Revista Geotecnia - SMIG - 226

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La práctica profesional como vocación

DNM: ¿Cuál fue la primera o las primeras impresiones que tuvo al pasar del ámbito académico, aunque fuera de posgrado, al laboral? ¿Qué reflexiones hizo de ello? GSC: Terminé las materias en 1958. En aquel tiempo, los estudios de maestría tenían una duración de un año, sumamente intenso; dormía cuatro horas diarias para dedicarme de tiempo completo al estudio, y después debía trabajar. Entonces formamos un equipo con cuatro compañeros de la escuela que iniciábamos nuestros trabajos pero, a pesar de que yo ya había estudiado mecánica de suelos, mis primeros tres años los dediqué al diseño estructural. Después tuve la oportunidad de tener mi primer trabajo. Recuerdo que fue en un campo de beisbol, en Reynosa, Tamaulipas, al cual fui muy ilusionado y con mucho interés. Estaba excavando cuando me di cuenta de que había astillas de madera y algunos huesos; resultó que era un panteón. Mi primer diseño fue el de las gradas para ese campo de beisbol. DNM: ¿Siempre trabajó en la iniciativa privada? GSC: Siempre, a excepción de cuando terminé los estudios y mi beca se prolongó para trabajar en el Instituto de Ingeniería por cerca de dos años, con el profesor Raúl J. Marsal, que es el único apóstol de la ingeniería que he conocido. ¡Único y sobresaliente!, persona estricta, pero honesto y recto a carta cabal; con él sí se trabajaba. Él me metió al laboratorio a hacer pruebas, me decía: “Usted tiene que aprender a hacer pruebas”. Entonces, se prolongó ahí mi beca para preparar un trabajo para el que el profesor Marsal me puso en contacto con el profesor Enrique Tamez, y que presentamos en el Primer Congreso Panamericano de Mecánica de Suelos e Ingeniería de Cimentaciones; seguí algún tiempo en el instituto y después empecé a tener mis primeros trabajos en mecánica de suelos. Mi equipo ganó todos los estudios del Programa Nacional Fronterizo: estudios para aduanas y demás edificaciones en Matamoros, Reynosa, Piedras Negras, Nogales, Mexicali, Tijuana; era un panorama muy bueno para un principiante. Eso me costó el trabajo en el Instituto de Ingeniería, porque el trabajo se lo ganamos a alguien del mismo instituto, quien lo primero

Los profesores tienen una responsabilidad muy grande, por lo cual deben desprenderse de esa idea egocentrista y enfocarse realmente a enseñar la ingeniería. Ésta, como todos los demás campos del saber, implica una cultura general de geografía, historia, matemáticas, física, civismo y otras áreas.

Conversando con...

que me dijo fue: “Usted no está hecho para la investigación; usted está hecho para la práctica profesional”; creo que tenía razón. Se lo agradecí mucho porque, a pesar de que ganaba muy poco, era un ingreso significativo. DNM: ¿En el trabajo del instituto? GSC: En el instituto, sí; pero en ese tiempo también tuve la oportunidad de contar con tres trabajos: el propio, de diseño estructural y el que empezaba de mecánica de suelos; el trabajo que hacía en el Instituto de Ingeniería, y otro en una empresa privada, al que Enrique Tamez me invitó y con quien aprendí mucho en aproximadamente un año. Haga de cuenta que tuve ni más ni menos que a un profesor particular de mecánica de suelos. DNM: ¿Ahí sí entendió la mecánica de suelos? GSC: Ahí sí entendí bastantes aspectos de la mecánica de suelos aplicada, gracias a sus enseñanzas y calidad profesional y humana, a pesar de que le dije: “Honestamente, profesor Tamez, yo quiero aprender y dedicarme a trabajar por mi cuenta.” En fin, en la vida todos tenemos un ángel, que es una persona que nos cuida, apoya e impulsa en el desarrollo de nuestra carrera. Antes yo había tenido otro ángel: el ingeniero Joaquín Aguerrebere Serrano, que en paz descanse; una persona que puso toda su confianza en mí y en el equipo de ingenieros del que yo formaba parte, apoyándonos, orientándonos y enseñándonos conceptos de estructuras. Otras personas influyeron indirectamente por sus valores ejemplares.

FOTO: Guillermo Springall Cáram

terminé todas mis materias, pero nunca me gradué de maestría; ¿por qué?, porque a mí me interesaba trabajar.

Ante su colección de música.

DNM: ¿Y Tamez fue ese otro ángel importante? GSC: Tamez fue un gran ángel. Quizá no le gustó mucho que me separara de su empresa, pero tampoco perdió gran cosa, porque después tuvo muy buenos colaboradores. Más tarde, en

Núm. 226 Diciembre 2012 - Febrero 2013 5


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