CRIPTONOMICÓN III

Page 96

El código aretusa

Criptonomicón 3

Neal Stephenson

Detención

—Kopi —le dice Randy a la asistenta de vuelo, y luego se lo piensa mejor, recordando que en esta ocasión está en tercera clase, y llegar hasta un lavabo podría no ser fácil. No es más que un pequeño 757 de Malaysian Air. La asistenta de vuelo percibe la indecisión en su rostro y titubea. El rostro de la azafata está enmarcado en un pañuelo llamativo vagamente islámico que es el intento más simbólico de modestia sexual que Randy haya visto jamás. —Kopi nyahkafeina —dice Randy, y ella sonríe y le sirve del termo naranja. No es que ella no hable inglés, sino que Randy empieza a sentirse cómodo con el pidgin local. Sabe que no es más que el primer paso de un largo proceso que con el tiempo le convertirá en uno de esos alegres expatriados, fornidos y curtidos por el sol, que infestan los bares de aeropuerto y hoteles Shangri-La de la cuenca del Pacífico. Por su ventanilla, la larga y esbelta isla de Palawan corre paralela a la ruta de vuelo. Un piloto paralizado por la niebla casi podría llegar desde Kinakuta hasta Manila siguiendo las playas de Palawan, pero en un día como hoy eso no tiene importancia. Esas playas descienden gradualmente hacia las aguas transparentes del mar meridional de China. Cuando estás allá abajo, plantado en la arena, mirando oblicuamente las olas, probablemente no tiene aspecto de ser gran cosa, pero desde aquí arriba puedes ver directamente a muchas brazas de profundidad, y así todas las islas, incluso las cabezas de coral, tienen faldas que empiezan en marrón oscuro y pardo y luego se funden en amarillo y finalmente en azul de piscina hasta con el tiempo convertirse en el azul profundo del océano. Cada pequeña isla de coral y banco de arena tiene el aspecto de un ojo iridiscente en una pluma de pavo real. Después de la conversación la noche pasada en la casa de Tom Howard, Randy durmió en la habitación de invitados y luego pasó la mayor parte del día en Kinakuta comprando un nuevo portátil, con un nuevo disco duro, y transfiriendo todos los datos del disco que recuperó en Los Altos al nuevo, cifrándolo todo en el proceso. Teniendo en cuenta todos los documentos corporativos aburridos e inútiles a los que ha sometido a cifrado de alta tecnología, no puede creer que llevase los documentos Aretusa en su disco duro, sin cifrar, durante varios días y pasando por varias fronteras nacionales. Eso sin mencionar las tarjetas ETC originales, que ahora residen en la caja fuerte del sótano de Tom Howard. Claro está, Aretusa ya está cifrado, pero se hizo en 1945, así que según los estándares modernos, bien se podía haber cifrado con un anillo decodificador sacado de una caja de cereales. O eso es lo que Randy en cierta forma espera. Otra cosa que hizo por la mañana fue descargar una copia de Criptonomicón del sitio ftp en el que vive en San Francisco. Randy nunca lo ha mirado con detalle, pero ha oído que contiene ejemplos de código, o al menos algoritmos, que podría emplear para atacar Aretusa. Con suerte, las últimas técnicas públicas para romper códigos contenidas en Criptonomicón podrían servir para la tecnología clasificada que Pontifex y sus colegas empleaban en la NSA treinta años atrás. Esas técnicas no funcionaron contra los mensajes Aretusa que intentaron descifrar, pero probablemente fue debido simplemente a que esos mensajes eran números aleatorios, no las interceptaciones reales. Ahora que Randy tiene lo que sospecha que son los verdaderos mensajes, podría conseguir lo que Earl Comstock intentó y no pudo durante los años cincuenta. Están volando cerca del terminator, no el asesino robot del cine, sino la línea entre la noche y el día por la que rota incesantemente nuestro planeta. Mirando al este, Randy puede ver sobre el borde del mundo el lugar donde es de noche y las nubes sólo reflejan la fracción más roja de la luz 96


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.