Cartas de los lectores
Panorama
Coordinador de sección: DaviD Sancho
In memoriam:
Francisco Leyva Cobián
por CArMen álvArez-DoMínguez y Eugenio CArrAsco mArín Instituto de Investigación marqués de Valdecilla (idivAl) y Servicio de pediatría del Hospital Universitario marqués de Valdecilla. Santander, Cantabria.
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Antes de su etapa en Valdecilla fue inmunólogo del Hospital ramón y Cajal de Madrid donde, además de hacer amigos, desarrolló varias técnicas clínicas en inmunodeficiencias del complemento, quimiotaxis y obtención de diversos macrófagos; precisamente el macrófago resultó ser la célula estrella de sus investigaciones. Fue un avanzado en relacionar respuesta inmune y patógenos, junto con colaboradores de Microbiología del ramón y Cajal; y en el prestigioso grupo de Emil Unanue de la Washington University, en EE.UU., donde adquirió experiencia en procesamiento y presentación antigénica. Ya en Valdecilla, fue pionero al incluir la histocompatibilidad en la Inmunología y en formar un grupo experto en análisis de antígenos de histocompatibilidad en poblaciones humanas. A nivel humano, su capacidad formativa y visión abierta le llevó a juntar un equipo multidisciplinar de residentes médicos y biólogos e investigadores de los programas Miguel Servet y ramón y Cajal. Hoy algunos dirigen diversas áreas clínicas y de investigación de Valdecilla o de su Instituto de Investigación. Además, participó en establecer nacionalmente la especialidad de Inmunología y en la dirección de la Sociedad Española de Inmunología (sei), organizando dos Congresos en Santander. Siempre fue amigo de sus amigos y campechano, y son múltiples las anécdotas en Inmunología
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Volumen 34 - Nº 1 / 2015
Foto cedida por alodia Riaño
rancisco Juan Leyva Cobián (Madrid, 1947) murió en Santander el pasado diciembre. Con él se fueron 25 años del Servicio de Inmunología de Valdecilla, que fundó en 1989 y al que colaboramos a poner en marcha. Le caracterizaba su sociabilidad, vitalismo y valentía para formar los primeros residentes y becarios inmunólogos de Valdecilla. Era un maestro que no dudaba en enseñarte a diseccionar ratoncitos, labor para la que era un cirujano excepcional. Tampoco era raro verle diseñar experimentos con dibujos y caricaturas, o esperar hasta la madrugada los últimos resultados, nervioso como todos. Quizás esta energía le dio fuerzas y dignidad para una corta y cruel enfermedad que truncó sus proyectos personales.