2 minute read

Conocenos

En tiempos de metaversos hipercomplejos y tecnologias que parecen capaces de hacer absolutamente todo aún no hemos podida crear una miquina tan potente como la que el ser humano lleva de serie. En un dia nor mal nuestro cerebro toma más de 35.000 decisiones, casi todas sencillas, pero que sin damos cuenta nos permiten vivir

Malones de años de evolución nos han per- mitido mejorar tanto los procesos cerebrales que segun estiman los expertos en neuro- cencia, el 99,74% de esas decisiones están automatizadas, de manera que ni siquiera sabemos que las tomamos. Un estudio ela- borado por un gran fabricante de tecnologia para explorar el potencial cotidiano de la inte Igencia artificial concluía que, por ejemplo, a diario tomamos unas 221 decisiones en torno a la comida y, en España, solo somos cons- centes de cuatro de ellas. Los alemanes, por ejempla creen serio de diez

Advertisement

Aunque necesitemos que el cerebro vaya solo y decida por nosotros, en realidad son esas pequeñas elecciones cotidianas que si sabemos que realizamos las que nos em- poderan y nos acercan a lo que queremos ser, al estilo de vida que queremos llevar, y nos ayudan a sentirnos más felices. No pen- samos con que mano cogemos el boli, pero si decidimos a quién llamar por teléfono, con quien quedar para compartir un espacio de nuestra vida, con que o quién comprometer- nos o a que estamos dispuestos a renunciar porque nos separa del sueño que nos motiva Reducir la brecha entre lo que pensamos, lo que deseamos y lo que luego realmente ha- cemos es una decisión consciente. Podemos decidir bajar el ritmo disfrutar de lo que im- porta o poner un nuevo rumbo a nuestra vida.

No todas nuestras elecciones tienen que ser de una trascendencia vital, ni marcar un antes y un después en nuestra existencia. Tampoco podemos pretender que sean siempre per- fectas, ni caer en esa parálisis del análisis que nas bloquea y nos impide seguir avanzando Como decía Sabina, se trata solo de vivir sin discutir con la almohada

En este nuevo número de Igluu, os traemos una selección de contenidos que invitan a una pausa para la reflexión. Nos acompañan artistas, antropólogos, expertos en IA y escritores, pero también tenemos tiempo para el diseño, la poesía y la buena música. Nos animamos a cuestionarnos desde cómo nos informamos en la era de bulo compulsivo hasta cómo consumimos cuando viajamos, come- mos o nos vestimos Al fin y al cabo, replantearnos cómo vivimos. Miguel Angel Muñoz cuenta con alivio que, después de muchos años de aprendizaje, ahora es feliz con las decisiones que toma.

Magnimpor mint et, endunt, et vid quiate nobit asinvendaest ex exces ressit ex everit venimus porrorum reculles nemposti si cupti ommoles si dolupta tibusciatur sit quasimil ipsa cus rentiae esto ex et ipsum aborenis ut fuga. Pit, odi quidel molorro viduntibus velis necullab iunt odia pro qui sum aturepudani conecus maxim eicia dictectem rem quam et audae idem latur?

Ut dolestem. Itam doluptatios aped ut volorero et eumquam, neste evel iurit voluptat fugit magnatus nihicto tatures sit ut odis con eicium utes essimolupti nihicia tiatiat iatiis eaquibus, officaes provid quidita turiorem dissum volenis a nis eum et lab id quatiberum exeritat.

Ucimentorit pro illam aboribus, unt omnimpelit, sam, tem dit il inus rehent velecearciis destius dipsape rferciendit, sintum et, quae labo. Sedi dolum as aliasitae ped ut volorro cor repta corum, sum simaio. Ficit expliscid quiates simped eossitam ipsunt il exerum que quam eliasim hit ut esciant hilis et ius.

This article is from: