Los Guardianes del Equilibrio: La Balanza

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16 de abril, 1463 Lisboa A mi señor Pedro da Cintra: Le escribo esta carta aunque no sé si recibiré respuesta, ya que tengo que narrarle mi última hazaña. El 26 de diciembre de 1462 inicié una nueva exploración en unos mares que todavía nadie había surcado. Estaba seguro de que allí descubriríamos nuevas tierras que conquistar, como indicaban unos viejos escritos que encontré en la villa de mi familia. Por desgracia no recibí apoyo de ningún dignatario, debido a la horrible situación en la que se encontraba Portugal. Por eso mismo, decidí llevarme a un par de discípulos míos. Tardamos mucho tiempo en llegar hasta el lugar señalado en el mapa. Estaba totalmente desanimado al no encontrar nada más que el inmenso océano. Tanto el marinero que nos acompañaba como mis aprendices, querían retornar a Lisboa, pero yo insistí en quedarnos un día más navegando por los alrededores. Estaba seguro de que había algo allí. Para nuestra sorpresa, cuando el sol del alba nos despertó, el barco se encalló en la costa de una hermosa isla deshabitada. La ilusión nos quitó el hambre y la sed y, escoltado por los jóvenes, me adentré en la isla sin percatarme del peligro que podría hallar. Durante el camino no encontramos ni un solo animal. La única forma de vida en aquel paraíso eran los bosques de vivos colores. Las 4


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