Conclusión

Por tanto, además de la complejidad del sistema de niveles y daño, defensa, resistencias, etc, la jugabilidad en la saga es progresivamente dinámica y veloz, y además permite una amplia creatividad en lo que a estilos de combate se refiere.

Dark Souls también es un videojuego rico en trama, el cual ahonda en las formas narrativas y rechaza el estilo claro y lineal. El jugador tiene casi total libertad para elegir su camino y es responsable de sus decisiones, de forma que el juego le obliga a ser cauteloso, aprender de sus errores y a mejorar o buscar formas creativas de enfrentarse a los desafíos con los que se enfrenta.

La narración por su parte es atípica, ya que muchos enemigos, zonas y jefes (que actúan como personajes principales en la historia interna) no tienen aparente justificación. Sin embargo, la historia, que se transmite a través de descripciones de objetos y leyendas que cuentan los personajes del juego, explora un mundo con una densa y arraigada mitología donde el cambio es constante y se entrevé un pasado muy distinto al presente, desesperado por expirar. Incluso la localización de los objetos y los personajes enriquece la narración (al encontrarte un cuerpo con un alma de caballero encima de una zona con pinchos o un npc encarcelado, por ejemplo, se induce subversivamente las razones por las que esos objetos/personajes han llegado hasta allí) A su vez los mismos personajes poseen distintas metas, historia y distintas personalidades, detalles que no se pueden pasar por alto a la hora de valorar la saga.

Dark Souls entra en esa pequeña categoría de obras con un espíritu y personalidad propias. Es, sin duda, un referente en la capacidad de los medios digitales interactivos para, más que entretener al jugador, transportarle a un mundo ficticio como una obra literaria puede. La ambientación, el cuadro ruinoso y melancólico, hacen que el jugador, además de enfrentarse a un reto, logre apreciar los momentos de calma y la belleza existente en un precioso y espléndido mundo que se consume.