. De las tres aguas, escogí la que me mantuvo ahí, inmóvil, feliz, ajeno a la tragedia inminente y devastadora. De dar un paso desesperado, errático, necio e impertinente, flotaría igual que varios chuchos a la deriva esa extraña noche. Pero amanecí, sentado como si estuviese en un café a mediodía en París, cantando igual que un ruiseñor en medio de un paisaje desolado y lunático. Me olvidé de la literatura suicida y me arropé bajo la tempestad en la sabiduría más humilde y clarividente. Y aquí estoy, leyendo acaso más herido y convulso Mis rincones oscuros, de James Elroy.

III Buenos días, no veo ya la luna llena colgando sobre mi ventana. Anoche amanecimos juntos, mirándonos uno al otro hasta el amanecer. Justamente como marido y mujer. Espero no haya sido amor de una sola noche. Durante el día pensé en ella, en sus dedos de luz revolviendo mi pelo, en su girar jadeante alrededor de mi cama, en su soledad en el cielo junto a la mía, en su alumbrar lo que solo de noche emerge, luz de luna fósfora, estruendo de oleajes y meteoritos unigénitos, luna llena de todas las inconsolables arterias rotas.

IV Dormitaba hoy en la habitación semioscura cruzada por la cicatriz de un relámpago instantáneo. A fondo escuchaba Las Horas recién aparecido, justo en el desorden de la tarde. Para mi gusto, Phillip Glass se repite, de modo que una vez terminada esa obra maestra, me levanté, siempre con la pesantez de la gripe atrincherada en mis pulmones, y puse a Elvis Costello. Regresaba a la cama cuando la vi. Me había estado observando, intuí, pues aprobó con una sonrisa triste el cambio de música. —Toma—me dijo, y me extendió un paquete plomizo. Y este otro, y me alargó una bolsa, como para guardar bolas de billar. —Gracias, le dije, cómo llegaste hasta aquí. —Pedí desviar el avión. Me recordé de una carta tuya, enviada desde este país, me gustó mucho, y quise conocer a su autor. Me recordé de una carta, cierto, enviada a una revista española, una entrevista con ella que me sedujo por varias razones, pero, especialmente porque, ahí, comprobé su prodigiosa inteligencia, gracia y talento. —Bien, me dijo, sos como te imaginé. Se levantó, me dio un beso en la frente y 45


Prosa de Rafael Gutiérrez

me dijo en un español impecable, «limonada, mucha limonada». Al caminar hacia la puerta, instintivamente miré hacia sus bolsas laterales. No llevaba nada, y salió ligera por la puerta, con ese mismo gabán que la lleva en un suicidio interminable viajando río abajo entre líquenes, troncos y musgo en la película. —Era Nicole Kidman o Virginia Woolf, para el caso es lo mismo. Abrí los paquetes. Del primero extendí una camisa roja a cuadros, como la de un leñador irlandés. Del otro, extraje una piedra pesada, lo que me hizo pensar con desazón en una interminable lluvia torrencial. No obstante, de la piedra, salió otra mitad, dos mitades: en medio, un nido revuelto, seco, demasiado seco para la época, albergaba unas plumas de colibrí, mi ave favorita. Levanté la almohada y empujé el nido hasta el fondo. En septiembre cumplo años. Mis últimos días sobre la faz de la tierra, me había dicho ya de manera resignada pero rotunda, pero, según parece, al mes le han brotado nuevas alas.

V Caminaba hoy temprano y de pronto vi una luz que me seguía como un perro o un pájaro. Es decir, veía su viva huella de luz sobre mis pasos, casi adelantándose y guiándome, y arriba, casi simultáneamente, posándose sobre mis hombros, sobre mi esqueleto entero e inundándolo de incandescencia motriz. Entonces entendí que esa luz me hacía caminar. Vi a mi alrededor casas con grandes árboles, flores y enredaderas y todo parecía funcionar igual. El sol, me dije, el sol. Fue una respuesta primitiva, primaria, sosa y a la vez reverente. Entonces supe que ese perro o pájaro que ha rondado o volado allá desde que resbalamos a esta pelota ya bastante deshilachada que es el mundo, es, creo, hasta hoy El Gran Guiador. Y que es bueno, más allá de las refinadas y cegadoras tecnologías de punta o cuadradas, desandar otra vez la humildad de nuestros primeros, y acaso, últimos pasos. «Sun King» justo como cantaron los maestros en Abbey Road o Fito Páez.

VI Hermoso levantarse temprano, no para correr o a hacer ejercicio, sino solo porque sí, y ver, a un lado de mi ventana, una inmensa extensión de un verde todavía indefinible a esa hora, y el olor mezclado de decenas de árboles que entra e inunda de aromas la casa toda. Hermosa colonia, desolada y plena de rocío del bueno, cuando subo a mi vehículo. Y ya cuesta abajo, el amanecer, estallando frente a mis pupilas. Es cuando amo la vida, las piedras, los insectos pegados al vidrio, a mis vivos, a mis

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Prosa de Rafael Gutiérrez muertos y, la verdad, aunque acaso no tenga la culpa ella sino quienes la fundaron y configuraron así, amo a Guatemala.

VII Ella, como la canción de los eternos moribundos o comensales que nunca se van, vino volando sobre el aire de colores. Pero no era Mariana, la anciana inglesa que volvió por entre los muertos en medio de cientos de mariposas amarillas. Ni la que hoy anda en dorados corceles y desayuna en Tifanis con Leonard como la hermosa y joven aristócrata que, irreductible vanidad que fue o enconado talento que es, brilla en sus conciertos con su voz tristona y cigarrera. Ella es más bien el deseo, en su estado puro e impuro, que viene floreciendo como una rosa hecha de espumas del más exigente mar carmesí. Tripolar, ella. Y toca la olas, las besa, acaricia e invita a pasar una noche como si fuesen ninfetas recién salidas de un bosque o burdel. Y ellas aceptan, azuladas o azulosas, todo porque Mariana, la verdad, adorable, borracha y viril, les promete la canción más bella de amor. Y días después, sobre las dunas de Cancún, devolverlas tiernamente al oleaje. Y demás.

VIII Cuando Gregorio se despojó finalmente de esa caparazón opresiva, grotesca y dolorosa, dio un paso adelante hacia su liberación definitiva. Se irguió, respiró profundamente y abrazó, llorando, a su padre, a Milena, a Max. En ese orden de afectos, acaso. Pero Kafka ya no pudo nunca escribir La metamorfosis.

IX No te quedés ahí, camina desde el anonimato y toma esta mano. No es un celular, claro, pero desde ahí podrás ver la pantalla plana de un corazón redondo cuyo cable no va conectado sino a tu pecho. Habla, dí hola y escucha. La descarga del mensaje te hará saber que el olvido ha llegado a su fin.

X Entro a casa y veo al gato destrozando a zarpazos un cuadro de Carlos Mérida de 1942. Extraño, verdaderamente extraño, pues yo no tengo gato. Tampoco un cuadro de Carlos Mérida de 1942. 47


Prosa de Rafael Gutiérrez

XI No encuentro, la verdad, una explicación racional a la manera tan desenfadada, fresca e impune cómo la gente hoy, jóvenes y adultos, se trepan socialmente al árbol del éxito y el figurismo, hurtan y se guardan los millones en el bolsillo, dicen adorar a Dios y confunden la puerta de casa por un burdel, dan la mano amistosamente repleta de bichos raros y pegajosos, devuelven apoyo, solidaridad y generosidad por cuchilladas al mejor Stephen King, la mierda más mierda por confundir nobleza por pendejez, franqueza por ingenuidad. Ausencia total y absoluta de vergüenza o decoro, digo yo. Una total y absoluta falta de vergüenza y decoro que los hace ir por el mundo, mondos y lirondos, como un resplandeciente rayo de sol.

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Relato de Camilo Villatoro

Relato de Camilo Villatoro

Ciclofobia En aquella celda habría de recordar, sin mucho esfuerzo, el día en que su padre lo llevó por primera vez a montar bicicleta. Tras sucesivos intentos, el viejo fracasaría como instructor de manejo y progenitor responsable. La ciclofobia era un mal entonces insólito y aquel niño agobiado por las frustraciones propias de la edad no hallaba razón de ser en una sociedad que medía la humanidad de un individuo según su capacidad de conducir vehículos. El repudio social no tardó en presentarse: era obvio que la incapacidad vehicular no brotaba de forma natural en seres fisiológicamente sanos, sino que debía tratarse de un problema de mal acompañamiento paterno. El padre, conductor de un camión de seis ejes, llegó a imaginar una posible infidelidad, pero un bochornoso análisis de ADN tuvo que convencerlo de lo contrario. La hija menor montaba bicicleta con maestría y era un consuelo en cierta medida, pero no bastaba para borrar el estigma de los aberrantes padres. Luego de varias mudanzas, la familia logró encontrar una ciudad progresista y tolerante, famosa por sus academias de manejo especializadas. Las escuelas de manejo de ordinario enseñan a conducir automóviles de cuatro ruedas en adelante, pero estas priorizaban casos aparentemente irremediables, supliendo las carencias pedagógicas desde los primeros niveles. El hijo, que por entonces cruzaba el umbral de la adolescencia, era feliz en el nivel triciclo, pero de allí no pasó. Apenas el muchacho alcanzó la mayoría de edad, el ayuntamiento le notificó que qué pena pero debía abandonar la ciudad en las próximas setenta y dos horas sin oponer resistencia: «Mejor si no hace las cosas más difíciles para todos». A nadie debiera extrañar que ni bien presentada la oportunidad aquel individuo marginado de treinta años cumplidos empleara la mayor parte de sus ahorros y dedicara todo su tiempo libre en la planificación de una acción reivindicativa que sanase su psique de los traumas del pasado. Una salida pacífica para dar ejemplo de reconciliación y tolerancia atravesó su mente. Pensándolo mejor, tensar una cuerda de fibra metálica de poste a poste en mitad de la carretera, justo en una pendiente programada dentro del recorrido de una competencia de ciclismo por etapas (el deporte más popular) iba más con el estilo de vida delincuencial que había decidido llevar el resto de su triste existencia. 49


