Laberinto No.761 (13/01/18)

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salvación conclusión: la vida es hermosa. Y creo en Dios. Quiero estar en medio de todo aquello que la gente llama atrocidades y aun así decir luego: la vida es bella”. Monmany nos participa entonces de esa vida individual, única en sus detalles más singulares y que acaba para nosotros siendo universal (que no católica, como han pretendido los creyentes en español de esa religión al intentar apropiarse de su figura) en su compasión, una vida plena además de entusiasmo intelectual, y describe con mano segura las fuerzas que acabarán por arrojar a Hillesum al campo de transición de Westerbork y de ahí con el resto de su familia a Auschwitz en el vagón número 12. Para Monmany el “genocidio literario” segó para la posteridad lo mejor del arte y del pensamiento europeo en unos pocos años. Sirva de ejemplo Cetonia aurata: Es un mísero ser, es una cosa de las cosas, la esquirla, del anillo de sello de Dios, quitada por la broza. Lo llamáis estrella de junio, que da a días azules su fulgor, yo lo llamo animal mágico, engendrado en un espíritu de flor, que no nos vende curandero ni herborista, al que solo conoce y transmuta la suprema alquimia; pues esto de lo que se nutre, luz y sangre de la rosa, es, lo que para él en oro verde y pardo se transforma.

Estos versos de Gertrud Kolmar (en traducción de Héctor Piccoli), prima predilecta de Walter Benjamin, es una muestra de los tres poemarios que perduran como contundente prueba de su truncado talento asimismo narrativo. ¿Podría haberse atrevido siquiera a barruntar algunos lustros antes, por ejemplo, el antisemita Blaise Cendrars cuando escribió en su homenaje a la muerte de Apollinaire en la Primera Guerra Mundial Francesitos, mitad inglés, mitad negro, mitad ruso, un poco belga, italiano, anamita, checo Uno tiene acento canadiense, otro ojos indios Dientes cara huesos coyunturas perfil andar sonrisa Todos tienen algo de extranjero y sin embargo son muy nuestros

que bajo el totalitarismo nazi el destino de tantos poetas judíos, como el de Kolmar, sería su liquidación? “Solo me siento próxima al pasado; para mí lo irreal y lo lejano es lo que está pasando hoy. Si es verdad que no sueño, tampoco lo es que me haya llegado a despertar. Me paseo como por un mundo intermedio, que no forma parte de mí y del que yo tampoco formo parte”, escribe significativamente ella, que debió trabajar como mano de obra esclava en las fábricas alemanas, en una carta a su hermana en 1941, dos años antes de su desaparición inconmensurable a los 48 años de edad. Este libro nos da cuenta de esa “vida retirada y discreta, marcada por la abnegación y la renuncia, lejos de los círculos de intelectuales y artistas que aborrecía”, y cuya única

arma acaba siendo, como siempre, la poesía, en una obra ya plenamente situada en el corazón mismo de la tradición lírica en lengua alemana del siglo XX. Monmany destaca cómo, al igual que Hillesum, Kolmar acepta trágicamente de este modo su circunstancia: “Todo el sufrimiento que ha recaído en mí y que aún seguirá recayendo, quiero tomarlo como una penitencia y será lo justo... dentro de mi ser yo estaba hecha para él y que he crecido para soportarlo y, de algún modo, para triunfar”. Ya no cabe referirse aquí a Némirovsky, la cual cierra el volumen, pues goza de incontables lectores y además Monmany se ha ocupado muy ampliamente de su obra a lo largo de los años. Sin embargo, baste dirigir al lector a las reflexiones y preguntas que sobre la pérdida de humanidad Monmany formula al final de ese apartado, a propósito del debate producido por la obra de la novelista francesa entre la propia comunidad judía de su tiempo y de la pertinente comparación con la reacción hacia una parte de la obra de Hannah Arendt que causó en esa misma comunidad muchos años después desde Estados Unidos. ••• Un viejo judío viaja en el ferrocarril transiberiano de camino a Vladivostok. Lleva una maleta enorme y pesada. Entra en el primer vagón, camina por el pasillo central y toca a un viajero en el hombro: —Disculpe, camarada, ¿es usted antisemita? —¡Claro que no! —responde el pasajero—. ¡Los judíos me caen muy bien! El viejo le da las gracias, sigue por el pasillo y toca al siguiente viajero: —Disculpe, camarada, ¿es usted antisemita? —¡De ninguna manera! ¡Algunos de mis mejores amigos son judíos! El viejo judío le da las gracias y continúa a lo largo del convoy, de vagón en vagón, y recibe parecidas respuestas. Al cabo, al final del tren, llega al último pasajero: —Disculpe, camarada, ¿es usted antisemita? —¡Por supuesto! —responde—. ¡Detesto a esos desgraciados! —¡Por fin, un hombre honrado! —exclama el viejo judío—. ¿Le importaría vigilar mi maleta mientras voy al baño?

Sirva este revelador chiste tradicional para enmarcar los persistentes “contextos culturales”: España es el tercer país con más estereotipos judeófobos de Europa, en el que once millones de personas mantienen prejuicios antisemitas, y en el cual casi la mitad de la población sostiene que ya se ha hablado demasiado de la Shoá. Quemar los libros, acabar con el pueblo del libro. A los que estamos persuadidos de que el único país es un libro, y de que la lectura construye la ciudad interior, la conciencia, y con ella la identidad entendida como individuación, solo cabe oponernos a la barbarie que pretende subsumir el individuo en la masa. En contra del “muro de indiferencia” que denunciaba Primo Levi, del intento de acabar con cada uno, único, obras y libros como éste. L *Este texto fue leído durante la presentación de Ya sabes que volveré el 4 de diciembre, en la Librería Bernat de Barcelona.

sábado 13 de enero de 2018

LITERATURA

Ofrecemos unas perlas de la obra ganadora de la segunda edición del Premio de Aforismos Rafael Pérez Estrada, convocado por la Fundación Rafael Pérez Estrada (Málaga, España)

ESPECULACIONES CIEGAS Antonio Rivero Taravillo Aunque no sea un moroso y te devuelva la imagen a la velocidad de la luz, el espejo es mal pagador. ••• Pocos saben lo que es el azogue, pero lo ponen como un espejito en sus poemas para deslumbrar. ••• El narcisista piensa que es el espejo el que se asoma a él. ••• Ante el espejo se practica un sexo, si exhibicionista, algo pacato: jamás hay tríos. ••• Por señas, el espejo es nuestro ventrílocuo. ••• Todo espejo de pared es el fracaso de un muro. ••• Los escaparates de las tiendas, esos espejos aficionados. ••• Hay lunas en las que al ponernos nosotros siempre se pone el sol. ••• Animalillos amaestrados, cómo imitamos los gestos que nos enseña el espejo. ••• Reflejarse donde antes lo ha hecho un cuerpo hermoso, ¿no es una forma diferida de besarlo? ••• Sobre la cama, el espejo dicta el Kama sutra. ••• Experto en marketing, en el espejo siempre está vigente la oferta 2 x 1. ••• Hay espejos que nos aumentan de tamaño y, al resaltar nuestros defectos, nos empequeñecen. ••• Los espejos deformantes son siempre los más realistas. ••• Cuando se rompe un espejo, lo raro es que escapemos indemnes. ••• El espejo del sonido es el eco. Pero suele estar empañado. ••• El palíndromo es la sopa de letras del espejo.


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