Plaza Zaragoza y Kiosko En el centro cívico de la ciudad, custodiada por la Catedral y los Palacios de Gobierno Municipal y Estatal, este es un punto que no debe dejar de visitarse. En medio de la actividad política y gubernamental, la Plaza transmite un ambiente que varía según la hora del día, ya que mientras en horario de oficina puede pulsarse el ritmo de la ciudad bajo sus frondosos árboles, por la tarde, mientras el cielo se tiñe de rojo, su pulso disminuye para dar paso a las charlas vespertinas y los juegos de niños que aprovechan la plaza para divertirse. Y es desde 1865, que la Plaza Zaragoza es parte importante de la comunidad Hermosillense, que sigue acudiendo para admirar la estructura de su kiosko, que fue traída desde Florencia, Italia, y que está elaborado con hierro fundido y ornamento que remata finamente al estilo morisco. Esta Plaza es comúnmente sede de tradicionales verbenas, fiestas patrias, actos cívicos y tertulias; además, frecuentemente se realizan eventos artísticos y musicales, la mayoría vespertinos y dominicales, con exposiciones de artistas de la localidad.
Capilla del Carmen Justo al final de la avenida No Reelección, rompe majestuosa la Capilla de Nuestra Señora del Carmen, testigo de los sueños e historias que ha visto pasar el cielo hermosillense, convirtiéndola en una de las edificaciones más importantes de Hermosillo. Esta capilla, se debe a Don Pascual Iñigo, un devoto industrial y comerciante que realizando las gestiones necesarias levantó esta hermosa edificación dentro de su propiedad, iniciando la construcción en el año de 1837, y fue hasta después de cinco años cuando el inmueble fue bendecido. Un detalle curioso que encierra la historia de esta capilla, es que en 1906, el nuevo dueño de la casa de los Iñigo, Don Alfonso Echeverría, creyó también de su propiedad la Iglesia, misma que mandó cercar, impidiendo la entrada al público. Sin embargo, el Juez de Barrio, Don Pedro Munguía, hizo traer varios presos provistos de hacha y derribó el cerco. La capilla, que está localizada al pie del Cerro de la Campana, lado noroeste, y con acceso en las calles Jesús García y No Reelección, adquirió la categoría de parroquia desde el 16 de julio de 1970. Éste templo es considerado como uno de los de más tradición entre los hermosillenses.
Museo de Culturas Populares También se le conoce como Casa Hoeffer ya que fue propiedad original del Dr. Alberto Hoeffer, quien en 1904 inició su construcción. En ella se refleja la influencia francesa que caracterizó al Porfiriato. Posteriormente en 1990 se restauró y actualmente alberga al Museo de Culturas Populares e Indígenas de Sonora, así como al Centro de Información y Documentación (CID) que cuenta con biblioteca, fonoteca, fototeca y videoteca. Es un espacio con cinco salas y un área para exposiciones temporales. Dentro de las salas permanentes se exponen la forma de vida de las etnias que habitan el estado de Sonora. Se aprecian en tamaño natural y en miniatura, los diferentes tipos de vivienda que construyen las distintas tribus, así como vestimenta típica, utensilios, artesanías, que forman parte de la cultura y de las raíces de los sonorenses. Ubicada en Dr. Hoeffer # 22 esq. Comonfort, abre sus puertas de Lunes a Viernes con un horario de 9:00 am a 16:00 pm y el Sábado de 10:00 am a 14:00 pm. La admisión es gratuita.
El Cerro de la Campana
El cuidado y restauración de los espacios urbanos que los hermosillenses han realizado, brinda a la ciudad una atmósfera provinciana en donde familias residentes y visitantes disfrutan y conviven, al igual que las oficinas públicas y vida cotidiana mantienen su ritmo alrededor del centro cívico. 24
Hermosillo Guía y Estilo 2008
Este lugar es sin duda el mirador por excelencia para el visitante, ya que desde sus empedrados, es posible apreciar una panorámica casi completa de “La Ciudad del Sol”. El origen del nombre de este elemento natural, representativo de Hermosillo, se explica claramente en el Diario de las Exploraciones en Sonora, escrito por el capitán Juan Mateo Mange, pues habla del cerro diciendo: “... y se junta como llevo diciendo en el Pitiquín, donde suena la gran piedra”, refiriéndose al sonido que hacen las rocas al golpearse las unas con las otras. En un tiempo, era casi una proeza el llegar a la cúpula del cerro, por lo que el General Luis E. Torres, construyó durante su gobierno, un mirador que fue inaugurado el 15 de septiembre de 1909 bajo el nombre de “Paseo Amelia M. de Torres”, y popularmente conocido en esa época como “El Caracol”. A este cerro puede subirse en automóvil gracias a sus caminos empedrados, y a su buena iluminación, sin embargo se recomienda IMÁGENES DE SONORA®