Relato de Camilo Villatoro Los ciclistas descendieron por la pendiente y fueron cayendo como piezas de dominó. El sitio del crimen era estratégico, un punto ciego sin espectadores ni cámaras. Cuando los reporteros arribaron al lugar, sólo encontraron una alfombra de ciclistas —muertos, comatosos y moribundos— y ninguna evidencia que sugiriera una reconstrucción aproximada de los hechos. Durante los siguientes días no se vieron bicicletas en las calles. Sin saber el móvil del crimen, la gente intuyó —gracias a una imaginación providencial— que era algo así como un castigo divino. A saber por qué, pero Dios odiaba las bicicletas, o a los ciclistas, que venía siendo lo mismo. La ciencia reveló que no, que más bien se trataba de un crimen de odio, sólo posible gracias a la fuerza de gravedad, a la tecnología de localización satelital y a lo mortales que resultan las cuerdas de metal tensadas en mitad de una carretera. Por supuesto, la opinión popular hizo caso omiso a tanta tontería intelectualoide. El mundo conocido estaba a punto de cambiar para siempre, de no ser porque uno de los ciclistas despertó del coma, extrañamente lúcido, y contó el testimonio que serviría para demostrar que Dios interviene menos de lo pensado en la realidad cotidiana e incriminar al ciclófobo perturbado. Mientras el acusado esperaba sentencia, la opinión pública arremetía contra los ciclófobos de todas las categorías. El congreso apoyó una ley para ejecutar a todas aquellas personas que habiendo cumplido la mayoría de edad fuesen incapaces de andar en bicicleta. El treintañero terrorista, ni lento ni perezoso, optó por la única medida preventiva a su disposición: una cuerda hecha de trapos atada de los barrotes de la celda dibujando un lazo con nudo corredizo del otro extremo, y una nota blasfema que deparaba un destino catastrófico al mundo civilizado. Con el propósito expedito de hacer cumplir la nueva ley, la guillotina, tecnología poco higiénica y en desuso, revivió para acudir al rescate del valor más sagrado de la cultura: el sentido de equilibrio de un cuerpo antropomorfo dispuesto sobre una armazón con ruedas en movimiento. Contra cualquier lógica, la descabellada profecía de la nota hallada junto al cadáver ahorcado se cumplía cada vez que una cabeza rodaba reviviendo pasajes historiográficos del siglo XVIII, multiplicando los índices de mortandad exponencialmente. Cuando el ministerio de justicia hubo diezmado de forma considerable a la población, una orden anónima de iluminados que intentaba salvar a la civilización de aquel inverosímil genocidio paulatino, dispuso ante la esfera gubernativa una exposición por escrito de los argumentos científicos que daban cuenta de falta de ecuanimidad en la aplicación de la ley: «El humano promedio pierde el equilibrio toda vez que su vida depende de la efectividad de sus acciones inmediatas. El miedo se apodera de estos y una simple bicicleta se vuelve toro persiguiendo colorados capotes fantasmagóricos, o equis analogía por el estilo».

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HOMENAJE 51


Carlos Mérida, el proceso creativo de sus ciudades

Raúl Monterroso Reflexionar sobre Carlos Mérida y su obra, nunca será suficiente porque su legado es único, universal y atemporal, su propuesta trasciende el tiempo y el espacio. Sin embargo, es importante evidenciar que trabajos biográficos ya existen varios de muy buena calidad, por lo tanto, en esta oportunidad se intentará establecer un vínculo entre la trayectoria de vida y los procesos creativos para la producción de su obra, dado que su transitar por la vida está íntimamente ligado al quehacer y dónde se hace, también se abordará este

tema pero desde el punto de vista de las ciudades en las que habitó y su contexto, aspectos que sin duda han ejercido influencia en la propuesta creativa de Mérida. Por otra parte, aunque en el ámbito nacional o incluso mesoamericano, su trabajo es bastante conocido, aún falta mucho por dar a conocer en el contexto mundial, por alguna razón, los aportes al arte y la arquitectura moderna desde Guatemala, dado que son muy poco conocidos internacionalmente y mucho menos valorados. 53


Raúl Monterroso: Carlos Mérida, el proceso creativo de sus ciudades 1984) celebrada en el Museo Nacional de Arte, en la Ciudad de México, toda una serie de actividades montadas para conmemorar los 100 años de la llegada del maestro a México, exposición, conferencias, visitas guiadas y la impresión de un catalogo que presenta los aspectos más importantes de la investigación y la curaduría para el desarrollo del programa, el cual fue mucho más allá de la exposición, enriqueciendo la experiencia de los visitantes. A pesar de que Mérida viajó en varias ocasiones a diversas ciudades de Europa, Estados Unidos y Latinoamérica, pasando temporadas en Nueva York e incluso viviendo en Roma, siendo agregado cultural del go-

Para este ensayo se han consultado dos recorridos biográficos de singular importancia, el primero desarrollado por Luis Luján Muñoz, posiblemente la biografía más completa realizada hasta el momento, documento que permite un abordaje personal a la vida del maestro, compone su contenido ensayos, entrevistas, cartas y fotografías, una verdadera guía para entender los anales del arte contemporáneo en Guatemala; y por otro lado, el segundo documento, elaborado para la muestra denominada Carlos Mérida. Retrato escrito (1891-

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Raúl Monterroso: Carlos Mérida, el proceso creativo de sus ciudades bierno del Dr. Juan José Arévalo, luego del análisis biográfico se ha determinado que sus diferentes estadías en Quetzaltenango, Guatemala, París y Ciudad de México, fueron determinantes para la conceptualización de su narrativa estética, generando en cada oportunidad madurez intelectual y como consecuencia un impacto beneficioso para la producción de su obra.

actividades requirió la presencia de arquitectos, escultores y constructores europeos, dado la demanda surgida por el gusto de la alta burguesía de la zona, principalmente arriban a la ciudad para tal fin familias italianas dedicadas a estas empresas, lo que va a dotar al paisaje urbano del centro de la ciudad de magníficos ejemplares arquitectónicos, pero al mismo tiempo nutrir el escenario cultural. Además de educación formal, sus padres le proveen de formación complementaria, por lo que dado su afición por la música, estudia piano con los maestros Miguel Espinoza y Jesús Castillo, pero su destino ya estaba marcado, al sufrir una infección que le provoca esclerosis auditiva, encuentra su expresión en la pintura, es aquí donde Mérida recibe sus primeras lecciones de pintura en la Escuela para Artesanos, por el profesor italiano Santiago Vichi. En 1914, posterior a su retorno de París, visita a Sabartés, quien ahora ra-

Quetzaltenango En 1907 llega la familia Mérida a esta importante ciudad del altiplano occidental de Guatemala, trascendental en la vida del maestro, ya que es el lugar de nacimiento de su padre, además es la ciudad en la cual transcurre su adolescencia, centro de la producción de café e intercambio comercial, la dinámica económica propiciada por dichas

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Raúl Monterroso: Carlos Mérida, el proceso creativo de sus ciudades dica en Quetzaltenango, a cargo de la dirección del «Diario de Los Altos», en 1919 organiza una exposición en esta ciudad. El 18 de noviembre de ese mismo año Mérida contrae matrimonio con Dalila Gálvez Marroquín, la joven pareja de recién casados parte inmediatamente hacia México. En 1924 regresa a celebrar el matrimonio religioso en la iglesia de San Nicolás, en entrevista realizada por Luján, Mérida cuenta de manera coloquial el carácter particular de la situación al estar presentes sus hijas en la ceremonia.

primera exposición pictórica en las oficinas del Diario El Economista, donde laboraba el catalán. Sus primeras obras están enmarcadas dentro de los parámetros del academicismo romántico del Siglo XIX, con gran influencia de Murillo, quien según el historiador Eric Hobsbawm , para ese entonces ya había pasado de moda, por lo que los encuentros en círculos intelectuales y artísticos organizados por Sabartés y González, van a impactar en la transición de su propuesta hacia el impresionismo y al cubismo, uno de los paradigmas estéticos característicos de las vanguardias europeas, los cuales se discutían en dichos círculos, dado que la información llegaba a Guatemala gracias a la amistad de Sabartés con Pablo Picasso. De 1912 a 1914 vive en París, a su regreso junto a su amigo Rafael Yela Günter inician un movimiento cultural nacionalista, enmarcado en las artes plásticas y basado en el indigenismo. Regresa a su ciudad natal en varias ocasiones, sobresaliendo aquellas que viajó para integrarse al proyecto del Centro Cívico de la ciudad. Desde 1954 y coordinado por el arquitecto Jorge Montes, con la intervención de Pelayo Llarena y la colaboración de Roberto Aycinena, Carlos Haeussler y Raúl Minondo, integrándose al equipo los artistas Roberto González Goyri, Dagoberto Vásquez, Guillermo Grajeda Mena, Efraín Recinos, para los murales externos, complementan el equipo de ingenieros y obreros de la construcción que supieron ejecutar las ideas innovadoras de arquitectos y artistas; los murales internos son creación del maestro Carlos Mérida, en 1956 La

Guatemala Nace en la ciudad de Guatemala el 2 de diciembre de 1891 en el seno de una familia de clase media emergente, de madre maestra y padre abogado. Aunque los primeros años de su vida transcurren en la capital, a muy temprana edad la familia se traslada a Quetzaltenango, como ya se ha dicho. En 1909 retorna a la Ciudad de Guatemala, conoce al venezolano Santiago González y al catalán Jaime Sabartés, impulsores del arte moderno en el contexto local, de la misma manera, entra en contacto con Carlos Valenti y Rafael Yela Günter, con quienes comparte inquietudes intelectuales, que posteriormente definirán sus respectivas propuestas estéticas. A pesar del carácter provincial de la pequeña ciudad, cuenta con una escena artística cultural que da contenido a una agenda mucho más relevante que el de las otras ciudades de la región. En ese contexto en el año de 1910, con el apoyo de Sabartés, Mérida monta su 56


