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MARICÓN FEO Por radioactivo

«te acuerdas de esas noches, tristes, traviesas y travestis, donde te abutagabas con todo tu extraño ser. donde perdiste más que todos en esta guerra. perdiste a tu madre, perdiste a tu padre. perdiste a tu sangre. la noche te quiere. la noche te apaña. pero otras veces. mua mua mua. mia mia miau. la noche te engaña». -divina tota.

flotar por avenida alemania. sin voz, desquiciado. revoltijo químico en mi interior. sigo la caída de las aguas. llego al plan. chercanes y chincoles me cantan el fin de la oscuridad. rutina excepcional; no hay nadie por colón. ni micro. ni trole. el gusto de pasar con la ausencia de les escolares. no mirar la cara de odio de quien se fuera a trabajar. serotonina a la baja. jugando con la sombra cosida a mis pies. enamorado de los árboles, harto de la gente.

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tres días de tirarse pilas. camino en un amanecer de septiembre. frito. avenida francia. respondo un hola a un tío del aseo. siento algo parecido a la culpa. se me pasa: una gata linda, desde una ventana, cruza mirada conmigo. paso mi pelo entre los dedos. sonrío recordando escenas de películas. mi respiración se traduce en vapor.

doblo por donde vende la pastera en libertad. levanto la mirada hacia la subida. figura de metro ochentaitrés: abrigo negro, largo, abierto. araña de rincón ebria apoyada en una pared de lata, con cara de culo. arrojando botellas, maldiciendo gentes que no logro ver: «¡aweonao culiao!» yo conozco a ese weco, pienso. es una probabilidad. más que mal, hay un nido marica cerca.

