Material de teologia fundamental

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La Teología como ciencia Bibliografía LUDWIG MÜLLER Gerhard, Dogmática, Teoría y práctica de la teología, Herder, 1998, Barcelona, 13-22 a) Concepto y objetivo de la teología cristiana El empleo del término «teología» para designar la investigación, exposición y penetración de la realidad total del hombre y del mundo en la perspectiva de la revelación se impuso en Occidente aproximadamente en el transcurso del siglo XII (Gilberto de Poitiers, Pedro Abelardo). Hasta entonces, se había entendido a menudo la doctrina de la fe (doctrina Christiana, divina pagina, sacra eruditio) como contrapunto a la «teología» concebida como denominación colectiva de las falsas enseñanzas de los paganos sobre Dios. A esta teología se le contraponía la doctrina cristiana sobre Dios y sobre Cristo como la «verdadera» teología o filosofía (Agustín, civ. 8,1). Agustín menciona un triple uso de este término (civ. 6): primero, como teología mítica de los poetas, segundo como teología política (es decir, como ideología del Estado) y tercero como doctrina o enseñanza filosófica sobre Dios. Este discurso sobre Dios, marcado por la interpretación filosófica del mito (Platón, polito, 379a) configura en Aristóteles, como theologia, una de las tres ciencias filosóficas, tras las matemáticas y la física: «Pues es indudable que si en alguna parte hay algo divino, se encuentra en esta naturaleza y que la ciencia más digna debe tener como objeto el más digno género del ser» (metaph. E 1026a). Así, pues, la teología significa aquí primera filosofía y metafísica, es decir, la ciencia que plantea la pregunta de las causas y de los principios universales del ser. Esta doctrina filosófico-metafísica de Dios tiene importancia, en cuanto Theologia naturalis o teodicea, para la teología cristiana. La aceptación del vocablo «teología» como término técnico se produjo sobre el telón de fondo de un considerable cambio de significación de los dos componentes de esta palabra. En contraposición al empleo del término theos como predicado en la mitología grecorromana, ahora pasa a designar al Dios de la revelación bíblica que es, en sí mismo, persona y sujeto. Theos se convierte en el nombre de aquella realidad personal que sale al encuentro del mundo como su creador (Gen 1,1), como autor y portador de la historia de la salvación (Ex 3,14) y se revela en el Nuevo Testamento como Padre, Hijo y Espíritu (Gal 4,4-6; Mt 28,19 et passim). El discurso sobre Dios es también, por tanto, explicación del Logos de Dios (Jn 1,14), en cuanto que Dios, inaccesible a todo pensamiento, se expresa en el lenguaje mediante la PALABRA y el Espíritu (Clemente de Alejandría, strom. 1,12; 66,1; 13; 57,6; Orígenes, cels. 6,18; comm. in Io. l, 24; 2,34). En Atanasio, Basilio de Cesarea, Gregorio Nacianceno y Gregorio de Nisa se descubre una importante diferencia entre theologia (=ensenanza de theos, el Padre, como origen de la divinidad y de su unidad con el Hijo y el Espíritu, es decir, la doctrina de la Trinidad inmanente) y oikonomia (=doctrina de la encarnacion de la Palabra y de la misión del Espíritu, esto es, la concentración en la Trinidad económica, en la autoapertura de Dios en la historia de la salvación). En Eusebio de Cesarea, la «teología eclesial» designa la verdadera enseñanza cristiana sobre Dios, en contraposición al paganismo y a las concepciones heréticas (praep. 55,1, 1-4). En el siglo VI distinguía el Pseudo-Dionisio Areopagita entre la teología mística, simbólica, que une íntimamente con Dios, y la teología exterior, argumentativa y demostrativa (myst. 3; ep. 9). El género de teología mas afectivo y existencial sitúa su centro preferentemente en la voluntad y el amor (theologia cordis), mientras que en la teología más orientada hacia lo intelectual el centro de gravedad se encuentra en el conocimiento (theologia intellectualis). A esto responde también la pregunta de la Escolástica sobre si la teología debe clasificarse como ciencia especulativa y teórica (así los teólogos acusadamente orientados hacia el ideal aristotélico de la ciencia, como Alberto Magno y Tomas de Aquino, cf. S. th. I q. 1. a. 4) o, más bien, siguiendo las concepciones de la tradición agustina y franciscana, como ciencia práctica (Duns Escoto; Buenaventura, Prooem. in IV Sent. 9,3: ut bonifiamus). La definición de la «teología» en lo que respecta a su contenido se deduce de la reflexión sobre


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