Raúl Monterroso: Carlos Mérida, el proceso creativo de sus ciudades Raza Mestiza, mosaico en el vestíbulo de la Municipalidad de Guatemala, en 1958 El Hombre, mural de mosaico a doble cara para el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, en 1963 termina los murales en mármol y planchas de cobre esmaltado titulado Intenciones muralísticas sobre un tema maya en la sala de atención al público del Crédito Hipotecario Nacional, en 1968 concluye el magnífico mural para el vestíbulo del Banco de Guatemala titulado Sacerdotes danzantes mayas, esta serie de obras se integran perfectamente a la arquitectura y al conjunto urbano, a través de un hilo conductor que muestra distintas escenas de la identidad guatemalteca, a este hilo Jorge Montes registra la afirmación del artista Luis Díaz, quien lo llamó el Gukumatz, haciendo alusión a la serpiente emplumada que sinuosamente recorre los vestíbulos, entrando y saliendo de los edificios. Lamentablemente en la actualidad este recorrido no se puede realizar, dado que solo algunos edificios están abiertos al público y el sistema de flujos y circulaciones peatonales que articula los edificios con las plazas y recorridos no brinda las condiciones de libre circulación al estar cerradas algunas entradas, privando al público de esta experiencia urbana enmarcada en el más puro espíritu moderno. Pese a que el conjunto urbano arquitectónico del Centro Cívico en la actualidad es considerado Patrimonio Cultural de la Nación, desde 2014, salvo el edificio del Banco de Guatemala, el resto de edificios patrimoniales están en riesgo dado la falta de Planes de Manejo que garanticen su conservación, o la amenaza de la especulación inmobi-

liaria que se cierne sobre las áreas vecinas, aun siendo públicas. París En julio de 1912, viaja por primera vez a París y se inserta en la escena artística de la ciudad acompañado de su amigo Carlos Valenti y gracias a una carta que Carlos Sabartés dirige a Pablo Picasso, presentando a los jóvenes artistas. En la ciudad luz, se relaciona con Amadeo Modigliani, Kees van Donguen, German Anglada Camarasa, Piet Mondrian, Diego Rivera y otros, cuya influencia mutua será evidente tanto en la obra de Mérida como de Valenti, compartiendo algunos aspectos, pero cada uno de ellos en la búsqueda de su propia expresión. La ciudad era una de las capitales europeas de la Ilustración y a principios del Siglo XX, el espíritu de la época está marcado por la consolidación del capitalismo, una enorme fe en la ciencia y en el progreso, una sensación de que todo es posible, todo lo cual queda registrado en la historia con hechos sociales, culturales y económicos, realidad captada para la posteridad en un libro inconcluso de Walter Benjamin, o de una manera más gráfica en las dos grandes exposiciones universales celebradas en París en 1889 y 1900, marcando de una vez y para siempre el paisaje de la urbe, con un ícono como la Torre Eiffel, La Belle Époque, como los historiadores llaman a este período. Pese a la intensa actividad intelectual y artística que se desarrollaba en Berlín, Londres, Milán, Moscú, Viena o Zurich, París es esa olla de ideas en 57


Raúl Monterroso: Carlos Mérida, el proceso creativo de sus ciudades ebullición, donde todos convergían, por lo que será la casa de Enrique Gómez Carrillo, Miguel Ángel Asturias, Antonieta Rivas Mercado y José Vasconcelos o Ernest Hemingway, por citar algunos nombres no solo de artistas, sino de intelectuales, gestores culturales o políticos. Posterior a la Segunda Guerra Mundial la ciudad también acogerá a García Márquez, Vargas Llosa, Julio Cortázar en sus bares entre copas de vino y absinte, se van a dar las condiciones para lo que llegaría a conocerse como el Boom de la literatura latinoamericana, todo lo cual propicia el escenario perfecto para que París sea considerada la capital cultural del mundo occidental, por lo menos hasta que Nueva York la reemplace en esas vocaciones, lo cual no sucederá hasta la consolidación de la economía global de los Estados Unidos, hecho que vendrá en la posguerra, en la segunda mitad del Siglo XX. En el ámbito artístico, para 1914, según Hobsbawm, ya existía todo lo que se podía englobar bajo el término vanguardia: el cubismo, el expresionismo, el futurismo y la abstracción en la pintura, así como el despojo de los elementos decorativos que caracteriza la nueva estética en la arquitectura, por lo que culturalmente y según la misma referencia, se puede decir que da inicio el siglo XX, la verdadera modernidad. En este contexto arriba Mérida a París, comparte apartamento con Carlos Valentí, quien sufre fuertes ataques de depresión y finalmente se quita la vida. Para buscar recuperación de dicho trauma psicológico, viaja por Europa, principalmente a España. Regresando a Guatemala a mitad de 1914. Salvando

la pérdida de su amigo, este viaje y la temporada vivida en París va a marcar su búsqueda por un discurso estético que lo identifique con sus orígenes, en palabras de Cardoza y Aragón: «Es el caso estrafalario del americano que regresa americano a América después de larga permanencia en Europa». Ciudad de México Como ya se ha mencionado, Mérida llega a esta ciudad en compañía de su esposa Dalila, es aquí donde nacen sus hijas Alma y Ana. En 1921 colabora con Diego Rivera en el mural del Anfiteatro Bolívar de la Escuela Nacional Preparatoria, dos años después diseña y ejecuta su primer mural para la Biblioteca Infantil en la Secretaría de Educación Pública y se inscribe como miembro fundador del Sindicato de Obreros Técnicos, Pintores y Escultores de México. Sin embargo, poco tiempo después toma distancia del movimiento del muralismo mexicano, ya que lo considera portador de un mensaje demagógico, con una fuerte carga política, mientras que según Gonzalez Goyri, Mérida totalmente dueño de su consciencia, establece una dicotomía y opta por «Una ruta más de acuerdo a sus íntimas convicciones: el de hacer un arte que fuera puro, sin mácula, libre de compromisos de ninguna especie, atendiendo a sus valores meramente plásticos». Esta situación lo dejó prácticamente solo, aislado de la corriente principal, ocasionando cierta exclusión de la escena oficialista, un ejemplo de ello es el mural diseñado para la Facultad de Filosofía y Letras 58


Raúl Monterroso: Carlos Mérida, el proceso creativo de sus ciudades de la Universidad Nacional Autónoma de México –UNAM–, el cual no pudo ser construido debido a que David Alfaro Siqueiros amenazó al comité encargado de la universidad para impedir su realización. Para poner en contexto lo anterior, debe recordarse que en esa

época México vive la euforia de una Revolución en pleno apogeo, ya consolidada, por lo que cualquier intento que pudiese considerarse un retorno al Porfiriato era inmediatamente señalado, los aspectos sociales son el tema y motivo central. Mérida lo sabe, pero su discur-

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Raúl Monterroso: Carlos Mérida, el proceso creativo de sus ciudades so va más allá, es hacia una estética que se integre a lo útil con lo funcional, en consecuencia en 1949 en pleno apogeo del espíritu moderno latinoamericano, el crecimiento de las ciudades, Mérida investiga sobre la integración de la plástica y la arquitectura, coherente con las preocupaciones sobre como la era de la máquina poco a poco cobraba terreno y cómo poder hacer que la arquitectura y la ciudad recuperaran su sentido humano, que lejos estaban de imaginar la realidad actual. Es cuando colabora con los arquitectos Mario Pani, Salvador Ortega y Ruth Rivera, quienes aplicando la tesis de la modernidad en la cual los nuevos paradigmas en urbanismo, también buscan integrar el arte a la arquitectura, al igual que otros arquitectos en Latinoamérica, Pani comparte estas ideas y las aplica, primero en el Multifamiliar Alemán, proyecto construido de 1947 a 1949, en el cual Mérida interviene la guardería; sin embargo, es en el Centro Urbano Presidente Juárez, construido de 1951 a 1952, donde verdaderamente se logra una integración plástica, gracias a la colaboración en equipo, como lo registra Graciela de Garay: «El reto era encontrar un lenguaje que recogiera las ideas plásticas del pintor y una pintura funcional que armonizara con las ideas del arquitecto», ocasión que Mérida encontró oportuna para impulsar su propuesta de una narrativa basada en lo prehispánico, pero con un lenguaje abstracto, integrando en el edificio a través de murales que fueran parte de los elementos de interconexión, por lo tanto parte de la funcionalidad y por ende de uso cotidiano, distanciándose de lo simplemente decorativo.

Todo lo anterior será validado en los Congresos Internacionales de Arquitectura Moderna –CIAM–, principalmente en el VIII celebrado en Hoddesden, Inglaterra, en 1951, denominado El Corazón de la ciudad, esto demuestra que el centro intelectual productor de ideas y conocimiento, ya no solo son los países que por tradición lo habían sido en Europa, Latinoamérica es lugar de vanguardias, véanse los casos de Brasilia, la Ciudad Universitaria de la UNAM o el mismo Centro Cívico de la Ciudad de Guatemala.En 1987 la UNAM recibió el mural titulado Abstracción Integrada, el cual había sido realizado para la Fábrica de Bujías Champions en una zona industrial de la ciudad. Sin embargo, con el ánimo de que pudiera ser apreciado por más público, se instaló de manera aislada en la Avenida Insurgentes Sur, contradiciendo la tesis de Mérida de lograr una integración a la arquitectura. Vivió y dejó testimonio de sus casi cuarenta años de vida en la Ciudad de México, tiempo durante el cual generó alrededor de 24 proyectos de integración plástica a la arquitectura. Sin embargo, es lamentable que mucha de su obra ya no pueda ser visitada ya que por diversas circunstancias fue destruida. Murió en la Ciudad de México un 21 de diciembre de 1984, dejando un legado que debe ser conservado por su carácter de importancia patrimonial único y universal integrado por valores históricos, filosóficos, sociales, culturales, artísticos, tecnológicos, todos ellos de importancia no sólo para los guatemaltecos o mexicanos, sino para toda la humanidad. 60


