Semanario El Siglo

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INTERNACIONAL 22

ELSIGLO 26 DE JULIO DE 2013

Caso Snowden

Estados Unidos en la picota El espionaje mundial de la CIA y el caso de Edward Snowden, cuyo destino definitivo seguía en suspenso al cierre de esta edición, es el último eslabón de una larga cadena de arbitrariedades y crímenes del gobierno norteamericano en su supuesta guerra contra el terrorismo.

Marcelo Colussi (Especial para Argenpress.info)

L

uego de los atentados contra las torres del Centro Mundial de Comercio en Nueva York en el año 2001, el gobierno estadounidense lanzó el Acta Patriótica como inicio de lo que la administración Bush llamó “guerra total contra el terrorismo”. Así se pusieron en marcha: 1) las llamadas guerras preventivas, y 2) el control –anticonstitucional– de su propia población. En nombre de la “defensa de la patria” se pisoteó la soberanía de todos los países del mundo, pasando por encima de la Organización de Naciones Unidas, con una serie de invasiones a países supuestamente “focos de terroristas” (en realidad: grandes reservas de petróleo, de gas, de agua dulce o de campos de amapola, con la que se elabora la heroína). Y en lo interno, se conculcaron derechos históricos de la población, haciendo de cada ciudadano un posible objeto de espionaje. En esa lógica, convirtiendo a la humanidad completa en “sospechosa”, se desarrolló la iniciativa TIA: Total Information Awareness, (traducida

como “Conocimiento total de la información”), también conocida como Terrorism Information Awareness (Conocimiento de la información sobre el terrorismo). El programa formó parte de la Ley de Seguridad Nacional gestionada por la Defense Advanced Research Projects Agency (Darpa), que inició la adjudicación de contratos para el diseño y desarrollo de los componentes del sistema TIA en agosto de 2002, por medio de muchas empresas contratistas (por ejemplo: Booz Allen Hamilton, donde luego trabajaría Edward Snowden, el técnico que recientemente develó algunos secretos del ciberespionaje). Al hacerse público el proyecto, muchas organizaciones de derechos humanos y defensa del ciudadano alzaron la voz, protestando ante esa grosera intromisión del Estado en la privacidad de cada estadounidense. Ello trajo como consecuencia que el congreso se viera forzado a detener el programa, dejándolo de financiar y desplazando a otras agencias de espionaje, en particular la Agencia de Seguridad Nacional (NSA). Así, lo que años atrás parecía una loca idea de ciencia-ficción, hoy día es una realidad: sistemas de control absoluto de la población planetaria. Ese control,

debe aclararse, tiene dos vías: por un lado, las empresas disponen de toda la información necesaria para afinar sus estrategias de mercadeo, y las agencias gubernamentales de espionaje pueden examinar todos los datos de la vida de cada ciudadano, estableciendo el grado de “peligrosidad” que representa para el sistema. El sistema es una compleja trama de espionaje de Estados Unidos y algunos de sus socios, consistente en un tejido de antenas, estaciones de escucha, radares y satélites, apoyados por submarinos y aviones espías, unidos todos a través de bases terrestres y cuyo objetivo es controlar todo tipo de comunicaciones mundiales, entre las que se encuentran correos electrónicos, fax, comunicaciones por cable, por satélite, transmisiones radiales, conversaciones telefónicas. El dispositivo permite a la potencia hegemónica mantener un espionaje total, no sólo de las comunicaciones, sino también de las transacciones financieras, registros de vuelo, declaraciones de impuestos, venta de paquetes accionarios, movimientos de tarjetas de crédito, archivos médicos de la población mundial. En definitiva: una forma de control absoluto de cada ser humano sobre la faz del planeta;

control sobre sus características biométricas (el tramado del iris, las huellas dactilares, la voz, sus hábitos motores como la forma de caminar), todo lo cual permitirá un monumental banco de datos universales que posibilitará a los agentes de inteligencia buscar y hallar por satélite a una persona en cualquier lugar del mundo y con una velocidad pasmosa. En otras palabras: estamos ante el fin de la vida privada de la humanidad, ante un dios omnipotente que lo sabrá todo, pasamos a ser un número más de una lista y nuestras vidas quedan en sus manos. Estos sistemas consisten en una combinación de tecnologías de punta del campo de la informática, con la capacidad de localización por satélite e identificación de seres humanos, un espía global del que absolutamente nadie se puede escapar. Apoyan y complementan la iniciativa un traductor universal, que puede convertir instantáneamente en texto una grabación de voz, capaz de intervenir conversaciones telefónicas en cualquier parte del mundo, así como un sistema para “interpretar” las relaciones entre distintos sucesos aislados o que aparentemente no tienen conexión. Lo que acaba de revelar el técnico Edward Snowden es parte de un largo


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