aún tengo resabios del mundo feliz en mi cuerpo. pastillitas amarillas con la cara del profeta. «jesus loves you», decían en el reverso. en medio de la calle, extiendo los brazos. con cara de weón, chillo a duras penas: «¡pero si es la tota!, ¡bebedora de semen oficial de la pinto!» la tota arribó a la quinta región por allá en los dos mil quince, tras el cierre del circo de la katiuska (entre los monos y los cafiches se fue a la cresta la cosa, dicen las malas lenguas). desarrolló un peloteo entre santiago y valparaíso. le daba la weá en un lado, se iba al otro. tras la muerte de su madre, apareció divina bizarre, dani siux. vieja amiga. con un maletín de proyectos a futuro y sueños para el under, reclutando monstruas para su freak show: han abierto una casa en cerro la cruz. «ella tuvo la consagración como artista, y fue aquí en valparaíso. en ese tiempo comenzamos a trabajar juntas», cuenta la dani. «comenzaron a delinquir juntas», corrige la dita. le fue concedida la pieza que tiene una reja de fierro delante de la puerta, en el primer piso. es el último cuarto de un pasillo largo, como de psiquiátrico. aislación acústica y sin ventanas. desde ahí la tota construyó, a fuerza de leyenda urbana (y un desfile interminable de hombres), una submansión de nombre estiércoli: híbrido entre el honor a su apellido y el aroma a desagüe que se expele desde la base. «son las bacterias que posibilitan su crecimiento», dijo divertida la sofía, citando pink flamingos, jugando con la idea de la caca y la historia cultural que, como travestis, tienen con ella. al ser una vivienda sin regulación de alcantarillado, alimenta con sus desechos una selva que decora en verde la quebrada. rosalva poseída. pintarrajeada, de tanto beso, imagino. ella y yo vamos en la misma dirección. reclama. no está dispuesta a moverse. la han echado del after del postulante a concejal. se fue con el escándalo correspondiente a su persona, por eso la quebradera de vidrios y el palabreo. los costos de tratar con un personaje principal, pienso. quienes viven en el edificio no se meten, ni siquiera alguien se asoma a mirar a través del visillo; uno puede mandarse los teatros sin ser molestado. yo me he pegado algunos. parece triste, intento convencerla de caminar juntes. cuenta una historia indescifrable. me distraigo. se tambalea y pronuncia las palabras de forma graciosa. fracaso al intentar cambiar mi mueca de alegría. la señora de los perros negros sale a dejar una bolsa de basura. «oigan, dejen dormir; aquí vive gente». nos damos la vuelta. observo a la tota. sus piernas, curtidas de tanto culear. bailar. de caminatas eternas buscando báltica, o un brillo. «chao, me voy a dar una vuelta», y a contonearse unas horas por el puerto. porque las vueltas son las que dejan. con su bolsa de género marca salón bizarre. su pelo asomando rubio bajo una gorra. zapatillas con agorex emergiendo de las costuras. puedo sentir la dilatación de mis pupilas. estamos en un éxodo infinito tratando de avanzar dos cuadras. a pedazos suelta lo que pasó: era el momento erótico del carrete con los wachos y la echaron. los colores de su ropa se mezclan con los rayos de sol. si estuviera el chure le diría «maricón feo», amenazando con violársela, a ella y a todos los maricones del pasaje. «dime algo que no sepa», le respondió una vez. somos del team terribles, y por eso no le creo. cuentota. sospecho que se anduvo buscando el exilio. sin embargo, bendito en ostia de pasti-yisus, dejo de juzgarla. viéndola cual magdalena maldita, lujuriosa, recibiendo piedrazos. inmutable. incomprendida. inmaculiada. fantaseo que soy un ángel. la escucho en silencio. no sé si alguien esté libre. yo me he caído del cielo. pido un sorbo de la chela que tiene en la mano. los lapsus en los que estuvo en santiago, fue parte fundamental del ecosistema en mansión devenir, inmueble de matta sur que se encontraba en un espiral de casa de acogida de maricas. entre los roces de la vida cotidiana y el disparate constante, emerge lo que se conocerá como las indetectables. colectivo / banda callejera travesti («punk» dijeron los medios). son un incómodo cuestionamiento para la comunidad lgtbiq+ y la heterocracia reinante. «la gente hace cosas peores que una, lo que pasa es que son hipócritas», dijo la sofia. en su origen: noelia le shalá, sofia devenir, divina tota, con la actuación especial de sailor kuir. crearon mediante un accidente nuclear de dureza, lo que en algún momento será el primer disco de la banda re-infection tour, misceláneo de expresiones artísticas en un delirio vintage, de lado a y b. reflexiones, teorías, protestas, desde la experiencia como cuerpas incorrectas. un tipo de pez abisal. sirena. la profundidad de la ciudad la ve brillar, lejos del sol. demonia. los machos le siguen el rastro, la luz, pequeñitos entran en ella. the beautiful tota. aterrizo a ratos al relato de su angustia. lleva puesto un chaleco de minnie bajo el abrigo. parece molesta. ando con una petaca de wisky en el bolsillo interior de la chaqueta, le ofrezco un sorbo. sus ojos están vidriosos. necesito agua. me detengo a descansar de pie. frente a mí, el jardín infantil. menos mal está cerrado. «no les mires tanto», dijo una apoderada el otro día, correteando a un infante lejos de los maricones que bajan instrumentos musicales en carritos de feria. creo escuchar una pelea, o quizá son les angustiades apiñados bajo la ventana del segundo piso de las casas al inicio de la calle. me asomo a mirar para abajo, ignorando la voz de la tota. un zapato amarrado a una cuerda baja hasta la calle. sacan papelitos doblados desde el interior y dejan dinero. el zapato sube con el botín hasta la ventana, como en un sueño. la media perfo, pienso, y me río. morgana, calle clave. llegando con una mochilita, con cartera, plataforma, tacones aguja, orejas de gata, boina, peluca, falda, a veces corta, a veces larga. fiestas bizarre en barrio puerto. conejeando entre punkis, góticas, colas, y toda la bohemia. divina verónica tota estiercoli di palermo. «¡nació muerta!», dijo, «¡¿y vo?!» responden del público. contexto de un parthon (parto de dita