Raúl Monterroso: Carlos Mérida, el proceso creativo de sus ciudades que solo se dan en dichos espacios, reductos donde germinan los paradigmas del conocimiento que determinan la creatividad, así como la búsqueda de las ideas; en ese sentido, Mérida siempre se preocupó por rodearse de intelectuales o artistas con quien poder intercambiar opiniones. De este tipo de experiencias durante el proceso de construcción del Centro Cívico en la Ciudad de Guatemala, Jorge Montes comenta: «Nos sentábamos en esta misma mesa, Dagoberto Vázquez, Roberto Aycinena, Carlos Haeussler a hablar de verdad, y Mérida, que tenía un don de gentes increíble y sabía armonizar no solo los colores sino también a las personas, se tomaba una copita de coñac Martell y nos hablaba de París, de Modigliani, de Picasso y nos ponía a todos de acuerdo». Esta anécdota debe evidenciar la importancia de compartir experiencias y conocimiento, para aplicarla en la solución de problemas o inquietudes, sin duda, en reuniones como esta surgieron innovadoras propuestas para abordar no sólo las ideas estéticas, sino las técnicas para poder llevarlas a cabo en este gran proyecto urbano. La movilidad está ligada al proceso de intercambio de ideas y producción de conocimiento, la posibilidad de viajar en busca de esos centros donde se produce el debate, la reflexión y la crítica que dará lugar a la propuesta es clave en el desarrollo intelectual de todas las personas, la oportunidad de migrar libremente, de elegir donde vivir. Para el desarrollo intelectual y artístico de Mérida es trascendental ejercer esa libertad de elegir, de trazar su propio camino, de tomar decisiones aún sabiendo las consecuencias, como lo hizo en los

Mérida, creador original Como se dijo al inicio, de alguna manera toda la energía que se concentra en las ciudades marca a las personas que transitan por ellas, en una forma más intensa que en otras, pero energía creadora al fin. Para concluir se hará un vínculo entre las experiencias de vida descritas anteriormente y la capacidad creadora de Mérida, con la intención de identificar aquellos aspectos que muestren a los lectores, principalmente los más jóvenes, que se debe tomar en cuenta para emprender una trayectoria profesional dedicada a la creación artística o el diseño, para que su legado sirva además de todo lo anterior para sembrar la semilla de la creatividad en las nuevas generaciones. Desde que el ser humano se asienta en lugares estratégicos, lo hace con la intención de intercambiar, no solo mercaderías y servicios, también ideas, el desenvolvimiento de la cultura occidental como Babilonia, Atenas, Roma, entre otras ciudades, han jugado un papel trascendental en el desarrollo de las civilizaciones, véase también el caso de Florencia en el Renacimiento, o el surgimiento de las vanguardias en Viena y París, lamentablemente también han sido escenario de las expresiones más crueles del espíritu humano, como las guerras o abusos del poder contra los mas débiles, pero siempre serán un espacio de esperanza, el laboratorio ideal para que surja lo inimaginable. En las ciudades surgen esos lugares propicios para el intercambio, lugares de encuentro que son necesarios para exponer a las personas a experiencias 61


Raúl Monterroso: Carlos Mérida, el proceso creativo de sus ciudades aspectos políticos de su vida; libertad de elegir donde vivir, de ahí la importancia de Guatemala, París y Ciudad de México, por que le permitieron también construir esa identidad de un ser humano de condición universal, ser local para poder ser universal. En ese sentido Mérida tiene la madurez y la libertad para construir su propia identidad, la que él quiere para sí, siempre fiel a sus orígenes mestizos, pero sobre todo a sus raíces mayaquiché, de nuevo todo se vuelve vincular con sus ciudades, Quetzaltenango y Guatemala, nunca lo abandonaron, mantuvo su condición de guatemalteco siempre, nunca renunció a su ciudadanía, el Popol Vuh y la cultura maya son una constante en su obra. Pero tampoco nunca olvidó lo que aprendió en París,

como ya se dijo el pensamiento abstracto occidental, el cual para Cardoza y Aragón en Mérida se resume a la interpretación conceptual de la realidad: «Para él, la naranja no es una naranja, sino la frescura, la redondez, la piel, los poros, la sed, el seno, el estío, el sabor de la leche, la vía láctea, la amante, la cabellera llena de azahares, los frutos de oro en la sombra, los astros, la muerte, la naranja». Esto está vinculado a lo que en la actualidad se ha denominado metáfora conceptual, ya que identifica los conceptos y los reinterpreta para de manera metafórica hacer alusión al objeto, sin necesariamente hacer una interpretación figurativa, ni simbólica del mismo, por lo que es abstracta. En consecuencia el poder expresivo de la obra de Mérida consiste en que «ya no existe

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Raúl Monterroso: Carlos Mérida, el proceso creativo de sus ciudades la representación de las cosas, sino su concepto, las cosas en acto; pero no un concepto objetivo, sino mental: su realidad más concreta». La integración de las experiencias vividas permiten que Mérida ordene sus ideas y experiencia para elaborar lo que se puede llamar un marco teórico y de esta manera definir un discurso basado en su identidad, la cuestión filosófica de buscar el origen para identificarse con algo propicio que la narrativa de Mérida encuentre el contenido de su mensaje en los conceptos e historias de la cultura maya-quiché, pero en un constante diálogo con lo occidental, por lo que su pintura se verá influenciada por el fauvismo, el expresionismo, el constructivismo, el cubismo, por lo que al regresar a Guatemala, inicia «un

movimiento de revaloración de lo indígena basado no en su aspecto folklórico, sino más bien en la esencia de los valores locales y prehispánicos». Muy coherente con lo propuesto por Cardoza y Aragón: «Como no es posible llegar siempre hasta ese mundo sin prejuicios, sin medidas previas, yo os ruego, solamente, que veáis y tornéis a ver, hasta ir entendiendo que nuestro valor consiste principalmente en ser nosotros mismos, en que utilizamos los medios occidentales con otro sentido, con el valor precioso de una preciosa herramienta». Otro aspecto relevante que también incide en el proceso creativo de Mérida y que no debe pasar por alto, es la capacidad de abandonar egos individuales y trabajar en colectivo para lograr un resultado en común, actitud que com-

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Raúl Monterroso: Carlos Mérida, el proceso creativo de sus ciudades partía con Jorge Montes, quien señala: «Así fueron naciendo nuestros proyectos. Siempre he hablado de nosotros, de todo lo que juntos pudimos hacer. Las cosas no son de una persona. Son fruto de un tiempo y una generación. Fuimos un grupo de verdaderos amigos y encontramos la manera de poder colaborar entre nosotros». Una característica más que sobre sale en la mente creativa es la capacidad de conservar los azares de la infancia, la facultad del candor como dice Cardoza y Aragón , constituyen dotes creadores, esto es otro aspecto del proceso creativo que es importante resaltar, coincidiendo con otros grandes del arte y la arquitectura como Efraín Recinos, Amerigo Giracca o el mismo Oscar Niemeyer, todos ellos de alguna manera expresan cierto carácter lúdico en su obra, lo cual no debe tomarse como si fuese informal o descuidado, sino como una cualidad excepcional que ciertas personas tienen para desprenderse de algunos aspectos que la adultez impone y poder generar nuevos conceptos e ideas de una manera más libre, sin prejuicios ni compromisos. Al igual que los genios del renacimiento, no sólo desarrolla su actividad en diferentes medios de expresión, sino también experimenta con diversas técnicas, se vincula con la cultura moderna al relacionar las artes y los oficios, a la manera de William Morris desde lo artesanal y con la Bauhaus desde lo industrial, pero busca la forma de integrar su arte a la arquitectura como en toda su obra mural. Como se ha indicado, Mérida no solo se dedicó a las artes visuales o la escultura, también ejerció como diseñador de interiores e industrial, ge-

nerando elementos y mobiliario que se integran al espacio en armonía, como diseñador gráfico elaboró litografías, folletos, ilustró contenido y portadas de libros, diseñó textiles y vestuario, así como escenografía para obras de teatro y danza. En el ámbito de la administración pública fue el primer director de la Escuela Nacional de Danza en México, así como diplomático en representación de Guatemala en Italia. Su faceta como académico le lleva a hacer investigación, análisis, crítica de arte, para luego compartir los conocimientos generados en la docencia. Está claro que el diseño es el resultado de un proceso intelectual y por lo tanto también es expresión cultural, de ahí la importancia de definir el contenido de un mensaje que usará como canal de expresión el diseño de elementos y objetos. Para Tom Peters, el diseño debe reunir tres características básicas: innovación, diferenciación y comunicación. Para el caso de Mérida como diseñador se puede afirmar que efectivamente su propuesta innova pues a partir de la investigación logra definir nuevos discursos en el arte latinoamericano y mundial, pero también nuevas técnicas para poder realizarlo. También diferencia, por que es la antítesis al discurso principal, sea este el estético con origen en Europa o el establecido por la corriente política, planteando en el escenario algo verdaderamente diferente. Y comunica por que su intención de afianzar su narrativa en un discurso basado en la cultura local es evidente. Por eso es creativo, porque no copia nada, interpreta de una manera diferente la realidad, identifica los conceptos, los 64


Raúl Monterroso: Carlos Mérida, el proceso creativo de sus ciudades

traduce a formas elementales, usa el color para reforzar sus definiciones, cuando trasciende de la pintura usa también otros materiales, como el mosaico veneciano, la técnica de champlevé o el revestimiento de concreto. A manera de conclusión vale la pena reflexionar sobre que a pesar de todo el conocimiento, ideas y conceptos que se generaron en la era moderna, no es más que una consecuencia dialéctica de toda esa avalancha creativa que surge durante el Renacimiento, ese momento en la historia donde todo se vuelve hacia lo humano, eso mismo hace falta en estos días, revisar la vida y obra de ilustres personajes, en esta oportunidad la del maestro Carlos Mérida, quien ha sabido cómo resaltar la condición humana en todo aquello que hizo, todo esto es necesario ya que el espíritu de este tiempo está marcado por el fin que justifica los

medios solo para hacer dinero, generando sociedades sin capacidad crítica y dóciles consumidores. En ese orden de ideas es cuando se hace necesario plantearse marcos éticos, lógicos, estético, epistemológicos y políticos que permitan que el ser humano afronte los retos de una sociedad contemporánea, bajo la amenaza de un sistema caduco en el cual ya nada es viable, ni social, ambiental, ni económicamente hablando. En resumen la obra de Mérida es de valor trascendental porque despierta en los observadores, emociones que solo el ser humano puede experimentar, en palabras de Cardoza y Aragón: «Y si la poesía es la única prueba concreta de la existencia del hombre, la pintura es una de las pruebas concretas de la existencia de la poesía». La obra de Mérida y tantas otras manifestaciones artísticas y culturales 65


Raúl Monterroso: Carlos Mérida, el proceso creativo de sus ciudades pueden contribuir a recuperar la condición humana en la sociedad contemporánea y del futuro, es un llamado para que los arquitectos, urbanistas y diseñadores recuperen ese rol protagó-

nico que el mercado les ha arrebatado y vuelvan a hacer mejores espacios y ciudades para vivir y alcanzar el fin máximo del ser humano en este mundo, la de ser felices.

