Siempre! 3028

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LA COSA PÚBLICA Lo maneja el Gobierno del DF

Un asilo de ancianos que vive de milagro

58 • 26 de junio de 2011

ciación civil de inspiración cristiana que lleva décadas atendiendo a mujeres ancianas que por distintas razones encuentran en dicho asilo un refugio. Me encontré con veinte ancianitas. La mitad han sido canalizadas ahí por el DIF nacional, porque la autoridad entiende que no hay mejor lugar para ellas que este pequeño espacio operado por la sociedad organizada. La otra mitad proviene de hogares que las han abandonado en su senectud, que no tienen recursos con qué mantenerlas o simplemente ya no tienen a nadie y encuentran una familia en este espacio en medio del bullicio del centro de la capital. Si me preguntan cómo se sostiene este asilo, les diría que literalmente de milagro. Un esfuerzo de voluntarios, sostenido por varios años se enfrenta todos los días a distintos desafíos. Sin duda el principal de ellos es la falta de recursos. Dado que la prioridad es la calidad de vida y la atención personalizada de quien sufre la vejez, porque se sufre, los demás gastos tienen que esperar. Y es así como los derechos por servicio de agua se van acumulando al grado de que los adeudos por dicho concepto pueden sumar los miles de pesos. La pintura del viejo inmue-

ble en algunas partes ya se está cayendo, por cierto inmueble del Gobierno del Distrito Federal, pero lo importante son las medicinas, el vestido, el alimento. Muchas organizaciones de la sociedad civil, que están haciendo el esfuerzo solidario de ayudar a los más vulnerables, lo realizan con penurias económicas. Pero al mismo tiempo logran atender a la persona humana en situación desfavorable de mucho mejor manera que cualquier institución de gobierno. Así como el gobierno es un mal empresario, también el gobierno es una mala institución de asistencia. Las centenares de asociaciones civiles e instituciones de asistencia privada administran mejor los recursos y su atención resulta de calidad. Hay excepciones, pero la regla es esa. El Estado debe generar las condiciones para que más esfuerzos privados surjan y permanezcan apoyando no sólo a los adultos mayores, a los niños, a los discapacitados, a los pobres. Y al mismo tiempo dar los apoyos concretos que sólo el Estado, a través del gobierno puede dar, subsidios y reducciones en impuestos, facilidades administrativas, entre otras. En fin, el Estado tiene que ser subsidiario, y reconocer que el sector social y privado lo hacen mejor. Siempre!

Fotografía: www.shutterstock.com

L

a semana pasada tuve la oportunidad de visitar un asilo para ancianos o, si prefieren, de adultos mayores. Por cierto, la palabra anciano no me parece despectivo. Simplemente es otra forma de denominar al ser humano que afronta los retos del pasar de los años con experiencia. Pues bien, este asilo ubicado en una antigua casona del Centro Histórico de la ciudad de México propiedad del Gobierno del Distrito Federal, está funcionando gracias a una aso-

CARLO PIZANO


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