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Semillero
15 de Abril de 2018
Una semana especial
El talento de la vocación E
E R I CK M I R E LE S O R N E L A S P R I ME R O D E F I L O SO F Í A
ntre las muchas actividades de nuestro Seminario, damos una oportunidad para que la cultura haga lo suyo, ofreciéndonos la ocasión de externar nuestros talentos, poniéndolos al servicio de los demás. ¡Sí, me refiero a la Semana Cultural en nuestro Seminario! En esta semana, podemos ofrecer a los demás nuestros talentos en diferentes facetas del arte, a través de momentos en que los seminaristas concursamos compartiendo la música, la oratoria, las letras y muchas cosas más. La Semana Cultural se desarrolla en un ambiente de creatividad. Como ya mencionaba, hay varias categorías, en las cuales cada uno, según sus cualidades, se adentra a participar. Sin embargo, quien quiera descubrir y desarrollar algún talento nuevo, puede hacerlo al animarse a concursar en la categoría de algún arte que no ha practicado antes. Quien gana, recibe el premio “José Ruiz Medrano”.
gestos adecuados y sobre todo atrayendo y capturando la atención del oyente. Es todo un arte, que me llama mucho la atención, pues el Sacerdote debe ser un buen orador, de manera que, al predicar en las comunidades, comunique de una mejor manera la Buena Nueva de Nuestro Señor.
POR QUÉ EL “P REMIO JOSÉ R U I Z MEDRAN O”?
Esta Semana Cultural será un derroche de creatividad que tendrá gran impacto en los seminaristas, al deleitarnos con lo que nosotros mismos somos capaces de crear y de poner al servicio de los demás. Ahora bien, estos talentos deben ser puestos al servicio de la Palabra de Dios para que ésta llegue a todas las personas de una manera creativa y novedosa.
Monseñor José Ruiz Medrano, de quien toma el nombre la Semana Cultural, fue uno de los mejores literatos que ha tenido el Seminario de Guadalajara y un excelente orador. Predicaba los domingos en Catedral y acudía mucha gente para escuchar sus sermones, que eran muy atractivos; preparaba durante toda la semana sus homilías para predicarlas el domingo. Los sacerdotes que tuvieron la oportunidad de escucharlo, dan testimonio de que, desde el pronunciamiento de las primeras palabras, impactaba a la gente que escuchaba con atención la Buena Noticia.
DESENTERRANDO TALENTOS
Al entrar al Seminario, los seminaristas no negamos ni renunciamos a las cualidades artísticas que tenemos, sino que las ponemos al servicio de la comunidad. A algunos les gusta pintar y nos deslumbran con sus bellas obras; otros componen muy buenas canciones; las piezas de poesía y la retórica son campos en los que algunos más demuestran que eso es lo suyo. No estaría bien dejar enterrados nuestros numerosos talentos, de ahí que sea importante prepararse con esmero para presentar algo digno a la comunidad del Seminario. A mí me gusta mucho el concurso de oratoria, ya que denota la agilidad de la mente del buen orador, para hablar de un tema de manera estructurada, acompañando su discurso con los
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