Bibliografía Rogers, E. N., Sert J. L. y Tyrwhitt J. El Corazón de la ciudad: por una vida más humana en la comunidad. Traducción de Jaime Esteve y J. J. Permanyer. Editorial Científico-Médica. Hoepli, S. L. Barcelona. 1955. Entrevista personal con Jorge Montes realizada por el autor de este ensayo y la periodista española Gemma Gil, durante el proceso de investigación para la elaboración de la Guía de Arquitectura Moderna de la Ciudad de Guatemala patrocinada por el Centro Cultural de España. Abril de 2008. Cardoza y Aragón, Luis. Op. cit. Cardoza y Aragón, Luis. Op. cit. Noelle, Louise. Abstracción Integrada. Un mural de Carlos Mérida en la UNAM. En Los Universitarios. Nueva época, volumen III, No. 31. Agosto 1988. Coordinación de difusión cultural. Universidad Nacional Autónoma de México. México. 1988. Cardoza y Aragón, Luis. Apolo y Coatlique. Ensayos mexicanos de espina y flor. Editorial Universitaria. Universidad de San Carlos de Guatemala. Guatemala. Primera edición 1944. Reimpresión 2002. Cardoza y Aragón, Luis. Op. cit. Maniera Elia, Mario. William Morris y la ideología de la arquitectura moderna. Colección Punto y Linea. Traducción de Juan Díaz de Atauri y Rodríguez de los Ríos. Edición en italiano 1976. Edición en español: Editorial Gustavo Gili, S. A. Barcelona. 1977. Peters, Tom. La esencia. Diseño. Dorling Kindersley. Pearson Educación. Madrid. 2005. Champlevé es una antigua técnica de decoración la cual consiste en realizar hendiduras o pequeñas excavaciones en superficies metálicas para luego ser rellenadas con esmalte vitrificado, el esmalte se fija al metal al hornear la pieza a temperaturas de 500 a 900 grados centígrados. Cardoza y Aragón, Luis. Op. cit.

Luján Muñoz, Luis. Carlos Mérida, Precursor del arte contemporáneo latinoamericano. Cuadernos de la tradición guatemalteca. Serviprensa Centroamericana. Guatemala. 1985. Mantilla Gómez, Víctor y Sanchez Michel, Valeria. Carlos Mérida. Retrato escrito (1891-1984). Instituto Nacional de Bellas Artes. Museo Nacional de Arte. Secretaría de Cultura. México. 2018. Luján Muñoz, Luis. Op. cit. Hobsbawm, Eric. Historia del Siglo XX. Traducción de Juan Faci, Carmen Castell y Jordi Ainaud. Quinta edición en español. Crítica. Buenos Aires. 2003. Montes, Jorge. Un paisaje cívico. En Galería Guatemala. Año 9, número 26. Fundación Cultural G&T Continental. Guatemala 2006. Benjamin, Walter. París, capital del Siglo XIX. Extracto en: Bifurcaciones, Revista de estudios culturales urbanos. http://www.bifurcaciones.cl/2013/07/paris-capital-del-siglo-19/ consultado el 8 de mayo de 2019. Hobsbawm, Eric. Op. cit. Cardoza y Aragón, Luis. La nube y el reloj. Pintura mexicana contemporánea. Instituto de Investigaciones Estéticas. Universidad Nacional Autónoma de México. Landucci. Primera Edición 1940. Segunda Edición 2003. Gónzalez Goyri, Roberto. Carlos Mérida. Una vida consagrada al arte. Catálogo de la Exposición Homenaje a Carlos Mérida. Comisión Permanente para la exaltación de la obra del maestro Carlos Mérida. Litografías Modernas. Guatemala. 1982. Gallardo, Bárbara. El Muralismo de Mérida.Video documental. https://www.youtube.com/watch?v=nygyYeg_c0o consultado el 8 de mayo de 2019. de Garay, Graciela. Mario Pani, vida y obra. Facultad de Arquitectura. Universidad Nacional Autónoma de México. México. 2004.

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ARTE


Interioridad/exterioridad: itinerario de mi proceso creativo Jorge Luis Linares Para hablar de mi carrera como artista visual, es indispensable abordar los distintos procesos creativos que experimento, mis cuestionamientos conceptuales y mis intereses formales y estéticos. Estos procesos son el resultado de una serie de eventos y experiencias, accidentes del destino o casualidades, no importa. Discutir sobre arte es hablar de la singularidades del ente o entes creativos, la experiencia, la información genética de los individuos, la historia de sus pueblos, las acciones de nuestros padres, la educación recibida, nuestro pasado, presente y futuro. En mi singularidad, soy mestizo, soy

producto del sistema de educación pública, soy parte de mis ancestros, soy parte de esta ciudad caótica, soy parte de muchas cosas. Pero también soy el arquitecto de mi futuro. Cuando tenía 14 años decidí estudiar arte. Fue la mejor decisión que tomé en esa época de mi vida. En la mañana, estudiaba en el Instituto Tecún Umán, zona 5. Y, por la tarde, en la Escuela Nacional de Artes Plásticas, Rafael Rodríguez Padilla, ENAP. Así fue por dos años, hasta terminar mi educación básica, y luego, tres años más para concluir el Bachillerato en Artes Plásticas, con Especialidad en Grabado, en el 2005. En ese 69


Jorge Linares: Interioridad/exterioridad: itinerario de mi proceso creativo lapso, recibí clases con dos maestros, fuera de la ENAP, que cambiaron mi visión del arte para toda la vida: Daniel Schafer y Moisés Barrios. Fueron y son parte importante en el desarrollo de mis procesos de creación y a los que debo gran parte de mi educación artística. En 2005, participé en dos talleres en Casa Comal, (productora de cine guatemalteco), un taller de realización cinematográfica impartido por los integrantes de la productora y un taller de guión cinematográfico impartido por la guionista colombiana Stella Malagón. En el primer taller, producimos dos cortometrajes y en el segundo, el desarrollo de un guión completo. Esta experiencia, fue mi introducción al cine y la producción de audiovisuales. Entre 2005 y 2006, trabajé en varios proyectos en Estudio C, (estudio guatemalteco dedicado a la producción de efectos visuales para cine y audiovisuales); ingresé como ilustrador y allí aprendí a vectorizar mis dibujos y editar las imágenes por medio de ordenador, me instruí en programas para modelado tridimensional y animación así como los procesos de producción de audiovisuales en un ámbito profesional. Las exposiciones más importantes de esta primera etapa son: El Primer Salón del Grabado, en el Museo de Arte Moderno, Carlos Mérida, 2005 y mis participaciones en la XIV y XV Bienal de Arte Paiz, en el 2004 y 2006 respectivamente. En el 2007 ingresé a la Facultad de Arquitectura de la Universidad de San Carlos de Guatemala, USAC. En este período, empiezo a interesarme por temas urbanos, las problemáticas de la ciudad de Guatemala, su contenido visual, sus paisajes y las diferentes di-

námicas que se producen en la urbe. Paralelamente a mis estudios, desarrollaba mi carrera como artista visual, inevitablemente el arte se integró con la arquitectura, y los conceptos arquitectónicos y urbanos influencian fuertemente mi obra, donde indago en problemáticas urbanas, esto se puede ver reflejado en la serie fotográfica Contaminación Visual. Este fenómeno que representa la saturación de elementos contaminantes «no arquitectónicos»: La polución visual es un fenómeno inherente a las dinámicas económicas y sociales de una cultura capitalista que ha generado en la ciudad de Guatemala un desequilibrio en el paisaje natural y artificial donde el exceso de información, publicidad, tendido de cables, transporte público, transporte pesado, instalaciones industriales e infraestructuras sobrecarga el paisaje de la ciudad. Esta investigación plástica es un proyecto que consiste en el registro de fotografía y video de la contaminación visual en distintos lugares de la ciudad de Guatemala, principalmente en la Calle Martí. Con la documentación, trabajo una serie de propuestas audiovisuales, donde indago en la estética de la contaminación visual. Llevo a cabo una propuesta que consiste en la manipulación digital de imágenes del paisaje urbano por medio de la saturación de elementos contaminantes anulo los mismos, creando nuevas texturas, volúmenes, patrones y composiciones, creando nuevos paisajes utópicos. La ciudad se vuelve parte importante de la carga conceptual y formal de mi obra. En este mismo período también me intereso por temas como negativo y positivo, el espacio interior y exterior, el vacío del espacio y los 70


Jorge Linares: Interioridad/exterioridad: itinerario de mi proceso creativo

objetos arquitectónicos. Empecé a desarrollar propuestas tridimensionales, y en el 2009, expongo individualmente en la galería 9.99, en ciudad de Guatemala, la exposición llamada Al Vacío. Es mi primera muestra individual, la exhibición giraba en torno al reciclaje del espacio vacío, de los empaques de diversos productos comerciales, usaba el envoltorio plástico, de este residuo como molde, y lo fundía en resina con polvo de mármol. El subproducto: objetos escultóricos, que posteriormente pintaba y combinaba con hierro cro-

mado. El producto final es una serie de esculturas de diversos formatos y composiciones. Esta obra era una reflexión del consumismo, como un desecho que puede ser reciclado posteriormente comercializado como arte en una galería. Es una serie de ciclos de la economía y el mercado del arte. Ese mismo año gané un premio, un estímulo económico para la creación artística, otorgado por el Centro Cultural de España de Guatemala, CCE. Con la ayuda proporcionada, realicé una exposición en (Ex) céntrico, sala de exposiciones del CCE, dentro 71


