Duro o tiernito, con agua o sin agua son las primeras instrucciones que habremos de dar a quienes desde hace más de 30 años se establecieron en las inmediaciones de la Laguna de Náinari, bajo los grandes álamos que la rodean en el lado norte, junto al deportivo campestre de Cd. Obregón, Sonora para ofrecer cocos helados y frescos que ahí mismo se abren o pelan ante el cliente que antojado observa el procedimiento.
Comer cocos en la Laguna del Náinari es ya una tradición en Cd. Obregón
“El agua tiene muchas propiedades”, dicen y anuncian, pero hay quienes no la toman. El agua de coco rehidrata mejor que los sueros, quita la sed, es digestiva y ayuda al estómago además de refrescante. Una vez que con un popote el cliente se toma el agua del interior de la gran semilla de palma, traída desde Nayarit, el carretero parte el coco en dos y en la mitad sin perforación pone toda la pulpa fresca que con un instrumento especial separa de la cáscara y corta en cuadros para entregar al cliente un coctel al que le agregó limón, sal, chile en polvos y una extensa variedad de opciones con sabor, color y chile. Rielito, Chamoy, salsa Güichol, salsa Yaqui, salsa Marisquera, y otras muchas más botellas de diferentes marcas están alineadas en el mostrador del puesto. Antes era un sólo venderdor y luego una sóla familia pero ahora hay muchos y todos venden bien. El más novedoso menú para servir cocos es con marisco agregado a ese cocktel. Camarón y callo son la propuesta que ya experimentan en determinados días. Usted puede tener confianza. Los cocos verdes son fruta fresca y limpia por dentro. disfrute su descanso bajo la alameda y cómase un coco con todo y agua.
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Imágenes de Sonora
Verano 2005