Ulises Tomo 2

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James Joyce

—¿Cómo lo sabes? —preguntó el señor Dedalus, levantando la mejilla con la lengua. El señor Kernan, contento con la orden que había conseguido, caminaba triunfante por James Street. —Yo sé que lo conseguiste —contestó Dilly—. ¿No estabas en la casa Scotch hace un instante? —No estaba —dijo el señor Dedalus, sonriendo—. ¿Fueron las hermanitas las que te enseñaron a ser tan descarada? Le dio un chelín. —Mira si puedes hacer algo con eso —le dijo. —Supongo

que

conseguiste cinco

repuso Dilly—. Dame más que eso. —Espera

un

momento

—dijo

amenazadoramente el señor Dedalus—. Eres como

todos

los

otros, ¿verdad? Un

atajo

insolente de perritas desde que murió su pobre madre. Pero esperen un poco. Se van a quedar

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