Jorge Linares: Interioridad/exterioridad: itinerario de mi proceso creativo del marco del festival fotográfico Foto 30; la muestra fotográfica llevaba el título de Dimensiones Variables. La tesis central de la muestra fue transportar el plano fotográfico y sus dos dimensiones a una tercera dimensión por medio de procesos manuales, industriales y digitales, llevar la fotografía al campo de la escultura, la instalación y los nuevos medios. Este período constituye un punto de inflexión en mi carrera. Empecé a explorar las diferentes posibilidades que ofrecen los llamados nuevos medios, fui inclinándome por el trabajo digital, especialmente centré mis propuestas en la fotografía y el video digital. Estos recursos me facilitaron proyectar, exportar mi trabajo, participar en exposiciones y festivales en el extranjero. En el 2009, gané una beca para participar en la Residencia Académica para Artistas Centroamericanos Emergentes Rapaces, Espira la Espora, en Nicaragua. A finales de 2009 conozco en Ciudad de Guatemala a Joan Duran, artista, editor y curador de origen catalán; radi-

cado en Belice y la Ciudad de Mérida, Yucatán, México. Joan me invitó por recomendación de la artista salvadoreña Dalia Chévez a participar en el Libro LANDIGNS TEN, la última parte del proyecto curatorial centrado en artistas de Centroamérica y el Caribe. Esta fue una experiencia intensa, discutimos con Joan diferentes propuestas, aprendí mucho en este proceso, principalmente a tener la capacidad de superar mis limitantes y concretar un proyecto que consistía en la intervención de la fachada del Palacio Nacional de la Cultura con un letrero de neón con la palabra Google, como crítica al sistema establecido, a la búsqueda de preguntas de un Estado en decadencia. Este proyecto hace referencia a Google como símbolo de la era del internet, de la inmersión en la era digital y la globalización. En el 2010 fui invitado por el artista Adán Vallecillo a participar en la muestra curada por él, +/- Esperanza, que se realizó en el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo, MADC, en San José de Costa Rica. Fue una buena experien-

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Jorge Linares: Interioridad/exterioridad: itinerario de mi proceso creativo Guatemala 2014. Desde el intangible al tangible, Kunstraum Walcheturm, Zúrich Suiza, Curaduría por Annemarié Brand. Fui dos veces finalista de Guatephoto, 2015 y 2018. En el 2016 soy seleccionado para participar en Nexofoto 16, Madrid, España. Ese mismo año, participo en la exposición homenaje a Aníbal López, Recreaciones A1/2016, galería Despacio, San José, Costa Rica. En 2016 regresé a Ciudad de México, para participar en la residencia artística La Embajada, donde trabajé varios videos y fotografías. En este período empiezo a trabajar gestión cultural, fundé junto al artista mexicano Eder Castillo, la residencia internacional para artistas Chichicaste en Panajachel, Sololá, 2016 -2017. En este proyecto participaron 18 artistas guatemaltecos y extranjeros. En 2017 gané el primer lugar del Festival Arte en Mayo de la Fundación Rosas, Botrán. En el año 2018 destacan las exposiciones Guatemala: Discrepancia de Facto, Fundación G&T Continental, curada por el artista Mar-

cia conocer personalmente a artistas de la región, a raíz de esta exposición, conocí al artista y curador mexicano Eder Castillo, quien me invita en el 2011 a la muestra colectiva de video Triangulo C.S.C. en el Museo de la ciudad de México, Ex Teresa Arte Actual. Fue mi primer acercamiento a esa ciudad, quedé muy impactado por las posibilidades que esta megaurbe provocaba en mi pensamiento, expandiendo los temas que abordaría en los siguientes años. Entre 2012 y 2015, participo en Esfoto 12, La Casa Tomada, en la ciudad de San Salvador, El Salvador; Curaduría por Walterio Iraheta. Mi participación en la séptima y octava edición del Concurso de Video Creación y Medios Digitales, Inquieta Imagen, 2013 y 2015, respectivamente, en el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo, MADC. San José de Costa Rica. La Otra Bienal, en Bogotá, Colombia en 2013. La Delgada Línea, Galería 9.99, Ciudad de Guatemala, 2014. La Ciudad Letrada, en Ciudad de la Imaginación, Curada por Pablo José Ramírez, Quetzaltenango,

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Jorge Linares: Interioridad/exterioridad: itinerario de mi proceso creativo al igual que el artista y los medios que utiliza para comunicar sus investigaciones dentro de las artes visuales. Estas exploraciones conceptuales e intereses estéticos se transforman en simulacros de la realidad, ilusiones que engañan a veces nuestros sentidos. El artista propone emociones, sensaciones, atmósferas, universos creativos y singularidades. El artista siempre es un reflejo de la sociedad que lo produce, al igual que el científico o el filósofo se encuentran al borde del abismo del conocimiento. Tras de él está la historia, la tecnología y, al frente, lo desconocido, la oscuridad y el abismo. Percibo el papel del artista como ese ser que cuestiona la existencia misma del cosmos, siendo la parte consciente del universo que cuestiona la misma existencia de la realidad. El artista también puede tocar los temas más oscuros de la condición del ser humano, el artista es un creador, pero, ante todo, un ser humano, imperfecto que contiene en su obra sus luces y sus sombras. Al desarrollar mis investigaciones en las artes visuales y sus posibilidades estéticas comencé a trabajar con herramientas digitales, editores de imagen, simuladores tridimensionales, editores

lov Barrios en Ciudad de Guatemala y participo en la exposición Arte Digital, en el Centro Cultural de España, Ciudad de Guatemala. En el año 2017 fundo el Estudio DS3 con los artistas Pablo López y Víctor Flores en la periferia de la Ciudad de Guatemala. El nombre del Estudio parte de un homenaje al maestro Daniel Schafer (1937-2004). En esta última fase me he enfocado en la gestión de productos culturales y trabajar en conjunto con otros artistas. He aprendido de los diferentes procesos creativos y como cada artista desarrolla sus proyectos artísticos, desde la idea hasta la concepción de la obra. Está claro el valor del artista en las sociedades contemporáneas que a través de la lírica visual, el manejo de la forma y el tratamiento conceptual cuestiona los fundamentos de la realidad. El artista es el filósofo de su tiempo, lleva a los límites la concepción de la obra de arte; y, con cada propuesta, transforma el concepto mismo de lo que se considera una obra de arte, siendo este un concepto que cambia con el tiempo, 74


Jorge Linares: Interioridad/exterioridad: itinerario de mi proceso creativo de sonido y editores de video. En este proceso, surgió una serie de posibilidades, nuevos temas de exploración y la posibilidad de profundizar en propuestas artísticas anteriores. Estas herramientas fueron un detonante creativo. De este evento de sucesos, surge un origen, que con el tiempo se bifurca. Por esta razón, puedo separar mi obra en dos líneas principales: la primera es La Exterior, que parte del registro fotográfico, documentación de video y sonido de espacios abiertos, rurales y urbanos. Por medio de estas exploraciones trabajé los videos: Tráfico Aéreo (2013), Carga Vehicular (2013), Polución x 3.1416 (2015), Aceleración de los Cuerpos (2016), Puentes al Cubo (2016), Colonización 2.0 2017, Desechos Sólidos (2017), Periferia (2017) y Cuerpos Extraños 2018, entre otros. La segunda línea de trabajo es La Interior, donde exploro las construcciones contenidas en el interior de las ciudades y el espacio interno contenido por alguna estructura o envolvente arquitectónico, la geometría, las tecnologías y los modelos matemáticos contenidos en la arquitectura. Este trabajo consiste en una serie de ejercicios plásticos contenidos en espacios arquitectónicos

y exploraciones de las estéticas urbanas. Por medio de técnicas utilizadas en efectos visuales para cine o producciones audiovisuales, modifico la imagen. A través del lenguaje digital, represento composiciones con geometrías complejas, produzco realidades alternas. Trabajo con programas de modelado y animación en tres dimensiones. Experimento con esculturas virtuales en simulaciones de luces, gravedad, fracturas, explosiones, líquidos, partículas y colisiones. De estas investigaciones surgen las series fotográficas: Simulaciones y Libre Comercio. Los videos: Extrusión (2012), Interno / Externo (2015), Formas x Velocidad = abstracción (2016), Libre Comercio (2017) y Autocontención (2019), entre otros proyectos. Por medio de logaritmos matemáticos y efectos visuales intervengo las fotografías y videos digitales, creo «ficciones» donde controlo los múltiples elementos y parámetros que conforman las distintas obras de estos proyectos artísticos alterando la percepción del entorno arquitectónico y la percepción 75


Jorge Linares: Interioridad/exterioridad: itinerario de mi proceso creativo del espectador de la obra de arte por medio de ilusiones visuales. Mi objetivo con este proyecto es investigar dentro de las artes visuales la trasformación de los paisajes artificiales, los espacios arquitectónicos y urbanos; por medio del registro de la luz refractada de la materia. Las simulaciones programadas transforman el registro documental de las imágenes de los espacios arquitectónicos y paisajes urbanos, la metamorfosis plástica de los fenómenos ligados a la tecnología y la vida contemporánea. En esta serie de proyectos que pueden describirse en los límites de las artes visuales, en las cuales transformo por medio de procesos digitales y la superposición de capas con información, la aplicación de constantes matemáticas

como 3.1416, el número de oro, la proporción áurea y logaritmos matemáticos que describen una realidad alterna. Configuro las estructuras disonantes, creo universos utópicos que modifican la realidad y las leyes físicas. Creo estéticas y composiciones diversas, extraigo la belleza que subyace en el caos de las ciudades, problemáticas urbanas, y estructuras artificiales. En este texto breve, compacto mi recorrido en las artes visuales, resalto los eventos, experiencias y reflexiones que han sido determinantes en el desarrollo de mis intereses estéticos y plásticos a través de mi trabajo y mi vida. Agradezco a todas las personas que he conocido y con las que he trabajado en mi carrera como artista visual.

