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PARASHA SHEMOT TETZAVE 5783

“Si bien los chismes maliciosos, incluso cuando son ciertos, están prohibidos, la información que tiene un propósito, conocida como l’toelet, no se incluye en esa categoría y, a menudo, se requiere que se comparta.

Aunque el Jáfetz Jaim es percibido como alguien que empujó el mensaje de 'lo que no se debe decir', en realidad es mucho más claro en este mandato de difundir información útil y necesaria...

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“Lo primero y más importante es la necesidad apremiante de proteger a las posibles víctimas actuales o futuras.

Esta consideración está prescrita explícitamente por el Talmud (Niddah 61a), específicamente en el contexto del destinatario de la información.

Allí, el Talmud advierte que incluso cuando no hay base suficiente para aceptar completamente un informe como definitivamente cierto, aún se debe reconocer la posibilidad de que lo sea y tomar medidas de protección”.

Hablar o callar.

Keli Yakar enseña que hay más que aprender del me'il y cuándo hablar. El Talmud (Arajin 15b) nos dice que Hashem le dio a nuestra boca dos puertas, los labios y los dientes, para recordarnos que debemos pensar dos veces antes de hablar. ¡Estos son un doble candado en la puerta de nuestros pensamientos! ¡Un solo candado es insuficiente para una boca que puede hablar cuando no debe!

Al igual que nuestras bocas, la abertura en el cuello del me'il también tenía esa "puerta".

La Torá nos dice que el escote del me'il estaba tejido en doble grosor para crear un borde alrededor de la abertura.

¡Este borde es un safa yihei l'fiv, un labio en su boca, que la Torá ordena, lo yikareah (no se rasgará)!

La lección es clara. Debemos estar siempre atentos a nuestro discurso. Nunca debemos permitirnos perder el control y usar nuestro don del habla de manera inapropiada: ¡debemos respetar el doble candado!

• De la misma manera, nunca debemos permitir que nuestra determinación de evitar lashón hará nos impida hablar cuando nuestras voces se necesitan desesperadamente. “No puedo hablar y denunciar a un abusador porque eso sería lashón hará” ¡pone nuestra obligación de cabeza! ¡La misma ley que prohíbe lashón hará nos obliga a decir la verdad! ¡Las granadas no son campanas y las campanas no son granadas!

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