Las Venas Abiertas De America Latina

Page 32

32

capital legal de Bolivia, y que en Sucre resida todavía la Suprema Corte de justicia. Por las calles pasean innumerables leguleyos, enclenques y de piel amarilla, sobrevivientes testimonios de la decadencia: doctores de aquellos que usaban quevedos, con cinta negra y todo. Desde los grandes palacios vacíos, los ilustres patriarcas de Sucre envían a sus sirvientes a vender empanadas a las ventanillas del ferrocarril. Hubo quien supo comprar, en otras horas afortunadas, hasta un título de príncipe. En Potosí y en Sucre sólo quedaron vivos los fantasmas de la riqueza muerta. En Huanchaca, otra tragedia boliviana, los capitales anglochilenos agotaron, durante el siglo pasado, vetas de plata de más de dos metros de ancho, con una altísima ley; ahora sólo restan las ruinas humeantes de polvo. Huanchaca continúa en los mapas, como si todavía existiera, identificada como un centro minero todavía vivo, con su pico y su pala cruzados. ¿Tuvieron mejor suerte las minas mexicanas de Guanajuato y Zacatecas? Con base en los datos que proporciona Alexander von Humboldt, se ha estimado en unos cinco mil millones de dólares actuales la magnitud del excedente económico evadido de México entre 1760 y 1809, apenas medio siglo, a través de las exportaciones de plata y oro (41 Fernando Carmona, prólogo a Diego López Rosado, Historia y pensamiento económico de México, México, 1968) Por entonces no había minas más importantes en América. El gran sabio alemán comparó la mina de Valenciana, en Guanajuato, con la Himmels Furst de Sajonia, que era la más rica de Europa: la Valenciana producía 36 veces más plata, al filo del siglo, y dejaba a sus accionistas ganancias 33 veces más altas. El conde Santiago de la Laguna vibraba de emoción al describir, en 1732, el distrito minero de Zacatecas y «los preciosos tesoros que ocultan sus profundos senos», en los cerros «todos honrados con más de cuatro mil bocas, para mejor servir con el fruto de sus entrañas a ambas Majestades», Dios y el Rey, y «para que todos acudan a beber y participar de lo grande, de lo rico, de lo docto, de lo urbano y de lo noble», porque era «fuente de sabiduría, policía, armas y nobleza... » (42 D. loseph Ribera Bernárdez, Conde Santiago de la Laguna, Descripción breve de la muy noble y leal ciudad de Zacatecas, en Gabriel Salinas de la Torre, Testimonios de Zacatecas, México, 1946. Además de esta obra y del ensayo de Humboldt, el autor ha consultado: Luis Chávez Orozco, Revolución industrial - Revolución política, Biblioteca del Obrero y Campesino, México, s. f.; Lucio Marmolejo, Efemérides guanajuatenses, o datos para formar la bistoria de la ciudad de Guanaiuato, Guanajuato, 1883; losé María Luis Mora, México y sus revoluciones, México, 1965; y para los datos de la actualidad, La economía dei Estado de Zat.accas y La economía del Estado de Guanajuato, de la serie de investigaciones del Sistema Bancos de Comercio, México, 1968) .

El cura Marmolejo describía más tarde a la ciudad de Guanajuato, atravesada por los puentes, con jardines que tanto se parecían a los de Semíramis en Babilonia y los templos deslumbrantes, el teatro, la plaza de toros, los palenques de gallos y las torres y las cúpulas alzadas contra las verdes laderas de las montañas. Pero éste era «el país de la desigualdad» y Humboldt pudo escribir sobre México: «Acaso en ninguna parte la desigualdad es más espantosa... la arquitectura de los edificios públicos y privados, la finura del ajuar de las mujeres, el aire de la sociedad; todo anuncia un extremo de esmero que se contrapone extraordinariamente a la desnudez, ignorancia y rusticidad del populacho». Los socavones engullían hombres y mulas en las lomas de las cordilleras; los indios, «que vivían sólo para salir del día», padecían hambre endémica y las pestes los mataban como moscas. En un solo año, 1784, una oleada de enfermedades provocadas por la falta de alimentos que resultó de una helada arrasadora, había segado más de ocho mil vidas en Guanajuato. Los capitales no se acumulaban, sino que se derrochaban. Se practicaba el viejo dicho: «Padre mercader, hijo caballero, nieto pordiosero». En una representación


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.