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COMENTARIO


¡Hey Ho! Let’s go! Lanzamiento: 23 de abril de 1976 Fecha de grabación: Febrero de 1976 Estudio de grabación: Plaza Sound and Radio City Music Hall en New York Duración del disco: 29:04 minutos Disquera: Sire Records Productores: Craig Leon y Tommy Ramone

Comentario de

Álvaro Sánchez

Fue una noche de marzo del 2005. Era un poco antes de la media noche. Salimos con unas cervezas de más entre pecho y espalda del club en donde nos encontrabamos. Afuera soplaba un agradable viento de primavera en la calle Delancey de Nueva York. La banda inglesa Kasabian había terminado de tocar y nos tomábamos lo último de nuestras respectivas botellas. Estábamos satisfechos, el concierto había estado como lo esperábamos. Ninguno de los dos podía emitir un solo sonido de tanto gritar minutos antes. Yo tenía que regresar al apartamento que habíamos rentado en Roosevelt Island para hacer mi maleta de regreso a Guatemala, mi vuelo era en unas horas. Pero dentro de mí sabía que algo estaba pendiente antes de irme. Habíamos olvidado la dirección de su ubicación. Pero sabíamos que

estábamos cerca. Ninguno de los dos tenía la certeza de encontrarlo pero decidimos seguir las instrucciones que nos balbuceó un borrachín punk que estaba cerca de la puerta. Nos despedimos del Bowery Ballroom y empezamos nuestro regreso por las calles del distrito de Bowery. Yo había perdido las esperanzas, y mientras cavilaba en mis pensamientos. Volteamos en una esquina varias cuadras después, y con un esfuerzo di un grito a mi amigo. Con lo último de fuerzas que tenía en el cuerpo. Lo tuve que jalar de la chaqueta para que se diera cuenta. Sin saberlo los dioses del rock n’ roll habían guiado cada uno de

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nuestros pasos hasta llevarnos frente a el. Ahí estaba la famosa carpa blanca percudida con sus famosas letras rojas que rezaban: CBGB’S OMFUG. El mítico bar y cuna del movimiento punk en Nueva York, Estados Unidos. Era tarde pero dijimos que una última cerveza en ese lugar era obligatorio en nuestra casi fallida peregrinación. Entramos con todo el respeto que se tiene al entrar a una iglesia, tratando


Álvaro Sánchez: ¡Hey Ho! Let’s go! de no hacer ruido. No importaba lo cutre que lucía el lugar, pero para nosotros eso era, un santuario dedicado a todos nuestros héroes punkeros. Un largo pasillo oscuro y una larga barra al lado derecho nos daban la bienvenida. Al final los últimos acordes de una banda sonaban para terminar su concierto y desconectar su equipo, no quedaba mucha gente ya. Mis ojos trataban de asimilar la cantidad de información que había alrededor mío. Viejos posters a modo de antiguos glifos primitivos, narraban la historia de la creación. La creación del movimiento punk y de sus personajes los cuáles definirían la historia de la música que muchos años después yo mismo escucharía. Nos vendieron una última cerveza y antes de sentarme en la barra observé cada una de sus sillas y trataba de pensar en cuál de todas se había sentado Bowie, Lou Reed. ¿En qué banquillo la hermosa Debby Harry solía tomarse unos cuantos tragos al terminar de cantar? De haber sabido cuál era, si es que aún existía, seguro lo hubiera robado. Me preguntaba cuál era el lugar favorito de Patti Smith junto con Robert Mapplethorpe. Quería absorber la energía de los Talking Heads, Dead Boys o los MC5. Creo que ni siquiera mi amigo estaba tan emocionado de estar ahí, pero en ese momento de mi vida estaba yo saliendo de uno de los peores episodios de salud que me había tocado vivir. La energía del Punk me había devuelto la vitalidad que requería para salir adelante y hacer las cosas que tenía hacer. En mi caso no era opcional. La banda se había bajado ya del escenario por unas últimas cervezas y al fondo sonaba música totalmente al azar, nada en especial. Pero en mi mente yo no estaba en ese momento de mi época, yo estaba en mediados de los setenta. El lugar estaba lleno de rebeldes, rockeros y punks. En mi cabeza podía ver que ya no cabía ni un alma en el lugar, todos estábamos a la espera de una nueva banda de la que todo el mundo estaba hablando.

Un grupo que estaba cambiando el concepto de cómo interpretar música. Mientras tomaba mi cerveza, los vi aparecer, 4 tipos raros de lentes negros, tenis blancos, chaquetas de cuero negro y pantalones rotos. Ningún ¡hola gracias por estar aquí!. Nada de eso, no había tiempo para protocolos estúpidos. Nuestros oídos no estaban listos para la bomba de tres acordes que estaba a punto de estallar. Su grito de batalla fue un simple Hey! Ho! Let´s Go! y la música ya sería lo mismo. Este 2019 se cumplen 43 años del disco homónimo de la banda americana THE RAMONES. 4 tipos que habían tomado su nombre del Pseudónimo que usaba Paul McCartney, «Paul Ramon». En este punto de la historia creo que ni el mundo, ni el mismo McCartney se hubieran imaginado que de ese nombre tan extraño y unos simples acordes. El mundo iba ser golpeado con tanta fuerza por estos desadaptados. Joey Ramone, Dee Dee Ramone, Johnny Ramone y Tommy Ramone guiados por una fórmula sencilla: Concentrarse en la esencia y eliminar lo inútil. Idea originalmente de Johnny Ramone, llegaron a tocar la puerta del productor Craig Leon para grabar su primer disco. El disco con 14 canciones repleto de melodías que se convertirían en verdaderos himnos de la rebeldía como Blitzkrieg Bop, Beat On The Brat, 53rd & 3rd o Today Your Love, Tomorrow The World se lanzó en abril de 1976, un disco que sin saberlo traería cambios profundos y nuevas olas musicales como el postpunk, new wave, hardcore y grunge pero como suele pasar, y así parece que le gusta jugar a los dioses, apenas logró vender unos cuantos miles de copias ese año. Nunca fueron un grupo masivo ni de moda en ese momento de la historia. Hasta hoy. El reconocimiento por las ventas les llegó 38 años después, en 2014, en un momento en donde todo el mundo (muchos sin tener la

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idea de lo que era) usaban la playera con el legendario logotipo del águila sosteniendo en su pico un pergamino, un statement que le decía al mundo. Somos una banda de punk americana y venimos a que nos escuchen. El diseño fue hecho por el artista mexicano Arturo Vega. Fue hasta ese momento cuando alcanzó un disco de oro por las 500 mil copias vendidas. Entonces ese debut ya era considerado un disco de culto el cual ya había pasado por muchos homenajes y ediciones. Claro, en su década nadie reconocía la imagen icónica tomada por Roberta Bayley, fotógrafa de la revista Punk de esos 4 tipos extraños recostados sobre una pared de ladrillos, cual delincuentes de Nueva York. Con muchas ganas de hacer zumbar sus guitarras y hacer volar en mil pedazos la radio y a la prensa, donde se hicieron de más enemigos que de seguidores. Pero gracias a eso lograron hacer visible lo que sucedía bajo tierra. La gente finalmente supo que ese fenómeno musical existía y que había estado gestándose todo ese tiempo bajo lo más profundo de la superficie para finalmente ver la luz. Nunca podré saber realmente que había en las cabezas de esos 4 rebeldes en el momento que tomaron sus instrumentos por primera vez. Sé que hubo muchas peleas y dramas. Claro, no podemos olvidar que al final del día eran seres humanos con muchas ideas que tenían que escupir de sus cabezas. Siempre será algo que cada uno de ellos se ha llevado a la tumba. Pero de lo que sí estoy seguro es que la gran lección de Ramones para el mundo fue muy sencilla: Yo también puedo agarrar una maldita guitarra y hacer lo mismo. Creo que más allá de la música, es justamente eso lo que más respeto de esta agrupación. Lograron más con menos y murieron poco a poco haciéndolo. Su legado es un elogio a la simpleza y a la existencia de melodías veloces que le golpearon la cara y convulsionaron las vísceras al rock. Sin quererlo tal


Álvaro Sánchez: ¡Hey Ho! Let’s go! vez fueron la inspiración para generaciones de músicos que tenían muchas cosas por decir pero no sabían como hacerlo. 43 años y todo esto ha cambiado. No es lo mismo, lo que nació en el underground ahora pasó a ser solo una moda que tiene que mostrarse en las galerías y museos de todo el mundo, donde hoy se le exhibe como una manifestación contracultural y contestataria.

Terminamos nuestra cerveza y nos dimos cuenta que la noche también se estaba acabando. Salimos del lugar y nos quedamos un momento frente al lugar. De nuevo en mi cabeza, yo me despedía de Richard Hell y de Johnny Thunders quienes fumaban un cigarro afuera listos para seguir aferrándose a los últimos minutos de diversión que les quedaban. Esa noche habíamos tenido suerte, fuimos afortunados. Los dioses del rock n’ roll no nos habían abandonado después de todo. Por mi cabeza jamás pasó que un año después

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el lugar desaparecería para jamás volver. Pensé luego en cuántas memorias habían migradojunto con el lugar. Eso nunca lo sabré, solo sé que deben ser infinitas y hermosas. Quiero creer que pude llevarme algunas en mi corazón esa noche. Emprendimos nuestro camino de regreso y seguimos caminando en busca de un taxi. Me esperaban unas pocas horas de descanso y una resaca segura antes de madrugar, para tomar el vuelo en el aeropuerto de LaGuardia que me llevaría de regreso a mi realidad. Pero mientras tanto, la noche y Nueva York se despedían de mí, y con cada paso que daba yo le gritaba a sus calles ¡Hey Ho! Let’s go!


Cuarenta noches

Vania Vargas

Vania Vargas Cuarenta noches Sophos editorial, 2018 ISBN: 978-9929-745-07-0

Comentario de

Francisco Nájera

La ficción es la condición para que lo real pueda ser pensado.

