Semanario #873

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Domingo 27 de octubre de 2013

SONIA GABRIELA CEJA RAMÍREZ

L

os Misioneros Combonianos toman su nombre de su Fundador, el Padre Daniel Comboni (1831– 1881), Sacerdote de origen italiano, quien fuera un férreo evangelizador del Continente africano, nombrado Vicario Apostólico para África Central y consagrado como su primer Obispo. Comboni se concentró en Sudán, pero su Diócesis abarcaba, además, parte de Etiopía, Eritrea, Uganda, un poco de Libia, y otro poco de Chad, Nigeria y Egipto. Inicialmente, el Instituto por él fundado se llamó Misioneros para las Misiones Africanas; sin embargo, desde 1910 tiene presencia donde la Iglesia así lo requiere. Dio principio en 1867, pero un siglo después, en 1969, cambió su nombre, tomado el apellido de su Fundador, para honrar su memoria. Monseñor Comboni fue canonizado en 2003.

Una Iglesia que no se abre a la Misión es una Iglesia envejecida y pobre El Mundo es la Parroquia de Dios y, por tanto, debemos colaborar todos. No solamente debe promoverse la importancia de la Misión durante el Domingo o el Mes de las Misiones, sino cotidianamente

ASÍ SURGIERON El Obispo Comboni no vio finalizada su obra, pues, a su muerte, la formación del Instituto aún no se concretaba; empero, durante su estancia en África recibió el apoyo de varios Sacerdotes, no pocos de ellos del Clero Diocesano, que decidieron continuar su obra. Los primeros Misioneros del Instituto surgieron oficialmente en 1889. Actualmente son 1,540 Misioneros hombres, mientras que las Religiosas Combonianas son aproximadamente 1,400, informó el Padre Terencio Serra, Superior General de los Combonianos del año 2003 al 2009, y quien radica actualmente en Guadalajara. Explicó, además, que la Familia Comboniana ha fundado doce Institutos y tiene presencia en 35 naciones de todo el mundo: “Ahora abarcamos casi toda el África Oriental, África Central y Sudáfrica, así como Europa, América y Asia. Tenemos 32 Provincias Combonianas en el mundo.

¿CÓMO LLEGARON A MÉXICO? “En 1948, a petición de la Santa Sede, llegamos de África a Baja California Sur, y en ese Estado, de la población de Guerrero Negro hacia abajo, la mayoría de las Iglesias pequeñas fueron fundadas por Misioneros Combonianos, excepto las Misiones más antiguas (trabajadas de inicio por los Franciscanos y los Jesuitas) o la Catedral de La Paz. Hoy, nuestra presencia allá ya es poca, porque ya existe mayor presencia de Sacerdotes mexicanos diocesanos, y nuestra estrategia es que, al ir creciendo las Iglesias locales, nosotros nos vamos retirando. Por ejemplo, en La Paz, además de varias Iglesias, fundamos un Seminario, pero no para nosotros, sino el Seminario Diocesano. Cuando los Combonianos llegaron, sólo había un Sacerdote Diocesano, que hacía lo que podía, aunque ciertamente también la población era poca, pues había puros pescadores”. Esos primeros Misioneros Com-

De la década de los 60’s a la actualidad, los Misioneros Combonianos contabilizan al menos 25 Mártires, hombres y mujeres que han entregado su vida por amor a Cristo.

bonianos creían que todo México era como Baja California; sin embargo, cuando por cuestiones migratorias tuvieron que ir al Centro de la República, se maravillaron por la riqueza espiritual y de piedad de la Iglesia del resto del país, y de ahí surgió la idea de fundar otras comunidades, sobre todo con la intención de promover las vocaciones entre los mexicanos; iniciativa que dio resultados, pues hoy hay cerca de 300 Sacerdotes Combonianos mexicanos trabajando en África, donde se adaptan más fácilmente que los Misioneros de otras nacionalidades porque tienen el don de gentes. “Esto es una riqueza y una Gracia para nosotros. Hay presencia mexicana en Asia, específicamente en las Islas Filipinas y China; en África sobre todo, y en América del Sur”. En México, los Combonianos han fundado Seminarios en Cuernavaca, Xochimilco, San Francisco del Rincón, Guadalajara, Sahuayo y Monterrey. Adicionalmente, ejercen su labor pastoral entre los indígenas, sobre todo en Oaxaca, y concretamente en la sierra. “Asimismo, fundamos algunas Parroquias en Valle de Chalco, entre los ‘paracaidistas’, que eran 800 mil personas, y nosotros sólo éramos tres Sacerdotes; también fundamos algunas

“La grandeza de Comboni radica en haber abierto las puertas de África a la Iglesia, lo que ha producido grandes frutos”, P. Terencio Serra.

en Ciudad Netzahualcóyotl”.

LA IMPORTANTE COLABORACIÓN Y GENEROSIDAD DE LOS FIELES “Nuestro único carisma, de acuerdo a nuestro Fundador San Daniel Comboni, es la Misión, y punto. Nos mantenemos de la Providencia, de lo que la gente nos da, y afortunadamente la gente es muy generosa porque tiene confianza en la Misión. Los Sacerdotes Diocesanos también nos apoyan mucho. Y es que cabe recordar que el Mundo es la Parroquia de Dios y, por tanto, debemos colaborar todos”, puntualizó el Padre Terencio Serra. Entre los problemas que los Misioneros enfrentan figuran la sequía, la

crisis alimentaria, las guerras y las guerrillas. Los Misioneros son conscientes de que la mejor manera de realizar la Misión y el mejor programa humanitario es estar con la población, incluso en los tiempos más difíciles. “Nuestro apoyo debe darse, en primer lugar, mediante la oración; pero también a través de los recursos materiales y la colaboración entre las Iglesias locales, el Clero Diocesano y las Congregaciones y Órdenes Religiosas, ya que la Misión debe ser vida para todos.

EN NUESTRA IGLESIA En Guadalajara, los Misioneros Combonianos tienen una Casa que anteriormente funcionó como Seminario Menor y que ahora se usa como casa de descanso para los Sacerdotes Misioneros y/o ancianos. Además, realizan animación misionera en parroquias foráneas, principalmente. Hoy en día, habitan la Casa 17 Sacerdotes, 12 de ellos enfermos, y 5 en activo. El Padre Terencio Serra tiene 50 años como Misionero Comboniano, 10 de los cuales los pasó en formación. Ya cumplió 40 como Sacerdote, de los cuales 30 los ha vivido fuera de su tierra natal, Italia, trabajando en Kenia, Uganda y México.


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