Las Venas Abiertas De America Latina

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equipadas deliberadamente con maquinaria de baja productividad»

(100 Leo Fenster, en julio de 1969. Citado por André Gunder Frank, Lumpenburguesía: lumpendesarrollo, Montevideo, 1970. Las filiales extranjeras resultan de todos modos infinitamente más modernas que las empresas nacionales. En la industria textil, por ejemplo, uno de los últimos reductos del capital nacional, es bajísimo el grado de automatización. Se gún la CEPAL., en 1962 y 1963 cuatro países de Europa invirtieron en nuevos equipos para su industria textil una suma seis veces mayor que la que invirtió con el mismo fin en 1964, toda América Latina. ).

¿Qué decir de la gratitud que América Latina debe a la Coca Cola, la Pepsi o la Crush, que cobran carísimas licencias industriales a sus concesionarios para proporcionarles una pasta que se disuelve en agua y se mezcla con azúcar y gas?

LA MARGINACIÓN DE LOS HOMBRES Y LAS REGIONES

Grow with Brasil. Grandes avisos en los diarios de Nueva York exhortan a los empresarios norteamericanos a sumarse al impetuoso crecimiento del gigante de los trópicos. La ciudad de São Paulo duerme con los ojos abiertos; aturden sus oídos las crepitaciones del desarrollo; surgen fábricas y rascacielos, puentes y caminos, como brotan, de súbito, ciertas plantas salvajes en las tierras calientes. Pero la traducción correcta de aquel eslogan publicitario sería, bien se sabe: «Crezca a costa del Brasil». El desarrollo es un banquete con escasos invitados, aunque sus resplandores engañen, y los platos principales están reservados a las mandíbulas extranjeras. Brasil tiene ya más de noventa millones de habitantes, y duplicará su población antes del fin del siglo, pero las fábricas modernas ahorran mano de obra y el intacto latifundio también niega, tierra adentro, trabajo. Un niño en harapos contempla, con brillo en la mirada, el túnel más largo del mundo, recién inaugurado en Río de Janeiro. El niño en harapos está orgulloso de su país, y con razón, pero él es analfabeto y roba para comer. En toda América Latina, la irrupción del capital extranjero en el área manufacturera, recibida con tanto entusiasmo, ha puesto aún más en evidencia las díiferencias entre los «modelos clásicos» de industrialización, tal como se leen en la historia de los países hoy desarrollados, y las características que el proceso muestra en América Latina. El sistema vomita hombres, pero la industria se da el lujo de sacrificar mano de obra en una proporción mayor que la de Europa (101 Las filiales norteamericanas ocupaban en la industria europea, en 1957 -no existen datos más recientes-, una proporción de mano de obra, en relación con el capital invertido, más alta que en América Latina. Secretaría General de la OEA, op. cit.) .

No existe ninguna relación coherente entre la mano de obra disponible y la tecnología que se aplica, como no sea la que nace de la conveniencia de usar una de las fuerzas de trabajo más baratas del mundo. Tierras ricas, subsuelos riquísimos, hombres muy pobres en este reino de la abundancia y el desamparo: la inmensa marginación de los trabajadores que el sistema arroja a la vera del camino frustra el desarrollo del mercado interno y abate el nivel de los salarios. La perpetuación del vigente régimen de tenencia de la tierra no sólo agudiza el crónico problema de la baja productividad


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