J. Ranciere

Libro de la inquietud, del desasosiego, Cuarenta noches, el último libro publicado por la escritora Vania Vargas, es parte de esa larga y abundante literatura sobre, o de los sueños, que se inicia millares de años antes de nuestra era común, en Asia y África, primero con los caldeos y, más tarde, con los egipcios, para eventualmente desembocar en las literaturas de los griegos y los romanos. Como para esos pueblos, para nuestros pueblos originarios, desde el extremo sur hasta su extremos norte del continente, los sueños estaban relacionados con los misterios de lo sagrado y, de este modo, eran parte de las prácticas chamánicas de las diferentes civilizaciones que aquí habitaban. En el área mesoamericanas, en donde existían diferentes tipos de escritura, sabemos de tiras escritas dedicadas al tema. El fraile franciscano Toribio de Benavente menciona, por ejemplo, cinco textos pictográficos nahuas relativos a la interpreta-

ción de los sueños, los cuales, junto con tantas otras tiras escritas por los nahuas, los zapotecas y los mayas, fueron enviadas a la hoguera, por los españoles. Dentro de las literaturas europeas, el asunto de los sueños ha sido, desde la Edad Media, parte de la poesía, la narrativa, y el drama. Más tarde, en la época del barroco, cuando el dormir se percibe como una experiencia cercana a la de la muerte, en términos de la tradición española, el ejemplo más claro que tenemos de la literatura onírica es el auto sacramental: La vida es sueño de Pedro Calderón de la Barca, aunque no hay que olvidar que el motivo de los sueños aparece en muchos otros trabajos de esta época. Más tarde, a principios del siglo XIX, una novela importante en este contexto es El manuscrito de Zaragoza, es-

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crita en francés, aunque del escritor polaco Jan Potocki. Lo que estas dos obras tienen en común es la anulación radical que se da entre las experiencias de la vida onírica y las de la vida de la vigilia que viven sus protagonistas. Al final de ambos trabajos a estos les es imposible saber con exactitud si lo que han experimentado es parte de sus sueños o de su vida en vigilia. A esta confusión entre los dos planos de realidad volveremos más adelante en relación con el libro de Vania Vargas. Siempre dentro de las literaturas europeas, los sueños como algo misterioso y, por lo tanto, motivo de ansie-


Francisco Nájera: Cuarenta noches dad y confusión, toma auge dentro del romanticismo alemán y, posteriormente, del romanticismo inglés y del francés. En este contexto, hay que recordar que para los románticos, una de las formas que toma el sueño es la poesía, aunque en este caso se trate de una especie de duermevela dirigida por la voluntad formalizadora del arte. En el siglo XX serán los surrealistas y expresionistas quienes hereden esta visión que relaciona los sueños, lo visionario y lo literario. Si me he detenido en este bosquejo histórico de las literaturas oníricas es porque espero nos ayudará a percibir la riqueza de la tradición a la que pertenece Cuarenta noches, el libro sobre el que hoy nos interesa escribir. Aunque también será importante subrayar, más adelante, las formas en las que su autora modifica y subvierte los aspectos que definen este género. Para mí, leer Cuarenta noches, aparte de remitirme, por la construcción de los textos en su aspecto circular y obsesivo a La vida es sueño, y a El manuscrito de Zaragoza, me llevó reingresar al mundo visual de artistas como el holandés Maurits Escher, o los belgas René Magritte y Paul Delvaux, ya que el horror, o la belleza, de los textos que nos ofrece este libro, no reside en lo grotesco o en lo monstruoso, sino en la precisión formal con la que se elaboran las imágenes que van configurando cada uno de los sueños narrados, algo que caracteriza el trabajo de los artistas arriba mencionados. Uno de los logros de Cuarenta noches es, en mi opinión, la limpieza formal con la que se construye cada uno de los sueños narrados. La exactitud de la oraciones y la precisión con la que se elaboran las imágenes que nos son

presentadas no es algo común en nuestra literatura guatemalteca, en la que se tiende a favorecer la emoción sobre la precisión formal. Ya en el primer sueño narrado es posible percibir la limpieza de la construcción formal que la escritora le da a los textos: Se agachó y examinó con la punta de los dedos el puñado de plumas esparcido por el suelo. Desde esa posición reconoció de inmediato el jardín donde jugaba cuando era niña, las flores, el pasto fresco.

Aunque se trata de una narración en tercera persona, la precisión con que la escena es narrada nos obliga a experimentar los hechos en forma personal. Soy yo, como lectora o lector, quien al agacharse, examina las plumas y reconoce el jardín en el que jugué cuando era aún una niña. No hay forma de escapar de esta experiencia explicándola como sueño. Se trata de una acción y un escenario concretos, reales, que no ofrecen la posibilidad de lo vago o de lo incierto que asociamos con los sueños. El final de este mismo sueño nos ofrece otra descripción semejante a la inicial, absolutamente exacta, precisa, totalmente alejada de al tipo de experiencias que tendemos a asociar con lo onírico: algo confuso, vagamente recordado y expresado: Vio hacia el cielo, hizo un recorrido circular con la mirada por las ramas bajas en donde otros pájaros parecían observarla sin alterarse por su presencia, Luego intentó reanudar la búsqueda, pero no pudo moverse. Bajó la mirada hacia sí misma, estaba sangrando.

Dada lo escrupuloso de la técnica narrativa, la experiencia de la lectura de este, y los otros textos en este libro, es

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alucinante. Para las lectoras o lectores se trata de la experiencia de una escena en la que hemos quedado atrapados en un mundo perfectamente lúcido. Lúcido y siniestro, violento, ya que aparentemente ese «pichón muerto o malherido» que el personaje adivina existe en el jardín, y que ella decide buscar y encontrar, es ella misma, es decir, es quien lee y da vida al texto. La técnica es similar para cada uno de los sueños narrados, excepto en el sueño final, en el que el personaje logra de alguna manera despertar de sus sueños, aunque no de la pesadilla que para ella es ese continuo soñar: «Lanzar las frazadas por el aire, darse la vuelta, adolorida, aspirar profundo como el que vuelve a la vida» es la forma en la que comienza la narración, para terminar: Y sentir una permanente presión en el pecho una sensación de sofoco. Ser incomodidad, andando por los mismos caminos, con la curiosidad de volver a casa, abrir la puerta, ver en la cama revuelta si acaso uno suda, inmóvil, y se abraza a sí mismo con los ojos cerrados, mientras todo pasa.

«Todo pasa…» Con esta frase termina el sueño y el libro en el que es narrado. ¿Pero qué es lo que pasa? ¿Los sueños/ pesadillas? ¿La vida misma? ¿La escritura, es decir la lectura de estos textos delirantes? La imposibilidad de resolver la confusión, el desvarío que los textos nos obligan a experimentar es uno de los logros de este libro tan personal y, a la vez, tan universal, de nuestra escritora. Al final, creo que las palabras con las que concluye La vida es sueño, la obra teatral mencionada más arriba, pueden ser aplicadas perfectamente a nuestra experiencia al leer Cuarenta Noches: «Que la vida es un sueño y los sueños, sueños son». De esta modo, el barroco español y la contemporaneidad guatemalteca se dan la mano para ofrecernos una visión de este nuestro mundo.


Imágenes:

Jorge Luis Linares / 1986. Arquitecto por la Universidad de San Carlos de Guatemala USAC, 2017. Residencia artística, La Embajada, Ciudad de México, 2016. Residencia académica para artistas centroamericanos emergentes Rapaces, espira/espora, Nicaragua, 2009. Programa de Formación de Arte Contemporáneo, CENTRO DE ARTE, Centro Cultural de España, Ciudad de Guatemala, 2007, 2008. Bachiller en Artes Plásticas, Rafael Rodríguez Padilla, ENAP, 2005. Diseño, dibujo y crítica de arte, en la galería DS2, con Daniel Schafer. 2002, 2004. Exposiones individuales Contaminación Visual, GAGA, Antigua Guatemala. 2019. Interno / Externo, Espacio Alternativo, Ciudad de Guatemala. 2015. Entorno Artificial, Galería Sótano 1, Ciudad de Guatemala. 2013. Dimensiones Variables, (ex) céntrico, Sala de Exposiciones del Centro Cultural de España. Ciudad de Guatemala. 2009. Al Vacío, Galería 9.99, Ciudad de Guatemala. 2009. Exposiciones colectivas «6 x 6 Ceramic Tile Exhibition», SMV Gallery, New York, EUA. 2019. El Prado, desde Centro América, CETT Centro Cultural de España, Tegucigalpa Honduras. 2019. GuatePhoto 2018, La ERRE, Ciudad de Guatemala. 2018. Guatemala: Discrepancia de Facto, Fundación G&T Continental, Ciudad de Guatemala. 2018. Arte Digital, Centro Cultural de España, Ciudad de Guatemala. 2018. Zona Roja / Z 18, MANIFESTO-espacio, Ciudad de Guatemala. 2017. Recreaciones A1/2016, galería Despacio, San José, Costa Rica. 2016. Nexofoto 16, Madrid, España. 2016. ZAM ZAM Capitulo 01, Mérida, México, Curaduría: Joan Duran. 2016. Desde el intangible al tangible, Kunstraum Walcheturm, Zúrich Suiza, Curaduría: Annemarié Brand. 2015. Inquieta Imagen, MADC. Museo de Arte y Diseño Contemporáneo, San José de Costa Rica. 2015. VII Semana de Video Iberoamericano en La Expendeduría, San Miguel de Allende, Guanajuato, México. 2015. Periférico Espectacular, Galería 357 mx, México D.F. 2015. La Delgada Línea, Galería 9.99, Ciudad de Guatemala. 2014. La Otra Bienal, Bogotá, Colombia. 2013. Inquieta Imagen, MADC. Museo de Arte y Diseño Contemporáneo, San José de Costa Rica. 2013. Premios / Distinciones Primer Lugar Arte en Mayo, Fundación Rosas Botrán, Ciudad de Guatemala, 2017. Beca para la producción artística del Centro Cultural de España, Guatemala, 2009.

Portada Makina Animación Digital (Fotograma) Vídeo de alta definición, 1920 x 1080 ppp. 4 minutos de duración 2013 https://vimeo.com/244430199. Ensayos Accidente 07 Técnica Mixta 30 x 23 cm. 2018. Letras Makina Animación Digital (Fotograma) Vídeo de alta definición, 1920 x 1080 ppp. 4 minutos de duración 2013 https://vimeo.com/244430199. Retrato Sin título Fotografía B/N Dimensiones variables 2009. Arte Sin título Instalación de 50 globos metálicos impresos Dimensiones variables 2009. Comentario Makina Animación Digital (Fotograma) Vídeo de alta definición, 1920 x 1080 ppp. 4 minutos de duración 2013.

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Ensayos: Matheus Kar/ Emile Cioran/ Letras: Homenaje: Arte: Comentarios:

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