ANP Sierra de Álamos-Rio Cuchujaqui
Diversificar actividades para proteger la natura Este ecosistema de Sonora es único
por sus características de flora y fauna; las comunidades que lo habitan desarrollan proyectos productivos que aprovechan sus atractivos de una manera sustentable
Álamos
Por José María Valencia Mungaray
El ecosistema que conforman la Sierra de Álamos y el rio Cuchujaqui, ubicado en el municipio de Álamos, Sonora, fue declarado Área Natural Protegida en la categoría Área de Protección de Flora y Fauna por decreto presidencial el 19 de julio de 1996; es uno de los muchos ejemplos de la gran biodiversidad que tiene estado de Sonora, selva, en este caso, en el que se ejerce una labor de conservación y protección con el fin de que se mantenga intacta para el disfrute y aprovechamiento de las actuales y futuras generaciones. Hablamos de una región privilegiada por la naturaleza que es la confluencia de dos tipos de vegetación, el desierto y la selva; de especies de plantas y animales que solo se encuentran de Álamos hacia el sur del país, y de Álamos hacia Estados Unidos. la Sierra de Alamos está clasificada además como Sitio Ramsar No. 1934 por la Convención de Humedales por el Ecosistema Arroyo Verde ubicado dentro de su polígono. A partir del decreto, los primeros años de trabajo en esta zona protegida estuvo a cargo del Gobierno de Sonora y a partir del año 2000 lo retomó el Gobierno Federal a través de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP), que destinó a un consejo asesor que trabaja con cada comunidad ubicada dentro de la reserva. De esta manera se establece una estrategia de protección para el ecosistema y la flora y fauna que lo habitan, para proteger el agua y los recursos naturales y propiciar en las comunidades el desarrollo sustentable brindándoles asesoría para que puedan tener una mejor calidad de vida; que
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Monte Mojino, reserva privada.
las comunidades convivan en armonía con la naturaleza y la aprovechan para su beneficio a la vez que la protegen. “Es obvio y está comprobado que todas las actividades humanas de alguna manera impactan en la naturaleza -expresa la representante de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP) en la Sierra Álamos-Rio Cuchujaqui, Elvira Rojero Díaz-; en esta reserva la mayoría de los particulares que están ahí tienen una actividad humana, ya sea ganadería, agricultura u otras”. En esta labor de conservación participan coordinadas todas las instancias, afirma Rojero Diaz: “Tenemos apoyo del Ayuntamiento de Álamos y del Museo Costumbrista; el consejo asesor lo
conforman 21 personas representantes de instituciones como Conafor, Profepa, Semarnat, Conagua y las universidades, recibimos muchos estudiantes todo el año casi siempre en prácticas, estadías o tésis-, tenemos sociedades de producción, representantes de las comunidades locales, de los pequeños propietarios, incluso de empresas como la Cámara Minera de México por intereses de las concesiones mineras que hay en la región, además organizaciones de la sociedad civil (ONGs); hay coordinación,hay sinergia y mucho trabajo, aunque parezca que la CONANP hace todo, se hace a través de vínculos institucionales para que la gente tenga lo mejor para ellos y no en contra de la naturaleza”.