De la tentacion al pecado

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Mateo 4 Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo. 2 Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. 3 Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. 4 El respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. 5 Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo, 6 y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, y, En sus manos te sostendrán, Para que no tropieces con tu pie en piedra. 7 Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios. 8 Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, 9 y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares. 10 Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás. 11 El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían. El problema no está en ser ‘solicitado a pecar’, sino ceder ante tal solicitud. Como vemos, Jesús fue tentado, solicitado a pecar, pero el no pecó: Hebreos 4:15 Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Aunque Cristo tenía un cuerpo de carne, no tenía una concupiscencia pecaminosa. Esto prueba que cuando la Biblia se refiere a “la carne”, no se refiere a lo físico sino a la naturaleza caída. Cristo no tenía una naturaleza caída aunque tenía un cuerpo carnal. A diferencia de Cristo nosotros tenemos ambas cosas, un cuerpo de carne, y una naturaleza caída, por eso debemos depender constantemente de Dios y su Espíritu Santo para vencer las tentaciones y controlar la naturaleza carnal. El proceso del Pecado Si somos creyentes, el diablo no tiene poder sobre nuestras vidas. Pues ya no le pertenecemos a él. El que no ha nacido de nuevo no es de Dios, son del diablo, este tiene control de sus vidas. Pero esto no quita la responsabilidad por sus hechos, pues son ellos quienes han escogido seguir en pos del "príncipe de este mundo" Efesios 2:2. y "Dios les ha entregado a las concupiscencias de sus corazones". Romanos 1:24-32. 1. Mala concupiscencia - Deseos que provienen de la mente (el corazón) y que van contra la ley de Dios. Los malos deseos de la mente son los que provocan al hombre o la mujer para que haga lo indebido (pecado.) Por esta razón es tan importante que estemos llenos del espíritu, para controlar los malos deseos de la carne. Tanto Jesús como Pablo apuntan hacia “la carne” o la naturaleza carnal como el origen de los pecados: Mateo 15


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