parthon), siendo la tota quien recibiera a la criatura nonata. recordada performance, así como otras tantas que hizo. acompañada de la gente de la disco o del webeo político: una de las más mal portadas y talentosas en escena. siendo parthon de sus hermanas cercanas del aquelarre, compañera de travesuras y crímenes. le pido el wisky. pregunta si tengo un pucho. se me aprieta más la garganta, creo que me voy a resfriar. no se ve movimiento donde la jesy. matriarca de un numeroso clan, de las pocas vecinas que dan el saludo. le tiene un afecto especial a los wecos. «ustedes me dicen no más, que alguien diga algo, que hablen conmigo». no obstante, tuvo que rayar cancha con la tota cuando estaba de nueva en el vecindario. la colección de hombres que traía entonces eran un problema para el bien común en el pasaje. debió cambiar de colección para que no anduvieran asaltando ahí mismo. repaso los acontecimientos de su hipotético destierro. más tarde me enteraré de otros detalles. dicen que el hombre se enojó. que por grotesca. que se puso odiosa. que no la veían como una mujer, así que pa fuera. pero esta información aún no la sé, fatigado con su lamento de perderse el carrete. de pronto se empieza a poner sentimental. «estoy tan aburrida de toda esta wea. supieras lo chata que estoy». trato de contarle mi noche en un intento torpe de levantarle el ánimo. tiene una expresión perdida. sonríe con mis gallitos. bien ridículo de mi parte intentar hablar en ese estado. la petaca me ha subido la pila. comienzo a sentir ternura por la tota y por cada criatura sobre la tierra. parece estar más afligida de lo que supuse en un inicio. se hizo conocida de joven, «por llamativa» dijo lady di, la diana, puta antigua, que la conoció en aquel tiempo, de cuando no eran tantas las que se atrevían a salir montadas o pararse en el escenario. corriendo de disco en disco para salvar el sueldo de la noche, para luego irse a fondear a algún ruco con el maquillaje hecho mierda, o a donde alguna amiga que se saque la casa, amontonando maricones enfiestados que no se apagan nunca. «era diferente de cierta forma. todas se hacían las regias, pero ella no, era tan así, verás», recuerda la siux. giganta, pelo largo, la divine chilena que le dicen. armándose las pilchas con lo que pillara: tacos de madera, pelucas de bolsa. que por eso le pusieron que era drag. cuentan que fue maría anastasia benavente quien lo declaró así, en un texto hecho para el festival internacional drag, santiago dos mil dieciséis, comenta la sofia; ahí declararon a la tota como una supuesta primera drag. «un término que trajeron de afuera. como lo trans», dijo la noelia. más allá de las definiciones, de las taxonomías de la cacademia, muchas concuerdan en considerar a la tota como un referente artístico, un ejemplo de resistencia. siendo de la generación que tuvo que «correr para que los maricones chicos puedan caminar». una madre del travestismo, de la poética maricona y del espectáculo. les más patudes declarándose hijes, apelando a esa definición de que madre no siempre es la que adopta, sino también la que inspira. «es una madre, y a la vez una niña, es medio raro», «es una madre en el arte, en la conexión con el público», «es una madre, y una conchesumadre. si es sagitario, los sagitarios son terribles, pregúntale a Pinochet». mi acompañanta mueve la cabeza negando lo que existe, sollozando. efecto alicia le digo: pero qué chiquita se ve; o creo que yo estoy de tres metros. veo a una tota de seis, quizá ocho años. esa pequeña que causó revuelo judicial por ser penetrada por un muchacho de dieciséis. niñita que se sabía las coreografías de madonna y era molestada constantemente por sus compañeros. se sienta en la escalera. estamos cerca de llegar, pero se pone a contar sus penas. se superponen todas las imágenes totas en mi mente. las mil historias que me ha contado. le gusta. decorando siempre con su «poética de resistencia». me menciona tantos nombres que no logro retener casi ninguno. «el problema de la tía tota es que tiene buena memoria, pero no tiene orden cronológico», se quejaba la sofia, pues la tota es un depósito, no solo de infecciones, sino de archivo de la historia de lo que es ser maricón en chile. sexo, drogas y boleros. alimaña radioactiva que todos los días despierta a vomitar. «de las amazonas más grandes que podrían darte muerte por snus snus». le digo que vamos, porque me estoy empezando a derretir, y no me tiene que dar el golpe de frío. se seca las lágrimas. bromeamos. en otra cultura estaría en un templo, pero como estamos en occidente, la tengo que llevar curá por una escalera. «dejen de buscar, pongan una estatua de la tía tota chupando pico en el espacio del general baquedano. ahí está la dignidad». pienso en ella como una maravilla de otro tiempo. no queda lugar para monstruosidades not-aesthetic y viejas punkis. ni en los after, ni en los antros, ni en las concentraciones de maricada ciudadana. llevo de la mano a una niña godzilla, cercana a cumplir los cincuenta años. superó la estadística de muerte de treintaicinco. «¿y la tota?, ¿todavía está viva?» dijo una cola en el velorio de la clementi. «¡sí po niña!», le respondió la aludida.

«las indetectables son una célula anarquista. muere una entra otra», bromeaba la tota. «claro, como el atao del quinto Beatle», señaló la sofía a propósito de las variantes de las indetectables como banda mutable, pero que mantiene a la triada noe-sofi-tota.

«una vez», comentaba la dita, «me acompañó donde un actor famoso a dejar mote, no voy a revelar su nombre, por supuesto. cuento corto, nos mandamos sendo gusano cada una en su casa y camino de vuelta, la tota se puso a hacer caca en una escalera porque le dolió la guatita, y yo, entre asco y dolor de ñata, me puse a vomitar. esa sí que fue una verdadera performance icónica».

«a veces me gustaría terminar con esto». he escuchado a tanta gente decirme el mismo drama que no me impacta. está muy pateá la droga o está fome la vida. fantaseo un divino suicidio, recordando versos de putilatex «nadie nos va a echar de menos, a menos que estemos muertos». la tomo de la mano.