Volumen 10, 12, Número Número 41
FUETE YY VERGUILLA VERGUILLA FUETE
diciembre junio 2016 2018
Otro ejemplo del valor de la gente en nuestras comunidades costeras es el caso del sector Camboya del Pastillo en Juana Díaz. Esta comunidad también le apostó al valor de dicho recurso. La pescadería –localizada al final del maltrecho paseo tablado y frente un abatido muelle– se convirtió en un informal centro de acopio y distribución para la comunidad. Los dueños de la pescadería, don Julio y doña María, les pidieron suministros a familiares en la diáspora (en Estados Unidos) para suplirse no solo ellos, sino también la comunidad. Aun cuando las pérdidas en la pescadería fueron cuantiosas, esta pareja puso su compromiso con la comunidad por encima de las dificultades. Ante la devastación que sufrió la pescadería, don Julio y doña María consideraron no reabrir. Sin embargo, reconociendo la importancia de la pescadería como eje para la economía y las relaciones sociales de la comunidad, optaron por el camino de la solidaridad y enfrentaron la misión de reabrir. Aún en proceso de recuperación, hoy operan a una fracción de lo que solía ser la pescadería. Casos como estos se repiten a lo largo de todo el litoral puertorriqueño. Incluso se podría argumentar que patrones similares se dieron en toda la isla, independientemente de ser comunidades costeras. A nivel de comunidad, la diferencia estriba en que la solidaridad y la reciprocidad exhibidas durante y después del paso del huracán eran previamente parte de su vida diaria; o sea, ya era un recurso existente. En esos momentos difíciles, fueron las relaciones sociales, más allá que el intercambio económico tradicional, lo que proveyó “el peje nuestro de cada día”.
Foto: Pichón Duarte Reconstrucción después del huracán
13 13